Más allá de un viaje a otro país para cumplir con un compromiso laboral, artistas puertorriqueños
también se han visto en la necesidad —algunos con ofertas concretas de empleo; otros con simples promesas— de hacer maleta y empezar una nueva vida en algún estado de Estados Unidos, convirtiéndose así en un número más de la ola migratoria que sufre el país.