Disparates 10.1 Underground

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Guayabo Colectivo Association Culturelle Toulouse - France

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Le Fanzine Disparates est un des projets de l’Association Culturelle Guayabo Colectivo El Fanzine Disparates es uno de los proyectos de la Asociación Cultural Guayabo Colectivo


TU CAMPESINO

John Alexander Orjuela

Los pies descalzos acarician la tierra La tierra brota de mil colores sus frutos Verdes como el arco iris de tu mirada Veo tus manos cuarteadas de acariciar la tierra Tú eres el fruto de la lluvia el canto Lo riegas le hablas cual si fuera un niño Lo proteges tú te impregnas de olor al amanecer de amor a la tierra, tu sudor siempre cae en la tierra impregnándola de amor tu que sonríes cada mañana al despuntar cada mañana tu azadón da la música para el viento con tu arco iris que brota de la tierra como un canto tu sangre vuelve a la tierra a ese fruto de vida, mirada y llanto tu alma en las manos de trabajo son música al paso tu tierra eres cuerpo de sabia al canto que respiro


Los doce apóstoles Un apóstol que baña las aguas con su mirada serena. Uno que viaja y vigila el río con campana de azucena. El otro mira al bohío con ruiseñor y condena. Y el que mira al señor del cielo y tocar el señor al cielo anhela, hablando con el otro que su lengua condena.

Leonardo Hernandez

Con abrazos y caricias, el besar siempre se anhela, entre dos grandes señores, ya muy viejos y perplejos. Ojos que han visto llorar a los seis que han visto amar, alegría y desconsuelo, libertad y desespero. Entre los otros seis tampoco hay Jesuses, se han llevado la mesa, y ya no hay cena; solo un cielo inmenso perdido en un mar eterno. Con los pies mojados e inmóviles los dos viejos que cuidan, esperan a que un día, entre tanto visitante aparezcan sus amores, pintados de mil colores, los artistas y pintores de un mar lejano y severo, del centro o de su reverso. Los demás no entienden nada, uno se esconde tesoros secretos en el fondo de su estómago. Mago es aquel que estando inmóvil ha visto marchar a todo el mundo: muchas lenguas, muchas luces, muchas os en Oz, pero no hay cruces. Que por los otros dos se espera que aterren la tierra entera con sus cantos, con el viento, con el frío y con silencio, o con ruido desbordado de un hermoso mar alado que se pierde con el sol al fin del día en suspenso. Qué será de los señores que no creen y que sufren de dolores sinsabores de quietud y de inquietudes, de posar sin reposar, de esperar todo acabar. Y entre el show las multitudes, que al nuevo día comienzan ya.


Julia Urruzola

Hoy miércoles 25 de marzo de 2020 cumplo 28 años, 13 días de la aparición del primer caso confirmado de coronavirus en el Uruguay y en el doceavo día del aislamiento voluntario. Hoy por primera vez llevo mas de 48 horas sin salir de mi casa más que para sacar la basura ayer, lo que no llegó a tomarme más de 2 minutos. Ayer sufrí una migraña de más de 8 horas (una jornada laboral), la segunda migraña desde el principio del confinamiento. El día antes de anteayer fui a hacerle los mandados a mi viejo que tiene 67 años y es cardíaco, lo saludé desde el escalón de afuera, me llevé la plata, traje la bolsa de compras que deposité en el felpudo con cuidado de no entrar mientras él me hablaba desde el 3 o 4 escalón de la entrada, adentro de su casa, en bata (una imagen profundamente familiar, ridículamente distópica al mismo tiempo). Los años, la fecha, los días, las horas, la frecuencia (de esto o aquello) son palabras que encierran convenciones ‘universales’ de medición del tiempo que siento profundamente desdibujadas en mi presente actual (una no puede dejar de referirse al tiempo). Hoy cumplo 28 años y ya no sé que quiere decir, me pregunto cuándo y cómo será ese volver a la vida habitual después de semejante disrupción. No sé ni por dónde empezar a enunciar las preguntas que me atraviesan no sólo el espíritu sino la cabeza, las tripas, las articulaciones, los músculos. La incertidumbre va desde la cuestión económica, sanitaria, política, social, filosófica, moral, todos los ejes de pensamiento de nuestra realidad están puestos en jaque, así como nuestro modelo de producción, de consumo, de sociedad y de sociabilidad, de afectos, de autopercepción colectiva e individual. Entender lo que estamos atravesando es sin dudas un reto mayor y la vivencia individual se ve enredada en un entramado incomprensible de implicancias que no llegamos a dimensionar ni poder poner sobre la balanza, la confusión es absoluta. ¿Cómo atravieso algo que me está sucediendo a mí, pero nos esta sucediendo a todes? ¿Esta angustia, esta confusión puede ser mía también? Cada vez que me angustio la gente que tengo alrededor (física y virtualmente) me hace acuerdo de las mismas cosas, siempre son igual de verdaderas: soy una privilegiada, vivo en una casa hermosa, estoy acompañada por una comunidad maravillosa, estoy viviendo la cuarentena que sí se puede romantizar, no la de las 5 personas conviviendo en 10 metros cuadrados, no la de quienes se preguntan qué vamos a comer mañana, no la de quienes quedaron alejados de sus familias por el exilio económico, no la de quienes no tienen techo.


Y aún así, inexorablemente, no sólo la angustia de la tragedia social es imposible de eludir incluso en la vivencia individual, aunque esta esté lejos de encontrarse en el epicentro realmente damnificado de esta tragedia social, sino que el encierro, la ruptura absoluta de todas las referencias construidas en una rutina individual y colectiva (elaboradas a su vez en el seno de un sistema global que parece desmoronarse), la carencia afectiva y social que genera la falta de intercambios plurales, de encuentros masivos, la falta del habitar de los espacios compartidos y del compartir de los espacios personales, genera una especie de esquizofrenia emocional y moral que en lo personal, siento muy rayana a la locura. Por suerte o por desgracia no tenemos otra opción que transitar lo que nos está sucediendo y entiendo que lo mejor que podemos hacer, lo mas bello y lo mas correcto, es hacernos por lo menos ciertas preguntas y problematizar desde lo mas honesto y profundo de nuestras almas lo que está sucediendo. ¿Es anodino que, en medio de una crisis ambiental como la que atravesamos en estas últimas (varias) décadas, y de la cual la comunidad científica mundial viene alertando desde hace años, nos veamos obligados a frenar abruptamente la economía en diversísimos campos? Seguimos insistiendo en defender que el sistema productivo, económico, afectivo y filosófico que nos deja la modernidad es ‘lo único que funciona’ cuando vemos todos los días con nuestros propios ojos que millones de personas mueren por falta de acceso a cosas tan básicas como agua potable… y le llamamos a ese sistema ‘funcional’? ¿Qué significa que un sistema funcione cuando deja a alrededor de un cuarto de la población mundial privada de una o más de sus necesidades básicas? Pareciera que estoy pensando obviedades y aún así, hasta este momento, todos los días alimentábamos esta gran máquina que sistemáticamente escupe gente fuera de sus márgenes, haciéndonos creer a todes que eso es parte del órden natural de las cosas. Derrepente un virus cuasi similar a la gripe nos obliga a frenar todo lo que le daba cuerda al mundo moderno, no producimos, no consumimos, nos enfrentamos al hecho de que las consecuencias económicas de esta situación, si bien empiezan (como todo en este sistema) por afectar a los más vulnerables, nos van a terminar afectando a todes, nos enfrentamos al hecho de que nuestro bienestar individual está directamente subordinado al bienestar colectivo y que nuestro sistema, paradójicamente individualista, no es más que una red de interdependencia en la cual estamos todes comprometides, nuestro esquema de vida así como nuestos

planes, nuestros proyectos y nuestros deseos tienen sentido y lugar en tanto esa red siga sosteniéndose. ¿Cómo nos vamos a volver a encontrar después de todo esto? ¿Cómo van a ser nuestros abrazos, nuestro trabajo, nuestros deseos, nuestras proyecciones, nuestra concepción de nosotres individuos personales y colectivos? ¿Cómo nos vamos a reponer de este tiempo de encierro? ¿Cuáles serán los nuevos paradigmas? ¿Es posible que después de todo esto un día sencillamente empecemos a poder volver a recuperar nuestras vidas poco a poco? ¿Nuestros espacios de poder y los de opresión? ¿Nuestra avidez de consumo estará intacta? ¿Habremos alcanzado un punto de no retorno? ¿Cuáles serán los nuevos paradigmas? Son solo preguntas pero es todo lo que puedo elaborar en este momento. Hay algo muy bello de todo esto y es ver las redes de solidaridad que se van tejiendo y desarrollando con la misma velocidad que la propia crisis. Derrepente la colaboración y la empatía se vuelven necesarias por cuestiones de supervivencia. ¿Dónde quedará todo esto cuando salgamos del estadío mas grave de la emergencia sanitaria? Derrepente la pobreza y la vulnerabilidad de toda una parte de la sociedad parece que nos toca en una fibra mucho mas íntima. Hay algo de todo esto que nos devuelve (parcialmente) a lugares originales, la supervivencia, la comunidad, la necesidad de afecto, la solidaridad. Hoy cumplo 28 años y levanto la copa por que esto sea un nuevo comienzo, nos queda repensar las nociones de utopía, de colectivo, de individuo, de esperanza, de vínculo… ainda mais. Hoy todo son preguntas. ¡Salud!


Está claro está la fiesta suspendida de un sábado como ahora a las nueve de la noche. El acetato de la Orquesta Broadway, “Pasaporte” sigue bordeando el andén minúsculo sobre la chimenea y los leños me observan sin parpadear. Hace 15 días bailaba por última vez vaya uno a saber por cuánto tiempo en el bar MALA MAÑA de Cali

Alberto Bejarano

Extraña la piel la luz roja el bullicio la centrípeta melodía que retumba en las caderas y en la esquina del movimiento, se me desliza por la pantalla funkysoul en minuto 47: se escribe en el encierro por los bordes, asedian en las memorias las noches bailadas bebidas casi infinitamente del sabor de otro cuerpo, el swing el mood el temblequeo sagrado el sudor cayendo lalluviaafuera la sensación salvaje de desposeerse en cuerpo de mujer sonámbula… Y al otro día con o sin seca guayabo resaca vuelve otra vez el día anterior igual al de mañana y así again and again como si todo fuera una inmensa madriguera de un topo kafkiano como si todo lo que iba por fuera se precipitara ahora hacia dentro como si no hubiera más telas ni franelas que distinguieran los miedos colectivos de las angustias personales: algo de sol alegrará la mañana antes de que en la tarde se cierre el cielo más gris y la lluvia presagia más y más cuarentenas. Debe uno pensar ante todo en la salud más frágil en las condiciones de supervivencia de los más humildes, pero por momentos la procesión va por dentro y quisiera uno ser un perro para que lo saquen con una cuerdita a correr dos cuadras y luego venir a limpiarse las patas, no ya no con gel antibacterial, sino con jabón rey. Arremeten todo tipo de pensamientos, de denunciar al vecino (al que más fregaba antes con las cosas del edificio, en regulador de las normas de convivencia: un chicle en las escaleras, un trapero mal colgado en una ventana, una ventana entre abierta, un ruido de salsa después de las diez de la noche, etc, etc) y ahora es el único del edificio que sale diariamente una o dos horas sin ninguna justificación…quiere uno llamar a la policía, al F2 y denunciarlo…pero sigue el sol y entra uno en una siesta mañanera (en el cuarto la mujer amada sigue durmiendo) y el sueño repara. La fiesta, quisiera soñar con fiestas eternas…


¿Y qué si no encuentro un camino digno de mis entresijos? Llevo largo rato encerrado por estos alegatos inhumanos que se han situado ante mí muros rígidos, infranqueables. Sus paredes se derriten al contacto de mis ojos blanquecinos, pero mis manos, tienen callos debido a su infructuosa tarea. Unos días atrás recobré la conciencia: la había perdido por descuido; la cuestión es que no tenía grilletes amarrados a los tobillos, ni cadenas atadas a los brazos, sin embargo, no sentía las extremidades.

Jota Vermello

Me acerqué, haciendo un gran esfuerzo para levantar mi propio peso, los pasos timoratos me llevaron a una pequeña ventana con barrotes de cristal, ubicados en horizontal y vertical, como evitando las miradas curiosas; he de decir que los huesos de todo el cuerpo hacían un ruido molesto, como si llevara dentro de mí un arsenal de balas de cañón, hasta por un momento pensé en ponerlos a secar, pero la precariedad de mi situación volvía a sacudirme. Me aferré apenas, con las manos temblorosas a los barrotes de la ventana; seguía sin sentir nada. Miré por uno de los orificios que las barras formaban y no encontré más que a mí mismo, perdido en la infinita miseria de mi existencia. Decidí por rendirme, pegar media vuelta y sentarme con las rodillas al suelo, justo como suelo hacerlo; me di cuenta que mi vida había girado entorno a ello: una larga seguidilla de fracasos que apilaba, ya con desidia, en un rincón de mi cabeza. ¿Y si encontrara otras formas?, Nah, la victoria es para los valientes y hace rato que me despedí de ella y su fastuosa hipocresía. ¿Y si encontrara, detrás de los muros, la felicidad prometida por las cajas con circuitos?, Nah, mejor miro al techo y recreo las historias escritas en él; al menos son más honestas, al menos aquellos que han pasado por aquí han dejado parte de ellos mismos: lo veo, lo veo colgando del propio techo. ¿Y si dejara de cuestionarme cosas?, Mejor, no quiero seguir alimentando deseos inapropiados. ¿Qué hora es? ¡Ja! ironía de mí, para mí. ¡Dormir! otra vez no, debo permanecer despierto un rato más, al menos hasta cuando pueda sentir de nuevo mis extremidades.


Errores de cuarentena I

Angie Ramírez Henao

El afán invadió el oxígeno, el miedo devoró la razón y Caradura salió a gritar. Ahora me tienes en sequía y mis hojas se caen, tristes, arrepentidas de no haber flotado en su curso normal. He roto la manija del reloj y ahora debo esperar a que el tiempo repare todo. El afán invade el oxígeno, el miedo me devora la razón, pero esta vez Caradura debe esconderse, tragarse sus palabras y ahogarse en su propia baba.


El despertar

Mónica Lorena Muñoz

Y de pronto todo fue escuchado, los clamores de la tierra y todos los seres que en ella habitan era como si necesitara congelar todo el caos Escuchar el silencio para escuchar el corazón de todos Y el silencio nos habló a muchos, nos reveló los secretos del alma, nos entregó las respuestas que tanto queríamos escuchar dese hace tiempo. La magia empezó a hacerse realidad y en medio de una paradójica enfermedad el planeta entero se empezó a conectar, se deshicieron las fronteras, las razas y las múltiples idiologías, la única bandera presente era una con la humanidad. Se despertaron los dormidos y entre valientes se enfrento al miedo El amor fue haciendo efecto, uno tras otro se fue uniendo en cadena, haciendo parte de este tejido; algunos se quedaron en el intento y sus almas han trascendido, pues de alguna manera como lucesitas en otro plano y ya conscientes están elevando la carga de energía para crear esta nueva era. Los animales también lo sienten, han salido en libertad porque estaban escondidos como ahora muchos se han sentido Y ahora todos entendemos que es preciso vivir en unidad, que en este bello hogar podemos hacer los milagros que el gran creador siempre nos ha permitido obrar. Nuestra madre naturaleza con todo su esplendor nos enseña el amor incondicional Y a través del viento escuchamos la dulce melodía el cantar de las aves que nos susurran al oído el mensaje amoroso de que juntos podemos empezar... ...respetando las leyes divinas de vivir en unidad pues este bello planeta es el paraíso mágico donde todos podemos habitar.


DISCONTINUITÉ

Michelle Capoulongo

Nous égrenons les jours du grand confinement dans le rêve éreintant d’une continuité. Nous vivons arrêtés à côté d’un printemps galopant imaginant que nous saurons rattraper le prochain été. Nous pleurons peu, seulement nos morts. Nous doutons peu. Sur la fausse échelle de la nature*, nous continuerons… Mais dans notre immobilité, ce vacillement quand nous parviennent les nouvelles d’un univers que notre absence rend plus vivant. Les poissons reviennent à Venise, le ciel se lave de nos impuretés. Une trêve pour les êtres de la banquise? -« S’il pleuvait des larmes… » Chantait Boris Vian. Saurions-nous reconstruire une arche contre leur déluge ? Saurions-nous mêler nos larmes à celles du cerf blessé ? Entendrions-nous l’annonce de l’abeille vers la ruche ? Que notre plus belle continuité soit celle de nos rires liés dans le grand vent! Que nos plus beaux enseignements nous viennent de l’enfance en sa ténacité ! Nous avons si longtemps craint de grandir le long de nos failles, celles de la terre, sismiques, organiques, ouvrent les entrailles. L’espoir palpite sur les lignes discontinues de l’altérité. *scala nature


Desesperanza

Desesperanza...es eso lo que siento justo ahora...la vida parece no tener sentido...no tener valor...pender de un solo hilo...ser una hoja de árbol desprendida al viento que se mece y poco a poco cae y de repente inevitablemente se precipita al suelo...una pluma...delicada, suave, debil, vulnerable...bella pero fragil...al final y después de todo solo queda una casa vacía, en ruinas...que se desploma...que cae... pedazo a pedazo...la ausencia y el vacío la habitan...se han colado por sus rendijas...dónde antes habito la vida... Lina Marcela Rincón Aguilera

Ahora sus puertas y cerrojos estan desvencijados...marchitos...como mis viejos...la pobreza y la tragedia se han apoderado de todo...y hacen que caigan a pedazos sus paredes...por el peso del abandono y la soledad...ahora solo hay nostalgia...una inmensa tristeza...del pasado...de sueños y anhelos perdidos...cargando el dolor de otros tiempos...de tiempos ya en el olvido... Ahora mira sus propias manos...cansadas...arrugadas...debiles y marchitas...marcadas por el paso del tiempo...mira sus propios ojos... tristes...desolados...decaídos...arrugados... Su rostro...ya no es el mismo de antes...se pregunta cuándo cambió... cómo sucedió...y nota que ahora lleva ese inevitable gesto del peso del dolor en el tiempo...ya no escucha y ya no ve...ya no oye y ya no mira...tal vez porque también lo quiere...para así...olvidar...evadir... evitar y no resignarse ya... ¿Qué será de mí?...me pregunto si volveré a la raíz...si inevitablemente su mirada esta en la mia...mientras miro el horizonte con la mirada vacia...mientras veo todo y al mismo tiempo no veo nada... mientras estoy y no presente...yo ya huí sin mirar las huellas tras mi paso...sin volver la mirada...sin mirar atrás...dejando todo lo que me hundia...el peso de esa carga que yo llevaba sobre mí...olvidando


esos rostros...esas voces...sus palabras...de repente levanto la mirada...ya no miro solo mis pasos en el suelo...en el asfalto...con mi orgullo y mi dignidad maltrechas pero sobrevivientes lo intento una vez más...por dentro aún me inundan rios de tristeza y desolación y muerte...deambuló sola por las calles buscando mi destino...aún quiero la vida pero no para el miedo...no para la guerra...no para la muerte... Déjame volver...dejame volver a ser agua...a ser vida...a ser fuego...a ser pasión...a ser aire...a respirar...a ser tierra...a ser árbol...a seer hogar...dejame volver al manglar...dejame ser...dejame ser luna o estrella o constelación...dejame ser colibrí...su vuelo, sus alas...un aleteo, una diminuta pluma turquesa tornasol o al menos una pequeña gota de agua dulce que toque la punta de su pico y calme su sed... dejame volar...dejame ser libre...para recordar...dejame ser voz y no silencio...dejame ser vida...y no muerte...dejame ser... ¿Me preguntas que quién soy? ¿Qué dónde estoy? Dejame creer que soy melado de panela...el dulce sabor de una piña o un maracuyá... dejame ser un trozo de caña...una mano que amasa...que siembra... que acaricia...dejame ser unos labios que besan...o una mirada que cuida...un corazón que late o un pulmón que respira...dejame ser aliento y vida...dejame ser aroma de café...y calor de hogar... dejame ser el hilo que remienda...no solo un trozo de tela...no solo una prenda...dejame ser la costura del alma...de la memoria...de ese fuerte golpe que te diste contra el asfalto...dejame ser piel y cicatriz... dejame intentar reparar y curar...y sanar ...el dolor de esas heridas abiertas...dejame ser el rocío que cae sobre esos petalos delicados de rosa...o la lluvia sobre tu rostro al mirar hacia arriba el cielo infinito...dejame ser montaña...o quebrada...o piedra o rio pero dejame ser...dejame entrar en ti...en tu aliento... en tu alma...en tu ser...ya no quiero amarte más a la distancia...a kilómetros de allí...donde estás amor mío...dejame ser libre para decidir siempre ir tras de ti para buscar amarte...

Te amo mientras todo se derrumba ante mis ojos...mientras el mundo cae lenta y precipitadamente a pedazos...te amo mientras estás tan lejos...a kilómetros de aquí y no puedo verte...ni sentirte... ni siquiera imaginarte...te amo en medio de las ruinas...mientras se prohíben los abrazos y se censuran los besos...te amo aunque no haya esperanza...cura o salida...te amo aunque ya no quede nada... porque aunque desaparezca...mi amor aún estará ahí...


Un día de resguardo

Magda N

Magda “N” se encontraba en la habitación espantándose el calor con la mano, mientras la pequeña criatura succionaba cada vez con menos fuerza el pezón de su madre, cayendo poco a poco en un profundo sueño inducido por los influjos de la leche materna y el esfuerzo de extraer su alimento. En la habitación, se podía escuchar la risa estentórea de su sobrino, acompañada de la gruesa voz del padre de Magda, ambas, provenían del jardín. Más arriba estaría su esposo realizando su acostumbrado ejercicio de la tarde. Mientras que su madre estaría encerrada en la habitación del frente de la casa, misma que habían acomodado sus padres, a manera de que le sirviera a su madre como un taller de pintura. La pequeña fue soltando el seno, sus mejillas rosadas por el esfuerzo, eran acariciadas ahora por su madre, por lo que su cuerpecito fue depositado con todo cuidado en el colchón del cuarto. Mientras la niña dormía, Magda la observaba dulcemente y se alegra de la tranquilidad en que su hija dormía, en el fondo de su mente agradecía porque su pequeña tuviera el privilegio de dormir tranquila en una cama, acompañada de un puñado de personas que la amaban. No obstante, un cruel pensamiento estrujó el corazón de Magda, recordó la carita arrugada de la alumna, que el último día de clases, se le había acercado para preguntarle: -¿Maestra, es cierto que tendremos un mes de vacaciones?- A lo que Magda, a manera de repetición contestó: -No son vacaciones. No olviden que este resguardo responde a un problema de salud y requerimos mantenernos en encierro por nuestra seguridad y la de nuestros seres queridos, pero sí, es un mes-. La niña puso su mano sobre su mejilla y lanzando una mirada de horror alcanzó a contestar: -No sé cómo aguantaré un mes maestra, será un infierno. - Magda había sonreído ante la melodramática respuesta, pensando que su reacción, había tenido que ver con el temor al aburrimiento o algún asunto amoroso. Sin embargo, la niña se le quedó mirando fijamente: -No comprende maestra, las cosas en mi casa siempre son un infierno, y ahora, tendré que quedarme ahí…la escuela…la escuela siempre me servía para olvidarme. Magda sintió un fuerte dolor en el pecho al escuchar su respuesta, pero recordaba haberle contestado de una forma absurda algo como: -Tranquila, a veces el tiempo pasa rápido-. La niña agachó ligeramente la cabeza y dijo en voz baja hasta el final: -Eso espero-. Luego golpeó el brazo de su amiga, cuya enmarañada cabeza, hacía notar, los desinteresados que estaban sus


padres en ella. Esta última miró a la maestra con cara perdida y sin atinar a decirle nada sólo bajó la cabeza y se fue junto con su amiga. Magda acarició la cabeza de su hija, dejó caer un resoplido en su pequeño cuerpo y pensó, pensó en que ahí, en casa de sus padres, la vida era diferente; a su familia y a ella nada les faltaba; cerró los ojos, hizo una pequeña oración y se santiguó, deseando de todo corazón, que las oraciones verdaderamente alcanzaran a todo el mundo.


¿Qué haremos?

Rodrigo Caycedo

No puedo dejar pasar esta ocasión Sin compartir con ustedes esta voz, Es un momento muy duro y difícil, Donde cada uno y todos estamos en la mira. Estamos construyendo hoy la historia Y huellas muy profundas quedarán. No es una situación banal ¿Pero cuál es la lección? yo me pregunto. Pienso en los que perdieron esta guerra, Y su partida no debe abandonar nuestra memoria. Los humanos se esconden y la tierra se reposa, Y en un aire más puro que jamás, el duelo nos acosa. Y nosotros, nuestros hijos y sus hijos, ¿Qué haremos? Y aquellos con poder de decisión y convicción, ¿Qué van a vendernos? ¿Otra vez un mundo gris donde el miedo reine? ¿O vamos juntos a pensar y a reaccionar Para que nuestro planeta siga siempre Verde?


Esperar y esperar

Olga Clemencia Salas Jiménez

Que todo retorne a la normalidad Las personas en las paradas de buses Los novios comiendo obleas y helados en los parques Los niños jugando en los parques infantiles de los edificios Las madres con sus hijos caminando a las escuelas y colegios Los hombres trabajando en fábricas y empresas Las personas haciendo deporte, trotando, caminando Otros disfrutando de los ríos y playas Que todo retorne a la normalidad Después que las personas sobrevivamos al Covid 19


Un tal vez para un día de mi vida en confinamiento.

María Camila Echeverri Pérez

Tal vez solo sea una pausa. Tal vez sea este el momento para agradecer. Tal vez sea este un respiro para nuestros aceleres cotidianos. Tal vez sea el momento de encontrarnos con nosotros mismos. Tal vez sea la oportunidad de mirarse a los ojos y detallar con mesura la compañía de nuestros seres queridos. Tal vez sea la oportunidad para pensar en la situación del otro y solidarizarse, ser empático. Tal vez sea el momento de observar, de disfrutar el canto de las aves, el susurrar del viento, la danza de las ramas, los rayos del sol, los hermosos arreboles, la fugacidad de las estrellas y con ellas la inmensidad. Tal vez sea la oportunidad para detallar y aprender la sabiduría de las plantas, de la naturaleza, del cosmos. Tal vez es una pausa para valorar incluso la compañía de seres no humanos, de los perros y los gatos que paciente y tranquilamente están ahí felices por que te tienen a su lado. Tal vez es la perfecta situación para admirar y valorar a esa personas que están allí afuera velando por la seguridad, la salud, la limpieza y el bienestar de muchos. Tal vez nos adentremos un poco más y viajemos hacia la profundidad de nosotros mismos. Tal vez sea el momento perfecto para escuchar nuestros abuelos y nuestra historia. Tal vez sea el momento propicio para romper esquemas, superar obstáculos y aprender. Camila Echeverri.


Confinamiento a cucharadas ( SMS de buenas noches)

Marcela Cattin-Gómez

...Pues yo acá, añorándote, pensando en tu mano que me retiene ambos pechos cada vez que nos encajamos en cuchara. Llegado el momento encontraremos el acoplamiento adecuado, mi espalda y tu pecho, mis glúteos con tu pelvis. Yo, anhelando tu próximo movimiento. Tú, con el aliento en mi nuca, jadeas aun a causa del último asalto. Me rascas la espalda, es suficiente para sucumbir y abandonarme a tus manos. Alcanzas cualquier artefacto almacenado desde tu despensa de añejas destrezas eróticas . Abro mis piernas sonriendo mientras colocas tu brazo derecho detrás de mi espalda, nos posicionamos y nos acomodamos .Entonces mis labios se depliegan, el portal se abre deseando que entres y te doy la bienvenida ardiente y húmeda tan ansiada. !ahhhhyyy, como te extraño! Buenas noches mi amor.


Ronald Santos

Días de impaciencia desatan la ira De quién una vez Se detuvo por las turbulencias que El aire ha traído A La siempre apretada agenda de una vida sin pasión. Nos descubrimos inquietos en la quietud Abrazamos el pasado porque nos trajo felicidad Añoramos el efímero futuro Que nos devuelva lo que nunca tuvimos El movimiento y la libertad Entre paredes gritamos Pero entre cenizas construimos Lo que habíamos olvidado SER Nosotros los que no viajan Los que no compran Los que comparten en núcleos pequeños y concretos Por qué se han construido barreras para ser nosotros Al ser comunidad en el encierro que nos impide tocarnos.


Un día de mi vida dentro y fuera del confinamiento

Anonimo

Luego de una semana de encuentros virtuales, decido ocupar el segundo domingo de cuarentena en asuntos más prácticos; pues, como dice una profesora de confianza, la hiperconectividad nos agota. Por lo tanto, lo primero que debo hacer, es coger para Bello con mi mamá a reclamar un mercado que le mandaron por ser trabajadora informal; dando gracias que, según el pico y cédula del día –correspondiente al último número del documento–, podemos salir juntas; preferiblemente, vestidas con tapabocas para evitar problemas por no llevarlo, aunque sé que solo deberían usarlo quienes presenten afectaciones respiratorias. Ya afuera, nos dirigimos hacia donde hay que pararse a esperar el bus durante cinco, diez, quince... pierdo la cuenta de cuántos minutos hasta que por fin lo vemos pasar, lo abordamos y nos dirigimos hacia un panorama nunca antes visto: Todos los negocios del Parque de Bello, a excepción de una farmacia, están cerrados. Solo se ve una que otra persona pasando, personal del aseo y, oh por Dios, dos mujeres policías que nos hacen pensar en la posibilidad de ser multadas, aunque cumplamos con el pico y cédula del día; pero no nos abordan, entonces bien. Mientras caminamos hacia la casa de la patrona de mi mamá –donde nos espera el mercado–, nos la encontramos... y cómo es que esta, curiosamente, como si desconociera las reglas del juego, no solo anda sin tapabocas sino que la saluda de abrazo y a mí me estrecha la mano al presentarse. – ¡Qué inusual! –pienso. Nos sentamos a conversar un rato con ella y nos cuenta que multaron al señor de la mazamorra; acción totalmente irracional, teniendo en cuenta que este señor ni siquiera debe


tener el sustento necesario para mantenerse encerrado. Pero eso es algo que no entienden quienes ejercen autoridad, aplicando castigos en vez de ayudar a estas personas. No obstante, cumplido el objetivo del mercado, llegamos a la casa a lavarnos las manos –como es debido–, almorzar y descansar... Yo me pongo a escuchar la Primera jornada de El Decamerón de Giovanni Bocaccio, colección de cuentos narrados por siete mujeres y tres hombres de Italia que, durante la Peste Negra, se resguardaron para protegerse del contagio y pusieron en práctica el arte de contar historias para entretenerse... Teniendo noción solo del parecido de dicho relato con nuestra realidad, me quedo dormida y despierto con la visión de una araña negra, grande y colgante sobre mi cara... Pese a este último evento, me levanto con ánimos para arreglar mi biblioteca y al terminar, me pongo a ver una serie en la que una chica es violada y se ve forzada a negar los hechos ante la continua presión de la policía para que los esté relatando mil veces. De nuevo, la autoridad me parece irracional e incompetente. Por si fuera poco, antes de acostarme, me encuentro en redes sociales con una publicación sobre habitantes de calle, recicladores, adultos mayores, vendedores ambulantes, venezolanos y trabajadoras sexuales que llegaron a la Plaza Bolívar de Bogotá a exigirle al gobierno una solución para su problema con la consigna de que prefieren morirse de gripa a morirse de hambre; obteniendo como respuesta la represión por parte de la fuerza armada, además de comentarios inhumanos de otras personas; tales como: Los venezolanos pueden ir a exigir a Venezuela que es donde pertenecen.

Bueno que salgan y se contagien, eso les mejorará la vida. Siempre mendigan y más ahora que ven la oportunidad... Quisiera haber escrito algo más esperanzador, pero esta, definitivamente, es una sociedad donde habita la desesperanza.


La depresión y la ansiedad se apropian de mí entre estas 4 paredes Pienso que pronto todo va a cesar, que todo en la vida es breve. Respiro y busco qué hacer, pero nada parece suficiente. Escribo, canto y me río pa’ no mostrarme inerte Agradezco el balcón que tengo. Me siento y digo: “Detente”. Me tomo la vida suave, y busco la parte buena… Tengo techo, familia y cena.

Asly Nataly Arévalo.

El encierro y el peligro Tener lejos a los míos Pensamientos negros, vacíos… Tomo dos tragos de cerveza… Me siento y pienso: “Qué vaina tan densa”. Una guerra interna que se ha venido formando hace ya varios años… Un virus que me mantiene atado. Un lado positivo y otro de maldad atiborrado.


EXPECTATIO

Jhony Gallego

Quizá hemos agotado la vida, rebosado el bullicio intolerable donde nuestros gritos dejaron de ser sonido limpio y acuoso. Mañana es una palabra lejana, rincón vacío donde dormitamos la ansiedad, reflejo de paraísos etéreos donde satisfacemos la sed de rabia, fuente inagotable donde nos invade una quemazón de memoria, gajos de Vida desperdigados por una galaxia nebulosa. Mañana es una palabra que parecida a la utopía. Siempre soñamos con otro mundo y hoy, cuando lo estamos atravesando, nos miramos arrepentidos, sin ambición y sin detenciones. La marea de estos días continúa llevándonos por una coordenada psicodélica donde flotamos extraviados en un gas amniótico que nos desfigura el semblante, amordazando nuestro afán de poetizar. Expectantes ante esta situación, anestesiados con falsas elucubraciones, depositamos en el firmamento el estupor que consume los días alados que pronostican esta sepultura de tragedia. Pretendemos negarlo todo y asumir el amanecer de manera diáfana, sin explicarnos los «ríos metafísicos» que nos han traído a este mar estancado. En la lucidez del presente, derretimos la fe en la máquina del tiempo, en los segundos que nos demoran de la unión fraternal con el Todo. Nuestra poesía es un misterio que distorsiona la elocuencia de dioses que ven nuestro trasegar desde la cúspide cósmica. Hoy sentenciamos con versos la sinrazón de un aquí y ahora disuelto, hecho ripio, anunciando la degradación que nos espera. La vida es esto, necesidad de insatisfacción para alcanzar la quintaesencia de la poesía. Llueve y la lluvia eterniza el semblante de la ausencia de amigos y la vida. Días gemelos que transcurren sin velocidad aparente. Tránsito de líneas en un calendario feroz que nos consume el tiempo. Tiempo que nos recuerda lo pasajero de esta estación, sumidos tras los barrotes de una cárcel sin lugar. En la lejanía nuestra voz esperando al desaliento, mordiendo el afán que nos queda atrapado en el suspiro. La lluvia nos vuelve quietos y deja contemplar su efímero goteo que nos enseña que los segundos son la partícula esencial del mar quieto de los instantes pseudoeternos . En un rincón escribo poesía, en un rincón dibujo la lluvia con el aliento de la poesía. Todo es un ruido que conspira mi sentido de lo efímero. Colgamos de la vida como un péndulo perverso, somos futuro del futuro, flor desértica con destino acuático, vibramos en la certeza de lo advenedizo y solo en el rito de ayer Celebramos el rito del hoy. Somos ruido trascendente navegando en contraposición con el destino. Nadie ni


nada descodificará el ruido que hacemos al advertir el amor; todo es solo una aproximación al dolor, un fenómeno transitorio de victimas enfermos en la soledad del absurdo, una colección de vidas y muertes aniquiladas en la tempestad del verso. Verso silente, cansado, que anestesia la anestesia. Abro mi camino y solo veo senderos blancos, murallas blancas. La vida parece un inmenso pabellón de hospital o sanatorio, quizás todos estemos locos y este virus solo sea una forma de recordarnos lo mortal de este pellejo, de esta prisión donde balbucean dolor y amor en una disputa eterna en la que mi carne es su escenario. Intento extraviarme en mi propio desvarío, de sumergirme en este vagón de transeúntes enfermos de tiempo, agonizando en un espacio incoloro donde sólo la soledad parece recordarnos. Padezco un dolor ambiguo, un dolor de humanidad atragantado en mis vísceras. Dime tiempo, qué segundo me espera para detener este lapso de frío que sepulta mi esperanza; Dónde sepultaré esta poesía que no me deja dormir, a qué Dios oraré esta noche cuando todos los sentidos me envuelvan en el delirio.


Daniela Vanegas

OLOR Transmite mi cuerpo un olor Talvez el tiempo me trajo una flor Ahora el aroma esta en tu sabor Cuando te miro y siento calor

ROSTROS EN TIEMPOS DE CONFINAMIENTO Un rostro me incauta, un rostro me invade, un rostro me aclama, una boca me atrae. Un rostro se corta como mi labio al rosarte, un rostro se pierde en un azul apabullante. Un rostro se esconde tras el sinónimo de saberse cerca de la muerte, lejos del mañana. Un rostro me aleja estando sedienta, un rostro esclavo se marcha a la ventana observando hacía La nada. Un rostro sin rostro, un rostro prestado, un rostro comprado, rostros sin rastro, tropas sin guía.


LA PSEUDO RUTINA DE UNA CIVIL

Pepita Menades

Abriendo los ojos con mente apocalíptica y virtual, orgánica y espiritual. Luego me levanto y empiezo a respirar, a recordar el cielo, el cantar de los pájaros y el olor del eucalipto. Ahora empiezo a olvidar la explotación laboral- económica que recorría por mis venas, a olvidar la promiscuidad vacía y corrupta, a olvidar la carencia de amor y empatía, a olvidar como hacer daño y destruir. Me cepillo los dientes y las reinvenciones sistemáticas con o sin conspiraciones me dan igual. Hago ejercicio y los Streamings de amor y live sexcams como terapia psicológica me aturden, selecciono filtro y publico, ya todo estaba preparado hace 21 años, algunos nacemos y estamos en cuarentena toda la vida, algunos no tenemos la vida perfecta, algunos nacimos para tenerlo todo difícil y nada gratis, algunos vivimos en nuestras fantasías por que las del mundo solo venden engaños, por que no podemos aceptar la cruda realidad y lo que nos ofrece el sistema, algunos tenemos defectos físicos y a nadie le importa, algunos nos da igual el dinero, algunos estamos cambiando los paradigmas mundiales, algunos vemos esto como una oportunidad para la evolución humana, algunos tenemos que morir por una causa mayor y que todos desconocemos; cerrando los ojos con la mente en blanco y adormilada.


EL DÍA DE LAS FUMIGACIONES

Amali

El día que los noticieros dijeron que China afrontaba gran tragedia por un virus que provocaba contagio y muertes, mismo que se esparcía por el mundo a velocidades nunca pensadas ni conocidas y que ningún País escaparía a esa Pandemia, la cotidianidad se tornó en caos, muerte e incertidumbre. Ha transcurrido más de un mes desde que fuimos confinados en casa, “modo preventivo”, con claras restricciones, extendiéndolas de a poquito, para que no duela tanto, y paliándola con promesas de ayudas a las afugias de la gente “que no pasen hambre”, y anuncios de alivios para empresas, “que sigan sosteniendo la nómina sin cerrar ni despedir personal”; imaginativas motivaciones para que se “acate la cuarentena, evite el contagio general” y la pérdida de vidas humanas “que es lo que importa”. No sé si cumplieron o no los gobiernos o, si también en las actuales circunstancias, de esos auxilios y beneficios se aprovecharon ambiciosos y corruptos sin corazón, vivos, que en este país existirán por siempre, pues son “mala yerba” que con nada se extermina. Les contaré cómo vivimos en casa un día particular de este aislamiento social, con el temor de pensar que la tragedia toque a nuestra puerta. Ella diezmará la humanidad, pues así lo decidieron unos cuantos, porque “somos ya demasiados, y no hay con qué alimentar ni sostener a tanta gente”. No sé Dios qué pensará de ellos, pues Él otorgó al hombre completa libertad de hacer, inteligencia y sabiduría suficientes. Ayer, temprano, mi hermana se aprovisionó de suficientes y variadas hierbas, atomizadores, recipientes, trapero y sacudidores. Preparó menjurjes, embazó en rociadores, llenó baldes y palanganas y hoy, al despuntar el alba, comenzó a exorcizar la casa con sahumerios al barrer, trapear con aguas y preparaciones, limpiar cuanto rincón pudo, hasta el momento en que llegaron los abastos para la semana, y cuando escucha timbrar, dice: —¡Yo atiendo!


Entreabriendo apenas la puerta, esgrime en su mano derecha amenazante atomizador y enérgica le dice al muchacho: —Alto ahí, ni un paso más. —No, señora, yo no voy a hacerle nada, yo vengo a traer los víveres. —Usted es que es bobo, quédese ahí que yo lo voy es a desinfectar. Chifff chifff. Le dispara el preparado que sólo Dios sabe de qué lo ha hecho, y le dice: —¡muestre las manos! chifff chiff, ahora voltése, deme la espalda que por atrás también le voy a echar chiff chiff. Ahora sí, entrégueme el pedido. El pobre muchacho aún tembloroso del miedo, le entrega la bolsa, recibe el dinero y sale disparado. Rato más, llega el de la verdura y la fruta y cuando ve a la mujer que sale con el atomizador en la mano le dice: —No me vaya a echar insecticida mi señora, que yo soy alérgico. —Vea pues, otro bobo. Esto es para desinfectarlo antes de que me entregue el pedido. Y llega la tercera víctima del día de las fumigaciones. Le lleva un pedido especial, porque es su amiga. Mi hermana ha mirado previamente por la cortinilla quién ha timbrado. Abre y le dice: —Ni un paso más. Espere. La amiga hace un gesto de sorpresa y espera. Mi hermana saca el atomizador y se lo pone de frente y entonces la amiga le dice: —¡A mí no me eche de eso que yo en eso no creo! —Vea pues, y qué es lo que está creyendo, esto es para desinfectarla antes de que entre, como usted anda de aquí para allá y de allá para acá, ¡es un peligro! —Óigala, yo no necesito desinfectantes, ni nada de eso, yo ando con Dios y la Virgen y nada me puede pasar ni a nadie voy a infectar. Pese a todo, mi hermana le hace su fumigada. Así termina el día. Mañana quién sabe qué pasará. Nos golpe de mediano plazo: los mayores de setenta años y los niños, no podrán salir bajo ningún pretexto, hasta finales de mayo (esto por ahora).

Y que el veintiséis de abril, se definirá cuánto más debe durar la cuarentena, que tampoco se sabe desde cuando ha comenzado por no ser parejo sino escalonado el contagio.


EL REMEDIO

Carolina Suarez

1000 miligramos de vitamina C con rosa mosqueta. 1⁄4 de jengibre. 3 cucharadas de miel de abeja pura. 1⁄2 de limón exprimido. 1 naranja. Todo revuelto en una taza de agua de manzanilla. Mezclar bien, dejar reposar y servir caliente, muy caliente. Dicen los expertos que el virus se muere a cincuenta y seis grados centígrados, por eso el remedio tiene que tomarse quemando las papilas gustativas, la garganta, la tráquea, el estómago. Si hay amígdalas se hacen gárgaras, gárgaras hirvientes que, como lava, arrastren todos los virus, los mocos, todo, para luego tragarlos, tragar esos buches con virus ya quemados, ahogados y muertos. Una vez terminado el remedio, soy libre, con la boca en llamas, de ir a la ventana. Pongo la receta, que me dejó mi madre, contra el vidrio para que mi vecino, un cálculo visual estimado de setenta y dos años, la copie y la tome. Alza su mira, entre las gafas y esas gruesas cejas, y tira una extraña mueca mientras pone su libro también contra el vidrio: La Vorágine de José Eustasio Rivera, me hace señas para que igual lo copie. Y está bien, cada uno tiene sus remedios. Por detrás de la receta le escribo: “quieres que vaya al mercado y te traiga algo”, sacude la cabeza de lado a lado, abre el libro y vuelven sus ojos sobre los lentes. Lo miro, cómo me gusta mirarlo, me hace sentir acompañada en medio del mutismo de esta casa. Pero cierra el libro de un totazo, me aleja de la ventana, desaparece y regresa con un papel, lo pega también contra el vidrio: “¿Quieres que vaya al mercado y te traiga algo?”. Me molesto con


él, vuelvo a mi hoja y respondo, “no tu no puedes salir”, vuelve a la suya y escribe, “no, tú no puedes salir”, haciendo líneas mucho más gruesas en la coma después del “no” y la tilde del “tú”. Entiendo, entiendo que estoy escribiendo mal, tal vez por eso no quiere que le haga las compras, quizás piensa que no le pegaré el virus sino la estupidez.


ERRORES DE CUARENTENA I

Angie Ramírez

El afán invadió el oxígeno, el miedo devoró la razón y Caradura salió a gritar. Ahora me tienes en sequía y mis hojas se caen, tristes, arrepentidas de no haber flotado en su curso normal. He roto la manija del reloj y ahora debo esperar a que el tiempo repare todo. El afán invade el oxígeno, el miedo me devora la razón, pero esta vez Caradura debe esconderse, tragarse sus palabras y ahogarse en su propia baba.


CRONICAS FANTASMAS

Angie Ramírez

Me encuentro en otra fría madrugada, el amanecer alcohólico es costumbre en estos días y en los otros. El primer rayo de luz golpea mi piel pero no calienta nada, hoy no importa si el desprecio de la gente me ha tocado, hoy todos se esconden temerosos. Sigo creyendo que estoy solo sentado en el techo de mi casa, aturdido de un pipazo, que más da, algunos dicen que es el fin de nuestro tiempo, algunos se preocupan por su gripa, algunos por vivir con ellos mismos y uno que otro por sus monedas intangibles y su porno ilimitado, ¡que básica es la gente cuando ha perdido la razón! Me excita pensar que día será el que me amarre por última vez los tenis ¿o el cuello? “Pensamientos solitarios idolatrías fantasmas banalidades desbordadas” Que me importa si la sociedad se esconde en el sumidero moribundo como el sol entre las nubes, como lo inmoral en el humano. La botella que he traído como amiga inseparable no es más que un despojo de lo que era hace unas horas, la arrojo al horizonte, hoy revienta la burbuja y el papa perdonando los pecados mientras que los cuerpos tan livianos flotan como ceniza en el cielo de Ecuador, en Colombia el virus más letal es el estado, los gringos quieren regalar su democracia en Venezuela, ya no sabe cómo inflar sus bolsas caídas por los suelos, Europa colapsado, hoy deja de ser el consentido y siente una vez más el sabor de una pandemia aquí no hay muertos solo números. No debería pensar más que en mí, encerrado en mi casa y en la última serie fecal que ha salido. El pavimento se calienta, es espeso el soplo de la vida, escucho las sirenas que se acercan… He visto la vida en la tierra pasar frente a mis ojos y no me he dado cuenta en que momento caí tan bajo. Hoy revienta la burbuja… Y una senda solitaria es la que las circunstancias nos mostraron obligados


a pasear atraves de ella, reconocimos como poderoso el ensimismamiento, largas discusiones se libraron en tu mente, caótica y perturbada, con el tiempo fue costumbre y al final solo fue silencio. ¿Silencio y soledad? ¿Que más podemos esperar de esa combinación perfecta de melancolía? El mundo real carece de sentido si tu mente esta ausente, no hay refugio de nosotros mismos en ningún lugar y nosotros insurrectos seguimos caminando por la orilla buscando esa existencia perdida, que parece inalcanzable e ingobernable. Aparentemente fue muy tarde cuando nos dimos cuenta que en nuestra infinita lucha fuimos tan libres como un pájaro pintado en la pared.


UN DIA DE VIDA CON EL “PIOJITO VIROSO” Como tantas veces a primera hora fui al patio a dar gracias a Dios por SER y por mi larga experiencia de vida en este planeta. El sol en jornada de cuarentena, parece regocijarse con el silencio inédito de los vehículos, máquinas y voces de la ciudad. Al desayunar observó que en la cocina y el primer nivel se petrifican muchos objetos en desuso, al igual que sucede en el ropero y mis sombreros. Veo una zarigüeya que cruza despacio frente al parqueadero del vecino, quien ansioso por la cuarentena saca a sus mascotas por más largos ratos.

María Jiménez B

Atendiendo sugerencias frente al miedo reverencial por el confinamiento del 2020 decidimos familiarmente llamar al causante “piojito viroso”, eso sí, con pleno acatamiento de recomendaciones de múltiples mensajes revisados antes del bloqueo por saturación del celular. Hoy no me baño, ayer lo hice, da igual, pero si arreglaré un rincón del patio, inexplorado por más de seis años. Que divertido estar en casa, que oportunidad para disfrutar la familia. Aunque reconozco la falta de la empleada, confirmo que mi hija cocina con exquisitez, que mi nieta no quiere volver a estudiar, que su don se concentra en cantar y bailar y que crece mucho como pretendiendo alcanzar sus sueños rápidamente. Nuestro perro Coco anuncia las facturas tiradas bajo la puerta y allí permanecerán, porque aquí no se abre a nadie ni por nada. Finalmente concluyó que esta vieja casa, de tantos arreglos que requiere, es mejor venderla para que la tumben. A veces la realidad social me reclama un sentimiento de culpabilidad por sentir aquella alegría frente a tanta angustia humana y entonces resuelvo, en el mejor estilo de Eckarth Tolle, vivir el aquí y el ahora y sigo “haciendo presencia”. Cuando divaga mi mente extraño a mis amigos, ir donde mi Madre, la gimnasia bancaria, las reuniones sociales y ambientales por la defensa del agua de Rio Blanco, aunque ahora parece que la madre tierra se defiende solita. Pensando en mi Mamá reacciono para aceptar la realidad, en su entorno no asumen seriamente la amenaza y concluyo secreta y dolorosamente “sálvese quien pueda” y que Dios la bendiga.


Poca televisión, mucho silencio, la radio suena media hora en la mañana, que aprovecho para bailar con movimientos exagerados pro salud corporal. Al llegar el turno para la meditación, mi ambiciosa mente sueña con un nuevo ser humano, regalo final de éste proceso, con un ser humano bondadoso, solidario, integral. Esta prueba, por así llamarla, ha sido leve a pesar de los decesos, pues debemos entender que como en todo parto siempre hay dolor antes del nacimiento. Cuando no se hace lo debido, alguien toma las riendas y encamina. O aprendemos a las buenas o repetimos el año. Luego, me pierdo en la meditación, aquieto el cuerpo, la mente se enreda con la respiración y existo en la plenitud donde soy todo y nada. Varios sucesos reclaman mi atención, algunos lloran por sus hijos en lejanos países gracias a la diáspora Manizaleña. Un anciano infringe la restricción y pide limosna; el vecino golpea a su mujer, no contesta la policía, luego al parecer se reconciliaron, vieja historia. Un chico deja que el perro haga su depósito en cualquier antejardín y luego una joven recoge lo de su cachorro; por esta última se salvará el planeta, tiene actitud de solidaridad y respeto. En casa, tanto por hacer, todo lo postergado para “otro momento” se revela como una dictadura fáctica y una voz me dice ¡hazlo ahora! analogía válida para este momento histórico porque debemos hacer la tarea ya, luego nadie podrá “lavarse las manos” porque las consecuencias las viviremos como un solo SER HUMANO. Finalizo mi experiencia con el piojito viroso, con el mismo pensamiento que me animó en la mañana…SER hasta llegar a SER.


Primer día de cuarentena

Swamy Satyananda Rojas

Bajo el cielo gris de la capital colombiana e iniciando el día primero del simulacro de cuarentena, me encontraba con la mirada perdida frente al ventanal del segundo piso de mi casa materna. No había nada afuera, contemplaba la nada, carros estacionados frente a las casas, autobuses en un parqueadero improvisado y yo ahí, mirando a través del cristal cómo todos los del sector obedecíamos la regla impuesta. De un momento a otro reaccioné, no podía seguir permitiendo que ese lapsus mental arrebatara las horas del día, así que, me levanté y como en un inesperado choque enérgico decidí cambiar el rumbo, iniciando con un baño de agua caliente y mientras lo hacía, entonaba “Kiss me deadly”, esa canción de Lita Ford sabía animarme. Luego de que me revistiera de ánimos y expectativas, y por supuesto de vestirme con algo cómodo para estar en casa, comencé a planear qué hacer ese día para no dejarme llevar por la ansiedad y la melancolía que produce el encierro involuntario. Siendo docente de secundaria, debía esperar que alguno de mis estudiantes se manifestara, presentando inquietudes sobre las actividades asignadas para trabajar en casa, así que era de suma importancia prender la computadora y entregarme a mi labor. Estando ahí, frente al equipo que reemplazaría la antigua máquina de escribir, recordé la importancia de mantenerse siempre en forma con el ejercicio de redactar y el permitir que los versos fluyan, alimentando el alma y la mente. Revisé Facebook y como un mensaje divino, llegó a mí una imagen, la cual direccionaría los varios borradores y el escrito final. Una alcaldía cundinamarquesa convocaba a escribirle a su tierra, y a mí, llegaron recuerdos del año 96 dibujándose en la mente. Mi mente viajó 24 años atrás, cuando el colegio donde estudiaba organizó una salida a Funza, un pueblito de clima frío al cual y junto con mis amigos de infancia llegamos y corríamos libres por los pasillos y los jardines de lo que posiblemente era un convento, la verdad, no alcanzo a recordar qué funcionaba allí. Mis reminiscencias de infancia se remontaban a la felicidad visualizada por medio de las risas, carcajadas, atrapadas y silencios propios del juego vividos; ese mismo que terminaría cuando las gotas de llovizna comenzaron a deslizarse por las hojas de las plantas, los rostros y nuestras vestimentas. Los maestros hicieron el llamado para que nos resguardáramos de la lluvia y posteriormente regresar a Bogotá y nuestras casas.


Cuando me di cuenta había terminado el poema que reflejaba tantos recuerdos, los cuales producían nostalgia, no solo por la cantidad de años postreros a esa salida, sino por la libertad contenida en la infancia y sus juegos; esa que me hubiese gustado probar la mañana del primer día de cuarentena mirando a la nada. Sin embargo, ese revolcón de emociones producidas por una imagen, un recuerdo y un escrito, me motivaron a dar inicio a todas aquellas cosas que había dejado para “otro día” y había comprendido que no era casualidad que la convocatoria apareciera en mis redes sociales ni que fuera para un sitio colmado de remembranzas, no; la vida se había acumulado de tantas cosas pospuestas, que cual apéndice había reventado y me exigía a gritos, emprender con todo aquello, así que en la computadora, di clic en Word, documento nuevo y brotaron las primeras palabras de la redacción de la autobiografía, esa novela que sabía debía escribir y no había hecho. Por ahora, son páginas en construcción bajo el calor del hogar materno, gracias a una inesperada cuarentena causada por el coronavirus.


Mañana Bailare Otra Vez

Sebastián

Hoy amanecí con ganas de bailar y a medida que transcurría el día estás ganas aumentaban. Pero lo más raro e irónico es que no se Bailar. Llegada la noche cogí mis clavas y empecé a entrenar con ellas, Cada vez se hacía más tarde y me acordaba de aquella mujer Bogotana que conocí días antes. La cual me había prometido con sus ojos un volvernos a ver, pero nuestra euforia juntos fue tanta que nuestros nombres fue lo último para recordar..., Cerré mis ojos Inevitablemente sabía que se me caerían las clavas y con tristeza las levantaría otra vez. Pero extrañamente no escuché el ruido de Ninguna parece Como si hubieran desaparecido, Pero seguían ahí. Las podía sentir y mis brazos no dejaban de moverse a la par con todo mi cuerpo, parecía controlado por un tipo de magia, Un sentir tal vez. Me acuerdo que aquella mujer puso su música toda la tarde, la misma música que esa misma noche no dejaba de sonar en mi cabeza y cuerpo, empecé a bailar como si de eso dependiera mi vida, Con movimientos tan bruscos como una Polka, Tan sensuales como un tango, y con el amor de una canción cubana. Parecía que estuviera bailando con ella... no quería parar. Abrí los ojos De inmediato, sonaron las tres clavas al tiempo como un tipo de despertar, Estaba lleno de sudor, me dolían los pies, tenía los ojos encharcados y a punto de llorar. Porque seguramente mañana me darán ganas de bailar otra vez


TIEMPOS DE IRA (Infección respiratoria aguda) Comienza una nueva década, la segunda del caótico milenio 2000 y la humanidad es sacudida con contundencia en una situación históricamundial sin precedentes, por medio del factor que nos caracteriza como otro animal más que habita en este planeta, el factor biológico.

Tania Alexandra Orozco

Yo, una estudiante de antropología con alma de flor altoandina en medio de la observación de la cotidianidad y cuestionamiento de la incertidumbre que nos atañe en estas épocas de transformación intento identificar y comprender las diferentes relaciones rurales-urbanas que se desarrollan en Manizales -Caldas, territorio que hábito. Estas han sido, son y serán fundamentales para nuestro sustento alimentario y aún encuentran en el olvido y denigración tanto estatal como social, pero, con la situación actual de salubridad mundial se muestra la verdadera importancia y necesidad de estas, ya que son las que nos suministran lo necesario para afrontar esta cuarentena, incitando a la toma de conciencia como transformación frente a esta precaria situación. La forma en que se ha desarrollado nuestra vida en sociedad urbana nos ha vendido la idea de que podemos comprar la vida en centros comerciales y supermercados, sin pensar siquiera en la proveniencia de los alimentos y dejando así ir la vida en necesidades que hemos inventado, en hiperrealidades que no son esenciales. Las circunstancias actuales demuestran que el estilo de vida que la gran mayoría de personas llevábamos en la urbanidad no es sustentable, ya que, en tiempos revoltosos de altas mareas socioambientales surge la pandemia del virus Covid-19. La vida de los seres humanos, Homo Sapiens Sapiens con delirios de dioses se reduce a las necesidades biológicas y corporales básicas, las cuales son alimentación y refugio. En la narrativa social colombiana se ha construido el ideal de que los verdaderos héroes son las personas que conforman las fuerzas armadas y de control social, pero ahora en tiempos de crisis biológica y socioeconómica se demuestra quienes son las verdaderas personas, que como decimos aquí «se dan la pela» por Colombia en la cuarentena y aislamiento social.


Estos verdaderos héroes son las personas del área de la salud, las cuales están arriesgando su integridad física y emocional para estar al servicio común como también los agricultores, los campesinos y campesinas, seres de lucha y resistencia que sin apoyo, condiciones dignas ni ninguna garantía trabajan para el sostenimiento fundamental y alimenticio de las urbes. Uno de los factores biológicos fundamentales es la alimentación, que junto con el refugio y la salud, son nuestras herramientas de supervivencia para afrontar la pandemia del Coronavirus. Las demás necesidades creadas por los diferentes sistemas se convierten en innecesarias y pasan a un segundo plano. El confinamiento en nuestros hogares nos lleva a buscar nuevas formas de estar, ser, comunicarnos y sentípensarnos como también a estar más atentos y apreciar nuestra cotidianidad y lo que la compone, haciéndonos así entrar en un estado de reflexión sobre nuestras raíces campesinas y montañeras para tomar conciencia de dónde proviene nuestro sustento diario, nuestra comida y sobre quienes hacen esto posible, pensando en que tal vez, una posible dirección que puede tomar el rumbo social sea volver a las raíces vitales, el campo. Inspiración es toda la población popular que hace posible que nosotros, nuestras familias y la comunidad entera pueda afrontar estos tiempos nuevos y salvajes, pero en especial está dirigida a nuestros campesinos y campesinas que sin importar estar golpeados por arduos climas, abandono estatal y desprestigio económico continúan trabajando incansablemente para que no nos falte la comida en la mesa. Sin campo no hay ciudad y de esta salimos todos juntos.


TEJER/DESTEJER LA NORMALIDAD

La.Etsa

Estamos conscientes de los cambios que está produciendo la cuarentena en nuestra forma de concebir y vivir la cotidianidad. Así como nuestra percepción de los espacios junto a sus convivencias y desplazamientos, generando nuevas problemáticas y cambios quizá muy violentos debido a la rapidez y falta de previsión de la situación. En este sentido, Bárbara Bilbao1 en un texto reciente nos propone inventar e imaginar un nuevo hábitat, tanto para la realidad actual como la venidera; tomándole la palabra me permití hacer mi propia reflexión al respecto. En una situación de estancamiento dentro del espacio doméstico, considerado socialmente como íntimo, privado, espacio cerrado e históricamente feminizando; podemos permitirnos reflexiones sobre actividades que lo bordean y rodean y de ellas generar propuestas para esos nuevos hábitats. Para esto, una posibilidad es partir del espacio que representa el hogar como el área destinada a las labores de cuidado y reproducción que, a su vez, han sido asignadas a la mujer y que, en la actualidad pueden revalorarse, reinterpresarse y tomar un sitio distinto dentro de la sociedad y desde el sujeto que las realiza, sin tener que tomarlas por obligación, sino por una repartición más justa. En mi caso me ví enfrentada a una práctica textil: el tejido. Estuve aproximadamente tres semanas confeccionando y realizando dos pasamontañas color vino con técnica de dos agujas o agujetas. En ese espacio de usar mis manos para cruzar puntos, cometer y remendar errores surgieron pensamientos y reflexiones que me llevaron a profundizar en la práctica del textil. Esta es una práctica que desde su forma artesanal y manual (vigente aún) hasta su forma industrial; está presente en todas las culturas, debido a su importancia utilitaria, ritual e identitaria. Sin embargo, ha tenido un papel de adoctrinamiento, sobre todo en las familias aristocráticas; de la feminidad desde, por ejemplo, las tareas de bordado, forzando a las mujeres a la pureza y dedicación a los quehaceres del hogar. Sin embargo, en los últimos años y a partir de finales del siglo pasado, ha cobrado importancia en la creación artística, en los activismos y sobretodo en el feminismo, teniendo en cuenta que los movimientos que originaron el 8M se gestaron desde las mujeres trabajadoras de una fábrica textil. Esto permite repensar el textil: bordado, tejido, costura, patch work, confección, etc.; como una actividad transformada que puede habitar el presente si se


piensa desde la colectividad, el espacio público, la resistencia a la extinción de saberes heredados, la desfeminización y la generación de identidades desligadas de lo impuesto. Estas labores permiten fortalecer el tejido social mediante la práctica de manera comunitaria, gestar la solidaridad y llevar, incluso, a procesos de sanación. Así mismo, se puede llegar a pensar en cuerpxs diversos que junten lo orgánico con lo textil generando nuevas identidades o mezclas asexuadas al estilo del cyborg de Haraway2, que incluso se extiendan a la construcción de los nuevos hábitats. 1 Bilbao, B. (2020). Nuevo hábitat. En La Fiebre (pp.187-198). Editorial ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio). 2 Haraway, D. (1984). Manifiesto Cyborg (Manuel Talens, trad.). Ahora todxs tejemos pero también destejemos y entretejemos; bordamos y desbordamos; cosemos, descosemos, remendamos y zurcimos; hilamos y deshilamos como ejercicios de producción de pensamiento, creación, sanación e incluso historicidad. El textil es un lugar de producción de significados culturales en el que todxs podemos ser incluidxs, participar activamente y conectar hilos para imaginar y realizar futuros mundos/ hábitats posibles.


Solo el silencio es grandioso; todo lo demás es debilidad. Alfred De Vigny (La mort du Loup 1864) Cuando de repente un día nos dicen que entramos en cuarentena... SILENCIO REVERENCIAL

Cony Alanna

Silencio de comUNIÓN, silencio de hermandad, silencio para Honrar: La VIDA que se nos va. La mía, la tuya, la suya, la de todos. Que el Silencio Reverencial no sea de miedo, ni de resignación, sino de empatía y reconciliación. Que el silencio planetario sea para abrazarnos, reconocernos e integrarnos. Que el silencio sea tan íntimo y auténtico que compongan melodías, que impregnen los momentos de oportunidad. Los míos, los tuyos, los Suyos, los de todos. Silencio de comUNIÓN, silencio de hermandad, silencio para Honrar: La VIDA que se nos va.


ABANDONO

Daniel Martínez Sánchez

Decime qué es la felicidad Y no tendré más remedio que creerte. Decime que es la felicidad Y saldré en pos de ella. Pero decime qué es la felicidad, Felicidad que tanto busco. En las frías noches Me pierdo caminando solo. Los días calurosos Ya no existen. Decime qué es la felicidad, Felicidad que he perdido. Decime dónde encontrarla, No quiero rendirme. Pero por favor, Decime…


Cementerio perpetuo maculado (Confinamiento de la muerte)

D.Crepito

Otro día más... No sé si será un sediento viernes del frío y húmedo octubre, o quizás un caluroso domingo de resaca y su cielo roto estropeado por inalcanzables manjares multisabor... ¡Y qué importa si es el insípido y deprimente lunes!, el pútrido, salado y melancólico jueves de un diciembre en ruinas incinerado por la pólvora de la depresión o ¿un bucólico y mórbido viernes santo atorado en mi garganta cual espina de pescado? Los días pesan como escombros sobre mi espalda; la gravedad no es esquiva a mis livianos huesos, la ilusión de conocer el libertinaje junto a las pasiones mortales y terrenales parecerían escapar cada vez más lejos... pues no envejece mi ser ni mucho menos mi conciencia, tan brillante como un diamante primitivo; mas ahora, escupo mi destino como a un ají urticante quemando mi gaznate, que pareciera corroer mi pecho inflado de sueños ajenos. Al fin y al cabo, no sé qué será sentirlo en carne viva, ¡pero, cuál carne si ni siquiera tengo!, una pobre raquítica y escuálida como yo ¡qué va a tener carne!, a mí solo se me congela el esqueleto de la exasperante rutina, se me tuerce la calavera de la ansiedad de los días, el eco de los días, tan rotos como mis ojos y sus abismales tinieblas ignorantes, tan ignorantes como a quienes devoro o, mejor dicho, me los llevo del gancho, como carnicero fatigado a pernil de cerdo. Pero la enganchada soy yo y este maldito karma que no me deja escapar; siento el aire, pero no lo puedo respirar, veo el brillo del sol, pero no siento


su calor, el centelleo de las estrellas se opaca entre mis ojos, ojos sin parpados tan tristes y rotos como la esperanza de un mañana mejor. ¿A quién visitaré hoy? ¿Al robusto y oriundo senador? que va fatigado en su modesto automóvil último modelo asignado por el estado, después de una extenuante jornada de trabajo, dirigiéndose a cenar rollos de salmón al vino tinto y caviar... O tal vez, visite a la abuela solitaria y moribunda que adorna con perlas su cuello en su soberbia casa llena de lujos, ¿anciana olvidada por la sociedad?, Sociedad que desgarra las carnes fétidas y moribundas de la equidad, como ávidas aves de rapiña sin escrúpulo cualquiera entres sus picos y garras. O quizás visite al digno general, que en su chaqueta porta brillantes medallas como insignia de su sangrienta y honorable labor de asepsia social, por amor a su patria; recolectando y cosechando cuerpos inertes como si fuera un árbol de aguacates maduros... ¿cuántas bocas no silenció? ¿Cuántos zapatos cambió por botas y su botín a cuestas de la sagrada vida reclamó? O más bien, voy por el niño de calle, que en su tarrito de pegamento dibuja paisajes exóticos y se imagina en el derroche de una gran comilona parroquial entre sus inocentes delirios, olvidando que arruina sus pulmones mientras anestesia su conciencia de inflamados pensamientos, tan carentes como su estómago o como su propia inexistencia en el nuevo mundo, un niño aplastado por las albóndigas gigantes de la deshumanización e insensibilidad.


El renacer

José Soler

Leyendo Benedetti ‘la muerte es un niño de cara triste- un niño sin motivo, sin miedo, sin fervor, un pobre niño de mirada dulce``. Y ese niño me lleva al coronavirus del 2020 que sin piedad nos ha llevado al encierro; si, en este círculo cuadrado en que me encuentro, un libro es una puerta al infinito, a la locura de mi ser. Y un poema una ventana al alma que a veces nos golpea con fuerza. Escucho mi teléfono y recibo el WhatsApp de un amigo que me decía que lo tomara con calma, con mucha calma: hay gente que se está volviendo realmente loca al estar encerrada: justamente se lo estaba comentado al microondas y a la cafetera mientras me tomaba un café. Los 3 estábamos de acuerdo, a la lavadora ya no le cuento nada porque a todo le da vueltas. Y a la nevera la noto distante y fría. Además la plancha se calienta por nada. En fin; es su cotidianidad y el mío el conversar con los fantasmas tal vez me convertí en el personaje de Juan Rulfo encerrado en un mausoleo, en una habitación oscura, un pueblo fantasma conversando con cada uno de ellos, al volver mis ojos al libro leo `` la muerte es realmente un niño de cara triste; un pobre niño viejo que deja caer su mano sobre mi corazón”. En esta soledad, en la oquedad del tiempo necesito hablar a mi corazón, ahora que me encuentro encerrado en cuatro paredes o tal vez siempre lo eh estado, rodeado de enemigos insignificantes y de muchos obstáculos que obstruye mi marcha, pero las grandes cosas y las cosas reales de este mundo y del universo están de mi parte, el sol sale todas las mañanas para saludarme y volviendo en si digo no no no, y se alza en mi aquel guerrero para iniciar una guerra contra la rutina la cotidianidad, la mediocridad, contra el facilismo, la conformidad, contra la claudicación, la pasividad, contra la muerte en vida, contra el no ser, contra el no estar, y en mi nuevo ser supe que era inmortal, que podía mirar al infinito. Aprendí que debo enseñar a mi intelecto a trabajar para mí, a no dejarme dominar por el temor como si fuera una animal que no piensa. La mente debe ser mi aliada valiente para superar mis problemas de temor, no ser un siervo de la depresión, de la locura, y de la derrota. Pero lo más valioso de todo mi potencial para el logro verdadero es el espíritu que vive dentro de mí, permitiendo que mi naturaleza espiritual comience a liberarme de las cadenas del temor, de los males de inacción, mediante el poder- presencia de una fe viviente y veras que esta fe derrota el miedo, el temor, la angustia


y renace en mi el deseo de vivir, amar a mis semejantes, ver en cada uno de ellos a Dios, de ahora en adelante voy a renacer restablecido como hombre de fe dedicado al servicio del hombre. Y al reajustarme con mi vida me reajusto con el universo, acaso no es lo que está sucediendo con el virus? Nacer de nuevo, nacer del espíritu seria un logro victorioso. Los problemas, alimentaria mi vigor, la desilusión me sirve de acicate, las dificultades se harán un desafío; los obstáculos un estimulo para seguir adelante. Vivir la vida en la carne como un hijo de DIOS como un mortal dedicado al servicio ennoblecedor del hombre en la tierra, destinado al excelso y eterno servicio de DIOS en la eternidad.


Un poema de amor en esta desesperada cuarentena:

Yuyú

Se quedó suspendido todo, hasta el respirar parecía economizarse. Suspendido se nos quedó el amor,los vuelos y el tropezarse... Y en este suspense pareciese que todo cobra más vida y por las noches veo la llama que se enciende, proyectando sombras vivas,tan vivas que me quedo jugar con ellas. Peromesientobienyteaprecioenladistanciayestanochecon brisa suave trae el aroma de tus recuerdos. Me sienta bien esta vela que alumbra mis Versos Sin Rima Y me acuerdo de tus dientes. Está tranquilidad de tenue noche, de casi con estrellas, me sienta bien, y oigo el sonido de tus dedos en las cuerdas de mi garganta. Y ya no sé si me sienta tan bien estar escribiendo bajo la luz de esta vela con esta noche tenue de suave brisa y acordarme de ti. Y ya no sé...Pero me quedo escribiendo igual. Me sienta bien después de todo y te siento bien a tí y estoy feliz. Y me acabo tropezando en este vuelo del amor que una cuarentena no puede enjaular siquiera.


Patógeno sibilino

ESPACIO Debo estar en un laboratorio porque todo burbujea ¿Serán los ruidos del tiempo anunciando herrumbres y detritus? No. Porque esos eran los ruidos de la calle en la ciudad. Aquí se alfombran los sólidos de burbujas que revientan liberando vapor humeante. Me alcanza un hálito en una caricia más balsámica que corrosiva. La habitación se satura con un vaho que succiona la materia y la amasa en una vorágine que nos acoge en su vientre. Desaparecen las singularidades y renacemos como una aleación de ontologías incompatibles. No son claros los límites de las cosas, que encuentran su homónimo en mi organismo. Soy vasto más no universal ¿Qué experimento sino una voluntad de metamorfosis? Antes de ser, soy otro. ¿Y cuántos he sido en este ciclo de puertas que se abren y se cierran pero donde ya no entra el Sol? A veces sospecho que en esta caverna danzan siluetas de espejismos, porque estoy descubriendo nuevos movimientos. Es preciso que toda continuidad desemboque en una transformación. En este frasco que es fragmento de mundo, florezco en fractales. Aprendo que soñar no es dormir, sino peregrinar en la dimensión onírica. Incluso traer objetos de ensueño que nadie compra pero que nadie se atrevería a vender, porque los sueños sólo sirven para seguir soñando. Mi observación se agudiza y veo del abismo el detalle y del detalle lo abismal. Me entretengo formulando mi propia poética de espacio pues dejo palabras regadas en la casa, subo a fumar y encuentro poemas cuando vuelvo. Descubro que me constituyen fuerzas opuestas y que yo mismo soy menos que un vector en este plano donde colisiona la energía. Por eso el espejo se sobrecarga, indigesto del caótico patrón de cuerpos en movimiento, si me advierte bailando para invocar la dicha. Pero a veces tengo pequeñas agonías que se traducen en angustia y entonces lo mejor es regar las plantas con lágrimas cuando la desolación toma el lugar de la soledad. Así que trato de huir en el lomo de una mosca pero le temo a las arañas. Escribo a mis amigos cartas que no reciben porque van en aviones de papel que los estropea el smog o se accidentan


contra las ventanas cerradas en una explosión de ceniza y confeti. Al despertar veo el arco-iris despegar de mi ventana ¡Qué adorable panorama! Me lavo la cara en sus colores para testimoniar que no estoy soñando. Y bien despierto, basta con subir al balcón o abrir la puerta para contemplar mi paraíso perdido.


Ventana. Ventana, mi mejor aliada, ¿Cuántas historias habrás de contar al murmullo de los arboles, en otoño, cuando sus hojas caen?

Laura Velandia

En invierno, cuando en tu reflejo mi cuerpo que convierte en nieve. En verano, que dejás entrar la brisa que refresca mi alma. ¿Cuántas sonrisas me verás opacar en primavera? cuándo en éste encierro me muestras, cómo florece el mundo que afuera pareciera estar vivo. Las voces de los pájaros me cuentan, dulcemente, que tú pintada de blanco, me acompañas en una soledad teñida de consuelo. Tú, mi ventana, cristal de dulces reflejos, haz llenado mi vida de historias y conjuros mientras el sol nace y mi mente anochece.


Te blindo en mi sonrisa y te plasmaré en el recuerdo de una lágrima que nunca abonará la tierra. Tú, mi ventana, verás mi libertad gritar la última noche de éste confinamiento.


L’âme dans la gorge

Xiomara Ahumada

Ce monde que je refuse de consommer voracement, me dévore, à son tour. Il veut m’ôter les rêves. Je rêve. Je n’ai pas envie de retourner à cette vie qui m’a été choisie. La justice, mon choix ; les principes, ma loi. Je reste. Retourner à cette vie, chez moi ? Nulle part. Terre étrangère je suis. Mon corps, reste-t-il à moi ? Les temps courants, ce n’est pas évident. Il m’a été promise la gouvernance de mon territoire... J’ai payé chère ma solitude. L’autre est pour moi, dans cette langue, aveuglement. Je regarde. Comme si j’étais une bombe à pression. L’âme, oui, l’âme dans la gorge. Y ahí voy buscando creer, buscando la fe. ¿En qué? Camino. J’écris en français car l’on m’a appris la peur en castillan. Ma langue maternelle. A ne pas dénoncer pour ne pas déranger : l’ordre établi, le groupe. Me taire pour vivre, sinon regardons aujourd’hui combien des leaders nous taxent les ‘paras’. Toi, Colombie maudite, habituée aux injustices... Mon sang bouillit en pensant à la xénophobie propagée, toi si diverse ; au racisme de classe, toi aux ancêtres des mains de terre. Aux ancêtres encore expropriés et assassinés, sous prétexte d’un écotourisme, label ‘exotique’. Que la rage m’envahît en écoutant ce mot, comme qui braderait des mangues, des habits ou des vies. L’écho des colons me démange. Et moi, enfermée dans l’hexagone dans l’attente des papiers. Guerrière, je m’avoue fragile. Je parle avec les mots de ma sœur, ma mère et ma grand-mère. Bientôt, après cinq ans, j’y retournerai. Pour enfin enterrer mes morts et me retrouver. Mel IxsKiu


CUARENTENA DE COLORES Se despierta mi mente al mundo terrestre (mis ojos aún cerrados). Ubicación espacial: mi casa, mi cuarto, mi cuerpo. Escaneo mi corporeidad y encuentro unas manos adoloridas y unos pies globo. Dolorcitos por aquí y por allá. Rigidez mental y física. ¿Qué día es hoy? ¿Qué hora? Abro mis ojos y reviso el celular, 9 am. Mi cuerpo lucha con mi mente. ¡A LEVANTARSE! ¡A LEVANTARSE ¡

Tatiana Pinto Mesa

Me lo repito hasta que mi cuerpo lo procese. Reviso el celular de nuevo y encuentro cientos de mensajes, videos… ALERTA, ALERTA estamos en cuarentena; me recuerdan. Mi celular y yo hemos sido invadidos. Tras luchar casi a muerte con los pensamientos, me levanto y voy a un lugar feliz. Frente a mí y, al otro lado de la ventana está mi amado cielo con sus nubes de elefantes, unicornios; con sus alas de libertad. Agradezco estar en casa, cerca de mis abuelos, un poco más allá mi tía… Pero mi contemplación se ve interrumpida por el bullicio de “los inmunes” hombres, mujeres, bebés que no necesitan aislamiento ni medidas de protección. Seres que transitan como si nada, como si nadie. En la calle deambulan “los inmunes” ¿qué habrá en sus mentes? ¿Cuál será su imaginario del virus que hoy nos persigue? ¿lo imaginarán como un marcianito gris que destruirán con un balazo de palabras crudas? ¿o como una hormiga que pueden pisar y ya se ha muerto? ¿pensaran que es algo así como el tal paro campesino? Preservar la vida de uno y de otro; ser humanidad. Ese es mi pensamiento último. Siento que mi cuerpo se estremece, que mi miedo me quiere anular. Corro hacia mi mesa de dibujo y encuentro todos mis amigos. Esos que cada día son herramienta y camino. Cuadernos, libros, colores, pinceles, hojas de colores, libros de mándalas, historietas. Me declaro armada para la batalla. Ahora, dejo las que los duendecitos de las ideas sean los que me invadan. Con colores y recortes, con crayolas y esperanza; con amor ilustro un mundo mejor. Un mundo que se ha purificado, vaciado de prejuicios, de codicia. Que ha borrado sus barreras y fronteras. Donde prima el bien como raza humana y el amor a nuestra madre tierra. Me sumerjo en esa dimensión de la belleza sublime, posible. Buceo en las aguas de la esperanza que me


da el arte, en su poder de transformaciรณn de mi mundo y de este mundo terrestre. Espero que cuando vuelva de esta profunda inmersiรณn, sea yo quien lo pueda transformar, en alguna medida, este mundo que hoy solo suena a incertidumbre.


De Recorridos [y otros demonios] Risueña se ha levantado hoy la paradoja de familia. En la estrambótica cocina la esperan cuchillos estrellados de desayuno, luego, Caminar los senderos de dos a diez metros es más que suficiente para Obviar un paisaje prófugo de respuestas y desprovisto de pesadumbre. Resistir a la cordura es menester al elegir la buena vida [pienso]

Tatiana Saavedra

Recorrer la casa como un caballo alado, una serpiente hambrienta o una hormiga coja, Imaginar sin saciarse que papá y mamá siguen en la búsqueda del amor, Dotar de artillería al fuerte de almohadas emplumadas y sábanas sin sangre, Observar al mar de cemento adormecido transportar los peces y pescadores audaces Sabiendo que al desdibujar los contornos de la prisa, sin cerrar los ojos y un sombrero de colador, sería el viajero de los mil mundos.


MAMI PIERDE SU ARMADURA

Sebastián Santamaría

Mamá siempre sale con su armadura. No sé si tiene poderes ella o la armadura se los da, tal vez sea su capa. Siempre que voy con ella dicen que es una heroína y que soy muy afortunado. Pero todo cambió y ya no sale con su armadura puesta. Me pone triste verla sin su supertraje ni su capa blanca. —¿Mami, renunciaste a ser heroína? ¿Perdiste tu supertraje? ¿Qué te pasó? —No, hijo. Ocultándolo pasamos desapercibidos, así los villanos que acechan no nos pueden hacer daño, pero prométeme que no le dirás a nadie de nuestro secreto. Soy Sebastián Santamaría Présiga, estudiante de séptimo semestre de traducción: inglés – francés – español, en la Universidad de Antioquia. Tengo 23 años, vivo en la ciudad de Medellín, Colombia. Por estos días pasando la cuarentena con mi madre y uno de mis tres hermanos, tratando de escribir, aprender recetas y leer libros pendientes.


Shihab Guerrero

Y, en casa. En este tiempo, enviarse cartas es recibirse en la ausencia. Luego, volver y partir en cada letra. Para Li la música era el equilibrio armónico de los sonidos que invisibles se presentan entre lo que vemos y aquello que el sentido de la escucha desdobla. Antonio le había dicho que la música es entrar en los secretos de las leyes del universo. «La realidad particular que ve o gusta el músico es totalmente insólita.» Li no compartía mucho esas ideas, prefería creer en la contemplación silenciosa y alejada de los mundos que rodean a quien escribe. En una de las cartas que Antonio había enviado hace un par de años, Li subrayaba en rojo: «Gustad y ved que es bueno escribir». Pero el gusto y la visión no eran parte de las pesquisas que Antonio tenía en mente, para él, escribir era también desaparecer y no agradar en demasía, porque sólo así podía nombrarse algo que rasgara vestiduras de la presencia y el deseo de domino del arte por el arte. Nadie afuera escucha el silencio del desastre. Solo un eco de guerras silenciosas bajo la piel van sacudiendo el estrepitoso movimiento de las guerras del habla.


Karolina Peña

Tiempo de observación, clasificación, pausa. Desafiante estudio de las paredes del pasado y búsqueda de la creación de un nuevo mapa; blando y flexible. Momento de la pregunta de fuego no resuelta en una noche de insomnio. La ocasión para deshacerse de cartas viejas. Instante de búsqueda y hallazgo de un deseo que escribe y danza. Esta escritura; estas historias que se narran a ciegas, que no saben hacia dónde avanzar pero que nacen con persistencia. Regreso. Nuevamente al origen; en la primera línea de la historia, transitando por estas calles vacías en las que crecí, en las que me extravié como si nadie observara. Cuatro años fuera y al regreso me espera el cuerpo de la ciudad en un momento congelado; yo camino con sorpresa sobre él, como si cada retazo que aparece al caminar me revelara un nuevo secreto, o me recordara una pista olvidada. Recorro nuevamente este cuerpo misterioso que estudio y no explico. Páginas de intentos fallidos por resolver esta ciudad que no necesita ser resuelta. Tunja abraza mi pasado mientras busco el presente en un mar montañoso de historias. Busco la danza silenciosa de la tarde en las calles vacías, quebrando la falsa imagen de un desierto deshabitado. Porque nada podrá arrebatarnos la imaginación, la posibilidad de nacer en una montaña con rosas naranjas entre los labios.


ÉQUIPE ÉDITORIALE DISPARATES

AGATA MENDES - FR je vis à Toulouse depuis des années. Généalogie. À 4 ans j’aimais lire le dictionnaire. À 11 ans j’ai commencé à écrire un roman policier (sans doute à cause de mon prénom) sur une vieille machine à écrire, ce brouillon compliqué est resté une œuvre incomprise et inachevée (ouf). Aujourd’hui je vous lis et je griffonne à mes heures perdues quelques mots. DANIEL VIRGÜEZ - COL Codirector de la asociación Guayabo Colectivo, entusiasta de proyectos artísticos internacionales, utilizando la creación como lenguaje. DIANA FORERO - COL Traductora y correctora de estilo. Paso mis días entre letras y escritos. CAMILO RODRÍGUEZ - COL Né à Bogotá, diplomé à Toulouse, confiné à México. Journaliste culturel et traducteur. camilor_@hotmail.com

IMAGE DE COUVERTURE LAURA CRUCIANI - FR France, 1995 @_laura.cruciani


Disparates No. 10.1 junio 2020

Guayabo Colectivo - Association loi 1901 8 Rue de Belleville 31200 Toulouse guayabo.co com@guayabo.co fanzine.disparates@gmail.com FB : https://www.facebook.com/guayabo.co/ FB : https://www.facebook.com/disparates.fanzine/ IG : @guayabo.co SIRET 802 218 461 00027 Code APE 94.99Z


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