Laicos y laicas en movimiento

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LAICOS Y LAICAS EN MOVIMIENTO

850 años generando espacios de formación

En el marco de los 850 años de los inicios del movimiento valdense compartiremos algunas memorias sobre prácticas y estrategias de formación de laicos y laicas. Este ejercicio nos significa una oportunidad de diálogo y encuentro con rasgos profundos de la identidad valdense que, como apreciarán, ha requerido de la decisión de optar por algunos “mojones” representativos de esta temática en ese extenso y complejo camino de siglos.

En tal sentido, intentamos acercar algunas referencias que, según interpretamos, permanecen en nuestros cimientos y aún nos sostienen. Desde allí iremos al encuentro de tiempos más cercanos que nos permiten informarnos de las actuales búsquedas de capacitación que desafían el presente.

La formación de laicos y laicas ha sido, y es, una práctica constante que deja una marca en el recorrido de los 850 años del movimiento Iglesia Valdense.

En los inicios, la preparación para la misión… Esteban de Borbón, después de haber relatado cómo Valdo hizo traducir “los evangelios y muchos libros de la Biblia” y las sentencias de los Padres de la iglesias, añade: “Habiendo leído muchas veces estos textos hasta aprenderlos de memoria… habiendo vendido todos sus bienes, distribuía a los pobres su dinero y usurpó el oficio de los apóstoles y tuvo la presunción de predicar el Evangelio y las cosas que había aprendido de memoria, por las calles y las plazas, convocando alrededor de sí a muchos hombres y mujeres a los cuales enseñaba los evangelios, a fin de que hicieran la misma cosa…”.

Es importante notar, en este informe del inquisidor, cómo Valdo aprende de memoria los textos traducidos y luego se propone vivir la perfección evangélica a la manera de los apóstoles: su renun-

cia a los bienes es seguida inmediatamente por el ministerio apostólico de la predicación. También los-as hermanos-as, a los que Valdo convoca, reciben el ministerio de la predicación apostólica, pero en este caso hay un intervalo entre la aceptación de la perfección evangélica y el envío a la misión. Este intervalo corresponde al período de la preparación (“les inculcaba los evangelios”)…”¹.

Si la vocación de Valdo se remonta a cuando oía el Evangelio de la iglesia, entonces la traducción de partes de la Escritura y de las sentencias de los Padres forma parte de un proyecto bien determinado: fue pensada por Valdo como “un manual para una sólida preparación de los hermanos y para su posterior tarea en la predicación y enseñanza”. La preparación de los-as predicadores-as valdenses consistía especialmente en aprender de memoria amplias secciones de las Escrituras y la predicación en la comunicación de la palabra de Dios a viva voz. Este método de aprender de memoria amplias partes de la Escritura se mantendrá a través de los siglos, aun cuando los-as valdenses se verán obligados-as a vivir en la clandestinidad y el ministerio itinerante sustituirá a la predicación pública por la cura de almas. En 1530, el barba Morel informa a Ecolampadio que, entre los-as valdenses de los Alpes, los-as jóvenes admitidos-as a la preparación para el ministerio de la Palabra debían aprender de memoria “todo el Evangelio de Mateo y de Juan, capítulos de las epístolas canónicas y buena parte de Pablo”².

Amedeo Molnar, en su Historia del Valdismo Medieval, cita a A. Distéfano: “Pocos centros intelectuales pueden, en esa época, rivalizar con los valdenses en lo que concierne a su febril aplicación al estudio de la Biblia, a su ardiente entusiasmo por aprenderla en lengua materna. En un tiempo en que los medios de instrucción eran pobres y rudimentarios, un florecimiento tal de energías intelectuales en las capas inferiores de la población,

1- Ricciardi, A. (1996). La contribución valdense a la lectura bíblica. Lectura Bíblica en el Movimiento Valdense. Centro Emmanuel, Uruguay. (pág. 33) // 2- Obra citada (pág. 34)

no puede menos que llenarnos de asombro. Leemos en un documento del siglo XIII que los valdenses, jóvenes, y ancianos, hombres y mujeres, se dedicaban sin reposo, de día y de noche, a aprender y a enseñar...”. Y ante la pregunta por las escuelas, Molnar, citando al historiador Jerónimo Miolo, precisaba: “Había escuelas, pero muy a menudo los barbas tomaban a su cargo la enseñanza de la juventud, sobre todo de quienes habrían de dedicarse al Santo Ministerio.” Y agregaba al respecto que los hospicios valdenses servían como centros de formación que podían parecer escuelas. “…Más que el sistema escolástico, lo que marcó profundamente al movimiento fue la fuerza educativa de la propia relación entre ‘hermanos’ y creyentes en una mutua y constante catequesis comunitaria”³.

La instrucción en tiempo de los Barbas… Al final del siglo XIV, después de más de dos siglos de testimonio y persecuciones, el movimiento valdense entra en un tiempo de declinación. Podríamos decir que las motivaciones de los orígenes del movimiento valdense, lejos de desaparecer, aparecen recreadas de la mano de teólogos como lo fueron Wyclif y Hus que reclaman la necesidad de una reforma. Interesada en poner la cultura y la predicación bíblica al servicio y alcance de la gente sencilla y buscando una iglesia no basada sobre el derecho y la obediencia como la de Roma, sino sobre el evangelio y la fraternidad, sucede la llamada reforma husita con cuyos referentes los grupos valdenses entran en diálogos e intercambios, el tiempo de la llamada “Internacional Valdo- Husita”.

“Del movimiento husita los valdenses recibieron una cultura teológica indispensable para las nuevas generaciones. Los teólogos de Praga, empeñados en una reflexión de carácter bíblico, habían tenido en cuenta a menudo el camino de la búsqueda valdense, llevándolo al plano universitario. Muchos libros y tratados entran a circular entre los valdenses, leídos, traducidos y resumidos por ellos”⁴.

“Los jefes de este nuevo acontecer del valdismo son los barbas. En el siglo XV no son más, como en

los siglos anteriores, pequeños artesanos que van en forma itinerante para mantener los contactos entre los grupos dispersos. Ahora son verdaderos maestros de fe y de vida y aún de cultura. A ellos se debe la transmisión de la literatura valdense, la recolección de sermones, la composición de poemas. Su biblioteca era modesta. Están en condición de leer obras teológicas en latín y de traducirlas. Estudian aritmética y algo de botánica y medicina. El joven valdense que, por sus dones, empeño, seriedad, ofrece buena garantía para llegar a ser barba, es enviado al ministerio como ayudante en compañía de un barba anciano por un período de varios años. Así se hace práctico de los lugares que debe visitar, aprende los idiomas, estudia los textos sagrados, frecuenta las escuelas clandestinas…”⁵.

Adhesión a la Reforma Ginebrina

El Sínodo de Chanforán de 1532 decide, no sin largas tratativas previas, la adhesión de los valdenses a la Reforma Ginebrina. En dicho Sínodo reúnen dinero para pagar la primera traducción de la Biblia al francés partiendo de los originales hebreo y griego, tarea que hace Pedro Robert, llamado Olivetán.

“Con este acto los valdenses dejan de ser un movimiento para transformarse en una “Iglesia Reformada”. Con ello muchas cosas iban a cambiar: por lo pronto iban a separarse en forma tajante del catolicismo. Luego, van a salir de la clandestinidad para mostrarse en público: construirán templos y tendrán pastores residentes en lugar de “barbas” itinerantes. Y una nueva manera de hacer teología: no más una obediencia literal a ciertos textos evangélicos, como el Sermón del Monte, sino una elaboración profunda de la doctrina de la gracia según las epístolas a los Gálatas y a los Romanos. Sin duda persistieron en la comunidad valdense muchas tendencias originales, tales como el anticonstantinianismo (rechazo de cualquier compro-

3- Molnar, A. (1981) Historia del Valdismo Medieval. Ediciones La Aurora, Buenos Aires. (pág. 176-177) // 4- Tourn, G. (1983) Los Valdenses. Tomo I. Ediciones Iglesia Valdense. (pág. 99) // 5- Obra citada (pág. 100-101)

miso entre iglesia y estado). Pero podemos hablar de una primera y una segunda reforma. La primera que se inicia con la protesta de Valdo y se continúa con la reforma husita, y la segunda que parte de Lutero y Calvino…”⁶.

Presencia Valdense en el Río de la Plata: creación de escuelas

En los tiempos de la llegada y organización de las familias valdenses al Río de la Plata, tan importante como organizarse para el desarrollo de lo necesario del sostenimiento material, fue el asegurar, impulsar y sostener espacios para la formación.

Las citas a continuación, tomadas del proceso de creación de escuelas en el departamento de Colonia, Uruguay, nos informan sobre el fundamento que sostiene el compromiso de los-as valdenses con el acceso a la educación a través de escuelas. Procesos similares se dieron en prácticamente en todas las colonias valdenses del Río de la Plata.

“…en 1858 existían en todo el departamento de Colonia solo cinco escuelas, tres de varones, con 80 alumnos, y dos de mujeres, con 60 alumnas. En los dos primeros años de su instalación en el Rosario Oriental, los colonos ya habían levantado una escuela mixta, y en el correr de la década de los 60 se erigieron otras tres. Pero, sin dudas, el impulso decisivo en esta área, lo dio Daniel Armand Ugon a partir de 1878. Las dirigencias eclesiásticas siempre se manifestaron preocupadas por el desarrollo de la instrucción…”, “la razón era obvia: una Iglesia reformada que partía de la base de que todos sus miembros debían, necesariamente, tener acceso directo a la Biblia, requería de una congregación alfabeta”⁷.

En El Templo y la Escuela, Roger Geymonat incluye palabras de Armand Ugon citadas por Ernesto Tron: “Aun cuando un miembro de la Iglesia no tuviese niños en edad escolar; es su deber trabajar a favor de la instrucción y de sostenerla con su dinero, porque el Evangelio debe eliminar todas las tinieblas cualquiera sea su origen (…) En todas partes un pueblo instruido es superior a un pueblo

ignorante; siempre una persona que conoce y sabe lo que otros desconocen ha podido dominar sobre estos últimos y llevarlos a su antojo y contra su voluntad donde no han querido ir…”⁸.

Continúa informando Geymonat en tal sentido: “Apenas dos años después de su llegada a Uruguay, las petits écoles sumaban ya ocho… todas ellas en base al modelo de las “escuelas Beckwitt” de los Valles. Estas escuelas, todas rurales, eran mixtas y pese a que eran promovidas y supervisadas por las autoridades eclesiásticas, la enseñanza que se impartía en ellas no era confesional: la enseñanza religiosa quedaba reservada a las “escuelas dominicales” a cargo directo de la iglesia”⁹.

Formación de laicos y laicas: los institutos Para llevar a cabo la tarea de las escuelas dominicales, así como la de acompañar la lectura bíblica comunitaria hubo un tiempo en el que se ofrecieron espacios de capacitación: los llamados “Institutos” de preparación y formación para maestros y maestras que luego pasaron a ser Institutos de formación de todos los miembros de iglesia.

Al respecto dice Carlos Delmonte: “Esto cubre un período que va desde los años 20 hasta los años 60. Junto con esa formación que podríamos llamar periódica, para la lectura y comprensión de la Biblia, había otra que podríamos llamar permanente. A ella estaban dedicados los periódicos de la iglesia que eran dos: Mensajero Valdense y Renacimiento, órgano de la juventud. Esa práctica buscaba crear mentes abiertas, críticas, inquietas. Pero más que nada buscaba alentar, conformar ese binomio inseparable: Palabra de Dios y comunidad de fe”¹⁰.

6- Comisión Sinodal de Publicaciones. (1980) La Iglesia Valdense Ayer y hoy. Cuaderno Valdense Nº 9. Colonia Valdense. (Pág. 12)// 7- Geymonat Hopper, R. A. (2008) El Templo y la Escuela. Los Valdenses en el Río de la Plata. Editorial Planeta. (Pág. 194)// 8- Obra citada. (Pág. 195) // 9- Obra citada. (Pág. 196) // 10- Delmonte, C. (1996) La lectura bíblica en el Río de la Plata - Lectura Bíblica en el Movimiento Valdense. Centro Emmanuel. (Pág. 93)

“La comunidad tenía la responsabilidad de educar en el conocimiento de la Palabra por lo tanto tenía que formar maestros para los niños.

…Para poder preguntar con provecho y profundidad, para tener elementos críticos para evaluar la predicación, para cultivar la fe personal, habría que educar. Tan importante como el pastor, era el maestro”¹¹.

Sobre la necesidad de formación de laicos y laicas expresa: “Faltaba una lectura bíblica sólida y sistemática a nivel adulto. El joven deja el catecismo y piensa que ha terminado su preparación. Luego no tiene respuestas cuando se le plantean preguntas en el plano personal, intelectual, social… faltaba una lectura bíblica del conjunto para ver las grandes líneas de un pasaje, un libro, un autor. La parte no se comprende sino a la luz de la totalidad.

… los laicos deben tener a la vez una iniciación en el estudio de los textos y una sólida teología bíblica”.¹²

En busca de responder a esa necesidad, la Iglesia

Valdense organizó lo que se llamó Institutos de la Iglesia o Institutos de Primavera. Eran encuentros de todos los miembros de las comunidades que podían participar en los que se enfatizaban estudios bíblicos temáticos.

Debemos hacer una mención en este recorrido de lo que fue la propuesta de formación de laicos y laicas que el área de extensión del Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos, ISEDET puso en marcha a través del programa Educación Abierta (EDUCAB), durante los años 90 y siguientes. Muchos miembros de las comunidades valdenses del Río de la Plata encontraron en esta propuesta una respuesta a la necesidad de capacitación.

Ministerio comunitario de la iglesia: todos/as ministros/as13

Ser testigos en todo tiempo y lugar, del amor y la gracia de Dios a través de los dones que el Espíritu nos ha concedido, es el ministerio al que todo y toda creyente es convocado. Es ser-

vicio para ser ejercido por la totalidad de la iglesia en el escenario concreto de la vida, en todos sus espacios y tiempos.

En Historia del Valdismo Medieval, Molnar en relación al ministerio de la totalidad de la iglesia aporta lo siguiente:

“Desde el comienzo los valdenses tuvieron el sentido de una suerte de ministerio comunitario de la Iglesia entera, en el mundo: quien quiera que sea enviado por Dios a predicar no puede eximirse de la obligación de sembrar el Evangelio entre el pueblo y tampoco las mujeres son excepción para este imperativo supremo… El equivalente al cura local, responsable de una iglesia para la administración de los sacramentos, las ceremonias del culto y los sepelios, no aparece hasta el siglo XV. Estaba en cambio el ministerio itinerante, para recordar la inestabilidad de la existencia cristiana y la libertad, que rehúsa establecerse en las tradiciones y en la inmovilidad de una existencia banal… Las primeras parroquias valdenses con ministros sedentarios aparecieron sólo en Europa central por influencia husita (siglo XVI) y en los valles alpinos, después de 1532, bajo la enseñanza de la Reforma suiza y estrasburguesa”¹⁴.

El movimiento de transformación y reconstrucción eclesiástica y social iniciado por Martín Lutero en Alemania colocó en el horizonte de los cambios necesarios, la recuperación de una de las más antiguas enseñanzas bíblicas: el sacerdocio amplio, universal, de cada creyente.

Podemos afirmar que el sacerdocio universal es una afirmación central de la reforma tanto luterana como calvinista. Esta concepción hace sacerdotes a todos y todas por el bautismo. Esto pone las

11- Obra citada (Pág. 94) // 12- Obra citada (Pág. 100) // 13Comisión Sinodal de Ministerios. Material Programa capacitación de laicos-as IEVRP, Esfuérzate en la Gracia. Puerta 8, ventana 2. // 14- Molnar, A. Obra citada (Pág. 162, 171, 172)

bases para un cambio profundo en la organización y circulación del poder en la iglesia. Puso en cuestión y rechazó el magisterio romano para dar lugar al proceso de democratización.

Nos dice al respecto el teólogo Leopoldo Cervantes Ortiz: “Cuando la Reforma Protestante comenzó su segunda etapa, justamente la que proyectaría su impacto en la civilización religiosa y en su estructura socio-política del siglo XVI, el ímpetu con que la tradición reformada iniciada en Suiza por Ulrico Zwinglio y desarrollada después por Calvino y otros teólogos y dirigentes, logró consolidar sus bases bíblicas y teológicas. Una de ellas, precisamente la afirmación y práctica del sacerdocio universal de todos los creyentes adquirió particular importancia. De ahí que puede decirse que esta doctrina es una afirmación central de la Reforma, tanto luterana como calvinista y que su práctica, a pesar de la posterior clericalización de las iglesias protestantes, fue un redescubrimiento fundamental que influiría en el surgimiento de los impulsos democráticos dentro y fuera de las iglesias reformadas”¹⁵.

En concordancia con el “ministerio comunitario de la iglesia entera” de los primeros siglos del movimiento valdense, y desde la perspectiva de los aportes de la Reforma a través del sacerdocio universal de todos los y las creyentes, las comisiones de ministerios de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, animadas por las realidades de las comunidades y los debates sinodales, se han ocupado en contribuir con reflexiones y preguntas para profundizar y repensar la realidad de los ministerios.

En tal sentido, el Cuaderno Valdense N° 16 preparado por la Comisión de Ministerios y de Publicaciones en el año 1988 titulado Todos Ministros, expresa:

“…en el cumplimiento de su misión, la iglesia debe apoyarse no solamente en algunos ministerios clasificados y específicos, sino en el ministerio de todos y de cada uno de sus miembros, expresa que “miembros de iglesia

todos ministros” es una afirmación de profundo arraigo bíblico, un tema y una realidad que necesita ser profundamente reflexionada y un desafío para todas las comunidades”¹⁶.

“La Iglesia de Jesucristo, cada congregación local, llamada a proclamar y a hacer visible las señales del reino de Dios, debe contar para ello – según el testimonio bíblico- con el ministerio de todos y cada uno de sus miembros. Con la vida y el ministerio de Jesucristo y el inicio del reino de Dios, ya no hay lugar para los sacerdotes en su concepción tradicional, sino que, como lo expresa 1 Pedro 2,9 – como integrantes del pueblo de Dios todos somos declarados sacerdotes. Cada uno de nosotros, como miembros de iglesia, recibimos de Dios dones y llamados intransferibles para servirle en este mundo (1 Corintios 7,17 y 12, 4-13)”¹⁷.

Y por último el mismo Cuaderno Valdense N° 16 enfatiza: “si todos los miembros están llamados a cumplir un ministerio, todos debieran recibir la preparación que corresponda a tal fin”¹⁸.

Formación del liderazgo laico: Programa Esfuérzate en la Gracia

Decíamos al inicio que la formación de laicos y laicas ha sido y es una práctica que, como una constante, atraviesa el recorrido de 850 años del movimiento Iglesia Valdense. La preocupación, las búsquedas y el compromiso de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata - IEVRP, con la formación bíblica teológica de laicos y laicas, ha quedado plasmada en sucesivas expresiones y decisiones de las asambleas sinodales¹⁹.

Intentando dar respuesta a esta necesidad clara-

15- Cervantes Ortiz, L. (2012) El sacerdocio universal de los y las creyentes: actualidad y horizontes. Lupa Protestante. (Pág. 3) // 16- Comisión de Ministerios. Comisión de Publicaciones. (1988) Todos ministros - Cuadernos Valdense N°16. Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, Colonia Valdense. (Pág. 25) // 17- Obra citada (Pág. 26) // 18- Obra citada (Pág. 27) // 19- Actos sionodales: 16/SR/09; 25/SR/09; 7/SR/10; 17/SR/10; 20/SR/10; 6/SR/11; 5/SR/12; 8/SR/15; 6/SR/17

mente identificada y explicitada, la Mesa Valdense, en el año 2017 decide poner en marcha los pasos necesarios en la perspectiva del armado de un programa de capacitación.

Para dar inicio a dicha construcción, que se acordó fuera participativa, se designó una persona que conjuntamente con un equipo asesor trabajarían en la preparación y puesta en marcha del programa.

En dicho proceso fue importante ir al encuentro de lo consensuado por la Asamblea Sinodal expresado en el acto 13 del Sínodo 2009 que define la visión, misión y valores de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata:

“Visión: Una iglesia unida para que el mundo crea. Que confiesa a Jesucristo como Señor y Salvador y que anuncia el Evangelio. Que a partir de su identidad sea una iglesia inclusiva, participativa, sustentable, afectiva y contenedora. Sensible a las necesidades de los demás, comprometida y con presencia profética en la sociedad. Una iglesia en la que te den ganas de estar.

Misión: La Misión de la Iglesia Evangélica Valdense en el Río de la Plata es buscar el Reino de Dios anunciando su amor y dando testimonio de una vida en comunidad solidaria, restauradora, proclamadora de la justicia y en armonía con la naturaleza.

Valores: Libertad, Justicia, Solidaridad, Integridad, Humildad, Vocación Ecuménica”²⁰.

Nos parece importante compartir en este punto algunos párrafos de la fundamentación del proyecto de este programa de formación: “En este cambio de época que nos presenta desafíos y vivencias nuevas, necesitamos tiempo y espacio para ver y encontrarnos con las realidades que habitamos y nos habitan. Para participar en la construcción de los paradigmas que están emergiendo, será necesario el ejercicio de mirarnos y reconocernos desde las experiencias de fe personal y comunitaria: lejanas - cercanas experiencias de gracia. Reconocer los orígenes de nuestra fe en la historia; sus fundamentos bíblicos teológicos;

los aportes que surgen del diálogo con distintas disciplinas en el ejercicio de hacer teología y animarnos en y a la recreación y diseño de nuestras prácticas.

Conocer, profundizar y resignificar los postulados de la Reforma, y en particular el del Sacerdocio Universal de todos y todas los/as creyentes a la luz de las necesidades ministeriales actuales.

Nos desafiamos a construir una propuesta en sintonía con la diversidad que nos identifica. Que brinde herramientas a quienes se quieren capacitar para asumir tareas congregacionales más o menos tradicionales; a aquellos/as que quieren prepararse para desarrollar una misión tanto dentro como fuera del ámbito de la iglesia; a quienes recibieron la pertenencia a la IEVRP como una herencia de familia; a los/as que optaron, desde la riqueza de otros recorridos y tradiciones, integrarse a la IEVRP.

Los materiales de estudio se están solicitando a pastores y laicos/as, de acuerdo a sus dones, capacidades y recorridos ministeriales. Invitando al ejercicio de la puesta en común de saberes adquiridos en los espacios académicos y en diálogo con la experiencia: oportunidad para analizar e interpretar las prácticas propias y producir reflexión teológica a partir de ellas.

Nos anima la posibilidad de hacernos parte de una propuesta de capacitación en la que el conocimiento no sea un fin en sí mismo sino un generador de compromisos y aportes concretos a procesos de construcción comunitaria, de crecimiento en la fe, de incidencia desde vínculos profundos con Jesucristo: espiritualidad, práctica y ética evangélica liberadoras.”

El programa de capacitación de laicos y laicas de la IEVRP denominado: Esfuérzate en la Gracia (2 Timoteo 2,1) - Puertas y ventanas abiertas a la misión propuso un recorrido que duró cuatro

20- Acto sinodal: 13/SR/2009

tro años. Por medio de él accedieron a formación bíblico-teológica sesenta laicos y laicas de la mayoría de las comunidades valdenses del Río de la Plata.

Formación del liderazgo laico: Escuela de Ministerios comunitarios

Concluido el desarrollo del ciclo de formación propuesto en el programa del Esfuérzate en la Gracia, un nuevo desafío para la capacitación de laicos y laicas se pone en marcha: la construcción de una escuela de ministerios comunitarios ecuménica enmarcada dentro de las propuestas de la Fundación Red Ecuménica de Educación Teológica, REET de la cual la IEVRP forma parte.

Nos recordamos que los objetivos de la REET son: “Responder a las necesidades actuales de capacitación teológico-ministerial de las iglesias de la ecúmene rioplatense, tanto en función de sus ministerios ordenados, como de sus ministerios laicos, en particular. Responder a la necesidad de contar con un ámbito de estudio e investigación en teología, religión y sociedad, abierto al público de lengua castellana interesado en una formación académica y práctica de calidad, en diálogo con las ciencias y otros saberes, en general”.

La perspectiva de creación de una escuela de ministerios comunitarios surge del diálogo de las autoridades de las iglesias que conforman la REET, que coincidieron en la necesidad de:

“Avanzar en el diseño de una propuesta de formación para los miembros de las comunidades (“laicos-as”) que animan y/o tienen bajo su responsabilidad tareas ministeriales no ordenadas, a saber: evangelización, liturgia, diaconía y mayordomía. Imprimirle a la propuesta formativa un carácter que combine un ámbito de acogida y proceso comunitario de enseñanza-aprendizaje (“Escuela”) con la especificidad de la finalidad formativa (“Ministerios”) en el marco de una concepción y vivencia de la ministerialidad (“Comunitarios”).

Llevar adelante la propuesta formativa aprove-

chando las posibilidades que ofrecen las tecnologías para la educación a distancia y para la ampliación de la participación de miembros de las comunidades situados en regiones con escasa o nula oferta formativa. Dotar al trayecto formativo de la Escuela de Ministerios Comunitarios (EMC) de un profundo talante en clave de proceso experiencial como ámbito donde se puedan poner en diálogo los contenidos del programa con la propia vida cristiana y práctica ministerial de los-as estudiantes”²¹.

Buscando dar respuesta a dicha necesidad, en el presente la IEVRP se encuentra comprometida, junto a iglesias hermanas, en la construcción de la Escuela de Ministerios Comunitarios que se espera pronto esté en marcha.

Un nuevo “mojón” que busca responder a las necesidades y desafíos de formación que permitirá continuar colaborando, en este tiempo, con la misión de Dios a la que somos llamados y llamadas.

Laicos y laicas en movimiento… 850 años generando espacios de formación

“Si todos los miembros están llamados para un ministerio, todos debieran recibir la preparación para tal fin”. (Todos Ministros. Cuaderno Valdense Nº 16, Comisión Sinodal de Ministerios) Seminarios, Sínodos temáticos, talleres, espacios de capacitación ecuménicos también vienen sumando respuestas a las necesidades de preparación a través de diversas estrategias de formación.

Publicaciones de comunidades locales, presbiterios y del área de las comunicaciones sinodales también contribuyen a dicho fin a través de la edición de libros, periódicos, boletines en tanto crean, recuperan y dan difusión a contenidos bíblico teológicos pastorales que surgen del pensar, sistematizar y proyectar las prácticas. ¡Son muchas, valiosas e imprescindibles las iniciativas!

La complejidad de los tiempos que vivimos hace impostergable el propiciar y sostener espacios de

21- Proyecto Escuela de Ministerios Comunitarios. 2024

formación de los equipos de liderazgo comunitario para que la tarea de testimonio, servicio e incidencia de la iglesia se edifique desde fundamentos bíblico teológicos sólidos, para que los mismos sostengan la transmisión de un evangelio liberador y prácticas transformadoras y comprometidas con el proyecto del reino de Dios.

El enunciado “Todos y todas ministros y ministras” necesita de posibilidades concretas de preparación para la tarea. Esa necesidad nos compromete y nos sigue poniendo en movimiento.

Desde el camino, agradecemos a Dios por lo recorrido, buscamos orientación y discernimiento en la sabiduría divina para los pasos que sigan, y afirmamos: ¡que sólo para la gloria de Dios sea!

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