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A las cosas por su nombre
A las cosas por su nombreA las cosas por su nombre
Necesariamente no siempre hace falta llamar a las cosas por su nombre, y nosotros en ocasiones así solemos hacerlo, también es verdad que sí sabemos poner las cosas en su sitio, o intentamos darle su sitio a las cosas; a la virtud de saber cantar o recitar, está la virtud de saber escuchar; a la virtud de reír de los defectos de los demás, está la virtud, de esos defectos saberlos aceptar, pienso que la risa es reconfortante y rica, pero vamos a intentar de conseguirla sin dañar a los demás. No seré yo quien diga ni puedo, lo que está bien o lo que está mal, lógicamente por esto escribía al principio, que con esfuerzo y querer, sabemos poner las cosas en su sitio, como el no llamar necesariamente las cosas por su nombre; al que le gusta y participa en nuestra Semana Santa, "MANANTERO", a un sorbo de vino "UVITA", A nuestro patrón Jesús Nazareno, "EL TERRIBLE", etc, etc. Quizás la que obtiene más crítica (aunque para mi de las más bonitas), es "HERMANO", de acuerdo que me llamen tonto y en estos días que nos juntamos, que si somos unos falsos y que después nos odiamos. Benditos sean, al menos estos días que nos vemos y abrazamos, pues no te voy a llamar AMIGO, te voy a llamar HERMANO.
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Francisco Aguilar Palma