Mes a Mes
mundo laboral. Durante mi trayectoria, he aprendido mucho, de hombres y mujeres, tanto en las empresas en las que he trabajado como con las que me he relacionado: referentes y mentores ‘anónimos’, esenciales para el desarrollo de mi carrera profesional. Formar parte de la Sección Española de ISA (International Society of Automation) también ha tenido un impacto positivo. Es muy enriquecedor poder aprovechar los recursos de formación que ofrece la asociación, desarrollar otras habilidades de aplicación en mi desempeño profesional y contribuir a la difusión del conocimiento, en un entorno sin ánimo de lucro. Esfuerzo, dedicación y formación continua han sido las constantes de este camino, que hoy, me resulta aún más apasionante que cuando lo inicié. Inmersos en la era de la digitalización, tenemos por delante el reto de hacer nuestro mundo más sostenible. Me resulta muy motivador trabajar en un entorno en evolución imparable, con un elevado componente de innovación y con un talento multigeneracional para generar un impacto positivo en la sociedad.
2. Aunque se ha evolucionado, aún vivimos en una sociedad y una cultura en la que los estereotipos de género y otros sesgos (conscientes e inconscientes) refuerzan los prejuicios sobre las capacidades, intereses y motivaciones, tanto para hombres como para mujeres. Desde edades tempranas y en ocasiones desde el propio ámbito familiar, cuando un niño se reafirma lo llamamos líder, pero si lo hace una niña, lo más habitual es que la califiquemos de ‘mandona’. Durante la etapa profesional, existen expectativas de que el hombre tendrá mayor disponibilidad, compromiso o aspiraciones. Sin embargo, se presupone que la mujer, por circunstancias familiares, no va a tener flexibilidad para viajar o la dedicación requerida para asumir nuevas responsabilidades. A la hora de realizar promociones, existen sesgos implícitos en relación con la ambición de las mujeres para llegar a puestos de responsabilidad y sus habilidades de liderazgo. Ahora bien, las mujeres también debemos atrevernos a transmitir nuestras expectativas de crecimiento en el ámbito profesional, hacer visible nuestro trabajo y ser capaces de crear conexiones dentro y fuera de la empresa, que contribuyan a nuestro desarrollo laboral.
3. Todos los profesionales, sin distinción de género, aspiramos a tener un proyecto personal, familiar y laboral equilibrado. Culturas empresariales rígidas, dificultades para la conciliación familiar y sistemas de promoción y reconocimiento no objetivos, alteran este equilibrio. Y especialmente para las mujeres, porque socialmente se les adjudican los cuidados familiares y, por tanto, en determinados momentos optan
AUTOMÁTICA E INSTRUMENTACIÓN
MARZO 2022 / N.º 536
por trabajar en otras áreas, abandonan las empresas o incluso sus carreras profesionales. Por ejemplo, con la pandemia del Covid-19, hemos comprobado que se puede trabajar de manera productiva, más allá de los modelos tradicionales caracterizados por los horarios eternos y el presentismo. Las culturas empresariales flexibles y que contribuyen a la conciliación familiar, son positivamente valoradas por hombres y mujeres, si bien, tienen más impacto en las mujeres, ya que habitualmente asumimos un mayor peso de las responsabilidades relacionadas con la familia y el hogar. Otro factor que influye es el efecto de los sistemas de promoción y reconocimiento no objetivos. Las empresas están poniendo esfuerzos en este sentido para que las mujeres no se sientan estancadas en sus trabajos y así minimizar el riesgo de que tiendan a buscar entornos más diversos donde puedan desarrollarse plenamente desde el punto de vista profesional, en función de los méritos, no del género.
4. A pesar de la implantación de políticas corporativas de diversidad e inclusión en las compañías en los últimos años, el avance de la mujer dentro de las estructuras empresariales está siendo lento. No sólo es necesario incrementar la representación de las mujeres en trabajos en ciencia y tecnología, sino también establecer medidas para que prosperen y se les permita avanzar en estos campos. La falta de mujeres en puestos directivos STEM es una de las desigualdades principales en estos ámbitos. Desgraciadamente, aunque hombres y mujeres tengan el mismo trabajo, la misma responsabilidad y preparación, no son igualmente valorados en las empresas. Es una realidad que, a medida que se va aumentando en las posiciones de toma de decisión de las empresas, la proporción de mujeres va disminuyendo y su representación en entornos corporativos sigue siendo baja. Queda aún camino por recorrer para dar visibilidad a las mujeres con talento, desarrollar sistemas de reconocimiento y promoción de objetivos, y asegurar que ese talento no se va perdiendo a medida que avanzamos en los distintos niveles de la organización.
5. Conseguir un cambio cultural que revierta en una igualdad de género es una responsabilidad colectiva que abarca todos los ámbitos de la sociedad. Creo que es importante educar en la igualdad, desde el entorno familiar hasta el formativo, cambiando estereotipos, dando visibilidad a figuras femeninas que puedan servir como referentes y alimentando la confianza de las niñas en sus capacidades. Cada vez somos más las empresas y asociaciones que promovemos iniciativas para despertar el interés por la ciencia y la tecnología desde la infancia, e intentamos dar una mayor visibilidad de las contribuciones de las
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