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Y van dos
Y van dosY van dos
Y ya van dos. De nuevo estas Navidades de 1997, tuvimos la gran suerte y la inmensa alegría de poder deleitar nuestros ojos con la instalación de nuestro Belén.
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La Sala de Figuras del cuartel de El Pez, cambia completamente su uso y su mobiliario, se instala en ella un entarimado un tanto complicado y en pocos días brota sobre él, casi de una forma mágica, una pequeña parte de aquellas áridas tierras donde nació Jesús.
La Anunciación, el Portal de Belén, el Castillo, etc. son partes de un nacimiento que nos ayudan a imaginar como pudo haber ocurrido hecho tan notable, tan relevante y sobre todo histórico que traería tantos y tantos acontecimientos a posteriori.
Este año como novedad, pudimos observar en el Belén una noria, una carpintería y una pocilga donde degustaba del barro un cerdo que llamó la atención tanto de niños como de mayores, así como la incorporación de cinco figuras más que vienen a engrosar los habitantes de nuestro nacimiento.
Como el año anterior, a todos aquellos que lo vimos, nos sirvió para tener un sitio delante del cual reflexionar sobre el verdadero espíritu de la Navidad, reflexionar sobre el espíritu que a través de aquel nacimiento nos trasladó a la pascua el sentimiento de hermandad que en estas fechas manifestamos de una manera más visible, hermandad y solidaridad con aquel niño que por voluntad de su Padre Divino, vino a ejercer un mandato, mandato y misión que le llevó a la misma muerte y esa muerte es la que ahora nosotros conmemoramos, con pesadumbre por el hecho cometido pero con una inmensa alegría pues nos trajo la Resurrección, nos trajo de nuevo la vida.