Guadalajara, Jalisco, Méx., 10 de Noviembre de 2020
A través de los siglos, por su inagotable carga de sentimientos y emociones, la fiesta de los toros es un pródigo detonante de las Bellas Artes. Como parte fundamental de los pueblos hispanos, el toreo ha sido abundante con grandes artistas por quienes aflora lo mejor del espíritu del hombre. Dicha riqueza -precisamente- Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana (FCTH) se ha dado a la tarea de transmitirlo.
FCTH es consciente que la inevitable “globalización” une a los países del mundo; pero que induce también a homogenizar a los pueblos. Mas es también sabedor que las expresiones culturales individuales serán el único elemento que mantendrá la identidad y sana diferencia entre las naciones. Por lo tanto. Promover y difundir los valores culturales de la Tauromaquia Hispanoamericana es la honrosa Misión de nuestro Organismo.
Este libro, “ALAS DE MARIPOSA ” Antología del toreo de capa, en su tercera edición de forma digital, cuyos autores son el matador de toros Miguel Ángel Martínez “El Zapopan” y el fotógrafo Oskar Ruizesparza viene a contribuir al enriquecimiento del acervo cultural taurino Permitiéndonos mantener la fiesta mas viva que nunca.
Juan Pablo Corona Rivera Presidente Honorartio
Alas de Mariposa en un revuelo de fantasía
Por: Enrique Rivas “Joselito” QEPD
Alas de mariposa, lleva bordado con fino hilo de arte, la rica orfebrería que tiene la imaginación y creatividad, de los toreros con el capote, además de la recia personalidad del percal, cuando se utiliza en la brega, domeñando las embestidas de los toros.
Un libro que desborda afición y verdadero cariño por la fiesta, representado por sus creadores, el inquieto artista de la lente y editor Oskar Ruizesparza y el matador de toros Miguel Ángel Martínez “El Zapopan”, inspirado inventor de quites, que hoy le dan la vuelta al mundo, los dos originarios del Estado de Jalisco.
Desde su presentación, en el ruedo de la plaza de toros “Nuevo Progreso” de Guadalajara en noviembre del 2011, ante una nutrida asistencia, causo gran inquietud, ya que la
recopilación antológica de los lances y quites, que se ejecutan con el capote, es sin duda un valiosísimo material didáctico, tanto para los profesionales del toreo, como para los aficionados en general.
Continuaron las presentaciones en Tlaxcala, México la capital ante los Bibliófilos Taurinos, Saltillo, Monterrey, Torreón, Jalostotitlán y varios lugares más de la geografía mexicana, se recibieron innumerables felicitaciones tanto personales como correo electrónico, por parte de aficionados, peñas y matadores de toros, tanto de España, Venezuela, Londres y México. Agotado el primer tiraje, el segundo inicia su presentación en el Aula Cultural “Antonio Bienvenida” de la plaza de toros, Las Ventas de Madrid, adicionada con un registro histórico, que nos lleva por la huella, que ha
dejado la presencia del toreo mexicano, en la plaza de mayor importancia en el mundo, dentro de la Feria de San Isidro 2012 en la que se encuentran anunciados ocho diestros mexicanos.
La casa editora ha recibido información de nuevos lances y quites que no aparecen en el primer libro, gracias al enorme interés de varios diestros que levantaron la mano para mostrar a los editores lances y quites de su invención, por lo que será motivo más adelante de realizar el tomo dos Ganaderos, empresarios, apoderados, escuelas taurinas, toreros y aficionados han recibido con sumo agrado, el presente esfuerzo editorial, bajo la casa editora “México Mío” que dirige con fina inteligencia su director Oskar Ruizesparza, quien además ha publicado ya varias obras con el tema
taurino y otras más, de tipo cultural y turístico, en promoción de nuestro México lindo y querido así como una atención especial al deporte nacional “La Charrería” lo que nos habla de un abanico de cultura y tradición, de México para el mundo.
El material gráfico que presenta el libro, es de calidad y presición, de tal manera que cada uno de los lances y quites, se explica paso a paso en su ejecución, por si fuera poco, le acompaña un DVD, en el que por medio de la magia del video, se puede apreciar, el tiempo, la pausa y el ritmo, de cada quite en su ejecución, convirtiendo su contenido, en un material didáctico de gran valor, para la enseñanza del arte del toreo, con el capote. Un libro de colección, que marca una ruta en el rescate, de los lances y quites con el capote, tesoro inigualable del toreo universal, celebrando que la Feria de San Isidro, se ha vestido con los colores de México.
ALAS DE MARIPOSA Antología del toreo de capa
Por Ing: Valente Arellano
En España, en la ciudad de Sevilla y en el barrio de la Alameda de Hércules, nació un torero tocado por la gracia del cielo, mágico interprete de las suertes con el capote, - Pepe Luís Vázquez.
En México, Rodolfo Gaona, Alfonso Ramírez “El Calesero”, Fermín Espinosa Armillita, Arturo Álvarez “El Vizcaíno”, Rodolfo Rodríguez
“El Pana”, Chucho Córdoba, Curro Ortega, Ricardo Romero Freg, Javier Liceaga, Valente Arellano; en Jalisco Pepe Ortiz el Orfebre tapatío, Eliseo Gómez “El charro”, Humberto Flores y Miguel Ángel Martínez
“El Zapopan” entre otros mas, que han aportado una gran cantidad de quites y suertes con el capote a la tauromaquia universal.
Como dijera García Lorca, “Se puede tener
musa con la muleta y ángel con las banderillas, pasar por buen torero, pero en la faena de capa se necesita la ayuda del duende, para la verdadera expresión artística.
¿Qué es el duende? Es el poder misterioso que transmite, Es, ese chispazo, Es, ese pellizco, que el que lo tiene lo vuelve inconmensurable; que al ejecutarlo, hace levantar del asiento, se convierte en una escultura plástica, vuelca el corazón, estremece el alma y hace gritar a uno el OLE! Mas estruendoso.
Con Morante al desgranar su arte con el capote en el ruedo, se puede uno salir de la plaza exclamando, ¡Dios mío, pero que he visto!
En este libro hay lances de capa que parecen Alas de Mariposa, pero hay otros
que recuerdan el batir enérgico de las alas de un halcón buscando a su presa, otros más el vuelo plácido de la Gaviota, y otros como LA CRINOLINA, que nos hace recordar, Al ruedo donde penetra el charro con su chavinda en la mano, sereno, altivo, bizarro, como todo un mexicano, máxima expresión de Eliseo Gómez “El charro”
No en vano la corrida empieza con el capote y es el capote la razón de ser de este libro, ese capote que implora, ¡la bendición de la muerte y la convoca en la suerte¡, queriendo ensanchar su hora, da una tentación agónica, con la mortal atadura, que mantiene la cintura presa en la media verónica, o en la verónica entera.
Realidad y misterio en cada lance, se unen en este libro para
describir un arte que no es más que la realidad de ponerse frente a un toro y el misterio de porqué una zapopina pone la carne de gallina.
Alas de Mariposa es el rescate de lo que está en desuso, escenas perdidas como sacar el toro del caballo galleando con el Lance del BU, quitar, ¡SI quitar por vizcaínas¡, o por tapatías, o por Guadalupanas; torear a la verónica rodilla en tierra o con las dos rodillas; rematar con media verónica o rematar con la brionesa; hacer combinaciones de chicuelinas con tafalleras; hacer el péndulo con el capote para recibir en los medios; hacer el quite de la mariposa; el Ojalá en los medios de la plaza; ejecutar gaoneras; recortes capote al brazo; largas cambiadas; afaroladas de pie y de rodillas; la valentina; la
gaonera; la saltillera; la tafallera; por tijerillas o a lo chatre; por fregolinas; el quite de oro; el quite por las afueras; las tapatías; las orticinas; las guadalupanas; caleserinas y porque ¡NO! también por chicuelinas,
¿De dónde nace la necesidad del capote en el toreo? Es evidente que el capote de torear, nace de la capa española, y que debe haber sido el primer instrumento para lidiar a un toro, y que por su tamaño, se utilizara para dar los primeros lances al toro recién salido a la arena.
Una vez reglamentada la lidia por Paquiro y establecidos los tres tercios que conocemos ahora, el capote se usa por el matador únicamente en el primer tercio.
Es bueno recordar a los nuevos aficionados,
los que asisten a las corridas de toros que a partir de los setentas, que en años anteriores existían los quites.
Hoy se ha pasado del quite al pon.
El hecho de ver un buen tercio de quites, en aquellos tiempos, era cosa común, precisamente un buen tercio de quites era una de las mejores cosas de la fiesta, porque permitía contrastar, con aire de competencia, la finura, el arte y la eficacia de los tres alternantes que actuaban en el mismo toro y en el mismo grado de vivacidad de este, alternando el castigo en varas, como cosa muy seria, con la alegría de los lances de capa. ¡Claro que se necesitaba que el toro tomase por lo menos tres varas y que los espadas quisiesen o supiesen lucirse con la capa.
El “quite”, entre comillas, como ahora se le llama tiene dos vertientes: una es el adorno y otra la eficacia.
El libro está lleno de formas de hacer quites pintureros, pero el verdadero Quite aunque resulte antiestético es el lance con el cual se libra a un compañero de una cornada.
Por eso el libro que estoy comentando hoy adquiere una especial importancia, de volver a ver al toro en todo su esplendor y demostrar su raza y bravura cuando toma 3 puyazos y ojala sirva de ejemplo para que nazcan nuevos quites, lances, adornos, y suertes con el capote.
Alas de Mariposa, Antología del toreo de capa, son: 4 capítulos, con 144 páginas, 68 lances, quites, adornos y suertes, además
contiene un DVD con todas las ejecuciones en movimiento normal y a cámara lenta y como fondo musical 10 poemas taurinos declamados por Federico Garibay Anaya, que en paz descanse.
¡Vamos pues¡ a pedir a los Chavales soñadores de gloria, a los novilleros y a los matadores, que retomen el primer tercio con un compromiso para revitalizar la fiesta y al público asistente a pedir esos lances mágicos llenos de hondura y plasticidad, e implorar que el duende ilumine al ejecutante, para salir de la plaza exclamando ¡ Dios Mío pero que he visto ¡
Conceptos sobre el toreo con el Capote
Curro Romero
“Me he ido del toreo porque no está en el reglamento lidiar el toro enteramente con el capote, de principio a fin. Pienso que el toreo es libre y no puede estar encorsetado a un reglamento, no poder expresar lo que un artista siente.
Es como si le dijeras a Paco de Lucía que no tocase con su guitarra sino con otra”.
Luis Castro “El Soldado”
“El Universal” el crítico “El Tío Carlos”, uno de los mas respetados del periodismo taurino mexicano, lo narró con gran belleza literaria. Sobre la arena húmeda –olor a tierra mojada, cabrilleo de sol tímidose abrió el asombro de un capote de torear duro y moreno como el bronce, hondo y suave como una caricia.
Rosas de hierro forjado resbalaron al suelo de entre sus pliegues florecidos; rosas de hierro como las de una balconería de palacio virreinal. A fuego vivo labró el artista ante nosotros su milagro; siete lances como rosas de forja dieciochesca. Y la multitud se entregó ante el prodigio; porque había presenciado la resurrección de los viejos, desdeñados prestigios de la verónica.
Goya en el paseíllo de la pintura, hasta aquellos que entran en alta definición por el salón de casa, el flote minucioso de los pelos del flequillo, lenta la gota de sudor en el balcón de la nariz, desde las cámaras de Digital , ha pasado el capote por ciclos de altibajos, de la pasión desbordada al ignorado desprecio.
Parece ser que en las últimas décadas el toreo de capa era considerado, hasta hace nada, como una suerte menor en el toreo, una especie de trámite más o menos vistoso en beneficio de la muleta, reina y señora del último tercio y llave de los billetes de la lidia moderna.
Los amantes del capote y sus suertes no lo hemos tenido fácil. Pareciera que el capote, sin desprenderse del todo de su origen, se hubiera quedado perdido por las veredas del toreo romántico, que son las veredas pérdidas por las que siempre se encuentra el toreo.
Es cierto que según se van puliendo las cosas el amplio percal deja paso a la franela corta y sedosa, que hay menos espacio para el engaño, pero es igualmente cierto que cuando el toro embiste al capote lo hace de salida, con todas sus cualidades y su fiereza intacta, o al quitarlo del caballo, cuando la puya aún no ha desgranado todo su efecto.
José Suárez-Inclán “El Imparcial” España
Desde aquellos toreros de patilla y madroñeras, redecilla y puro, con capa al hombro, que pusiera
Los que no vimos quebrarse a Belmonte en su media, ni abrasarse con el toro en la tela a La Serna, echar la capa atrás a Gaona, iluminar la noche a Cagancho, girar por bulerías a Chicuelo, alargar la alegría del tiempo a Pepín Martín Vázquez o a
los hermanos Vega de los Reyes, llenar el mundo de sombreros a los pies de Manolete, iniciarse un murmullo cósmico tras un tercio de quites entre El Andaluz y Manolo Escudero, fantasear en tierras calientes —Valle-Inclán dixit— a Silverio, a Ortiz, a Armillita… jugar a la gracia divina a Pepe Luis; los que nos iniciamos aún niños con el capote empacado de Ordóñez, con la cabecita de Manolo Vázquez asomando por el pajareo de su esclavina y con los regocijos de Bienvenida, seguimos soñando con vuelos de tela rosa.
Tuvimos suerte. En las décadas doradas de los 60 a los 80 ardió la arena con las chicuelinas de Camino (que eran las de Manolo González), las pellizcadas de Diego Puerta, las que irrumpían con la apostura barroca de Manzanares, y las que volvían de sobaquina con Manolo Vázquez de nuevo. Tuvimos suerte con la media verónica con que Antoñete aposentó una columna en Las Ventas, con el capotillo inmenso e imposible del gran Curro Romero, el son pausado y paciente de Manolo Martínez, con las líneas clásicas, escépticas o trágicas, que dibujaron Bernadó o El Inclusero, con la elegancia melancólica de Manolo Cortés y el compás pausado de Curro Vázquez, con el buen veroniqueo de Ortega Cano y de Robles, con los destellos salineros de Galloso y el silencio vertical de Ojeda.
Tuvimos suerte, tanta suerte que un día surgió de la nada, de un rincón perdido y misterios del sur, el capote de Rafael de Paula con un quite tan mágico, tan asombroso, que se agotaron las palabras de la afición. Bajó del cielo al infierno el capote del gitano, subió del infierno al cielo. Muchas veces, las
suficientes. Más de las que se han dicho.
En muchas plazas: de primera, de segunda, de tercera, en el campo… Torero de toreros, capote de capotes, Rafael ha sido lo inefable, místico y dionisíaco, poesía del toreo hecha carne y viento, alma y dolor de una época. Al aire de su asombrosa irrupción aún se movieron los capotes de Pepe Luis hijo, de Cepeda, de Aparicio, de Finito de Córdoba, como asombradas sombras de un prodigio. Y tras aquellas sombras dulces la luz de Joselito, madrileña y mexicana, clásica, alegre y trágica. Poca cosa ocurrió después: dibujos caligráficos de Ponce, muchas chicuelinas estáticas de muchos y el alborozo americano y variado del Juli.
Y en esto, tras unos años de sequía, llegó como en tormenta, con la memoria paulista encendida, Morante de la Puebla. Llegó a devolver el capote a su sitio, al espacio romántico que confunde la realidad y el sueño, que es el espacio romántico —un espacio temporal— del toreo. Porque el toreo es arte romántica o no es.
Y el capote de Morante ha vuelto a ser —ha devuelto a su ser— el arte romántico —y clásico— del toreo. Y al vuelo mágico de este capote parece que se hubiera esponjado, llenado de garbo y pausa, de profundidad, el del Juli, hubiera resucitado el de Ordóñez en Cayetano, se fuera adensando el de Manzanares hijo, se reposara el del Fandi, reaparecieran el de Pauloba y Juan Mora, se enrabietara el de Luque, se afilaran los de Castella, Perera, El Cid y Talavante, y encontrara la curva desde su duelo vertical el de José Tomás.
EDITORIAL
Trascender dentro de cualquier actividad significa poner por delante, un corazón infatigable, mucha fe, aunada a una porción de inteligencia y pasión que nos permita hacer cosas diferentes.
La Casa Editorial México Mio a contribuido al mercado de los libros de manera especial, en los temas del Turismo, La Charrería y la Fiesta Brava, con interesantes contenidos, diseños de vanguardia e imágenes fotográficas de alta calidad digital y artística, por lo que cada una de nuestras publicaciones, se han convertido en libros de colección.
Ahora ofrecemos una publicación pensada para los profesionales del toreo y los aficionados a los toros, con especial predilección, por los lances y suertes con el capote.
Fantasía de revuelos de color de rosa, que ponen un punto de extraordinaria belleza durante la lidia para deleite de los espectadores, desde la majestad de la verónica, hasta quites prodigiosos producto de la sensible inspiración, que terminan en una escultura en movimiento con la presencia del toro bravo.
Es un tratado que recupera la variedad artística del primer tercio en los “Quites”, los que ha decir verdad, en estos tiempos modernos, se han ajustado a tan solo seis o siete interpretaciones lo que lamentamos los aficionados que asistimos a las plazas de toros.
La selección de lances y suertes que se presentan en la presente edición fueron puntualmente escogidas y explicadas por el matador de toros Miguel Ángel Martínez “El Zapopan” reconocido en el mundo de los toros por su genial inspiración y por ser uno de los grandes estetas, para ma-
nejar el capote con filigranas de arte y torería.
La Zapopina, los Faroles Tapatíos, Por Generalas y Por Monarcas son algunas de las suertes y lances de su invención que le han dado fama, ya que las figuras del toreo y las nuevas generaciónes de matadores las interpretan, siendo recibidas por el público con gran entusiasmo y agrado por su gran belleza.
Cada uno de los lances y quites viene explicado al detalle, con los datos de su creador, lo que acrecienta, la riqueza formativa e informativa, mientras que su función didáctica se fortalece con fotografías y un video, paso por paso de cómo se debe realizar la suerte, lo que permite practicarla hasta lograr su dominio y comprenderla en la plaza de toros.
En también rendir un tributo a todos los matadores del planeta de los toros que han contribuido con su creatividad e inspiración, sin dejar pasar por alto que Jalisco en las manos de Pepe Ortiz “El orfebre Tapatío”, Eliseo Gómez “El Charro”, Miguel Ángel Martínez “Zapopan” y Humberto Flores han aportado una gran cantidad de estos a la baraja universal.
Será un libro de colección para tenerlo cerca y disfrutarlo, un documento gráfico que pone de manifiesto la belleza del toreo y el arte que atesora, de tal magnitud que puede ser el detonador que faltaba para que las nuevas generaciones de toreros se enamoren del percal y pongan en su corazón la inspiración. Oskar Ruizesparza
PROLOGO
Cuando Miguel Ángel y Oskar me pidieron escribir este prologo, desde las tundras de mi memoria aparecieron infinidad de recuerdos: los entrenamientos de Alberto su hermano en la plaza del Viejo Progreso. Previos a la histórica faena a “Changuito”, la casa paterna, siempre abierta. Lumínica y acogedora de la familia Martínez Hernández a la que conocí, trate y estime merced a su franca hospitalidad por conducto de nuestro querido y mutuo amigo Antonio Franco “el Tableado” ---las aguas frescas de todo tipo de frutas eran de “bandera”--- los primeros y secretos pasos de Miguel Ángel para ser torero, los entrenamientos de salón, ahora con Miguel en el coso del Hospicio, su presentación como novillero, su alternativa, sus cornadas, su arte capotero, su inspiración para crear suertes y mil etcéteras mas; ¿Cómo no escribir acerca de mi amigo “Zapopan”? lo hago como homenaje a un diestro cuyo capote se desplegó con los vuelos de la imaginación, lo hago como fiel aficionado a quien toreando de capa provoca apetencia visual para terminar en encantamiento hipnótico, pero sobre todo lo hago en reconocimiento a un hombre que ha sabido ser amigo.
Mis respetos y mi felicitación a Oskar Ruizesparza quien aborda una tarea digna de este gran empeño y que muestra atávica costumbre de postergar lo no postergable se estaba convirtiendo en una especie de injusto olvido.
Estoy convencido que un toreo bello es la con-
quista de un toreo verdad, por lo tanto las suertes creadas por “El Zapopan” y su toreo de capa es darse un chapuzón en la fuente de la eterna creatividad artística; las creaciones capoteras de Miguel han sido fogonazos de luz que se anidaron en el tiempo eterno del arte; son y serán testigos siempre vigentes de alguien que en el momento de la creación soñaba despierto, de un diestro que pudo entender que el toreo es una forma de vida, tan lo entendió que la hizo suya.
Miguel Ángel Martínez “Zapopan” remonto su toreo con capote a las cumbres del espíritu, en otras palabras, alcanzo la utopía de una plenitud inmortal: Quien haya visto la ejecución de “La Zapopina” podrá comprobar que se trata de una portentosa creación artística donde se vindico la primacía del arte por sobre la destreza; esta y otras suertes que se interpretan con brío y con brillo son obras de la imaginación convertidas en finas artesanías taurómacas.
Enhorabuena a Miguel, enhorabuena a Oskar y sobre todo enhorabuena a quien tenga en sus manos este valioso libro que lo llevara a pasear por la vasta, profunda y eterna inspiración de un arte dramático, de una locura racionalizada de una poesía visual: En el nombre del toreo y del torero y del público, amen.
José Luis Cuellar de Dios
Antecedentes Históricos
Antes de morir en Francia, el 1 de noviembre de 1700, Carlos II nombró como heredero a su sobrino-nieto Philippe, con la esperanza de que Luis XIV evitara la división de su imperio, al ser rey de España su propio nieto. El 15 de noviembre. Philipe de Bourbon, heredero del ducado de Anjou, nacido en Versalles (19 de dic. 1683) como segundo de los hijos de Luis, Gran Delfín de Francia (1661-1711) y de María Ana de Baviera (1660-1690), nieto por tanto del rey Luis XIV de Francia y María Teresa de Austria, nacida Infanta de España, aceptaba la Corona de España.
Quién diría que las fobias del ahora rey, Felipe V de Borbón, llamado “El Animoso”1 iban a dar pie al inicio de lo que, tras dilatada evolución, hoy es el toreo.
Desde 1492, ya los moros habían sido expulsados de la península ibérica, así que, la costumbre de alancear toros, en las fiestas de “toros y cañas” gozaba de añeja carta de naturalización entre el público de Iberia. Pero, a las costumbres afrancesadas del nuevo monarca, dichas prácticas llevadas a cabo en las plazas públicas, le provocaron irritación y desagrado, por lo que, sin más ni más, las consideró, ay, “un espectáculo bárbaro y sangriento”. Tal contrariedad fue suficiente para que toda su corte decida no fastidiar a su monarca, y deje de alancear toros.
Esto permitió que el pueblo hiciera suyos, cómo no, los festejos. Los “chulos” quienes, para salvaguardar a los alanceadores habían aprendido, como defensa y engaño, a usar su capa frente a toros de indefinido embestir, se hicieron populares.
Con cierto grado de habilidad en el manejo de la prenda de vestir, el siguiente paso natural fue intentar el adorno. Puede decirse que es, a raíz de los anteriores sucesos, cuando el capote emerge como herramienta para la lidia y lucimiento de los toreadores.
De manera espontánea comenzaron luego a reunirse en cuadrillas, cobrando fama y notoriedad entre la parroquia. Tanta, que fue necesario llevar el “deporte de chulería”, ahora transformado en el espectáculo plebeyo, corridas de toros, de las plazas públicas a recintos construidos ex profeso. Nacieron así, las plazas de toros.
Cuando el toreo adquirió más orden, las cuadrillas se formaron con jerarquías; a saber: picadores, matadores y banderilleros. En esa etapa, el personaje más importante fue el picador, quien montado, se encontraba en el ruedo a la salida del toro. Lo recibían con brazo fuerte, aguantaban las primeras embestidas e intentaban picarlo en el morrillo para restarle fuerza y agresividad. Una vez conseguido lo anterior, los toreros de a pie, con más posibilidades de éxito podían intentar el lucimiento; tanto las suertes de capa, como hincar “arponcillos” (banderillas). Cuando habían agotado al burel cogían muleta y espada, para tirarse a matar.
Cabe mencionar que, en ese tiempo y hasta comienzos del siglo XX, los caballos utilizados para picar los toros, no llevaban la protección que hoy conocemos como “peto”, y era cosa de todas las tardes de corrida ver pencos heridos o muertos en el ruedo, los cuales, al finalizar la faena en turno eran retirados por el tiro de mulillas. Fue hasta el 7 de febrero de 1928 que, en “La Gaceta” de Madrid, se publicó el uso obligatorio de un “peto protector” para los caballos.
A partir de esa fecha, la fiesta de los toros comienza una etapa menos sangrienta, y con esto, los toreros de a
pie a perfeccionar las suertes de muleta para destacar más la faena en esa parte de la lidia y dejan en plano secundario a los piqueros. También descubren el sitio donde con más eficacia el estoque da cuenta de los toros, lo cual induce a nombrarles, “matadores de toros”.
Durante los siglos XVIII y XIX, la profesión se basa, casi en exclusiva, en el toreo de capa; generados por la necesaria acción de retirar los toros de la reunión entre caballo y picador. Incluso, como los piqueros rodaban con mucha frecuencia por la arena debían “quitar” o retirar al astado, para que no los hiriese. Paso natural fue la creatividad e inventiva de los toreros. Perfeccionan los adornos existentes y crean nuevos.
Cabe mencionar que, debido a la elementalidad de la técnica utilizada en esos años, asumir el riesgo implícito en toda suerte en la plaza era reconocido como un acto heroico, realizado con gallardía, por lo cual, se los consideraba un “lance”. De ahí su nombre actual.
Al otro lado del atlántico.
Alancear y correr toros, como espectáculo público, se inicia casi a la par de España, en nuestro país. Por vez
primera se corren toros, el 24 de junio de 1526, día de San Juan en la ciudad de México. En Guadalajara es hasta el año de 1600 que se corren toros: un 29 de septiembre, en la celebración de San Miguel Arcángel, patrono de la capital de Jalisco.
Esta forma hispana de celebrar acontecimientos, se incrusta en el gusto de los nativos, quienes sin poner reparo, la adoptan… y la adaptan a los gustos particulares. Fue tal el arraigo que, personajes como el cura Miguel Hidalgo y Costilla, se convirtió, aparte de buen aficionado, en ganadero al ser propietario del hierro de Parangueo. Don Ignacio Allende no perdía oportunidad de torear a caballo, y como don José María Morelos y Pavón mantuvieron relación
estrecha con el ganado bravo.
Incluso, el ex-cura de Dolores, a su paso por Guadalajara, en plena guerra de independencia libera de la carcel a un torero español de nombre Agustín Marroquín, para que sirva en sus filas y se encargue de cumplimentar las órdenes de ejecución. Una de sus primeras labores fue en el pueblo de San Martín, a cuatro leguas de la capital de la provincia de Jalisco.
Donde fueron ejecutados y sepultados en fosa común, 39 prisioneros, algunos de ellos “apuntillados” por el torero Marroquín, que fue fusilado el 10 de mayo de 1811 en el estado de Chihuahua.
Concluido el movimiento insurgente, la fiesta taurina en nuestro país retoma su ritmo habitual y continúa la importación de diestros profesionales españoles. En 1831 llega a México, el torero de Puerto Real, Bernardo Gaviño y Rueda (-1886), quien se convierte, por más de cincuenta años en el torero consentido y maestro de los mexicanos de su época, entre ellos, Ponciano Díaz Salinas “El Charro de Atenco” (1856-1899)
Una de sus hazañas más famosas es la relacionada con el asalto de que fue víctima el convoy en el que viajaba con su cuadrilla a la ciudad de Chihuahua en la que había sido contratado para torear por la mañana y por la tarde durante los días de feria del año 1844.
El asalto ocurrió en un lugar llamado Palo Chico, por un grupo numeroso de indios bárbaros (comanches) con el que se batió Bernardo y su cuadrilla muy valientemente desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde en que huyeron los indios al ver llegar refuerzos de la hacienda de La Zarca.
Muchos de los viajeros, en su mayoría comerciantes, fueron muertos o heridos. De la cuadrilla sólo quedaron con vida Bernardo Gaviño y dos subalternos: Fernando
Hernández, banderillero y Vicente Cruz, picador. Continuaron el viaje y una vez recuperados los toreros reorganizaron la cuadrilla incluyendo algunos toreros que se le presentaron al capitán Gaviño quedando listos para cumplir el contrato.
Otra hazaña, de las muchas que fue protagonista el diestro gaditano- es la que narra la sexta corrida del tercer día por la tarde. Los toros (cuatro) procedían de la Hacienda de El Terrón. Es curiosa la descripción de los animales: Primer toro, grande de alzada, achampurrado, fogoso, bien cornado, fue picado, tomó seis varas, dio muerte a tres jamelgos, recibió tres pares de banderillas y le dio fin Bernardo con meti y saca, después de dos pases de muleta.
Cabe mencionar que no hay registro en España de alguna alternativa a nombre de Bernardo Gaviño.
En el siglo XX, las enseñanzas de Gaviño y el arribo a México de Saturnino Frutos “Ojitos”, (Madrid 1855-1913 Villa de Guadalupe, México) banderillero del espada granadino, Salvador Sánchez “Frascuelo” más el establecimiento de su escuela taurina propiciarón el desarrollo de la habilidad innata de los mexicanos, así como la creatividad de los mismos para el toreo de capa.
Esta obra da cuenta de su exquisita variedad y pretende, por supuesto, mantener vigente la riqueza que el toreo de capa otorga a la fiesta de los toros.
A pesar de los tiempos difíciles, o tal vez por eso, que atraviesa mi amada profesión, me he dado a la tarea grata de compartir los lances de capa por mí conocidos, así como los de creación particular. La dirijo, sobretodo, para quienes han decidido abrazar la honrosa profesión de Matador de Toros.
Miguel Ángel Martínez “ Zapopan ”
Entrevista a Miguel Ángel Martínez “Zapopan”
Por: Felipe Aceves
(…) el capote de Miguel Ángel fue llave que abrió el cerrojo oxidado de la cárcel del olvido donde yacen, cubiertas de polvo tantas suertes del toreo.
Conchita Cintrón
Diario El Informador de Guadalajara. 1974
taurinas con más prestigio en nuestro país. Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad de Guadalajara, México y reconocido como un creador fecundo de las suertes de capa, hoy, el destino lo llevó a reunir su profesión académica con su mayor pasión.
Nos trasladamos al pueblo de Santa Lucía, municipio de Zapopan en el estado mexicano de Jalisco, donde, limitado por un impresionante tajo, se encuentra el rancho San Gonzalo Torre Vieja, propiedad de Don Pablo Moreno que administra nuestro entrevistado. Luego de las inevitables reminiscencias -nos conocemos hace ya… muchos años- fuimos invitados a pasar a una acogedora terraza. En compañía de recuerdos taurinos de la casa, con un par de bebidas refrescantes frente a nosotros, entablamos la charla que compartimos con ustedes.
Lo primero que deseo preguntarte es ¿Cómo percibes al Zapopan, luego de varios años de haber dejado la profesión?
Después de transcurrido el tiempo, como tengo muchas fotos, muchos artículos de periódicos, mucha información mía que fui conservando por alguna razón de gusto y curioso que soy, sin quererlo me he dado a la tarea también de revisarme cómo fui como torero. Al estar viendo las fotos, al estar leyendo de nuevo los artículos, al ver con quienes alterné y actué en el ruedo y lo que hice, pues creo que, si Dios me hubiese concedido la paciencia para haber aguantado hubiera sido un torero importante en la fiesta de los toros. Por todo. Por mi expresión, por mi ejecutoria taurina, por mi variedad con el capote, mi versatilidad con las banderillas por ambos lados, por mí manera de torear, características que hoy les falta a muchos, pues sí, me arrepiento un tanto de haber dejado la profesión.
¿Por qué piensas que no fuiste un torero importante?
Bueno, si hubiese tenido más tiempo como para cimentar, crear una corriente, una línea, una escuela, podría haber sido importante. De hecho fue corta y perenne mi paso por los ruedos.
Sin embargo este trabajo, me refiero al libro, el cual muy pocos serían capaces de realizar, me parece que es un legado para la fiesta.
Miguel Ángel Martínez “Zapopan” ha vivido casi todo en el entorno que ha sido el eje de su existencia: la fiesta de los toros. Gran aficionado, fue novillero puntero, es matador de toros y cofundador de una de las peñas
Es producto de muchos años de investigación y puse todo mi empeño para que fuera editado, pero fue Oskar Ruizesparza quien hizo posible su publicación. Además lo hizo con mucho arte, y sí creo que es muy
Foto: Laura Reséndiz
interesante. También me parece que será un punto de partida para muchos toreros actuales. Para que conozcan un gran abanico de suertes con el cual pueden enriquecer su repertorio.
¿El toreo de zapopinas?
Es una forma distinta de torear. He buscado en grabados, fotografías, películas, etc, y en ningún lado encontré una forma en la que se tome el capote por la esclavina y de un extremo, para con movimientos ondulatorios se utilicen los vuelos del capote como parte fundamental de una ejecutoria.
Por eso se destino un capítulo especial en el presente libro
¿Cómo surgió?
Un día mi hermano Beto Martínez, también torero, al terminar una sesión de entrenamiento me vio sacudir el capote antes de guardarlo y me preguntó “oye ¿no podría salir alguna suerte con base en esos vuelos?”
Para ser sinceros, en ese momento me pareció una locura, pero conforme pasaban los días, aquel comentario seguía en mi cabeza. Luego me puse a intentar locuras. Poco a poco fueron afinándose las formas y así fue como empezaron a surgir la Zapopina y sus variantes.
¿Ves en el panorama de México algún torero que sea, vamos a decir, el heredero de El Zapopan?
En la actualidad está mi sobrino Memo Martínez. Él las conoce de nombre y sabe ejecutar la gran mayoría de ellas; de hecho ha realizado varias en el ruedo y pienso que, como resultado de su participación en la obra, el público le va a pedir que las haga. También están, Joselito Adame e Hilda Tenorio, y varios más. Esto me dice que empieza a tomar forma una corriente en el sentido de aportar mayor variedad en los ruedos. El libro consigna alrededor de ochenta suertes. Confío que, con base en esto serán creadas nuevas suertes que vendrán a renovar el abanico que estamos compartiendo.
¿Qué te gustaría que sucediera con el libro?
Lo que ya te comentaba: un punto de partida; eso quisiera que fuese. Que los novilleros, los matadores actuales lo viesen como parte del guión de un script de un personaje que tienen que realizar dentro del ruedo; porque,
finalmente, el torero es un artista, y tiene que saberse de memoria su papel; el que se invente, el que su estilo tiene, el que su personalidad tiene. Recrearse a sí mismo. En la actualidad quien mejor ha representado su personaje, de lo que quiso es El Pana, porque el que yo conozco hace mas de treinta años siempre ha sido igual y siempre se ha creído lo que es, y vive su papel como torero.
¿Qué le dirías a quien se interese por tú libro, más que en su lectura, por aprender nuevas suertes?
Pues que, antes de intentarlas en la plaza, primero las aprendan, las ensayen, que dominen los vuelos del capote, que, sin miedo traten de hacer cosas nuevas a pesar de que a veces les parezcan locuras. Después hay que recrearlas mil veces durante los entrenamientos buscando que salgan perfectas, aunque sea en una ocasión.
Se te ve contento, Miguel.
Pablo Moreno me ha contagiado el cariño y la gran ilusión que tiene por su ganadería. Por fortuna, aquí hay mucho por hacer; estoy en lo que me gusta y cada minuto junto al ganado, en la revisión cuidadosa de las instalaciones, las charlas con el ganadero acerca de los registros enriquecen sobremanera la vida que tanto amo. Como si no fuera suficiente, el rancho tiene un paisaje excepcional. Te invito a que nos acompañes a comer y disfrutes uno de los atardeceres más bellos que hayas visto. Si te parece lo aderezamos con un cafecito.
Miguel Ángel se quedó corto con la descripción. Aquella tarde fue rematada por una noche clara, la mejor luna del año y la música del reburdeo de los toros a la distancia.
Yo estuve en la plaza de toros El Progreso, aquella tarde que menciona Conchita Cintrón en el epígrafe de la entrevista. Remató esa crónica de la siguiente forma. (…) y Miguel Ángel, con la inquietud de un poeta del toreo, fue por ellas y abriéndoles la puerta del presente, se las llevó prendidas en la orla de su capote para dejarlas resplandecientes sobre el ruedo.
Muchas gracias, matador.
Fotos del Archivo del matador tomadas por Carlos Garibay
A hombros plaza Viejo Progreso
A hombros por la calle Morelos hasta el hotel Morales Veronica Chicuelina
Alternativa de manos de Joaquín Bernardó, testigo Salvador Villalvazo
Chicuelina
Veronica
Por Tapatías
Orticina
Farol porta gayola
Ultima tarde de la plaza de toros El Progreso el 1ro de Enero de 1979
Farol de rodillas
Farol tapatío
Zapopina afarolada
Recorte de zapopina
Monarcas
Recorte de revolera
Quite de oro
Chicuelina
Media Veronica
Citando para ejecutar el quite por monarcas
Veronica Veronica Larga afarolada
Farol de rodillas
Bibliografía
-El Toreo de Capa. Robert Ryan. Editorial Guillermo Blázquez. 1996
-La Fiesta de los Toros. Juan Romero. Ediciones A.P. Barcelona, España. 1987
-De Paquiro a Paula. Juan Posada. Colección La Tauromaquia, Editorial Espasa Calpe, 1987
-Rodolfo Gaona, Gloria Nacional. Lauro Treviño. Ediciones SEI, SA 1975
-Cornadas al Viento. Carmelita C. Madrazo. Impresos Labra .A. 1990
-Novísima Grandeza de la Tauromaquia Mexicana. José Francisco Coello Ugalde. Fundación Ingeniero Alejo Peralta y Díaz Ceballos. 1999
-El Toreo en México. Artes de México 90/91 año XIV. 1967
-Periódico El Informador. Guadalajara, México. 25 de marzo de 1974
CREDITOS DEL LIBRO
Direción y Producción: Oskar Ruizesparza.
Ejecutantes de los lances: Miguel Angel Martínez “Zapopan”, Guillermo Martínez y Rodolfo Rodríguez “El Pana”
Enbistiendo como toro: Novilleros, Julio de la Isla, Carlos Rodríguez y Cristian Verdín.
Esta es una publicación de los derechos son reservados y propiedad de la editorial, se tiraron en la primer ediciòn 2,000 ejemplares en octubre del 2011, la segunda edicion 2,000 ejemplares en mayo del 2012, tercera edición 500 de forma digital en USB, la reproducción total o parcial, por cualquier medio, ya sea impreso, digital, electrónico o calcado será sancionado conforme a la ley autoral. Anguila No. 3745, en la colonia Loma Bonita Residencial Zapopan Jal., México Cel. 044 333 440 4001 www.mexicomio.com.mx
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Promover y difundir los valores culturales de la tauromaquia en hispanoamérica.
VISIÓN
Trascender como la institución que aporte los mejores proyectos para engrandecer la oferta de la cultura taurina.
OBJETIVO
Fortalecer la imagen de la cultura taurina para favorecer la defensa de la fiesta brava.