Las fiestas taurinas populares en los estados de: Campeche, Yucatán y Quintana Roo
PRESENTACIÓN
Con motivo de la Asamblea anual de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, celebrada en la ciudad de San Francisco de Campeche en el mes de enero del 2015, se decidió recrear una Vaquería tradicional a la usanza de la Península de Yucatán, en la ciudad de Hecelchakán, ubicada en el “Camino Real de Campeche”, al norte del Estado.
Con funcionarios de cultura y amigos de Campeche, nos dimos a la tarea de hacer esta festividad tradicional con el fin de convivir con los taurinos locales, y exhibir esta maravilla de fiesta taurina patronal a los ganaderos y sus familias asistentes a la convención.
Toda una sorpresa y una revelación maravillosa.
Primero, la construcción del Tablado artesanal, el tradicional recinto taurino, que además de coso es comedor familiar, sitio de descanso y convivencia, con innumerables palcos con vista al ruedo taurino, y además un árbol de ceiba en el albero.
Comenzó el festejo con un desfile en el que las mujeres, bellamente engalanadas a la usanza yucateca y campechana, transitan desde la plaza principal del pueblo al ruedo taurino. ¡Qué vestimenta blanca tan bella y pulcra, con esas flores de colores, y esos arreglos de las bellas mujeres en sus tocados y cuellos!, y los hombres engalanados con sus prístinas guayaberas y sombreros de palma, y juntos llegan al recinto de dos pisos de madera, la artesanía más grande del país, para celebrar su baile de la Cabeza del Cochino, y la Angaripola, como la Jarana, para destacar a la figura venerada de la comunidad y las fiestas.
Después, el disfrute de la extraordinaria comida de la Península: sopa de lima, cochinita pibil con cebolla morada y chile habanero, papadzules, relleno negro, tortillas recién hechas en el comal de barro, aguas frescas de chaya, horchata y jamaica… ¡qué sabor, qué sazón, qué convivencia!
Sorpresivamente suenan los clarines taurinos, suena la música; van a partir plaza y la gente e invitados se acomodan en las galerías superiores a disfrutar una corrida tradicional de la Península. El alguacil vestido de charro y los toreros -campechanos y yucatecos con su vestido de luces, a veces sin casaquilla por el trópico- parten plaza, elegantes, ¡orgullosos… toreros!
Comenzó el festejo con la salida del toro impresionando con sus embestidas a la ceiba, testigo del festejo y símbolo del bien, amenazado por el mal (el toro). Se desarrolla la faena triunfal aclamando al torero, y cumpliéndose el ritual del bien dominando sobre el mal, que acaba siendo estoqueado con arte a los pies de la ceiba.
Gran algarabía, mucho arte, valor y convivencia, celebrando la fiesta patronal de la Purísima Concepción. Epifanía taurina para los visitantes y confirmación de una tradición taurina de cuatro siglos.
Esa noche nos prometimos hacer un libro que permitiera dar a conocer esto tan excepcional, tan genuinamente peninsular y único en el mundo. Se invitó a un equipo a hacerlo, con el talentoso Antonio Rivera a la cabeza y pilar de la obra, con las extraordinarias colaboraciones de Mónica Bay, Marianne Gabriel, Rafael Cué, Arturo Enciso, Jaime Valenzuela, Marco Antonio Yam, Luis y Jesús Conde Medina, Javier Álvarez, Renán Ceballos, Alejandro Abud, Ariel Avilés Marín, Jorge Ávila, Adrián Flores, Roberto de Jesús, Buenaventura Chuc, Roberto Tapia, Eduardo Puerto, Humbert García, Guillermo Edgar y José Saborit.
Durante de 13 meses de reuniones y 42 llamadas telefónicas largas, se aportaron las ideas, las colaboraciones, las fotografías, los trabajos digitales, el ingenio yucateco y multiregional, y se logró editar y publicar este libro que está ahora en sus manos. Ojalá este trabajo emocione tanto al lector como a sus autores y lo disfruten a través de sus páginas como hacen los peninsulares en vivo. Y que motive a los taurinos del mundo a presenciar algún día esta maravilla cultural y escénica asistiendo a algunos de los más de 2,100 festejos taurinos anuales que se celebran en esta hermosa zona, y no solo que vivan los festejos, sino que convivan con yucatecos, campechanos y quintanarroenses, quienes reciben a los visitantes como familia y viejos amigos.
LA FIESTA NO MANIFIESTA, a partir de su lectura, dejará de serlo para convertirse en parte del Patrimonio Cultural conocido de México.
Atentamente
Tauromaquia Mexicana Siglo XXI Manuel Sescosse Varela Representante del Consejo Ejecutivo
LA PENÍNSULA DE YUCATÁN
Y SU TAUROMAQUIA
Las fiestas taurinas populares en los estados de: Campeche, Yucatán y Quintana Roo
Introducción. De la reveladora flama de un fósforo…
Antonio Rivera Rodríguez
Antecedentes históricos. De las cosas de antes, las de siempre
Antonio Rivera Rodríguez
De la razón de la Fiesta. Las promesas en los festejos taurinos en la Península de Yucatán
Marianne Gabriel
De la diversidad del toreo peninsular Renán Ceballos
De los tablados artesanales y las razones inmateriales
Las plazas de toros artesanales
Antonio Rivera Rodríguez
De los niños y los toros… Alejandro Abud Bujaidar
Caracterización y dimensionamiento de la tauromaquia en la Península de Yucatán
Dr. Arturo Enciso
De lo inalterable, lo estoico y lo íntimo
Tauromaquia Mexicana
Tauromaquia Mexicana A. C., es un movimiento de los aficionados, de las porras y peñas taurinas organizadas del país, junto con las organizaciones formales de la Fiesta de toros en México (Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia; Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos, Rejoneadores y Similares; Agrupación Mexicana de Empresarios Taurinos; Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros), que tiene como objetivo defender la tauromaquia (el ordenamiento legal), que tantos ataques ha tenido por los movimientos antitaurinos y animalistas; además de posicionar la industria de la tauromaquia con una promoción para que la sociedad identifique los verdaderos valores que existen en ella.
TMX es una organización con fines no lucrativos, que pretende proteger no sólo a una de las manifestaciones culturales más importantes del país, sino también las actividades económicas que de ella se desprenden. La Fiesta de toros genera miles de empleos en México, los cuales están en peligro de extinción por estas iniciativas prohibicionistas. El movimiento lo integra un Consejo Ejecutivo y varios Comités de Trabajo, en el cual están todos los sectores de la Fiesta incluidos, para llevar a cabo las diversas actividades necesarias para defender y difundir la Tauromaquia en México. Existen diversos Capítulos de TMX en el interior de la República, para apoyar coordinadamente estas actividades a nivel nacional.
DECLARACIÓN DE LA CEIBA
Reunidos en asamblea, los representantes de diversas comunidades, de sociedades de Palqueros, de aficionados taurinos organizados e independientes, profesionales del toreo, cronistas, empresarios y promotores taurinos, ganaderos de toros afiliados a la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia y representantes de la agrupación nacional Tauromaquia Mexicana Siglo XXI en los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, dispuestos todos a defender los valores de la Tauromaquia ante los sucesos ocurridos recientemente en nuestros estados,
D
E C L A R A M O S:
I. Que la Tauromaquia es el eje insustituible de las fiestas patronales celebradas desde hace más de cuatro siglos en cada ciudad, municipio, comisaría y comunidad de los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
II. Que la Tauromaquia es una tradición ancestral que llegó a nuestras tierras desde los albores de la colonización de la mano de la religión, como llegaron la lengua castellana, la numeración arábiga, la gastronomía europea y las nuevas notas musicales que, asimiladas al legado ancestral de los pueblos originarios, dieron forma y fondo al mestizaje cultural que hoy nos enorgullece.
III. Que la Tauromaquia es inherente a la cultura popular en la Península de Yucatán, en tanto que por cultura popular se entiende al conjunto de bienes tradicionales, patrimoniales y espirituales transmitidos de generación en generación a fin de orientar las prácticas individuales y colectivas de los grupos sociales, que incluye el lenguaje, modos de vida, expresiones artísticas y folclóricas, costumbres, creencias, valores y tradiciones de los pueblos, conocimientos y saberes ancestrales.
IV. Que la Tauromaquia peninsular es una muestra viva y espléndida de la fusión cultural de dos mundos, que derivó a través de más de cuatro siglos en su propia manifestación, creando un universo incomparable de expresiones religiosas, artísticas, rituales y festivas en las que participa la comunidad integrando los gremios, cofradías, diputaciones de feria, diputados de promesa y las sociedades de palqueros responsables por generaciones de erigir su fantástico tablado artesanal que preside la fiesta.
V. Que la tradición taurina peninsular es un patrimonio cultural inmaterial por derecho propio, en la medida de entender que los legados culturales se reivindican fiesta tras fiesta por la propia comunidad, por lo que la autoridad e instituciones no lo conceden ni lo obsequian, sino tienen el deber de reconocerlo y procurar su conservación.
VI. Que los festejos taurinos en las fiestas patronales en la Península de Yucatán, son más de 2160 en promedio al año, en más de 360 poblaciones de los tres estados peninsulares, siendo el estado de Yucatán el de más celebraciones, con más de 1,640 festejos taurinos en más de 270 poblaciones, lo que representa una enorme y significativa fuente de empleos y una derrama económica muy considerable a la que las comunidades peninsulares tienen derechos inalienables.
VII. Que tan considerables cifras de festejos taurinos celebrados en los tres estados que componen el territorio peninsular, considerados y reconocidos como pacíficos y con los menores índices de violencia a nivel nacional, es la evidencia irrefutable de que la asistencia de niños y menores de edad en las celebraciones taurinas, no tiene relación alguna con la especulación insostenible del riesgo de inducción a la violencia.
VIII. Que manifestando nuestro respeto a todos cuantos en su derecho no comparten la afición o gusto por la tradición taurina, consideramos que toda acción que amenace, agreda, limite y condicione la vigencia y conservación de la identidad cultural propia y las tradiciones de los pueblos, proviene de una clara e insensible actitud etnocentrista de parte de autoridades, grupos o sociedades, que presuponen su superioridad sobre los demás y hacen de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar y juzgar la cultura y los comportamientos de esos otros grupos, sociedades o pueblos, y conviene recordarles que el etnocentrismo ha sido históricamente la fuente de la intolerancia y el autoritarismo que tantas heridas sociales causó en el pasado y oscurece el futuro.
IX. Que las leyes nacionales e internacionales de las que México es firmante solidario, entre varias más el Convenio N° 169 de la OIT (Conferencia Internacional del Trabajo), consagran el derecho de las comunidades indígenas a determinar y proteger el sistema cultural y de valores bajo el cual quieren vivir, y a no sufrir la asimilación forzada o la destrucción de su cultura (Derecho a la identidad e integridad cultural), así como la obligación de los estados, de reconocer y respetar la identidad cultural y tomarla en cuenta antes de emprender medidas o proyectos que los puedan afectar.
X. Que el Toro Bravo, Toro de Lidia o Toro de Casta, es criado exclusivamente para la Tauromaquia, sin variantes que encubran cualquier espectáculo de naturaleza distinta al Toreo tradicional, y cualquier propósito de prohibición significa una condena a su extinción.
Leída que fue esta Declaración en la Ganadería La Ceiba, municipio de Calotmul, Yucatán el 1° de diciembre de 2019, se firma voluntariamente por los presentes.
TRATADO TRILATERAL TAURINO
Campeche + Yucatán + Quintana Roo
Ante todas cosas, es necesario advertir a los que lo necesiten, que las corridas de toros en Mérida son la precisa consecuencia de alguna novena que se hace, como las novenas lo son de alguna festividad religiosa, y que nuestras festividades religiosas abundan más en el año que los aguacates en su tiempo.
-Don Gil de las Calzas Verdes1
INTRODUCCIÓN
De la reveladora flama de un fósforo…
-Antonio Rivera Rodríguez
Transcurría el mes de octubre del año 2018, y Tauromaquia Mexicana Siglo XXI inauguraba su Capítulo Yucatán. La primera acción del nuevo colectivo yucateco sería unirse a los Capítulos de Campeche y Quintana Roo en el Tratado Trilateral Taurino. Así, de un modo sencillo, la Península de Yucatán volvía a considerarse una entidad completa, al menos para la responsabilidad conjunta de promover y proteger sus valores tradicionales y culturales, que sin duda alguna emanan de la prolongada y amplia tradición taurina regional.
De aquel primer acercamiento a la Fiesta brava peninsular, por parte de los directivos nacionales y regionales de Tauromaquia Mexicana, surgieron las primeras inquietudes y disposiciones dirigidas a llenar el vacío de información creíble sobre lo que denominamos, desde el principio de los trabajos, La Fiesta no Manifiesta; es decir: el conjunto de celebraciones taurinas que se viven cotidianamente en las innumerables poblaciones al interior de los tres estados peninsulares, y de los cuales no se tienen noticias siquiera en la misma región.
A pesar de las valiosas aportaciones editoriales desde el siglo XIX, así como los propósitos de varios taurinos y conocedores que comparten esa inquietud, durante todos los años de celebraciones populares, la dimensión de la tradición taurina peninsular no ha trascendido de los dichos a los registros. Como aficionados a la tauromaquia, los participantes en este propósito conjunto estamos seguros que nunca volveremos a ser los mismos, gracias a la oportunidad de vivir estas jornadas que nos dotaron de asombro, orgullo y compromiso.
1 Seudónimo de Manuel Antonio Barbachano y Terrazas, miembro de un grupo de letrados yucatecos denominado Sociedad de Amigos, convocado por Justo Sierra O´Reilly. Publicaron Museo Yucateco, Periódico Científico y Literario (1841-1842), y la revista literaria Registro Yucateco (1845-1849). De pronto el tiempo se detiene y la verdad se apodera de
El presente documental sobre la Fiesta de toros en la Península de Yucatán, reúne en sus páginas lo hallado en apenas una primera aproximación, comenzando por descubrir y reunir las evidencias de que en más de 370 poblaciones se celebran más de 2,160 festejos taurinos al año. Será un reto comunicar esa realidad y explicar las razones ancestrales e inmateriales que lo hacen posible, pues significa un amplio y poderoso movimiento social que ejerce y preserva —sin alardes ni pretensiones mediáticas— sus tradiciones culturales y familiares, con las distintas expresiones rituales en torno a la celebración.
Entre los taurinos y aficionados de los tres estados que integran la Península de Yucatán, se reconocen las particularidades de la Fiesta local; sin embargo, reconocer no significa conocer. Así, entre el costumbrismo regional y un discurso en ocasiones peyorativo para referirse a los festejos taurinos regionales como “chonadas”, “festejos informales”, “pachangas”, “en plazas de palitos”, la Fiesta de toros peninsular viene caminando de puntillas desde los largos pasillos del tiempo hasta nuestros días, con su propia naturaleza, independiente y discreta, imperturbable y humilde, llena de vida y milagrosa como ella sola.
En los días señalados en el calendario religioso, la comunidad se organiza en gremios2 cofradías y diputaciones3 de feria para hacer posible la celebración patronal, que en lenguaje coloquial conocemos como “la fiesta”; la fiesta del pueblo. Los festejos comienzan con la incomparable Vaquería —fiesta de las vaqueras—, el baile típico regional en el que participan las parejas de “mestizos”, amenizado con música de jarana. En el entorno de la fiesta está presente la gastronomía ceremonial, los bailes populares todos los días que dura la fiesta, las procesiones de los gremios y cofradías, y otros rituales religiosos, así como diversos actos culturales.
Desde el comienzo de “la fiesta”, todo queda dispuesto y dedicado al centro social de la celebración popular: las corridas de toros en el tablado tradicional —plaza de toros artesanal—, donde se congrega la comunidad, encabezada por la sociedad de palqueros4, quienes por generaciones hacen posible la organización y celebración de las festividades taurinas, haciendo gala del compromiso secular de la comunidad con la fiesta de su pueblo.
2 Los gremios tienen su origen medieval en la agrupación urbana establecida de acuerdo con la ocupación de sus miembros, es una especie de mutualidad para protegerse en situaciones críticas de enfermedad y en los funerales. El traslado de los gremios a las comunidades campesinas mayas conlleva varias adecuaciones, una de ellas es la del predominio de los vínculos de parentesco como base de su organización, a la que se añaden las relaciones de amistad y de vecindad. Otra característica es la de repartirse la organización de las fiestas patronales, de tal suerte que cada día festivo queda a cargo de un gremio diferente; y una más, es el establecimiento implícito de una jerarquía entre los gremios, siendo el de mayor importancia el que tiene a cargo el día principal de la fiesta, cuando se tienen los gastos mayores y comienza el ciclo de las corridas de toros. (Medina Hernández y Rivas Cetina. Las corridas de toros en los pueblos mayas orientales. Estud. cult. maya vol.35. México, Ene. 2010).
3 La cofradía llega con la tradición cristiana medieval de los españoles, pero asume formas diferentes en el medio urbano, donde sigue la forma de organización voluntaria en torno a una figura religiosa, y en el medio rural, donde el culto a los santos adopta formas comunitarias, es decir, incumbe a todos los miembros y se articula al ciclo ceremonial comunitario. “Los aspectos religioso y económico de la cofradía se concretan en sus cargos principales: patrón, mayordomo, prioste, escribano, mayol y vaqueros. Además, con fines de acopio de recursos necesarios para el financiamiento de algunas actividades culturales y ceremoniales se nombraban diputados” (Quintal et al., 2001a: 351). (Medina Hernández y Rivas Cetina. Las corridas de toros en los pueblos mayas orientales. Estud. cult. maya vol.35. México, Ene. 2010).
4 Personas de la comunidad con derechos sucesorios y ancestrales a ocupar un espacio en el tablado artesanal. En la Asamblea de Palqueros se determina el programa de la celebración y se “rematan” los días dedicados a los festejos taurinos, se discuten presupuestos y recursos, el trazado del ruedo y el orden del armado o “amarrado” de los palcos familiares en el ruedo,
Naturaleza y hombre; comunidad y devoción.
Lo primero que asombra a todos, sin duda, es el número de festejos taurinos con la variedad propia de su naturaleza ancestral: desde las corridas de postín y las tradicionales de la región con toros y toreros locales, hasta el baxal-toro tradicional. Pero detrás de más de dos mil festejos taurinos, se encuentra el aún más asombroso mundo de las razones: cuatro siglos y medio de historia, un sincretismo cultural y religioso, el poderoso afán de preservación de usos y costumbres, un milagroso entramado financiero, y un conjunto misterioso de motivos subjetivos que se materializan para la celebración. Habrá que reconocer que la manifestación de las tradiciones taurinas populares ha despertado mayor interés en los académicos especializados en Antropología Social, que en cualquier sector de la Fiesta de toros en nuestro país; de sus investigaciones publicadas en diversos medios nos hemos nutrido para entender y explicar la Tauromaquia peninsular.
A partir de ésta aproximación a la fiesta popular más genuina, la que injustamente subyace en el imaginario de la Fiesta brava de las ciudades y las publicaciones, hemos de emprender la tarea de conocerla más y mejor. Habrá que rescatar del olvido los nombres de los toreros que, con su valor, su vocación y su propia vida, legitimaron las celebraciones populares a lo largo de su historia. Se deberá emprender un rescate de algunos esfuerzos intelectuales que reúnen investigaciones sobre
la presencia del toro en la península yucateca, y la recopilación del inapreciable anecdotario taurino regional que sobrevive de boca en boca.
Transcurridos cuatro siglos y medio de haberse constituido en eje de la celebración en las fiestas patronales en Campeche, Yucatán y Quintana Roo, la fiesta del pueblo y sus corridas de toros son el significado de un vigoroso valor social enraizado hasta las profundas comunidades mayas, y un testimonio vivo del patrimonio cultural y laboral digno de reconocimiento y conservación.
El presente documental impreso sobre La Fiesta no Manifiesta, significa encender un fósforo en un cuarto oscuro y desconocido. Hemos comenzado y tenemos confianza que en los tiempos por venir, otros aficionados y taurinos se incorporen al encuentro con la fiesta del pueblo, la que a nadie pide nada para permanecer como está, como siempre ha sido. A todos ellos deseamos advertir que el cuarto oscuro es muy amplio y harán falta miles de fósforos para visualizarlo completo.
Gracias al sentido de pertenencia, los tablados están siempre llenos.
Éstas (las fiestas) son tantas entre nosotros, que verdaderamente y con toda propiedad debía dividirse nuestro año en temporadas festivas y en intervalos más o menos cortos que las separen
-Don Gil de las Calzas Verdes1
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
De las cosas de antes, las de siempre… -Antonio Rivera Rodríguez
La Península de Yucatán se ubica en el sureste de México, actualmente dividida políticamente en tres estados de origen común. Aquí floreció la nación del Mayab ancestral, en la tierra caliza, dura y generosa que hiciera suya la eterna civilización maya, enriqueciendo la historia del mundo con su esplendorosa cultura y el legado de una cosmovisión única e imperecedera. Llegaría el encuentro entre el viejo mundo y el universo maya, gestando la cultura mestiza de nuestros días, que preservaría el valor remoto y humanista de ambos mundos.
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Seudónimo de Manuel Antonio Barbachano y Terrazas, miembro de un grupo de letrados yucatecos, denominado Sociedad de Amigos, convocado por Justo Sierra O´Reilly. Publicaron Museo Yucateco, Periódico Científico y Literario (1841-1842) y la revista literaria Registro Yucateco (1845-1849).
Los antecedentes históricos de la Fiesta de toros en la Península de Yucatán provienen de los primeros años de la época colonial. Concluida la fundación de San Francisco de Campeche en el año de 1540, Mérida en 1542 y Valladolid en 1546, y una vez lograda provisionalmente la pacificación en la región, los colonizadores españoles procedieron a establecer sus prioridades de conquista: la evangelización cristiana a través de la construcción de las primeras iglesias y conventos, así como la generación de riqueza mediante el reparto de encomiendas que impulsarían la actividad agrícola y ganadera.
En el nuevo escenario, se multiplicaron haciendas, pueblos, villas y ciudades, puestas bajo el amparo de los santos patronos con la consiguiente celebración en su honor. En éste punto es necesario recordar que las fiestas patronales en la América mestiza, tiene similitudes en las celebraciones que entre los pueblos originales se ofrecía a las diversas deidades y representaciones de algún poder superior, prevaleciendo como una tradición viva y presente en prácticamente todas las culturas y sociedades del mundo, dada la propia naturaleza del hombre: […] pero el ser humano es también homo ludens y más específicamente un homo festus. Por eso no hay sociedad humana sin fiestas, sin celebraciones” (Ella F. Quintal Avilés, Cuadernos de cultura yucateca, Vol. 4 Mérida, México, 1993).
Entre las evidencias documentales más antiguas sobre las celebraciones taurinas en la Península, destaca una carta fechada el 15 de marzo de
1563, remitida al Rey Felipe II de España por Diego de Quixada, Alcalde Mayor de Mérida de la gobernación de Yucatán, en la que –entre otros asuntos de gobierno- relata las diferencias que sostiene con el obispo de esa diócesis:
Cerca de esta ciudad y en los ejidos de ella, y junto a la Villa de Valladolid y de San Francisco de Campeche, se han juntado cantidad de indios naborios vagabundos, y que por no tributar se han salido de sus pueblos, y otros que han venido de Mejico, y de otras partes, y han hecho allí sus casas, y tiene pueblos formados, y eligen alcaldes y regidores en cada año, y tienen toda policía y concierto de república; helos querido tasar y encomendar o ponerlos en cabeza de Vuesa Majestad, y los religiosos me han ido a la mano, diciendo que estos no son obligados a tributar, por haber sido naborios que han servido a españoles, y porque cuando hay fiesta, enrraman las iglesias y hacen las barreras y talanqueras para los Toros, y limpian las calles y plazas”.2
Durante el siglo XVII prosiguió el establecimiento de nuevas comunidades y poblaciones, al tiempo de erigirse innumerables parroquias y conventos en el territorio peninsular, siempre bajo la protección del santo patrono correspondiente. Entrado el siglo XVIII, en torno a las ciudades y pueblos del interior del estado, se incrementó el número de haciendas ganaderas y agrícolas que conducirían al auge henequero del siglo XIX. La separación en 1862 del distrito de Campeche para convertirse en estado libre y soberano, y la posterior división de la parte oriental de Yucatán para erigir el territorio y actual estado de Quintana Roo, no modificaron el paisaje cultural y festivo de los pueblos peninsulares de uno y otros estados. Desde entonces hasta
2 Rangel Nicolás, Historia del Toreo en México, Época Colonial 1529-1821, México, Editorial Cosmos, p.p. 16 y 17.
El toro... ese vínculo entre la promesa y el milagro.
nuestros días, en la inmensa mayoría de ciudades, pueblos y barrios, se celebran cada año las festividades patronales y en éstas, sin duda alguna, las corridas de toros prevalecen como el eje festivo de cada lugar de la península.
En San Francisco de Campeche se celebraron corridas de toros tanto en la plaza principal como en los barrios emblemáticos de San Francisco y de San Román, por festividades religiosas y con motivo de sucesos cívicos. El 27 de diciembre de 1822 se dio la primera de tres corridas de toros durante la celebración del ascenso al trono del Imperio Mexicano por parte de Agustín de Iturbide3. Actos similares sucedieron el 27 de noviembre de 1824, con motivo de la promulgación de la Constitución de la nueva República. Desde el siglo XVII hasta finales del XIX, se armaban los típicos tablados artesanales; para finales del siglo, se registran corridas en una plaza fija de madera, con un aforo de tres mil personas, frente a la plazoleta de San Francisco, que fue destruida en un incendio; en ese mismo predio fue inaugurado en 1906, el Nuevo Circo Teatro Renacimiento, escenario singular por su belleza y de uso multifuncional, pues además de corridas de toros, se organizaban distintos espectáculos de teatro, música y deportes. La indudable importancia que gozan hoy las ferias del Camino Real campechano, como Hecelchakán, Calkiní, Pomuch y Tenabo entre otras, y de la región de los “chenes”, como Hopelchén, Dzibalchén y Bolonchén, se deriva de una historia de varios siglos de celebraciones patronales. De acuerdo a la tradición popular, en Ciudad
3 Fragmento del acta de Cabildo de Campeche del día 27 de diciembre de 1822: “La Casa Capitular que se encuentra muy bien compuesta y el hermoso salón que se acaba de hacer delante de ella, para el baile que ha de tenerse esta noche, en el cual se halla bajo un magnífico dosel, por el término de tres días, el retrato de nuestro Emperador Agustín, primero de este nombre, con guardia de los Señores Cadetes de los dos Batallones de Castilla y de Milicias. Que la tarde del día de ayer se celebró con una corrida de toros, que debe durar tres días, y la noche con gran número de fuegos artificiales y un árbol de ellos que duró hasta las diez y media, con músicas continuas y grandes y lujosas concurrencias”.
del Carmen, las celebraciones por la fiesta de la Virgen del Carmen (16 de julio) se suceden desde el siglo XVIII. Es en la Laguna de Términos que rodea a la Isla del Carmen, donde perece el famoso diestro mexicano Luis Freg “Don Valor”, el 12 de noviembre de 1934.
En Mérida, las corridas de toros se efectuaban en el espacio de la actual plaza grande y en los barrios de Santiago, San Cristóbal, Santa Ana y San Juan, en los días señalados para honrar a los santos patronos, así como los consabidos sucesos cívicos locales y de ultramar. En un antiguo documento publicado en la Ciudad de México en 1748, Don Antonio Sebastián de Solís y Barbosa (Alférez Mayor del Castillo de San Benito de Mérida) da cuenta de la:
“Descripción Expressiva de la Plausible Pompa y Majestuoso aparato conque la Muy Noble y Leal Ciudad de Mérida de Yucathan dio muestras de la Lealtad en las muy lucidas fiestas que hizo por la Exaltación al Throno del Muy Catholico y Muy
Un valiente no sabe de adversidades... su alma sólo entiende la entrega a plenitud.
Poderoso Monarcha el Sr. Don Fernando VI, que Dios guarde y prospere por muy dilatados años, celebradas el día quinze y los siguientes de Mayo de 1747 años.”
En la descripción se detallan los nombres de los “Cuadrilleros” y “Capitanes” de las 16 “compañías” de toreros que actuaron en el tablado artesanal armado para tal festividad de dos semanas de duración, los diestros mexicanos: Joseph Aguirre, Francisco de Anguas, Matías Bizama, Jerónimo Buendía, Manuel de Cabrera, Juan de la Cámara, entre varios más4
También se hicieron corridas de toros en la Ermita de Santa Isabel, como consta en un manuscrito fechado el 30 de septiembre de 1834 titulado: Cuenta de lo que importa el terreno vendido para el tablado de una corrida de toros en la Hermita (sic) de Santa Ysabel presentada por Don Sebastián Basulto5. Otro documento, fechado el 16 de julio de 1839, fue presentado al Ayuntamiento emeritense por Don José Buenfil, por el que solicita licencia para una empresa de toros, con el propósito de organizar dos ferias taurinas en el barrio de Santiago (que desde el siglo XVII organizaba su propia feria patronal a Santiago Apóstol), una en honor del Señor de la Transfiguración y otra para la Virgen de los Remedios, lo que muestra la importancia de las fiestas en los barrios y la profusión de las celebraciones durante todo el año en la capital del estado..
El 17 de junio de 1900, se inauguró en Mérida el inolvidable Circo Teatro Yucateco, recinto techado con aforo de 3,500 espectadores, construido con estructura metálica y gradería de maderas preciosas, que durante 60 años ofreció corridas de toros, funciones de teatro y cine, peleas de box y conciertos. Fue derribado en 1961, dejando un hueco imposible de llenar en el corazón de la sociedad meridana.
El 27 de enero de 1929, los hermanos Fernando y Antonio Palomeque Pérez de Hermida inauguraron la Plaza de Toros Mérida, con dos grandes Figuras del toreo: Luis Freg “Don Valor” y Fermín Espinosa “Armillita”, ante un encierro de Piedras Negras. Hasta nuestros días, el asolerado coso de Avenida Reforma presume su historia, abolengo e importancia indiscutibles.
Al interior del estado, en la ciudad de Valladolid sus históricas ferias de la Virgen de la Candelaria y de San Bernardino de Siena, se sumaban a la celebración en honor de San Servacio. En Tizimín, la importancia de la fiesta por los Santos Reyes Magos es de tal magnitud que desde cientos de años atrás su capacidad se viera colmada, por lo que desde el siglo XIX se viene armando para la fiesta una de las plazas de toros de construcción vernácula mejor armadas y de mayor tamaño de la Península, digna de conocerse por todo el mundo. El Tablado Artesanal de Tizimín reúne, sin duda alguna, todas las condiciones para ser reconocido Patrimonio Cultural Inmaterial.
4 Datos contenidos en la obra digital: Galería de Toreros Mexicanos, siglos XVI al XIX del Maestro en Historia José Francisco Coello Ugalde. Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana (FCTH) www. fcth.mx
5 www.acervo.bibliotecavirtualdeyucatan.com.mx Templos de piedra y de madera y palma, legado cultural de los pueblos peninsulares.
... ¿o es que acaso vale más la vida de un hombre, que la de otro?
En el estado de Quintana Roo se pueden hallar antecedentes de fiestas patronales con corridas de toros en las antiguas poblaciones de Tepich y Tihosuco, dos localidades históricas en el escenario peninsular porque, entre otras circunstancias, Tepich fue la capital política y religiosa de la provincia prehispánica maya de Cochuah. Conquistadas a partir de 1550, en ambas poblaciones se estableció población española con sus parroquias y celebraciones patronales. También hay antecedentes en Bacalar durante los siglos XVIII y XIX. Los actuales municipios de Felipe Carrillo Puerto y José María Morelos son cabeceras políticas de innumerables localidades mayas, constituidas hoy en verdaderos bastiones de la defensa de la tradición taurina en el estado de Quintana Roo. En la isla de Cozumel, la fiesta más importante se organiza en la comunidad de El Cedral, que cuenta con una tradición de casi 170 años ininterrumpidos de celebrar la fiesta en honor de la Santa Cruz de Sabán. Aunque corta, la historia de la fiesta brava en Cancún es excepcional. La primera corrida de toros se celebró apenas seis años después de la fundación de la ciudad, al inaugurarse la desaparecida Plaza de Toros Silverio Pérez. Luego funcionó una plaza de toros portátil por cinco años, hasta una semana antes de la inauguración de la actual Plaza de Toros Cancún, el 20 de diciembre de 1989. Éste magnífico recinto taurino techado, con aforo de 5,500 espectadores, ostenta un galardón significativo al otorgársele el Record Guinnes por la continuidad en celebraciones de corridas de toros en el mundo, al efectuar todas las semanas, desde el
tercer miércoles de diciembre de 1985 y hasta el primer miércoles de septiembre de 1988, el asombroso número de 136 corridas continuas semana a semana sin interrupción. Este record se detuvo por la llegada del Huracán Gilberto, el 14 de septiembre de 1988.
La presencia de ganado bovino en Yucatán, proviene de los primeros años de la colonia y la distribución de encomiendas. La cría y reproducción favoreció la demanda alimentaria al tiempo de impulsar el intercambio comercial. La crianza de toros procedentes principalmente de Cuba y la actual República Dominicana, fue multiplicándose en todo el territorio peninsular, satisfaciendo la creciente demanda de reses para la celebración de corridas de toros en la capital y poblaciones del interior desde el siglo XVI al XIX, seleccionando ejemplares que, por la edad y aspecto físico, así como la acometividad necesaria, pudieran ofrecer condiciones elementales de bravura para el espectáculo. En lenguaje coloquial, a ese tipo de toros se les llamaba “criollos”, o “indios”, y en alguna época y en ciertas localidades se les conocía como toros “país”, que por las fotografías más antiguas podemos apreciar fenotipos parecidos al toro de lidia actual.
A finales del siglo XIX, Don Rafael Peón Losa funda la ganadería de Sinkeuel, en la Hacienda San Simón del municipio de Maxcanú. La dehesa ya contaba con reconocimiento regional por sus famosos “arrogantes y bravos” toros criollos. En 1896, año de su fundación formal como ganadería de toros de lidia, se concreta la importación
desde España de 40 vacas y cinco toros sementales de Don Joaquín Murube Monge, de Sevilla. Con el ganado llegó el mayoral andaluz Don Antonio Pedroza, quien con celo y su experiencia logró la aclimatación de las reses españolas al clima y los suelos peninsulares. En 1911, Sinkeuel obtiene el cartel metropolitano en la plaza El Toreo de la Ciudad de México, al lidiar ocho toros “de fina lámina, bien presentados y muchas arrobas” para los diestros Vicente Segura, Eligio Hernández “El Serio”, Pedro López, Rodolfo Rodarte, Jesús Tenes, Harper Lee, Pascual Bueno y Samuel Solís. Dicho reconocimiento de cartel fue ratificado por el Departamento del Distrito Federal el 18 de septiembre de 1936. Se puede afirmar que a lo largo del siglo XX, los toros de Sinkeuel fueron lidiados por la mayor parte de las Figuras del toreo de las distintas épocas, permitiendo inolvidables triunfos en los ruedos peninsulares, como el obtenido el 22 de diciembre de 1946 en la Plaza Mérida por Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” ante el toro “Farolito”, del que declaró ante la prensa española que había sido uno de los toros más bravos y nobles que había toreado en su vida. Actualmente, Don Juan Castillo González, titular de la ganadería, defiende con su vida la vigencia de tan emblemática divisa.
En distintas épocas, a Sinkeuel le siguieron varias ganaderías en la labor de multiplicar los toros de casta en la región: Palomeque, fundada en el año 1923 con toros y vacas de Parladé, cuyos ejemplares pastaron en el rancho Orizaba, enclavado en los límites del municipio campechano de Tenabo. Tiempo después se fundarían San Salvador,
Loret de Mola y La Ceiba, además de instalarse en la Península los hierros de Quiriceo y Guayabé, todas ganaderías de toros de lidia adscritas a la ANCTL.
Sin embargo el desarrollo de tantas fiestas patronales con festejos taurinos, no podía limitarse a los ejemplares salidos de tan pocas ganaderías; la gran demanda de reses en un medio con economía precaria, obligaron a llevar a los festejos en el interior de los estados, toros cebúes y de media casta, razón que desde entonces habría provocado la costumbre de lidiar sólo uno o dos toros a muerte y el resto (10 a 12 toros por cada corrida tradicional) a la usanza yucateca que, a diferencia de la usanza portuguesa en la que se lidia en el ruedo y se sacrifica fuera del ruedo, en la península se lidian en varias ocasiones y en distintas poblaciones. Desde los años 90’s del siglo anterior, la creciente incursión a la Península de toreros profesionales fue favoreciendo la demanda de toros de lidia, provocando que en el transcurso de los últimos años se multiplicaran las ganaderías en un número indeterminado, que algunos conocedores estiman entre 70 y 90, varias de ellas con hatos importantes de ganado de casta.
A lo largo de los años de celebraciones taurinas, el vaquero ha desempeñado una responsabilidad importante, al encargarse de arrear a los toros al tablado para su lidia, así como sacarlos del ruedo una vez concluida la lidia, sea a muerte o a la usanza yucateca. Para ello, el vaquero tradicional requiere tener pericia y experiencia. Como los buenos jinetes, ha fomentado una relación de cuidado, protección, confianza y lealtad mutua con su principal aliado en el encargo: su caballo.
En los últimos 10 o 12 años, la figura del vaquero en los festejos de la tauromaquia tradicional, se ha visto apabullada por una nueva corriente de vaqueros que participan en el denominado “Torneo de lazo”, un espectáculo comercial absolutamente ajeno a la tradición taurina peninsular, con formato y procedimientos importados del centro del país. En los últimos años, el “Torneo de lazo” se anuncia como corrida de toros, corrida de promesas o corrida de cintas, sin serlo, pues ese espectáculo anunciado como “corrida”,
Las tardes de triunfo se viven sin regateos, todo es motivo de celebración.
no corresponde a la verdadera tradición taurina regional.
Entre los personajes históricos de la fiesta peninsular, podemos conocer los que destacaron desde los primeros años del siglo XX. Habrá que trabajar profundamente en los archivos históricos para acercarnos a las biografías de los que hicieron posible el engrandecimiento de la tradición taurina peninsular, durante los siglos anteriores.
Entre los toreros de finales del siglo XIX y principios del XX, hubo notables protagonistas que encabezaban los carteles, como Arturo de León “El Yucateco”, quien fue Jefe de Cuadrilla y maestro de toreros que a su vez conformaron sus propias cuadrillas, como Felipe Betancourt “Vaquerito”, Juan Pérez “El Curita” y Jacinto Jiménez “Lagartija”, entre otros, cuyos nombres aparecen en los viejos carteles de las fiestas populares.
Saturnino Bolio Parra “Barana”, Picador de Toros. Nació en Mérida el 31 de octubre de 1888. Uno de los varilargueros más célebres de México, tanto por su maestría en el ruedo como por haber sido fundador de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, junto al banderillero Román “Chato” Guzmán, en 1933. Ejerció a las órdenes de grandes Figuras del toreo, como David Liceaga, con quien viajó a España en 1931, donde también picó toros a las órdenes de Manolo Bienvenida, Vicente Barrera y Victoriano de la Serna, con quien permaneció tres años. En México formó parte de la cuadrilla de Fermín Espinosa “Armillita”, Lorenzo Garza y otros. Falleció en la Ciudad de México el 7 de mayo de 1960.
Manuel Gómez Blanco “Plis” fue el primer Matador de Toros yucateco. Nació en Mérida, en diciembre de 1904. Recibió la alternativa el 15 de junio de 1926 en el Circo Teatro Yucateco, de manos del español Juan Luis de la Rosa, con toros de Piedras Negras. Luego de una seria cornada, se hizo banderillero y actuó a la orden de Figuras como Lorenzo Garza y Alfonso Ramírez “Calesero”, recorriendo plazas de México, España y Sudamérica.
Armando Domínguez, Matador de Novillos. Nació en Mérida en el año 1927. Conocido como el “As Rubio del Toreo”, su nombre no faltaba en las ferias de la Península. Toreó varias tardes en el Toreo de Cuatro Caminos y en plazas como Guadalajara, Zacatecas, Aguascalientes, entre otras. Falleció el 26 de diciembre de 2012 en la ciudad de Mérida.
Raúl Bassó Dondé, Matador de Novillos, banderillero y pintor taurino. Nació en la ciudad de Mérida el 4 de julio de 1931. Se presentó como novillero en la Plaza México el 28 de agosto de 1955. Esa tarde, el 4° novillo lo mandó hasta el tendido al salir de un par de banderillas, siendo devuelto al ruedo en manos de los aficionados. El 30 de noviembre de 1969, en el lienzo charro “Las Palmas” de Santa Clara, Estado de México, recibió una grave cornada Después de ciertos encuentros, ya nada vuelve a ser lo mismo.
en el muslo derecho por el cuarto novillo de la ganadería de Cerro Gordo, que le causaría la muerte el 3 de diciembre del mismo año. Raúl Bassó se destacó por su faceta artística, considerándosele uno de los pintores taurinos destacados de México.
Álvaro Cámara Parra, Matador de Toros. Nació en Maxcanú, Yucatán, el 24 de enero de 1932. Considerado el torero yucateco más importante de su época, actuó como novillero en la Plaza El Toreo, en la Monumental México y en otros cosos de la República. Recibió la alternativa en la Plaza de Toros Mérida el 27 de marzo de 1960, de manos de Joselito Huerta, y como testigo Antonio del Olivar, con toros de Pepe Ortiz. Vivió en Perú, donde fue un diestro muy valorado, toreando en muchas plazas de la nación inca en plan grande. Regresó a Yucatán y continuó toreando en las innumerables plazas de la península hasta su retiro definitivo de los ruedos. Falleció en la ciudad de Mérida el 18 de enero de 2001.
Manuel Eduardo Castro Espadas “Curro Castro”, Matador de Novillos. Nació en Mérida el 21 de enero de 1934. Como niño torero y luego como novillero, recorrió muchas veces las ferias de la Península de Yucatán. En 1976 inicia la etapa de Mozo de espadas, ejerciendo su oficio en la Plaza de Toros de Cancún por más de 20 años. Se le recuerda como un gran torero y taurino, y excelente ser humano. Falleció el 17 de julio de 2015 en la ciudad de Mérida.
Antonio del Olivar, Matador de Toros. Nació en la ciudad de Mérida el 20 de octubre de 1934. Tomó la alternativa en la Plaza Las Ventas de Madrid, España, el 12 de octubre de 1955. Su nombre figuró en muchas ocasiones en carteles de la Plaza México y en las más importantes plazas del país y del extranjero, compitiendo de tú a tú con las grandes figuras del toreo mundial. Se retiró el 24 de diciembre en la plaza de toros de Celaya, Gto., ciudad de la que fue hijo adoptivo y en la que fallece el 19 de noviembre de 1997.
Jesús Campos Tuz “Chucho Campos”, Matador de Novillos. Nació en Motul, Yucatán el 20 de julio de 1936. Notable torero peninsular, insustituible en las principales ferias de la Península de Yucatán. Falleció en la ciudad de Mérida el 13 de marzo de 2017.
Víctor Miranda León, Banderillero de Toros. Nació el 28 de julio de 1936. Siendo niños, él y su hermano Juan se anuncian como “Los Chavales Miranda”. Se hace banderillero y durante 34 años formó parte de las cuadrillas de Pedro Louceiro, Raúl Contreras “Finito”, Manuel Capetillo, Paco Camino entre otros. Fue tesorero por 9 años consecutivos de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros. Fallece en Valladolid, Yucatán el 30 de septiembre de 2013.
Armín Puerto Vázquez “El Maya”, Matador de Novillos. Nació en Hunucmá, Yucatán el 15 de marzo de 1948. Comenzó a torear a los 13 años de edad en las corraletas del rastro municipal y pronto se hizo de un nombre importante en las ferias de la región, alcanzando el nivel de ídolo entre la afición yucateca. Partió plaza en un festival celebrado en la Plaza de Vista Alegre de Madrid, España, al lado de Luis Miguel Dominguín, y le cortó una oreja a su astado. Trascendió por su magisterio en la lidia, su indiscutible personalidad y su calidad de ser humano. Falleció el 24 de enero de 2018, en su natal Hunucmá.
Joselito Canto, Matador de Novillos. Durante su trayectoria, “El Guerrero de los Ruedos” se presentó en todas las ferias de la península yucateca y acompañaba como integrante de cuadrillas a los matadores de renombre que toreaban en la región. Fue hermano de otro grande del toreo regional: Mariano Canto. Joselito falleció en Mérida, Yucatán, el 2 de diciembre de 2009.
La mirada de la incertidumbre... o de la certeza.
Claudio de Jesús Campos Morales “El Teto”, Matador de Novillos. Nació en Mérida el 14 de octubre de 1973. Notable torero peninsular, se destacó por su carisma, valor y dominio de la técnica del toreo ante cualquier condición de reses que se lidian en la región. Falleció en Mérida el 13 de agosto de 2018.
En una fiesta de toros peninsular tan antigua y pródiga, han sido muchos los protagonistas destacados en los ruedos a través de cientos de años de existencia. Sería tarea imposible incorporar a todos en este documental impreso. Muchos viven en la memoria colectiva de los interminables devotos de la fiesta popular, o en los relatos de las andanzas toreras con los aires del romanticismo de los tiempos entrañables de la fiesta auténtica, esos tiempos de jugarse la vida ayer, hoy y mañana, sin ambulancias que apacigüen inquietudes ni parné que sobreviva al despertar.
También es digno reconocer en estas páginas a otros personajes nacidos en la Península que se destacaron por su aportación a la fiesta regional, nacional y mundial:
Neguib Simón Jalife, Empresario. Nació en Mérida, Yucatán en el año 1896. Estudió leyes en su tierra natal y se trasladó a la capital del país, donde fundó diversas y exitosas empresas. Al inicio de la década de los 40, concibió la Ciudad de los Deportes, donde alcanzó a construir el estadio de futbol y la Monumental Plaza de Toros México, la plaza más grande y cómoda del mundo, con aforo para 46,000 espectadores, inaugurada el 5 de febrero de 1946. Falleció en la Ciudad de México en el año de 1950.
Roque Armando Sosa Ferreyro “Don Tancredo”. Abogado, escritor, periodista y cronista taurino. Nació en la ciudad de Mérida el 30 de julio de 1902. Destacado periodista taurino. Colaboró en Excélsior, y fue Director de Revista de Revistas. En 1942 fundó la revista La Lidia y más tarde publicó La Fiesta. Se afirma que ambas publicaciones fueron las mejores revistas taurinas mexicanas del siglo XX, por su calidad editorial y por haber cultivado la calidad y ética periodística en todos sus colaboradores. Fue un ejemplo de honradez y conocimientos. Falleció en la Ciudad de México el 6 de septiembre de 1989.
Raúl Gutiérrez Muñoz “K-Potazo”. Periodista y cronista taurino. Nació en la ciudad de Mérida el 7 de diciembre de 1924. Hijo del célebre cronista taurino español Luis Gutiérrez “Macharnudo”, ejerció como periodista de la radio en la XEQW con el programa “Españolerías”. Sus crónicas en la prensa y sus transmisiones por la radio durante las corridas de toros en la Plaza de Toros Mérida, se recuerdan como magistrales por su sello personal, cultura y amplios conocimientos de la tauromaquia. Falleció el 20 de mayo de 1997.
Humberto Peraza, Escultor y Artista universal. Nació en la ciudad de Mérida el 4 de diciembre de 1925. Cursó sus estudios en la Academia de San Carlos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Reconocido como el mejor escultor taurino del mundo, el Maestro Peraza tuvo gran intervención en la realización del conjunto escultórico de la Plaza México, y es autor de incontables esculturas taurinas y de diversos temas. Fallece el 28 de mayo de 2016 en Cuernavaca, Morelos.
LA RAZÓN DE LA FIESTA
Las promesas en los festejos
taurinos en la Península de Yucatán
-Marianne Gabriel
En la Península de Yucatán, abarcando los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, se realizan diferentes tipos de festejos taurinos, desde juegos con vaquillas, hasta corridas con toreros a pie o rejoneadores de renombre nacional e internacional. Esto nos muestra la amplia adaptación de estos eventos durante la época colonial, así como sus manifestaciones populares con matices típicos de cada región. Asimismo, existen diversas formas de organización y realización.
En la mayoría de los casos, estos festejos forman parte de la fiesta en honor al santo patrono o a una imagen venerada en la comunidad, por lo que puede haber más de una celebración al año.
La organización puede ser en conjunto o por separado, entre los servicios religiosos —a cargo de los gremios (cofradías, hermandades)— y los festejos taurinos —a cargo de grupos de fiesteros, diputados de corrida o palqueros—. El común denominador son las diversas actividades, resultado de las promesas que las personas hacen a la virgen o al santo de su devoción. También se llevan a cabo festejos taurinos durante el carnaval y en eventos especiales (ferias, expo-ferias, días feriados nacionales, etc.).
Pareciera que la actividad taurina en la Península Yucateca únicamente sucede en grandes centros de población, ya que los festejos en las comunidades o comisarías sólo se difunden a nivel regional.
La gran participación popular en los festejos taurinos en toda la Península, tiene su origen en las antiguas cofradías rurales, con la “producción de varios bienes de consumo, principalmente maíz, ganado y miel, los ingresos que se generaban servían para las fiestas y ceremonias religiosas en honor al santo patrón del pueblo. Las propiedades y recursos de la cofradía se registraban como pertenecientes al santo patrón, el que en efecto servía como una ficción legal para la propiedad cooperativa”. Las cofradías llegaron a vender maíz en los mercados urbanos hasta la saturación de los mismos en 1750, entonces los cófrades mayas se enfocaron más a la producción de ganado, sobre todo bovino, como base para la generación de ingresos. Estas estancias producían también miel y cera (Rugeley 2012: 219).
Coronación de la plaza de toros con imágenes de los santos, estandartes, pabellones y ramilletes.
Los gremios actuales siguen con el servicio al santo patrono y las actividades de la fiesta tradicional; en comunidades pequeñas queda en manos de un encargado (ah kuch) y el mayol de la misma agrupación, o se dividen en el servicio religioso y los festejos taurinos.
Las celebraciones inician con la bajada de la imagen del santo patrono de su nicho; ésta se acerca a los feligreses que le llevan agradecimientos, peticiones, flores y “milagritos”. En comunidades pequeñas, el responsable de la fiesta del día y sus socios se encargan de la bajada de la imagen, su custodia y veneración. El mismo grupo está a cargo del servicio religioso y los festejos taurinos, así como la atención a los socios y visitantes, ofreciéndoles la comida de celebración, relleno negro (a veces cochinita) preparado en horno de tierra, tortillas y horchata. El cambio de cargo se realiza después de la corrida con la danza de los ramilletes y de la cabeza de cochino, y de la entrega de la misma al sucesor.
En lugares más grandes, rara vez se mantiene en las mismas manos el servicio religioso y la promesa de la corrida; en este caso, el gremio (cofradía,
hermandad) está a cargo de las actividades en la iglesia, realizando una misa el día de la entrada, llevando flores, velas, estandartes y pabellones; ahí permanecen hasta el día siguiente. En la tarde, se dirigen al coso taurino con los estandartes, pabellones, los ramilletes de papel de seda y encabezando la procesión, la(s) santa(s) imagen(es) seguidas por las banderillas que forman parte de la promesa, igual que la donación de un toro.
Según la localidad (y la división de la fiesta en una parte religiosa y otra profana) se presentan diversas opciones: la bajada de
la santa imagen está a cargo de los custodios con la supervisión de la iglesia o del gremio del mismo día, o bien, del primer diputado de las corridas, a cargo de la vaquería que marca el inicio de la fiesta tradicional, o del grupo de los fiesteros a cargo de la organización de los festejos taurinos.
Todas las actividades forman parte del cumplimiento de una promesa, que abarca también la vaquería y las presentaciones de jarana, la danza de la cabeza de cochino y los ramilletes. La parte profana es la feria, con la exposición ganadera, espectáculos y comercios relacionados (Gabriel 2008: 188-190). Los comerciantes pequeños con sus puestos de venta de velas y objetos de devoción (imágenes, rosarios, escapularios, ruda etc.) no se consideran comerciantes, ya que tienen riesgo de pérdidas, ellos vienen por su fe y su promesa.
“Hasta estos señores que vienen… saben que pueden salir quebrados, pero por su fe vienen a Tizimín, vienen a Tizimín porque sienten ellos la necesidad. Si no tienen la fe van a otros lugares, dicen que quitándose de acá saben que les va bien; y es la fe que tiene la gente”. (Gabriel 2008: 187).
Desde hace siglos ha existido la disputa si el festejo taurino es parte de la celebración religiosa o no; sin duda la mayoría de los festejos forman parte de las fiestas patronales de la comunidad. En localidades tradicionales, los “diputados de corrida” cumplen su promesa al santo con la organización de novenas y de la corrida, a veces junto con el gremio (cofradía, hermandad) de este día. En comunidades pequeñas, la fiesta religiosa y el festejo taurino tienen el mismo encargado (ah kuch). En poblaciones más grandes se divide la organización de la fiesta en la parte religiosa y la profana (o pagana).
La asombrosa congregación en torno a sus tradiciones.
Según el lugar, antes de la primera corrida o el día del santo, se celebra una misa en el coso taurino para los diputados, fiesteros, palqueros y sus familias. Las imágenes veneradas, atendidas por los custodios, se llevan en procesión a la plaza de toros. Al terminar la misa la santa imagen regresa a la iglesia, donde está al alcance de los devotos y visitantes frente al altar y retablo principal.
Por lo general, la imagen venerada es llevada diariamente al coso taurino a la mitad de cada corrida, para dar una vuelta en el interior del tablado y recibir honores y limosnas. Los toreros e integrantes de las cuadrillas suelen pasar frente al santo para pedir su protección.
La organización puede ser comunitaria, o por parte de diputaciones de corridas o fiesteros, gremios o asociaciones de palqueros, que de manera independiente o en cooperación con autoridades locales, hacen los festejos taurinos o los rematan a empresarios de festejos o empresas cerveceras. El ayuntamiento puede apoyar o actuar de manera autónoma en el remate de la fiesta. En este sentido se observa un creciente interés comercial que afecta a las organizaciones comunitarias.
La construcción del coso taurino depende de la localidad, la cantidad de espectadores y los recursos disponibles. En comisarías muy pequeñas es común un ruedo armado con maderas horizontales amarradas a postes sembrados en el suelo (k’axche´). El mayol con
los responsables de las festividades de cada día se encarga de la construcción; todo el grupo participa en la siembra de la ceiba, la coronación inicial y la repartición del pozole (k’eyem) por las vaqueras, cumpliendo así con la promesa. El público se para alrededor o trae sus sillas, los jóvenes se sientan en el último travesaño encima del ruedo. En los cosos de un nivel, por lo general, no se ofrecen sillas ni techo.
Las construcciones vernáculas de dos o tres niveles se arman con materiales disponibles en la región, se siembran postes de madera cuya distancia define el tamaño de los palcos, que sostienen el tablado del segundo nivel y el techo de palma de huano (Sabal mayarum); a veces se usan láminas de metal o de cartón y se extienden lonas y/o nylons.
Para los diputados de corrida y los fiesteros, la construcción de su palco forma parte de la promesa; los apoyan los socios con material, mano de obra o dinero para pagar a quienes hacen el trabajo. Los socios y visitantes de la diputación disfrutan gratis el festejo desde el palco del diputado de corrida, si no hay suficiente espacio, se renta otro. Los ramilletes de promesa que se llevaron al coso taurino, se cuelgan cerca en una estructura o árbol, o en la parte trasera del palco, de esta forma se puede ver desde lejos quién está a cargo del festejo.
Camino a la plaza a cristalizar la promesa.
El toro lleva en sus costados el nombre de la(s) persona(s) que lo alquilaron para su promesa, también le ponen los adornos y banderillas ofrecidas, mismas que se entregan a la cuadrilla.
En algunos lugares, la cantidad de animales a lidiar por las cuadrillas locales es limitada, pero en otras comunidades, como Chumayel, Acanceh o Teabo, llevan toros o novillos de los ranchos directamente al coso taurino para que entren como promesa; a veces se avisa antes, a veces no y al ser una promesa, los encargados de la corrida no la pueden rechazar, por esta razón, el día del santo suele haber un gran número de toros que se torean poco tiempo y luego son lazados por los vaqueros a caballo. Este aspecto de la promesa se pierde cuando se rematan los palcos y se debe lograr determinada cantidad de dinero para “no salir perdiendo”.
Los festejos taurinos incluyen el juego con los toros, el baxal wakax o baxal toro, que comprende la suelta de vaquillas, novillos o toros
para los jóvenes de la comunidad y público en general. En muchos lugares es el primero entre los diversos festejos.
En comunidades pequeñas, el encargado de la fiesta del día y el mayol, encargado de los eventos taurinos, organizan la siembra de la ceiba y las charlotadas con becerros y vaquillas de la región, que se ofrecen gratis como promesa para torear; de esto se encargan los vaqueros de los mismos ranchos y jóvenes disfrazados. Al terminar, se realiza la danza de la cabeza de cochino y la entrega del cargo para el siguiente año al sucesor.
Los integrantes en el palco del diputado de corrida, en traje regional de fiesta, disfrutando la corrida de promesa.
Toro con el nombre del donante y las banderillas de promesa.
Previo a los festejos taurinos se realizan las conjuntas, eventos en los que los organizadores pasan de casa en casa invitando a las personas a participar en la fiesta tradicional y recaudar fondos. En otros lugares durante el convite, es el alcalde con las autoridades del municipio quienes van a la casa de cada diputado de corrida para invitarle a encargarse de un día de la fiesta tradicional, éstos agradecen la invitación y ofrecen comida a la comitiva. Durante el recorrido se juntan autoridades, grupos de jaraneros, público en general y los vaqueros a caballo; el ayuntamiento puede ofrecer comida y la empresa cervecera suele repartir cerveza gratis.
La fiesta tradicional inicia con la siembra de la ceiba (Ya´axché, Ceiba pendantra) que representa el árbol primigenio, según la cosmovisión heredada de los ancestros mayas, y como axis mundi se coloca en el centro del coso taurino antes o después de la vaquería, que se realiza durante la noche.
Hay diferentes procedimientos dependiendo de la localidad: Según el protocolo, son los jóvenes quienes cargan la ceiba en hombros hacia el coso taurino, a veces al compás de la música de la charanga y acompañados por autoridades, diputados de corrida y participantes de la vaquería. Luego se coloca el árbol en el centro y se adorna con ramilletes y cintas.
Como las corridas son promesas, en algunas comunidades se presenta la ceiba en la iglesia ante la imagen
sagrada, luego es llevada a sembrar al coso taurino. Lo mismo hace cada diputado de corrida con su grupo de integrantes, se presentan los ramilletes y las cabezas de cochino adornadas con papel multicolor a la imagen venerada y la danza respectiva se realiza en el atrio de la iglesia, después se dirigen (sin los cubos o cubetas con las cabezas de cochino) hacia el coso taurino para la coronación y la corrida.
La vaquería es el baile tradicional para dar inicio a las festividades con determinadas piezas musicales, ya sean “Los Aires yucatecos” o “La Angaripola”,
jaranas yucatecas a cargo de una orquesta jaranera. Los jaraneros asisten en traje regional, los hombres en filipina y pantalón blanco con un paliacate rojo o bordado, sombrero y alpargatas; las mujeres en terno bordado, adornadas con alhajas, flores y lazos en el cabello, o portan un huipil con bordado yucateco. A las bailarinas de mejor presentación, los hombres les otorgan las “galas”, es decir, les colocan sus sombreros sobre la cabeza, el cual pueden recuperar después a través de un pago, este evento es conocido como la “venta de las vaqueras”.
Las vaqueras son mujeres jóvenes que hicieron su promesa y cumplen con diversas tareas. En ciertas localidades de la Península, bajo la guía de una señora mayor, acompañan los festejos taurinos, asisten a la coronación de la
plaza de toros y llevan un sombrero vaquero como distintivo de su oficio; como representantes de la fiesta, participan en las respectivas actividades de los fiesteros o diputados de corrida, también en las procesiones y desfiles, en las danzas y bailes. En forma moderna se reconfiguran como la reina, la princesa y la embajadora de la fiesta.
A ellas corresponde la repartición de pozole (k’eyem) antes de la primera corrida, puede ser en el marco de la jarana de día o con una danza con la jícara de k’eyem en la mano al interior del ruedo, alrededor de la ceiba.
Las vaqueras, la reina, la princesa y la embajadora también atienden a los socios y visitantes en la casa de los diputados o fiesteros, reparten la
comida y están atentas a las tareas asignadas. En lugares más grandes, la reina es elegida en un evento público y adquiere funciones representativas en el Comité de Feria o del Ayuntamiento.
El cargo de diputado de corrida o fiestero abarca más de 24 horas y se entrelaza como en los gremios, entre la entrada y salida, en el tiempo del día inicial. Durante el día se atiende a los socios y visitantes, se reparte la comida (relleno negro) acorde a la celebración y se hace la presentación de todo el grupo para realizar el festejo taurino. Posteriormente salen en procesión
Los integrantes de la diputación pasean con los ramilletes frente a la imagen venerada, antes de dirigirse al coso taurino.
Promesas de banderillas y ramilletes en el local del diputado de corrida.
del local o casa del diputado o fiestero hacia el coso taurino para coronar la plaza. Se acomodan en el tablado, que es gratis para los integrantes del grupo, y desde allí entregan las banderillas a los toreros.
En la zona oriente de la Península de Yucatán, el encargado de la corrida del día y los demás integrantes realizan la “coronación” de la plaza de toros tres veces: la nona en la madrugada, antes y después de la corrida, para tomar posesión del cargo y del espacio taurino. Se presentan con las autoridades, socios e integrantes, llevando ramilletes de papel de seda, las banderillas adornadas, los instrumentos que se usan en la corrida, y a veces los estandartes y pabellones del gremio. Se dirigen en procesión desde la casa del encargado del día (diputado, ah kuch) hacía la plaza de toros, dan
una vuelta en el interior en sentido contrario a las manecillas del reloj (concepto de cosmovisión maya y mesoamericana) y van a sus palcos para ver la corrida. Cuando termina, bailan unas piezas de jarana en el centro, dan otra vuelta y regresan a la casa del encargado, todo acompañado con la música de la charanga (que toca jaranas y pasodobles) y el estallido de voladores (cohetes).
El consumo de la carne del toro sacrificado forma parte integral de las corridas de tradición popular; a las afueras de la plaza, se benefician para vender la carne; otros puestos ofrecen los ingredientes para el chocolomo (caldo de carne), se agregan rabanitos y cilantro y se acompaña con tortillas hechas a mano. Al terminar el festejo, los integrantes de la diputación de la corrida o del gremio, regresan a la casa del encargado para comer; según la relación de amistad, se comparte el chocolomo con los toreros e integrantes de la cuadrilla, el ganadero y demás personas, la “gran familia taurina”.
Según las tradiciones locales, existen diversos procedimientos para cerrar las actividades relacionadas con los festejos taurinos, como quitar la ceiba, desarmar el tablado y algunas medidas de precaución para evitar efectos negativos.
Le Plongeon describe, en sus viajes en la Península de Yucatán, las promesas a los santos venerados durante los festejos taurinos, así como las actividades de los gremios:
“Una corrida en Yucatán no es como las de España. Quienes erigen el redondel son los sirvientes de las principales familias del pueblo. Se trata de una palizada doble con tinglados que sostienen cobertizos de hojas depalmaquesedividenenpalcos...
...perolaúnicarespuestaqueobtuveantemisprotestasyrazonamientos fue: In Promesa, Colel (Es mi promesa, señora). Nada lo hizo mudar de decisión: cumplió con su promesa y fue sacado herido de muerte...” (Le Plongeon 2008: 52-54).
Desde hace siglos, el cumplimiento de la promesa es el momento más importante, a partir del cual, se marca el ciclo anual y el ciclo de vida de las personas comprometidas:
“Él dijo: papá sí, va poder, va seguir adelante, porque lo que decíamos siempre a él, que eso es una promesa, entonces como es una promesa, esunatradiciónquenodebemorir,no,ajuntartodos...yparaqué,para que la fiesta no se termine. Porque nosotros somos contentos porque nossentimosbienanteDiosporqueesunatradición,ycreoquelascosas, que no lo haga por algo material o por comercializar las cosas, si tu lo hagas por tu voluntad ... la tradición debe seguir, a brindar esto, siempre tenemos que pensar que dar ... todo que podamos, y lo que vamos a recibir son las bendiciones de Dios, entonces nosotros lo hacemos con esta idea, de que pensando que sus antepasados, sus antepasados de Don Gaspar su abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, todos, estaban, hasta ahorita” (Gabriel 2008: 184-185).
Las festividades inician con la Vaquería, el baile tradicional.
Dispuesto todo, para el cumplimiento de la promesa.
Cumplir la promesa es de suma importancia; un diputado de corrida se despidió del público durante la coronación de la plaza de toros y falleció en la misma noche después de haber cumplido su promesa. A cada diputado fallecido lo llevan a la plaza de toros para despedirle antes de llevar el ataúd al cementerio. Si esto sucede durante la fiesta, dan una vuelta con el féretro en el coso taurino para rendirle homenaje y todos los vaqueros sobre sus caballos le brindan honores.
En conclusión, el festejo taurino es parte muy importante de la fiesta tradicional; incluso en aquellos lugares donde no hay corridas, ni baxal toro o baxal wakax con ganado, se llevan toros de fuego con armazones de madera y piel sobre ruedas o cargados por personas, de los que estallan voladores y fuegos artificiales, o los “toros de petate” (wakax che’), llevados por un hombre que embiste a las personas adentro o afuera de un coso escenificado. Así se cumplen las promesas.
Bibliografía citada
Gabriel, Marianne (2008) “Es promesa a los santos patronos” - “La división de los elementos festivos en religiosos y paganos y la amenaza del patrimonio cultural intangible”. En: Díaz Brenis, Elizabeth / Hernández, Javier (coord.): Patrimonio Cultural, Turismo y Religión. México: INAH / ENAH, 2008: 179-192.
Le Plongeon, Alice D. (2008) Yucatán en 1873. Traducción, prólogo y notas de Roldán Peniche Barrera. Mérida, Yucatán: Fondo Editorial Ayuntamiento de Mérida, 2008.
Rugeley, Terry (2012) “De milagros y sabios. Religión y culturas populares en el sureste de México”, 1800-1876. Mérida, Yucatán: Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán, 2012.
De la diversidad del toreo peninsular…
-Renán Ceballos
El amplio universo de las celebraciones patronales en la Península de Yucatán, ofrece distintas versiones de festejos taurinos, tanto en la composición del espectáculo como en el desarrollo de la lidia. Quizá sea la diversidad una respuesta a la necesidad de instrumentar, a través de los siglos, una fiesta viva y dinámica que fuera capaz de mantener su presencia en tantas localidades y en los más de dos mil festejos cada año.
Toreros peninsulares dispuestos a todo, con historias sorprendentes.
Corrida de toros tradicional
Festejo taurino de mayor antigüedad y frecuencia de celebraciones.
Se les conoce con el término “tradicional” en la región peninsular, aunque en muchas localidades se les anuncia simplemente como “corrida de toros” o “corrida ordinaria”. Para el aficionado de otras regiones, el término “tradicional” corresponde a los festejos taurinos celebradas a la usanza española, con los usos y costumbres de la tauromaquia urbana y reglamentada. Las corridas “tradicionales” en los pueblos y comunidades de la Península de Yucatán, representan más del 70% de los eventos taurinos actuales de la región.
En las corridas tradicionales actúan grupos de toreros originarios de la península. Regularmente para una fiesta patronal de cualquier localidad, se contrata a un grupo de toreros que se hará cargo de la lidia durante todas las corridas tradicionales de que conste la fiesta. El grupo se denomina “la cuadrilla”, y cuenta con un jefe o titular, anunciándose como tal: “la cuadrilla de los Hnos. Santos”, “Jorge Balam y su cuadrilla”, “Morenito de Yucatán acompañado de su cuadrilla”, “la cuadrilla de los Hnos. Tachuela”, y varios grupos más.
El desarrollo de la lidia en las corridas tradicionales es irregular. Por lo general, en cada corrida se torean entre 10 y 20 astados, generalmente lidiados previamente en varias —y muchas— ocasiones. Suelen lidiarse a muerte varios de los astados, por lo regular los primeros, casi siempre cebús. El número de reses destinadas a muerte dependerá en buena medida de la capacidad de la población para consumir la carne del o los astados destinados para el fin, o del presupuesto de los organizadores para comprar esos ejemplares en vez de rentar únicamente su bravura.
Durante el festejo participan indistintamente todos los miembros de la cuadrilla, se podría decir que a demanda de las embestidas del burel y la lidia se divide en una primera parte con el capote por la fuerza o ligereza de la res recién salida al ruedo, y luego, ya más aplomada, se pasa a la muleta, pudiendo intervenir cualquier integrante de la cuadrilla de acuerdo a la necesidad o condiciones valoradas por ellos mismos.
Lo religioso y lo pagano unidos en el luminoso sincretismo cultural.
La Mérida, plaza que se ha forjado un respeto a fuerza de exigencia, seriedad y afición.
En la corrida tradicional de la región, la suerte de varas ha sido suprimida prácticamente, incluso en los toros de lidia a muerte; eventualmente se colocan banderillas que serán de clavo si la lidia es sin muerte, o de arponcillo si va a muerte. La lidia a muerte por lo general es a estoque, pero si la suerte se complicara por el sentido desarrollado en tantas ocasiones que ha sido toreado, se apuntilla con el auxilio de los vaqueros. Cuando el juez de plaza o el jefe de la cuadrilla lo señalan, el toro es devuelto con el auxilio de los lazos de vaqueros y sale al ruedo el siguiente.
En la jerga de los toreros y aficionados, se le conoce como “campaña” a cada ocasión que un astado ha sido lidiado; muchas veces son “viejos conocidos”, por las 30 o 40 “campañas” que tienen encima, y se pueden ver cebúes, media casta, y cada vez predominan toros, novillos y vaquillas de casta o lidia provenientes de las ganaderías de la región.
Además del valor histórico, estadístico, y su importancia en la actualidad como generadoras de empleos temporales, las llamadas corridas tradicionales ofrecen al aficionado que asiste al tablado artesanal, la oportunidad de entrar a un verdadero “museo vivo de la tauromaquia”. En el desarrollo de
estos festejos, la lidia se efectúa hasta nuestros días de acuerdo a los procedimientos anteriores a la instauración de los tercios de la lidia, sin haberse implementado los cambios graduales que sufrió la lidia de la tauromaquia a la usanza española a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Otra pieza del “museo vivo de la tauromaquia” la representa la plaza de toros artesanal, construida por la comunidad con estructuras de madera rústica, atadas con bejucos o mecates de henequén, y cubiertas con hojas de guano o palma americana, siguiendo los preceptos de los usos y costumbres a través de los siglos, para el armado del recinto, como se describe en el capítulo correspondiente.
Los tablados son un reflejo de la comunidad; la solidez en sus estructuras define a ambos.
Corrida de postín
Corridas de toros, de rejones, novilladas y festejos mixtos que se celebran con la observación del reglamento taurino y de los usos y costumbres de la tradición taurina. En el lenguaje coloquial de la región, el término “postín” se refiere a lo distinguido, lo elegante y lo caro.
En los festejos de postín actúan matadores de toros, rejoneadores y novilleros profesionales, miembros activos de alguna asociación de toreros. Durante la lidia participan cuadrillas profesionales miembros de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros de la República Mexicana, o del Sindicato de Toreros de Yucatán inscrito a la CTM.
Los encierros de los festejos de postín provienen generalmente de ganaderías de toros de lidia con registro en la Asociación de Criadores de Toros de Lidia.
Los antecedentes de la corrida de postín suelen encontrarse sólo en las capitales de los estados peninsulares y en ciudades de importancia; sin embargo, de tres o cuatro décadas a la actualidad, se han multiplicado en más localidades peninsulares, destacando la región del Camino Real de Campeche, con ferias importantes en Calkiní, Hecelchakán, Tenabo, Pomuch, así como Hopelchén y Seybaplaya. En Yucatán, las fiestas de Tizimín, Tixkokob, Motul, Espita, Ixil, entre varias otras, son destacadas en el capítulo de postín. Las localidades de Kantunilkín, Cozumel y José María Morelos en Quintana Roo, las ferias con corridas de postín más notables de ese estado.
Festejo de medio postín
Festejo taurino en el que participan uno o varios toreros profesionales, matadores de toros, rejoneadores o novilleros, para torear uno o dos astados de lidia, generalmente a muerte, aunque también se lidia a la usanza portuguesa. La actuación del o los toreros profesionales suele efectuarse entre una corrida tradicional en la región. Regularmente parten plaza las cuadrillas de la región para torear tres o cuatro astados toreados previamente, antes de hacer una pausa para que los toreros profesionales efectúen un segundo paseíllo y lidien los toros de casta que les corresponden. Una vez que finaliza la actuación de éstos, el festejo se reanuda con la lidia de varios toros más de la región, a cargo de las cuadrillas regionales.
Festival taurino
Festejo taurino en el que participan uno o varios toreros: matador de toros, rejoneador, novillero, becerrista, alumno de escuela taurina o aficionado práctico, por lo general ataviados con traje corto o a la usanza charra.
Los astados que se lidian en los festivales son de casta y/o de la región, y aunque regularmente se lidian a la usanza portuguesa, eventualmente pueden ser lidiados a muerte.
Estampas de una tauromaquia primigenia.
Baxal-toro, una manifestación de las gestas personales en la fiesta popular.
Charlotada
Festejo de corte cómico taurino, en el que participan cuadrillas de toreros cómicos generalmente de la región. El toreo cómico es un capítulo importante en la historia de la tauromaquia mundial, que abren o cierran las ferias taurinas en muchas regiones del mundo taurino. En la Península de Yucatán gozan de notable popularidad, especialmente entre los niños.
En las charlotadas por lo general se lidian becerros o vaquillas de casta o de la región, a la usanza portuguesa.
Baxal-toro o baxal wakax
Evento taurino muy antiguo en las fiestas patronales de la Península de Yucatán, con notable arraigo popular, en el que puede participar toda la comunidad. Con los mismos propósitos de los encierros populares en todo el mundo taurino, en los que los toros se corren por las calles, los baxal toro se celebran al interior del ruedo, donde se sueltan uno o varios ejemplares durante el evento, de tipo cebú, media casta o vaquillas, en el que los miembros de la comunidad corren delante del astado o burlan la acometida, con el propósito de mostrar valor y habilidades.
El significado original en la lengua maya del vocablo “baxal”, corresponde a: jugar, burlar, contender o competir; es un festejo popular que se celebra con fines de diversión y entretenimiento.
“El lugareño hizo su casa como es él, el techo es la parte más alta del cuerpo del hombre, con tierra roja también hizo el embarro de su casa, las maderas que quedan dentro de la casa después del embarro son como los huesos de su cuerpo, con zacate hizo también el techo de la casa, los bejucos con que amarra su casa son como los tendones de su cuerpo, el espíritu que le da vida es el espíritu del hombre”.1
DE LOS TABLADOS ARTESANALES Y LAS RAZONES INMATERIALES… Las Plazas de Toros peninsulares
-Antonio Rivera Rodríguez
Si La Fiesta no manifiesta fuera juzgada con el sentido común acostumbrado, nadie podría creer que fuera posible materializarse. En tantos sitios donde se le puede encontrar y con tantas fiestas patronales a lo largo y ancho del territorio peninsular, poder organizar una feria de varios días, con bailes y gastronomía, con toros, toreros y una plaza de toros, estaría condicionada a una bonanza financiera notable que, a todas luces, no existe.
Por ello, al describir los escenarios y el ambiente de las fiestas patronales, desde las muy nombradas hasta las más humildes y sencillas, es necesario atender las razones inmateriales que las hacen posibles; de otra forma, no se explica.
La primera razón, quizá la más poderosa, es la devoción de los pueblos originales a la celebración puntual de sus santos patronos. Esta devoción proviene, como lo insinúan distintas tesis antropológicas que hemos referido anteriormente, de la devoción a las deidades de los pueblos originales y la tradición de celebrar fiestas en su honor.
Otra fuerte razón es el compromiso arraigado en cada uno de los palqueros con derechos sucesorios, un legado generacional que tanto significa en cada pueblo y comunidad. Los palqueros son los organizadores y patrocinadores, quienes, llegado el día, arman o “amarran” su propio palco familiar. Una vez armado cada palco, uno al lado del otro, surge en pocos días el incomparable Tablado Artesanal.
Son muchas la razones materiales e inmateriales que hacen posible que una fiesta popular tan numerosa cuente con un elemento que, en circunstancias propias de otras regiones, sería el primer gran impedimento: la plaza de toros, el escenario fundamental para la celebración. Pocas son las ciudades o poblaciones de la península de Yucatán que cuenta con plazas de “cal y canto”: Mérida, Motul, Peto, Panabá, Seyé, Abalá, en Yucatán. Las pequeñas en Calkiní, y La Chiripa de Hecelchakán, en el estado de Campeche, así como las plazas de Cancún y Kantunilkín en Quintana Roo. En ciertas ciudades y pueblos importantes donde el presupuesto para la fiesta lo permite, se instalan eventualmente las plazas portátiles metálicas con altos costos de transporte, instalación y desarmado. En ese contexto, la celebración taurina en las fiestas patronales no sería posible si no hubiera permanecido por siglos la maravillosa plaza vernácula: el tablado artesanal.
1 Novelo Erosa, Paulino Yik’al
Curso de lengua maya para investigadores. Nivel II Ediciones de la UADY, CIR, UCS 2008, Traducción al español de Hilaria Máas Collí.
maya tan, en Máas Collí, Hilaria.
La monumentalidad de una obra efímera... un patrimonio cultural que urge defender.
El Tablado Artesanal forma parte del género de arquitectura vernácula, que es la forma de construcción considerada como de tradición regional más auténtica. Esta arquitectura nació entre los pueblos autóctonos de cada región, como una respuesta a sus necesidades de hábitat. Lo que hace diferente a estas edificaciones de otras, es que las soluciones asimiladas son un ejemplo de adaptación al medio, están realizadas por los mismos palqueros, con recursos de su entorno, con el apoyo de su comunidad y obedeciendo al conocimiento de sistemas constructivos heredados de sus ancestros, los denominados “saberes constructivos mayas”.
Son los ancianos quienes mantienen vivos y transmiten los conocimientos de la técnica tradicional constructiva; no sólo de la casa maya sino de la otra expresión arquitectónica vernácula que tiene su génesis constructiva en la casa maya: los tablados. En contraparte a la casa maya, los constructores de las viviendas vernáculas, también se han convertido en Palqueros, trasladando sus conocimientos ancestrales a la construcción de una nueva expresión arquitectónica que, aunque efímera, manifiesta su ser vernáculo.2
El Dr. Aurelio Sánchez Suárez es un notable académico e investigador que ha descrito con amplitud, objetividad y profundidad su tesis
Los tablados artesanales, sabiduría constructiva heredada de generación en generación.
sobre el origen y características materiales e inmateriales del Tablado artesanal, considerando su génesis en la casa maya. De su ensayo: Los Tablados: Arquitectura vernácula efímera de los pueblos mayas, compartimos el siguiente fragmento:
El conocimiento constructivo del pueblo maya fue útil para los españoles a su llegada a América, les fue práctico durante el reordenamiento territorial para el control de los pueblos, siendo las propias familias quienes construyeron sus viviendas cuando fueron reubicadas en nuevos sitios. Este mismo conocimiento fue utilizado en la construcción de ramadas para las capillas abiertas de la península de Yucatán (Artigas: 1992: 154) y en la construcción de tablados, en torno a la plaza mayor de Mérida, para las funciones tauromáquicas (Ancona, 1978:532-533). Es la construcción de dichos tablados para las corridas de toros, el inicio de la creación de un nuevo género arquitectónico producto de la apropiación de la tauromaquia por parte de los pueblos mayas. Efectivamente, el proceso da como resultado una arquitectura vernácula poseedora de las dos categorías patrimoniales de lo tangible e intangible, con presencia en la mayoría de los poblados que conforman la cultura maya en la península de Yucatán, que además es parte fundamental de las fiestas patronales y del paisaje cultural.3
. Mérida, México 2014).
3 Sánchez Suárez Aurelio. Los Tablados: Arquitectura vernácula efímera de los pueblos mayas, Arquitecturas del Sur / Vol 33 / Nº 47 / 2015 / ISSN 0716-267.
2 Sánchez Suárez Aurelio. Patrimonio vernáculo en la península de Yucatán
De aquel recinto primario citado en la carta de Diego Quixada: “[…] y hacen las barreras y talanqueras para los Toros” (descrita en el capítulo de Antecedentes Históricos de este documental impreso), al tablado artesanal de hoy, han pasado cuatro siglos y medio y mucho habrán cambiado. Sin embargo, su evolución constructiva, sobre todo en lo que concierne a la composición de palcos familiares, tamaño y capacidad de aforo, habría sucedido en los siglos XVII y XVIII, ya que para siglo XIX, los escritores costumbristas lo describen, salvo mínimas diferencias, con asombrosa similitud a los tablados artesanales de la actualidad.
En la obra Incidents of travel in Yucatán, escrita por el explorador y arqueólogo norteamericano John Lloyd Stephens (traducida por Justo Sierra O´Reilly) sobre su viaje a estas tierras en 1841, se retrata la indiscutible figura de la corrida de toros como eje central de las festividades religiosas y conmemorativas, confirmando el valor histórico y etnográfico de la tradición taurina peninsular. Stephens es profuso en la descripción de lo vivido personalmente en dos festejos, uno en la Villa de Halachó y el otro en las fiestas del barrio de San Cristóbal de Mérida, en los que describe con admiración no disimulada, el tablado artesanal para la corrida de toros, en ocasión de acudir a la corrida matinal (por la tarde del mismo día habría una segunda corrida, descrita en párrafos posteriores de la obra). Les compartimos un fragmento:
Entretanto, la fiesta de San Cristóbal seguía adelante. La misa mayor se había concluido y la próxima ceremonia, en orden, era una corrida de toros que debía comenzar a las diez de la mañana. La plaza de toros
estaba en la de San Cristóbal. El anfiteatro o sitio destinado a los espectadores la ocupaba casi toda: construcción extraña y original, que en su mecanismo podía dejar pasmado a un arquitecto europeo. Era un gigantesco tablado circular, acaso de mil y quinientos pies de circunferencia, capaz de contener de cuatro a cinco mil personas, erigido y asegurado sin emplear un solo clavo, fabricado de madera tosca tal como se extrae de los bosques, atada y sujeta con mimbres. El interior estaba cerrado con enormes postes, cruzados y entrelazados entre sí, dejando una abertura para la puerta, y dividido sobre el propio mecanismo en una multitud de palcos. El conjunto formaba una grande obra de rústico enrejado, admirablemente a propósito para aquel clima caluroso, como que facilitaba al aire una circulación libre. La techumbre era una enramada de la hoja de la palma americana, y el edificio entero era simple y curioso a la vez. Los indios se emplean en construir esta clase de obras, que desbaratan tan pronto como se ha terminado la fiesta, convirtiendo después en leña todos los materiales.4
En párrafos subsiguientes, Stephens recrea con detalle lo sucedido en el desarrollo del festejo, siendo similares en forma y fondo a lo que hoy podemos apreciar en una corrida de toros tradicional y en un tablado artesanal, como si el tiempo se hubiera detenido
4 Stephens, John, Viajes a Yucatán. México. Editorial Dante, 1993
entre los siglos XVII y XIX, tanto en el continente: el tablado, como su contenido: el toreo secular.
En su ensayo: Las corridas de toros en los pueblos mayas orientales. Una aproximación etnográfica, los Antropólogos Sociales Dr. Andrés Medina Hernández y Mtro. Francisco Javier Rivas Cetina, describen con profusión el proceso de construcción que materializa el Tablado Artesanal para la fiesta. Les compartimos los siguientes fragmentos:
En la construcción del coso taurino se invierte entre una semana a quince días, lo que se realiza en los días previos a la fecha que se señala en el santoral católico que corresponda al santo patrono de la comunidad; aunque es frecuente que en algunas comunidades se organicen dos o tres fiestas al año, con sus respectivas corridas… El ruedo ocupa, casi siempre, un lugar cercano a la iglesia, pues a través de diversos rituales se establece la relación del santo patrón con las corridas de toros.
La construcción se realiza de la siguiente manera: cuando se traza el ruedo, se marcan dos circunferencias paralelas, separadas por una distancia de tres metros, aproximadamente; en la franja circular establecida se marcan secciones de dos metros con ochenta centímetros. Por supuesto que estas proporciones varían según el tamaño del coso, el número de palcos y la magnitud misma de la comunidad que realiza la celebración.
Cada uno de los palqueros sabe cuál es el espacio que le corresponde, de tal manera que sólo remueve los hoyos hechos año tras año para la construcción del ruedo. En cada una de las secciones de los palcos que se trazaron, los hoyos que se cavan alcanzan una profundidad aproximada de entre cincuenta y ochenta centímetros para plantar los horcones o parales que servirán de soporte principal de la estructura. Estos horcones se ubican sobre los círculos trazados y en la parte intermedia; posteriormente en dichos horcones se amarran tiras de madera, o gruesas ramas, en forma horizontal por la parte interna, de tal manera que se cierre el círculo y forme una especie de corral. A estas tiras o ramas se les llama katanché; en ellas se amarran palos más delgados, pero con la fuerza y resistencia suficientes para soportar las posibles embestidas de los toros. Las tiras se entretejen diagonalmente, en forma paralela y opuesta, formando pequeños rombos, conocidos como celosías…
Entre el segundo y el tercer nivel se ponen tablas como base del piso; o bien, en algunas comunidades se emplean los “palos” o “maderos”, es decir, varas, para instalar las sillas… El techo se construye de la misma manera que la parte trasera de la estructura. Aquí nadie sabe de prisas... aquí el tiempo tiene otra medida.
En el círculo que forman los palcos se deja uno o dos espacios para la entrada y salida de los vaqueros, así como el embarcadero para el descenso y retorno de los toros. En la parte que ocupan las rejas de entrada y salida suele construirse el tercer nivel, que ocupan las autoridades municipales, la diputación, las embajadoras y los invitados especiales, cuando los hay, así como el grupo musical, llamado ‘charanga’, que ameniza la corrida.
Al concluir el ruedo que servirá para las corridas, la noche de alborada o vaquería se cava un hoyo que sea lo suficientemente profundo para sembrar el tronco o árbol de una ceiba, de guano o de chacté, con lo que se da inicio, de manera oficial, a la fiesta del santo patrono.5
Dos ceremonias fundamentales se efectúan en el tablado antes de comenzar la fiesta: la siembra de la Ceiba y “la coronación” del ruedo. Ambas ceremonias ejemplifican claramente el sincretismo cultural y religioso que envuelve a la celebración taurina y sus razones inmateriales.
En la cosmovisión maya, la Ceiba o Ya’ax’che es el símbolo de la vida maya, el árbol sagrado donde nació el primer hombre, por eso celebraban ceremonias y festividades bajo sus ramas. En la cultura maya, el centro está representado por una Ceiba y los tres niveles del universo surgen de ésta: nace del centro de la tierra, sus troncos y ramas sostienen
el cielo y sus raíces penetran en el inframundo maya, el Xib’alb’a. Días antes de la ceremonia, un grupo de palqueros acuden a la selva a elegir el tronco de la Ceiba, se le pide permiso para cortarla y se lleva en hombros hasta el centro del ruedo, donde presidirá la fiesta. El propósito fundamental de ésta ceremonia es consagrar todos los actos y las personas a la buenaventura, buscando la protección y buen fin de la celebración.
La coronación del ruedo consiste en una procesión encabezada por la imagen del Santo Patrono, que parte de la parroquia y se traslada al tablado para dar una vuelta al ruedo, en procesión encabezada por las autoridades locales, el sacerdote de la localidad que bendice el tablado, la reina de la fiesta, los palqueros y sus familias, una “charanga” o pequeña banda de música, vaqueros y otros invitados. Al igual que sucede con la siembra de la Ceiba, la coronación busca la protección de las fuerzas inmateriales y el éxito de la celebración patronal.
De acuerdo a la importancia socioeconómica y densidad poblacional del lugar, los tablados pueden variar de tamaño y aforo. Los hay de un nivel, de dos y hasta tres pisos, que albergan hasta cinco mil espectadores. El diámetro depende directamente de la cantidad de palcos familiares que lo componen. En algunas localidades pueden ser rectangulares o irregulares, y contar con una belleza notable por su armonía y estética. Entre los más notables de la península, se distingue el armado en Tizimín para la fiesta de los Santos Reyes Magos, digno de reconocerse como Patrimonio Cultural. Son admirables el de Panabá y Espita en Yucatán, así como los de Hecelchakán, Calkiní, Tenabo y Nunkiní en Campeche.
5 Medina Hernández, Rivas Cetina. Las corridas de toros en los pueblos mayas orientales. Una aproximación etnográfica. Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM. Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Sede Peninsular. (2009).
En el año 2016, un proyecto encabezado por los Arquitectos José Carlos Lavalle y Luis Peniche, como respuesta a una convocatoria del Instituto Nacional de Bellas Artes para participar en el pabellón mexicano de la Bienal de Venecia, Italia, los llevó a mapear 106 pueblos en la península en los que se construyen Tablados Artesanales, entrevistaron a los palqueros, filmaron su trabajo, documentaron variaciones en técnicas constructivas y materiales, y construyeron una maqueta escala 1:10 de un palco familiar. El equipo también produjo un video timelapse que muestra el armado y desarmado del tablado de Tunkás, un pueblo de 2,800 habitantes.
La iniciativa encabezada por el Dr. Aurelio Sánchez Suárez para que el Tablado Artesanal de arquitectura vernácula efímera de la península de Yucatán, sea reconocido como Patrimonio Cultural, es digna de ser atendida por las autoridades correspondientes, pues al margen de la celebración de eventos taurinos, su historia y presencia en múltiples localidades de la región es un legado ancestral digno de conservarse para las generaciones sucesivas.
El testimonio tangible de un legado.
De los niños y los toros… Alejandro Abud Bujaidar
José caminaba por un sendero rumbo a la escuela, cuando escuchó el bramido de un toro bravo; inmediatamente se puso en alerta, pues desde muy pequeño sabía lo que esto significaba: ¡peligro! El bufido del toro bravo es diferente al mugido de la vaca o al berrido del becerro, y aunque la vaca como el becerro conllevan un peligro por sí solos, el toro es el toro, así que más valía irse con tiento, pues esto, el niño peninsular, el niño de Yucatán, lo sabe bien desde siempre. Aquí nació, aquí creció, y aunque nadie se las ha contado, el niño de por aquí sabe muchas cosas.
José, que ha coexistido con el toro en su memoria, sabe también que éste probablemente no se encuentre en su corral, y teme, instintivamente, que el animal esté pastando, pues es media mañana y puede estar comiendo. Esto lo sabe José, como sabe que al toro no se le acerca uno para acariciarlo. Sabe que el toro es bravo, muy bravo, y con él no se juega, así que José se aparta de la valla y agudiza su visión, visión entrenada para mirar por entre la hierba y los árboles de la selva baja pero tupida de la tierra del mayab; mira para todas partes y alcanza a ver, tras el cercado, al macho, y un poco más allá, a un grupo de vacas que le acompañan. Respira con alivio, pues se sabe arropado por el cuidado que los mayores han dispuesto para él, porque él confía en que el cercado es suficiente para contener el peligro que tiene cerca. Así creció, confiando y sabiéndose seguro.
Niños que se convierten en hombres una tarde cualquiera.
José llega a la escuela y espera ansioso la hora del recreo para jugar, junto con sus compañeros, a la “corrida de toros”. Hay un ruedo imaginario, si acaso delimitando el espacio con árboles, un lugar para los “corrales” y el “palco” donde los “espectadores” disfrutan el espectáculo. De los corrales salen los toros intentando “embestir” a los toreros, quienes armados con un sabucán o una mochila a manera de capote, ejecutan las suertes.
José escoge ser toro, y su amiga Lore, torera. Cuando José “embiste” a Lore, los demás “toreros” van en su auxilio, y cuando un toro se escapa, todos, incluso los “espectadores”, van tras él para meterlo a los corrales y dar
paso a un siguiente toro. Así se divierten los niños en la Península de Yucatán, jugando al toro.
José aprendió a jugar al toro mirando las corridas que conoció al nacer, aprendió valores como el de un hombre que se enfrenta al peligro, que toma riesgos por alcanzar sus propios sueños, aprendió a “tomar al toro por los cuernos”, el significado de “ver los toros desde la barrera”, y a no ser “manso”, comprendió que si vas a decir algo, no hacerlo “a toro pasado”, a “crecerse al castigo”, y por qué no, a “escurrir el bulto”, a estar “de capa caída” o a enfrentarse en “la hora de la verdad” a su destino.
Cuando José sea un adulto, llevará en su costal un cúmulo de experiencias, de vivencias y recuerdos que le servirán a cada paso, pues en cada uno podrá recordar, por ejemplo, al ídolo del pueblo que lo inspiró cuando lo vio partir plaza con el traje del torero; los gratos momentos que pasó jugando a los toros en el recreo; las tardes acompañando a su padre en algún paseo por el campo; al toro que le inspiró el miedo; y todas las historias que se cuentan en esta tierra de paz.
Porque en Yucatán se vive en paz; porque hemos surgido de entre el mar, casi aislados del continente en esta península tranquila y apacible, donde se vive con seguridad y certidumbre.
Un niño reconoce en un hombre vestido de seda y oro, a su último héroe.
Crecer entre el ritual y la celebración, un privilegio ancestral.
Si el asesinato es la madre de todas las maldades humanas, en esta tierra peninsular bendita, somos, con mucho, los más afortunados, considerando que en Yucatán sólo contamos 3 homicidios anuales por cada 100,000 habitantes, y en Campeche con 8, de acuerdo a la última revisión del índice que publica el INEGI, (1) con datos hasta 2018 (índice de homicidios por cada 100,000 habitantes por entidad federativa). El mismo índice para la tercera entidad peninsular Quintana Roo, es curioso para éste análisis, pues si bien el índice actualizado señala 28 en 2017, y un trágico 58 durante 2018, el índice del 2016 hacia atrás sostuvo un promedio de 11 en esos siete años; y digo “curioso”, sin dejar de lamentarlo, porque el índice se nutre principalmente de la violencia desatada a partir de 2017 en la ciudad de Cancún, donde curiosamente, y sólo curiosamente, dejaron de celebrarse corridas de toros en la magnífica Plaza de Toros Cancún, cerrada hasta la fecha por la obstinación de las verdes autoridades municipales por impedirlo.
Curiosamente también, sólo curiosamente, insisto, las menores cifras del índice de homicidios del INEGI se presentan en los estados más reconocidos por ser tradicionalmente muy taurinos, no sólo en sus ciudades capitales, sino especialmente en los pueblos y comunidades al interior de la entidad, mire usted: Yucatán, 3; Aguascalientes, 6; Campeche, 8; Querétaro, 10; Hidalgo, 11; Nuevo León, 16; y la Cd. de México, 16; cifras bajas o moderadas, comparadas con los 98 que sufre Colima, el estado con mayor índice de violencia de este tipo durante 2018.
Casualmente también, sólo casualmente, insisto, entre los estados con mayores índices de homicidios al año por cada 100,000 habitantes, se encuentran Guerrero, con 64, y Sonora, con 31, dos de las entidades que cuentan con prohibición oficial de la tauromaquia. Y escasa o ninguna actividad taurina se registra en Sinaloa (39), Tamaulipas (39), Chihuahua (79), entre otros.
Quisiera probar con esto que las corridas de toros no están directamente relacionadas con el índice de violencia en nuestro país, pero no puedo, sólo puedo asegurar que, estadísticamente, en la Península de Yucatán y en los estados más taurinos del México, las personas son pacíficas, aún habiendo asistido a espectáculos taurinos toda su vida, desde el nacimiento, y que estos espectáculos se dan en la península a razón de seis por día, ¡seis! en esta maravillosa tierra del Mayab, donde muchos “Josés” gozan y aprenden, entre otras cosas, lo que enseña, para bien, el toro.
CARACTERIZACIÓN Y DIMENSIONAMIENTO DE LA TAUROMAQUIA
EN LA PENÍNSULA DE YUCATÁN
Presentación
-Arturo Enciso
El toro de lidia como raza pura es la materia prima de la tauromaquia, de ésta derivan una serie de actividades productivas y comerciales que dependen de los espectáculos taurinos, generando mano de obra y una derrama económica de gran valor. En ese sentido, alrededor del toro de lidia y su espectáculo, se encuentran los eslabones que integran la Cadena de Valor, como son los ganaderos en sus Unidades Productivas, los proveedores de insumos, de la transformación, comercialización y el consumidor final.
La actividad de la tauromaquia que se realiza en nuestro país es muy amplia, sin embargo tenemos un gran desconocimiento de esta actividad que ha formado parte de nuestra cultura y arraigo por más de 400 años; el mayor número de festejos taurinos a nivel nacional, se realiza en comunidades y poblados que obedecen a festividades religiosas patronales, tradiciones, usos y costumbres, como es el caso muy particular de la Península de Yucatán, que comprende los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
En esta aproximación del número anual de festejos, la Península realizó más de dos mil eventos taurinos, clasificados como de postín, medio postín, tradicional, festival, charlotada y baxal toro; dichos festejos —a excepción de los de postín, que son las corridas clásicas de matadores, novilleros y rejoneadores— se realizan en plazas artesanales hechas de madera y materiales de la región, por sus palqueros.
El documento que se presenta, involucra las actividades de la cadena de valor de la tauromaquia, realizada en la Península de Yucatán, y que obedecen a procesos dinámicos en cuanto a su realización; es importante señalar que la información fue generada por Tauromaquia Mexicana, quienes además pretenden documentar mayor información de otros estados, como son Hidalgo, Tlaxcala y Michoacán, entre otros, en donde se realizan eventos taurinos de corte popular que obedecen también a sus usos y costumbres.
2,162 Festejos anuales
La tauromaquia en la península
La Tauromaquia de la Península de Yucatán en el presente modelo de aproximación anual, como podría ser en 2018, fue muy activa, ya que se realizaron 2,162 festejos taurinos, de estos, 127 correspondieron al estado de Campeche, 387 a Quintana Roo y 1,648 a Yucatán (Figura 1).
Figura 1. Porciento de Eventos Taurinos en la Península 2018 6%
La mayor cantidad de festejos taurinos, acorde a la clasificación muy particular de la península, correspondió a las corridas tradicionales de la región, con 1,608, seguidas por las charlotadas, con 261; postín, 126; medio postín, 59; festivales, 57; y baxal toro, con 51 (Figura 2).
Figura 2. Eventos Taurinos Típicos de la Península en 2018 5% Postín
El número de eventos taurinos de acuerdo a su clasificación, para los estados de la península, se muestran a continuación (Cuadro 1).
Cuadro 1. Número de eventos por entidad y tipo
Como se puede observar, el mayor número de festejos taurinos corresponde a las corridas tradicionales de la región, siendo el estado de Yucatán el de mayor frecuencia, con 1,305 eventos; este tipo de festejo es el de mayor antigüedad y frecuencia con respecto a los otros; en la corrida actúan grupos de toreros originarios de la región.
Después de las 1,305 Corridas Tradicionales en Yucatán, le siguen las Corridas Tradicionales en Quintana Roo con 255 y las Charlotadas en Yucatán con 182 eventos.
Se estima que a los 1,648 eventos taurinos realizados en Yucatán, asistieron 1,6 millones de espectadores, seguido de Quintana Roo, que en sus 387 festejos realizados, asistieron 260 mil espectadores, y en Campeche, en 127 festejos, asistieron 112 mil espectadores (Cuadro 2). El promedio de asistentes por evento fue de 912 aficionados.
Cuadro 2. Afluencia de espectadores por entidad
La industria de la tauromaquia en la Península de Yucatán fue del orden de los $407,603,440.00 (cuatrocientos siete millones, seiscientos tres mil, cuatrocientos cuarenta pesos 00/100 MN). (Cuadro 3).
Cuadro 3. Valor total de la industria de la tauromaquia por rubro
Autoridades de plaza $1,855,380.00
Autorización por festejo al Municipio
Banda de música $8,448,720.00
Banderillas (promedio 12 pares por corrida)
Banderilleros (promedio 2 matadores por corrida = 4 banderilleros)
Boleteros 3
Canal del animal lidiado
Capotes (6 Actuantes, cada 100 festejos, 1 capote)
Carnicero (2 por corrida)
Costo promedio por entrada
$662,715.00
$1,851,100.00
$111,066.00
$46,634,880.00
$506,640.00
$535,749.00
$149,345,250.00
Cuadra de picar (2 caballos por corrida) $1,254,040.00
Cuidadores de los Encierros (5-6 por corrida) $222,132.00
Divisas de las ganaderías
$843,588.00
Equipo de sonido (rara la plaza que usa) $728,670.00
Esquilmos incluyendo bebidas alcohólicas
Fármacos de uso veterinario
Gastos de oficina
$95,048,100.00
$2,112,180.00
$1,333,755.00
Medios de comunicación (Radio y TV) $2,112,180.00
Monosabios (equipo completo 10 elementos)
Muletas (2 Actuantes, cada 100 festejos, 1 muleta)
Honorarios de Actuantes
$1,295,770.00
$63,330.00
$39,135,000.00
Picadores en corrida de la Unión MPB $925,550.00 Puerteros EQUIPO (4 a 5 por festejo) $3,168,270.00 Rejones $27,766.00 Seguros $1,851,100.00
Servicio de ambulancia $2,297,290.00
Servicio de arrastre (mulas y mulilleros) $1,110,660.00
Servicio de Hoteles (4 habitaciones por corrida promedio) $296,176.00
Servicio Imprenta (cartelería y volantes blanco y negro) $2,323,398.00
Servicio Imprenta (cartelería y volantes color) $4,013,142.00
Torileros (solo en plazas con toriles) $55,533.00
Total de Ganado Comprado y Rentado $29,142,000.00 Transporte de personas $6,336,540.00
Valor agregado
La industria de la tauromaquia en la península, de acuerdo a sus características muy particulares, genera un moderado valor agregado. Se estima que por cada $1.00 del producto primario, se generan $2.21 a lo largo de la cadena productiva (Figura 3).
Vivir con los sentidos alerta y el corazón dispuesto.
$1.00 $2.21
EMPLEOS GENERADOS
Se estima que en toda la cadena productiva de la tauromaquia, se generaron en el año 2018: 77,342 EMPLEOS DIRECTOS y 32,484 EMPLEOS INDIRECTOS
Figura 3. Valor agregado estimado
INSTRUCTORES
ESCUELAS TAURINAS
GANADERÍAS
TRANSPORTE ESPECIALIZADO
EMPRESARIOS
ESQUILMOS CARNICERÍA PUBLICIDAD
EMPLEO FORRAJES
ALIMENTOS BALANCEADOS
FÁRMACOS
MANO DE OBRA
SERVICIO VETERINARIO
SERVICIO MECÁNICO
TRANSPORTE
COMBUSTIBLE
PEAJE CHOFERES
SERVICIOS VETERINARIOS EN PLAZA
COMPAÑÍAS DE SEGUROS
BANDA DE MÚSICA
TOREROS
NOVILLEROS Y REJONEADORES
FORCADOS
SERVICIOS MÉDICOS
BANDERILLAS Y DIVISAS
CLARINEROS Y TAMBORILLEROS
CUADRA DE PICAR
CUADRA DE ARRASTRE
IMPRENTA
PUNTILLEROS
VIGILANCIA Y SEGURIDAD
EMPLEO
APODERADO
MOZO DE ESPADAS
SUBALTERNOS
SASTRERÍAS (TELAS Y ORNAMENTOS)
CAPOTES MULETAS ESPADAS TALABARTERÍA
HERRADURAS ALIMENTO BALANCEADO FÁRMACOS
ADMINISTRADORES BOLETEROS
CONTADORES
VAQUEROS
MONOSABIOS PUERTEROS
SUPERVISORES DE BOLETEROS
TAQUILLEROS TORILEROS
Figura 4. Cadena de valor del toro de lidia
Figura 5. Cadena de valor del toro de lidia
TRANSPORTE DE PERSONAS
ASOCIACIONES
ARTES Y ARTESANÍAS
HERRADURAS
ALIMENTO BALANCEADO FÁRMACOS
PINTURA
ESCULTURA
FOTOGRAFÍA
TAXIDERMIA
RESTAURANTES
FIJOS AMBULANTES
HOTELES
MODA TAURINA
ARTÍCULOS TAURINOS
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
RADIO Y TV
PUBLICACIONES
TAURINAS
PORTALES TAURINOS
Metodología
El abordaje metodológico para la elaboración del estudio de Caracterización y Dimensionamiento del Sector Bovinos Espectáculo en la Península de Yucatán, se realizó tomando como ejes el ciclo de vida del animal y la cadena de valor del mismo, así como la Matriz de Contabilidad Social (MCS).
a) Ciclo de vida del toro de lidia
El ciclo de vida del toro de lidia inicia con la época de empadre; las cubriciones se realizan en lotes por monta natural casi en su totalidad, la inseminación artificial es muy baja; posteriormente se da la gestación por un periodo aproximado de nueve meses, el parto se produce en su medio natural en el campo; al nacer el becerro ingiere el calostro de su madre como su primer alimento, que lo protegerá de posibles infecciones en los primeros meses de vida; el becerro, a partir de la cuarta y quinta semana, empieza a ingerir hierba y agua para desarrollar su aparato digestivo por ser un rumiante, éste se desteta entre el sexto y séptimo mes de edad; en este último mes, y hasta el duodécimo, es herrado para su identificación definitiva, en este orden los becerros entran a la recría y son separados en grupos por sexo y edad. Hasta la tienta o embarque el animal continua su crecimiento, los añojos van de uno a dos años; erales, de dos a tres años; utreros, de tres a cuatro años; y cuatreños, de cuatro a cinco años.
b)
Cadena de valor del Bovino Espectáculo
Para la determinación de la cadena de valor, se identificaron los eslabones que participan en el encadenamiento productivo del Sector Bovinos Espectáculo, tales como las ganaderías, la industria de los alimentos, la industria farmacéutica, el transporte especializado, los empresarios, los servicios veterinarios y los centros de espectáculo, entre otros, para ajustarlos a los festejos muy particulares de la Península de Yucatán (Figura 6).
Figura 6. Industrias relacionadas
c) Matriz de Contabilidad Social – Península de Yucatán
Para el dimensionamiento y contribución a la economía y al sector agropecuario de México, en este caso en particular de la Península de Yucatán, se construyó una MCS para el año 2018. La MCS proporciona una fotografía estática de la economía de bovinos espectáculo en equilibrio, en la cual se identifica la estructura de dicha economía en una serie de cuentas que registran los flujos de ingreso y gasto entre los rubros vinculados a los bovinos espectáculo en la Península.
De la casa familiar a la casa de la comunidad, una cita que no se altera por la modernidad.
CONCLUSIONES
De lo inalterable, lo estoico y lo íntimo
La Fiesta no Manifiesta
-Mónica Bay
Calores y humedades, la selva y su fauna; sonido de aves y zumbido de moscos; algún movimiento se adivina entre la maleza, pudiera ser una víbora, ojalá sea una iguana.
Vestigios de civilizaciones custodian el paisaje; lugares mágicos, habitados por seres mágicos; naturaleza y hombre fundidos en uno solo, de ahí sus viviendas… de ahí sus tablados.
Inalterable en el tiempo hay un árbol sagrado, la ceiba, donde nació el primer hombre, alrededor del cual, todo sucede; como en su momento sucedió la conquista. A pesar de esto los hombres son los mismos que eran, pero también son otros, aprendieron nuevas prácticas, sus costumbres y ritos se transformaron, defendieron a sus dioses, pero adoptaron nuevos. Entonces en ese mismo territorio, testigo de tantos cambios, surgió un mundo nuevo que supo reinventarse con lo mejor que tenía.
En ese universo que resiste estoico el paso del tiempo y las amenazas de otros invasores, se viven inamovibles las fiestas patronales con sus particulares celebraciones taurinas, las dos manifestaciones más evidentes del sincretismo resultante, donde convive sin complejo lo religioso y lo pagano; la alegría de las jaranas y la solemnidad de un santo que sale de su templo de cemento hacia su templo de amarres, madera y guano.
Durante los días de fiesta se mezclarán autoridades locales, párroco y parroquianos, gremios, palqueros y venteros, a disfrutar del relleno negro; las mujeres con su terno y los toreros transformados en héroes de un pueblo del que nadie ha escuchado hablar.
Una comunidad con una herencia a la que no quiere renunciar, porque es lo único valioso que posee.
De su importancia…
¿Han pensado en la posibilidad de realidades paralelas que existen sin depender de nada más? Así es la Fiesta de los toros en la Península de Yucatán, un viaje surrealista entre lo que se esconde celoso de su intimidad, y lo que se exhibe sin ningún pudor.
Habrá quien dé menor importancia a los festejos de las comunidades mayas, comparados con los que se viven en grandes ciudades, pero ¿qué es lo que define la importancia, si en todos la muerte es una posibilidad? El misterio y el azar de estar ahora y mañana no estar, ¿o es que acaso vale más la vida de un hombre que de otro?
En términos de asistencia, podríamos ponerlos en primer lugar, tomando en cuenta su promoción primordialmente local, el tamaño de sus poblados y la cantidad de eventos al año. Siempre colmados los tablados o plazas, sin depender del peso de un nombre en el cartel, que aquí es lo que menos importa, ¡qué paradójico! Mientras otros empresarios se quiebran la cabeza y los bolsillos haciendo combinaciones de toreros y ganaderías en plazas de primera, para difícilmente llenarlas.
Quizá el secreto esté en la ausencia de pretensiones, en la verdadera razón de estar ahí, o en el sentido de pertenencia.
La Fiesta en el sureste de México tiene una gran importancia no sólo en la tauromaquia, sino en la antropología, en la sociedad, en los usos y costumbres, en la relación hombre-naturaleza, en la arquitectura y en la economía local. Un patrimonio que es urgente proteger.
De los motivos o las excusas…
Un pueblo unido por la veneración a su santo patrono… ¿motivo o excusa? No lo sabemos, lo que sí sabemos es que la gente no sólo asiste, sino que toma parte en toda la organización; sabemos que un hombre ofrenda su vida en una especie de sacrificio, como lo que hacían sus antepasados hace ya mucho tiempo; y sabemos también que otro hombre, en deuda con ese mismo santo, pone al descubierto su humildad y gratitud al hacer partícipe a su comunidad del cumplimiento de una promesa. La devoción se comparte con orgullo, lo cual resulta admirable en una época donde poco importan los valores y donde las tradiciones se diluyen como tinta china en el agua.
¿No es una maravilla lo que ellos conservan y una tristeza lo que nosotros hemos perdido?
¿Cuál es la verdadera razón de estas celebraciones? La fe, la costumbre, la responsabilidad con la comunidad, o tal vez la conciencia de ser el único eslabón que queda con sus antepasados, el único vínculo con su esencia; perderlo sería perderse.
Un lugar inexistente en cualquier mapa, por unos días se convierte en el centro del universo, el punto medio entre el mundo y el Xibalbá.
La devoción al Santo Patrono, identidad de propios y extraños.
Un lugar indistinto del mapa peninsular, por unos días se convierte en el centro del universo.
De lo efímero y lo permanente…
El palquero y el tablado nos obligan a reflexionar sobre la importancia de la comunidad; los amarres sostienen la estructura, si uno falla, todo se viene abajo.
El palquero es el heredero del conocimiento, no sólo de cómo construir un tablado, sino de la organización social y los derechos de cada familia.
La arquitectura efímera de los tablados reafirma la unión de esta comunidad, sus ajustes, sus adaptaciones, su crecimiento o su disminución; se construye y se destruye, como símbolo de que nada es permanente.
Sus tablados divinos y profanos; de naturaleza y de hombre; de unión y segmentos; de sabiduría y herencia.
De los legados…
La Fiesta de la Península Yucateca es una manifestación del hombre de ayer y del hombre de hoy; son sus ritos y su comunidad, su concepción como ser social y espiritual; es la muestra de su permanencia y también de su paso; es su necesidad de pertenencia y de identidad; al final ¿qué tenemos, sino lo que heredamos de nuestros ancestros? Lo único valioso en el equipaje, lo único que resiste en el tiempo, lo único que vale la pena de ser —a su vez— heredado.
Todo lo demás… pedazos de madera, hierba seca, piedras amontonadas, objetos oxidados, tela apolillada… huesos enterrados.
Dejar el rastro de lo que somos y de lo que fuimos… seguir alimentando memorias, otras memorias, todas las memorias.
La Fiesta no Manifiesta, la que sucede a pesar de nosotros, la que no pretende ser vista por ajenos, ni necesita de más… para ser.
ESTADÍSTICA
MUNICIPIO COMISARIA FECHAS MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN ORGANIZADORES “CANTIDAD DE FESTEJOS TIPO DE FESTEJOS POSTÍN
Calkiní Plaza de Toros José Herrera DICIEMBRE-MARZO TEMPORADA EMPRESARIO 4 4
Calkiní Barrio Concepción DICIEMBRE VIRGEN DE LA CONCEPCIÓN PALQUEROS 3 1
Calkiní Barrio Fátima MAYO VIRGEN DE FÁTIMA PALQUEROS 3 2
Calkiní Barrio Kilakán JUNIO SAN IGNACIO DE LOYOLA PALQUEROS 3
Bacabchén MARZO SAN MIGUEL ARCÁNGEL PALQUEROS 7 2
CAMPECHE
Becal ABRIL/MAYO LA FLOR DE JIPI PALQUEROS 5 1
Concepción MARZO VIRGEN DE LA CONCEPCIÓN PALQUEROS 3
Isla Arena FERIA DEL PULPO COMUNIDAD 3
Nunkiní ABRIL SAN DIEGO DE ALCALÁ PALQUEROS 5 1
Nunkiní MAYO SAN ISIDRO LABRADOR PALQUEROS 4
Santa Cruz ex hacienda MAYO SANTA CRUZ PALQUEROS 3
Santa Cruz pueblo MARZO/ABRIL SANTÍSIMA TRINIDAD PALQUEROS 3 1
San Nicolás MARZO SAN NICOLÁS PALQUEROS 3
Tepakán MAYO VIRGEN DEL PILAR PALQUEROS 3 2
Pucyanché MAYO VIRGEN DE LA ASUNCIÓN PALQUEROS 3
Campeche EVENTUAL COMERCIAL EMPRESARIO 1 1
Seybaplaya MAYO SAN ISIDRO LABRADOR PALQUEROS AYUNTAMIENTO 3 3
Villa Madero MARZO SN JOSÉ DE LA MONTAÑA PALQUEROS AYUNTAMIENTO 3
Dzibalché ABRIL SN PEDRO Y SN PABLO PALQUEROS 3
Graficar lo intangible... misión paradójica para una realidad sin tiempo, ni espacio.
CAMPECHE
MUNICIPIO COMISARIA FECHAS MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN ORGANIZADORES CANTIDAD DE FESTEJOS TIPO DE FESTEJOS POSTÍN
Hecelchakán ABRIL SANTÍSIMO SEÑOR DE LA SALUD PALQUEROS 2 2
Hecelchakán DICIMEBRE COMERCIAL EMPRESARIO 1 1
Pomuch ABRIL VIRGEN DE LA ASUNCIÓN PALQUEROS 4 2
Pocboc ENERO REYES MAGOS PALQUEROS 4 2
Santa Cruz MAYO CRISTO DEL AMOR PALQUEROS 4
Dzinup MARZO CRISTO SALVADOR PALQUEROS 3
Hopelchén ABRIL FERIA DE LA MIEL Y EL MAÍZ PALQUEROS 5 2
Bolonchén MAYO SANTO CRISTO DE ESQUIPULAS PALQUEROS 4 3
Cacabchén ENERO LOS TRES REYES PALQUEROS 3
Chuchintok FEBRERO/MARZO SANTA CRUZ PALQUEROS 3 Ix-Ek MARZO SAN JOSÉ PATRIARCA PALQUEROS 2
Dzilbalchén MAYO VIRGEN DOLOROSA EMPRSARIO 3
Iturbide MAYO SANTO CRISTO DEL AMOR PALQUEROS 3
Pich MAYO SANTA CRUZ PALQUEROS 3
Ukum MAYO SAN BERARDINO DE SIENA PALQUEROS 3
Xmejía MARZO SAN JOSÉ PALQUEROS 3
Xmabén FEBRERO SAN BERNARDINO PALQUEROS 3
Tenabo MAYO GRAN PODER DE DIOS PALQUEROS 3 3
Tinún CRISTO RESUCITADO PALQUEROS 3 1
Kankí VIRGEN DE LA CANDELARIA MARZO 3
YUCATÁN
MUNICIPIO COMISARIA FECHAS MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN ORGANIZADORES “CANTIDAD DE FESTEJOS
Abalá SEPTIEMBRE SAN ROMÁN PALQUEROS 5
Abalá MAYO VIRGEN MARÍA PALQUEROS 5
Uayalceh ABRIL VIRGEN DE LA ASUNCIÓN PALQUEROS 5
Uayalceh DICIEMBRE VIRGEN DE LA ASUNCIÓN PALQUEROS 5
Mucuyché MAYO PALQUEROS 4
Temozón Sur AGOSTO FIESTA TRADICIONAL PALQUEROS 4
Acanceh DICIEMBRE VIRGEN DE GUADALUPE PALQUEROS 9 1
Petectunich NOVIEMBRE PALQUEROS 6
San Antonio Chich JUNIO SAN ANTONIO PALQUEROS 6
Canicab MAYO SAN ISIDRO PALQUEROS 4
Tepich Carrillo OCTUBRE SAN FRANCISCO ASIS PALQUEROS 6
Ticopó ABRIL VIRGEN DE LA ASUNCIÓN PALQUEROS 4
Akil ENERO VIRGEN DE SANTA INÉS PALQUEROS 7
YUCATÁN
MUNICIPIO COMISARIA FECHAS MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN ORGANIZADORES “CANTIDAD DE FESTEJOS
Baca MAYO PURÍSIMA CONCEPCIÓN PALQUEROS 4
Bokobá MAYO VIRGEN DE LA ASUNCIÓN
Buctzotz DICIEMBRE VIRGEN INMACULADA CONCEPCIÓN
TIPO DE FESTEJOS POSTÍN
PALQUEROS 4
PALQUEROS 6
Buctzotz MAYO SAN ISIDRO LABRADOR PALQUEROS 6
Cacalchén JULIO SAN PEDRO Y SAN PABLO
PALQUEROS 3
Cacalchén DICIEMBRE MISMO PALQUEROS 3
Calotmul DICIEMBRE INMACULADA CONCEPCIÓN
PALQUEROS Y AYUNTAMIENTO 7
Pocobóch AGOSTO VIRGEN DE LA ASUNCIÓN GREMIOS 4
Táhcabo AGOSTO SAN BARTOLOMÉ APOSTOL GREMIOS 4
Cansahcab DICIEMBRE/ENERO REYES MAGOS PALQUEROS Y AYUNTAMIENTO 6
Cansahcab SEPTIEMBRE VIRGEN DE LA NATIVIDAD PALQUEROS Y AYUNTAMIENTO 6
Cantamayec ABRIL VIRGEN DEL ROSARIO PALQUEROS 2
Cenotillo AGOSTO SANTA CLARA DE ASIS
AYUNTAMIENTO Y PALQUEROS 7 2
Chacsinkín JUNIO SAN PEDRO Y SAN PABLO PALQUEROS 5
Chankóm NOVIEMBRE SAN DIEGO DE ALCALÁ AYUNTAMIENTO Y PALQUEROIS 5