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Reconstrucción 3D

Tanque de combustible

El V-2 se propulsaba con unos 3,800 litros de etanol mezclado con agua. El proyecto consumió la mayor parte de la producción de etanol de Alemania.

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Oxígeno líquido

El comburente se almacenaba en un tanque que albergaba casi 5,000 kg de oxígeno líquido.

Turbocompresor

Esta bomba distribuía y daba presión a los diferentes fluidos de manera separada, para evitar una deflagración.

Plataforma de transporte

El remolque Meillerwagen servía para desplazar la bomba al emplazamiento de disparo. Una vez allí, un sistema hidráulico permitía elevar el arma a su posición de ignición sobre la plataforma de tiro. El misil Rheinbote usaba el mismo remolque.

Cámara de combustión

Aquí tenía lugar la mezcla del etanol, el oxígeno y un catalizador (peróxido de hidrógeno).

Espoleta

Ojiva explosiva

Contenía una tonelada de amatol.

Un lanzamiento complicado

Para evitar su localización por parte de la aviación enemiga, los V-2 usaban lanzadores móviles remolcados. Una vez llegado al punto de disparo, la plataforma debía poner al misil en vertical antes de la ignición. No era necesario apuntar, ya que el V-2 se guiaba de manera programada.

Logística

El uso del V-2 era complejo y lento. Requería de un convoy de disparo, aparte del remolque con el cohete y su tractor, y hasta 36 vehículos adicionales, pues era necesario montar varios elementos antes de poder lanzarlo.

La tragedia de un conflicto bélico imprime carácter en los territorios y en quienes se hallan cerca de los lugares de batalla. Aquí mostramos algunos ejemplos.

En tierras brasileñas había quienes estaban convencidos de que la guerra había acabado en la primavera de 1945, pero con la victoria final del Imperio japonés. Por difícil que resulte de creer, una parte de los inmigrantes nipones en Brasil no dudaba de que su país había vencido a los aliados. Esta insólita situación podría haber sido una mera anécdota si no fuera porque surgió una secta fanática llamada “Shindo Renmei”, que comenzó a amenazar y asesinar a sus compatriotas más sensatos, los que reconocían la realidad del triunfo aliado.

La mayor parte de los 200,000 inmigrantes no aceptaron la derrota de 1945, de manera que la colonia japonesa en Brasil se dividió entre “derrotistas”, menos del 20% de la población, y “victoriosos”. El terror se extendió por toda la colonia japonesa, con una cantera inagotable de fanáticos dispuestos a hacerse de un revólver y asesinar a cualquier “derrotista”. El gobierno brasileño tomó cartas en el asunto y tras varias operaciones policiales logró que la secta dejara de ser un peligro para la comunidad emigrante a costa de más de 1,000 detenidos nipones. Parte de esos presos fueron enviados al presidio de la Isla de Anchieta, parecida a la de Alcatraz (California), situada en la costa noreste del estado de São Paulo. 1 Ilha Anchieta, Brasil

Secta contra la victoria aliada

A 158 km de la capital brasileña, Anchieta está rodeada de vegetación tropical y una gran playa (arriba) que mira al continente.