Primer Festival Literario (SADE San Luis)

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Antología

Primer Festival Literario SADE – San Luis



Antología

Primer Festival Literario

SADE – San Luis

2015


SADE - San Luis. Antología “Primer Festival Literario” Edición Digital 2015. 145 pág: 17 x 21,5 cm, PDF 270Kb Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Sociedad Argentina de Escritores – S.A.D.E. Provincia de San Luis …

Imagen de portada "Oyster Dress" Designer: Alexander McQueen (British, 1969–2010) Date: spring/summer 2003 Culture: British Medium: silk Dimensions: Length at CB: 72 in. (182.9 cm) Credit Line: Purchase, Gould Family Foundation Gift, in memory of Jo Copeland, 2003 Accession Number: 2003.462

ESTE LIBRO O PARTE DE ÉL PUEDE REPRODUCIRSE CITANDO LA FUENTE CORRESPONDIENTE

2015


OBRAS LITERARIAS proclamadas en el 1er. Festival Literario de Villa Larca. Organizado por la Sociedad Argentina de Escritores S.A.D.E. Provincia de San Luis. Celebrado el 26 de Abril de 2014. La disposici贸n de las mismas respeta el orden en que fueron expuestas en el mencionado Festival.

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DEDICATORIA Al 1er. Festival Literario en Villa Larca

Hubo una experiencia bautismal Pura como las primeras veces Trémula por vivir Orgullosa del nombre Divertida y sorprendente Con clima de cumpleaños. Hubo libros diversos Desparramados en feria Y rédito exiguo. Hubo abrazos que enlazaron almas Rostros seguros y sonrientes Que fueron figura central De escenario y radio. Hubo un Festival Literario El primero En Villa Larca Junto a la Madre De polleras verdes. Norah Llanes

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ARMANDO J. GONZÁLEZ “NANO” Género: Poesía

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“Nano” se define a sí mismo como un trabajador de la Poesía. Nació en Gualeguaychú, Entre Ríos; y hace más de 10 años que vive en Villa Larca. Según lo dice en su poema “A Villa Larca”, este es el lugar en el mundo que encontró para él y su esposa Nelly. En los años ’60, que titula “sus años de bohemia”, hizo Teatro, dramatizando letras de tangos o haciendo parodias con letras que escribía su amigo Juan Carlos Heredia. Escribe desde siempre, pero “no le daba importancia. Escribía y regalaba los escritos, o los rompía…” En los últimos años se ha dedicado especialmente a la Poesía. Sus poemas se publicaron ininterrumpidamente en la columna literaria de la Revista de Villa Larca. Condujo, junto a Enrique Sueldo, el programa radial “Palabras que no se lleva el viento” que se emite por la radio municipal de Villa Larca. Es miembro de S.A.D.E. y responsable de la comisión de trabajo de la zona de Villa Larca. Además de ser un ser humano extraordinario, con dulzuras de repostero y espiritualidad de hierofante, amante de los felinos, romántico empedernido e ilustre vecino de esta localidad… publicará en pocas semanas, su libro de poemas “Solo para vos”, delicadísima obra, que pone de manifiesto su alma. En una entrevista personal, nos decía: “En fin… siempre dejé de escribir, pero siempre volví… Debe ser un vicio.” Correo electrónico: nano_nelly@hotmail.com 9


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A VILLA LARCA Las calles de mi pueblo despiertan suavemente, un perro vagabundo las cruza sin parar. La luz de las estrellas se pierde en el poniente y el trino de los pájaros se vuelve a escuchar. ¡Qué bello que es mi pueblo! ¡Gracias por encontrarte! Después de haber andado vagando yo también he recorrido todo buscando “un lugarcito” y un lugar en el mundo aquí en Larca encontré. Villa Larca querida… ¡gracias por aceptarme! Soy parte de tu Pueblo y de tu Gente también. Y me postro a tus plantas y pido a Dios Bendito que proteja a esta tierra que a tantos vio nacer.

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MUJER Eres lirio de otoño. Suave brisa. Serrana. El canto de las aves trae ensoñación y parece que vienen con el ruido del agua de un arroyo cercano con matices de sol. Las hojas van cayendo el frío se aproxima y las tardes se acortan la noche va a llegar. La tibieza del rancho con olor a comida esperando a su hombre que está por retornar. Hermosa Serranita de ojos negros profundos de auténtica belleza y color natural eres nativa pura de esta tierra Cuyana crisol de la Belleza que en la mujer está.

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PARA VOS Hoy subiré a tu mundo Voy a ser Artesano Un puñado de estrellas Me voy a robar Fabricaré un recuerdo Para que tengas siempre Y lo lleves contigo Y no lo dejes más Collar de tus estrellas Se prenderá en tu pelo En las noches oscuras Tu propia luz tendrá ¡Nadie podrá turbarte! ¡Nadie podrá vencerte! Porque estás protegida Por Dios en la eternidad

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MABEL LIFSCHITZ Género: Poesía

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Nació en la Ciudad de Buenos Aires, el 21 de setiembre de 1959. Desde el 2008 – nos dice “soy” de Piedra Blanca, Merlo, San Luis, pues por elección “una nace a un nuevo momento vital en donde elige”. Títulos de obras editadas: Poemas varios publicados en el Periódico (barrial, Ciudad de Bs. As.) “Vínculos Vecinales”, (2006-2008) Poemas: “Llegaré” y “Fernanda” integrando el Libro Digital de Poesía y Narrativa 2011 “UNIENDO FRONTERAS” editado por el Instituto Cultural Latinoamericano. Libro de Poesía “SOLTANDO AMARRAS” Editorial DUNKEN, marzo 2014. Cuento “ACCIDENTADAMENTE” integrando el libro “Letras del Face”, Editorial Dunken, presentado en la Feria del Libro de Bs. As. el 24 de abril de 2014. Participa en el Festival “porque valoro muchísimo la tarea que están realizando para dar posibilidad de exponer y brindar la creación literaria al público interesado y al que puede, a través de esta fiesta, descubrir y despertar a la lectura y escritura”. Correo electrónico: mabel.harmony@gmail.com 15


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A TUS PIES Se sueltan explosivas desgajando el mundo partiendo como naranjas las moles pétreas las muñecas desclavadas para siempre. El corazón del Sol apenas tenue cirio abre escamas de pupilas para asomarse a Tu Luz. Vidrieras de perlas en sortijas y cadenas nada son. Cristo asciende descalzo a la sagrada y eterna fuente del Bien Amor.

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LIBERTAD INCONDICIONAL Vientos en el Alma y en la hierba, alegría en el ritmo, el pulso y en los poros de toda la extensión de mi piel, el verde de la temprana tarde, me impregna sin escollos y el Amor, de mi centro vuela sobre el color, de mil plumas inquietas que trinando, gozan del aire que tenue y seguro las sostiene. Es la danza suave de la Paz de espigas, solo silencio conteniendo cantos, la siesta de fiesta en el pueblo dormido para mis sentidos despiertos y abiertos. La menta, el poleo, la mora y la quinua, la hoja casi azul de la cepacaballo. El perfume intenso tejiendo espirales, redes en mis rulos cayendo invisibles… de la copa plena de sombra y caricia. En esta misma sombra, otra bella tarde, te puse en la mesa mi Amor hecho panes y solo tus ojos, eran el paisaje. La vida se mueve, transforma y aún ese centro de sol, con la luz y la fuerza que siempre amanece, vuela, resplandece se descubre y abre la corola, el capullo, el cofre blanquísimo, de nácar. Y así en esta tierra tan piedra, tan viento, tan verde y agua potente, cristalina como mi alma 18


enamorada y protegida por la magia expuesta a toda la intuici贸n, a todos los sentidos en los cuerpos de los seres, de los astros, de todos los vivientes, con quienes en esta tarde que es todas las tardes, en que existo en este ahora desde siempre y para siempre en este aqu铆 en que me siento con certeza en la plenitud de todo el universo, mi amor, sin dejarte, libre se despliega!

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REPRESA Indecisa humedad cubriendo mis pupilas, inquietud, sin cauce ni forma de conformarse, desazón sin razón y con pleno sentido en la profundidad del Alma sedienta del Amor. Los amores antiguos que han partido, el amor cercano ausente y preso en la trinchera de sus guerras antiguas retenidas, controladas, menos peligrosas que las osadías de amaneceres libres y sin planos, desarmados. Los amores de siempre y para siempre concebidos, acordados antes en el Sol que en las entrañas, sostenidos cerca en el calor del mundo blando y nuevo de la piel y el latido, el arrullo y la teta para ver, escuchar, agradecer, los timbres de las voces firmes, las alas desplegadas en rumbos elegidos, los corazones bien amados y entonces bien dispuestos para abarcar amores y tezones en el mundo entero, lejos… Y mis propias certezas cayendo con estrépito, un tornado imprevisto arrasándome el suelo, sacudiéndome el tronco y desafiando más hondo, donde inciertas raíces apenas afianzadas, buscan las rocas firmes entre polvos sedientos. Y mi Dios por mi bien me observa en el silencio, sin presión ni opresión permite que transcurra, desde el borde del llanto a buscar las preguntas… 20


pues quien no se sostiene en sus interrogantes para viajar en ellos buscando las respuestas? pero hoy Dios Bendito no tengo ni el principio, y en medio de la nada ni siquiera hallo el signo por donde, para donde, para qué y de que cosa no sé qué preguntar para entender y sin pregunta alguna para hacer, para decir, no hallaré quien responda no habrá timbre que suene, no habrá lengua que hable…

Habrá algo real cuando amanezca, en el espacio que ocupan estas manos que aun en desconcierto se empecinan, perseveran, en provocar que emerjan y se estampen las letras? Habrá algo con fuerza de romper la represa … que desmorone y suelte el llanto y las preguntas…? Que el silencio de nada se me llene de gritos, y que pueda escucharme, descubrirme, preguntarme …quien soy hoy y que quiero… y por qué tanto llanto se me anuda en el cuello.

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CELESTE RÍOS Género: Poesía

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Nació en Villa de Merlo San Luis el 16 de Enero de 1998, siendo la menor de dos hermanos. Empezó con su amor por los libros desde los 9 años, algo que cree haber heredo de su abuela materna (maestra y directora de escuelas), quien ha sido un fuerte referente intelectual en la familia. Celeste encontró el amor por la escritura desde los 12 años, cuando escribió su primera novela (sin publicar). Hoy con 16 años, dice que la literatura es una de las cosas que más la apasionan, y que leer no solo es una actividad rutinaria sino un placer que es imposible de frenar. Es alumna del ciclo superior de la escuela de La Mota, de Villa de Merlo. Participó el año pasado, en el concurso “Los Jóvenes nos hablan de la Paz”, recibiendo una Mención por su trabajo. Asiste a las reuniones del grupo de escritores de S.A.D.E. de la Villa de Merlo. Correo electrónico: celes_sweet-.-@hotmail.com 23


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FELICIDAD Felicidad es poder sentir la brisa fresca o cรกlida chocar en un suave tacto mis mejillas o revolotear con mi cabello provocando cosquillas y un gran sentimiento de libertad. O deleitar mis ojos al ver danzar las sombras de los arboles a la luz de la luna, cuyo resplandor realza su bella figura con esos colores que no estรกn pero se ven si sabes como y donde mirar. Felicidad es simplemente apoyarse contra un muro, รกrbol o piedra y escuchar las historias que en susurro te trae el viento.

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ELEUTERIO ORDÓÑEZ Género: Narrativa

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Nació en Naschel. Es hombre de campo y maestro artesano del cuero. Escritor reconocido en la región, publicó artículos en diversas revistas culturales del Valle del Conlara. Uno de sus temas predilectos es El Señor de Renca. Es miembro de S.A.D.E. y comparte sus escritos con el grupo de Villa Larca. Últimamente, incursiona en el Teatro. Correo electrónico: toritobarro@hotmail.com 27


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VIEJO PETISO Por lo general, en pleno verano podemos tener muchas “buenas noches” en cuanto a clima se refiere, pero en este caso se le llamó con ese nombre a mi fiel petiso viejo: “Noche Buena”. Un pingo como pocos, manso por doquier. De levantarle la pata y pasarle por debajo de la pansa para hacer llegar la cincha a la montura. Él, tranquilo. Jamás una patada, nunca un mordisco. Trotaste el año de punta a punta los nueve kilómetros que separan El Espinillo, mi casa natal, del pueblo de Renca. Conocías el sendero de memoria, como si fueras dormido en su alado viaje. Ni era necesario guiarte. Te desviabas por lo más blando, cuidando sus patas despeadas, porque para mala suerte, los dos cascos traseros eran blancos y más blandos que los delanteros, negros y duros. Te chupaste el duro hierro del freno mientras yo me chupaba el duro sermón de mi maestra por no haber estudiado las tablas, algo típico en aquellos forjadores de la educación. Muchas veces lidiaste para hacerte la rabona, porque en mañanas frías no te dejabas agarrar. Estirabas tu cogote tan largo como un cisne, para pegar el mordisco al morral cargado de grano, pero a mi mano, o al pescuezo, no… ¡Cuántas veces, casi implorando, te decía que no podía faltar al colegio! ¿Por qué? Porque a fin de año, por asistencia completa, recibiría un canario de plástico, una novedad para esos tiempos. ¿Cómo explicarte que el calor, y menos todavía las heladas de invierno, no podían dar el presente aunque fuera algunos minutos tarde? Pero parece que eras inteligente, “Noche Buena”, y comprendías mi anhelo y mi deber. A veces, te dejabas agarrar muy lejos de las casas, y para montar, tenía que llevarte a un poste. Era imposible con los dedos del pie sin alpargata. Así que lo enganchaba en el nudillo de la rodilla, y con un enorme esfuerzo llevaba el talón al espinazo, tomado de la poca crin que te quedaba, y la alpargata en la otra mano. Después de varias enviones, montaba. Entonces sí, como un espejismo tornasolado veíamos el amanecer o la punta del sol por asomar… Petiso ya eras mío, y te colgaba las riendas porque era tarde… ¡siempre era tarde! Porque en mi casa no teníamos horario. De reojo miraba a un viejo reloj, 29


pero no daba señales de funcionamiento. Por lo tanto, siempre eran las “más o menos”, o calculando, las “y pico”. ¡Viejo picazo “Noche Buena”! Después de muchos años, regresé del secundario de Rio Cuarto, y supe que te habían vendido. Lamenté que tiraras de un carro. ¡Te juro que se me partió el corazón, viejo Petiso querido! Lo que nunca supe, es si faltó plata para mis estudios.

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ENRIQUE SANDRI Género: Poesía

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Enrique Sandri. (Arg. – 1972): Escritor, poeta, conductor de radio. Algunos éxitos radiales: “3 Locos Sin Sueño", "No me dejes esta noche”, “Sin moros en la costa” y “Roja Directa”. Ha participado de grupos literarios como “La escalera” y “La panadería”. Sus publicaciones: en el año 1998 al 2001 las plaquetas “Algunos golpes contra el viento I y II”. En el año 2006 publica su primer libro “Tan vulgar como inocente” Editorial “La Luna Que”. En el año 2008 publica su segundo libro “Hachazos y Curitas”. En el 2010 el tercer libro de su producción “El Espantasuegras y los Buscadores de Dios”. En el 2011 la plaqueta “Él Se Creía Que Asustaba”. Durante el 2008 se desempeña como Director de Turismo, Cultura y Deportes de su pueblo Santa Rosa del Conlara, San Luis. En el año 2009 recibe el primer lugar en el concurso literario Jóvenes Poetas Puntanos otorgado por la Universidad de San Luis y el cuarto puesto en el concurso literario Leopoldo Marechal. Comentario editorial: “Al escribir deja al desnudo, todo su coraje y su talento para no desvirtuar la poesía atemporal que domina, la emoción que produce al leerlo, la desnudez no buscada de su confidencia total a cerca del humano, sacude. Pero de veras. Lejos de la pudibundez de los escritores de raza y toda clase de pseudos intelectuales rompe todos los conceptos con sus poemas y su lenguaje cotidiano apto para aquel que quiera disfrutar de una poesía distinta, actual y visceral.” Correo electrónico: enriquesandri@hotmail.com. 31


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I Dobla en una rueda el recodo triste se sacó los dientes por monedas y sonríe. Así, se lleva mis miedos por delante; son un cardo envenenado sus preguntas. Desfachatez y morisqueta. Jeremías suena en el aire mea la escarcha y no se moja.

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II Santino viene de viaje por el camino de la existencia el viento huele a peras ya se acaba el verano besos, asombro y sonrisa ya se va a encargar el tiempo de empardarle el alma. Cuando pierdas la inocencia, vamos a estar todos prendidos como perros.

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III Lautaro no se duerme conoció el miedo sabe de la angustia que te cierra la garganta es cada día menos inocente. Ve en la pared la sombra de todas las catástrofes sabe que si abre el placard los fuegos de Beirut quemaran la cama del hermano y Boogeyman lo llevará al horror de las meriendas sin manteca. Grita y se desespera espanta a los murciélagos madrugones cada noche es una batalla perdida sabe que al final se duerme sabe del fracaso de Aquiles y sus mentiras de talón. Se desilusiona y sufre sahúma con yagra e incienso las cortinas para espantar las gárgolas y vikingos que esperan quemar su pira en el viejo funeral. La perra asecha detrás de la ventana todo es abismo y dolor de niño. Su mundo huele a galletitas quemadas.

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MARTHA ISABEL MUÑOZ Género: Poesía

_____________________________ Martha Isabel Muñoz, poeta, escritora nacida en Concarán, San Luis, reside en Buenos Aires. Ha publicado cuatro libros y ha participado en más de 20 antologías, en Argentina y Latinoamérica. Ha ganado varios premios incluyendo un 1° Premio en Italia, el cual fue traducido al idioma italiano. Declarada Gobernadora Cultural por la provincia de San Luis, por La Asociación Latinoamericana de Poetas, Escritores y Artistas (ASOLAPO). Correo electrónico: martha_zafirea@yahoo.com.ar Teléfonos: (011) 4763-1496 Celular: 011-3860-1769 37


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CONCARÁN Pueblo mío, un día me marché y quedó en tu tierra, un poco de mi vida devuélveme todo, porque todo es mío… Devuélveme la infancia, las rondas, con mi disfraz de niña, la escarcha entre los pastos y el silbar de las perdices entre la alfalfa, los espinillos, y el revuelo de los teros, cobijando sus nidos. Devuélveme los pájaros que entibié en mis manos, el abrazo de mi hermano, y ese amor adolescente, furtivo, dame, dame todo pueblo mío de las acacias, sus flores blancas en racimo, de la morera sus frutos, rojo vino. Dame, la luz de tus horas sin las sombras de los árboles desnudos, dame la bohemia eternidad de tu cielo y el hueco húmedo donde se esconde el agüita clara del Conlara. Dame de lo inmenso, el lucero del alba, dame la locura guardada en tus pliegues, el invierno de Junio, las calles, tus veredas, el arrebol bermellón de las tardes y el brillo de la luna nueva. Devuélveme mi piel, jirones de mi vida, los que quedaron escondidos en la vieja estación, cuando ufanas sonaron, 39


las pocas campanadas con la valija gastada partĂ­, en el Ăşltimo tren.

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DESDE LO PROFUNDO Mi voz clama, desde lo profundo desde tan adentro, donde nada queda desde cada fibra de polvo y arena, desde cada grieta que rompe mis venas. Desde allí se eleva la voz… y es un grito, es como un gemido, que nadie lo escucha es savia y gotea desde la corteza de cada palabra que se hace poema. Desde muy adentro, exhalo y retengo Con hebras e hilachas dibujo los sueños es como un lenguaje que nadie ha escrito, es como un paisaje que nadie ha pintado. Es de muy adentro, el sentir que callo que al dragar la furia desde mis entrañas se acunan…se duermen los hijos del tiempo y afloran mis versos, que no tienen dueño. Por eso palpita el pálido trueno, despierta metáforas que plasman su sueño la garganta grita desde lo profundo, se abre la tierra, se espigan los surcos. Doy vuelta la página azul, de mi libro en las hojas secas de mi otoño incierto escondo los párpados que están aun abiertos y desde la tierra, florece mi piel. Del libro “Desde lo Profundo”.

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DESVELO Otro amanecer, de este otoño incierto, el desvelo me sorprende escribiendo mis silencios, encienden mi sed, las estrellas fugaces te percibo, abrazo tu sombra, y mis manos lo saben y lo sabe el silencio. Habito tu ausencia, la noche tiñe de oscuro la tierra te abriga, mi piel se cobija en ébano y gema socavo la ciénaga de cada palabra, y mi piel es nívea y mi piel es grana esquivo tus manos para que no sientan que aun en mi cuerpo crepitan los leños y bebo tus labios, estrujo la esencia me quedo en penumbras plasmando delirios y me voy vacía… y me quedo inerte porque no he plasmado del todo mis versos. No sacio lo hondo que late en el alma porque eres ausencia, porque eres calma y aun cuando quiero tallar cada estrofa se duermen mis manos, se asoma el ocaso. Vuelan los gorriones de un lado hacia otro van como heraldos, llevando mensajes esos enigmas, azules, sombríos, que en cada palabra, esconden mi piel. Del libro “De Memorias y Versos” (1° Premio en Italia y traducido al idioma italiano, integrando una antología en dicho país)

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ROBERTO FERNÁNDEZ Género: Narrativa

_____________________________ Roberto Fernández vive en Concarán. Reparte lo mejor de su tiempo entre la Medicina, sus nietos y la Cultura, de la cual las Letras son un rincón de privilegio. Honrado por integrar la actual comisión directiva de S.A.D.E. Provincia de San Luis, le gratifica ser protagonista de este vendaval de realizaciones que marcan los tiempos nuevos de tan magna institución, a la sombra de quien fuera genio y figura --hasta que debió partir de este mundo-- nuestro recordado y querido Norberto Federico Fernández Lauretta. “El Vuelo de Ramón” recibió el Primer premio en los campeonatos Evita 2012. Correo electrónico: delapluma@yahoo.com.ar. 43


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EL VUELO DE RAMÓN Una soleada tarde de julio viajaba yo desde La Paz a Copacabana. No imaginaba que iba a vivir una de las experiencias más increíbles de mi vida. Esplendorosa belleza a cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar. El Titicaca sereno, apenas encrespada su piel milenaria por una suave brisa. El cielo intensamente azul y el sol que bañaba los ocres de los campos con su tibieza invernal. La madre Naturaleza que inventa la hermosura y nos la regala para que vibremos de emoción. Mis ojos y mi espíritu que querían multiplicarse para atesorar tanta luz, tanto color. De repente lo vi. Pude verlo claramente. Descubrí su vuelo circular, amplio, muy cerca del agua. Llegó casi hasta los juncos de la orilla. Luego se internó hasta el medio del lago. Apenas se lo veía en la lejanía, siempre en vuelo horizontal, tocando casi con las puntas de las alas el agua que parecía querer acariciarlo... Era gigantesco y de una blancura purísima. Nunca sabré de dónde salían tantos pájaros, que seguían al ave como un cardumen, como un enjambre. Después de unos tres o cuatro círculos, comenzó a elevarse, arrastrando tras de sí a los pájaros que lo acompañaban. Finalmente lo vi quedarse solo en su vuelo ascendente. Uno a uno, sus compañeros fueron abandonándolo. Creo que no podían seguir subiendo con él. Llegó a tal altura que concluyó siendo un punto luminoso apenas visible... Hasta que lo perdí de vista. El ómnibus casi llegaba a las puertas de Copacabana, que ya se veía como una ninfa hermosa y tentadora, esperando recostada bajo el sol, a orillas del lago. Me animé y le pregunté a mi circunstancial acompañante, un señor muy bien puesto, qué tipo de ave era ésta, tan grande y a quien seguían tantos pájaros. Me miró extrañado y finalmente, tras estudiarme unos instantes, me contestó secamente: No he visto más que gaviotas, patos y otros pájaros lacustres, señor. No vi ningún pájaro gigante... A ver si usted también se ha creído el cuento del pajarraco ese. Disculpe. Con su permiso. Debo acomodar mi equipaje, que ya estamos llegando.

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Semejante respuesta, tan destemplada, me dejó pasmado. También quedé algo molesto, con la sensación de haber hecho el ridículo preguntando una tontera. Arribamos a Copacabana a la puesta del sol. Debía yo permanecer unos tres días en esta pequeña ciudad maravillosa. Cruzaría después el Titicaca y llegaría a las costas peruanas el jueves a más tardar. Finalizados los trajines con el equipaje, me fui caminando muy lentamente hasta el hotel que tenía reservado, disfrutando de un atardecer increíblemente bello. Tras una ducha reconfortante, bajé al amplio vestíbulo. Arrellanado en un sillón, me puse a hojear distraídamente un periódico paceño, mientras esperaba un licuado de plátano, piña y papaya en agua. Un “papacho” muy simpático que no sé de dónde salió, se acomodó frente a mí, esperó a que terminara de hojear el diario y me lo pidió. Tras un breve repaso, me lo devolvió con cortesía. Acompañó el gesto con un comentario sobre el resultado del último clásico del fútbol paceño, el Bolívar vs. El The Stronghest. ¡Qué lástima, compadre! Nos han ganado el clásico, y eso me duele aquí -me dijo- poniendo su mano izquierda sobre el pecho, como para iniciar el diálogo. Veo que simpatiza usted con los “celestes” del Bolívar - le respondí, mientras daba cuenta con avidez del exquisito licuado. - A mí también me gusta. Me recuerda cariñosamente la divisa de la que soy hincha, el Belgrano de Córdoba, celeste también. En menos de una hora estábamos dialogando cordialmente con Marcelino –tal era su nombre- y disfrutando la segunda o tercera “paceña” bien helada, como si fuéramos viejos amigos. Me contó tantas cosas pintorescas, como por ejemplo que con su mujer, la Marcelina, vivían en una antigua casona a unos trescientos metros de la playa y alquilaban espaciosos cuartos por día o por semana a músicos, cantores y artesanos de los más variados rincones de la Tierra; él mismo era cantor y bohemio, con una llamativa tendencia a la jarana, pero contenido con firmeza por la mano férrea de su querida Marcelina, mujer temperamental de tierno corazón. Al fin pude preguntar a Marcelino sobre el dichoso pájaro, no sin cierta dubitativa aprensión, temiendo meter nuevamente la pata. Su respuesta me sorprendió tanto o más que la del viajero “pituco” de esa tarde: 46


No me digas, hermanito (ya nos tuteábamos) que te han contado la historia de Ramón. Porque no te voy a creer que tú lo has visto, pues. Tan luego tú, que recién llegas. ¡Te lo juro, Marcelino! Lo vi; y tan clara y realmente lo vi, que entonces no lo comenté con nadie del pasaje; me parecía natural que todos los que miraban hacia el lago seguramente lo estarían viendo, como yo, que guardé silencio y solamente me limité a observar con más curiosidad que asombro. No te creo, argentino mentiroso ¡No te creo! Te lo contaron y ahora me quieres tomar el pelo, compadre. Oíme bien, hermano: Ya veo que hay un cuento, una historia, o qué se yo. Pero eso nada tiene que ver con lo que vi esta tarde sobre las aguas de tu sagrado Titicaca, que por otra parte, me pareció completamente normal, sólo que el tamaño del bicho me impresionó, como me llamó la atención el hecho de que lo siguieran tantos pájaros del lago, para que al final se mandara a mudar al mismísimo carajo, tan solo como vino. Pero nada más. ¿Me comprendés, papacho Marcelino? Shhh... Escucha compadre. Qué bonito... ¡Qué música!... ¿La conoces? Sí, Marcelino. Y me encanta. Es la música de “Cinema Paradiso”. Bueno. Pero no divagués. Ahora contame el cuentito ese del pájaro Ramón o como se llame. Después de beberse de una sentada toda la cerveza que tenía en su vaso, que yo terminaba de llenar, me hizo la señal universal para que se lo “cargara” de nuevo, lo levantó luego y me hizo una especie de brindis. A tu salud, argentino. A tu salud. Y mirándome a los ojos, se acomodó mejor en su sillón y comenzó diciéndome en voz baja: Argentino: Esto que voy a contarte ahorita no es ningún “cuentito”. No sé qué viste hoy en el Lago Sagrado, si viste o no viste. Pero ahorita nomás vas a conocer algo que a nosotros los bolivianos nos llena de orgullo y de respeto, pero también nos avergüenza de alguna manera, porque cargamos la cruz de una culpa que en realidad no tenemos... “Hace algunos años, en este querido suelo boliviano, un hombre extraordinario, de una estatura humana incomparable, fue fusilado. Asesinado. Fusilaron su cuerpo cansado. Pero su fantasma sigue junto a nosotros. Nos 47


acompaña. Cuando los Papachos nos reunimos en las noches y charlamos de tantas cosas, tomando unas cervecitas, sentimos una compañía que tan bien nos hace. Y aunque nadie lo diga, sabemos que es él, nuestro amigo Ramón. “Por aquellos años, más o menos a fines de los ‘sesenta’, muy de tanto en tanto, comenzaron algunos a ver, sobre las azules aguas del Lago Sagrado, nuestro Titicaca, un pájaro gigantesco, deslumbrantemente blanco, te diría de una blancura espectral, como el que tú me cuentas haber visto hoy. “Nadie sabe dónde vive ni de dónde viene. Pero cada tanto alguien lo ve venir, sobrevolar el Lago Sagrado como un extraño ritual, y finalmente irse. ¿A dónde se va? Algunos aseguran que mora, como un cóndor (sin serlo) en las nevadas cumbres del Illimani y que de él tomó su blancura inmaculada. Sabes qué es el Illimani ¿verdad? Es ese coloso de piedra, eternamente nevado que protege a los paceños. Otros dicen que viene desde más lejos, de Vallegrande o de La Higuera. Unos pocos afirman, por último, que a cierta altura se desvanece en el aire, vuelve a ser espíritu. “Y todo lo que le vemos hacer es descender, volar en círculos sobre el agua y convocar a sus hermanos alados, invitarlos a subir a niveles más altos de conciencia. Pero siempre se vuelve solo a las alturas. “Algunas ‘mamitas’ viejas, sabias ‘cholitas’ de nuestra Bolivia, dicen que llegará el día en que estos pájaros pequeños que lo siguen hasta ahí cerquita nomás, se van a animar y lo van a acompañar a las inmensidades del conocimiento, a las claridades del pensamiento, en un vuelo de verdadera libertad. Entonces, argentino, los viejos huesos de Túpac Amaru, Moctezuma, Túpac Catari, Bolívar, San Martín, Sucre, Murillo, Emiliano Zapata, Sandino, Artigas y tantos, tantos otros... podrán descansar en paz. Entonces América Latina, nuestra Latinoamérica todavía irredenta, será realmente libre, digna, inconquistable, verdadera y definitivamente independiente. Ellas aseguran que ese día no está lejano. “Argentino, no puedo ya seguir contándote más nada. Ya te lo he contado todo. Ahora te digo, hermano, que empiezo a creerte. A creer que tuviste el privilegio de ver el fantasma de Ramón volviendo de las sombras y convocándonos una vez más. Créeme que te envidio. Yo nunca he podido verlo. Eso que vivo aquí. Espero no morirme sin ver su vuelo majestuoso.” 48


Marcelino terminó su relato con la voz quebrada y los ojos húmedos. Nos levantamos simultáneamente y nos despedimos con un abrazo. Nunca más lo vi, pero guardo de este alegre y sentimental papacho el mejor de los recuerdos. Ahora, de nuevo en Argentina, me llegan noticias de las masivas movilizaciones del pueblo boliviano en defensa de sus recursos naturales, en especial los hidrocarburos, contra la voracidad del imperio de siempre, el mismo imperio que con un ‘Di buen día a Papá’, dio por concretado el hecho vil que propició el nacimiento de la Leyenda del Vuelo de Ramón. Copacabana (Bolivia), agosto de 2006. Nota final: Ramón es el nombre de guerra que adoptó el Comandante Ernesto ‘Che’ Guevara durante su campaña guerrillera en las selvas bolivianas en 1967.

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IVANA ÁLVAREZ Género: Poesía

_____________________________ Nació en Realicó, La Pampa, en Enero de 1981. A sus primeros dieciocho años los vivió en su provincia natal y el resto en San Luis, salvo por un año que residió en Buenos Aires. De pequeña soñaba con ser bailarina pero por un motivo u otro se decidió por una segunda pasión: lo literario. Así fue que hace unos años fundó (y en esto Merlo fue revelador) un trabajo a su medida: Talleres de creatividad y escritura. Sólo ha publicado cuestiones académicas y se encuentro preparando una antología de escritores que residen o residieron en la Villa de Merlo. Es socia de la S.A.D.E. Quiso participar del Festival para escuchar a los compañeros de pasión, y también para tener voz. Fundamentalmente se define como comunicadora, docente, hija, compañera de ruta (de su amor Pedro, y de amigos del camino), y mamá de Carmela. Correo electrónico: azivana@gmail.com. 51


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ANTES ERA CASA Antes era casa ahora soy árbol. A esta casa se le creció un árbol. Tanto que no quedó casa. Ramas gruesas y fuertes sobresaliéndose de entre puertas y ventanas. Se levanta un árbol tremendo. Gigantezco. Desde una altura de obelisco o rascacielo abrió su circunferencial boca y me aspiró. Y ahora soy árbol. A la pequeña casa me crecieron raíces como patas y brazos y cabezas. Entonces la casa gira y baila y camina. Y soy pequeña casa. Y no soy. Y soy árbol gigante. Y no soy. Y soy raíces. Y no soy. Y estoy en todas partes. Cae una liana desde el cielo, una liana gorda, retorcida de hilos, 53


envuelta en pequeñas hojas verdes. Me columpio hasta una escalera entre las nubes. Voy hacia el cielo. No sé qué hay. Espío con dos ojos achinados que me parecen cientos. Y soy mosca. Mosca que llega hasta el oído de Dios. Dios no sabe lo que escucha y la mosca zumba hasta hacerse un ruido ensordecedor. Dios grita, vocifera, se enoja. Sus gritos llegan a la orilla del mar, no sé qué mar, no sé cuál orilla. Una sirena asustada por las olas movidas a rugido, canta. Y yo estoy aquí sentada en la cola. Hay paz. Pues no hay cantos más bellos que los que se escuchan entre firmamento, puesta de sol, nubes, olas y rugidos de dios. Dios que está molesto, ¡Iracundo! Agita su larga barba y con la punta toca 54


hasta los edificios más bajos de una ciudad de España o una calle de New York. Dios está aquí en mi casa y no lo veo. En el árbol que soy, en el agua que corrió desde el lavatorio hasta el desagüe esta mañana. No existe dios o no sé quién es. O no me importa. Yo soy dios. Yo soy dios. Yo soy dios. Y yo, yo no soy nada. O árbol o casa o escalera.

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EDUARDO AGUIRRE Género: Poesía

_____________________________ “Cordobés por nacimiento, porteño por crecimiento, patagónico por adopción, y ahora mercedino”. Aunque es hijo y hermano de músicos, no es músico. No ejecuta ningún instrumento, pero escribe desde su adolescencia, y gracias a su madre que guardó aquellos cuadernos que conservaron sus sentimientos, volvió a escribir a los 52 años, y desde entonces, no ha cesado. Su padre quería que fuera músico, pero él nunca se imaginó que llegaría a ser un músico de las letras y que su instrumento sería una máquina de escribir para expresar sentimientos y emociones. Ha escrito dos libros, que hasta ahora no han visto la luz: "Nubes de nostalgias" y "Viejo, loco y bohemio" (poemas, relatos y cuentos cortos). Correo electrónico: ojedaeduardo11@hotmail.com 57


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SI TUVIERA Si tuviera el alma de un ave peregrina volaría de mi invierno a tu verano. O si acaso las alas de un palomo cruzaría el mundo para comer de tu mano. Si tuviera el instinto de un perro caminaría como una sombra eterna a tu lado. Si fuera la savia de un árbol te daría vida por el resto de tus años. No preguntes a la luna si te quiero no preguntes al sol si te amo. Es mi destino de viejo loco y bohemio morir de amor un día en tus brazos. Pero si alguna vez cansada de estar sola encuentras las siete llaves de mis candados, por favor no los abras... no entres... Déjame seguir soñando.

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LAS DEUDAS Entre las cuatro paredes que tengo por continentes exhibe sin pudor la puerta de mi ropero simples papeles impresos que observan con ojos inyectados en tinte negro mi andar solitario por el cuarto ebrio de esperanzas y sueños. Son las deudas impagas. De improviso una corriente de aire provoca como un ave intrusa ruidoso aleteo. Me recuerda a gritos que "las deudas hay que pagarlas" Y a pesar de que el telón de los meses cae en treinta y uno o treinta ellas siguen allí. Esperan... esperan... Y entre todas ellas apareces tú... Siento que he quedado en deuda contigo. Deuda de amor que nunca reclamas. ¡tanto me has dado! y yo tan poco… que me siento moroso de cariño que estoy en el veraz de los amantes y no tengo ni un cobre de amor para pagarte. 60


Y el tiempo que pasa, no perdona. Un día me hará juicio por esta deuda. Entonces... entonces... ¡no habrá abogado que me salve!

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LILIANA MAINARDI Género: Poesía

_____________________________ Nació en Buenos Aires en 1972. Es Paisajista profesional. Vive en Cortaderas desde hace 10 años. Ha integrado diferentes talleres de escritura desde el año 1998, participando de dos antologías “Escritos de taller II” - 1999 y “Escritos de taller III” - 2000. Ha escrito el libro de poemas "Río adentro" – 2001, aún inédito. Correo electrónico: lilianamainardi@yahoo.com.ar 63


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DE SU LIBRO “RÍO ADENTRO” La verdad de la cuchara está en el mango que no alcanza la mano tal vez haya que cortar los dedos Track. Uno es el fondo dos el abismo tres dedos tristes en el plato sin trigo la olla sin dedos la mano.

Alguna vez me vestí de tules para caminar sobre la alfombra roja de los Ceibos.

Ha visto la mirada de una vaca rumbo al matadero. Desde entonces busca los ojos en cada trozo que se lleva a la boca, mientras la carne en la carne se pudre y los ojos se encarnan en la mirada.

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Corre el rĂ­o y esa sangre aĂşn me pertenece.

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COMUNIÓN UNIVERSAL (poema contemplativo) Comunión universal: un sauce junto al río un líquen en la roca un niño en su globo -dos cuerpos embalsamadosen una dimensión sin retorno.

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ECO (poema sobre el vacío) El eco es silencio: en el paisaje del árbol en el centro del cerro en el plato vacío en el bolsillo lleno lleno de vacío.

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HAIKU Mil bocas y el mismo enigma de la taza.

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DARÍO ARÍSTIDES MOLINA Género: Poesía

_____________________________ Darío Arístides Molina es un Poeta y Fotógrafo de la ciudad capital de San Luis. Ha sido socio fundador y actual miembro de S.A.D.E. Provincia de San Luis. Socio de la Asociación Biblioteca Casa del Poeta, y Asociación Línea Fundadora del Círculo de Poetas, Escritores y Artistas de San Luis. Participó en diversas Antologías, logró menciones de honor y tiene libros de autoría a publicar. Varias de sus obras literarias las pueden encontrar en Internet y en Facebook. Web: www.abcpoemas.blogspot.com Correo electrónico: pindarodam@hotmail.com 71


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DEL TIEMPO Y LA VIDA A veces creo que el tiempo Nunca partirá. Y al mirar hacia atrás, Me doy cuenta Que todo fue la sucesión De fugaces actos sin igual. ¡Qué reveses! Porque al transitar por el presente, Es hacerlo en la misma Eternidad. Más, al regresar al pasado Todo se vuelve ensueño y realidad. ¿Qué será del tiempo Mientras dormimos? ¿Qué de aquellos Que alguna vez lo habitaron? ¿Y qué de las edades humedecidas En despedidas y desconsuelo? A veces siento ser breve ilusión En la metáfora de Dios. Y en Él creo ser, y otras ya no. Hoy SOY… Y en todo ello me he dejado suceder. Así ha de ser. El tiempo siempre fue el mismo. Sólo nosotros, un día aparecimos; 73


Hoy permanecemos; Y otro día, nos mudamos. De esta manera, entre días y noches, Nuevos escenarios estarán listos Porque tras bambalinas Hay un sinfín de Almas Prontas al movimiento, Listas para ensayar su historia A lo largo de infinitos viajes, En la perpetuidad de la vida. Hoy todo será y se hará para ti. Ten fe y esperanza. Espera un poco, pronto todo será. Sé feliz, y haz lo que siempre tu corazón deseó. Hasta hoy, mientras, tiempo hay…

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HOY Ser y sentir… La existencia toda… La vida misma. Amar… Capacidad y plenitud… Sin fin de ilusión, perenne realidad. Poder decir al oído un te quiero, o con un fraterno abrazo un te amo, sincero. Sentir y ser al mismo tiempo, cual gotas de rocío al impregnar la tierra. Idear, y animarse a crear. ¿Utopías? ¡Auténticas verdades! Así debes vivirlo. Así se fundará en ti. Y lo único, cobrará valor y sentido. Vivir es tu meta. Abrir horizontes y caminarlos. 75


Recoger la savia entre tus manos. Así será, y así se hará. Es ahora cuando tu alma te pide volar. Es ahora, cuando darás… una nueva realidad. La vida está en ti, podrás moverla. Juzgar entre opciones y tomar decisiones. Es hora, te esperan… La noche vendrá; y al amanecer brillarán para ti destellos de luz. Hoy todo será… La meta… Los sueños… Las esperanzas… Y la fe por lograrlas.

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JULIO CEJAS Género: Poesía

_____________________________ Nació en FRAGA- SAN LUIS. Residencia actual: Villa Mercedes, San Luis. Es Socio Honorario de la S.A.D.E provincia de San Luis. Obras publicadas por el autor: “PRETENSION DE LLUVIA” Poesía, 1988. “ESTADOS” Poesía. 1994. “DEL AMOR A TODAS PARTES” Poesía, 1999. “ENTRE CEJA Y CEJAS” Coautor Poesías y relatos, 2002. “AL SUR DEL NORTE DEL SUR” Poesía, 2006. “POEMAS PARA NO GUARDAR” Poesía, 2013. Correo electrónico: juliop.cejas@hotmail.com 77


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AL PATIO TRASERO De plano te arropa un aire anaranjado y eso que te soñé un azul diseñado por la mano de este tiempo. Este tiempo de trajín de pasos y de sombras tempranas que te parten. Alguien dijo ver la primavera y ya un pájaro tu piel revoluciona y yo sigo siendo parte de tu parte deshojando tu calendario de viento. Patio amigo Paisaje de mi sangre Mis ojos recorren la costura de tus ángulos Es decir Te vivo Aunque te mueras de costumbre cada tarde. De su libro “Entre Ceja y Cejas”- 2002

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ANA MARÍA FLOSI Género: Narrativa

_____________________________ Nace en la Capital Federal, realiza sus estudios secundarios en el Instituto Guillermo Rawson, posteriormente ingresa en la UBA, y cursa dos años de Letras. Se gradúa de Locutora Nacional y Periodista Universitaria, y concluye la carrera de Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de San Luis. Reside en esta Provincia, junto a su familia desde hace 19 años. Se ha desempeñado como Profesora en la Universidad Nacional de San Luis y Profesora de Lengua nivel secundario en tres establecimientos educativos de la ciudad Capital. Posee dos libros de Poesías “Brotes del Alma” y “Guijarros de mi mente”, dos libros de cuentos “Cuentos de luz, sombras y muerte”, “Cuentos verdaderos y de mentirita también”; hoy incursiona en la preparación de un libro del género minicuentos. Ha realizado la compilación de un libro de fe, plasmado en un trabajo de Audio libro titulado “Revelaciones de Jesús de la Divina Misericordia a Sor María Faustina Kowalska”, y grabado el CD “5.480 Razones para amarte más”, con las Revelaciones de Jesús a Santa Brígida. Es autora de varios programas de radio con Derecho de Autor, que tuvo en los medios de San Luis Capital. Sus obras han sido publicadas en diversas Antologías de diferentes editoriales del país, a través de Concursos Literarios. Posee una extensa trayectoria de publicaciones de investigación en numerosas Jornadas y Congresos de la Universidad Nacional de San Luis. Actualmente es miembro de la Comisión Directiva de SADE Provincia de San Luis, y está participando con alegría de este Festival por el fecundo intercambio humano y literario. Correo electrónico: anamaflo492@gmail.com 81


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EL FUSILAMIENTO AUSCHWITZ-BIRKENAU. Diciembre de 1943 Sonó quejoso y lejano el resuello del tren que se acercaba. Monótono, cruel, se hundía en la niebla de la madrugada helada. La persistente llovizna vestía el campo de concentración de Auschwitz con un lustroso ambiente de terror. Los reflectores brillaban más desde los puestos de vigilancia. Los alambres de púas se habían cubierto con puntas de diamantes por las gotas de lluvia. En los charcos, se reflejaba a la sigilosa guardia de los soldados alemanes, y los doberman entrenados para matar, lucían su piel azabache lustrosa bajo la lluvia. El silbato del tren se hizo más largo y violento, anunciando su imponente llegada. Gritos, corridas, las pisadas de las botas marcando el rítmico paso militar nazi. Autos que llegaban, puertas que se abrían, órdenes y el descorrer casi al unísono de los cerrojos de los quince vagones. Al correrse las puertas, desbordaban como ganado, miles de seres que emergían por las bocas de los vagones, apurados, empujados por la misma nerviosa ansiedad de saber que les pasaría, a ¿dónde habían llegado? Samuel Goltsman bajó del tren y fue arrancado de las frías manos de su mujer y sus hijas. Quedó en el hueco de su mano la humedad del terror como última despedida. Las voces, ya no existían, solo quedaban en los desorbitados ojos las ojeras profundas del miedo, hasta las lágrimas ya no brotaban. Las gargantas hervían de dolor, de impotencia… Los corazones de aquellos miles de judíos, en segundos se hicieron más viejos. El tiempo pasó... De las mujeres y los niños que llegaron en aquella madrugada fría, no quedo ni el rastro. Sólo el hedor de sus cadáveres que habían sido bañados con la lluvia de gases Ziklon B, en los subsuelos del Block 11 en Auschwitz. 83


Y... los mismos maridos, padres, hermanos, habían cargado sus cuerpos y trasladado hasta las fosas a lo largo de cuadras cavadas para esconder el olor a la muerte. En una mañana de marzo de 1944, Samuel Goltsman, de profesión sastre, alcanzó a ponerse de pie a pesar de la fiebre que lo invadía; y como entre sueños escuchó que su nombre brotaba de la garganta de aquel soldado alemán, erguido, recio, enjuto. Junto a otros 25 judíos había dado un paso al frente, apartándose de sus compañeros de barraca. Los casi dos metros que tenía de estatura, parecieron derrumbarse. Su mandíbula inferior castañeteaba por la fiebre y el pánico. A empujones se los llevó afuera. Pala en mano cavaron la fosa donde yacerían más tarde. Había órdenes del alto mando alemán de fusilarlos. Y... allí estuvo parado al lado de la fosa, el dolor lo ensombreció aún más. Los bellos de su piel, bajo el fétido uniforme rayado, estaban erguidos, erizados, y sus ojos desencajados, parecían pedir a gritos el final que se dilató por horas. Cuando todo parecía anunciar que “ahora sí”, los fusilarían, les ordenaron volver a la barraca. Samuel Goltsman, había zafado; le había ganado a la muerte! Samuel Goltsman se salvó de otros dos fusilamientos materiales, pero no se salvó de la flagelación y el lavado de cerebro que lo convirtieron en un ente. Libre al término de la guerra y con una renta de por vida resarciendo su daño moral, y otra por el aniquilamiento de toda su familia. Samuel Goltsman, murió tres veces en los simulacros de fusilamiento en Auschwitz, y pasó a la posteridad en Buenos Aires, Argentina, un 14 de septiembre de 199... Por eso, cuando escuchaba críticas o reproches sobre él, quejas de aquel viejo, que sólo sabia comer, dormir e ir a la sinagoga, yo callaba, no respondía; sólo me ponía por segundos en la piel de Samuel Goltsman.

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BERNARDO ROSENFELD Género: Poesía

_____________________________ Bernardo proviene de la ciudad de Buenos Aires y está radicado en Los Molles, San Luis, desde hace dos años y medio. Como él reconoce, “era” ingeniero pero hace muchos años se asumió como inventor profesional y agente de patentes. Como tal, ha inventado un sistema revolucionario de riego ecológico. Su vocación activa más esencial es la escritura –principalmente poesía- pero también la música. Como escritor pone énfasis en la comunicación, habiendo creado programas radiales y nuevas formas como por ejemplo lo que llama “Jardines de Haiku”. En 2013 expuso junto con Carmela Quipildor el tercero de sus Jardines, en el Museo Casa de Palmira Scrosoppi, Villa de Merlo. Previamente lo hizo en el Jardín Japonés y el Museo Casa del Escultor Yrurtia en Buenos Aires. Correo electrónico: berfeld@gmail.com. 85


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ENTRE DOS ¿Has visto nacer esas montañas? ¡Vente a mi pecho, -tu mirador perfectoque ya te aterran las arrugas del cielo! Tiembla el sol; en siete trozos se fractura el llano. Ríos desaparecen en fosas sin término. Con grito de cuchillo lacerante, eterno, un chorro inmenso de amarillo vapor le perfora nubes al verde firmamento. Y un océano de piedra se hunde; y se fisura el horizonte en muescas por donde precipita el mar. Estallan rubíes y cuarzos; pulveriza al granito el brutal encuentro hirviente con lo helado. Está pariendo la Tierra! Y lentamente, desgarrando y rompiéndose, despunta la cumbre al rojo blanco; irguiéndose tenaz, convergente, imparable. Circos de chispas danzan con serpientes de lava, celebrantes. Empalideciendo al sol, nacidas recién; aún candentes, 87


ya nos miran desde lo alto las montañas. Así como nacieron, son: virilidad de monstruo y pies de tierra. Esos gigantes con laderas hubiesen querido, tal vez, sólo ser cumbre, altura y nada más; pero se acaban tal cual y abajo como sobrevinieron. Por eso el vuelo cabe de un pájaro por el desfiladero; puede pasar el viento entre los algarrobos del monte espeso y anidarse el amor entre nosotros. Hay lugar para un ave entre dos montañas y cabe entre dos pechos el Universo.

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MEMORÍA DEL AGUA Dedicado a J. C. Bustriazo Ortiz Esto es de cuando el agua se quedó llorando lejos tan al oeste que te pudo entonces te enquistaste en canto piedra porque ya no azules ni verdes ni rumores ni cantos rumoroverdosos ya rodados o quietos ya brillantes u opacábalos el agua que aún gime llora todavía detrás de su endicante reja \ que nos secó de un saque la sonrisa el rubor que te acariciaba y tu voz que supo jugar a quién tañía más dulce.

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REGRESO A LAVALLE Puntos de color imprevisto vibran, se mueven y detienen; siguen. El ojo del cóndor se aguzó apenas ¿Comida o peligro? Térmica ascendente; ya veremos. Allí abajo las tres de la tarde calcinan la ceniza y el polvo, los pasos lentos, el muerto. Isidro Salas pálido dentro del pino, va en andas a su entierro. Lo reclama el desierto que setenta y cuántos antes sopló su frente arcilla para que él también tuviera su minuto de espejismo feliz de andar el mundo, pisar en verde, reír sin dientes y procrear. Azules, rojas, verdes, amarillas; anaranjadas sobre todo, las flores de papel coplean por Isidro al desierto de Lavalle que entreabre su vientre para recibirlo en polvo Huarpe. Flores de papel diminutas contra el gris candente de la tarde. El cóndor -que ha comprendido- también se va.

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ANITA ZÁRATE Género: Narrativa

_____________________________ Anita Zárate nació en El Tala, cuna de Lola Mora provincia de Salta, radicada en V. Mercedes, San Luis desde el año 1975, participo de diversos encuentros locales y interprovinciales de escritores, asistiendo como poeta en el XV Encuentro Nacional y Latinoamericano de escritores a en Merlo 2001; autora de un proyecto del Plan Mil y de “La mujer rural y nuestros tiempo” 2003. Participante anual de los café literario de la casa de la Cultura, participación en jornadas de Cultura Sanluiseña y participación y organizadora de la 1° Jornada Interprovincial de la Cultura Aborigen en el 2003 siendo también integrante de la comisión de Sade y del SER (Centro de Estudios Ranquelinos), participando en diversos congresos de adolescente y la niñez en el 2000, como en los Congreso sobre Drogadicción de Sedronar en el 2001, pero el teatro capto todo mis tiempos y soy actual integrante del elenco estable del teatro TIM. Correo electrónico: anita-zarate@hotmail.com 91


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MÍO “Eres mío o no serás de nadie”, repetía mi mente adormilada por el cansancio de tanto decir lo mismo. Ese amor sublime, bello, se transformó en enfermizo y con un agregado más: el sentimiento más terrible que puede poseer un ser humano: los celos. Se tornaron incontrolables. Un cóctel demasiado fuerte para poder digerir, se debatía en mi alma y en mi mente, y fue creciendo una idea, la más horrible, que solo un corazón herido y una mente enferma pueden albergar. Lo llamé, le dije que lo amaba y que quería verlo por última vez, que viniera a mi casa, que no olvidara que mi barrio era peligroso para dejar el auto en la calle. La ansiedad hacía presa de mí, esperando que llegara el día siguiente. En la noche el insomnio bailaba en mis sentidos, pasaban las horas lentamente, solo el tic tac del reloj era mi única compañía. Llegó el día tan esperado y dije “desde hoy serás solo mío, y para siempre”. Fui al supermercado feliz, tenía que comprar unas especias que me faltaban, ¡ah! y las bolsas de consorcio y para el frízer, y por supuesto, un buen vino. Regresé muy de prisa a casa antes de que llegara él. De repente sonó el timbre. Mi corazón latía de prisa, mis manos se crisparon, me miré al espejo y traté de arreglarme el pelo y pintar mis labios para borrar la mueca de mi cara. Abrí la puerta y casi me abalancé sobre él, lo abracé fuertemente y le dije “te estaba esperando, estaba ansiosa por verte”. Le ofrecí un café, y él me dijo “¿Te pasa algo?... Digo, por la palidez de tu rostro”. Titubeando le dije “No. Solo debe ser por la emoción de verte, tú bien sabes que te amo y yo bien sé que no soy correspondida. Pero estos son tiempos modernos y las cosas son así, lo que importa es una sola cosa: que yo te amo, nada más. Este loco corazón no entiende de rechazos.” Dialogamos unos minutos. Le dije “¿Quieres ver un cuadro que compré? Está en mi dormitorio, seguro que te va a gustar”. Lo tomé de la mano y lo llevé. ¡El contacto con su mano me hizo tan bien! Pensé que me sentía feliz como no hacía mucho tiempo, donde todo parecía que era amor, pero el tiempo me dio la razón, era yo la única que amaba. Él se fue sacando la careta de a poco hasta que descubrí la triste verdad: no me amaba. Un día, me lo dijo. En ese momento, 93


guardé silencio. Solo sentí cómo mi corazón se iba rompiendo, desintegrando dentro de mi pecho. Ni una lágrima derramé, solo lo miré a los ojos por unos minutos, y el silencio lo dijo todo. Ahora que lo había tomado de la mano, el contacto con él me hizo temblar. No sé qué sentimiento era, ¿amor? Le pregunté “¿Quieres que hagamos el amor?” Me dijo que sí. Yo diría que casi por obligación o por machismo. Le propuse que lo hiciéramos más alegre, con cosas nuevas, juegos nuevos… “¿Y si jugamos que tú eres un ladrón y entraste a robar e intentaste violarme, y yo me defendía? Probemos, dale, hagamos jugar la imaginación”. Él poco convencido de mi idea, trató de hacerlo. Luchamos y yo simulé taparle la cara con la almohada para defenderme. Ese fue el momento justo en que saqué el arma de adentro de unas botas que estaban preparadas a propósito, cerca de la cama, mientras le gritaba a él siguiendo el juego “¡Ladrón, no podrás conmigo!” Todo ocurrió en un instante, bastó apretar el gatillo y el silenciador funcionó perfectamente. No escuché ni un gemido de él, levanté la almohada que cubría su rostro y lo vi despedazado. Le di un beso en sus labios, que aún partidos parecían hermosos y dulces. Luego procedí a la tarea más placentera para mí, porque desde ese mismo momento, él iba a ser mío para siempre. Era pesado, y en la misma cama comencé a cortar muy cuidadosamente parte por parte. Primero la cabeza: la puse en una bolsa de consorcio, no sin antes cortarle los pelos para hacer muñequitos vudú y venderlo a la bruja del barrio. A los brazos, les saqué la carne, y los huesos fueron a parar junto con el revólver, a la bolsa. Los intestinos y el hígado, se los comieron con un poquito de sal, y muy a gusto, mis perros Manuel y Chiquito. Y hasta mis cinco gatos probaron lo que para ellos era un manjar. Al perro de mi vecino, Bobby, le tocó ese corazón que por no amarme, fue a par a su boca. Había cierta parte del cuerpo que me dio mucha lástima tirarla a la bolsa. No sin antes contemplarla, me deshice de ella: los perros estaban de fiesta. Coloqué la carne en el frízer, la bolsa con el resto, la enterré en el jardín, y luego planté un pino que había comprado días antes. Por supuesto les había contado a mis vecinas que lo había comprado para adornarlo en Navidad con hermosas guirnaldas. Enterré la bolsa muy profundamente y encima el pino, que quedó muy bonito, daba otra imagen al jardín. Luego, las cosas con las que 94


había procedido a la macabra tarea, las tiré muy lejos de casa. Le pedí a un señor que me llevara a casa de mi amiga, fuera de la ciudad, porque tenía que alcanzarle unas cosas que necesitaba. Yo sabía perfectamente que la casa de ella tenía un aljibe, y allí fue a para la bolsa. Salí muy tranquilamente, le dije a este hombre que la señora no estaba bien (un poquito engripada) y por eso no había salido a despedirme, pero que se había puesto muy contenta de lo que le había llevado. Partimos. El señor nunca se enteró de que era una casa abandonada desde hacía años. Después, me bajé en la terminal, porque le dije que tenía que viajar. Solo quería tener una coartada. Volví a casa no sin antes comprar carne por si venían mis hijos y quisieran comer algo. Embolsé la carne en bolsas diferentes y le puse un nombre ficticio en el rótulo. Luego los llamé por teléfono y les conté que una amiga mía me había traído carne para que se la guarde en el frízer ya que el de ella se había roto. Les dije que yo no iba a estar, que tenía que ir al cementerio, y era mejor que no viniesen. Saqué el cartel que había colocado en la puerta donde decía “vuelvo más tarde”, para que nadie llamara en el momento en que yo estuviera trabajando. Luego de tantas emociones encendí el horno, puse un hermoso pedazo de carne del que había sido mi amado y la asé. Extendí el mejor mantel, el buen vino, la copa nueva, me senté a la mesa y deglutí la carne muy condimentada a la que nada faltaba, ¡ni el chimichurri! Estaba muy sabrosa. De postre, comí banana. Desde ese día fue todo mío, todos los días repetía el rito que para mí, era sagrado. El placer con que lo comía era sin igual, era mi manjar predilecto. Así pasaban los días. Claro que cambiaba el menú… Un día puse mi paila de cobre y con cebollita de verdeo, unas especias aromáticas y picantes, quedó riquísimo. Otro día lo pasé por la procesadora con verduritas, luego lo puse en el microondas y tomé una deliciosa y espesa sopa. Por supuesto no faltaron las empanadas bien criollas. Me sentía muy feliz. Ya no lo extrañaría nunca más, lo tenía conmigo, y para siempre. Una mañana, me desperté y encendí la radio como de costumbre. Daban la noticia de que se había perdido un joven, que lo buscaban, y pagarían muy bien cualquier información. La apagué y seguí durmiendo como si no hubiese escuchado nada. Por las noches, lo sueño. ¡Cómo no soñarlo, si lo tengo conmigo...! 95


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GUTAVO DE AMO Género: Narrativa (Fragmento de novela)

_____________________________ Reside en San Luis ciudad. Ex sacerdote católico. Teólogo. Ha escrito numerosos ensayos sobre profundos temas de espiritualidad, no publicados todavía. Teléfono: 0266 15 4580106 97


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ESTRELLA ATLANTIS Capítulo I Brilló tenuemente en sus manos la estrella Atlantis (diagrama místico tallado en diamante) y sintió en ellas el calor de una profecía milenaria, al tiempo que amanecía y las barcas parecían esculpidas en un mar de vidrio. Asaí - ¿Por qué yo? (Dijo esto sin atisbo de falsa humildad). Si bien es lo que más deseo, y pareciese esta la más afortunada de todas mis mañanas. Drori - ¿Qué es esa pregunta? Le respondió con brillo en los ojos, y luego de una pausa, acompañada de una brillante sonrisa, añadió: ¡Sí, que buena pregunta! sonrieron en el consejo silenciosamente, quizás por lo importante de ese momento- Nos pareció apropiado que la custodie aquel que más sobresalió en el juego de la luz. Asaí - Ya desearía que fuesen reducidas las edades que necesita la humanidad para aprender el valor de la participación. – respondió sin prestar atención a la razón de su elección – Cuando imagino la sangre que se derramará por la insensatez… Drori - ¡Lágrimas y sangre! Que también nosotros sentimos e hicimos correr sobre nuestras almas y que tan elocuentemente nos sirvió para descubrir el tesoro de nuestra civilización…la estrella que brilla en las nubladas profundidades de nuestro ser. Ya sonaban las melodías del alba y todos escucharon aquietados y vivaces la belleza del las arpas que sonaban en las torres de la ciudad, juntos con los coros de niños que siempre cantaban entrelazando todas las mañanas. Drori - Decíamos, es la luz del pueblo de Atlantis la que te designó, ya sabes lo que la estrella nos mostró cuando no todos participan en las ideas de los que somos elegidos. Asaí – Sí, recuerdo las guerras de las elites y la respuesta natural que se nos dio vislumbrar en el ciclo lunar. A medida que la luna crece es el tiempo de descubrir la esencia de las cosas por los representantes, y cuando va decreciendo, hasta llegar a la luna nueva, es el momento justo en el cual nuestro pueblo decide lo mejor para nuestra existencia en la amistad. Cuando la luz se atenúa afuera para 99


brillar en nuestras intenciones, solo entonces Atlantis inmersa en esta colaboración total, ve lo más humano. Hace ya un milenio de la luz y de las profecías que nos señalaron la grandeza y el límite del hombre, junto con el fin de Atlantis y la gran promesa. Drori – “Solo cuando la misericordia aparezca la estrella se completará”. Poco a poco los coros daban paso al sol, al tiempo que acariciaba una cálida brisa, y la gran cúpula vidriada se llenaba del aroma del bosque humedecido por el sereno. Sintió Asaí que más allá de su voluntad había algo que armonizaba las circunstancias y creaba infinitos escenarios llenos de paz. Esa tranquilidad en la cual nuestra libertad se torna asombrosamente creativa, y en ese instante eterno se decidió y cantó: Bendita sea la bondad que se desliza sigilosa y modesta apacible y clemente quien no querría sumergirse en tus infinitos y suaves goces atráenos entusiastas a tu misterioso encuentro y así contigo reiremos junto con aquellos que supieron cantar tu triunfo. Drori – Tu elección es a causa del juego de la luz, que en tu caso duró cuatro años, cuando triunfaste en el esplendor del carácter logrando el equilibrio entre lo sublime y lo sencillo, lo cómico y lo intenso. Asaí - ¿Qué? ¡Ahora entiendo! No fue casual aquella humillación de hace cuatro años, ja ja ja… lo que sé es que siempre comienza con esa desconcertante prueba. Cuando una gran acción digna de elogio es puesta a prueba hasta que expande su intensidad en nuestro espíritu sediento de aprobación. Dijo esto al tiempo que brillaba la estrella que instantes antes había colocado en el trono de las luces, y en el silencio adivinaba ese aplauso callado que dan las almas cuando extreman su sencillez, y que solo es comprensible en la apacible armonía de los rostros, y en las cálidas sonrisas que se dilatan poco a poco junto a 100


las miradas comprensivas que nos hablan de la unión cada vez más intensa de los espíritus originales. Asaí - ¡Cuánto se vislumbran ahora las huellas y senderos entre los bosques y montañas de nuestro existir! Cuando la filosa luz de la belleza, cálida armonía, noble y poética, heroica y hasta paradójica logra tajar nuestro casi desesperado ser, cuando todo lo pasado y futuro toma forma única en nuestro corazón, al tiempo que nos volvemos a Aquel que incansablemente nos desafía a encontrarnos en el sutil arte de amar cada vez más espontáneamente, el amor que nace y crece en el festejo de las alianzas de nuestras almas. Y así, si, solo así, superamos audaces el tedio de la finitud despersonalizante de las jornadas sin novedad ni asombro de nada, de nadie, ni de nosotros mismos. De este modo nos despierta su esplendor, con la música y risas, como oída a lo lejos, de los que nos esperan. Tarsis - ¡Entona elocuente el canto de tu corazón. Oh noble Asaí, mientras la hora se acerca! Dijo febril su voz femenina. Cuando la oscuridad fría está a nuestras puertas ahora que el mar se insinúa recio y la tierra gime temblorosa a nuestros pies, solo piensas en el fruto delicioso de la amistad, ¿por qué no enfrentas toda la fastuosa arrogancia con el sí caluroso de tu audacia de espíritu sin temor? Sabido es como las elites han perturbado los ánimos más allá de Atlantis, porqué ceder quietistas a los “sabios milenios” a los cuales ingenuos cedemos nuestras mejores fuerzas, aplastemos la dinámica de la soberbia, que avanza alimentándose de la contradicción de nuestra sabiduría, calculando risueña nuestra esperanza puesta en la fuerza de la belleza. Drori – Una cosa no quita la otra Tarsis, aunque no viene mal hacer presente el motivo de este drama, pero recuerda que la estrella no está completa y sin eso… Tarsis – Sí, Drori, ¿para que luchar por las personas si ellas no desean sus derechos a la paz creativa y la mentalidad común estará cedida por milenios al inmediatismo conformista? ¡Son esclavos! - gritó- y por momentos si no fuese por la cruda realidad presentida todo sin excepción hubiesen creído escuchar a Atlantis misma, erigida arengadora como madre que defiende sus hijos, empujando a batirse por ellos a los más fuertes, pero la confianza basada en la intuición saboreada de las cálidas noches estrelladas de meditación, decían que no 101


estaba aun madura la humanidad para dar el fruto de hermandad cósmica; claro que no respondía el tiempo allá por los años antes de la plenitud de la sabiduría. La estrella dio una tonalidad turquesa a la Sala de los cristales. Snir - ¡Frutas y miel! Dijo, acercando vasijas de madera con paso acelerado, dejando en evidencia el formalismo atípico de ese amanecer. Rodaban algunas cerezas por el piso y como al paso las manoteaba y comía. Como si fuese una escena de teatro mal lograda, ante las risas. Asaí - ¡Va de nuevo! Snir tarareaba irónicamente la canción de aquella mañana. Tan lejos estaba esta reunión amena de los años de prueba que en el caso de Asaí fue la indiferencia que empuja a la reivindicación del amor propio que muchas veces nos vuelve pusilánimes en la concreción audaz de nuestra auto donación. Pero en la contemplación que frena el juicio menospreciante nos volvemos pacientes y amigos del tiempo, que nos da esa llave que nos hace bajar de la cúpula de las ideas al contacto vivencial con tantos que quieren también de nosotros comprensión y espontaneidad nacidas de la captación del buen corazón que juega a las escondidas, como todos los que en el fondo tenemos ese niño. Atlantis, pueblo de artesanos, todos diestros de la intuición, no menos Asaí con la creación de los espacios estéticos, presentó en las competencias creativas un salón que según las circunstancias o capricho podía mediante el movimiento de paredes, pisos, techos y luces crear el estilo que uno quisiera. Pero he aquí que no fue para nada en apariencia tenido en cuenta, hasta se tuvo la osadía cómplice de atribuirlo a otro que con pequeñas modificaciones pensadas en reuniones de ironía alegre ideaban los designados para esa prueba de la luz. No podían contener la risa el día de la apócrifa presentación al ver la desdibujada sonrisa y el esfuerzo de aprobación de Asaí, actitud que fue pintada en una serie de cuadros que esa mañana le mostraban. En la presentación, con lágrimas de risa contenida decía Tarsis: Tarsis - A cuantas pruebas menos evidentes sometemos la amabilidad de los demás, con el deseo de que la superen. Cuantos derechos de piso hacemos pagar a aquellos en los cuales adivinamos todo lo bueno que tienen para compartir, pero 102


llegado el momento debemos saber dar el trofeo de hacerles sentir que caminan seguros en nuestro corazón. Drori - Hablando de derecho de piso tu salón movedizo nos dio un poco de inseguridad. Snir - Esto amerita mirra- dijo mientras arrojaba un puñado en las brasas. Celebremos los destellos de humanidad que se nos dan a apreciar… Llovizna y sol en esa primaveral mañana obligó a todos a salir a los balcones del recinto bipiramidal. Pues dominaban el arte de la lluvia y en esas mañanas se imponía el festejo de la alianza cósmica en la cual se entrelazaban los arcos luminosos en el cielo. Después de la acostumbrada hora de meditación contemplando la naturaleza pasada la lluvia, fueron al anfiteatro de los jardines donde siempre se teatralizaba alguna enseñanza o arte. Ese día tocaba la eficiencia de la defensa, de cómo un defensor atlante puede neutralizar a más de cincuenta atacantes sin matarlos. Y como la formación en estrella hacían de la defensa un muro impenetrable, pues la paz que les permitía el cultivo del espíritu era defendida como el tesoro más grande. Más de cinco mil espectadores contemplaban el arte atlante de las dos espadas juntadas por el mango que creaban un arco de enorme alcance cuyas finísimas flechas adormecían durante días a los alcanzados; al igual que los tres perros que rodeaban el guerrero: sus mordidas paralizaban. Inutilizar a los atacantes era una excusa para parlamentar diplomáticamente el antídoto, que después de un año de regreso a sus lugares restauraba la vitalidad, con la salvedad de que una segunda herida seria mortal. Lo que le valió a Atlantis el respeto de sus enemigos. Asaí gritó “¡Acción!” y comenzaron la representación. La formación dibujando una estrella estaba compuesta por dieciséis jinetes cuyos caballos tenían una pechera acorazada y al juntarse de rodillas formaban la estrella. En el centro de la misma había dieciséis guerreros que formaban una pequeña torre de arqueros que arrojaban flechas a objetivos ubicados a una gran distancia. Esa mañana recordaron cómo cien estrellas neutralizaron un ejército de cuarenta mil en la batalla del equinoccio. Después del ágape, Tarsis, Asaí y compañeros embarcaron hacia el oriente para arribar a las lejanas tierras donde debían proteger la pequeña estrella de la sabiduría de Atlántida, hasta que llegara el tiempo milenario de seguir a Júpiter al 103


Este de Aries, con la certeza de ser guiados al Rey que nacerĂ­a para completarla, dando el poder de vivir unidos a todo.

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ÁNGELA ANTELISANO Género: Narrativa

_____________________________ Viajó con sus padres y su hermano muchos días, en el transatlántico "Federico C", por el Océano Atlántico, para llegar a Buenos Aires. Ella, en el vientre de su madre. Cuatro meses después vio la luz y, por un hecho azaroso, ocurrió en uno de los pocos lugares aptos para nacimiento: el Hospital Rivadavia en Capital Federal. Se asoció a la S.A.D.E. durante la última reunión realizada en Merlo. La única obra editada, de la cual forma parte, es la Antología "Cuatro voces en acorde", junto a tres amigas escritoras, con las cuales comparte talleres de escritura dictados por María Neder. Participar en el Festival literario le interesó desde que tuvo información para compartir esta actividad que ama y enriquecerse con todo lo que ofrecen otras personas. Correo electrónico: angelaintelisano@yahoo.com.ar 105


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TODA DE BLANCO La señora toda vestida de blanco, podría llamarse Delicia, con zapatos y un moño en la cabeza, también blancos, está en el borde de la vereda levantando su pie derecho con lentitud, como queriendo bajar a la calzada. Si bien la edad de Delicia es indefinida, por su cara también blanca con un sonrojamiento de rubor, podría estar circundando los cincuenta años, aunque también puede tener sesenta, o treinta por su forma de vestir. Camina como sobre nubes de esponjas, tan cuidadosamente, que solo un quiebre y hundimiento de sus nubes pudo haberla hecho caer. Pero no fue así. Nadie puede explicarse, entre quienes vieron lo sucedido, como ese perro veloz pudo hacerle perder el equilibrio, al cruzársele adelante, a esa dama de pasos cautos. Quizás, la lógica indique que al estar su mirada siempre direccionada al frente, a un punto lejano, nunca pudo haber visto lo que ocurría cerca de sus pies, o en cualquier ángulo que no fuera precisamente el del frente, que forma noventa grados a partir de sus ojos. Al caer lo hace con ella su cartera, también blanca, dejando sobre el asfalto pinceladas rojas de sus abundantes lápices labiales. El primero en acercarse es el inspector de tránsito, que cumple su función a pocos metros del lugar de la caída y una peatona casual. La mirada de Delicia continúa lejana, aún estando en el suelo. Con la ayuda del inspector y la señora casual ella va sigilosamente levantándose y puede verse rodeada por la presencia de abundantes curiosos. La blancura la invade de la cabeza a los pies, con solo unas manchas rojas de rouge en los labios y otras en las rodillas y el borde de encaje del vestido, producidas por el roce sobre el cemento. Es sangre, unas gotas de sangre, que traspasando las blancas medias dejan huellas en el vestido. Dentro de los autos, que ya fueron desviados por el inspector de tránsito, sus pasajeros ansían saber cuál es la catástrofe generada por tanta blancura. Algunas personas se acercan intentando extraer desde el interior de los labios rojos algún aliento hecho sonido, que les permita sospechar que ella habla como todos, que es mujer humana. Solo un ¡Ay!, retenido desde los dientes hacia el pecho, como en un calabozo oscuro, provoca inquietantes miradas de asombro. Asombro y duda. Esa mujer blanca nívea ¿Es una Blanca Nieves? ¿Alguien salido de un cuento antiguo como su silencio? ¿Es un ángel de la ancianidad de alas ocultas? ¿Una actriz de telenovela de los años sesenta, detenida en una secuencia de la 107


historia? ¿O simplemente alguien sin tiempo y sin espacio? Nadie la vio jamás. El perro que cruzó en su camino la obligó a mostrarse en ese escenario cotidiano. Una vez que logró estar de pie y nuevamente con su cartera blanca llena de tesoros rojos colgada del brazo, Delicia desoye todo ofrecimiento, hasta el de ser acompañada a su destino. Con la mirada posada en ella misma y luego en un punto muy lejano, alcanza la otra orilla de la acera, y por la vereda anda con paso tenue dejando que la corriente la vaya llevando, hasta convertirse en un blanco y casi imperceptible signo en la lejanía y desaparecer.

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MARÍA GRACIELA BERTI Género: Narrativa

_____________________________ Sanrafaelina. Profesora de lengua y literatura. Bibliotecaria profesional y encargada de la Biblioteca “Manuel A. Sáez” del Poder Judicial de Mendoza con asiento en San Rafael. Comienza a escribir siendo adulta y obtiene el primer premio en “Anécdota” del certamen Alfredo Bufano edición 2000 con su relato “Los recuerdos que evocan al poeta”. Escribe un libro de relatos basado en anécdotas y hechos de personajes sanrafaelinos titulado “Entre mate y mate”. Sin editar. En el 2010 funda Aleph Cultura. Grupo dedicado a generar y promocionar expresiones culturales. Actualmente el grupo está preparando un encuentro interprovincial de escritores para el próximo 14 de junio, día en que se conmemora la partida de Jorge Luis Borges, autor de El Aleph. Realiza un postítulo en dramaturgia en el 2012. Escribe la obra de teatro “Don Alfredo”, basada principalmente en la vida y obra del poeta Bufano. En esta pieza teatral aparecen tres grandes personajes mendocinos: Alfredo Bufano, Ángel Bustelo y Armando Tejada Gómez, quienes protagonizan un fortuito y actual encuentro; y, mientras observan ciertos cambios producidos en su entorno, ellos van renovando y reafirmando sus valores e ideales. “Don Alfredo” fue estrenada con la dirección de Sonnia De Monte en diciembre del 2013 en el festejo de los cinco años del Espacio Contemporáneo de Arte de San Rafael y vuelve a presentarse el próximo 31 de octubre en ocasión de recordarse la muerte de Alfredo Bufano. “Don Alfredo” está en proceso de edición, junto a otras obras teatrales y será publicada muy pronto en un libro institucional del Profesorado de Arte y el Instituto Profesorado del Atuel. Es corresponsal de S.A.D.E. San Luis. Correo electrónico: graberti@yahoo.com.ar 109


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EL COMPROMISO Hoy es un día de tantos, en realidad, un domingo de tantos. Día de descanso, de tareas hogareñas, de diálogo y, por sobre todo, de sobremesa, esa actividad distendida que sobreviene al almuerzo o cena. En este caso, al almuerzo del último domingo de julio de 2013, luego de haber degustado una guarnición de arroz y fideos de origen árabe que fue por nosotros ese día españolizada con chorizo colorado y que permitió ese día adquirir contenido y presencia de un ocurrente y exquisito plato principal. ¿El postre?, no habíamos pensado en él ni nos interesaba por cierto. No teníamos apuro porque nuestra mayor preocupación y ocupación era el diálogo, mediante el cual arribó a nuestra sobremesa un tema recurrente: el desguace. ¿Qué significaba para nosotros “el desguace”? Con ello hacíamos referencia a la inevitable actividad que realizan los deudos con las pertenencias de las quienes parten definitivamente. Alguna vez nos ha tocado estar como partícipes u observadores de esta actividad y, el recuerdo que se conserva de ella es desalentador, precisamente, porque es imposible no imaginar que ese “desarmadero” alguna vez tendrá lugar con nuestras pertenencias. ¿Qué destino tendrá cada cosa de aquéllas que por alguna o muchas razones guardamos con tanto recelo? ¿Habrá alguien que pueda alcanzar a percibir mínimamente la carga sentimental que pesa sobre cada objeto? Es imposible saberlo y en esto que parece una conclusión razonable, comienza siempre el inicio de largas disquisiciones de tono muy melancólico. Si pudiéramos hacer un inventario de los valores sentimentales que componen cada uno de nuestros bienes, sin anotar el precio ni hacer referencia exacta de qué se trata … Seguramente que muchos de nuestros familiares se anotarían para recibirlos en herencia! Sin embargo, si el inventario presentara en su listado bienes como “un retrato en monocromo gris de diez por siete centímetros” tasado en “el amor filial cargado de nostalgia por la belleza y a la vez por la ausencia temprana de la niña retratada a sus once años de edad”. ¿Cuántos aceptarían el bien al ver que sólo se trata de una fotografía donde aparece mamá a quien se la extraña tanto. ¿Cuántos levantarían la mano para aceptar todas esas horas de estudio académico empleadas en razonamientos plasmados en fórmulas 111


matemáticas que, oportunamente fueron destinadas a dar clases fenomenales para alumnos de nivel universitario y que se encuentran desperdigadas en archivos virtuales? ¿Quién las va a necesitar? Puede ser, claro está, que alguien las acepte para que luego, no encuentre qué hacer con ello y se terminen perdiendo por la falta de algún backup oportuno, sin lamentos ni posterior nostalgia. ¿Alguien se llevaría borradores donde quedaron grafiadas largas noches de ensayos e intentos literarios que no terminaron de releerse y ni arreglar algunas expresiones no del todo fortuitas? En estos interrogantes y en algunas respuestas a priori hemos empleado muchos de nuestros momentos juntos, sin llegar por lo general, a una conclusión convincente para ninguno de los dos. Hoy, por cierto, mucho hacía pensar que la conversación derivaría en resultados similares, no obstante, los muchos matices y agregados que se le hicieron. Sin embargo … Sin embargo, nuestras manos derechas se cruzaron por sobre nuestros platos ya vacíos, mientras se esquivaban las copas que transparentaban un permanente y renovado tinto. Los dedos pulgares quedaron libres hacia arriba para dar aprobación al compromiso que las entrelazó. Porque, desde ahora, así sin más, habíamos decidido que muchos de esos “bienes” adquirirán otro valor agregado por nosotros, más intangible aún que todo lo anteriormente revisado. Eso sí, nos llevará tiempo, esfuerzo, mucha energía y quién sabe cuánto más … No importa, es nuestro nuevo proyecto de vida, el que estará dedicado a la memoria de un grande, un maravilloso amigo, visionario y desinteresado que oportunamente nos propuso hacerlo en una sobremesa también, muy lejos de nuestra casa, en Merlo, luego de un ameno y enriquecedor almuerzo. Ahora Norberto estará presente cada día para guiarnos en esta tarea de sumarle valor a nuestro patrimonio sentimental e intelectual para que de ese modo tome cuerpo cada pensamiento, cada palabra, cada fórmula, cada hoja, cada libro que se imprima o no. Y con ello cada bien sume y multiplique en perdurabilidad y continuidad afectiva en quienes lo reciban. Seguramente que no todo podrá ser incorporado en esta nueva heredad, como puede ser un domingo como éste, pero es posible que lo que afuera quede, también reciba por defecto la misma o parecida valoración. 112


JUAN EMMANUEL PONCE DE LEÓN Género: Poesía

_____________________________ Juan Emmanuel Ponce de León nació en Caseros (Entre Ríos) pero reside desde hace cinco años en Anchorena (San Luis). Editó los libros de poesía: “La finitud del vuelo” (2008, Premio Escenario Diario UNO de Entre Ríos), “La siesta inesperada” (2010, Premio Editorial Aries e Instituto Cultural Latinoamericano), “Final de la calle” (2013, Premio Editorial Dunken) y “Cuaderno de la infancia país” (2014, Premio Editorial De los Cuatro Vientos). También editó cinco poemarios, un audiolibro y dos libros electrónicos. Página web: www.jeponcedeleon.com Correo electrónico: juaneponce@hotmail.com 113


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A GUADALUPE Pasaron las mariposas por sus ojos. Los campos por sus ojos. El árbol de la infancia por sus ojos y sus lágrimas. Pasaron los pájaros y se quedaron sobre las piedras del ripio como un suicidio. La niña extendió los brazos para abrazar y abrazó la muerte. ¿A dónde la puerta para ir a jugar? Sangró azúcar el vestidito. Editado en sus libros “Final de la calle” y “Cuaderno de la infancia país”

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ÁNGEL GABRIEL CABRERA Género: Poesía

_____________________________ Gabriel tiene 24 años y escribe desde los trece. Se dedica al arte en general, a cocinar y al básquetbol. Su primer concurso fue a los 17. Recibió la mención especial, y desde entonces viene participando. Fue ganador local en 2008 y nacional en 2012, 2013 y 2014. Publicó escritos en tres antologías nacionales colectivas y en una internacional, y está participando en tres antologías on-line. También tiene un primer libro impreso en edición y un segundo e-book propio, y administra el blog de literatura “Tras los cenits literarios”. Correo electrónico: angelgabrieldieciseis@gmail.com 117


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LA TARDE Y LA CIUDAD (El devenir) Abrió la torre sus llaves, El silencio se inflamó Y la nave de tu río perpetrada fue la risa juvenil de todo el verde. En el beso, no te olvides, yo soy tuyo: En la tarde y la ciudad, niña lluviosa; y los peces y los panes son azules en los ríos ancestrales de tu historia. El devenir me ha plasmado la palabra, La polis gris, el pueblo de mi destino, mas mi destello ha reflejado tu mirada Y mi deseo ha florecido por tu estío. Si somos dos viviendo siempre unidos, retrocede de la muerte lo grisáceo, Y la nube ha de plasmarnos en el tiempo. (Yo he venido y soy un libro en tu legado). Lunes 30 de septiembre de 2013.

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TU FRUTO COMO PAPIRO Se avecinan tiempos de cambios, de tormentas en la copa de las olas, de rondas nocturnas en el principio de tu cuerpo, de tus ojos y mis ojos dando sus líneas a Cristo y del Árbol Infinito con sus ramas al poniente. De mis días que cambian en tus senos que me nutren de semanas que transpiran a un amante sin motivo, Soy un escudo distante, tu fruto como papiro, grieta en un giro inoportuno del papel que marca la lluvia. De tus besos que me llevan en un camino que añoro y de un oro que desciende y se lleva tu mirada, soy la vid que está encarnada en tu boca, Mi Futuro. Miércoles 15 de mayo de 2013

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CLAUDIA INÉS MORENO Género: Poesía

_____________________________ Nació en la provincia de Tucumán. A los siete años de edad se mudó con su familia a BS AS a San Telmo donde transcurrió parte importante de su niñez. Llegó a San Luis hace seis años junto a su familia y unas cuantas clases de canto detrás. Hoy después de mucho esfuerzo, dedicación y orgullo es una cantante de tangos, entre otros amores, como el teatro y la radio participando en el programa de la Sociedad Argentina de Escritores “Palabras que no se lleva el viento”. Comenzó a escribir para sí misma en la adolescencia pero nunca guardaba sus textos. Hace aproximadamente un año nació la inspiración a través de las reuniones de S.A.D.E. que se realizan una vez por mes en la Biblioteca Popular de Villa Larca. Allí también aprendió a compartir sus textos junto a sus compañeros y hoy disfruta mucho de escribir. Teléfono: 266 15 4639381 121


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NOCHES DE REENCUENTRO Como cada mes llega una noche en que Es el momento de reunirnos Una Biblioteca es el lugar de reencuentro Allí nos refugiamos del frío o del calor Ella nos acuna nos contiene En su interior una larga mesa Con sus mullidas sillas Nos acomodamos y nos rodean Unos altos estantes que sostienen A los actores principales “los libros” Observo sus colores tamaños A estos señores que nos nutren El alma como el mejor elixir Nos transportan a lugares increíbles Soñamos con los ojos abiertos La ilusión crece Se despierta el instinto Mi ser en silencio oye con atención ¡Cuánto conocimiento se derrama! ¡Cuánto saber llega a mis oídos! Lo siento lo palpo lo miro Y lo tomo en mis manos como si fuera El más bello tesoro que solo guarda “un libro”

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PEDRO SPINELLI Géneros: Poesía y Narrativa

_____________________________ Vive en la Villa de Merlo. Es músico, actor y director de teatro y desde hace años viajo con su poesía y cuentos propios. Sus trabajos están en camino a ser editados. Correo electrónico: pedrospinelli@yahoo.com.ar 125


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BARRO Barro, escucha mi nota. Barro. Marginando el sonido que solo tú puedes escuchar. Trampas me pongo para atraparme en una noche sin soles. Dejé el saco y la corbata como un escudo protector? Y pongo mi pecho, en una batalla incierta. ¡Salgan! Gritamos. No solo riéndonos engañaremos al enemigo. Fruncir el ceño. Morder los labios hasta sangrar la arena de nuestros pies. ¿Tengo tiempo? Pregunté al cuidador del portal. Y en una respuesta corta, su ¡No! rotundo aumentó mis fuerzas. Entre empujones y saltos estuve frente a lo que deseé desde que tengo memoria. ¡Libertad! Fue solo llamarla por su nombre para que se diera vuelta y mirándome me dijera: ¿Cuánto tardaste?... Pero ya ves, al fin estás aquí. Las lágrimas de mis ojos no me dejaron ver su rostro. Mi llanto agudo y entrecortado me impidió escuchar cierta música acelerada. Lo que pasó después no me queda claro. ¿En cuál de los sueños quedó para siempre? Ganas de volver no me faltan. Igual no encuentro la salida. Algunos rayos de luz me indican el camino. Y a lo lejos… los aromas de las flores frescas me recuerdan la infancia. ¡Vamos! pues, a treparnos a esos rayos. Quizás el próximo amanecer me deposite en el afuera tan soñado y tan deseado, como la Libertad que encontré en el adentro.

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AQUELLA NOCHE La caravana continuaba su marcha monótona por la pampa cerrada. La noche sin luna determinaba que los sentidos estuvieran agudos, como la paciencia colectiva de los colonos. Para Sabrina todo era admiración y sorpresa, desde la imagen de las carretas, una detrás de otra, -como esos gusanos nocturnos casi fosforescentes- hasta los aullidos de vaya a saber que seres que solo el imaginario colectivo podría elaborar. Todo sucedió muy rápidamente. Ella sentada en el pescante de su carreta acariciaba a su pequeño perro Thompson, cuando una sombra veloz pasó por delante de los caballos haciéndolos relinchar y trabando la marcha. La sorpresa de ella y su mascota fue tal que ni suspiro ni ladrido brotaron de sus bocas. En el aire quedaron flotando aromas confusos que no correspondían con los conocidos por esos lugares. Los agridulces, ásperos y toscos perfumes se fueron confundiendo con el aroma del miedo que naturalmente iba produciendo su cuerpo y el del animal, que salió disparado como una flecha hacia la nada. Sabrina tardó unos segundos en darse cuenta. Cuando reaccionó ya era tarde. Su pelaje oscuro era indescifrable en aquel escenario, que se presentaba como una caverna a cientos de metros de profundidad. La decisión y la desesperación fueron haciendo su trabajo sobre el cuerpo de la muchacha, que a ciegas corría entre arbustos y pajonales. Ya no se escuchaban los chirridos de las ruedas, ni los cascos de los equinos contra el sólido piso –hacía meses que la lluvia se negaba-. Ante los insistentes llamados buscando a su perro, la única respuesta fue la nada y en un momento, fuera del tiempo, tropezó con algo tibio y pegajoso. El terror llegó a su punto extremo y el desmayo tardo solo unos segundos. Cuando despertó, con los primeros rayos del sol, la imagen indescifrable del ser que tenía en frente le confirmó que el final de su vida era solo cuestión de una dentellada.

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MARÍA INÉS LANFRANCHI Género: Narrativa

_____________________________ Nació en Buenos Aires. Hizo toda su escolaridad en un colegio católico y cuando terminó la secundaria, nos cuenta que “no sabía muy bien para qué servían las religiones”. Estudió Terapia Ocupacional y docencia inducida por su madre, y con mayor voluntad eligió hacer un post grado en Estimulación Temprana, especialidad dedicada para ayudar a los bebés con discapacidad y a sus familias. Escribía desde pequeña, pero algo que hacía con más asiduidad era lo siguiente: todas las noches se abstraía de la realidad y se refugiaba en románticas historias de príncipes y princesas que ella misma inventaba a modo de ensoñaciones, y por supuesto, ella era la protagonista de todas ellas. Por ahí pasaron sus primeros deseos de inventar historias. Nos contó que tuvo muchos novios y algunas parejas. Actualmente está casada con Daniel y tiene dos hijos, Rodrigo de 13 y Macarena de 9 años. En su adultez comienza a escribir sus sueños, y transcurriendo una enfermedad decide publicar su primer libro llamado EL TAJO. Actualmente tiene en etapa de revisión su primera novela que entrará en imprenta a fines del 2014. Trata de violencia de género y de las consecuentes elecciones más saludables. Es lectora e investigadora de Cuentos Infantiles, nombre que lleva el programa que tiene con su esposo por FM Identia 103.3 los sábados y domingos a las 18:30 horas. Actualmente es miembro de la Sociedad Argentina de Escritores de la Provincia de San Luis como primera vocal titular. Correo electrónico: minesydaniel@gmail.com 129


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LUZ ROJA Matilda salió la mañana del lunes, como todas las mañanas, en su auto, para aventurar la cotidiana llegada al trabajo. Siempre elegía la ruta de Avenida del Libertador porque le profesaba verdes arboledas y una fresca brisa proveniente del río. Detestaba ingresar al microcentro por la médula de la ciudad rodeada de grises edificios. Una vez dentro del vehículo la música que colocaba y el confort que le propiciaba la compensaba con un placer muy reconfortante. En medio de la ancha avenida, justo cuando un semáforo la detuvo con la luz roja, vio un hombre con dejo asiático, alto, bien formado, con anchos hombros y abdomen recto que permitía una caída perezosa en su ajada campera de cuero marrón. El aspecto descuidado de su imagen lo hacía muy llamativo. El cierre apenas elevado del abrigo dejaba ver por lo bajo una remera blanca. El pantalón de jean gastado por batallas febriles era una metáfora de su sensualidad. Cómo si él supiera que ella vendría manejando hasta parar en el semáforo, la estaba esperando con su mirada. Esa mirada la llamó repentinamente y giró su cabeza hacia la derecha para verlo, él comenzó a cruzar sin despegar los ojos de ella. Todo tuvo que continuar tras la luz verde y ella llegó a su trabajo. Esos ojos no la dejaban tranquila ni un segundo, la esperaban detrás de cada columna, puerta cortina, se sentía observada como se supo ese día. En la mañana del martes Matilda procuró salir a la misma hora, puso la misma música y trató de mantener una velocidad constante a pesar de sus deseos de llegar cuanto antes a la esquina. Ni bien se acercaba deseaba que el semáforo se pusiera en rojo así que especulando regulaba la velocidad para que la indeseable luz roja cambiara su estigma y fuese por una vez al menos la más deseada del mundo. Y lo logró, lo buscó, lo encontró apoyado en el poste del semáforo, la miró sin sorpresa, pero no cruzó. Se quedó contemplándola y ella a él con un calor que elevó el color de sus mejillas por la cita, el encuentro que ese martes no había sido casual. Las bocinas de los autos le exigían que siguiera paso, ella miró la luz verde y se despidió con una sonrisa que él respondió a medias, fue una mueca que decía de su plan, de su saber acerca de los pocos minutos que estarían juntos esa mañana en esa esquina. Durante el día le fue imposible contener las ganas de apurar el reloj, el calendario para llegar al miércoles. No sólo lo veía en cada 131


rincón de su trabajo sino que además se imaginaba a su lado mirándolo, sólo mirándolo. En la mañana del miércoles Matilda estaba despierta desde un par de horas antes, le fue muy difícil dormir, sólo deseaba llegar a la esquina. Eran tantas las ganas de verlo que en el apuro de salir no le importó como luciría, así que llegado el horario de la partida sólo colocó crema en su rostro, brillo en los labios y esbozó un recogido flojo en el cabello. Tomó su cartera, las llaves y salió. Estaba al límite de la transpiración por el control que tenía que hacer para no apurar la marcha del auto y llegar a la misma hora al mismo lugar. Lo logró, parecía que el auto, el tráfico, el reloj y la luz roja del semáforo conspiraban para que estuvieran juntos por tercera vez. Pero ese día miércoles fue diferente. Él estaba allí como siempre, le sonrió con seguridad y masculina sensualidad y con gesto lento se dio media vuelta y caminó por la calle perpendicular a la avenida dónde Matilda se encontraba parada, ahora desconcertada, en luz roja. Deseó bajar del auto y correr tras de él pero las bocinas de los coches que querían avanzar decidieron por ella y la llevaron al trabajo. Ese día, no supo bien por qué, pero avisó que al día siguiente no podría concurrir ya que tenía algo importante para hacer, trámites enunció. Pasó todo el día diseñando qué hacer, cuándo, cómo, su estómago explotaba en miles de mariposas cuando decidió aceptar el juego y la provocación de su asiático. A la mañana del jueves se vistió de la manera más cómoda que pudo encontrar, ella también de jean, zapatillas, polera negra apretada al cuerpo y chaleco de lana calado. Sus cabellos estaban ingobernables, al viento y las circunstancias, su rostro con crema y ahora sin brillo en los labios, sólo se colocó dos gotas de perfume. Llegó en tiempo y forma a la esquina, era la misma hora y dio la misma luz roja de todas las mañanas, pero él no estaba. Sin darse por vencida encontró un local de estacionamiento, dejó allí el auto y comenzó a caminar hacia la esquina. Al llegar y no verlo decidió girar en la dirección que él lo hiciera la mañana anterior. Esa cuadra era el lateral de un parque que tenía bancos de plaza, y en la mitad, sentado en un banco estaba él, inclinado hacia delante con sus antebrazos apoyados a las rodillas y mirando al suelo. Cómo presa de la luz roja del semáforo ella se detuvo al verlo, apenas unos metros antes de llegar. Él giró la cabeza, la 132


miró se sonrió y se levantó desplegando todo su cuerpo y voluntad hacia ella que lo esperaba a esos pocos pasos que garantizarían el encuentro. Se fundieron en un abrazo y tras despejarle los cabellos que el viento le había dispuesto en su boca la besó con el beso más eterno que habrían imaginado jamás. Fueron juntos a un galpón que él ocupaba como vivienda, dejaron caer sus cuerpos a un colchón con apenas una sábana dejada al descuido que los alojó por mucho más de lo que brilla el sol. Llegada la noche el asiático en camiseta y pantalón colocado con apatía, sacó de un cajón de verduras dos platos y le preparó un sándwich con pan y mortadela sacados de una bolsa de nylon, el pan lo abrió con los dedos y la mayonesa con los dientes mientras la miraba con un gesto preguntándole si quería. Dijo que sí. Cenaron el sándwich más sabroso de sus vidas en el piso apoyados en las paredes del galpón, dejando fluir la humedad de la mayonesa por sus bocas, sus manos, cuerpos. Ya de madrugada él se vistió y ella acomodó su imagen. Abrazados salieron por la ciudad en búsqueda del auto que aún esperaba solitario en el estacionamiento en que quedara esa mañana. Él le cerró la puerta, ella encendió el motor, bajó la ventanilla y se besaron con la suavidad. Ella salió a la oscura y solitaria avenida rumbo a su casa, él la miró partir hasta que el vehículo se perdió a lo lejos, el auto se hizo pequeño, el asiático también, sus ojos eran apenas dos pequeñas manchas oscuras en el espejo retrovisor. La mañana del viernes llegó rápidamente. Matilda no tenía mucha voluntad de abandonar su casa. Se preparó a desgano un café que tomó solamente para no salir en ayunas. Sabía que de él no sabía nada, sabía que sólo habían sentido y no acordado, sabía que se regaló un día como jamás hubiera imaginado tener, de esos que es difícil reponerse y donde la soledad se hace más profunda y dolorosa. Él sabía que no tenía más para ofrecer que un colchón y sándwich con mayonesa, ni identidad le había profesado. Mientras viviera así no podría ofrecer más que momentos a mujeres como Matilda. Así que esa mañana juntó sus escasas pertenencias, se despidió del colchón que aún gemía y tomó un colectivo rumbo al delta. Desde ese viernes ella cambió el camino hacia su trabajo, ya no pasó más por esa esquina. 133


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NORAH LLANES Género: Narrativa Fragmento de novela

_____________________________ Nació y se formó en Buenos Aires. Trabajó como consejera de adolescentes, reeducadora de dislexia, y misionera en el interior del país. Actriz, bailarina de tango, maestra de teatro e instructora de canto. Desde hace quince años reside en Villa Elena, hermoso paraje en la falda de las serranías del noreste de San Luis. Obtuvo el título de Practitioner Floral del Dr. Edward Bach Institute, Inglaterra, y se dedica a la atención de personas desde la Consejería Evolutiva con remedios florales. Aromaterapeuta, facilitadora del conocimiento del Eneagrama e intérprete de los sueños, coordina grupos de estudio sobre Arquetipos Psíquicos. Participó como disertante en el XVII Encuentro Nacional y Latinoamericano de Escritores, celebrado en la Villa de Merlo en 2001, con el tema “Aromaterapia para el Arte”. Disertó en las 3° y 4° Jornadas de Literatura organizadas por la S.A.D.E. en Concarán. Fue fundadora de la comisión de escritores de S.A.D.E. Villa Larca. Actualmente trabaja como presidenta de S.A.D.E. Provincia de San Luis. Investiga desde hace años “El Lunfardo en las Letras argentinas”. Como disertante, suele abordar los aspectos psicosociales del Arte. Como escritora de obras de teatro ha recibido Menciones por su aporte cultural y su labor de investigación. Algunos de sus títulos puestos en escena son: “Yo soy el Tango”, “De Compadres y Papusas”, “La Taberna de Cano”, “Apagón General”, “De Tacos y Zapatillas”.

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Es autora del guion del radioteatro “Sierras de Fuego”, que se emitió por primera vez en 2010, en honor al Bicentenario Argentino. Esta radionovela, que realizó junto a Enrique Sueldo, fue declarada de Interés Cultural por el Honorable Consejo Deliberante de la Villa de Merlo, y recibió el “Premio Carolina Tobar García 2013” a la mejor Producción Integral. Su novela histórica “Sierras de Fuego. Argentina, 1921”, ha recibido el Reconocimiento de la Unión Hispanomundial de Escritores, que le otorgó “Diploma por su valor histórico y aporte a la cultura mundial.” Su Novela “El Hechizo que más quiero”, se refiere al amor a través de las vidas sucesivas, y se encuentra en proceso de edición. Correo electrónico: sierrasdefuego@gmail.com

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SIERRAS DE FUEGO. ARGENTINA, 1921 Final del capítulo 1 Afuera, la noche se había cerrado negra y maciza. Las ventanas se plegaban una tras otras y las manos presurosas de las mujeres se adivinaban ajustando los postigos. A paso de hombre, sin levantar polvo ni sonido, la figura de un viajero a caballo se recortó intermitente sobre la loma, contra el fulgor de los relámpagos y el ronquido de los truenos. Era el guapo Rivera, compadre de ley. Fiel hasta la muerte por la causa del patrón para el que trabajaba Los detalles de su vida no se conocían tanto como sus mentas de implacable. Hacía varios pueblos y varios meses que veía siguiéndole los pasos a Don Ferrasano Justicia. Divisó el auto brillante del político entre los charrés, los sulkys y los carros apiñonados bajo los sauces detrás de la Pulpería. Se envolvió en un poncho finito de vicuña para disimular su apariencia, se acomodó el chambergo sobre las cejas gruesas y enfiló directamente al boliche sin apurar el paso. - Buenas noches, y con licencia… - Buenas noches, don. ¿Qué será? La presencia de Florinda era miel en el ambiente. Su sonrisa amplia y la cadencia suave con que saludaba, hacían que los pensamientos del que allí entraba, se suavizaran. - Una ginebra, si es tan amable. - Aquí tiene, señor. ¿Algo más? - ¿Habrá algo para comer? - Sí, no se lo tiene que perder: ¡locro recién hecho por la patrona! – Traigaló entonces. La Pulpería del Gringo Tancredi estaba en el cruce de los caminos más transitados, al costado de lo que había sido una posta que hoy en día se usaba de galpón para caballos. Gauchos, comerciantes, parroquianos y viajeros de toda procedencia, circulaban por sus mesones con su herencia de relatos, noticias de la ciudades y chismes de todas las poblaciones vecinas. No iba a ser extraño que algún compadre venido del sur, con pinta de porteño, recalara en aquella parada. 137


De cualquier modo, Tancredi se encargaría de sonsacarle los motivos de su paso por el lugar. La moza se acercó de nuevo a la mesa del viajero de negro. - ¿Vio? ¿Rico, no? El señor ¿va a pasar aquí la noche? - La tormenta se viene con ganas. - Aquí tenemos camas limpias, pero son pocas. - No se apure a acostarme, señorita, que este varón recién se despierta. Sin dejar de sonreír, levantó los platos y se encargó de hacerle al lugar la propaganda necesaria. – Si prefiere diversión, no hay lugar mejor que éste. ¡Al fondo hay naipes, taba y riña de gallos! ¡Pase no más! Cuando Rivera cruzó el salón hacia el patio de apuestas, dos personas lo observaron con agudeza: el político Ferrasano, y la dueña de la pulpería. Ferrasano hubiera jurado que conocía a aquel hombre. Aunque se cubría con un poncho, podía adivinarse por su andar, que era venido de la ciudad. Se inquietó, sin poder controlar el miedo que le asaltó de repente. Fingió reír, relajado, con los que se habían arrimado a su mesa y se convenció a sí mismo de que en las patronales acudía al pueblo gente de todas partes, así que ese tipo sería uno más. Para cortar con la inseguridad, que en el fondo lo carcomía, buscó con la mirada a doña Rosa y levantó su vaso en honor a ella. - ¡A la salud de la dama más distinguida de nuestro pueblo! ¡Pido un brindis a todos los presentes por la estimadísima señora doña Rosa Ugarte! Una ovación con vítores y aplausos explotó en el ambiente. - Gracias a ellos, carísimos compadres, tenemos en esta zona un Salón digno y decente donde reunirnos a comer, beber y divertirnos, sin que los peligros del delito nos tiendan sus redes. ¡A su salud! Los vasos se levantaban y chocaban en el aire, mientras las aclamaciones de “¡Salud!” llegaban a la homenajeada. Tancredi levantó un vaso de vidrio grueso con un poco de vino tinto que tenía junto a la Caja, y exclamó: - ¡A la salute de’lla piú bella! … ¡La “mía” molle! Recalcó sus palabras incisivo, y miró a Ferrasano para dejar bien claro que Rosa le pertenecía. 138


Ella sonreía exquisitamente, agradeciendo con una leve inclinación. De algún modo, el respeto del que gozaba, la gratificaba. Rivera se había quedado de pie bajo la arcada para no faltar a la cortesía. - Parece que su patrona tiene muchos admiradores. - ¡Ay, señor! Usté no sabe lo buena que es la señora. Lo que ella tiene, se lo da ahí no más, si a usté le hace falta. ¡Acá la gente la quiere muy mucho! ¡Y eso que ha sufrido! ¡Lo que no le han hecho de chiquita! Pero ella siempre dice que hay un Dios, y que a los asesinos que le sacaron todo, ¡algún día se los va a encontrar! Doña Rosa sabía que Florinda se iba de boca a cada rato, y le tenía prohibido conversar con extraños fuera de lo indispensable. - Siempre hablando tanto, Florinda. ¿No ves que lo distraés al señor? - ¡No, doña Rosa! Si yo le estaba diciendo que… si quería una piecita, me la tiene que encargar antes de la madrugada, ¿vio? - No se preocupe, señora. Su empleada es muy amable y sabe atender a la gente. Con su permiso. - Entonces ¿le preparo la piecita, no más? Rivera no se hubiera permitido dejar al descubierto a la joven ante su patrona, negando aquel arreglo inventado para salir del paso. Sin dudar le respondió: - Así quedamos, señorita. - ¿Vio doña Rosa? ¡Ya le alquilé la otra piecita! - En que andarás, que estás tan servicial. Florinda se alejó sonriendo hacia la cocina, cargando con una pila de platos sucios y doña Rosa continuó con la orden del día: - ¡Andá a tapar bien a las gallinas que viene lluvia! Las guitarras empezaron a templar sus cuerdas a la medianoche. La Pulpería estaba llena de parroquianos, y al gringo y su mujer le brillaban los ojos con los billetes y las monedas que iban llenando la caja. En medio de la juerga, un rayo partió el ambiente y el aguacero se descargó en forma. Rosa corrió alarmada hasta la puerta que daba a la galería. - ¡Florinda! ¡Andá a cerrar las ventanas del fondo, que se viene con piedra! Todavía estaba tratando de distinguirla entre la oscuridad y la lluvia, cuando apareció la chica jadeante y más pálida que una muerta. - ¿Qué te pasa, que tenés esa cara de aparecida? 139


- ¡Doña Rosa! ¡Afuera hay una mujer tirada en el barro! ¡Venga usté, que me parece que tiene un chiquito! - ¡Entrala por la cocina vieja! ¡Que nadie la vea! ¡Ahora voy yo! La muchacha corrió de nuevo hacia la oscuridad y se acercó al bulto tirado en el suelo. Oía quejidos y el llanto de un bebé. Trató de hacer reaccionar a la desconocida cacheteándole las mejillas. - ¡Señora! ¿Me oye? ¿Puede levantarse? Los gemidos de la mujer y los gritos del niño se mezclaban con el chasquido del agua cayendo, que cada vez se hacía más fuerte sobre la tierra, las tejas y las chapas. - ¡Deme al niñito, que está empapado! ¡Primero entro a la criatura y enseguida la vengo a buscar! Intentando no resbalarse, Florinda abrazó al pequeño protegiéndolo contra su pecho. La vieja cocina de adobe estaba en el fondo del predio, detrás de los corrales, y se veía poco y nada. La joven caminaba lo más rápido que podía. Aliviada, vio aparecer una luz a través de la ventana. Doña Rosa ya había entrado y había encendido una lámpara de kerosén. Con los ojos fijos en la lucecita que le hacía de faro en medio de la tormenta, Florinda rezaba Ave Marías y lloraba de nervios, sin soltar al tesorito que se prendía de su cabello y daba topetones sobre sus pechos buscando leche para mamar. – Shhh… Sh… Ya llegamos… Bueno… Shh… Ya está… La puerta de la cocina en desuso se abrió con el chirrido acostumbrado y el rostro bello de la patrona se asomó y la ayudó a entrar. - ¡No para de llorar, doña Rosa! - Dameló, que le quito esa ropa. ¡Uy! ¡Vuela de fiebre! ¡Andá a buscar a la china antes que se ahogue entre los chanchos ahí afuera! – Sí, doña Rosa. Sin reparar en lo empapada que estaba, Florinda volvió a salir a la negrura de la tormenta. Rosa acunaba al bebito mientras le quitaba la ropa sucia. – Bueno… bueno… ¡Estás muerto de hambre! 140


Cuando Rosa tenía un pequeño en sus brazos sentía que sabía atenderlo como si hubiera tenido hijos. Con una mano sostenía al bebé contra su costado y con la otra acomodaba unos trapos secos sobre el fogón, para cambiarlo. A duras penas, entró Florinda abrazando a la mujer que se tambaleaba. – Acostala en el catre y sacale la ropa. ¡Ràpido! Yo me encargo del chiquito. La desconocida tenía el pelo mojado pegado sobre la cara, las uñas esmaltadas y un vestido de calidad. Había perdido los zapatos, y las medias de seda estaban hechas trizas. Apretaba un bolsito de gamuza negra y con los ojos abiertos sin ver, murmuraba: - ¡Ay! … ¡ay!… Dios, no me abandones… Dócil como un niño, se dejó desvestir por Florinda, quejándose cada vez que la tocaba. Al terminar de desvestirla, la criollita dio un respingo y quedó con la boca abierta. - ¡Mire doña Rosa! ¡Está toda marcada! - A esta pobre mujer le dieron con un cinto para matarla. – Tendría que llamar al boticario, doña Rosa… - ¡Imposible, con esta tormenta! ¡Poné a calentar grasa de cerdo para hacer un ungüento y leche para la criatura! ¡Bajame la bolsa de los yuyos! ¡Apurate, querés! En las dos horas siguientes, la cocina vieja y la despensa se convirtieron en un refugio donde la desconocida y su hijo encontraron asistencia y todos los cuidados posibles de manos de las dos mujeres de la casa. Dicen que siempre ha sucedido que cuando las mujeres están en verdadero peligro, aunque no se conozcan, se ayudarán incondicionalmente.

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Contenido ARMANDO J. GONZÁLEZ “NANO” ...................................................................................................................................... 9 A VILLA LARCA............................................................................................................................................................... 11 MUJER ........................................................................................................................................................................... 12 PARA VOS...................................................................................................................................................................... 13 MABEL LIFSCHITZ .............................................................................................................................................................. 15 A TUS PIES ................................................................................................................................................................... 17 LIBERTAD INCONDICIONAL ........................................................................................................................................... 18 REPRESA ........................................................................................................................................................................ 20 CELESTE RÍOS .................................................................................................................................................................... 23 FELICIDAD ..................................................................................................................................................................... 25 ELEUTERIO ORDÓÑEZ ....................................................................................................................................................... 27 VIEJO PETISO ................................................................................................................................................................. 29 ENRIQUE SANDRI .............................................................................................................................................................. 31 I ..................................................................................................................................................................................... 33 II .................................................................................................................................................................................... 34 III ................................................................................................................................................................................... 35 MARTHA ISABEL MUÑOZ .................................................................................................................................................. 37 CONCARÁN ................................................................................................................................................................... 39 DESDE LO PROFUNDO .................................................................................................................................................. 41 DESVELO ....................................................................................................................................................................... 42 ROBERTO FERNÁNDEZ ...................................................................................................................................................... 43 EL VUELO DE RAMÓN ................................................................................................................................................... 45 IVANA ÁLVAREZ ................................................................................................................................................................ 51 ANTES ERA CASA ........................................................................................................................................................... 53 EDUARDO AGUIRRE .......................................................................................................................................................... 57 SI TUVIERA .................................................................................................................................................................... 59 LAS DEUDAS .................................................................................................................................................................. 60 LILIANA MAINARDI ........................................................................................................................................................... 63 DE SU LIBRO “RÍO ADENTRO” ...................................................................................................................................... 65 COMUNIÓN UNIVERSAL (poema contemplativo) ........................................................................................................ 67 143


ECO (poema sobre el vacío) .......................................................................................................................................... 68 HAIKU ............................................................................................................................................................................ 69 DARÍO ARÍSTIDES MOLINA................................................................................................................................................ 71 DEL TIEMPO Y LA VIDA.................................................................................................................................................. 73 HOY ............................................................................................................................................................................... 75 JULIO CEJAS....................................................................................................................................................................... 77 AL PATIO TRASERO ....................................................................................................................................................... 79 ANA MARÍA FLOSI ............................................................................................................................................................. 81 EL FUSILAMIENTO ......................................................................................................................................................... 83 BERNARDO ROSENFELD .................................................................................................................................................... 85 ENTRE DOS .................................................................................................................................................................... 87 MEMORÍA DEL AGUA.................................................................................................................................................... 89 REGRESO A LAVALLE ..................................................................................................................................................... 90 ANITA ZÁRATE................................................................................................................................................................... 91 MÍO ............................................................................................................................................................................... 93 GUTAVO DE AMO ............................................................................................................................................................. 97 ESTRELLA ATLANTIS ...................................................................................................................................................... 99 ÁNGELA ANTELISANO ..................................................................................................................................................... 105 TODA DE BLANCO ....................................................................................................................................................... 107 MARÍA GRACIELA BERTI .................................................................................................................................................. 109 EL COMPROMISO ........................................................................................................................................................ 111 JUAN EMMANUEL PONCE DE LEÓN ............................................................................................................................... 113 A GUADALUPE............................................................................................................................................................. 115 ÁNGEL GABRIEL CABRERA .............................................................................................................................................. 117 LA TARDE Y LA CIUDAD (El devenir)............................................................................................................................ 119 TU FRUTO COMO PAPIRO ........................................................................................................................................... 120 CLAUDIA INÉS MORENO ................................................................................................................................................. 121 NOCHES DE REENCUENTRO ........................................................................................................................................ 123 PEDRO SPINELLI .............................................................................................................................................................. 125 BARRO ......................................................................................................................................................................... 127 AQUELLA NOCHE ........................................................................................................................................................ 128 MARÍA INÉS LANFRANCHI ............................................................................................................................................... 129 144


LUZ ROJA ..................................................................................................................................................................... 131 NORAH LLANES ............................................................................................................................................................... 134 SIERRAS DE FUEGO. ARGENTINA, 1921 ...................................................................................................................... 137

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Armando J González “Nano” Mabel Lifschitz Celeste Ríos Eleuterio Ordóñez Enrique Sandri Martha Isabel Muñóz Roberto Fernández Ivana Álvarez Eduardo Aguirre Liliana Mainardi Darío Arístides Molina Julio Cejas Ana María Flosi Bernardo Rosenfeld Anita Zárate Gustavo De Amo Ángela Antelisano María Graciela Berti Juan Emmanuel Ponce de León Ángel Gabriel Cabrera Claudia Inés Moreno Pedro Spinelli María Inés Lanfranchi Norah Llanes


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