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HÉROE DE LA FE

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LITERATURA

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El pastor Billy Sunday fue uno de los predicadores más destacados de Norteamérica en el inicio del siglo XX. Eterno crítico y adversario de los vicios y el alcohol, condujo a más de un millón de almas a los pies del Señor con su poderosa prédica.

LEE THOMAS

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EL ENEMIGO DEL PECADO

En los días previos a la aparición de la

radio, en el arranque del siglo XX, el reverendo Billy Sunday fue uno de los misioneros más notables de los Estados Unidos. Instrumento del Señor, con sus campañas llevó a más de un millón de personas a los pies de Cristo. Contrario al pecado, los vicios y el alcohol, fue sinónimo de evangelización masiva para la mayoría de los norteamericanos. Redimido por el Creador, se entregó por completo a la obra de ganar almas para Dios.

Siervo del Altísimo, llegó al mundo el 19 de noviembre de 1862 en una pequeña y humilde cabaña del estado de Iowa. Llamado William Ashley, por pedido expreso de su progenitor, conoció al Redentor desde muy corta edad gracias a la fe cristiana de su madre. Sin embargo, el dolor también formó parte del inicio de su existencia. Su padre, un patriota que se enlistó en el Ejército de la Unión, falleció cuatro meses después de su alumbramiento en medio de la guerra de Secesión.

En su niñez, su mamá lo educó, con mucho esfuerzo, bajo los ideales del Evangelio en un ambiente de escasez y penurias. En 1874, tras asistir a la escuela primaria de la ciudad de Ames, fue acogido en el Hogar de los Huérfanos de los Soldados de Iowa, un orfanato situado en la urbe de Glenwood, debido a la pobreza de su familia. Allí pasó, junto a su hermano Edward, dieciocho meses. Luego ambos fueron trasladados a otra sede de la citada institución ubicada en la metrópoli de Davenport.

DIOS EN SU CAMINO A los catorce años, dejó el orfelinato y empezó a traba-

jar para ganarse el pan de cada día. Su estreno laboral fue como ayudante en un hotel económico en el que se mantuvo por espacio de ocho meses. Luego fue contratado por el coronel John Scott, vicegobernador de Iowa entre 1868 y 1870, quien necesitaba un mensajero diligente y veloz. Después, estudió en la escuela secundaria de la ciudad de Nevada en la que sobresalió por su memoria y sus altas calificaciones y donde fue conserje. En Nevada, además, su rapidez de velocista, que lo acompañaba desde su infancia, atrajo mucha atención. Posteriormente, al terminar su formación, se marchó a la localidad de Marshalltown con el objetivo de unirse a la brigada de bomberos de aquel lugar. No obstante, al llegar a su nuevo destino, se interesó en practicar béisbol y se incorporó al equipo principal de la ciudad. En 1883, fue fichado por el club Medias Blancas de Chicago y a partir de ese instante desarrolló una brillante carrera deportiva. Un domingo de 1888, mientras caminaba por el centro de Chicago junto a seis compañeros, observó a un grupo de misioneros urbanos que realizaban una reunión al aire libre. Impactado por los cánticos de los evangelizadores, que eran los mismos que entonaba su madre en su cabaña de Iowa, escuchó el servicio con atención, su corazón fue tocado por Jesús y se alarmó por la existencia que estaba viviendo. Cuando terminó el culto, un joven llamado Harry Monroe lo invitó a convertirse.

Luego de aceptar al Salvador como su Redentor, se hizo miembro de una congregación del vecindario de Jefferson Park. Pronto, empezó a demostrar un gran amor por las cosas de Dios y empuñó la Biblia como una espada de liberación. Entregado a la oración, estudió las Escrituras de manera sistemática y sirvió como maestro en la escuela dominical de la iglesia en la que congregaba. También predicó la Palabra en diversos templos y rescató del mal a muchos pecadores con mensajes dirigidos por la mano de Jesús.

MISIONERO TENAZ En 1891, decidió abandonar el béisbol profesional para servir en la obra del Altísimo. Entonces, tuvo el privilegio

de ayudar a transformar a hombres destruidos por el licor a quienes restableció con la doctrina del Mesías. Dos años después, se vinculó con el evangelista John Wilbur Chapman, reconocido pastor estadounidense, al que asistió, hasta finales de 1895, con la organización de sus eventos en los que adquirió una gran experiencia misionera y llegó incluso a vender himnarios y a recoger las ofrendas.

A inicios de 1896, con la dirección de Jesucristo, emprendió un ministerio que lo llevó a realizar una serie de reuniones, en localidades del medio oeste rural de los Estados Unidos, que posteriormente denominó como el circuito del querosene porque la mayoría de los pueblos que visitó no tenían electricidad. Su recorrido empezó, con una actividad de diez días, en la urbe de Garner y se prolongó hasta 1907. Según los periódicos de esa época, su predicación tuvo un efecto dramático en las comunidades donde celebró sus fiestas espirituales.

Ordenado como ministro de Dios en 1903 por una destacada denominación de su nación, logró que muchísima gente se reconciliara con el Creador en sus campañas de evangelización multitudinarias. Además de celebrar servicios nocturnos, llevó a cabo actividades doctrinales en fábricas, escuelas, hospitales y hasta en cárceles. Portavoz de las verdades celestiales, transmitió un mensaje asequible de templanza y salvación a los incoversos. Enfático en sus prédicas, explicó el camino a la redención con claridad.

La sierva Helen Amelia Thompson, con quien se casó el 5 de setiembre de 1888, impulsó la carrera evangelística

Entre 1896 y 1935, pronunció alrededor de veinte mil prédicas según sus propias estimaciones. Misionero tenaz, se fue transformando en noticia de primera plana de los periódicos y las revistas más relevantes de su nación. En su basta actividad pastoral habló del Creador hasta en la Casa Blanca donde fue recibido por los presidentes Woodrow Wilson, Warren Harding y Theodore Roosevelt.

Crítico del trabajo infantil y defensor del voto femenino, atacó todas las formas del pecado, pero tuvo especial énfasis en los males que origina el consumo de alcohol. Emitió reiteradas veces una alocución, llamada “Súbete al vagón de agua”, en la que dijo: “Soy el enemigo eterno e intransigente del tráfico de licores. He estado y seguiré luchando contra este asunto maldito, sucio y podrido”.

del pastor Sunday y lo secundó en su tarea de difundir la Palabra de Dios en gran parte del territorio norteamericano a partir de 1908. Llamada por él “Nell” o “Ma”, gestionó su obra misionera y la convirtió en un fenómeno de renombre nacional. Con su empuje, los eventos de fe a gran escala de su esposo se efectuaron en las principales ciudades de los estados de Colorado, Washington, Illinois, Pensilvania, Misuri, Míchigan, Ohio,

Indiana, Massachusetts, Carolina del Sur, California, Maryland y Nueva York.

DEFENSOR DE LAS ESCRITURAS Entre 1896 y 1935, pronunció alrededor de veinte mil prédicas según sus propias estimaciones. Misionero tenaz, a medida que sus servicios se hicieron más grandes, se fue ubicando en el medio de la escena social norteamericana y se fue transformando en noticia de primera plana de los periódicos y las revistas más relevantes de su nación. En su basta actividad pastoral habló del Creador hasta en la Casa Blanca donde fue recibido por los presidentes Woodrow Wilson, Warren Harding y Theodore Roosevelt. Promotor de la decencia evangélica, mostró un don natural para la ministración de las enseñanzas de Jehová. Con un enfoque directo, transmitió en sus mensajes las historias bíblicas, la esencia de la teología cristiana y las manifestaciones y revelaciones del Redentor. Defensor de la infalibilidad de las Sagradas Escrituras, proclamó con insistencia la resurrección de Cristo, la expiación sustitutiva, que remarcar que Jesús murió por la humanidad, y la segunda venida del hijo de Dios.

Crítico del trabajo infantil y defensor del voto femenino, atacó todas las formas del pecado, pero tuvo especial énfasis en los males que origina el consumo de alcohol. Consciente del valor del dominio propio para enfrentar las diversiones terrenales, el placer y la lujuria, emitió innumerables veces una alocución, llamada “Súbete al vagón de agua”, en la que dijo: “Soy el enemigo jurado, eterno e intransigente del tráfico de licores. He estado y seguiré luchando contra este asunto maldito, sucio y podrido”.

Impulsor de la prohibición de la venta de licor en los Estados Unidos, que estuvo vigente entre el 17 de enero de 1920 y el 6 de diciembre de 1933, el reverendo Billy Sunday ejecutó una labor espiritual única y de gran alcance. Fallecido el 6 de noviembre de 1935, una semana después de predicar su último mensaje, hasta el final de su historia terrenal condenó la eugenesia, filosofía que defiende el perfeccionamiento biológico de la especie humana, la enseñanza de la evolución, el baile y el juego de cartas.

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