La memoria, germen del futuro
Memoria y euskera, dos términos, dos ideas que se han de enlazar en esta obra. No son dos palabras inconexas, vacuas, sin contenido, sino plenas de sentido para los euskaldunes. De las que nos remueven las entrañas y nos llenan de sentimientos. Al combinarlas, inevitablemente, resulta preciso mirar para atrás y acopiar testimonios de lo acontecido, para recuperar la memoria histórica. Y es que resulta evidente que la historia oficial, esa que han elaborado nuestros estados vecinos, narra de una manera muy particular la historia oficial de nuestro pueblo. Partiendo de la negación de la existencia de Euskal Herria y basándose en ello, han adecuado el relato a esa negativa. Pretenden hacer desaparecer de él, en la medida de lo posible, las pruebas y vestigios de la opresión y la persecución. Opresión y persecución son parte integrante de nuestra trayectoria, y es nuestro deber recuperar la memoria de las mismas. Sin remontarnos mucho en la historia, por ejemplo, es incuestionable que Euskal Herria, y el euskera y los vascos concretamente, han sufrido un duro embate durante el siglo XX. Y que esa arremetida nos ha originado profundas consecuencias: pérdida de la transmisión del euskera, ruptura de las iniciativas desplegadas a favor de la lengua vasca en los años previos a la guerra de 1936 en Hegoalde, la herida abierta en la autoestima de tantos euskaldunes por la persecución y el menosprecio hacia el euskera…