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HISTORIA DE VIDA
Vivió una infancia de maltratos, odios y rencores, y muy joven se convirtió en un avezado delincuente que formaba parte de una banda criminal. Tuvo que salir huyendo del país por miedo a ser asesinado y lleno de angustia se refugió en tierra lejanas hasta que encontró una nueva vida en Jesucristo.

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ELISEO AQUINO FOTOS: ARCHIVO FAMILIAR
EL OSCURO PASADO DE JOSÉ
José Arnaldo Arpiga nació y creció en un pueblo ubicado en el departamento de Yoro, Honduras. Su padre lo abandonó cuando era muy pequeño y sufrió mucho cuando su madre entabló un nuevo compromiso con el que tuvo otros hijos.
Desde muy chico empezó a ser golpeado, recibía un trato distinto a los de sus medios hermanos quienes gozaban de cariño y atenciones. Como producto de tanto maltrato, surgió en José un odio tan grande que, incluso, pensó en quitarle la vida a su padrastro quien lo castigaba continuamente.
A los doce años, en una calle, vio a un hombre que manejaba un arma de fuego. Por curiosidad se acercó y le preguntó si podía enseñar a manejarla. Aquella persona pertenecía a una banda criminal y se sorprendió por la pregunta del adolescente.
“¿Para qué quieres aprender?”, le preguntó al chico. Él respondió que quería manejarla para defenderse cuando creciera en caso de algún peligro. Y así surgió una relación extraña que lo llevaría por rumbos peligrosos.
El jovencito aprendió pronto, surgió la amistad y cierto día le contó la verdad: quería matar a su padrastro porque lo maltrataba mucho. Aquel hombre, lejos de aconsejarlo bien, lo apoyó en la idea y hasta le ofreció prestarle el arma cuando lo requiriera.
El tiempo transcurrió hasta que José cumplió los quince años. Después de practicar muchas veces, planeó el asesinato de su padrastro y realizó un seguimiento de todo lo que hacía durante el día; de ese modo ubicó el lugar exacto para atentar contra su vida.
Sin embargo, José le hizo una advertencia; le dijo que si volvía a ponerle la mano encima lo iba a matar, pero aquel hombre volvió hacerlo.
Lleno de odio, el joven preparó el asesinato; cuando su madre se enteró, le habló y lo persuadió que no lo hiciera; le dijo que sus hermanos iban a quedar desprotegidos y que iban a sufrir mucho.
Un día, cuando ya tenía dieciséis años, vio que llegaron ciertos familiares del hombre que le había enseñado a manejar las armas y lo convenció para que se vaya con ellos a Guatemala.
Él aceptó y se escapó de su casa para irse con aquellas personas; cruzó la frontera se cambió de nombre y empezó a delinquir junto a los demás. Asaltaba, extorsionaba, secuestraba y perpetraba otros diversos delitos.
En una ocasión, llegaron tres patrullas a la casa donde se habían escondido. Él, con esfuerzo, pudo librarse escapando por una plantación de bananas. En esos momentos de riesgo, reflexionó y sintió que interiormente había sufrido una transformación dañina, se había vuelto insensible. Disfrutaba con la adrenalina en los momentos de riesgo.
Unos meses después, su madre pudo contactarlo por teléfono y lo persuadió para que volviera a Honduras. La llamada lo dejó intranquilo y decidió volver.
DESENCUENTRO CON DIOS Al regresar a su pueblo, ya con la experiencia vivida en Guatemala, empezó a ejecutar las mismas acciones delictivas.
Un día conoció a una joven cristiana, se enamoró de ella y comenzó a buscarla; la joven le invitó a su iglesia y comenzaron a salir; lamentablemente la congregación no tenía una sana doctrina. José comenzó a cambiar, dejó todos sus vicios y después de unos meses aceptó a Cristo como su Salvador. Tiempo después, con el consentimiento de sus padres, se casó a la edad de 17 años.
Todo parecía estar bien en su vida. Le confesó a su esposa cómo había sido su vida antes de conocerla y ella quiso ayudarlo en su proceso de cambio. Fueron a vivir en una casa que él había construido. Allí nació su hija mayor.
Después de tres años las cosas andaban bien, pero en un momento de descuido espiritual volvió a caer en las mismas cosas que hacía antes, empezó a recorrer un camino oscuro que lo llevó a formar parte una banda criminal dedicado al sicariato y la extorsión.



UN SENDERO DE TERROR La vida de José iba de mal a peor. Empezó a tomar drogas y, como producto de ello, llegó a engañar y golpear a su esposa. La banda que integraba tenía tanto poder que, cuando iban hacer un atraco, coordinaban con unos policías para que no vigilen la zona donde iban a cometer el delito.
En un asalto que salió mal, una banda rival les hizo un seguimiento y dieron con la identidad de él y sus compañeros. Entonces, comenzaron a buscarlos para asesinarlos y después de varias incursiones acabaron con la vida de uno de sus amigos.
Un día, cuando llegaba a su casa, le dispararon varias veces, pero pudo salir bien librado de aquel atentado con las justas. Desde ese día empezaron a intimidarlo y amenazarlo. El líder de la banda de José buscó a los responsables para tomar represalias y el asunto empeoró.
Al ver la grave situación, la esposa conversó con él, ya que temía que, en algún momento, los atacantes podrían confundirse y terminaría matando a ella y a su hija.
José vivía a salto de mata; ya no podía salir de su casa, vivía atormentado pensando que, en algún momento, iba aparecer un atacante para matarlo; se despertaba en las noches pensando que alguien había entrado a su casa y salía con una pistola dispuesto a disparar.
Un día, cuando estaba huyendo en una moto de una balacera, sintió que alguien le disparaba desde atrás, pero grande fue la sorpresa que ninguna de las balas llegó alcanzarlo, ni a la moto donde estaba huyendo. En ese momento pensó que Dios tenía misericordia de él por las oraciones de su familia. Pero no tenía paz, no podía dormir, estaba muy mal, sentía que en algún momento lo iban a matar.
Es allí donde conversó con unos amigos y familiares para poder ir a Estados Unidos, habló con su esposa y decidió marcharse de su pueblo rumbo al país norte americano.



UN NUEVO COMIENZO Al llegar a Dallas, Estados Unidos, José Arnaldo tenía 24 años, quiso seguir viviendo de cosas ilícitas, pero todos sus planes le salían mal. Continuó con su vida llena de vicios; después de un año su esposa le llamó desde Honduras y le dijo que iba a ir a su encuentro. Él se puso contento, nuevamente estaría junto a su familia.
Cuando llegó su esposa le dijo que estaba orando por él y que Dios le hizo sentir que, en algún momento, iba a caer de rodillas arrepentido. Además le contó que Jesucristo le había permitido llegar vivo a este país y que había sido un malagradecido,
- El Señor te va a tener que sacudir- le dijo.
La esposa de José estaba buscando una iglesia donde congregarse. En esos días recibió una llamada de un hermano del Movimiento Misionero Mundial (MMM) que lo invitó a un templo cercano.
Un día cuando José dejó a su esposa en la iglesia, se encontró en el estacionamiento con el pastor de la iglesia que le dijo: “Mírame a los ojos un día de estos usted va a venir quebrantado a los pies de Jesucristo”. Se quedó impactado por estas palabras, empezó a acompañar a su esposa al templo pero la Palabra de Dios era bien dura para él.
En esos días hubo una campaña evangelística en Fort Worth, Texas. Allí el Señor trato con la vida de José; el mensaje habló a su vida y tocó su corazón. Pasó adelante quebrantado y, sin importarle las personas que estaban ahí, alzó su voz y dijo “Señor perdóname”.
Cristo cambió su vida, dejo todos los vicios que tenía, sintió cómo el amor de Dios cambió su corazón.
SALVADO PARA UN PROPÓSITO El Señor comenzó a prosperar el trabajo de José. Lo nombraron jefe de un grupo de trabajadores en la compañía donde estaba.
Un día había una campaña evangelística en otra ciudad. El pastor le dijo que viniera, pero él tenía que trabajar, entonces el pastor le dijo que si se disponía Dios le podría dar su propia empresa.
Él decidió ir a aquella campaña. Cuando subió al autobús recibió la llamada telefónica de un ex contratista que le dijo que quería trabajar con él y que creara su propia compañía. En ese instante buscó personal y los mandó a trabajar; al volver del evento inscribió su propia compañía para luego cobrar su primer trabajo.
Ahora, con 32 años y tres hijos, José vive agradecido a Dios por su infinita misericordia. Actualmente sirve al Señor como encargado de la iglesia por Little Rock, recientemente inauguraron el templo y muchas almas vienen a congregarse en aquel lugar.