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DERECHOS HUMANOS, CORRUPCIÓN Y FRACTURAS SOCIALES América Latina en medio de la encrucijada viral: escenarios y posibles desenvolvimientos

América Latina en medio de la encrucijada viral: escenarios y posibles desenvolvimientos

Juan Esteban Conde Moreno

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estebanjuancm@gmail.com

«Somos olas del mismo mar, hojas del mismo árbol, flores del mismo jardín». Esto está escrito en las docenas de cajas que contienen barbijos que llegan de China. Estos mismos barbijos que Europa nos ha rechazado.

(Franco Beraldi, 10-03-20)

Una mañana, tras un sueño intranquilo, América Latina se despertó convertidoen un monstruoso insecto. Estaba echado de espaldas sobre duros movimientos sociales y, al alzar la cabeza, vio su vientre convexo y oscuro, surcado por múltiples problemas estructurales, sobre el que casi no se aguantaba la colcha, que estaba a punto de escurrirse hasta el suelo.

Desde el movimiento #NoMeCuidanMeViolan, en el país Azteca, pasando por los levantamientos indígenas en Quito, Ecuador; golpe de estado fallido en Venezuela, un giro radical en la política brasileña con Bolsonaro, supuestos fraudes electorales en Bolivia, enfrentamiento de poderes en Perú, hasta los estallidos sociales en Chile. América Latina

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convulsiona y sus problemas no son recientes. Se empiezan a escribir las primeras páginas de una transformación continental inevitable.

Es en este contexto de gran malestar social, que, en las playas de SãoPaulo, Brasil, una nueva amenaza,importado de Wuhan, China, hace presencia. La era del contagio ha empezado, y se está apunto de atestiguar una de las mayores crisis civilizatorias, como en ninguna otra época de la reciente historia contemporánea. Las desigualdades sociales se agudizan y las discusiones sobre alternativas sistémicas vuelven a ocupar las esferas intelectuales.

Entonces ¿en qué condiciones el continente Latinoamericano se enfrenta al contagio? ¿Cuáles fueron las causas que permitieron la rápida propagación? ¿Cuáles son las posibilidades en el futuro? En el Marco de estas preocupaciones es que se estructura el presente ensayo.

Comenzaré recordado algunos de los aspectos que definen al modelo de desarrollo dominante, como contexto de fondo, para después identificar la crisis que sirvió como catalizador del contagio. Posteriormente expondré acontecimientos relevantes del impacto del Coronavirus y su influencia en la vida social, económica y cultural; para concluir con una reflexión respecto a los posibles escenarios en un contexto de pos-pandemia.

1. Una breve mirada a las raíces históricas de las fracturas sociales en América Latina.

Ad portas del bicentenario de la independencia, la Región Sur experimenta, bajo elecciones libres y democráticas, el surgimiento de una nueva derecha latinoamericana. Este escenario sociopolítico viene acompañado de un conjunto de levantamientos sociales, resistencias con grandes envergaduras de cambio y de arraigo cultural, que cuestiona en todo momento las políticas que impone la hegemonía.

En las líneas siguientes desenredaremos la manija que nos permitirá comprender la historia social y económica de las desigualdades sociales,

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y cómo estás facilitaron la rápida propagación en un contexto de impacto biológico.

1.1. El neoliberalismo en América Latina (1970-2000)

En síntesis, las últimas décadas del siglo XX fueron cruciales para el despegue del neoliberalismo en vastas regiones de América Latina y el Caribe (y del mundo), como consecuencias directas, entre otras, del fracaso de las políticas de la URRSS y del socialismo europeo, lo mismo que de la inestabilidad económica que se vivía en la región. El modelo experimentó sus primeros pasos en la dictadura de Pinochet, en Chile, a mitad de la década de 1970 bajo el parteaguas del monetarismo de Milton Friedman1 ,configurando así transformaciones estructurales que a posteriori se aplicarían en otras dictaduras de la Macro Región.

Los postulados del neoliberalismo2cuestionaron en todo momento las injerencias del Estado en el ámbito económico y postularon la libre determinación de los principios de la oferta y la demanda.

Las reformas de la primera década (1980) fueron de ajuste antiinflamatorio del modelo de Exportación por Sustitución3 . En la década siguiente predominaron las recomendaciones del Consenso de Washington(1990), cuyas características fueron de apertura comercial, privatizaciones, reformas tributarias, flexibilidad laboral y recortes del gasto público. Consecutivamente todos los debates fueron encapsulados en conceptos neoliberales. ‘‘Abundaron los estudios para mensurar el aporte de cada factor al crecimiento (tecnología, recursos naturales,

1 Economista estadounidense, fundador y máximo representando de la teoría Monetarista. 2 Para el presente ensayo considérese al neoliberalismo como una corriente económica, filosófica y política del funcionamiento de la economía y de la sociedad, cimentada en la teoría económica clásica y neoclásica, tal como lo sostiene Ramírez B. (2014) 3También llamado Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). El modelo económico sostiene que la sustitución de las importaciones por productos elaborados de manera nacional conduciría a los países de América Latina hacia un desarrollo sostenible asentado en una industria independiente, lo que fortalecería la economía nacional independizándose de la industria de las potencias mundiales; por lo que varios países latinoamericanos, durante el contexto de la pos primera y segunda guerra mundial, asimilaron el modelo.

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capital humano, etc.). Las evaluaciones de los procesos productivos fueron despojadas de sus fundamentos sociales’’(Olivera, 2010). Por lo que se mantuvo en un bajo nivel de actividad económica4 .

‘‘La ilusión en un repentino despegue, por el simple efecto de políticas conservadoras,quedó desmentida. Así mismo, el recorte de los salarios y del gasto social no incentivó la inversión. Tampoco las privatizaciones encendieron la mecha del crecimiento’’ (Claudio, 2014). En países como Bolivia, Nicaragua y Honduras continuaba pregonandola desigual distribución de la tierra, por lo que la productividad de los agricultores y comerciantes no mostraba resultados alentadores; lo mismo para Perú, Ecuador y Bolivia. Todos conexos por la escasa importancia que el Estado brindabaal ámbito rural, que hasta el día de hoy comprende un sector muy importante de sus territorios, históricamente relegadas al olvido. Los índices de pobreza y pobreza extrema son considerablemente elevados en relación a las áreas urbanas. Por lo queel poder y las dinámicas político-económico se concentraron solo en las ciudades o en las regiones geográficamente más favorecidas, con mayor potencial exportador.

La década de los 90s vino acompañada de programas del Estado y Organizaciones no Gubernamentales (ONG) a la acción social, como un hito importante en la lucha contra la pobreza y pobreza extrema. Los avances fueron considerables en las primeras impresiones estadísticas: en Honduras, la pobreza rural5 pasó del 79.6% al 73.8% (1991-2001)6; en Nicaragua, la pobreza rural se redujo del 76.1% al 67.8% y la pobreza

4 Los propios impulsores del liberalismo extremo quedaron defraudados por un retroceso económico que deterioró la incidencia de América Latina en el mercado mundial. La cohesión política inicial del proyecto derechista se diluyó y el modelo afrontó su desafío más directo a partir de las sublevaciones populares de 1999-2005 (Claudio, 2014). 5 La pobreza rural es atribuible en a los bajos niveles de productividad de los pequeños productores agropecuarios y a la precariedad y las condiciones adversas que enfrentan. Como también de la gran inequidad en la tenencia de la tierra. (Kay, 2009) 6 Instituto Nacional de Estadísticas (INE): Encuesta Permanente de Hogares de Propósito Múltiple, Tegucigalpa, (2008).

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extrema cayó del 36.3% al 27.4%7; en Bolivia, durante el año de 1997, la pobreza rural alcanzaba un índice de 78.5% y en el 2001 bajó al 77.7%, para el mismo año, la pobreza rural extrema pasó de 61.5% a 59.7%8 . Estos índices señalaban un aparente éxito en la lucha por la reducción de las desigualdades sociales. Sin embargo, en los siguientes años esta reducción no mostró resultados alentadores, ya que para el año 2005, en Nicaragua, la pobreza rural ascendió a 70.3% y la pobreza rural extrema a 30.5%. Los casos fueron similaresen los demás países.

En el diseño de las políticas públicas se excluyeron a los sectores más pobres ‘’Los esfuerzos de coordinación entre los ministerios y los programas sociales elaborados por las organizaciones de la sociedad civil no han pasado nunca de las buenas intenciones’’ (Kay, 2009).

Las consecuencias económicas y sociales de las reformas estructurales del modelo han sido graves, principalmente en el creciente deterioro social. Económicamente, el modelo neoliberal y los acuerdos comerciales como el Tratado de Libre Comercio - TLC, han significado, con pocas excepciones, el fracaso de muchos sectores económicos, ocasionando el desmantelamiento casi integral de la plana productiva, y con ello el crecimiento del desempleo, el aumento del empleo informal y la subordinación, haciéndolos dependientes de la economía a Norte América.En términos reales la encomia no ha crecido en los últimos 20 años. Socialmente el modelo neoliberal y los acuerdos comerciales internacionales han sido incapaces de resolver los problemas de desigualdad y de inadecuada distribución de la riqueza. Los índices de la pobreza se agudizaron y la distancia entre los aventajados y de los desventajados de la sociedad se potencia (Fernando & Gracia, 2016)(ver cuadro 1)

7 Instituto de Estadísticas y Censos (INEC): Indicadores básicos de pobreza. Encuesta de medición de nivel de vida 2005, Managua, (2007). 8 Cepal: Panorama social de América Latina, Santiago de Chile, (2007)

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Cuadro 1: el reparto de la pobreza en América Latina. Poblaciones pobres, muy pobres y extremadamente pobres.

Fuente: Banco Mundial, 2018 Gráfico: Álvaro Merino, 2019 Disponible en: https://elordenmundial.com/mapas/pobreza-en-america-latina/

Por todo ello (dada la desigualdad predominante y las injusticias sociales), se superpusieron —a finales del siglo XX y principios del siguiente milenio—, los llamados gobiernos del ‘’Socialismos del Siglo XXI’’. Cerrando así un ciclo político, económico e ideológico de gran envergadura, dando paso a una nueva configuraciónpolítica eideológica. La nueva era metamórfica, inclinada al socialismo, ingresó con bastante aceptación popular, al punto que hacia el año 2008, once de los dieciocho países latinoamericanos1 eran gobernados por presidentes de centroizquierda o izquierda (Ramírez, 2017).

1.2. Los gobiernos progresistas (2000 -2018)

1 En países como, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela

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Con el triunfo de Hugo Chávez la marea rosa empezó la estocada en 1999. La experiencia venezolana, como sugiere Hamburger (2014), no demoró mucho en expandirse sobre el continente, especialmente en Ecuador, con Rafael Correa, en Bolivia con Evo Morales, en Nicaragua con Daniel Ortega y en Argentina con Néstor Kirchner y consecutivamente con Cristina Fernández de Kirchner. Este camino a la izquierda, si bien, en gran medida, se ha nutrido de la teoría y la práctica socialista y comunista, lo ha hecho también, sin duda, de las luchas liberales y democráticas sostenidas contra la dominación oligárquica, el imperialismo, las dictaduras militares, y, recientemente, de la resistencia contra el neoliberalismo (Ornelas & Aceves, 2011).

Para los gobiernos del siglo XXI el desafío principal fue el de garantizar, en la brevedad posible, la certeza de un crecimiento económicoverás ysostenible, conexo a la reducción de la pobreza y una distribución justa de la riqueza. Si bien, durante la primera década, este fue el rasgo original y característico; sin embargo, la reducción de la desigualdad comenzó a mostrar una fuerte ralentización en el inicio del segundo decenio (Filmus & Rosso, 2019).

Para Bolivia y Ecuador las estadísticas fueron prometedores, obtuvieron altos índices de crecimientos del PBI, por lo que destinaron mayor presupuesto a la inversión pública: ampliación de la infraestructura de caminos, hospitales adecuadamente equipados, colegios bien implementados, modernización de la tecnología en comunicación (telefonía) y en muchos otros sectores. Estas mejoras repercutieronfavorablementeen la esfera social y económica de ambos países; la pobreza y pobreza extrema se redujeron y se incrementaron las reservas internacionales.

En los países como Brasil, Argentina y Perú, el boom de la exportación minera jugó un papel muy importante, permitiendo mayores ingresos en las aras del Estado. Algunos, como Ecuador y

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Bolivia, renegociaron contratos con las empresas transnacionales aumentando aún más sus ingresos2 .

Para el año 2016 el PBI en Ecuador creció a un promedio de 4,2%, y 5,0% en Bolivia. La inversión pública pasó de 4,2% a 15,6% para el primero y de 14, 3% a 19,3% para el segundo. Este aumento posibilitó la ejecución de varios proyectos y programas sociales, así como también bonos de dinero, reduciendo la pobreza en un 11% para Ecuador, y en un 16% para Bolivia(Solon, 2016, p. 37).

Dado el auge económico y la disminución de las desigualdades, varios sectores de la población mostraronamplio respaldo,y aún al día de hoy gozan de apoyo popular. Sin embargo, tomandola pregunta que se planteóPablo Solon (2016), « ¿estamos realmente frente a la fórmula del crecimiento económico?» Lo cierto es que,a comienzos de la segunda década del siglo XXI, los precios de los hidrocarburos y las materias primas cayeron por la desaceleración de la economía China, y ambos países se vieron peligrosamente envueltas en una crisis económica. Sus ingresos por exportaciones de materias primas se redujeron, las reservas internacionales declinaron y el endeudamiento externo está de subida. Fábricas que antes fueron estatizadas son cerradas, como,por ejemplo: ENATEX en Bolivia. Tratados de Libre Comercio con la Unión Europea que antes fueron rechazados hoy son firmados. Bolivia pone a la venta 1.000 millones de dólares en bonos en Wall Street y sus líderes viajan a Nueva York para atraer inversionistas(Solon, 2016). El PBI de Brasil que entre el 2000 y 2011 había crecido en un promedio de 4% anual, a partir del siguiente año mostró una considerable caía,llegando solo a un 0.9%, en el 2014 a un 0.2% y en 2015 a -2.8% (López, 2016).

Las economías de los gobiernos progresistas como Ecuador, Bolivia, Venezuela, Brasil y Argentina se encuentran declinadas. Los

2 En Bolivia la nacionalización de los hidrocarburos no significó la estatización de las empresas extranjeras sino una renegociación de la distribución de las utilidades. En el 2005 las ganancias y costos recuperables de las empresas transnacionales del gas eran del 43% y en el 2013 bajaron a sólo un 22% (Solon, 2016)

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intentos por reducir las exportaciones de materias primas, promoviendo la industria nacional e incrementando la productividad, quedaron en un falso intento. Para una región de bajo desarrollo tecnológico los intentos por diversificar la economía fueron falaces. Actualmente dependenaún más de las exportaciones de materias primas asentada sobre los Tratados de Libre Comercio – TLC, que en las décadas anteriores. Subordinadosal éxito de la economía Internacional.

El discurso anticapitalista, en el hecho, no alteró la esencia del mismo. En Ecuador “las principales actividades económicas continúan concentradas en pocas empresas: el 81% del mercado de las bebidas no alcohólicas está en manos de una empresa; una empresa por igual controla el 62% del mercado de la carne; cinco ingenios (con tan solo tres dueños) controlan el 91% del mercado del azúcar; dos empresas el 92% del mercado del aceite; dos empresas controla en 76% del mercado de los productos de higiene […] Las ganancias de los cien grupos más grandes seincrementaron en un 12% entre 2010 y 2013. Las utilidades, en el período 2007-2011, crecieron en un 50% más que en los cinco años anteriores, es decir durante el período neoliberal” (Acosta, 2014).

Por consiguiente, a pesar de los intentos de implementar políticas a favor del desarrollo industrial, los modelos productivos de los países de América Latina continuaron cimentadas sobre las exportaciones de productos derivados de la materia fósil (petróleo, gas) y minerales, incluso aquellos países con alto desarrollo industrial como lo es Brasilno lograron diversificar su economía.

La crisis por la caída de los commodities3 ocasionó un nuevo escenario con auge de proyectos neoliberales que posibilitaron su rearticulación en algunos países del Cono Sur, como Brasil con

3 En el año 2014 los precios de las materias primas cayeron. El precio del petróleo descendió hasta en un 50%, una caída que había empezado años anteriores. En América Latina, los ingresos de las materias primar financian considerablemente gran parte del presupuesto público, por lo que su caída significa la crisis fiscal de varias economías de la región.

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Bolsonaro, Chile con Sebastián Piñera, Ecuador conLenín Moreno y Perú con Pedro Pablo Kuczynski.

Por lo tanto, tenemos todavía un movimiento muy fuerte de grandes connotaciones neoliberales.

2. América Latina en medio de la encrucijada viral

En enero del 2020 las principales cadenas de prensa televisiva en Europa y Estados Unidos ( CNN, BBC-News, The New York Times, Etc.), mostraban la represión policial en China como síntoma del autoritarismo del régimen comunista; era pues, la revelación de un sistema-mundo obsoleto, un cadáver andante, un espectro traslúcido aferrado a lo que Fukuyama llamó, equívocamente, el ‘’fin de la historia’’4. Algunos políticos en Italia, España y Reino Unido, opinaban sobre la inaceptabilidad de tales actos que vulneraban los derechos fundamentales. El interés por el contagio parecía no importarles,no, por lo menos, en igual magnitud que las represiones.

A pesar que la Organización Mundial de la Salud-OMSadvirtió al brote como una enfermedad epidémica de interésmundial, para Europa era muy poco probable que la ‘’neumonía’’ traspasara sus fronteras. La gripe era problema únicamente de China.

Las alarman empezaron a sonar cuando países como Japón y Tailandia (al margen de China)anunciaron los primeros casos. El temor se intensificó cuando días después se confirmóel primer caso positivo al COVID 19 en África, otro continente. Finalmente, la apurada construcción de un hospital en Wuhan terminó confirmando el peligro. Elcontagio se había extendido ydos meses después Italia, frente al aumento desmedido de decesos por el Nuevo COVID-19, llama a una cuarentena total. El

4 ‘’El fin de la Historia y el último hombre’’, publicado originalmente en la revista: The Nacional Interest (verano 1998), basado en una conferencia que el autor dictara en el John M. Olin Center for Inquiry into the Theory and Practice of Democracy de la Universidad de Chicago, EE. UU. Traducida al español en 1992 y publicada por la Editorial Planeta, en Barcelona.

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sistema sofisticado de salud en Europa ha colapsado. Ciudades como Madrid, Barcelona, Lombardía, Colonia, Venecia, se vuelven epicentros del contagio, y copan los principales titulares en los medios de comunicación.

No fue sino hasta el 26 de febrero, del año 2020, que el virus arribó al continente Latinoamericano. El anuncio llegó desde Brasil, y 13 días después Argentina declara la primera muerte por el COVID-19. Paraguay se convierte en el primer país en disponer la suspensión de las clases, prohibiendo toda forma de acaparamiento. A su vez, el Ministerio de Educación, en Perú, pospone por dos semanas el inicio de las actividades escolares. Ecuador inicia una cuarentena total y Venezuela, ante los 2 primeros casos se declara en cuarentena permanente. Por su parte, México y Nicaragua inician programas para contener y diagnosticar sospechosos casos de Covid-19. La OMS anuncia que los casos fuera de China, se han multiplicado por trece, registrándose más de 118.000 casos en 114 países y 4.291 personas muertas, «debido a esto, se pasó a calificar como pandemia».La era del contagio ha empezado.

América Latina es una de las regiones con mayor desigualdad en el mundo. Los matices varían; sin embargo, el vínculo común son las políticas que sus gobernantes aplicaron en las últimas décadas, ligados a connotados casos de corrupción.

De acuerdo a las estadísticas presentadas por el Banco Mundial los países como Guatemala, Honduras y Venezuela para el año 2019 lideraronlos índices de pobreza y pobreza extrema; mientras que Costa rica y panamá fueronmostrado un creciente resultado en la lucha contra la desigualdad (ver cuadro 1). Los primeros se han caracterizado por mantener modelos económicos poco industrializados, Mientras que, los segundos han encontrado vías de desarrollo más estables, lo que se ha traducido en mayores recursos para hacer frente a la crisis provocada por el COVID-19(Merino, 2019).

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Iniciada la crisis, los gobiernos sedispusierona ofrecer asistencia social de acuerdo al nivel de impacto en los diferentes sectores de la sociedada fin de aminorar el daño; sin embargo, los intentos no fueron suficientes para frenar el peligro. (Ver cuadro 2).

Cuadro 2: América Latina y el Caribe: medidas de protección para hacer frente al COVID-19

Transferencia monetaria Transferencia en especia Suministro de servicios básicos Protección social para trabajadores formales Otros apoyos directos a personas y familias

 Nuevos programas de trasferencias monetarias.  Extensión de las existentes (anticipos de entregas, ampliación de monto y cobertura)  Alimentos.  Medicamentos.  Mascarillas  Productos de aseo Suspensión o exoneración de pagos de cuentas:  Agua  Electricidad  Gas  TIC (teléfono, internet, TV)  Reducción de la exposición al COVID-19 (teletrabajo)  Protección de ingresos y puestos de trabajo (seguros de desempleo, licencias, prohibición de despidos)  Alivios tributarios  Facilidad de pago de créditos e hipotecas  Control de precios

Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) Transferencia para personas y hogares en situación de pobreza y vulnerabilidad, incluyendo a los trabajadores informales.

Cuarentena y pobreza en América Latina

El impacto del COVID-2019 a la esfera social y económica de los países de América Latina tubo fuertes repercusiones, agudizó aún más la desigualdad y, como era de esperarse, enardeció el descontento social. Esta crisis, según las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), solo para el año 2020, llevará a 215 millones de personas a la pobreza y pobreza extrema. Todo esto en medio de un contexto de alta desigualdad y poco crecimiento económico

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(consecuencia de un conjunto de reformas y ajustes estructurales del modelo económico vigente).

La reacción tardíaen algunos países como Brasily Méxicopara efectuar medidas de distanciamiento y cuarentenas focalizadas, (intentando mostrar imagen de estabilidad), generaron las primeras impresiones negativas. Por lo que las curvas de contagio escalaron peligrosamente hacia picos muy elevados.

La cuarentena en varias ciudades de la región ocasiona pérdidas de empleo, la micro y pequeña empresa se ve obligada a suspender toda actividad económica, o en el ‘’mejor de los casos’’, se reducen las horas de trabajo y así bajan los ingresos laborales de las personas y familias. Mientras tanto en países como Perú se pone en pique la suspensión perfecta, una medida bajo el cual los trabajadores no reciben remuneración por las horas no laboradas. Esta medida viene acompañada de fuertes críticas por connotados intelectuales de todas las regiones.

América Latina es también uno de los continentes con mercados laborales precarios e inestables, la proporción de los empleos informales es alta. Al respecto la Organización Internacional del trabajo - OIT considera que solo un 47,4% de trabajadores aportan al sistema de pensiones y más del 20% de ocupados viven en la pobreza. Las mujeres, las jóvenes, los indígenas, los afrodescendientes y los migrantes están sobrerrepresentados entre los trabajadores informales (CEPAL, 2020). Este sector, poco atendido, son los primeros en verse afectados, y concentran las primeras discusiones sobre las alternativas necesarias para aminorar el daño. Al respecto, Claire Bentata, consultora de la División de Mercados Laborales en el marco del Programa de Jóvenes Profesionales del BID – Alemania, sitúa a las economías altamente informales en una categoría diferente, puesto que, en lo que era la ‘’vieja normalidad’’ la informalidad implicaba en muchos casos baja productividad, condiciones laborales precarias y ausencia de acceso al

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aseguramiento social. También, los empleos de calidad están desigualmente distribuidos, dado que mujeres, jóvenes, personas con niveles educativos bajos y residentes de zonas rurales están sobrerrepresentados entre los informales (Bentata, Prat, & Ripani, 2020). La informalidad alcanza el 56% y se pronostica que ascenderá a un 62% de acuerdo al impacto del COVID-19 por regiones; sin embargo, países como Honduras (84%), Nicaragua (77%), Guatemala (76%) y Bolivia (71%) ya presentaban alarmantes índices de trabajo informal.

De tal manera los efectos del impacto de la pandemia sobre el PBI y el empleo afectará distintamente según los países, por lo que la magnitud de los incrementos de la pobreza y pobreza extrema proyectados también variarán. Este aumento compromete gravemente la posibilidad de poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo, y más ampliamente el logro de todas las metas de la dimensión social de la agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, por tal motivo el impacto hasta aquí descrito aumentará la desigualdad social en toda la región. La CEPAL considera que alrededor del 10% de las personas que se encontraban en situación de pobreza no extrema en 2019 (11,8 millones de personas), verían deteriorada su situación económica y caerán en una situación de pobreza extrema. A sí mismo, el 15% de las personas que pertenecían a estratos bajos no pobres caerán en la pobreza no extrema (20,8 millones de personas) o en la pobreza extrema (3 millones de personas). También habría un fuerte deterioro de la posición de las personas que pertenecían a los estratos medios. La situación económica de al menos un 15% de estas personas se deteriorará: 16,7 millones pasarían a pertenecer a estratos de bajos ingresos, pero aún fuera de la pobreza, en tanto que 2,5 millones quedarían en situación de pobreza, principalmente no extrema. Los estratos medio-altos y altos serían los menos afectados, con deterioros económicos que en su mayoría los llevarían al estrato inmediatamente inferior, pero, sin embargo, solo una pequeña porción de personas de estos estratos caería, al menos temporalmente. La disminución de sus

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ingresos podría provocar endeudamiento y la perdida posterior de sus activos (CEPAL, 2020).

Por consiguiente, los efectos de la pandemia tienen un impacto discriminado en los diferentes grupos de población y su capacidad inmediata de respuesta. La imposibilidad de trabajar desde el domicilio, las condiciones de hacinamiento y falta de acceso a agua y saneamiento aumentan el riesgo de infección. Del mismo modo, el riesgo de muerte es mayor por la mayor incidencia de condiciones preexistentes de salud como enfermedades pulmonares, cardiovasculares y diabetes, y por carecer de acceso adecuado a la atención médica (CEPAL, 2020)

SãoPaulo y otras ciudades de Brasil se convierten en los primeros ejemplos inmediatos, la construcción de nuevas favelas (viviendas inadecuadaspara el número de familia) acogen a centenares de personas que han caído en la extrema pobreza. El gobierno no ha considerado siquiera priorizar acciones a favor de estas poblaciones, más sin embargo el discurso economicista continúa siendo imperante: la economía no puede detenerse.

En Chile, Perú, Ecuador, Argentina y Bolivia se hacen largas colas para recibir asistencia de diversa índoley/o retiros de porcentajes de sus ahorros decretadas por el Estado, lo que ha generado que la curva del contagio presente situaciones adversas en el lento proceso de descenso. Esta situación viene acompañada de levantamientos en las calles, movimientos variados que demandan al Estado el cese de la cuarentena, o en otros casos, marchas contra las medidas que el Estado dispone, denunciando intentos fallidos de control mundial a sus vidas, son víctimas de los llamados fake news y declaran teorías conspiratorias sobre el origen del virus, o en el peor de los casos, que el virus simplemente no existe. La divulgación de noticias falsas emerge barullando por todos los países, provocando un circulo peligroso de desinformación, ocupando principalmente la dimensión virtual del

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internet, pero que poco a poco va extendiéndose a los programas visuales y radiales de alcance macro regional. El peligro no parece detenerse.

Sistema inadecuado de salud.

Durante las dos últimas décadas las reformas realizadas en el sistema se salud, bajo las recomendaciones del Banco Mundial, no han logrado los objetivos con los cuales fueron implantados en términos de disminución de inequidades, uso eficiente de recursos y aumento de la calidad de los servicios (Gómez, 2005). Por lo que, según la Organización Panamericana de la Salud–OPS,el 30% de los latinoamericanos no tiene acceso a la salud, simplemente porque no cuentan con los recursos económicos para ir a un hospital, mientras queel 21% de la población no tiene un hospital o un centro de salud cercano. Por tal motivo estos sistemas de salud no están diseñadas para soportar una crisis sanitaria de grandes dimensiones como las provocadas por el COVID-19. Lo que llevó a la ciudad de Guayaquila convertirse en el primer epicentro de la pandemia a finales del mes de marzo del 2020.

En Ecuador, las calles empiezan a inundarse de cadáveres y el gobierno augura tiempos difíciles. Los expertos médicos estiman unas 2500 a 3000 muertes solo en la capital, durante, lo que han empezado a llamar, la primera ola. Nada más cerca de la realidad. Hasta el momento no existe una estimación oficial de fallecidos por el virus, solo aproximaciones. Hospitales saturados y calles llenas de contenedores para cadáveres es la imagen que da vuelta al mundo. El Estado no ha podido garantizar entierros dignos. Muchas familias aún continúan esperando el cadáver del ser querido.

Hasta mediados de abril, del mismo año, los países con mayores casos decontagio por el virus son: Brasil (25684), Perú (10303), Ecuador (7603), Chile (7917), México (5399). La curva del virus no presenta indicios paradescender. La Organización Mundial de la Saludconsidera que en ocho semanas de haber recibido el contagio podría empezar el descenso, según las comparaciones con el caso de China. Sin embargo,se

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sabe que existen miles de casos no detectados en cada país. Puesto que los testpara identificar posiblescontagios no son priorizados.

3. Posibles desenvolvimientos en América Latina Pos-covid19.

No cabe duda que la crisis provocada por la pandemia del Coronavirus ha puesto a prueba a todos los diseños institucionales y el rol de las autoridades gestoras y garantes. Por mucho que es un desafío inédito, también es una oportunidad inédita, puerta hacia una nueva relación entre la política, las instituciones, el Estado y la ciudadanía (Pérez & Grundberger, 2020). Por tal motivo, las acciones tomadas desde los diferentes gobiernos serán fundamentales para la evolución de una economía muy golpeada como efectos propios de una pandemia. El fortalecimiento del vínculo entre políticas públicas y procesos democráticos serán pilares fundamentales en el proceso de la construcción de un nuevo contrato social que garantice un sistema justo de bienestar social.

La pandemia golpeó con mayor fuerza a los países con elevados niveles de corrupción e ineficiencia en la administración pública, lo que nos da la oportunidad para repensar nuestro modelo de desarrollo, uno que nos permita avanzar hacia una democracia más inclusiva, resiliente y de mejor calidad.

Sergio Bitar y Daniel Zobatto, en Alarco (2021), señalan que América Latina debe reforzar su capacidad de estudio de escenarios posibles y de estrategias de desarrollo democrático. La prospectiva es necesaria—continúan—para anticipar yactuar. Cuando uno se anticipa, las posibles transformaciones aparecen con más nitidez. Y pueden emerger liderazgos que las conduzcan. Anticipar escenarios y tendencias ayuda a identificar nuevos cursos de acción.

Salir de la encrucijada dependerá en mayormedida del crecimiento del PBI. Para una región cuyo desarrollo industrial es mínimo, su crecimiento estará muy vinculado a la economía de otros países. La

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reapertura de la economía de exportación de materia prima jugará un rol vital en la región; sin embargo, esta dependerá de la estabilidad de sus principales socios: China, en mayor medida, y los Estados Unidos. Esta dependencia se manifiesta en la participación de los países latinoamericanos en cadenas de producción globales, paralizadas de acuerdo a las cuarentenas y las restricciones de movilidad. La fuerte dependencia del comercio internacional y los precios de las materias primas hacen que la fortuna de América Latina esté necesariamente vinculada a lo que ocurra en China y EEUU (Aracil, 2020).

La informalidad que en muchas ciudades de la región ya duplica en número a escenarios PRE-COVID, se convierte en uno de los primeros desafíos en un contexto de resurgimiento. No obstante, las atenciones tomadas por los gobiernos no han logrado frenar la gravedad, por lo que, como señalaSergio Bitar y Daniel Zobatto, la pandemia podría convertirse en un catalizador de la lucha por la igualdad, por lo que se verán fortalecidas numerosos movimientos y organizaciones sociales de base en todas las regiones. Por lo tanto, será fundamental las reformas estructurales POS-COVID, como, por ejemplo, la implementación progresiva de un ingreso básico universal, que garantice la sobrevivencia de todas las personas, ya que el ingreso o remuneración básica podría ayudar a disminuir la informalidad a través de la capacitación y protección laboral, como también mediante la formalización financiera, previsional y tributaria (Alarco, 2021).

Por otro lado, la reforma de la salud continúa siendo hasta el momento una agenda inconclusa, con limitado acceso para poblaciones estructuralmente excluidas. Las brechas en la atención y los resultados ilustran la importancia de fortalecer los sistemas de salud en la región, por lo que la prioridad central será crear un sistema de salud público y de calidad al que accedan todos los habitantes, en condiciones de real igualdad. (Veillard & Manuela, 2021).

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Por ello, desde varias ciudades se viene exigiendo el aumento en el gasto público destinado al sector salud, lo que impulsaría múltiples iniciativas, desde formar más personal médico, elevar los recursos para la investigación científica, mejores remuneraciones; como también la urgencia de proveer de medicamentos a precios controlados, elevar la producción de genéricos y reforzar el rol público en la producción y distribución (Alarco, 2021). Por lo que la revalorización de la salud pública será natural en la convivencia durante el contexto de una nueva normalidad, en el escenario POS-COVID.

Asimismo, el acceso a la tecnología se convertirá en un bien público y necesario. La digitalización, el trabajo remoto y las clases virtuales reemplazaran gradualmente a las actividades presenciales, aunque no en su totalidad. Mientras no haya inmunidad a razón de las vacunaciones masivas y comunitarias, continuarán las restricciones en las diferentes actividades rutinarias. Lo que conlleva en muchos casos a situaciones laborables más flexibles y trabajos remotos más aceptados, sin embargo, esto mismo puede generar situaciones de estrés y deterioro de la calidad de vida, como se ha ido mostrando hasta el día de hoy.

Finalmente (aunque se sabe que no), las ciudades comienzan a ser rediseñadas, los gobiernos empiezan a preocuparse por la construcción de más espacios verdes y rutas para movilidades ecológicas y alternas (bicicletas), lo que desencadenaría en un nuevo urbanismo. Una nueva relación entre el individuo y su espacio. Para el cual se deberá de fortalecer la seguridad pública y vial, a fin de aminorar accidentes y vandalismos.

Nada había afectado tanto al mundo.

Así pues, ‘’El año de la gran pandemia nos instala en una encrucijada civilizatoria. O bien vamos hacia una globalización neoliberal más autoritaria, un paso más hacia el triunfo del paradigma de la seguridad y la vigilancia digital instalado por el modelo asiático, tan bien descrito por el filósofo Byung-Chul Han, aunque menos sofisticado en el caso de nuestras

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sociedades periféricas del Sur Global, en el marco de un «capitalismo del caos», como sostiene el analista boliviano Pablo Solón. O bien, sin caer en una visión ingenua, la crisis puede abrir paso a la posibilidad en la construcción de una globalización más democrática, ligada al paradigma del cuidado, por la vía de la implementación y el reconocimiento de la solidaridad y la interdependencia como lazos sociales e internacionales; de políticas públicas orientadas a un «nuevo pacto ecosocial y económico», que aborde conjuntamente la justicia social y ambiental’’ (Svampa, 2020).

¿Cuánto sabemos realmente sobre el Virus del COVID-19? ¿Cuáles serán los desafíos a enfrentar en un contexto del resurgimiento de la pandemia? ¿Qué elementos permitirán una mejor convivencia, con igualdad y solidaridad? ¿Cuáles son las alternativas sistémicas al modelo contaminado? ¿Qué nos espera en el futuro del mañana?

Después de un largo letargo, América Latina despierta en medio de una inevitable metamorfosis. Una transformación, que, a diferencia de Gregorio, un ficticio personaje de literatura —perseguido por la languidez y finalmente la muerte—, viene acompañado de una, cada vez más, creciente esperanza de conversión ¿cómo abordar semejante desafío?

4. A manera de Conclusión.

No hay conclusión, no hay respuestas.

Eduardo Galeano a narrado con mucho atino cuestiones tan relevantes de la historia social y económica de América Latina, partiendo del momento crucial de conquistas y saqueos del siglo XV hasta los acontecimientos de inestabilidad social, económica y política de finales del siglo XX. Para el autor la emergencia de Europa posibilitó el estancamiento del continente de las venas abiertas. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena; nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza para alimentar la prosperidad de otros. En la historia un vínculo inquebrantable, atados siempre a su desarrollo y

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nuestra dependencia. Las Fracturas sociales tienen ahí sus orígenes. La discriminación y el racismo datan desde la época de la conquista, una pandemia que ‘’resurge’’ (si es que no está presente) con cierta frecuencia en momentos de crisis. Y la pandemiaes hasta hoy la mayor crisis. Europa no ha sabido enfrentarla y América Latina, entre espasmos, persigue sus pasos.

La pandemia lo ha desatado todo. ¿Hay alguna salida?

América Latina llega al bicentenario con más de 209 millones de pobres (33% de toda la población) y en medio de una pandemia. Las promesas de una política de equidad se disuelven, las brechas de desigualad quedan expuestas y se empieza a sentir la avalancha de la recesión económica. El panorama es incierto y la cura, hasta hoy, es improbable. ¿Cuál es el camino?

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