Libro Relatos Breves Mineros XVIII

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XVIII

Concurso de Microrrelatos Mineros

Manuel Nevado Madrid



Microrrelatos mineros



Microrrelatos mineros XVIII Edición del Concurso

Manuel Nevado Madrid

FUNDACIÓN JUAN MUÑIZ ZAPICO • 2021


© Fundación Juan Muñiz Zapico Depósito legal: AS 02970-2021


Índice Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Acta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Primer Premio LA SOTA DE BASTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Luis Pachón Gómez Accésit Testimonio Histórico MARÍA, LA MADRE DE TODAS LAS HUELGAS . . . . . . . 14 Alejandro Martínez Rodríguez Mención Especial en Asturiano TINO, EL PÁ D’ SPIDERMAN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 J. Fernando Iglesias González Mención Especial en Asturiano GLAYA´L SILENCIU . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Armando Gutiérrez Rodríguez Mención Especial Testimonio Histórico EL DESPRECIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 David Villar Cembellín Mención Especial Testimonio Histórico DIGNO DEL MISMISIMO JOHN FORD . . . . . . . . . . . . . . 25 Pablo Alcántara Pérez Mención Especial en Castellano GRABADO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 Armando Gutiérrez Rodríguez Mención Especial en Castellano #ME TOO (Relevos) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Montserrat Garnacho Escayo Mención Especial en Castellano EL DESALOJO DEL ALMA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 Rosa María García Barja –5–



Prólogo El cumplimiento de 18 convocatorias de un concurso es más que una mayoría de edad es demostración de la capacidad literaria del mundo minero de esa mina que nunca cerrará, la de la memoria y la literatura minera. Nunca sabremos qué hubiese opinado Manuel Nevado Madrid de este concurso que lleva su nombre pero él hacía suyo todo lo minero. Lo que hace posible este concurso es la participación, los textos, la gente que se decide a convertir en relato una historia una vivencia. 18 años nos han dado para recibir miles de textos. Agradecer a los y las participantes siempre y reconocer la deuda pendiente con todos esos relatos que atesoramos año a año. También la labor de las decenas de personas que han sido parte del jurado. Siempre presidido por Benigno Delmiro Coto figura fundamental en la reivindicación de un género para la literatura minera. Participantes y jurado hacen posible cada año una selección de galardonados y menciones especiales que publicamos desde la Fundación Juan Muñiz Zapico de CCOO de Asturias. 18 años de un concurso, de reivindicar el mundo de la mina, de la cultura y sociedad que emana alrededor de –7–


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PRÓLOGO

las minas y sus gentes. 18 años de recordar a Manuel Nevado Madrid, líder minero indispensable para entender la importancia de los trabajadores de las minas en la lucha por la libertad y la democracia en nuestro país. Benjamín Gutiérrez Huerta Director Fundación Juan Muñiz Zapico 4 de diciembre de 2021


Acta Concurso de Relatos Mineros Manuel Nevado Madrid La XVIII Edición del Concurso fue convocada por la Fundación Juan Muñiz Zapico en 2021. Un año más el concurso es una referencia cultural, literaria y reivindicativa de la colectividad minera y de la figura de Manuel Nevado Madrid. El jurado estuvo compuesto por el catedrático de literatura Benigno Delmiro Coto, presidente del mismo. Junto a Ana María García García, Ángel Enrique Fernández González, Álvaro Granda Cañedo, Idoya Unzueta García, Eduardo Urdangaray y Antonio González Abúlez. El Primer Premio recayó en el relato LA SOTA DE BASTOS, de Luis Pachón Gómez. El Accésit Testimonio Histórico fue para Alejandro Martínez Rodríguez por MARÍA, LA MADRE DE TODAS LAS HUELGAS. El Accésit Joven (menores 18 años) quedó desierto. La calidad de los relatos presentados fue resaltada por el jurado mediante la mención especial a siete relatos: Mención Especial en Asturiano a J. Fernando Iglesias –9–


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ACTA

González por TINO, EL PÁ D’ SPIDERMAN y a GLAYA´L SILENCIU de Armando Gutiérrez Rodríguez Menciones Especiales Testimonio Histórico a David Villar Cembellín por EL DESPRECIO y a Pablo Alcántara Pérez por DIGNO DEL MISMISIMO JOHN FORD. Menciones Especiales en Castellano a GRABADO de Armando Gutiérrez Rodríguez, #ME TOO (Relevos) de Montserrat Garnacho Escayo y a Rosa María García Barja por EL DESALOJO DEL ALMA Asturias a 26 de noviembre de 2021


Primer Premio LA SOTA DE BASTOS Luis Pachón Gómez En un pozo. Así morían los varones de su familia. Y él, estaba convencido, no iba a ser la excepción. Para capear el terror que esta idea le producía, todas las mañanas, el más bien bruto pero bonachón Dolfo desempolvaba el contrato que, unilateralmente, hacía treinta años, había rubricado con Dios: barajaba la baraja de su padre y robaba una carta. La única cláusula del contrato establecía que solo el día en que sacase la sota de bastos habría de morir. Así, se concedía treinta y nueve contra una posibilidades de conocer un día más, y al Altísimo la suya de llevárselo cuando le placiera. Puede resultar increíble, pero en tres décadas nunca había extraído dicha sota. La confianza que Dolfo depositaba en ese arreglo era absoluta y obtenía calma de él, pero esta no duraba más que un día, hasta el siguiente robo de carta. Por eso, ahora, pese a los dolores, estaba tan exultante, recibida la noticia de que, a causa de la grave lesión de su pierna, se le sacaba de la mina. Tal fue su euforia que, por primera vez en meses, astroso y barbudo, echó mano al cayado y salió de casa, a –11–


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LUIS PACHÓN GOMEZ

dar una vuelta por el bosque cercano. Un breve paseo que debía ser glorioso, pero que terminó de forma abrupta. No supo el motivo hasta que lo plantaron, bajo el abrigo de un árbol, ante el sargento Aza. Corrían aquellos tiempos de rescoldos de resistencia, y el más célebre de los «persistentes» del contorno no era otro que Xuan García «Pin». Aza le profesaba un odio cerval a dicho guerrillero, por muchas razones pero, principalmente, porque al escurrírsele cuando ya casi lo tenía cazado, con un ingenioso ardid, este había demostrado ser más listo que él. Dolfo, por su parte, no tenía nada que ver con Pin… Salvo que, al parecer, con su desaliño actual, resultaba fatalmente idéntico a él. Atenazado por un pavor superior al de cualquier mañana, Dolfo trató atropelladamente de explicar que él no era Pin, pero el sargento no atendía a razones: la semejanza era demasiado grande. Incluso, y sobre todo, por la cojera del reo, pues cuando Pin huía Aza había abierto fuego y él y sus hombres habían alcanzado a ver cómo este echaba mano a una pierna, aunque, de pronto, no coincidían entre ellos a determinar a cual. Esta laguna en su recuerdo llevó a una discusión, en medio de cuya virulencia a Dolfo, zarandeado, fue a escurrírsele la baraja del bolsillo.


LA SOTA DE BASTOS

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Incapaz la compañía de ponerse de acuerdo, a Aza se le ocurrió entonces una curiosa forma de esclarecer la cuestión. Le preguntó a Dolfo si juraba ante Dios no ser Pin. Dolfo asintió, pero Aza también dijo jurar que sí lo era. «Aclárelo Dios» proclamó a continuación. Jugador de cartas empedernido, Aza retó a Dolfo a una partida de siete y media, de cuyo resultado habría de extraerse la verdad. El azar, o el destino, concedió a Dolfo un dos en la primera carta y un cinco en la segunda: siete. «¡Me planto!» pensó al instante. Pero, por causa de los nervios, de su boca no salió sino el pedir otra carta. Una… que no resultó ser otra que la sota de bastos: media. Victoria. Según las bases establecidas, la verdadera identidad de Dolfo quedaba refrendada ante los ojos de Dios. Por desgracia, sin embargo, tan afortunado lance solo hizo que avivar los complejos y despertar la ira de Aza, quien acusó a Dolfo de haber hecho trampas para intentar engañarle de nuevo, como hiciera en su anterior encuentro. Y así, sin perder un instante, desenfundó la pistola y disparó al falso Pin, que se precipitó a la sima que se abría a los pies del árbol, donde agonizó hasta encontrar la muerte.


Accésit Testimonio Histórico MARÍA, LA MADRE DE TODAS LAS HUELGAS Alejandro Martínez Rodríguez El maíz es el alimento de las gallinas y yo no soy un gallina, pensó cuando vio la plaza del pozo llena de maíz y le espetó a su compañero. ¡Hay que parar! ¿O qué somos pitas?. -¡Calla, oh!, Que paren otros, que nos van a moler a palos en el cuartel de Villablino. Hace días que las vagonetas salen pintadas con tiza: “O nos aumentan los salarios, o nos unimos a los asturianos”. Al norte de la cordillera cantábrica llevan casi un mes en huelga y en Laciana la situación se vive entre el miedo y la expectación, todos quieren parar, pero nadie quiere ser el primero. La noche del 4 al 5 de mayo de 1962 fue larga para los militantes comunistas del Pozo María. Una mezcla de miedo y emoción, a partes iguales, recorre su cuerpo. Una arriesgada acción con la que estaban a punto de hacer historia. Con esta preparamos la madre que la parió, dice Aníbal a Tomás y Belarmino mientras siembran cereal entre escombros y estériles. –14–


MARÍA, LA MADRE DE TODAS LAS HUELGAS

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El maíz brilla con los primeros rayos de sol, es un piquete informativo mudo pero tremendamente ruidoso. En el cuarto de aseo nadie habla pero todo el mundo entiende. Las miradas son penetrantes, no matan, pero paralizan. Cago en dios, que nos muelen, que nos muelen a palos, murmura el minero entre dientes, como masticando las palabras. Calla la boca y tira la lámpara al montón, que no somos pitas, balbucea insistente su compañero. La sirena suena pero ningún minero la escucha. Las lámparas se apagan sin haberse encendido. El eco de las voces de los obreros resuena a pesar de su silencio. La tensión contenida estalla, el tiempo detenido se acelera. La percha no baja, el carbón no sube, la jaula no baja. La adrenalina recorre el cuerpo de los huelguistas. Un respiro de alivio el de los sembradores, que ven su cosecha crecer. La radio local anuncia el Estado de Excepción en un país en el que ya era la norma. “En la cuenca minera de Villablino se respira un ambiente extraordinario”, anuncia una carta con destino a otra radio, La Pirenaica. La fuerza pública se mueve para evitar el paro. Los mineros han decidido parar, y sin embargo, algo se mueve. Los esquiroles quieren trabajar, los de las chaquetas vagas les quieren ayudar, las mujeres se lo quieren impedir. Cada contracción acerca el parto.


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ALEJANDRO MARTÍNEZ RODRÍGUEZ

El 2 de mayo el Real Madrid pierde la final de la Copa de Europa contra el Benfica. El 5 los mineros de María paren una nueva huelga. El 7, para todo el valle de Laciana. Una explosión por simpatía que, en Franco y su dictadura, produce una enorme antipatía. Mayo es el mes de María. El mes de la luz. El mes de las flores. El mes del deshielo. El mes en que la vida brota. En mayo María baja de los cielos. Sin embargo, ese año en la España nacional católica, María no bajó de los cielos, subió de la mina. La madre de todos, con pecado original y con dolor, parió a aquella criatura tan hermosa. La madre de todas las huelgas. En ocasiones, de lo más oscuro sale lo más brillante y de lo más silencioso, un grito atronador. Ese mayo dio a la luz una huelga silenciosa que hacía florecer las esperanzas de una España mejor. Tienes razón compañero, no somos pitas.


Mención Especial en Asturiano TINO, EL PÁ D’ SPIDERMAN J. Fernando Iglesias González El cruxíu de la última mamposta emburrióme al corte. Nel intre fundió la rampla. Baxaben costeros, mampostes y rachos raspiándome les espaldes. Al poco quedé enterráu hasta’l pechu. Nun podía moveme y aquella llábana de pizarra que casi me diera na cabeza, taba a puntu descolgase. Debía tar mancáu, pero nun me dolía nada, sacante l’estómagu. Pensé nos que taben percima. Yera raro, nun sentía dengún ruidu y empecé a creyer que m’olvidaríen y que morrería solu n’aquel furacu. Más raro tovía yera l’arume a café que, poco a poco, s’apoderaba de tolo que m’arrodiaba. Sonó el despertador. Como cada mañana, salté de la cama ensin pensalo. Na cocina, Milia recibióme cola taza de café con lleche condensao, de siempre. ¡Qué muyer esta! -pensé-. Cuando, de recien casaos, me cambió les gotes por dos cuyaraes de lleche condensao, protestaba. Agora yá nun digo nada. Tomé’l café d’un tragu, ensin respirar. – Tienes mala cara. ¿Nun dormiste bien? Espatolexaste tola nueche. ¿Ta malu’l puntu? –17–


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J. FERNANDO IGLESIAS GONZÁLEZ

– ¡Bah… como siempre! Pero lo que me fai dormir mal ye esa velea del accidente que se repite un día si y al otru tamién. Nun m’apetecía charrar del asuntu, nun quería preocupala coles coses de la mina. Yá yera bastante que nun durmiera yo, asina que fice como que nun vía la cara que ponía y dixe: – Marcho, que’l autobús nun espera. – Nun pensarás dir a pechu descubiertu… Anda, pon l’anorak, que hai una buena xelá. Punxe l’anorak, garré’l bocadillu y, de la que salía, asoméme al cuartu los neños. Nun pude por menos que sonrir al ver a Anxel. el más pequeñu, embutíu nel traxe de Spiderman que-y regaláramos pol cumpleaños. Miré pa Milia que tamién sonría. – Nun hubo manera d’echalu pa la cama ensin el dichosu traxe - dixo-. Xingué la cabeza d’un llau al otru y salí cola sonrisa tovía na boca, pensando que si nun fuera por esa muyer y esos guah.es, a La Rebaldana diba baxar... ¡quien yo sé! Xuntémonos los de la rampla, aterecíos de fríu, esperando la xaula. Naquella mañana nun había ganes de chances y toos mirábemos pal suelu. Solo Manolo entá nun acabara la xuerga d’ayeri.


TINO, EL PÁ D`SPIDERMAN

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–¡Coño Tinín! Traes mala cara ¿tuvisti folixa anueche? Seguro que la muyer nun te dexó pegar el güeyu. Mirélu un ratu, ensin gurgutar, hasta que se dio cuenta de que metiera la pata. –Esti Manolo – pensé – si nun fuera polo bon compañeru que ye, munches veces merecería una mano d’hosties. Baxamos en silenciu. Al llegar al puntu, miramos ún pa otru ensin atrevenos a decir nada. Taba feo. Cuando cayeron los primeros costeros, yá casi inconsciente, Tino creyó que yera otra vez un suañu y que la presión nel pechu yera un abrazu de Spiderman. Un abrazu d’esos, de superhéroe de menos de cinco años, que paez que te va fender les costielles. Tardaron ocho días n’encontralos baxo una llosa de pizarra de más de seiscientes tonelaes qu’arrasara tolo qu’había ente la séptima y la octaba planta. Spiderman, escaeciéndose de que yera un superhéroe, escondióse nel cuartu bañu, agarráu al anorak del pá, y fartucóse de llorar.


Mención Especial en Asturiano GLAYA´L SILENCIU Armando Gutiérrez Rodríguez Yera too silenciu. Venti mil almes atristayaes arrastraben, llastimoses, los pies en silenciu. Venti mil almes ablucaes envueltes pol fríu silencioso de l’iviernu. De cuando en vez, sentíase’l quexíu sordu d’aquella ma, y el duelgu emborrinaba cuarenta mil güeyos inclinaos al suelu, cuarenta mil güeyos enllenos d’agua del Güerna, negando que fuera cierto que l’allegría tuviera muerto namás nacer l’añu. Negando, testerones, que la so voz gayaspera tuviera encerrada naquella caxa escura. La vida, n’ocasiones… La muerte. Siempres. Glayaben allegres los guahes n’antoxana’l chigre, ayenos al orbayu qu’emporcaba’l cielu d’esi domingu de xineru. Los tres veceros, acoldaos na barra, charraben de fútbol apurando’l café. Ún d’ellos reclama al chigreru vocinglando: – ¡Échame equí unes pingarates, nin! El paisanu, col trapu colingando al hombru, apurrió la botella coñá, sirviendo un xenerosu chorru ámbar na taza, –20–


GLAYA´L SILENCIU

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ofreciendo a dellos cola mirada. El primeru negó cola tiesta, l’otru asintió señalando cola dea enriba’l pocillu. – ¡Apurái, ho! -Díxo-yos el que refugara- Alcordáivos que quedara con Xerardo na Pola. Yera too silenciu. Y oscuridá. La humedá abondoso nun dexaba resquiciu a les llárimes. El mugor cafiante revolvía les tripes, aballaba nel celebru un potaxe d’idees solidaries naquella prisión escura. Pero na cai, rellumos de llibertá ganada con llucha, despidos y milenta y un procesos allumaben un futuru nuevu, sacando d’aquella pota caciplaes d’esperanza. De sópitu, ensin saber como nin d’onde, una solombra crució la carretera. Daquién gritó dalgo d’una curva, el coche fizo un estrañu, rincharon les ruedes na húmeda negrura del asfaltu y cayó pel terremplén dando vuelta de campana, como tocando a arrebatu pente la maleza, espulsando peles ventanielles a los dos acompañantes. Al topetar col arbolón, apararon d’esmenu ruíu, vueltes y vida. Nun volvió, campanuda y serena, la so voz al tayu solidariu. Nel silenciu la cocina, so ma glayaba inútilmente nomando al fíu muertu.


Menciones Especiales Testimonio Histórico EL DESPRECIO David Villar Cembellín Observadle, fijaos bien en él. A simple vista diríais que se trata de un anciano más, la mirada gacha, la chaqueta de tweed calada hasta las orejas para protegerse de la lluvia. Otra silueta vencida, otra sombra chinesca bajo la humedad. Un minero jubilado más de este maldito pueblo de Goldthorpe. Pero reparad en una cosa, el anciano no detiene su paso. Nunca entra en los locales del pueblo, jamás se toma una pinta de cerveza en uno de los pubs de la localidad. Se limita a acontecer una presencia borrosa tras el esmeril del aguacero. Si acaso se cruza con alguien, el otro tuerce el gesto. Arrumbado por la sociedad, nadie le dirige la palabra. El anciano humilla la mirada, emboscado en el cuello de su camisa. Deja atrás carteles con soflamas reivindicativas, por las calles de Goldthorpe abunda el papel pintado de la indignación. Estamos a finales de 1984 y el gobierno ha declarado la guerra a las Trade Unions. El conflicto ha llegado a Yorkshire, donde los meses de huelga se han sucedido en un sufrimiento prolongado. –22–


EL DESPRECIO

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Ha habido violencia contra los piquetes mineros, la policía les ha arrojado los perros. Algunos líderes sindicales han sido detenidos, sus familias están pasando hambre. Por todas partes se forman corros que hablan de autobuses llenos de esquiroles. No lo pretende, pero sin querer escucha sus conversaciones. «Hay que aplastar a esas ratas», escupe alguien, sus pupilas dos piedras oscuras, ojos negros de carbón. Esquiroles, rompehuelgas, costras, carneros, amarillos, crumiros, alimañas sin dignidad, compañeros sin compañeros. El esquirol es un doble traidor, con sus actos intenta que la huelga fracase y a la vez se beneficia de los logros si la huelga triunfa, palabras de odio se deslizan por los labios como filigranas de pez. Conoce la canción. El anciano fue esquirol en la huelga general de 1926. Por eso nadie habla con él. Por eso tiene vetada la entrada a los pubs de la localidad. Un grupo numeroso promete celebrar una fiesta el día que muera Margaret Thatcheri: una juerga por todo lo alto, una celebración de la muerte, un día festivo para Goldthorpe. Como un fugitivo perseguido por una condena de soledad, el anciano consigue llegar a su casa. Alguien ha dejado algo en su buzón, un texto de Jack London: «no hay nada inferior a un esquirol». Arroja el papel a la ba-


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DAVID VILLAR CEMBELLÍN

sura y cena algo antes de acostarse. Este pueblo minero no tiene capacidad de perdón, pondera. Lee un rato la prensa conservadora, que habla de la capacidad de resistencia del gobierno frente al NUM. Una caricatura denomina Adolf a Arthur Scargill. Luego se duerme, igual que en los últimos cincuenta y ocho años, rodeado de silencio, de distancia, de todo el asco el pueblo. Absolutamente de todo su desprecio.


Menciones Especiales Testimonio Histórico DIGNO DEL MISMISIMO JOHN FORD Pablo Alcántara Pérez “Para mis padres, Inés y Ramón, por todo su apoyo. A mi abuelo Diego, por su memoria. A antifranquistas, obreros y estudiantes, hombres y mujeres, por su lucha y ejemplo.” Mis padres siempre me cuentan que en los años sesenta, lo más normal del mundo los fines de semana era ir a una doble sesión a ver películas del Oeste, los conocidos como westerns. Lo que no sabían era que a pocos kilómetros de donde vivían, el 12 de marzo de 1965, en Mieres, sucedió un hecho de película, aunque todavía no se ha hecho ningún film sobre todo aquello. Esta historia no fue de indios ni de vaqueros, ni ocurrió en Monument Valley. Fue de mineros y policías y pasó en la susodicha villa minera. Aquello fue digno de que lo rodara el mismísimo John Ford. Los mineros querían de dejar de ser los indios de la película, los malos, los que eran peor tratados, los explotados. Llevaban años luchando por unas condiciones dignas de trabajo, desde finales de los cincuenta, haciendo –25–


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PABLO ALCÁNTARA PÉREZ

huelgas, paros, movilizaciones en las minas. La dictadura y sus secuaces policiales y militares, como si fuera el ejército invadiendo los poblados de los nativos americanos, actuaron de la forma más salvaje. Con represión, despidos, detenciones, torturas, cárcel, destierros. Las mujeres de los mineros también estaban hartas de ser las segundonas, las que eran tratadas como mujeres florero y que no pintaban nada en las películas. Se pusieron del lado de sus maridos, hijos, nietos huelguistas, se enfrentaron a la policía haciendo piquetes delante de los pozos, lanzando maíz a los esquiroles. Las fuerzas de orden público, como si de un trofeo se tratara, arrancaron la cabellera algunas de estas mujeres. Por ello, aquel 12 de marzo de 1965, los mineros, las mujeres dijeron basta ante los despidos, los golpes, los encarcelamientos, los fusilamientos. Ante la detención de unos picadores miembros de la Comisión de Despedidos de las cuencas, miles de hombres y mujeres fueron a buscarlos a la Comisaría de la Policía en Mieres. Recorrieron toda la ciudad, en manifestación, en unos años en los que estaban completamente prohibidas. Pasaron por la Casa Sindical, la Escuela de Capataces, el Ayuntamiento. Para acabar frente a la comisaría, donde se dieron de ostias, armados con cayaos frente a la Policía


DIGNO DEL MISMÍSIMO JOHN FORD

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Armada y la temida Brigada Político Social. Aquel día, las gorras de los “grises” volaron. Como James Stewart y John Wayne en El hombre que mató a Liberty Valence, los mineros y las mujeres perdieron el miedo a enfrentarse cara a cara con las fuerzas de orden público. No consiguieron liberar a los detenidos, pero si liberar su rabia. Aquella historia salió en los periódicos. No sólo en los de Asturias o España, sino incluso en The New York Times. Pero nadie se atrevió a hacer una película sobre ello. En aquellos momentos no estaban de moda los films en los que los indios ganaban a los vaqueros, los mineros a los policías. Creo que ha llegado la hora de hacer una película sobre lo ocurrido, como yo he escrito este relato. Que la pongan en una doble sesión y vayan mis padres a verla.


Menciones Especiales en Castellano GRABADO Armando Gutiérrez Rodríguez – Catorce hombres. Catorce…– Remarcó. E hizo una pausa señalando de nuevo hacia la pantalla del televisor de su bonita tasca, donde la obstinada lluvia de aquella gris tarde me empujó a entrar por pura casualidad. El noticiario portugués informaba del espectacular despliegue de medios en el rescate de aquel pequeño que, a más de ochocientos quilómetros de Oporto, había caído a un pozo. Se prodigó en explicaciones: Éramos unos críos. Lázaro apenas diez años, eu poco mais do que esa povre criança… Y míralo. Las minas cerradas, la gente joven como yo huyendo del abandono y la miseria. ¿Y él? Minero como padre, con dos cojones. ¡Y en la Brigada! Como agradecimiento a los que nos lo devolvieron, dice él… ¡Espera! Debajo de la bufanda del FC Porto, junto con un banderín de la Unión Popular de Langreo, colgaba un cuadro que destacaba entre los brillantes colores de las botellas. Era un grabado en blanco y negro, numerado, de Manuel –28–


GRABADO

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Calvo, donde se veían unas figuras dibujadas a plumilla representando a unos mineros y, en la parte inferior, la primera estrofa del himno de Asturias: Asturias patria querida, Asturias de mis amores… Perteneció a mi padre. Trabó amistad con el dibujante y este se lo regaló. Está dedicado, mira. Descolgó el grabado con mimo y lo puso sobre la barra, boca abajo. En la parte trasera, con igual caligrafía que en el dibujo se leía clara la dedicatoria: Para mi gran amigo y compañero Eduardo Augusto Alves. La pasión une corazones y derriba fronteras. Con cariño, Manuel. Creo que se conocieron jugando al fútbol. Mi padre era un buen defensa. Militó en la Unión cuando estaba en segunda B. Un año llegaron a los octavos de la copa del rey. El Athletic los eliminó… Apuré la cerveza al ver asomar las lágrimas en sus ojos. Alegando el cansancio del reciente viaje desde Asturias y mintiendo sobre una jornada dura de entrevistas y notas de prensa al día siguiente, inicié la despedida. Yo también tenía grabada a fuego aquella fatídica noche de agosto en Nicolasa, pero preferí callar. Salió de la barra y me dio un abrazo, arrancándome la promesa de volver al día siguiente. Recordé entonces a Pessoa: ¡Volta amanhã, realidade!


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ARMANDO GUTIÉRREZ RODRÍGUEZ

Y recordé también aquella imagen de mi madre: joven, viuda, enlutada… La pertinaz lluvia lusa de enero hacía brillar los adoquines, difuminando el perfil de la Torre dos Clérigos. No abrí el paraguas. Tenía la humedad en el rostro y grabado a plumilla en el corazón, eso que ellos llaman saudade.


Menciones Especiales en Castellano #ME TOO (Relevos) Montserrat Garnacho Escayo Les mocines de Llinares Yo pa mi yá nun les quiero Que son mines esplotaes Nun quiero ser vagoneru… Popular. Llinares del Puertu, Llena. …Y entonces ese día fui a esperarlo a la salida, donde lampistería, para hablar. Y él no quería, claro, porque además salían todos. Y voy y le digo, Juan. Y me dice, ¿qué quieres? Y le digo, Juan, que es que tenemos que casarnos, que estoy preñada. Y dice, ¿y a mí, qué? Y le digo, ¿cómo que a ti qué? Y dice, sí, a mí qué me cuentas. Por esa bocamina tuya entran y salen muchos vagones sueltos… Y si me clava una puñalada no sangro, Lola, pero le digo, con ganas de cruzarle la pala así en los morros, que llevaba la pala del veinte en la mano, me había escapado un momento, tenía que volver corriendo con las otras, pero es que hacía unos días que ahora nunca lo veía, como si no quisiera darme cara… Y le digo, cómo tienes el cuajo de decir eso, Juan, si sabes tú de sobra que yo sólo duermo contigo. Y me dice, ¿ah, sí? ¿Y –31–


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MONTSERRAT GARNACHO ESCAYO

ahora se hacen durmiendo, las barrigas? ¿O se hacen picando los hombres en el corte y yendo y viniendo monte arriba y monte abajo tú con ellos, a los turnos? ¿O no te había dicho yo mismo de casarnos hace tiempo, pero que tenías que dejar el embarque y recogerte? Pues ahora pagas las consecuencias. Y le digo ¿y si dejaba la mina, quién sacaba adelante a los hermanos? ¿O ibas a darles de comer tú, que no te duelen? …Que mi madre se había muerto al nacer los mellizos y mi padre al poco, de accidente, en Congostinas, que por eso a mí me metieron en Llinares, que tenía catorce pero me pusieron dieciséis… Y le digo, además, que a tu voluntad se hizo todo, Juan, o no te acuerdas de lo que tú mismo dijiste: “Bueno, pues mientras crecen y no crecen, o hacemos vida de casados o te buscas a otro, que yo no voy a esperarte”. ¿O no fue así? Y bien seguro sabes que la barriga es tuya, Juan... Y me dice, no, yo no sé nada… ¿O no estabas la semana pasada jabonándole la espalda a Laude en la explanada, que bien que me lo dijo todo el mundo? Y le digo, y eso qué tiene que ver? Se la jaboné porque él no podía, que tenía mal el hombro… Y además que sabes tú de sobra que Laude y yo somos vecinos, nos hemos criado como hermanos… Y me dice, no, yo lo único que sé es que a las vagoneras os gusta mucho andar en danza, sois muy libres… Y le digo, bueno, Juan, pues entonces, qué… Y me dice, pues que éste no es lugar. Nos vemos a la noche en la tenada…


#ME TOO (RELEVOS)

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Y a la noche acosté a los niños y me puse un vestido de percal precioso de una tela de flores que él me había regalado hacía dos años, cuando empezábamos de novios, y salí por detrás para ir hasta El Cabán, que tenían ellos allí vacas, que en casa, no, él no pisaba, no quería yo, por culpa de los críos, y cuando llegué ya estaban esperándome. Él y otros cuatro, Lola. Cinco, eran. Pero uno, Arsenio, ése no entró. Ése era primo mío y ése se quedó de vigilante… Y lo único que te digo, Lola, es que, de aquellos relevos de aquella maldita noche tengo yo como tengo esta cadera. Nunca se me compuso. Desde los veinte años, que estoy coja... Y va y aún me dice, para irse, el asqueroso: esto es para que aprendas que yo no me caso con putas… Y allí me dejaron muerta, Lola, rota, con el vestido a cachos, que menos mal que como era septiembre y refrescaba, se me había ocurrido coger el chaquetón al salir y pude taparme así un poco por los hombros, que pregúntale a Delia la de El Ruso, si no me vio al pasar, de amanecida, y no me dijo, ay, Nieves, qué te han hecho... Y ese mismo día ya dejé los críos con Flora, la vecina, la madre de ese Laude que te digo, que mandé a buscarlos enseguida, y me fui de Malveo y nunca jamás volví, aunque sí supe que este desgraciado me andaba sacando cuartetas por el pueblo, él y los otros…


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MONTSERRAT GARNACHO ESCAYO

Y mira por dónde voy a encontrármelo hoy aquí de desayuno, sesenta años después, al Juan baboso, que ya has visto qué pintas, qué piltrafa, arrastrando las babas y el dodoti, que él ni me conoció… ¿Y dices tú que de dónde vengo, Lola, con esta corajina? De avisar. De hablar con la directora de la Residencia y con Abel y Sonia y todo el mundo... Y que, o me lo quitáis de mi mesa y de mi vista o, por éstas que le clavo un tenedor en la barriga y le arranco lo que le quede de cojones… A Nieves G.G., “Nieves la albañila”, nacida el 17 de septiembre de 1926 en Llanos de Somerón (Llena). Y a Delia, que la vio pasar de madrugada por delante de su casa y me contó esta historia no hace mucho...


Menciones Especiales en Castellano EL DESALOJO DEL ALMA Rosa María García Barja Él no sabe ya cómo me llamo, me mira con la profundidad de la galería del pozo número cinco, sin más luz que los amaneceres alojados en su memoria. Maltrechos, va hilando los días este abuelo mío, mezclando la tibia madera de su bastón con la sangre que a duras penas recorre sus manos, esas, donde el carbón fue trazando un mapa sin camino de vuelta. Las manos del abuelo empuñando un pico y una pala para abrir caminos negros bajo la tierra y cerrar el hambre que lo arrastró desde el sur hasta las Cuencas Mineras de Utrillas. Tiene acento andaluz el abuelo, se le quedó grabado como el azul de las astillas en su espalda, como la sed que apacigua el miedo, como el pan y el sonido agónico de las sirenas. Aquí fue sembrando la nostalgia, descontando del calendario los años, aquí fue poblando la casa de hijos, los silencios de sueños, aquí comparó amapolas con el rubor del trigo, aquí aprendió a echar raíces y hasta se entona–35–


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ROSA MARÍA GARCÍA BARJA

ba alguna jota cuando el vino corría a destajo por su día de descanso. Era el vino ese hombro dónde llorar las penas cuando las penas querían a toda costa adueñarse de su alegría. La calle sin casas blancas, como aquella que le vió nacer en un pueblo de Sevilla, tiene hoy un abandono en los tejados, un silencio que envuelve las ventanas, un crujir de vejez que me aterra. Cuando yo era un niño, aún había música entre los árboles y los vecinos acumulaban charla como se acumulan los inviernos, sin prisa, cuando niño el bullicio de las preguntas se hermanaba con la jerga de los pájaros y las canciones de las niñas jugando en la plaza. Cuando yo era un niño perdido de mis orígenes, me sentaba en la mecedora frente al abuelo para que me contara historias de Andalucía, me hacía gracia como alojaba las zetas en la mayoría de las palabras, -¡que gracioso habla tu abuelo-, me decían los chiquillos! Y a él se le encendía la sonrisa. No, hoy ya no sabe cómo me llamo, se le ha despoblado la memoria como las calles del pueblo, rara vez pasa el ayer por su frente, como rara vez hay trajín por las aceras. Silencio en las tabernas y en los caminos dónde silbaba el látigo del carbón.


EL DESALOJO DEL ALMA

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El silencio, es la cuerda que ata las casas cerradas, las fuentes secas, los candados de las minas… Es triste ver el desalojo del alma, triste apuntalar con palabras la vejez de las cosas.


CONSEJERÍA DE CULTURA, POLÍTICA LLINGÜÍSTICA Y TURISMO

Actividad subvencionada por el Gobierno del Principado de Asturias.

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