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CRÓNICA

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CARTAS

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La nadadora paralímpica estadounidense, Jessica Long, ha ganado seis medallas en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, la última un oro en la final femenina de 100 metros mariposa. Pero no solo es una atleta exitosa, sino una cristiana de mucha fe. (*)

LA NADADORA DE ENORME FE

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A sus 29 años, Jessica Long ha participado en sus quintos Juegos Paralímpicos. Esta vez Tokio 2020 fue escenario de sus triunfos y sus medallas. Eso la convierte en la nadadora activa con más condecoraciones olímpicas. Tiene 29 medallas en total, 16 de las cuales son de oro.

Su carrera deportiva comenzó en 2004, a la edad de 12 años, cuando se convirtió en la atleta paralímpica más joven en ganar una medalla de oro.

Long es muy abierta sobre su fe cristiana en las redes sociales. Después de ganar su cuarta medalla de oro consecutiva de 200 metros combinados individuales en los Juegos Paralímpicos de Tokio, la nadadora estadounidense dio las gracias a Jesús por la victoria en su cuenta Instagram.

En una entrevista reciente con CBN News, recordó un momento en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, cuan-

“Ahora mi identidad está en Cristo. Siento mucha gratitud y amor por todo lo que Dios me ha dado, y realmente espero poder demostrar eso solo con mi carácter, con la forma en que hago las cosas en la piscina. Sé que no podría hacerlo sin Dios. Realmente confío en Él”,

do “acababa de ganar cinco oros, la vida era genial, pero se sentía realmente vacía”. “He hecho todo lo que siempre quise hacer en esta carrera de natación. ¿Cómo me siento todavía vacía? ¿Cómo me sigo sintiendo insatisfecha?”, reconocía la nadadora paralímpica.

Luego comenzó un estudio bíblico para mujeres. “No sucedió de la noche a la mañana, pero hubo un momento en 2013 que quise darle a Dios todo mi corazón y no solo una parte de mí”, explicó la deportista en un podcast.

“Ahora mi identidad está en Cristo. Siento mucha gratitud y amor por todo lo que Dios me ha dado, y realmente espero poder demostrar eso solo con mi carácter, con la forma en que hago las cosas en la piscina. Sé que no podría hacerlo sin Dios. Realmente confío en Él”, asegura Long.

La paranadadora señala que “cuando era niña, era difícil comprender que Dios me iba a usar de esta manera y que la natación eventualmente sería una plataforma para llegar a otras personas a través de mi historia, mi testimonio”.

UN LARGO VIAJE Long nació en Rusia y fue adoptada por una familia estadounidenses de Baltimore, cuando tenía 13 meses. Tenía una enfermedad rara llamada hemimelia fibular, por lo que le amputaron las piernas a los 18 meses para mejorar su movilidad con piernas protésicas. En total, necesitó 25 cirugías.

Comenzó a nadar en la piscina de sus abuelos todos los domingos y se unió al equipo de natación local a la edad de diez años.

Hizo su debut en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, a los 12 años, y se llevó a casa tres medallas de oro.

En China 2008 ganó 4 oros, 1 plata y 1 bronce, mientras que en Londres 2012 fueron 5 oros, 2 platas y 1 bronce. También ganó 1 oro, 3 platas y 2 bronces en Río 2016.

Después de tomarse un tiempo en 2019 para casarse, Long llegó a Tokio 2020 para “usar el talento que Dios le ha dado”.

“Dios es suficiente. Solo debes saber que Dios está esperando, esperándote con sus brazos abiertos y para tenerte como parte de su familia”, dice.

(*) Tomado de www.protestantedigital.com

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