Capítulo 4 CONSIDERACIONES FINALES
[...] [la] geografía regional es esencial a la práctica de producir geografía humana. Ella propone cuestiones acerca del mundo en el que vivimos de una manera importante porque es contextual. [...] Lo contextual no puede ser barrido por debajo de la alfombra por grandiosas teorías sociales, pues, él permanece donde realmente vivimos. Es [citando varios autores] el margen que constituye el centro. (Thrift, 1996 [1994]: 242) Aunque algunos hasta admitan ignorar la región como uno de los conceptos clave de la geografía (como en la colección organizada por Holloway et al., 2003),1 las cuestiones básicas, incluyendo el debate sobre la regionalización, como son la diferenciación (más concreta) y el recorte (analítico) del espacio, siguen firmes. Si la región y la regionalización no desaparecen, no es solamente porque la diferenciación y/o la desigualdad del mundo continúan fuertes, sino también porque en una visión más integrada y vivida y no simplemente funcional y clasificadora de la región continúan vivos los movimientos, las identidades, las representaciones y las políticas (o bloques económicos) llamadas regionales. Así como la pretendida unidad planetaria no solo está lejos de ocurrir, hecho que se hace evidente, a través de las diversas formas de “fragmentación” (Haesbaert, 1998a);2 el sentido de homogeneización tampoco sería defendible dada la participación
1 En esta obra se trabajan como conceptos clave de la geografía: el espacio, el tiempo, el lugar, la escala, la formación social, el paisaje y el medio ambiente. 2 Desde este abordaje, es importante resaltar que trabajamos con una concepción mucho más allá del sentido de simple “ruptura” o “quiebre” (o como ruptura relativa, en diferentes niveles), a partir de la noción de “fragmento”, sobre todo, como “parte de un todo, pedazo, fracción” (Diccionario Novo Aurélio).
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