Ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo

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Adrián Gayo Rodríguez Benjamín Gutiérrez Huerta Nerea Arias Vázquez Rubén García Riesgo

Oviedo el 20 de octubre de 1934

La ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo pretende ser una aportación pedagógica y turística para la ciudad, sus habitantes y visitantes, trasladando el conocimiento académico y el estudio a las calles, a través de los restos de aquella contienda aún visibles. Un recorrido histórico, geográfico y visual. La insurrección asturiana es un acontecimiento de primer orden a escala mundial. Sus protagonistas, anónimos y conocidos, son parte de nuestra historia social y familiar. Esta guía es una aportación a la memoria colectiva de aquel ochobre.

Ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo

Aroa Raposo González

Ruta de la

Revolución de 1934 en Oviedo

Fundación Juan Muñiz Zapico


Adrián Gayo Rodríguez • Aroa Raposo González • Benjamín Gutiérrez Huerta Nerea Arias Vázquez • Rubén García Riesgo

Oviedo el 20 de octubre de 1934

La ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo pretende ser una aportación pedagógica y turística para la ciudad, sus habitantes y visitantes, trasladando el conocimiento académico y el estudio a las calles, a través de los restos de aquella contienda aún visibles. Un recorrido histórico, geográfico y visual. La insurrección asturiana es un acontecimiento de primer orden a escala mundial. Sus protagonistas, anónimos y conocidos, son parte de nuestra historia social y familiar. Esta guía es una aportación a la memoria colectiva de aquel ochobre.

ruta de la revolución de 1934 en oviedo

ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo

Fundación Juan Muñiz Zapico


Adrián Gayo Rodríguez, Aroa Raposo González, Benjamín Gutiérrez Huerta, Nerea Arias Vázquez, Rubén García Riesgo

Ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo

fundación juan muñiz zapico • 2016


Con la colaboración y patrocinio de la Consejería Educación y Cultura del Principado de Asturias. © texto: los autores © Postales Oviedo Ciudad Mártir: Rubén Vega © Imágenes Ejército del Aire: Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo © Fotografías actuales: Aroa Raposo González © De esta edición, Fundación Juan Muñiz Zapico www.krkediciones.com Álvarez Lorenzana, 27. Oviedo isbn:978-84-8367-539-7 Dep. legal: as-1688-2016 Grafinsa. Oviedo


Índice

Prólogo Wenceslao López Martínez Alcalde de Oviedo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2. El contexto de una Revolución . . . . . . . . . . . . . . . . . 3. Breve cronología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4. Ruta de la Revolución de Octubre de 1934 en Oviedo . . . 5. Un acercamiento geográfico al Octubre del 34 en Oviedo 6. Selección de protagonistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7. Siglas utilizadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8. Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Anexo 1 Transcripción del Pacto de la Alianza . . . . . . . . . . . . . Anexo 2 Versión del Asturias, patria querida de los revolucionarios

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El decorado envuelve y presiona al espectador, le obliga a formar parte de una acción que los prejuicios tradicionales le llevarían a ver desde el exterior. No está delante de la capital de Asturias, sino dentro de Oviedo, y todo gira en torno a él… Albert Camus, Rebelión en Asturias


Prólogo Wenceslao López Martínez

Alcalde de Oviedo

Una sociedad sin memoria es una sociedad descapitalizada y en gran medida desorientada. Necesitamos saber de dónde venimos para decidir con acierto y rigor hacia dónde queremos ir. Nuestra historia y nuestras raíces son los cimientos sobre los que construir el futuro y las administraciones públicas debemos asumir un papel protagonista para acercar a la ciudadanía el valor incalculable e intangible de nuestro pasado, que es parte fundamental de nuestro patrimonio. Esta guía sobre la ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo impulsada por la Fundación Juan Muñiz Zapico en colaboración con ccoo, la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo y la Universidad de Oviedo representa un excepcional ejemplo de cómo acercar al gran público episodios claves de nuestra historia con una vocación divulgativa y accesible. Para abordar un proyecto de estas características resulta especialmente valioso contar con una visión multidisciplinar avalada por investigadores y especialistas de diferentes campos. Sin embargo, el viaje apasionante que nos proponen las siguientes páginas está concebido no solo para aprender, sino para hacerlo viviéndolo de manera entretenida. Nuestra historia no es solo un legado recibido, puede convertirse también en un atractivo turístico de primer orden. La Revolución de 1934 situó a Oviedo como un lugar de referencia internacional. Nuestras calles y plazas fueron el escenario de la última revolución obrera del siglo xx, un acontecimiento histórico que no ha de ser conocido solo por nuestros vecinos y vecinas, sino también por todos aquellos que nos visiten. Las grandes efemérides históricas atraen cada año a miles de visitantes a escenarios clave en la historia de un país. —5—


La Revolución de 1934 significó en aquella España convulsa que avanzó inexorablemente hacia la Guerra Civil, un punto de inflexión y un hito imprescindible para entender muchas de las cosas que sucedieron después. El rigor académico que avala el trabajo desarrollado para elaborar la ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo, certifica que estamos ante un hecho histórico fundamental en la historia contemporánea de nuestro país. Como ovetenses y asturianos hemos de saber mirar con respeto hacia nuestro pasado y aprender a traerlo a nuestro presente para saber más de nosotros y de nuestra tierra. La educación y la cultura son las armas más poderosas para que esos pasajes imprescindibles de nuestra historia no queden encerrados en las páginas de los libros y los manuales. Hemos de sacar la historia a la calle y pasear por ella, sumergirnos en lo que significó. Esa es la propuesta de esta guía y vaya desde estas líneas mi más sincera felicitación a todos aquellos que han colaborado en este proyecto. Como alcalde de Oviedo mi deseo es que todos y todas disfrutemos de una ciudad abierta y orgullosa de su bagaje de siglos. Hemos de conocer y admirar ese patrimonio y aprender a transmitirlo con orgullo a nuestros jóvenes y a todos aquellos que nos visiten. La ruta de la Revolución del 34 es una aportación y un paso adelante para avanzar en ese camino. Oviedo, 7 de julio de 2013

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1. Introducción

La idea de desarrollar una ruta turística surgió en el marco del 80 aniversario de la Revolución de 1934. Insurrección que marcó un hito en la historia de Asturias y que puede ser valorada, a nuestro parecer, como la última revolución del siglo xx en Europa occidental. Tras Octubre del 34 habría guerras, revueltas, involuciones…, pero la última vez que los trabajadores se hacen con el poder, tomando el control de los medios de producción y organizando su propio autogobierno obrero fue aquellos días en Asturias. Oviedo fue parte fundamental de la Revolución ya que en sus calles y edificios se definía el futuro de la misma. Es el momento de mayor trascendencia de la historia de la ciudad en el siglo xx. Aquel octubre, en todo el mundo se sabía y hablaba de lo que aquí pasaba. Fue pues una repercusión mundial histórica, ligada a aquellos convulsos años de auge del fascismo y del comunismo y crisis de las democracias parlamentarias. No era algo aislado, de ahí también su importancia y relevancia universal; era parte de ese contexto de entreguerras y en Asturias se produjo uno de los hitos de este movimiento revolucionario mundial. Aquellos hechos aún son recordados año tras año con actos, publicaciones y homenajes anuales como el

de Aída de la Fuente. Las señales de la contienda aún son visibles en forma de cicatrices en varias edificaciones y son parte fundamental de la visita de inmuebles tan significativos como el edifico histórico de la Universidad o la Catedral. Es parte de la historia e imagen de la ciudad y por eso queremos incorporar los escenarios de Octubre del 34 al Oviedo actual. La idea de este proyecto, promovido por la Fundación Juan Muñiz Zapico y la Unión Comarcal de ccoo de Oviedo con la colaboración del grupo municipal de iu de Oviedo, fue combinar varias disciplinas como la Historia, la Geografía y el turismo, algo común en otros países, como en nuestra vecina Francia: millones de personas visitan los grandes campos de batalla de las guerras mundiales y los cementerios resultantes, con la consiguiente repercusión en la memoria del presente y en la economía, e íntimamente ligado a las actividades institucionales, académicas y turísticas. En el mismo París los hitos de la resistencia son parte de la ciudad, en placas, actividades, etcétera, junto con otros componentes históricos. La combinación de turismo y memoria histórica del movimiento obrero es, pues, una realidad incluso en nuestra propia Asturias: el mumi es el museo por excelencia del turismo foráneo. O la

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recreación anual en Candamo de la batalla de 1937 por parte del grupo de recreación histórica Frente del Nalón, siendo ya uno de los acontecimientos de la comarca. Otros ejemplos de itinerarios o «senderismo con memoria» son las ediciones de la editorial Desnivel: 25 Rutas mineras por Asturias y Cantabria, caminando por los escenarios de la Guerra Civil o la Maginot cantábrica. Por nuestra parte planteamos una ruta urbana para acercar a visitantes y vecinos la historia a partir de los edificios, documentos y la trama urbana persistente, lo que también nos parece necesario pedagógicamente. Durante aquellos días Oviedo fue un campo de batalla entre los revolucionarios y las fuerzas gubernativas. Dichos enfrentamientos están investigados y recogidos en diferentes libros de historia y documentales: las obras de Paco Ignacio Taibo II son en buena medida la base documental del proyecto, junto al resto de la bibliografía de la época, con la crónica de Aurelio de Llano —que anotó de manera diaria todo lo que aconteció en la ciudad desde su vivienda en la calle Cervantes— a la cabeza, así como el reportaje grabado por José Capúa en aquellos días con el título Luctuosos sucesos revolucionarios en Asturias (1934) y que a pesar de que hoy en día es accesible en Internet, es todavía un documento audiovisual muy desconocido. La fotografía también es otro complemento fundamental que hemos utilizado: las postales de «Oviedo ciudad mártir» nos permiten analizar el nivel de destrucción en la contienda y especialmente a este material gráfico debemos sumar las fo-

tografías áreas tomadas aquellos días por el ejército y recuperadas por Felipe Fernández García, catedrático del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo e investigador de relevancia nacional en fotografía aérea y fotointerpretación. Es patente el interés general por todos los temas relacionados con la historia de una manera aplicada y su consiguiente importancia no solo académica sino también cultural y social. Hemos tratado de unir diferentes visiones: la histórica, la geográfica y la turística para producir una ruta y un plano al uso que permita mantener el rigor académico con una vocación turística y memorialista. Para todo ello, la Fundación Juan Muñiz Zapico constituyó un equipo interdisciplinar coordinado por su director Benjamín Gutiérrez Huerta, el historiador Rubén García Riesgo —coautor del libro Villafría 1934. Luz en la memoria—, el geógrafo Adrián Gayo Rodríguez, y con la participación inicial del «Curso de promoción turística local e información al visitante» de forem a cargo de la profesora Sandra Martínez Salvador. También han colaborado otros autores como la investigadora Aroa Raposo González, especialista en el estudio histórico de la fotografía, y en la fase final de la tarea también hemos sumado a Nerea Arias Vázquez, alumna en prácticas de la Universidad de Oviedo. Han colaborado en este proyecto otras instituciones como la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo mediante la inclusión de esta

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ruta en el programa de la Noche Blanca en 2015, que contó con gran repercusión mediática e importante asistencia. Para la Fundación, esta actividad se ha convertido en parte de nuestra actividad pedagógica con institutos de toda Asturias y estudiantes de Alemania y eeuu. Pero también queremos que tenga importancia, no solo educativa, sino incluso económica para la ciudad y sea un nuevo atractivo para los visitantes, al igual que hacen ciudades de Europa y como ya lo fue en su día como parte de las ciudades mártires españolas tras la Guerra Civil. Como muestra del interés que ha tenido nuestro proyecto, la Asociación Profesional de Informadores Turísticos de Asturias ha conocido nuestra ruta como aportación de contenidos a otras que se realizan profesionalmente. Esta edición es, pues, el resultado de años de trabajo y experiencias prácticas sobre el terreno. No tratamos de sustituir ni apropiarnos de la bibliografía académica o de las investigaciones ya existentes, al contrario, tratamos de animar el interés sobre la cuestión y sintetizar esta información para acercar a la mayor parte de pú-

blico. Buscamos aportar al conocimiento de la historia de la ciudad con una guía turística. No negamos que aún hoy, más de ochenta años después, la Revolución de Octubre es un tema que genera tensiones, ya que sigue siendo utilizado como un instrumento de confrontación y propaganda, como ya lo era en los años de dictadura, y todavía hoy sigue marcando el imaginario colectivo de la ciudad y de los medios más conservadores. Por nuestra parte pretendemos, sin buscar polémica alguna, ser útiles a la normalización social de un acontecimiento tan importante para nuestra historia y que además puede suponer una aportación turística en la ciudad y en Asturias. Como ejemplo en nuestras rutas siempre usamos la Regenta de Clarín, obra perseguida durante el franquismo, de gran polémica, hasta el punto que hace unas décadas aún no era parte del día a día de la ciudad y hoy es referencia turística y se menciona con orgullo y normalidad. La Revolución de 1934 en Oviedo debe ocupar su lugar en el presente, como lo que fue en el contexto internacional: la última revolución del siglo xx.

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2. El contexto de una Revolución Rubén García Riesgo No es el propósito de esta guía trazar un mapa completo de la década de los años 30, para ello puede consultarse amplísima bibliografía referida no solo al ámbito puramente español, sino muy especialmente al contexto internacional. Conviene, sin embargo, arrojar algo de luz a quien se acerque por vez primera a los sucesos que marcaron el otoño asturiano de 1934. Y, así, podemos hablar del comienzo de la década como el de la ilusión de un proyecto verdaderamente transformador para España basado en la confirmación de un sistema democrático de libertades y derechos. En efecto, la II República nació con un abanico de reformas que pretendían (re)instalar España en el grupo de países desarrollados, con un amplio apoyo popular y un primer Gobierno de centro-izquierda sostenido también por los diputados y dirigentes del mayor partido obrero, el psoe. La presencia de hasta tres ministros socialistas en el Gobierno del primer bienio republicano daba marchamo de legitimidad, ante la numerosa clase trabajadora, del actuar del mismo. Sin embargo, los efectos de la crisis del 29, que se dejaba sentir en una maltrecha economía nacional, unidos a la presencia de una fortísima oposición de clases medias y altas a los proyectos reformistas, habían lastrado a tal

punto al Gobierno que provocaron un malestar generalizado entre obreros y campesinos, descontentos ante lo que entendían una insuficiencia de resultados de aquellos. Estos azorados primeros años de vida de la joven República vivieron una situación cada vez más enrarecida por la desarticulación, dentro del país, de una sociedad civil con un muy desigual reparto de la riqueza, y una virulencia en el exterior que había llevado al ascenso y llegada al poder de los partidos nazi-fascistas en Italia y Alemania, así como a la proliferación de toda una serie de dictaduras autoritarias en el centro y este del continente. Sería injusto no detenerse en la interacción de todos estos factores para explicar las múltiples razones que dan lugar al proceso histórico de 1934. Más en el caso de una Asturias industrializada en bastante mayor medida que las demás regiones españolas, con una clase trabajadora, especialmente en la zona central, muy ideologizada y con uno de los mayores niveles de sindicación del continente, con casi 75.000 militantes de organizaciones obreras. La presencia del movimiento obrero asturiano en algunos de los principales procesos de formación y protagonismo databa ya de finales del siglo xix, cuando la proliferación de casas del pueblo y ateneos obreros fue una constante.

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Grupo de mineros, año de 1934. Grupo de El Pisón, de la empresa Coto Musel, en los meses previos a la Revolución por los montes de Laviana. Publicada en la revista Alto Nalón, número 60-61, octubre-diciembre 1990. Foto de Pena. Archivo personal de Benjamín Gutiérrez Huerta. La mayoría de los fotografiados participarían en la Revolución de 1934 y serían combatientes de ambos bandos en la Guerra Civil

Y será precisamente en estos centros donde se va a ir gestando poco a poco la Revolución de Octubre. Tras el triunfo de las opciones conservadoras en las elecciones de 1933, la formación de un Gobierno del Partido Radical dejaba entrever la posibilidad de una

derechización progresiva del Ejecutivo, sometido a la influencia del mayor partido del país, la Confederación Española de Derechas Autónomas, auténtico triunfador en las elecciones con un total de 115 diputados.

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El desmantelamiento progresivo de las reformas del período anterior había hecho creer a buena parte del movimiento obrero socialista que el régimen republicano, en su versión de democracia liberal, era insuficiente para satisfacer las demandas e intereses propios de su clase, de modo que en palabras de Largo Caballero, recogidas en El Socialista en noviembre del mismo año: ¿Excitación al motín? No, simplemente decirle a la clase obrera que debe prepararse… Tenemos que luchar, como sea, hasta que en las torres y en los edificios oficiales ondee no la bandera tricolor de una república burguesa, sino la bandera roja de la revolución socialista.

Frente al panorama de una república derechizada, la clase obrera española oponía el modelo de una socialista cuyo único viso de triunfo parecía radicar en un enfrentamiento directo con quien se opusiera a ella. Además se contaba con la experiencia de persecución hacia el movimiento obrero que se había dado en Italia, Alemania o mucho más recientemente en la Austria del conservador Dollfuss, que no había titubeado a la hora de bombardear el barrio de Karl Marx-Hof en Viena, reducto socialdemócrata. En una época de internacionalismo, hoy diríamos ingenuo, la reacción de solidaridad del proletariado español se hizo sentir enorme-

mente con huelgas y paros en solidaridad con sus iguales europeos. Y la idea de resistir el posible avance del fascismo nacional les hizo acuñar la frase «antes Viena que Berlín» en recuerdo de los obreros austriacos, que habían preferido morir combatiendo antes que desfilar ante Hitler en el 1º de mayo como sucedió en la Alemania nazi. El movimiento obrero asturiano se hizo eco de este planteamiento, espoleado además por un entendimiento más estrecho que en otras partes del país, entre socialistas y anarquistas, lo que posibilitó la firma en Gijón el día 31 de marzo de 1934 del pacto de Alianza Obrera por parte de ugt, fsa y cnt, a la que se irían sumando con el correr de los meses las distintas familias comunistas, ortodoxos y antiestalinistas. Las bases de la revolución estaban asentadas, ya solo quedaba darle forma y armarla. La espoleta se activó cuando a comienzos de octubre tres miembros de la ceda colocaron sus carteras en el nuevo Consejo de Ministros presidido por el veterano Alejandro Lerroux. La convocatoria de una huelga revolucionaria hecha en Madrid por la Comisión del psoe y la ugt no contó con el apoyo de la cnt excepto en Asturias, donde se desencadenó con mayor expresividad la ambición de la clase obrera de tomar «el cielo por asalto».

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3. Breve cronología

1934 31 de marzo 4 de octubre

5 de octubre 6 de octubre

Se firma la Alianza Obrera en Asturias La orden de huelga general insurreccional llega a Oviedo en la cinta de un sombrero. Entra al Gobierno de Lerroux la ceda. Ajetreo en las calles y reuniones en el café Cervantes; finalmente la rebelión se retrasa en Oviedo. El pce entra a la Alianza Obrera. Comienza la Revolución en Asturias y el asalto a los cuarteles en las cuencas mineras. Se reúne la Junta de Autoridades y se declara el estado de guerra en Asturias. El ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, llama como asesor al general Francisco Franco y el presidente del Gobierno Lerroux prefiere al liberal Eduardo López Ochoa para ponerse al mando sobre el terreno.

Oviedo, octubre 1934 día 4, jueves día 5, viernes

día 6, sábado día 7, domingo

Comité Revolucionario; se decide como consigna uhp. Las autoridades declaran el estado de guerra. Primer tiroteo nocturno en el centro de Oviedo y toma de posiciones en las afueras de la ciudad. La batalla de Manzaneda abre el camino a la capital. Comienza el asalto revolucionario a la ciudad; toman el ayuntamiento, que pasará a ser la sede del Comité Revolucionario. Los revolucionarios toman el depósito de máquinas, la Estación del Norte (calle Uría) y el cuartel de Carabineros (en la esquina de las calles Magdalena y Marqués de Gastañaga). Guardias de asalto se atrincheran en la torre de la Catedral. Se ataca la Cárcel Modelo con un tren blindado desde la Estación del Norte. En las afueras se rinden las fuerzas de la fábrica de explosivos de la Manjoya.

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Se produce el abandono del cuartel de la Guardia Civil, en Pumarín. Se intensifican los ataques al cuartel de Pelayo y a la Fábrica de Armas de la Vega. Se toma la Universidad y se aborta un intento de salida de los guardias del cuartel de Santa Clara. día 9, martes Los revolucionarios toman el Banco de España, la Diputación Provincial y el Hotel Inglés. Al amanecer asaltan la Fábrica de Armas abandonada por sus defensores. día 10, miércoles Roban la caja fuerte del Banco de España. Esa noche arderán en Oviedo el convento de San Pelayo, el Campoamor, la Audiencia y el diario Avance. día 11, jueves El día decisivo de ofensiva general para tomar los reductos gubernamentales de Oviedo y frenar a la columna del ejército en la Corredoria. Voladura de la Cámara Santa. Las tropas del general Ochoa llegan al cuartel de Pelayo. Huida del Comité Revolucionario. La huelga general insurreccional ha fracasado en todo el estado. día 12, viernes Formación del Segundo Comité denominado «el Comunista» en la plaza del Fontán, que solo actúa en Oviedo y que intenta organizar la lucha que pese a la inminencia de la derrota aún se mantiene. La columna de legionarios y regulares del teniente coronel Yagüe entra en Oviedo por la Cadellada y la Tenderina. La guardia de asalto del cuartel de Santa Clara toma el edificio de Telefónica. Comienzan detenciones, torturas y fusilamientos por parte de los leales al Gobierno. día 13, sábado El ejército toma la Estación de Económicos. Defensa de la estación de trenes por los revolucionarios, atacados desde la cárcel por las tropas africanas de Yagüe. Ataques en San Pedro de los Arcos y asesinato de Aída de la Fuente. Queda destruida la Universidad. Se produce la masacre de treinta y dos civiles a manos de tropas regulares en Villafría. día 14, domingo El ejército afianza su control del centro de la ciudad; por la tarde, desfila por las calles principales entre vítores del vecindario. Mientras, se combate en San Lázaro y San Esteban para cubrir la retirada a las cuencas. día 15, lunes Últimos disparos en la ciudad de Oviedo, sigue el combate en las afueras. día 16, martes Siguen los combates en la periferia, mientras el ejército avanza sobre la fábrica de dinamita de la Manjoya y también a la Fábrica de Armas de Trubia. día 17, miércoles Primeras visitas turísticas a la ciudad renombrada como «ciudad mártir». día 8, lunes

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día 18, jueves

día 24

Desde Sama envían a Oviedo al teniente Torrens de la Guardia Civil a plantear la voluntad de diálogo. Tras el regreso de este con las condiciones, Belarmino Tomás, miembro del Tercer Comité, se traslada a Oviedo a negociar el fin del movimiento con el general López Ochoa en el cuartel de Pelayo. Regresa a la cuenca y habla antes con los revolucionarios congregados frente al consistorio langreano. La Revolución ha finalizado. El ministro de la Guerra Diego Hidalgo acompañado por su asesor el general Franco y otros ministros visitan Oviedo.

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Portada del plano editado en 2015 por la Fundación Juan Muñiz Zapico; ilustración: Begmont; diseño: jrf

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4. Ruta de la Revolución de Octubre de 1934 en Oviedo

Partimos de que los hechos han tenido una relevancia estatal y una repercusión internacional y además es considerada la última revolución en Europa occidental, al nivel de hitos como la Comuna de París o la República Soviética de Baviera. En octubre de 1934 el mundo entero sabía que en una ciudad llamada Oviedo se estaba dando la batalla de una revolución, ya fuese en la Alemania nazi o en la Rusia soviética era noticia. A la vez que un obrero en eeuu lo leía en su prensa y el patrón en la suya, era parte del contexto histórico mundial del periodo de entreguerras.

Ruta guiada en la Noche Blanca, Oviedo, 2015

Como ya explicamos en la introducción general, nuestro objetivo es poner a disposición de los ciudadanos una ruta turística partiendo de los contenidos históricos y los vestigios aún presentes en la ciudad. La abundante bibliografía existente ha sido nuestro material de referencia, en un proyecto que quiere trasladar la historia a una ruta y convertirla en una guía turística de referencia. No se trata de una clase de historia al uso sino de acercar el conocimiento del entorno a partir de la imagen de la ciudad, como diría Kevin Lynch, y dar a conocer la historia tanto a vecinos como visitantes para convertirla en un elemento turístico de primer nivel.

4.1. Ruta propuesta Comenzamos explicando el contexto internacional de auge de los fascismos y comunismo y crisis de las democracias parlamentarias. En España, en el contexto de la crisis de la II República, el desencanto en la izquierda y la inexorable entrada de la extrema derecha —la ceda— en el Gobierno de Lerroux, se fue tejiendo la Alianza Obrera de 1934 entre socialistas y anarquistas, a la que se sumaría en el último momento el pce. Uno de los lemas revolucionarios fue «antes Viena que Berlín», en referencia a la claudicación ante Hitler de los sindicatos alemanes, frente a la sublevación en el

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Itinerario

1. Calle Magdalena 2. Plaza de la Constitución Calle Jesús Calle Fruela 3. Plaza de la Escandalera y vista de Uría 4. Calle Argüelles y teatro Campoamor 5. Santa Clara (Delegación de Hacienda) 6. Calle Mendizábal al edificio histórico de la Universidad y plaza Porlier 7. Plaza Alfonso II (catedral) Travesía de Santa Barbara 8. Corrada del Obispo 9. Calle San Vicente al monasterio de las Pelayas Calle Martínez Vigil 10. Calle Marcelino Fernández (Fábrica de Armas) Calle Teniente Alonso Martínez 11. Campus de Humanidades del Milán

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barrio Karl Marx de la izquierda austriaca. En ese contexto internacional, prefieren morir luchando y no parten de una idea asturiana —o regional— sino estatal dentro de una realidad internacional; quieren asaltar los cielos, es una revolución. La consigna uhp (Uníos Hermanos Proletarios) unirá a socialistas y anarquistas primero, después izquierda minoritaria y finalmente al pce, pese a sus diferencias estratégicas e ideológicas. Años de enfrentamientos, incluso armados y con muertos, desde la dictadura de Primo de Rivera y la misma proclamación de la II República y su desarrollo. Esa Alianza Obrera no superará las desconfianzas de siglas en la mayor parte del Estado, quedándose en mera declaración. El 4 de octubre con la constitución del nuevo Gobierno se declara la huelga general revolucionaria en toda España, que duraría días u horas según el lugar. En Cataluña sería en forma de una declaración de independencia y en las zonas mineras se convertiría en revolución: fundamentalmente en Asturias y otras zonas mineras del norte de España. En Asturias dos factores fueron determinantes: la unidad de acción y la dinamita como elemento de fuerza. La abundancia de este explosivo dio una capacidad de combate que convirtió a los mineros en vanguardia revolucionaria y que generó un mito que pervive aún hasta nuestros días. En Oviedo varios cientos de revolucionarios esperan sin éxito en el monte Naranco la señal de inicio y la llegada de las armas para tomar la ciudad. Fracasa, pues,

el inicio el día 5 y no será hasta el día siguiente, con la llegada de refuerzos de las cuencas que tras tomar sus cuarteles trasladan la lucha a Oviedo como objetivo principal. Gijón y otras zonas de Asturias donde también prende la Revolución quedan a la espera de las armas y refuerzos que no llegarán, ya que la lucha fundamental se centra en la capital. El Gobierno ha declarado el estado de excepción y un camión militar recorre las calles del centro anunciándolo; en el ambiente se palpa este ambiente prebélico, ya que las calles se mantienen desiertas. Mientras tanto, la fuerza pública (Ejército, Guardia Civil, Asalto, Carabineros y demás cuerpos policiales) se pertrecha en sus cuarteles, edificios públicos y en el centro de la ciudad; pero sin un perímetro defensivo como tal para acometer una buena defensa. Tres columnas de revolucionarios avanzan sobre la ciudad: la columna encabezada por González Peña entra por Buenavista, la de Arturo Vázquez por San Lázaro y la columna de Pedro Vicente desde Colloto y ascienden por la Tenderina; así comienza el asalto a Oviedo.

4.2. Inicio ruta Iniciamos la ruta en la calle Magdalena esquina Marques de Gastañaga, lugar donde se encontraba el cuartel de Carabineros. El día 6 se calcula que unos 1200 revolucionarios luchan en Oviedo contra 2000 miembros de la fuerza pública. En los días sucesivos llegarán a ser más de

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toria revolucionaria y retirada de la fuerza pública. El cuartel de Carabineros, en la esquina de la calle Magdalena, es el lugar del primer combate importante en el centro. Durante el primer día se producen dieciséis muertos entre los asaltantes. Su emplazamiento afecta a la seguridad de la retaguardia del ayuntamiento. La resistencia de los carabineros, fuerza profesional y disciplinada, retrasa el asalto final al día 7, bajo el mando del revolucionario sargento Vázquez y con los refuerzos llegados de las cuencas, que por fin toman el cuartel. En un primer momento se abrirá fuego sobre los 3000 revolucionarios armados —y otros tantos sin guardias que se estaban rindiendo pero rápidamente armas— pero sin un mando centralizado y coordina- se toma control y queda prohibido ejecutar prisionedo. En el otro bando hay que valorar que de los 1400 ros. soldados, los mandos no se fían en su totalidad de la tropa, por no ser profesionales, y dudan de su lealtad 4.3. Calle Magdalena en un combate con sus hermanos proletarios. Los solAvanzamos por la calle Magdalena y a la derecha en dados de la fábrica de dinamita de la Manjoya se rinden su número 23 nos encontramos con la casa natal de Iny confraternizan con los revolucionarios. Pero junto a dalecio Prieto, histórico dirigente del psoe, más ligado la oficialidad profesional y tropa leal hay 300 guardias a Euskadi pero nacido Oviedo, y una de las personas de asalto y 100 guardias civiles, ambos cuerpos profe- que formaron parte de los preparativos de la Revolusionales. Son contados los civiles que se suman a los de- ción de 1934 y en el desembarco del Turquesa. Prieto fensores. Mientras, en los barrios, la clase trabajadora era un moderado dentro de la dirección del psoe pero espera la revolución y en el centro la rotativa del diario le encargaron organizar el envío de armas en barco a Avance y el café Cervantes son un hervidero prerrevo- Asturias, envío que fue interceptado y que tuvo gran lucionario. repercusión. Aún se teoriza sobre el porqué de enviar Tras la batalla de Manzaneda el camino a Oviedo armas a Asturias donde había dinamita y fábricas de arestá libre y el primer combate de envergadura se pro- mas, pero todo indica a la desconfianza socialista de enduce en San Esteban de la Cruces, con una nueva vic- viarlas a otros puntos, donde la cnt tenía mayor poder. —22—


Mapa de Victoriano García publicado por la Fundación Barreiro en Revolución del 34 en Asturias

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A la izquierda de la calle vemos la esquina de la plaza del Fontán, uno de los primeros puntos de entrada de los revolucionarios y también de retirada. En su plaza se organiza la reunión —y constitución— del denominado Segundo Comité Revolucionario, el Comité Comunista, que dirigió la Revolución en los días finales y cuando se acercaban a la ciudad las tropas dirigidas por López Ochoa y Yagüe. La plaza porticada es perfecta ya que su estrechez y altura protege de francotiradores y de la aviación. Al avanzar por la calle Magdalena podemos ver que se conserva la idea de segregación urbana, abajo los negocios y encima las viviendas. Pensemos en los revolucionarios entrando por las calles mientras la población permanecía escondida: los dueños de los negocios en sus sótanos con familia y servicio, y las profesiones menos adineradas en los áticos. Imaginaos diez días de combates, explosiones…, escondidos sin saber quién va a ganar: cuando se abra la puerta ¿quién mandará, el señor o su criada?

4.4. Plaza de la Constitución El ayuntamiento fue el primer punto importante tomado y donde se estableció el centro de mando revolucionario —fue tomado con suma facilidad— y a pocos cientos de metros en Fruela y la plaza de la Catedral, se encontraban fuerzas del orden y a sus espaldas también: el cuartel de Carabineros. En el consistorio se establecerá el Comité Revolucionario. No hay un mando único sino organizaciones: ugt, psoe, cnt, pce… Dirigentes como Ramón González Peña —apodado «el Generalísimo de la Revolución»— son líderes obreros al servicio de sus compañeros, ya que las decisiones se toman en los comités. Los revolucionarios no son soldados sino trabajadores organizados en escuadras —grupo de diez o quince de una misma organización u origen o fábrica— y en el ayuntamiento se reunían sus responsables para tomar decisiones militares, políticas y de

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Otro personaje fundamental es el sargento Vázquez, que se unirá a los revolucionarios la noche previa al inicio y será un personaje fundamental como asesor militar del Comité Revolucionario. Tras la derrota será uno de los dos ejecutados por un jurado militar y es condenado a muerte por su «traición».

4.5. Calle Jesús

avituallamiento. De esta manera se establece un nuevo orden revolucionario: se suprime el dinero —deja de ser válido— y pasan a circular vales del Comité —que se entregan en el ayuntamiento— y también se utiliza este edificio para encerrar a los prisioneros —a modo de cárcel junto al instituto—; será por tanto el cuartel general revolucionario. Se produce un vacío de poder en las calles, pero de manera paralela a la construcción de este nuevo orden se crea la Guardia Roja, para controlar los saqueos y el orden civil. Las decisiones eran tomadas en asamblea por los comités, el debate es continuo. Se plantea incluso «socializar» las prostitutas, aunque se decide que estas son hermanas proletarias y se las respeta.

Existe un desconocimiento de la guerra muy palpable por parte de los revolucionarios, que suplen su falta de experiencia militar con arrojo ante sus innumerables bajas. Pero también hay que tener en cuenta que los revolucionarios están familiarizados con la idea de la muerte, en especial los mineros. Son personas acostumbradas a convivir con el riesgo cada día y con la inexorable silicosis, por lo que la idea de jugarse la vida por un mundo mejor para sus compañeros y descendencia no parecía tan arriesgada comparada con su día a día. Existe una anécdota que cuenta que al subir en Sama en los camiones que los llevarían a la capital, alguno de ellos dijo: «Vamos a Oviedo a morir» y otro le contestó: «También se muere en la mina». Los mineros serán como una fuerza de choque en su llegada a Oviedo, pero la ayuda de los propios habitantes va a ser fundamental, trasladándoles el conocimiento de las calles, la organización de la comida, sanidad, la Guardia Roja; en definitiva el nuevo orden revolucionario. En barrios como la Argañosa, el barrio de los ferroviarios, se organizará todo un sóviet: una vez tomado el depó-

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sito de máquinas, los vecinos salen a la calle a celebrar la victoria y realizan una asamblea, a partir de la cual eligen un comité que será el encargado de organizar los abastos, a partir de vales de alimentos. Se organiza una cocina colectiva para servir a los combatientes de esta zona y se establecen incluso las comunicaciones; en este lugar se respiraba al mando de los revolucionarios. Las mujeres del barrio tuvieron un papel fundamental ya que fueron las responsables principales de la gestión de este comité de ámbito inferior.

en el resto del Estado— y es utilizado por los socialistas en la huida para volver a poner en marcha el diario Avance —destruido por las fuerzas gubernamentales al inicio de la huelga general—, en la campaña electoral del Frente Popular y se cree que una parte llego al exilio francés primero y mexicano después, bajo el control del denominado Cuarto Comité Socialista. En total unos dieciocho millones de pesetas de la época, una cantidad que equivaldría a millones de euros en la actualidad.

4.6. Calle Fruela

4.7. Plaza de la Escandalera

Los revolucionarios irán tomando los edificios de la calle Fruela. Entre ellos la Diputación provincial y el Banco de España (actual Junta General del Principado y Presidencia, respectivamente). El banco es tomado, aunque no tiene utilidad en la Revolución —el dinero no tiene uso, ni valor—. La cámara acorazada se vuela para requisar el dinero —una vez se conoce el fracaso

El Hotel Inglés (actualmente edificio denominado el Termómetro) se hallaba en la esquina entre Fruela y la Escandalera. Su destrucción se debió a que en él había un puesto militar que tenía como objetivo complementar el sistema defensivo de la zona. Los revolucionarios ofrecieron la rendición a los mandos que estaban atrincherados en el hotel, pero estos se negaron, incluso im-

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pidieron la salida de los huéspedes, aunque finalmente aceptan entregarse. Nos encontramos en el pleno corazón de Oviedo, un espacio que comienza a ser controlado por los revolucionarios el día 9. Mientras, en el otro extremo de Uría, hace dos días que la Estación del Norte ha sido tomada por los rebeldes y en el taller de maquinas de la Argañosa se trabaja en la construcción de un tren blindado que hostiga la cercana Cárcel Modelo. Dicho tren hubiese sido la punta de lanza de la Revolución hacia Castilla, emulando el modelo soviético.

4.8. Vista calle Uría En la calle Uría se han situado puestos de fuerza bien armados, en la Casa Blanca (edificio del número 13) aún igual; en el margen derecho de esta calle también situaron puestos defensivos en los números 12, 18, 22 y 26. Las riadas revolucionarias asaltan dichos enclaves pares y van tomándolos a lo largo de los días, sin conseguirlo con el número 13. El día 7, según testimonios de la época, una columna sale del cuartel de Santa Clara a la calle Uría (era habitual que desde este edificio se nutriera de víveres y munición a estos puestos) con vítores a España y la República. En días posteriores les es imposible abastecer desde Santa Clara estos puestos; ellos mismos tienen que ser abastecidos desde el aire por el ejército. Un oficial relata incluso la anécdota de cómo un revolucionario, inconsciente del peligro, y en una apuesta con otros de «a ver quién se acerca más al enemigo», acabó prisionero. El oficial le dijo: «¡Estás loco! ¡Esta revolu-

ción no tiene sentido, ni futuro!». La cuestión es que a las pocas horas el mando era el prisionero y al ser llevado al ayuntamiento se encontró con este mismo revolucionario, que se le acercó y le dijo: «¿Ves cómo no tenías razón? Pero no te preocupes, no te va a pasar nada». Tras la Estación del Norte al final de la calle Uría, está el Naranco; a unos cientos de metros de la esta-

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4.9. Calle Argüelles ción, en la ladera, la iglesia de San Pedro de los Arcos. Se producen en este lugar intensos combates al inicio y final de la Revolución y que provocarán la muerte —y el mito— de Aída de la Fuente. Según las fuentes de la época, era una muchacha de entre catorce y dieciséis años que fue ejecutada cuando cubría la retira de los revolucionarios por el barrio de la Argañosa con un grupo de compañeros. Su muerte tiene gran repercusión y se convierte en mito, en «la rosa roja asturiana», aún hoy recordada, con monumento en San Pedro de los Arcos y homenaje anual. Con canción popular y la famosa versión de grupo Nuberu: Deciséis años tinía, guapos años gayasperos que xueguen y salten semeyando xilgueros. Yeres una neña Aida, que na rexión asturiana xugabes dando a la comba ú tos amigues saltaben. Llegó la güelga d’Ochobre, fuisti revolucionaria, tú yá nun coyisti comba, que coyisti la metralla…

Nos situamos en torno al teatro Campoamor y cuartel Santa Clara (antes convento y en la actualidad Delegación de Hacienda). La destrucción del teatro Campoamor es perfecta para explicar el papel de la propaganda —e incluso su pervivencia— más allá de lo que sucedió en el conflicto. Buena parte de los principales edificios del centro de la ciudad quedaron severamente afectados o destruidos por completo, como sucedió con el Campoamor, y los vencedores emprendieron la propaganda contra el Terror Rojo. Incluso había una película informativa en España que se ponía en los cines en 1935, generando aplausos o pataletas según el público. La propaganda aún pervive y la mayoría de la gente cree todavía que el teatro fue destruido por los mineros. Pero las investigaciones sobre el conflicto, los testimonios de la época y demás documentos oficiales demuestran el papel

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gubernamental, ante el avance de los revolucionarios y para evitar que desde el tejado del teatro se lanzase dinamita y se destruyera el cuartel de Santa Clara. La orden de incendiar el Campoamor fue por tanto defensiva, ni siquiera tuvieron tiempo de sacar del sótano a varias personas que allí tenían presas. Esta táctica defensiva de incendiar los edificios para impedir el avance del enemigo fue común por parte del ejército, de hecho también sucedió con el convento de las Pelayas. El hecho de reconocer que una de las joyas de Oviedo había sido destruida por orden de la fuerza pública era cuestión sabida desde el primer momento pero negada ante la opinión pública. La investigación histórica nos permite conocer la realidad frente a la propaganda; es cierto que la mayoría de edificaciones fueron destruidas por los revolucionarios en su avance, pero no el Campoamor. Otro ejemplo interesante ocurrió en la cercana zona de la calle la Lila, donde se encontra-

ba el diario Avance, principal periódico socialista de la región y que fue incendiado por órdenes gubernativas sin que en él hubiese armas ni combate alguno; fue una destrucción premeditada.

4.10. Calle Mendizábal hasta edificio histórico de la Universidad y plaza Porlier La Universidad es uno de los edificios de más interés y la investigación de su destrucción aún está abierta. La propaganda del régimen trasladó a la opinión pública

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—incluso actual— que fue destruida por los revolucionarios en su retirada, al ser centro del conocimiento burgués, aunque la Universidad de Oviedo era una institución progresista —de hecho muchos mineros habían aprendido a leer gracias a ella—. La toma del edificio histórico de la Universidad fue realizada sin combates y quedó bajo control de los hijos de Manuel Llaneza. Desde la puerta que da a la calle San Francisco se estableció un duro enfrentamiento con las fuerzas situadas en el Banco Asturiano y el Hotel Covadonga, justo enfrente. Una vez incendiado este, situado en la plaza Porlier, se asalta la Telefónica. Y después el edificio de la Audiencia, que aún hoy se conserva. Frente al de telefonía nos encontrábamos el Casino de Oviedo. Al finalizar el conflicto, la Universidad quedó totalmente destruida y sus importantes fondos perdidos. La huella de la destrucción aún se puede ver en su claustro, reconstruido años después. La postura más generali-

zada hoy en día sobre la destrucción de este edificio es que se debe a los bombardeos de la aviación. En la Universidad se guardaba dinamita y gasolina para el asalto final a Santa Clara —intento que realizaron con un camión desde un garaje frente al cuartel—, pero en esos días hasta cuarenta aparatos del ejército sobrevolaban y bombardeaban la ciudad. Existe un testimonio de un religioso que plantea que uno de los obuses impactó en el edificio y en contacto con el polvorín existente produjo la explosión y posterior incendio del edificio. Aún así, por desconocimiento, todavía se asume hoy con normalidad la versión más propagandística y menos científica.

4.11. Plaza Alfonso II Esta zona es parte del perímetro defensivo del Gobierno Civil —centro de operación de las tropas del Gobierno— que abarca Porlier y las calles San Vicente, Gascona, Jovellanos, Águila y San Juan con una com-

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pañía de infantería reforzada por otros cuerpos e incluso civiles. La Catedral no es parte de la contienda hasta que un grupo de guardias de asalto se sitúa en la torre, precisamente para garantizar la defensa de la franja en torno al Gobierno Civil y hostigar movimientos en calles aledañas. Se convierten por un lado en observadores de todo lo que ocurre, y por otro actúan como francotiradores contra cualquiera que circule por la calles. Los revolucionarios les hostigarán disparando desde la casa de la Rúa, el edificio más antiguo de la ciudad, donde todavía se pueden ver impactos producidos desde esa vivienda así como en la propia torre de la Catedral. También algún cañonazo impactará en la torre pero la decisión de proteger el edificio por parte del Comité Revolucionario limitará los ataques a la misma. Respecto a los impactos en la casa de la Rúa está claro que corresponden a 1934; por el contrario, los de la Catedral pueden ser tanto del 34 como de la Guerra Civil.

4.12. Travesía Santa Bárbara

importantes daños. Mientras, los guardias en la torre El daño que se causa desde la torre de la Catedral es resisten; tan solo uno de ellos que fue incapaz de sotal que se plantea dinamitar la basílica. Esta cuestión portar la sed, descendió a beber de una pila bautismal y fue debatida en el Comité Revolucionario, aunque fi- automáticamente fue abatido de un disparo. nalmente se descartó la medida. Una escuadra sin autorización de dicho órgano voló la Cámara Santa; la 4.13. Corrada del Obispo explosión no llegó a afectar milagrosamente a las reliOtro acontecimiento histórico de primer nivel fue quias allí guardadas. Dentro de la Catedral los revolu- el hecho de que en octubre de 1934 por primera vez se cionarios no dinamitan el lugar, aunque sí se producen realizaron fotos aéreas de las ciudades españolas; fue —31—


una necesidad del Gobierno republicano para saber qué estaba pasando en las principales urbes. Al mando de la situación estaba el ministro de la Guerra, el cual se buscó un asesor al que puso un despacho adjunto: ese asesor fue Francisco Franco, buen conocedor de las calles de Oviedo por razones familiares y porque tenía experiencia en la represión de la huelga de 1917. También

se produjo otro hecho inédito en la historia de España: el bombardeo sobre población civil desde aviones sobre una ciudad peninsular. El aeródromo que llevó el control de las operaciones sobre Asturias fue el de La Virgen del Camino en León. El día 8 de octubre llegó a haber cuarenta aparatos operando sobre Oviedo. Inicialmente la lealtad de la guarnición del aeropuerto no estaba clara, hasta el punto de que en los combates de Manzaneda un piloto saludó «puño en alto» a los revolucionarios. Pero finalmente el Gobierno desarrolla su acción aérea: primero de reconocimiento de la zona —estado de los frentes, posibles desembarcos del ejército, etcétera—, posteriormente arrojando octavillas con las portadas de los diarios de tirada nacional para convencerlos del fracaso de la Revolución en el resto del Estado y después comenzaron los bombardeos. El objetivo no son los edificios, por desconocer

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miones a la ciudad u hostigaban el avance del ejército. La fuerza aérea juega un papel fundamental también en el apoyo a las columnas militares en su entrada en Oviedo y la posterior toma de la ciudad, incluso en su resistencia proveyéndoles de avituallando —casos del cuartel de Santa Clara y cuartel del Milán— y también realizaban operaciones que la propia resistencia les solicitaba con pintadas en el suelo, de forma que podían coordinar avanzadillas de manera conjunta.

Octavilla lanzada por la aviación

quienes los ocupaban, sino las concentraciones humanas; provocar terror y pánico era lo fundamental para incentivar la desmovilización. Una de las escenas más catastróficas fue durante los primeros bombardeos: los revolucionarios desconocían lo que ocurría cuando sobrevolaban esos aparatos y en una de las colas que se originaban para recoger vales de comida, se produjo muerte de civiles. También operaban contra grupos de revolucionarios que se acercaban en automóviles y ca-

4.14. Calle San Vicente En esta zona del perímetro del Gobierno Civil tiene lugar una acción contada por los dos bandos. Son innumerables las crónicas de protagonistas directos. Se cuentan diferentes historias sobre camiones blindados en esta zona entre la Catedral, calle Jovellanos y San Vicente. En este caso se trata de la versión de un revolucionario que ante la llegada de un camión blindado de

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La Felguera decide adentrarse por estas calles para ver a qué nivel de resistencia se enfrentan. A esta versión de los hechos también se acompaña la del oficial, que recibe atónito cómo un camión penetra a toda velocidad por la calle de su posición y es respondido con abundante fuego por parte de los defensores desde todos los edificios ocupados en la zona. El camión recorrerá las calles del casco histórico a toda velocidad; comprueba el nivel de resistencia gubernamental pero a costa de que todos sus ocupantes quedan muertos o heridos. Lo que les anima a realizar operaciones sin conductores con cubas de gasolina para volar los edificios, que no da principalmente entre los revolucionarios, mientras que entre la fuerza pública las bajas son menores por llegarán a realizarse. estar parapetados y por ser su acción más defensiva, pero también porque fueron mucho más respetadas 4.15. Convento de las Pelayas Es difícil trasladar toda la intensidad producida sus vidas cuando caían prisioneros. Por parte de la poen apenas una decena de días. Inicialmente se habla blación civil, entre los muertos se encuentran las vícde gente que viene a luchar a Oviedo y vuelve a su timas de masacres como las de Villafría y otros barrios casa a dormir, como quien después de una jornada periféricos. No son en sí resultado de combates sino laboral regresa a casa, pero la realidad general era de de la propia represión por parte del Tercio. También una intensidad difícil de imaginar: pasar 40 horas sin hay que sumar el fusilamiento de revolucionarios que dormir, arriesgando la vida y viendo morir a tus com- estaban presos o heridos, como en el Hospital Provinpañeros. En Asturias se calculan unos 2000 muertos: cial. La represión ejercida sobre el clero es otro elemento 1500 revolucionarios, 300 de las fuerzas republicanas y unos 200 civiles de los cuales unos 40 clérigos. Hay en el que también ha hecho mucho hincapié la propaque pensar que pese a la destrucción de muchos edifi- ganda, aunque muchas veces se mezclan indistintacios, son en su mayoría edificios administrativos y por mente sucesos del 34 con el 36. En Octubre de 1934, tanto sin residentes. La intensidad de los combates de la investigación demuestra una clara diferencia por seOviedo, con cientos de heridos y muertos diarios, se xos. Mientras que a las monjas se las intenta molestar —34—


lo menos posible, a los varones de la Iglesia se les busca como parte significada del bando antirrevolucionario para ponerlos bajo custodia en el mejor de los casos. Se dieron casos de confraternización como el del cura de San Pedro de los Arcos que convive con los revolucionarios e incluso trata de convencerlos de cambiar el saludo por otro más fraternal: «¡Salud camaradas!» por «¡Salud hermanos!». En Asturias, el asesinato de clérigos tendrá como principal referencia la ejecución de los Hermanos de La Salle en Turón. En Oviedo las muertes producidas suelen estar vinculadas al uso o tenencia de armas. Como por ejemplo, los seis seminaristas de Santo Domingo o el cura de Olloniego, acusados de posesión y disparos. O el canónigo de la Catedral, muerto en el fuego cruzado al ser usado de escudo humano en respuesta al ejército, que usó esta práctica en su avance hacia Oviedo. El número de víctimas en Oviedo no aumenta gracias a que los prisioneros antirrevolucionarios que se encuentran en el Instituto de Segunda Enseñanza (civiles y militares) consiguen escapar antes de que el edificio explote como resultado de una deflagración provocada de la dinamita que allí se encontraba almacenada. Es una acción de la retirada que hizo retumbar toda la ciudad.

Pero en la realidad, junto a ellos también estaban los metalúrgicos y otras ramas de trabajadores. En Asturias había 50.000 mineros y metalúrgicos y 70.000 afiliados sindicales (58% en la ugt y un 35% en la cnt). En el caso de Oviedo, la población de los barrios obreros como la Argañosa o el Postigo serán parte activa y fundamental en la segunda parte del conflicto, tras la retirada del Primer Comité Revolucionario. Oviedo es una ciudad de izquierdas pese a la propaganda posterior, y pese a la destrucción producida en la ciudad la izquierda gana las elecciones de 1936: 24.000 votos frente a 16.000, estos datos también rompen la idea de «invasión» que la propaganda utilizó tras la Revolución. Los resultados electorales reflejan que a pesar de la capitalidad y de ser la ciudad 4.16. Calle Martínez Vigil Se ha generado un mito de los mineros basado en su burguesa por excelencia, la población de izquierdas coraje, organización y, cómo no, el uso de la dinamita. era mayoritaria. —35—


4.17. Calle Marcelino Fernández (Fábrica de Armas) Al principio de la Revolución las armas escasean, lo que se suple con dinamita. Se llega a luchar por turnos: delante el que va con el arma y detrás le sigue un compañero desarmado; si el primero es abatido, el segundo recoge arma y sigue en la lucha. La toma de cuarteles de las cuencas permite tener más armas pero son insuficientes hasta que se toman las fábricas de armas. Con la de Trubia se consiguen cañones —que son traídos a Oviedo tirados con cuerdas y al canto de La Internacional—; con la de la Manjoya se consiguen explosivos ilimitados; y con la de la Vega se suman 21.115 fusiles, 198 ametralladoras y 281 fusiles-ametralladoras, la mitad del armamento se reparte. El problema que surgió con este armamento fue la falta de munición, cuestión de la que se encargó el ejército, ya que la había evacuado en su retirada al cuartel de Pelayo antes de abandonar-

la. Los revolucionarios consiguen poner en funcionamiento un par de máquinas y consiguen una producción de hasta 5000 balas diarias, una cantidad a pesar de todo insuficiente. Los cañones de Trubia se emplazaron en el Naranco, en el depósito de agua de El Cristo y en el cementerio. Se llega a amenazar de muerte a quienes se nieguen a dispararlos. Pero se acuerda que no es legítimo fusilar a nadie por negarse. Ponen en uso los cañones abriendo fuego contra el cuartel de la Guardia Civil de Pumarín, la Cárcel Modelo, el cuartel de Pelayo y el perímetro defensivo de Uría. Los rebeldes tenían obuses pero sin espoletas; estas también habían desaparecido como pasó con la munición, por lo que al efectuar un disparo y hacer blanco en los muros del cuartel del Milán lo hacen sin explotar. Para suplir estas deficiencias tiran de ingenio: se les ocurre adherir al obús dinamita encendida pensando que así estallará al impactar, el resultado es que explota en el cañón. Los cañones incautados en Oviedo también serán usados en Lena para atacar a la columna de militares que se acercan desde León y que habían sido frenados en la zona de Vega del Rey y Campomanes.

4.18. Calle Teniente Alonso Martínez El cuartel de Pelayo era el principal y estaba en las afueras, en el actual campus universitario del Milán, rodeado de prados y con un muro circundante. El entorno hacía que la dinamita aquí no fuese determinante.

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El asedio del cuartel se benefició de la falta de acción ofensiva de sus ocupantes. Sin un mando claro, sino con tres oficiales de misma graduación y con soldados poco fiables para sus mandos, más la presencia de familiares y huidos de combates con los revolucionarios, y escasez de víveres y agua. Asediados y con poca moral, dudan si rendirse y asisten cada día como oyentes a los combates que se efectúan en la ciudad. Hay que pensar que las explosiones y humaradas del centro de Oviedo eran notorias y no solo en los límites de la ciudad sino en buena parte del centro de Asturias. Entre los que se habían refugiado estaban los supervivientes del cercano cuartel de la Guardia Civil de Pumarín, donde el mando ordenó una salida a caballo de la que solo uno de sus participantes llegó galopando al cuartel de Pelayo; los mandos que se escabulleron por un prado y la parte que iba en vehículos también llegan al cuartel militar.

4.19. Campus del Milán En la fase final el Comité Revolucionario aumenta la presión sobre el cuartel militar. Las tropas del ejército venidas desde Galicia que han controlado Avilés y las desembarcadas en Gijón han puesto fin a la Revolución en esos lugares y avanzan sobre Oviedo, hostigadas por grupos de revolucionarios. Para los revolucionarios es necesario tomar el cuartel para conseguir munición y espoletas; de esa forma se podría intentar frenar el avance del ejército e incluso contraatacar: tomar el cuartel —y sus municiones— es la única opción de supervivencia. Intentan abrir brechas en los muros, pero son incapaces de salvar esa distancia a campo abierto y contra el bien pertrechado cuartel. Dentro permanecen 900 hombres y 300 mujeres y niños. El asalto final se produce el día 10 y se ve frustrado por la aviación, pero aun así se espera que se rindan por sed, hambre y desmoralización por tantos días allí atrincherados.

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africanas se producen casos de saqueos y la matanza de Villafría entre otras. El mando militar tiene que atajar esas prácticas propias de la guerra de Marruecos, mientras Yagüe respalda las prácticas represivas.

4.20. El final

Las tropas del ejército rompen finalmente el asedio del cuartel. Se generaría después la polémica de quién fue realmente su libertador, si Ochoa o Yagüe. Al día siguiente el ejército desfila por la calle Uría mientras aún se combate en los barrios de las afueras. Los revolucionarios en su retirada son capaces de frenar el avance militar a las cuencas mineras. Con la entrada de las tropas

Los revolucionarios mantienen las cuencas mineras centrales, sin munición pero con abundante dinamita: ha llegado el momento de negociar el fin. Se envía al prisionero pero colaborador teniente Torrens de la Guardia Civil a parlamentar. Tras su regreso con las condiciones y ante lo inadmisible de ellas, Belarmino Tomás volverá con él a Oviedo sin saber cómo será recibido. Llega a la presencia del general Ochoa en el cuartel de Pelayo y no es detenido sino que se sienta a negociar. Es otro momento único: la negociación entre el representante del Estado republicano y el represente de una revolución. Se dialoga y se llega a un acuerdo de puntos donde la parte sustancial es que se rendirán y entregarán armas por un lado; y por la otra parte, mientras no haya disparos, las tropas africanas al mando de Yagüe no entrarán en vanguardia en las cuencas. Tras la negociación se despiden ante la mirada de periodistas y militares, que no se pueden creer la situación producida. López Ochoa llega incluso a preocuparse de la integridad de Belarmino, le da la mano y le ofrece el mejor vehículo para garantizar su regreso a las cuencas. López Ochoa era un militar liberal republicano que si bien fue el máximo responsable militar de poner fin a

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Mapa de Victoriano García publicado por la Fundación Barreiro en Revolución del 34 en Asturias

todo bajo la mirada de la prensa nacional e internaciola Revolución, intentó cortar toda espiral reaccionaria. nal y la sociedad española dividida. En los siguientes En 1936 Belarmino Tomás se convertirá en máximo di- meses 10.000 personas serían procesadas en Consejo rigente de la Asturias republicana y López Ochoa será de Guerra. ejecutado y su cuerpo paseado por las calles de Madrid al ser considerado responsable de la represión en la As- 4.21. Conclusión turias del Octubre de 1934. La Revolución de Octubre 1934 no fue el inicio de Con la paz llegó la posterior represión, llegando a la Guerra Civil, como teorizan los que intentan justiproducirse unos 30.000 encarcelados, 15.000 tortu- ficar el alzamiento fascista. A lo largo de los años anterados por el comandante de la Guardia Civil Lisar- riores había habido alzamientos militares y revueltas do Doval como máximo responsable, la matanza de sociales: la Revolución también es parte de esa crisis Carbayín… Pero no solo se llevó a cabo una represión de la II República… Simplificar que los que fueron política sino también laboral: los contratos quedaron revolucionarios en 1934 son los mismos que son reanulados y los trabajadores debían presentarse nueva- publicanos en julio de 1936 y que los que defendieron mente a sus puestos de trabajo y ser contratados a vo- el Gobierno legítimo en el 34 son los mismos que se luntad del patrón. A la destrucción se unían los muer- alzan en el 36 es mero reduccionismo interesado. En tos, heridos, las viudas, huérfanos, las cárceles llenas 1934 se rebelan socialistas, anarquistas y comunistas y la pobreza producida por la persecución patronal, pero no los republicanos moderados o de izquierdas. —39—


Frente a ellos estará la fuerza pública, pero parte de esos oficiales y cuerpos que luchan contra los revolucionarios, en 1936 seguirán siendo leales al Estado republicano, lucharán en su defensa contra los facciosos y serán ejecutados por los sublevados. La Revolución de 1934 no es el antecedente que justifique la Guerra Civil sino que el fracaso de la Revolución es el antecedente que da lugar al Frente Popular que ganará las elecciones de 1936. Tras la derrota del 34 ni psoe ni pce volverán nunca más a plantear la revolución; y en la derrota la unidad se producirá en las cárceles donde socialistas, anarquistas y comunistas estarán por igual. Toda la izquierda se unirá realmente y la izquierda moderara republicana también. Lo harán para frenar la represión y la involución fascista. Al grito de «Amnistía», hasta los anarquistas votarán en 1936: será un acontecimiento histórico. El 34 es una lección que contribuirá a la victoria

electoral del 36. La Revolución del 34 será un tema central en la campaña electoral de 1936: por un lado el miedo a ella y por otro por la libertad de sus presos, según quien lo mire. Será la derrota de la derecha lo que será determinante en el alzamiento militar y comienzo de la Guerra Civil. El uso partidista de la historia y el interés por mantener viva la propaganda hacen que la Revolución del 34 sea un tema controvertido aún; de hecho realizar esta ruta del 34, más de ochenta años después, se asemeja a algo tan raro como hace cuarenta años sería hacerlo de la Regenta y sin embargo la obra de Clarín hoy es parte del día a día de la ciudad. Mientras, el recuerdo del 34 pervive no solo en el ámbito académico o ideológico, es parte de nuestra cultura como asturianos, ¿quién no ha cantado la Asturias de Víctor Manuel sin saber que los versos de Pedro Garfias cantan a la Asturias del 34 y el 37?:

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Dos veces, dos has tenido ocasión para jugarte la vida en una partida y las dos te la jugaste. […] Millones de puños gritan su cólera por los aires, millones de corazones golpean contra tus cárceles…


4.22. Epílogo ruta Reivindicar, conocer la historia cercana y el papel de la sociedad como motor de la historia es fundamental en una sociedad libre. Un acontecimiento de primer orden como la Revolución del 34 y que fue vivido por nuestros familiares directos, a favor o en contra, con miedo o esperanza, pero como parte de la realidad de

aquella sociedad, es parte también de nuestra historia social e incluso familiar desconocida. Su recuperación no busca reabrir conflictos, al contrario, se trata de conocer nuestra propia historia ya que como diría Marc Bloch «la incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado».

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5. Un acercamiento geográfico al Octubre del 34 en Oviedo Adrián Gayo Rodríguez

6.1. Introducción La Revolución de Octubre de 1934 en Oviedo se fraguó en el contexto de una región y ciudad industrial, un espacio urbano consolidado como principal centro de referencia en el marco institucional, logístico y financiero en Asturias. Los combates afectaron precisamente a los principales edificios institucionales, hoteles y bancos de la localidad, donde generalmente se recluyeron las fuerzas del orden —debido a la mayor resistencia de sus pilares que el resto de edificios comunes— para frenar las acometidas de los revolucionarios. Por tanto, los espacios destacados del conflicto se dieron en el «Oviedo redondo» y en torno al Ensanche1 decimonónico: principalmente la calle San Francisco y el eje Fruela-Uría, que conecta con la Estación del Norte. La topografía tuvo también un papel relevante en la disputa y en torno a esto se desarrolló gran parte del perímetro defensivo de las tropas gubernamentales. La ciudad se emplaza en una colina —en la falda del monte Naranco— que por uno de sus extremos presenta un

desnivel muy suavizado y excepcional, como es el entorno de la plaza de la Escandalera; lo que aporta al extremo opuesto enormes irregulares en el terreno: desde los 195 metros a los 235 metros de altitud —que se alcanzan en la cima de esta colina— en tan solo 400 metros de distancia. Por tanto, la orografía facilita o dificulta los avances de los insurgentes al interior de la urbe. Con estos criterios se realiza la línea defensiva, a partir de varios puntos de ametralladora en torno a Uría, para impedir el avance de los rebeldes en caso de que tomen la Estación del Norte —lo que les facilitaría la entrada—: si se atraviesa esta calle se penetra directamente al corazón de Oviedo (actual plaza de la Escandalera) y se encontrarían a un paso del principal espacio central: la plaza Porlier y la Catedral, donde se instaló el centro de mando de los defensores y se amparaban los principales cuadros y municiones. Este edificio gubernativo era el Gobierno Civil, que se encontraba en las cercanías de la plaza Feijóo, en el espacio correspondiente al antiguo monasterio de San Vicente,2 muy bien defendido desde

2 Existe cierta controversia en torno a la ubicación exacta de este edificio ya que unas fuentes defienden que se situaba en 1 A pesar de que la ciudad no contó con un proyecto de En- el actual Museo Arqueológico y otras en las cercanías de la calle sanche propiamente, generalmente nos referiremos a este espacio Águila; e incluso autores como Aurelio de Llano lo representan en torno a la calle Schultz. Pensamos que esta dificultad para su como el correspondiente entre las calles citadas.

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el convento de las Pelayas y la Delegación de Hacienda (hoy Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo), que se encargaba de reprimir las incursiones que pudieran darse por la calle Azcárraga y Martínez Vigil; este último espacio se trataba de un arrabal medieval dispuesto en longueros en el que hay que destacar la persistencia de uno de los primeros modelos de vivienda obrera, los barrios ocultos: la Calleja la Ciega. A este perímetro defensivo se sumó una dotación de guardias de asalto que ascendió a la torre de la Catedral —desde la que causaron grandes bajas— y la plaza de Porlier, lugar de duros combates entre los siguientes edificios: la Universidad, el Banco Asturiano, el hotel Covadonga, la Telefónica y el palacio de la Audiencia, que serían seriamente dañados en la contienda. El cuartel de Santa Clara fue uno de los principales núcleos de resistencia; su acoso fue tal que tuvieron que ser asistidos con víveres y municiones desde el aire por la aviación que realizaba reconocimientos y bombardeos. Desde este inmueble se ocupaban de surtir con alimentos y munición a la línea de ametralladoras que tenían dispuesta en Uría. Otra muestra de cómo la topografía tomó un papel fundamental en el combate fueron los cañonazos que representación se debe a la multitud de edificios públicos que se encontraban en torno al antiguo monasterio. Aunque sabemos que ocupaba una segunda planta de uno de esos edificios. En este texto vamos a situar el Gobierno Civil en torno al edificio del actual Museo Arqueológico, por lo tanto, se localizaría en el centro del perímetro defensivo levantado por las fuerzas del orden.

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dispensaban los revolucionarios por distintos puntos de la localidad, aprovechándose de terrenos más elevados: monte Naranco, el depósito de aguas —cercano a El Cristo— y desde el cementerio (hoy Seminario). La noche anterior al asalto a la ciudad fue tomada la fábrica de cañones de Trubia y los insurgentes disponen de esta importante herramienta, pero con dificultades para usarla: los obuses no explotan porque les faltaba espoleta (aunque trataron de sustituirla por un instrumento casero). Como atestiguan fotografías aéreas del conflicto, la fábrica de la Vega es cañoneada por los rebeldes pero sus disparos no provocan explosión. Finalmente, los revolucionarios consiguen que uno de los oficiales les enseñe a disponer de estos cañones, que además, como señala Aurelio de Llano en su libro, eran de última generación —sistema Schneider— y las únicas piezas de todo el país. Estas aparecen en la filmación que posteriormente se emitirá en los cines de toda España con fines propagandistas: Luctuosos sucesos de Octubre del 34 en Asturias realizada por José Capúa. De la misma forma, algunos eclesiásticos dispararon desde el convento de Santo Domingo (actual colegio de los Dominicos) para reprimir las columnas de mineros que se acercaban entre Otero y San Lázaro. Estas diferentes alturas y relieves de la capital permitieron, incluso, que el propio Aurelio de Llano redactara su crónica Pequeños anales de quince días: la Revolución de Asturias con lo que aconteció en la contienda y que él pudo observar desde la azotea de su vivienda,


situada en la calle Cervantes. Con esta guía vamos a tratar de aportar otra mirada al paisaje urbano, a priori ajeno para jóvenes o viandantes. A través de métodos de arqueología urbana trataremos de reconocer los usos urbanos en el Oviedo del 34, lo que junto a las edificaciones persistentes, la trama urbana, las vistas, imágenes y fotografía aérea que conservamos del enfrentamiento, nos hará ser capaces de mirar Oviedo con los ojos de un revolucionario; analizando este territorio y los cimientos donde se desarrolló y triunfó la última revolución de componente obrero en Europa occidental, hasta conseguir integrar esta experiencia entre los atractivos culturales y turísticos de la ciudad.

6.2. Bases del desarrollo urbano contemporáneo Para entender el contexto urbano y social en el que emergió y triunfó la Revolución debemos detenernos a analizar las bases de crecimiento urbano durante el siglo xix: la desamortización de Mendizábal, la nueva división territorial española de Javier de Burgos, el auge de las ciudades —y por tanto de los servicios y finanzas—, las mejoras en la red de comunicaciones —carreteras y ferrocarriles— y el desarrollo industrial asturiano y ovetense —en todo el municipio—. En este último aspecto, especialmente en lo que respecta a las industrias militares y similares, hay que destacar el traslado de la industria armamentística del País Vasco —para dificultar que fuera requisada ante una posible invasión francesa— a

Oviedo y su posterior ramificación en Trubia —como la fábrica de cañones—. Por otro lado, dada la necesidad de asistir con material explosivo a las minas asturianas, se desarrolló también en el municipio, a las afueras de ciudad, una fábrica de explosivos en la Manjoya. Este potente crecimiento fabril trajo consigo un fuerte componente obrero y tendrá un papel crucial en la contienda, especialmente en la segunda fase del conflicto, tras la disolución del Primer Comité Revolucionario y la retirada de gran parte de los mineros a las cuencas. Oviedo, en 1934, era una ciudad burguesa por excelencia, donde predominaban nuevas actividades y empleos asociados a la capitalidad administrativa: funcionariado, finanzas y comercio; pero también aportaba un importante empleo industrial: la urbe contaba con tres estaciones de ferrocarril (Estación del Norte, Económicos y del Vasco), un depósito de máquinas y abundantes industrias como la ya mencionada factoría de fusiles, fábrica de gas (entre otras de menor tamaño) y también en las afueras de la capital: Trubia, Colloto, San Claudio, Tudela Veguín y la Manjoya. Este desarrollo fabril y burgués no podría haberse desarrollado sin la desamortización de Mendizábal, que permitió el crecimiento interno y espacial de la ciudad —propiciando que se pudiera disponer de propiedades y terrenos hasta entonces en «manos muertas» (nobleza y clero)—, aspectos que tienen especial relevancia en Oviedo ya que es una urbe de importante componente eclesiástico y el lugar de residencia pre—45—


dilecto para la nobleza asturiana desde el siglo xvi. Gran parte de estos terrenos, debido a su centralidad, pasaron a ser sedes administrativas como ocurrió en los siguientes casos: el convento de San Francisco, donde se construyó la Diputación y el Banco de España (hoy Junta General del Principado de Asturias y Presidencia, respectivamente), y su huerta, que se habilitó para espacio de recreo y actualmente representa todavía el pulmón de la ciudad (Campo de San Francisco). Sin la nueva división territorial de Javier de Burgos, de corte liberal, tampoco podríamos comprender el Oviedo del 34, ya que muchos inmuebles gubernamentales se gestaron a raíz de esta nueva división territorial del Estado —que afecta también al ámbito judicial y militar—. Edificios como el hospital (situado por aquel entones en la actual plaza España), instituto (hoy en la parcela del instituto Alfonso II), Diputación, Banco de España, la cárcel (actual Archivo Histórico de Asturias) y la Audiencia Provincial —junto con un juzgado de primera instancia—. El Gobierno Civil ocupaba la segunda planta de uno de los inmuebles en torno al antiguo monasterio de San Vicente (Museo Arqueológico y plaza Feijóo) y en ese espacio se desarrollaron gran parte de las sucursales de esta nueva organización del Estado compuesta por delegaciones y jefaturas creadas a tal efecto: Gobierno Político (Museo Arqueológico), Intendencia de Rentas, Agricultura, Minas, Hacienda (ahora Facultad de Psicología), Montes, Obras Públicas, Estadística, Sección de Fomento, Junta Provincial de Sanidad, etcé—46—

tera. Es el equivalente de la época a nuestra contemporánea plaza de España, donde se encuentran la mayor parte de consejerías y delegaciones del Gobierno central. Junto a lo anterior hay que añadir las guarniciones militares del cuartel de Pelayo (Campus del Milán) y otras fuerzas del orden público: Guardia Civil (en el barrio de Pumarín), de Asalto —cuartel de Santa Clara— (actual Delegación de Hacienda) y Carabineros (hoy ese inmueble alberga en su bajo comercial una farmacia, esquina calle Magdalena con Marqués de Gastañaga). Todo esto hacía de Oviedo una urbe claramente institucional. Estos edificios tuvieron un papel fundamental en la contienda, ya no solo por la localización estratégica de los mismos, sino también por la mayor robustez de sus estructuras: en muchos casos sirvieron de cárceles, guarniciones, líneas de frente, etcétera. En las inmediaciones del Gobierno Civil, centro de mando de las tropas gubernamentales en la contienda, se levantó el perímetro defensivo de más importancia: desde las Pelayas, pasando por la manzana correspondiente al antiguo monasterio de San Vicente, torre de la Catedral y la línea que cubría desde la plaza de Porlier (Casino, Audiencia, Telefónica y Gran Hotel Covadonga) hasta el Banco Asturiano (esquina calle San Francisco) y que cerraba el Hotel Inglés (actual El Termómetro), cuartel de Santa Clara y el frente de ametralladoras dispuesto en la calle Uría. Pero estos espacios liberados a raíz de la desamortización no solo albergaron dependencias administrati-


vas sino que también propiciaron el avance industrial y comercial en la localidad, como fue el caso del monasterio de la Vega, en cuyo solar se levantó la Fábrica de Armas; el convento de Santa Clara pasó a ser el cuartel de la Guardia de Asalto (hoy Delegación de Hacienda) y en su huerta se edificó el teatro Campoamor y el mercado del Progreso (edificio La Jirafa). Este último fue el equipamiento comercial de mayores dimensiones construido en la capital. Estos lugares fueron centro de ataques y escaramuzas que garantizarían el triunfo o la resistencia para cada uno de los bandos. A lo sumo, hay que destacar el auge del comercio y las finanzas. En cuanto al primero, el tradicional eje comercial medieval de Oviedo —compuesto por Magdalena, Cimadevilla, la Rúa— ya había sido relegado en favor del esplendor comercial que vivía el Ensanche: FruelaUría, calle San Francisco y el mercado del Progreso otorgaban el espacio principal para las actividades comerciales y financieras. Entre estas últimas cabe destacar: Banca Masaveu, Banco de España, Banco de Oviedo, Banco Asturiano y el Banco Herrero, entre otros. Estos dos últimos todavía mantienen las edificaciones originales (plaza Porlier y calle Fruela, respectivamente).

6.3. El contexto urbano de Oviedo En el año 1930 el municipio de Oviedo contaba con unos 75.463 habitantes, similar al de Gijón —78.239— , pero muy por detrás de esta en cuanto a la población urbana: la ciudad portuaria sumaba 52.653 vecinos en

su núcleo y la capitalina 42.210.3 Hasta el siglo xix la industrialización en España todavía era muy leve y tan solo se localizaba en enclaves singulares: Cataluña, Madrid, País Vasco o Asturias. Es a partir de ese siglo cuando comienza el desarrollo del transporte por carretera (vías: Gijón-Oviedo-León, junto con un ramal hacia Avilés; y Santander-Galicia) y ferrocarril, cuyo crecimiento fue progresivo hasta alcanzar la llegada de más de cuarenta trenes diarios en las primeras décadas del siglo xx a las tres estaciones (Vasco, Norte y Económicos), proveyendo a la ciudad de una centralidad más allá de las funciones antes destacadas. A partir del auge de las actividades industriales y los transportes —junto con otras reformas liberales ya mencionadas— comienza a desarrollarse el capitalismo en España, con su emergente clase social a la cabeza —la burguesía— que será la que desarrolle la ciudad sobre sus criterios; es en este contexto en el que se desarrolla la Revolución de Octubre. En una ciudad de contrastes, de contradicciones, donde casi la mitad de su población son proletarios4 —a pesar de la pujanza de los servicios y la capitalidad administrativa—, donde la segregación de las distintas clases sociales no solo se produce en el suelo 3 Datos tomados del Censo de Población de 1930 (Instituto Nacional de Estadística) y Criado, M.C. y Pérez González, R.: La Población de Asturias. (1875-1970). Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, 1975. 4 En 1930 la población activa de Oviedo estaba distribuida: primario 8,4%, secundario 48,2% y terciario 43,4%. Datos tomados de Quirós Linares, F.: El crecimiento espacial de Oviedo, Departamento Geografía, Universidad de Oviedo, 1978.

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—los Ensanches burgueses frente a los arrabales medievales y los barrios ocultos en los que vivían gran parte de los obreros— sino que en el propio núcleo preexistente también se establece una jerarquización en altura: los sótanos y buhardillas eran ocupados por obreros y la planta principal (la primera) era la residencia de la pequeña y mediana burguesía. Pero en estos espacios del «Oviedo redondo» comienzan a desarrollarse importantes procesos de reforma interior, lo que provoca la expulsión5 de manera paulatina de la población más humilde hacia los arrabales medievales: Puerta Nueva Planta, Los Estancos (camino a Grado), la Argañosa (hacia San Claudio), la Vega (salida a Santander), el Rosal (camino a Castilla) y los surgidos a partir de la construcción de la carretera a León (hacia San Esteban y la Manzaneda: San Lázaro), el Postigo o el Campillín, entre otros. En este sentido destacamos otros modelos o tipologías de vivienda obrera como los barrios ocultos y casas de vecindad: tipo de vivienda obrera que caracterizó al primer modelo de vivienda obrera surgida a raíz de la primera Revolución Industrial en Europa. Con carácter general solían establecerse en los patios traseros de otras viviendas, tenían de uso común el suministro de agua y el retrete, carecían de un sistema de alcantarilla5 Al encarecerse los alquileres de las nuevas viviendas tras las reformas hacían inaccesible para los trabajadores estos espacios que anteriormente habitaban. Los inquilinos que los ocuparán serán población de mayor poder adquisitivo, lo que describe por tanto, un proceso de gentrificación.

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do y no eran visibles desde la calle principal, de ahí su carácter «oculto». Esta necesidad de vivienda se incrementó a medida que se producía el crecimiento industrial, ya que este desarrollo no se dio progresivamente, ni mucho menos, a este incremento: por un lado se produjo un incremento del precio del alquiler y el hacinamiento, como ya destacamos, lo que contribuyó de nuevo a que los obreros permanecieran más recluidos y al empeoramiento de sus condiciones de vida. Es en este contexto cuando surgen las primeras leyes e iniciativas que pretenden resolver esta falta de vivienda para los trabajadores: las Colonias y Casas Baratas, de las que también podemos encontrar un ejemplo durante nuestra ruta: las Casas Baratas del Marqués de San Feliz, vinculadas a la factoría de la Vega, eran viviendas destinadas a armeros que se levantaron fuera del perímetro industrial por falta de espacio en el parcelario interior. Y Colonias como las de la Prensa (Teatinos), Ciudad Naranco y Colonia Astur (orientadas a estratos medios, localizadas en el Naranco y desarrolladas en la década de 1930), Manuel Gutiérrez (Pontón de Vaqueros) o El Rayu (la Tenderina). La vivienda obrera, por tanto, siempre estaba vinculada a elementos de rechazo: en el caso de Marqués de San Feliz, enclaustradas en torno a la frontera que ejercía la línea del ferrocarril, la Fábrica de Armas y la de gas; y en un espacio topográficamente más bajo, lo que suponía que los desagües de los barrios altos (Cimadevilla) desembocaban sobre este espacio: Postigo, Cam-


po de los Patos, etcétera y que a su vez estos residentes utilizaban para regar y abonar las huertas. Este hecho no solo recrudecía la vida de los obreros sino que la vida en estos espacios resultaba denigrante. Los barrios obreros también se desarrollaban en torno a carreteras, aislados y de manera anárquica: la Argañosa (tras el ferrocarril y de camino a San Claudio), la Tenderina (carretera a Santander), Pumarín y Rubín (hacia Lugones), etcétera. Se extendieron generalmente sobre espacios húmedos, topográficamente más bajos, desconectados y carentes de servicios básicos, alejados del centro de la ciudad y algunos totalmente aislados (como El Rayu), pese a que también otros se establecieron en torno al tranvía. Más ejemplos de barrios obreros en la ciudad son: San Lázaro, el Postigo, Los Estancos, la Vega, el Campillín —y Santo Domingo— o el Rosal. Las condiciones materiales de vida de los obreros, producto de su alojamiento, no solo eran penosas sino que se veían endurecidas por las condiciones higiénicas y de salubridad que ya de por sí tenían que soportar en sus centros de trabajo y con una alimentación «básica», casi vegetariana, lo que provocaba que en estos espacios urbanos no solo existiera mayor densidad urbana y hacinamiento sino que se produjera mayor mortalidad y enfermedades específicas. Esta segregación social y espacial en Oviedo se ve reforzada, como destacamos, por la topografía: las clases altas vivirán en las zonas topográficamente elevadas y las viviendas obreras —como hemos comprobado— se

levantarán incluso en espacios marginales, ligadas a elementos de rechazo y en espacios más bajos y húmedos. El espacio ocupado por la burguesía —eje Fruela hasta Uría y calle San Francisco— era el más óptimo y saludable —ambientalmente—; disfrutaban de todos los servicios: pavimentación, abastecimiento de agua, alcantarillado e incluso alumbrado público. Era el barrio que iba dar cobijo a la clase dirigente y también el espacio topográficamente más llano, no muy abundante en Oviedo, y por tanto cotizado. En este espacio burgués también se daba cierta jerarquización ya que las clases más adineradas vivían en quintas —residencias permanentes o de recreo— localizadas a varios kilómetros del casco o palacetes en el barrio de Uría. Este último espacio contaba con equipamientos de tipo cultural como el teatro Campoamor y comerciales como el mercado del Progreso, dentro de la ya amplia actividad comercial instalada. El Ensanche irá copándose progresivamente por los sectores burgueses desde Fruela y San Francisco; por tanto, cuanto más se acercaba a la Estación del Norte, este espacio iba perdiendo valor y todavía se mantenían ciertos salpicados industriales como La Amistad (que a principios del siglo xx ocupaba a más de cien obreros y fabricaba cocinas, camas, maquinaria, etcétera), pero progresivamente fueron desplazados para dejar más espacios al Oviedo burgués. Por tanto, observamos cómo la ciudad se polariza: por un lado aparecen los espacios de crecimiento correspondientes al Ensanche burgués y por otro arraba—49—


El Ministerio de la Guerra, a cargo de Diego Hidalgo Durán, encomendó a Francisco Franco el asesoramiento para las operaciones debido a su conocimiento de Asturias: había estado destinado en la región y tenía experiencia en reprimir revueltas en este territorio, como la huelga de 1917. Estos trabajos se centraron en reconocimientos y bombardeos que se ejecutaron previa co- municación entre el jefe de Aviación y el jefe del Estado Mayor Central. Oviedo fue la primera ciudad española peninsular en la que se bombardeó sobre población civil. En la Revolución de Octubre también llegaron a ser instigados algunos pueblos mineros del País Vasco, pero nada que ver con el nivel de actividad que tuvo el ejército durante la contienda en Asturias. Como destaca el catedrático del Departamento de 6.4. La fotografía aérea como herraGeografía de la Universidad de Oviedo, Felipe Fernánmienta de análisis del conflicto Uno de los testimonios más interesantes con los dez García, sobre la Revolución de Octubre: que contamos de la Revolución de Octubre de 1934 es la fotografía aérea realizada por el Ejército del Aire El conflicto determinó las tres funciones de la aerofotopara reconocer, evaluar y comunicar la precisión de sus grafía: la interpretación, es decir, la naturaleza e importanata- ques y tácticas durante el conflicto. Los aparatos cia de la actividad y los elementos de la organización del aéreos, con este fin, utilizaban técnicas y herramientas enemigo visibles en la fotografía; el análisis, el traslado al que van desde el reconocimiento —imagen y radio— mapa de toda la información útil relativa al enemigo; y la utilización de la información, el traslado de la misma al Eshasta bombardeos o disparos de ametralladora. Su base tado Mayor para determinar las intenciones del enemigo. principal fue el aeródromo de La Virgen del Camino en León (Grupo de Reconocimiento número 21) en coordinación principalmente con la Primera Escuadrilla del Gracias a su labor investigadora contamos con un nuGrupo de Reconocimiento número 31 de Getafe. trido testimonio de la disputa que no solo se fun- damenles y lugares asociados a los barrios obreros. Mientras los primeros disfrutaban de todos los servicios, los segundos vivían hacinados en condiciones degradantes —donde incluso se les irrigaba con aguas fecales— y soportaban duras enfermedades provocadas por esa ausencia de condiciones higiénicas y ambientales. Este hecho no fue producto del azar sino que se planificó: los obreros debían salir del casco histórico y fueron recluidos en las zonas menos nobles de la ciudad, esto es, las que eran topográficamente más bajas y de peores condiciones ambientales: lugares húmedos, oscuros y ligados a elementos de rechazo, para separarlos, por el contrario, de la ciudad señorial como era el nuevo Oviedo: principalmente el eje Fruela-Uría.

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ta en la propia fotografía aérea —que implíci- tamente arroja otros contenidos cualitativos: usos del suelo y cultivos, organización de la ciudad, edificacio- nes, etcétera— sino que nos aporta documentación de los partes de operaciones con las órdenes establecidas y las comunicaciones entre los principales protagonistas: el jefe de Aviación y el jefe del Estado Mayor Central. Disponer de fotografía aérea en esta década es un hecho exclusivo de las ciudades asturianas, ya que habrá que esperar hasta el Vuelo Americano (1945) —a cargo del Ejército de EEUU— para obtener imágenes aéreas de todo el país. En los años 30 del siglo xx ni siquiera se habían avanzado gran parte los trabajos del Mapa Topográfico Nacional (recordemos que Franco dirigió las campañas de 1936 con el mapa de carreteras de la Guía Michelín). Por tanto, estas representaciones del conflicto fueron cruciales para que las tropas gubernamentales planificaran desembarcos, accesos a las ciudades, localizaran la presencia del enemigo y evaluaran sus operaciones. A continuación ofrecemos a los lectores, gracias a la inexcusable colaboración de Felipe Fernández García y el Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, un material inédito con las órdenes durante la disputa, a partir de las cuales vamos a analizar y seguir el conflicto tal y como recibían las notificaciones los mandos militares. Las imágenes que vamos a presentar son fotografías aéreas oblicuas sin horizonte. Este tipo de material permite analizar con mayor precisión lo que sucede en el interior de la trama urbana, ya que no se

obtienen de manera perpendicular a la superficie -presentan cierta inclinación- y de este modo permiten un mayor análisis que facilita su lectura e interpretación.

imagen del 8 de octubre de 1934 Nos encontramos ante una vista vertical de Oviedo y su esquema de interpretación (Figura 1). La fase inicial de las operaciones, por parte del Ejército del Aire, consistía en labores de reconocimiento del territorio. Como destacamos anteriormente, al carecer España de un mapa topográfico para el conjunto del país, no se disponía de un conocimiento claro del mismo, lo que dificultaba cualquier operación militar: un desembarco, la entrada a una ciudad, etcétera. Estas fotografías corresponden al reconocimiento inicial para planificar la entrada de las tropas del Gobierno en la ciudad y localizar posiciones rebeldes. Una vez fotografiaban el terreno volvían a su base de operaciones para realizar la interpretación (como muestra la figura siguiente) y añaden una cartela con los elementos destacados para que pueda ser fácilmente legible por terceras personas. Estas fotografías aéreas tomadas durante los sucesos de Octubre de 1934 en Asturias fueron utilizadas posteriormente como prácticas de fotointerpretación para los alumnos de la Academia Básica del Aire de la Virgen del Camino. Además, en el parte de operaciones remitido por el jefe de Aviación, podemos constatar, a partir de la Figura 2, que el día 7 —previo a la foto actual— se ha realizado un bombardeo a la Fábrica de Armas de Tru—51—


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Figura 1. Vista vertical de Oviedo obtenida el día 8 de octubre y esquema de interpretación. Fuente: Ejército del Aire. Archivo de La Virgen del Camino (Departamento de Geografía, Universidad de Oviedo.

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grueso de la ciudad no ha sido afectada visiblemente, por tanto, nos encontramos ante el Oviedo del 34 en su estado original. Esta fotografía es de tipo vertical –no tiene inclinación sobre la superficie- y con orientación oeste, nos aporta gran detalle para conocer los espacios urbanos preexistentes en los que se produjo el conflicto, así como importantes edificios destacados (reflejados en la cartela). También podemos percibir las vías de acceso más propicias —tanto terrestres como por ferrocarril— que describen para la toma de Oviedo por el ejército.

imagen del 12 de octubre de 1934

Figura 2. Parte de operaciones, día 11 de octubre. Fuente: Ejército del Aire. Archivo de La Virgen del Camino. (Departamento de Geografía. Universidad de Oviedo)

bia y a las posiciones desde las que los revolucionarios cañoneaban Oviedo: monte Naranco, depósito de El Cristo y la loma del cementerio. La imagen muestra una instantánea previa a la explosión máxima del conflicto, y constatamos que el

En la Figura 3 observamos principalmente el espacio correspondiente a la calle Uría y Nueve de Mayo y gran parte del Oviedo señorial, con varios edificios incendiados. Se trata de una fotografía oblicua —orientada al sudeste— que nos permite analizar con gran detalle la trama urbana. En el centro, encontramos edificios de importancia como el teatro Campoamor, el mercado del Progreso, el cuartel de Santa Clara y la Casa Blanca (Uría). En las órdenes de operaciones correspondientes al día 11 (Figura 2), la aviación bombardea el frente sur y sureste de la ciudad, ya que es solicitado por la resistencia gubernamental en la ciudad. El nivel de acoso al que son sometidos los defensores es muy alto y los víveres y municiones escasean. Desde el cuartel de Santa Clara trasladan (según el parte de operaciones comproba-

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Figura 3. Oviedo, 12 de octubre de 1934. Fuente: Ejército del Aire. Archivo del cecaf. (Departamento de Geografía. Universidad de Oviedo)

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Figura 4. Oviedo, 13 de octubre de 1934. Cuartel de Pelayo. Fuente: Ejército del Aire. Archivo de La Virgen del Camino. (Departamento de Geografía. Universidad de Oviedo)

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do) a la aviación mediante un cartel: «hasta mañana tenemos municiones de artillería». De la misma manera, los defensores del cuartel de Pelayo destacaban mediante pintadas en el suelo: «tenemos municiones y agua hasta mañana». Desde estos fortines los soldados y tropas no solo reclamaban sus demandas y necesidades sino que le comunicaban a la aviación las tácticas a desempeñar, por ejemplo: desde el cuartel de Pelayo se indicaba: «bombardear estación de ferrocarril»; y desde Santa Clara se anunciaba: «ocupamos casas próximas al cuartel»..

la aviación (aparece al revés según la disposición actual de la foto), generalmente solicitando víveres, munición y objetivos de ataque para sus aliados. En este caso anunciaban la escasez de víveres y municiones. Por último, en la derecha de la imagen, a partir de técnicas de fotointerpretación, se ha detectado que en el patio –al lado de los vehículos estacionados-, se está produciendo un fusilamiento de varios revolucionarios: se comprueba que las personas están alineadas y los cuerpos yacen en el suelo con presencia humana alrededor.

Imagen del 13 de octubre de 1934

Imagen de Oviedo, 20 de octubre de 1934

En la Figura 4 nos encontramos en el centro de la imagen el cuartel de Pelayo -su fachada principal en primer término- y la Fábrica de Armas, que se insinúa en el ángulo superior izquierdo. Constatamos su carácter aislado y fortificado –existe un perímetro amurallado-, lo que facilitó la defensa de las tropas en su interior e impidió a los revolucionarios utilizar su táctica más habitual y exitosa: el uso de dinamita desde los edificios colindantes. La imagen, con una disposición sur, constata en esta fecha la llegada de columnas del ejército en el cuartel. Debido a que son visibles multitud de vehículos que permanecen en el cuartel (en imágenes anteriores no aparecen). También podemos percibir en la trasera del cuartel, en el suelo, parte de la mensajería -escrita en blanco con grandes letras- buscando comunicarse con

La imagen de la figura 5 revela parte de las destrucciones provocadas por los bombardeos e incendios tras la contienda, al término de la Revolución. Son visibles algunos daños provocados desde la calle San Francisco hasta el edificio de la Universidad, presente únicamente sus pilares maestros. Pasados ya los combates, observamos las calles abarrotadas con gente paseando; un detalle que refleja el final del conflicto, frente a las fotos de días anteriores. Por otro lado, la imagen nos aporta una espléndida panorámica del centro de Oviedo, desde Uría hasta la Estación del Norte, calle Pelayo, el Hospicio (actual Hotel de la Reconquista), los almacenes industriales cercanos a la Cárcel Modelo y la iglesia de San Pedro de los Arcos -al fondo-, un enclave que tuvo gran relevancia en la retirada de los revolucionarios y donde se produjo el acontecimiento de Aída Lafuente. —57—


Figura 5. Oviedo, 20 de octubre de 1934. Cuartel de Pelayo. Fuente: Ejército del Aire. Archivo de La Virgen del Camino. (Departamento de Geografía. Universidad de Oviedo)

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6. Selección de protagonistas

El siguiente capítulo consta de una selección de nombres de algunos de los personajes más importantes o significativos de la Revolución de Octubre de 1934. El marco geográfico se reduce solamente a la capital asturiana, sobre la que se desarrollan el resto de capítulos de este libro, por lo que es posible que se echen en falta alguno de los nombres de hombres y mujeres que participaron en la Revolución en otras zonas de la geografía asturiana, como puede ser Gijón, Avilés o las cuencas mineras. Los personajes se han seleccionado de los textos y capítulos de los dos tomos del libro de Paco Ignacio Taibo II titulado Asturias, Octubre 1934, en su gran mayoría, pero también de otras como Octubre del 34 (volúmenes vii y viii de la Historia General de Asturias), del mismo autor, además de algunos recursos online donde pude extraer alguno de los datos biográficos de alguno de los hombres y mujeres seleccionados. El objetivo de este capítulo es servir de complemento a las explicaciones expuestas en los anteriores capítulos, para así conocer brevemente algunas de las características de aquellos hombres y mujeres de los que se habla constantemente en este libro. Este trabajo es el resultado de las prácticas universitarias de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo.

5.1. Personajes principales Aída de la Fuente. Muerta el 13 de octubre a los 16 años, era hija de Gustavo de la Fuente (uno de los fundadores del Partido Comunista en Oviedo) y Jesusa Penaos. Aída era una persona conocida entre el movimiento juvenil de Oviedo. Su papel en la revolución, según las fuentes, osciló entre la prestación de servicios de intendencia en las cocinas colectivas que atendían la labor de las columnas revolucionarias o el de su labor como enfermera. Durante el día 13 Aída actúa de enlace entre el Comité Revolucionario y los grupos del oeste de la ciudad. El cadáver de Aída fue encontrado en la fosa común de San Pedro de los Arcos, en el escenario de los enfrentamientos con las tropas africanas del teniente coronel Yagüe. Su figura rápidamente pasó al imaginario colectivo de la izquierda asturiana, y española, como símbolo de la juventud revolucionaria. Aurelio de Llano, natural de Caravia, fue un escritor y folclorista. Entre 1905-1908 fue colaborador del periódico El Carbayón e investigador de las excavaciones arqueológicas en la zona de San Miguel de Lillo. Durante los sucesos, a pesar de sus posiciones de liberal moderado que no simpatizaba con los revolucionarios,

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supo actuar como cronista y testigo objetivo de lo que acontecía en la ciudad. Belarmino Tomás, tenía 42 años cuando empezó la revolución. Hijo de minero y campesina fue uno de los principales dirigentes sindicales del socialismo asturiano de la década de los 30 como presidente de la Federación Nacional de Mineros de España y del poderoso Sindicato Minero Asturiano, el soma. Pasó a la posteridad de la Comuna Asturiana como Presidente del Tercer Comité Revolucionario y negociador de la rendición. Durante la guerra civil se erigiría máxima autoridad en la Asturias republicana presidiendo el Consejo Soberano de Asturias y León. Murió en el exilio mejicano. Bonifacio Martín. Socialista. Destacó como concejal del Ayuntamiento de Oviedo. Representante de la ugt en el pacto de Alianza Obrera, de la que sería presidente en su Primer Comité, su muerte fue una conmoción en las filas revolucionarias al ser usado como escudo humano en el avance del ejército o fusilado según las versiones de unos u otros. Carlos Vega, carpintero de profesión. Miembro del Comité Regional del Partido Comunista. Secretario provincial y miembro del Comité Revolucionario en representación del PCE, murió ejecutado por los defensores de Oviedo al comienzo de la guerra civil. Diego Hidalgo, notario madrileño y miembro del Partido Radical de Lerroux, era el Ministro de Guerra en octubre de 1934 y por tanto a él se le encargó sofocar la revuelta producida en Asturias, contó para ello

con el general Francisco Franco como asesor. Dimitió en noviembre ante los ataques de la derecha radical, que le acusaba de falta de previsión ante los acontecimientos. Diego Vázquez, sargento del Ejército, desertó del Regimiento Número 3 del Milán y se convirtió en el mando más cualificado militarmente en las filas revolucionarias. Fue condenado por un Consejo de Guerra y ejecutado el 1 de febrero de 1935. Dimitri Iván Ivanov búlgaro, oficial del Tercio fue el responsable del asesinato del periodista Luis Sirval para intentar ocultar la verdad de la muerte de Aída de la Fuente, en la que también estaría implicado. Eduardo López Ochoa. General liberal y miembro de la masonería. De conocidas simpatías antimonárquicas, fue nombrado Capitán General de Cataluña por el primer gobierno republicano. En 1934, asume el mando de las tropas sobre el terreno a propuesta de Niceto Alcalá Zamora, presidente de la República, y con la desconfianza del Ministro de la Guerra. Tras la victoria del Frente Popular sería acusado de las ejecuciones del cuartel de Pelayo y al comienzo de la guerra civil ejecutado. José María Fernández-Ladreda y Menéndez-Valdés, militar natural de Oviedo, fue alcalde de la ciudad en el período de 1924-1926. Líder de la CEDA en Asturias, reclamó una represión “ejemplarizante” para los principales líderes revolucionarios. Se sumó al bando franquista durante la guerra civil y fue Ministro de Obras Públicas de los primeros años de la dictadura.

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Juan José Manso. Obrero metalúrgico en la fábrica de cañones de Trubia. Y miembro del Comité Central del pce. Fue el principal dirigente de la revolución en Trubia. Primer diputado comunista de Asturias en la victoria del Frente Popular en febrero de 1936 murió en México en 1972. Fernando Blanco Santamaría. Gobernador Civil de Asturias por el Partido Radical, se destacó especialmente en la persecución que instigó, desde el verano de 1934, contra el diario socialista Avance, al que acusaba de estar detrás de un movimiento revolucionario. Francisco Franco Bahamonde, natural de El Ferrol. General monárquico que se convirtió durante el período republicano en el más prestigioso del grupo de los africanistas. En octubre de 1934, Diego Hidalgo, ministro de Guerra, le nombró de manera oficiosa asesor y dirigió las operaciones desde Madrid, poniendo especial énfasis en las acciones que desarrollaron las columnas de Regulares y Legionarios. Francisco Martínez Dutor, sargento retirado, ejercía como funcionario de la Diputación en el momento de estallar la revolución, y rápidamente se convirtió en la mente que ideó el asalto a la capital ovetense. Ignacio Lavilla. Redactor jefe del periódico Avance. Trabajó en el diario El Noroeste. Autor del libro Los Hombres de Octubre, escrito como una serie de reportajes desde la perspectiva de los revolucionarios,

intentando equipararse en este sentido con la objetividad de Aurelio de Llano. Detenido y torturado tras la revolución, moriría exiliado en Méjico. Indalecio Prieto, nació en Oviedo en 1883. Hombre del aparato del PSOE y de trayectoria política vinculada a Bilbao. Uno de los principales instigadores del Pacto de San Sebastián, que permitió la coalición con los republicanos fue, durante el bienio progresista Ministro de Hacienda primero y de Obras Públicas, después. Se vio embarcado en una revolución en la que no creía. En el exilio se convirtió, una vez desaparecido Largo Caballero, en la gran figura del psoe. Javier Bueno, natural de Madrid. Socialista revolucionario y director del periódico Avance desde 1933, al que convirtió en el de mayor tirada en Asturias, fue uno de los grandes instigadores de la Alianza Obrera. Anteriormente había trabajado en periódicos madrileños como El Sol y La Voz. Tras la revolución fue cruelmente vejado y torturado. Volvió a dirigir Avance durante la guerra civil. Prisionero del franquismo, fue finalmente fusilado en 1939. Jesús Ibáñez, fue una de las plumas más destacadas del diario Avance. Pasó por las filas del socialismo, el anarquismo y el comunismo. Fundador de los Comités Sindicales Rojos. Su currículo se amplía también al ser el cofundador de la Internacional Sindical Roja. Colaboró en la toma del ayuntamiento ovetense durante la revolución. Colaboró en la toma del ayuntamiento ovetense durante la revolución.

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Juan Ambou. Dirigente local del pce, ferroviario y sindicalista. Cabecilla en la toma del parque de máquinas de la estación del Norte y del Soviet del barrio de la Argañosa. Fue a su vez miembro de diferentes comités durante la revolución en Oviedo. Lisardo Doval Bravo, natural de La Coruña. Hizo su servicio militar en Marruecos a las órdenes de López Ochoa. En 1917 llega a Asturias como teniente de la Guardia Civil. En 1930 reprime la huelga general de Gijón. Responsable del adiestramiento militar de las escuadrones paramilitares de la ceda sería el máximo responsable de las torturas sistemáticas y de la represión en Asturias en los meses posteriores a la revolución. Luis de Sirval. Periodista que trabajó en La Voz de Valencia, La Libertad y en Justicia. Republicano liberal. Publica sobre lo acontecido en La Revolución de Octubre. Se desplaza a Asturias, primero por la zona de Campomanes, Pola de Lena y Mieres y el 25 de octubre llega a Oviedo con la idea de investigar la severa represión militar. Es asesinado por el oficial de la Legión Dimitri Iván Ivanov Ramón González Peña, natural de Valduno, Las Regueras. Hijo de una familia pobre. Fue uno de los fundadores del Sindicato Obrero Minero Asturiano en 1910. En los siguientes años ejercerá de funcionario sindical y organizador por otras partes de la geografía española. Gobernador Civil de Huelva, Alcalde de Mieres y Presidente de la Diputación Provincial en los primeros años de la República, será conocido como el

Generalísimo de la Revolución, condenado a muerte y su pena conmutada. Ministro de Justicia en el gobierno de Juan Negrín, moriría en el exilio mejicano tras la guerra civil. Teodomiro Menéndez, natural de Oviedo, fue un político y sindicalista socialista, elegido concejal de Oviedo en 1911 y diputado a Cortes Generales en 1919. Participó en la revolución de 1934, en la cinta de su sombrero traía la orden insurreccional desde Madrid.

5.2. Miembros del Primer Comité Ejecutivo Regional de la Alianza Obrera Revolucionaria de Asturias —Presidente: Bonifacio Martín, en representación de psoe y ugt. —Vicepresidente: Manuel Grossi Mier, del boc. —Secretario: José María Martínez en representación de la cnt de Asturias, León y Palencia. —Tesorero: Graciano Antuña, en representación del Sindicato Minero Asturiano (soma). —Vocales: Amador Fernández Montes, Ramón González Peña, Belarmino Tomás Álvarez y Perfecto González, del psoe-soma; Avelino González Entrialgo, de la cnt; Ángel Fierro, Rafael Fernández y Manuel Otero, por las Juventudes Socialistas; Marcelino Magdalena y José Prieto, por el boc e ic. Por parte del pce, en el Comité Regional a partir del mismo día 4 de octubre participaron Carlos Vega, José Lafuente y Simón Díaz Sarro.

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5.3. Miembros del Segundo Comité (cono- 5.5. Miembros del Cuarto Comité (Comité cido como el Comité Comunista) Socialista en el exilo) Elegido el día 12 de octubre en el Fontán de Oviedo. —Juan José Manso: secretario del Sindicato Metalúrgico de la cgtu. Miembro del Partido Comunista. —Manuel Ruibal: miembro del Partido Comunista. —Ramón García Roza: miembro del Partido Comunista. —José García: natural de Turón. Miembro del Partido Comunista. —Juan Ambou: miembro del Partido Comunista. Se encontraba en la zona del Naranco el día de su nombramiento, por lo que no llegará nunca a reunirse con el comité. Además de los citados, había tres miembros de las Juventudes Socialistas y un cenetista, de los que se desconoce el nombre.

—Rafael Fernández: dirigente de las Juventudes Socialistas. Preso en agosto de 1934 por su intervención en un mitin en Ujo. —Vicente Requena: dirigente del Sindicato del Transporte de Oviedo. —Joaquín Almeida: dirigente del Sindicato del Transporte de Oviedo.

5.6. Algunos mandos militares en Oviedo del Gobierno republicano

—Alcubilla: al mando de la V Bandera de la Legión. —Alfredo Navarro: comandante del regimiento n.º 3, comandante de la plaza (Oviedo) y de la provincia. —Alonso de Celada: teniente al mando de un grupo de la Guardia Civil. —Andrés Luengo Varela: coronel. Cuartel de Carabineros. 5.4. Miembros del Tercer Comité —Antonio Quintas: coronel, encargado del plan deElegido el día 13 de octubre en Sama. fensivo de Oviedo. —Belarmino Tomás: socialista. —BenitoVallespínCobián:comandante.CuartelPelayo. —Perfecto González: natural de Sama. Socialista. —Caballero Muñoz: teniente. Fuerzas en la Estación —Guzmán García: natural de Mieres. Socialista. del Norte. —Juan José Manso: secretario del Sindicato Metalúrgico de la cgtu. Miembro del Partido Comunista. —Camacho: teniente coronel. —Carlos Silva: comandante de Asalto. Cuartel de San—José Suárez: miembro del Partido Comunista. ta Clara. —Díaz Carmena: teniente coronel. Comandancia de la Guardia Civil. —63—


—Félix García Pérez: coronel. Director de la fábrica de cañones de Trubia. —Gaspar Sánchez Herrero: sargento. —Gerardo Caballero: comandante. Gobierno Civil. —Gonzalo Bueno Rodríguez: comandante. —Gonzalo Ramajos: comandante. Jefe de la V Bandera. —Guillén: capitán. Concentración defensiva de la calle Uría. —José María Martínez Marina: teniente. Cárcel Modelo. —José Vega: teniente. Toma el periódico Avance. —Juan Arnot: capitán al mando de la 18ª compañía en Oviedo con 162 guardias. Masón. —Juan Moreno Molina: coronel. Comandancia de la Guardia Civil.

—Juan Yagüe: teniente coronel. Simpatizante de la Falange. Formaba parte del grupo conocido como los militares africanistas. En la Revolución de Octubre fue el encargado de dirigir a las tropas africanas; destacó por el empleo de una extraordinaria violencia en la represión de los obreros insurrectos. —Manuel Gener López: capitán. Jefe del tercer Tabor de Regulares. —Moreno Molina: coronel. Jefe de la Guardia Civil en Asturias. —Pedro Torres: capitán de la tercera compañía del batallón número 8 de Zapadores de Gijón. —Ricardo Jiménez de Beraza: coronel, director de la fábrica de fusiles de la Vega.

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7. Siglas utilizadas

boc. Bloque obrero y campesino ceda. Confederación Española de Derechas Autónomas cgtu. Confederación General del Trabajo Unitaria cnt. Confederación Nacional del Trabajo fsa. Federación Socialista Asturiana pce. Partido Comunista de España psoe. Partido Socialista obrero Español soma. Sindicato Minero Asturiano uhp. Uníos Hermanos proletarios ugt. Unión General de Trabajadores

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8. Bibliografía

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Anexo 1 Transcripción del Pacto de la Alianza

Reproducido de Paco Ignacio Taibo II. Asturias 1934, vo- acuerdo con otro nacional y del mismo carácter para los efectos de la acción general en toda España. lumen i, Ediciones Júcar, Gijón, 1980.

El 18 de marzo a las seis de la tarde se reúnen en Gijón los tres delegados de la CNT con dos enviados de la UGT y la FSA, convienen entre sí: Las organizaciones que suscriben convienen entre sí en reconocer que frente a la situación económico política del régimen burgués en España, se impone la acción mancomunada de todos los sectores obreros con el exclusivo objeto de promover y llevar a efecto la revolución social. A tal fin, cada organización de las que suscribe queda comprometida a cumplir el compromiso fijado en este pacto, bajo las condiciones siguientes: Las organizaciones firmantes de este pacto trabajaran de común acuerdo hasta conseguir el triunfo de la revolución social en España y llegar a conquistar el poder político y económico para la clase trabajadora, cuya concreción inmediata será la Republica Socialista Federal. Para consecución de este fin se constituirá en Oviedo un Comité ejecutivo en representación de todas las organizaciones adheridas a este pacto, el que actuará de

Como consecuencia lógica de los apartados 1 y 2 del Pacto, queda entendido que la constitución del Comité Nacional es premisa indispensable (en el caso de que los acontecimientos se desenvuelvan normalmente) para poder emprender toda acción revolucionaria con el objeto de este pacto, por cuanto el pacto trata y pretende la realización de un hecho nacional. El Comité Nacional que ha de constituirse será el único que autorizadamente, podrá ordenar al que quede constituido en Oviedo los movimientos a emprender en relación con el general en toda España. Se constituirá en toda Asturias un comité en cada localizad cuya composición deberá estar integrada por delegaciones de cada una de las organizaciones firmantes de este pacto y aquellas otras que adhiriéndose sean admitidas por el Comité Ejecutivo. Las organizaciones firmantes de este pacto conservan su independencia con respecto a la propaganda de sus puntos de vista políticos y sociales y el derecho a la crítica siempre que no contradiga las líneas generales de la orientación adoptada en virtud del pacto ni sus resoluciones concretas.

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El Comité ejecutivo elaborará un plan de acción que asegure el triunfo de la revolución en sus diferentes aspectos y consolidación del mismo. Serán cláusulas adicionales al presente pacto, todos los acuerdos del Comité ejecutivo, cuyo cumplimiento es obligatorio para todas las organizaciones representadas, siendo estos acuerdos de obligada vigencia tanto en el periodo preparatorio de la revolución, como después de triunfar. El compromiso contraído por las organizaciones que suscriben terminará en el momento en el cual la Republica Socialista Federal quede constituida con sus

órganos propios, elegidos voluntariamente por la clase trabajadora y por el procedimiento que haya preceptuado la obra revolucionaria dimanante del presente pacto. Considerando que este acuerdo constituye un acuerdo de organizaciones de clase trabajadora para coordinar su acción contra el régimen burgués, aquellas organizaciones que tuvieran relación orgánica con partidos burgueses las romperán automáticamente para consagrarse exclusivamente a la consecución de los fines que determina este Pacto. 18 de marzo 1934

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Anexo 2 Versión del Asturias, patria querida de los revolucionarios

Asturias, tierra bravía, Asturias de luchadores; no hay otra como mi Asturias para las revoluciones.

Los obreros, en Asturias, demostraron su heroísmo venciendo a la clerigalla y al feroz capitalismo.

Estribillo

Estribillo

Tengo que bajar a Oviedo empuñando mi fusil y morirme disparando contra la guardia civil;

Los de Lerroux y la ceda son los verdugos de España, los que roban las conquistas del obrero que trabaja.

Contra la guardia civil y los cobardes de Asalto; tengo que bajar a Oviedo y morirme disparando.

Estribillo

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