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VUELVE LA FERIA DEL LIBRO DE SAN ANDRÉS
Islas que escriben, leen y resisten en el Caribe
‘All a wi’ (Todos nosotros, en creole) es el lema que inspira a la Feria del Libro de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (FILSAI) 2025; en una edición que llega cargada de profundo simbolismo y fuerza: la literatura como memoria, resistencia y comunidad en un territorio que enfrenta tensiones lingüísticas y ambientales. El certamen será del 17 al 20 de septiembre.
Durante cuatro días las islas se llenarán de voces diversas: escritores, narradores, artistas, editoriales, músicos y académicos provenientes del Caribe, África, América Latina, Europa y Colombia, junto a autores raizales que tejen esta historia desde adentro.
La FILSAI abrirá con un homenaje a Miss Cecilia ‘Chiqui’ Francis Hall, símbolo vivo de la cultura raizal, y tendrá una noche de música afrocaribeña denominada 'Raizal Night', en honor a nuestras raíces y memorias compartidas.
DE LAS ISLAS PARA EL CARIBE Y EL MUNDO
FILSAI es mucho más que un evento literario: es una plataforma para visibilizar derechos culturales, defender la lengua Creole, impulsar la soberanía editorial y reafirmar el arte como herramienta de transformación. Es también un espacio que conecta con los jóvenes de escuelas y colegios, con comunidades en barrios vulnerables y que activa escenarios no convencionales como el Centro Cultural la Escalera, al lado de escenarios principales como el Cañón de Morgan, el Banco de la República y Namasté.
La imagen gráfica de este año es obra de Cátula Álvarez Berrio, una creadora que desde la intuición y la entrega silenciosa, plasma emociones genuinas en un arte honesto y poderoso.
PARTICIPANTES INTERNACIONALES
Donna P. Hope y Verene Sheperd de Jamaica, Melvina Hazard y Celeste Mohamed de Trinidad y Tobago, Ana Griot de España, Ernesto Rodríguez Abad de Tenerife, Bonifacio Ofogo de Camerún y Andrés Hernández Font de Cuba.
VOCES NACIONALES
Claudia Amador (Barranquilla), Beatriz Vanegas Athías (Sucre), María Alejandra Buelvas (Cartagena), María Angélica Pumarejo (Valledupar), Tatiana Sánchez (Barranquilla), Carlos Manuel Guerra Curvelo (Wayuu), Juan Manuel Roca (Medellín), Rubén Darío Silva (María la Baja), Elías Heim (Cali), Paulo Bacca (Nariño), Alberto Ulloa y La Tropa de Trapos (Cartagena).
RECONSTRUYENDO AUTONOMÍAS ALIMENTARIAS Y SEMILLAS TRADICIONALES
Prácticas ancestrales del Gran Caribe
La historia de la colonización - colombianización, del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, expresa el itinerario de la concentración y centralización de un poder económico, político y cultural ajeno a la cultura isleña, que ha desplazado saberes, tecnologías locales de producción de alimentos, y medicinas tradicionales, así como sus formas de organización social.
Por Catalina Toro Pérez
El modelo agroalimentario que se impuso en San Andrés y en menor medida en la isla de Providencia, ha dependido de la importación de alimentos, muchos de ellos ultraprocesados, desde el centro del país y de fuera, de commodities agrícolas, que amenazan la producción local raizal en beneficio de intereses de grandes cadenas hoteleras, y supermercados, configurando una dieta que beneficia las preferencias alimentarias de turistas y extranjeros (Gutiérrez, 2019).
Al mismo tiempo, los conocimientos ancestrales de producción, intercambio y preparación de alimentos, fueron y son compartidos con los pueblos del complejo cultural anglo-africano y de habla creole de todo el Gran Caribe y en especial de la antigua Mosquitia, (Honduras y Nicaragua caribeñas), Costa Rica, Panamá, así como de Jamaica y gran número de islas del Caribe durante más de 400 años.
El conocimiento ancestral sobre la agrobiodiversidad está también asociado a la cocina tradicional del archipiélago, que es patrimonio cultural inmaterial de la nación, como conjunto de manifestaciones que dan sentido y pertenencia al pueblo raizal. El patrimonio (semillas, instrumentos, objetos de cocina, arquitectura
ancestral, patios “backyards” y espacios culturales comunes expresan los usos, conocimientos, expresiones y técnicas de un pueblo (Márquez, et al (2016): pp. 18) cuya soberanía alimentaria se convierte en un aspecto fundamental en la lucha histórica que comparten los pueblos del Gran Caribe por la autodeterminación y el reconocimiento de su cultura ancestral
ENCUENTRO PARA LA VIDA
El Primer Encuentro de Agriculturas para la Vida del Gran Caribe y el Tercer encuentro de la Red Comunitaria de Agriculturas Para la Vida, realizado entre el 02 y el 06 de agosto, fue un espacio de diálogo y convergencia que permitió visibilizar, fortalecer y compartir las experiencias de los pueblos caribeños, defendiendo la vida y estrechando los lazos culturales entre las comunidades del Gran Caribe, provenientes de Virgin Islands, Cuba, Puerto Rico y Honduras entre otros.
Buscando construir una agenda regional de los pueblos cuyo eje fue la soberanía alimentaria, la mitigación climática y la justicia social este encuentro liderado por la organización local R-Youth, con el apoyo de varias redes como Stronger Caribbean Together, Pastoral Social, Salt Watta Roots, Fondo Acción y el Ministerio de la Igualdad, entre otros, aspira a gene-
rar una plataforma de cooperación regional que trascienda fronteras y promueva el aprendizaje colectivo.
Este espacio reunió más de 100 participantes, incluyendo agricultores, campesinas y campesinos, representantes de organizaciones comunitarias raizales e indígenas, jóvenes líderes, mujeres y aliados nacionales e internacionales, con el objeto de crear un espacio de encuentro e intercambio de conocimientos y saberes entre los pueblos del Gran Caribe para compartir experiencias entorno a la soberanía alimentaria, la mitigación climática y las luchas por la defensa de sus territorios.
Se realizaron actividades de diálogo de saberes como espacios de intercambio de experiencias entre campesinos, círculos de palabra y talleres prácticos, entre las comunidades rurales y talleristas inscritos, enfocadas en temas como regeneración de suelos, conservación de semillas, manejo del agua y tecnologías sociales.
Se presentaron experiencias como la finca La Liliana en Camaguey en Cuba, con sus sistemas silvopastoriles, de cultivo de agrobiodiversidad y manejo del agua, donde los niños celíacos realizan talleres, intercambian sus experiencias y aprenden sobre la alimentación buena, limpia y justa para todos, teniendo
en cuenta el necesario cuidado de la naturaleza.
Se realizaron recorridos y visitas de campo para conocer experiencias locales de agrobiodiversidad isleña, como la granja autosustentable de Inés Celis Steele, donde aprendimos técnicas de cultivo, manejo de suelos y sombrío para las siembras, alternativas recolección y reciclaje de agua, y variedad de formas de producción de compostaje. También visitamos la Biofábrica de Raizal Youth, para la transformación de productos locales, que provienen de la diversa agricultura Kriol en San Andrés Islas.
También se realizó un mercado Cultural y Campesino que permitió intercambiar productos locales, semillas y plantas medicinales, base esencial de las culturas locales que hay que preservar, así como la cultura alimentaria y medicinal de las comunidades campesinas y locales. Participamos, asimismo, en actividades culturales de Integración de manifestaciones culturales del Caribe como el Rondón del pensamiento, concierto de música y danza, así como en la marcha del día de la Emancipación Raizal, como parte esencial del intercambio. Y se socializaron los acuerdos y propuestas para continuar tejiendo la Red.
MANIFIESTO CARIBE Y PROPUESTAS
En este espacio también se presentó el manifiesto de la red “Stronger Caribbean Together Network: Regional Resistance to Disaster Capitalism and a Decolonial Approach to Resilience in the Caribbean”, que coordina la profesora Pat Northover de la Universidad de West Indies en Jamaica. (https://strongercaribbeantogether. org/2024-manifesto) y entregamos algunas cartillas sobre Agrobiodiversidad en el Archipiélago, a las agricultoras de San Andrés como resultado del proyecto: Reconstruyendo autonomías alimentarias, semillas tradicionales y practicas ancestrales en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina realizado entre Agro-Providencia y Universidad Nacional en 2023.
Se desarrollaron reflexiones colectivas para definir compromisos y estrategias de continuidad, integrando las voces de todos los participantes, y estas fueron algunas de las conclusiones del grupo del Gran Caribe en el encuentro de Agriculturas para la vida.
Se propuso realizar un calendario territorial y reconstruir la memoria de las semillas:
• Identificar las prácticas agrícolas según estaciones y condiciones climáticas locales, incluyendo los impactos del cambio climático.
• Registrar qué se está plantando, dónde y en qué momentos del año.
• Documentar las semillas disponibles y las que han desaparecido, describiendo sus características, usos y cómo han contribuido a la resiliencia territorial.
• Recuperar y preservar memorias ancestrales asociadas a las semillas y a las prácticas agrícolas, entendiendo que cada semilla lleva una historia de resistencia y adaptación.
• Establecer un Día de Acción Espiritual por los demás territorios del Caribe, como expresión de conexión, solidaridad y reciprocidad.
También se propuso firmar un Memorando de Entendimiento para fortalecer la cooperación entre agricultores de las islas del Caribe y sus zonas costeras para intercambiar conocimiento, tecnologías, experiencias y estrategias sustentadas en desarrollos agrícolas resilientes en ambientes caribeños.
Se planteó definir criterios claros que diferencien los roles de aliados estratégicos (ONG, academia, organismos multilaterales y Estado), como facilitadores y acompañantes del proceso, respecto del rol central de campesinos y agricultores, quienes deben guiar la agenda y la toma de decisiones, encuentros y espacios de diálogo. Se propuso la metodología campesina a campesino, y priorizar la voz de quienes son los promotores de las agriculturas para la vida.
Por último se revalidó defender la justicia del lenguaje en todos los espacios de la Red mediante traducción simultánea al inglés, español, creole u otros idiomas requeridos, lo que permitirá asegurar la participación equitativa de todos los territorios y actores.
URGE PROTEGER BOSQUES DE HADAS SUBACUÁTICAS: BLUE INDIGO
Praderas de vida
La fundación Blue Indigo de San Andrés adelanta un proyecto piloto, para evaluar una metodología que prevenga y mitigue la erosión que se está presentando en las praderas de pastos marinos; iniciativa que hace parte del programa ‘Fi Wi Riff’ ejecutado por Fondo Acción, en alianza con las Fundaciones Providence y Prosealand, y el apoyo de Blue Action Fund.
Por Janeth Raga
La directora de la organización, la bióloga Maria Fernanda Maya, explicó que la investigación se adelanta en la pradera en frente de Rose Cay (parte del complejo turístico conocido como Cayo Acuario), y que el tiempo proyectado para ello es de un año.
La investigadora comenzó con un corto recuento de los antecedentes de esta iniciativa, remontándose años atrás cuando esta ONG apoyó voluntariamente los estudios en ecología y conservación de praderas de pastos marinos que venía desarrollando en la isla, el profesor de la sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia, José Ernesto Mancera.
“Desde esa universidad tenían un proyecto para evaluar algunas técnicas en pro de disminuir o prevenir la erosión de las praderas de la bahía de San Andrés, específicamente aquella que se encuentra enfrente del comple -
jo Cayo Acuario, la cual tiene una condición muy importante y es que, por situaciones como el cambio climático, el aumento del nivel del mar y el deterioro de las barreras coralinas, presentan un proceso de erosión bastante grande; se están fragmentando y se están desprendiendo bloques completos de la pradera de pastos como tal”, detalló.
El docente y su equipo —anota la directora de Blue Indigo— iniciaron con una prueba de una metodología para prevenir que esto siguiera sucediendo en uno de los costados de la pradera; apuesta a la que esta organización local decidió unirse como voluntaria y que ahora continuarán al habr sido seleccionados en una convocatoria de ‘Fi Wi Riif’, para continuar con ese piloto.
ACCIONES PRE-RESTAURATIVAS
Antes de pensar en labores de restauración de los pastos, Maya señaló que previamente se debe evaluar la salud de las praderas,
ubicar unas bolsas de material biodegradable para que se afiancen sus raíces y también fortalecer la sensibilización con los operadores turísticos de esa zona, para mostrarles el valor que tiene este ecosistema y por qué es fundamental que lo protejamos entre todos.
“El piloto implica el desarrollo de unos monitoreos del estado de la salud de las praderas, de su composición y la de los sedimentos como tal, para tener información más precisa. Luego la metodología continúa con el establecimiento de unos sacos con arena, para que las raíces no queden expuestas en el agua y se pueda sostener la pradera como tal”, agregó.
La bióloga indicó, igualmente, que este proyecto tiene una duración de un año, así que lo estarán culminando en el primer semestre del 2026. Además, recalcó que han tenido algunos retrasos en el cronograma, por cuenta de la traída a San Andrés de algunos
materiales necesarios.
Al respecto de las bolsas que mencionó, se sabe que son pequeños costales fabricados con yute (un material biodegradable pero igualmente resistente) y que están por comenzar un proceso de integración entre arena procedente del continente colombiano, gravilla de origen calcáreo y arena de vidrio en su interior, con el fin de que tengan una mayor allí.
“Los sacos de yute se van degradando con el paso del tiempo y las raíces van reteniendo el material particulado necesario para evitar la erosión; pero pasa que hay un problema y es que la erosión de esta pradera va demasiado acelerada, produciendo unos huecos muy grandes. Así que ahora tenemos un reto gigante por delante, y es ‘cranearnos’ qué otras acciones adicionales vamos a implementar allí para conservar nuestras praderas, inicialmente la de esta zona que se está interviniendo”, anticipó.
VALIOSO ECOSISTEMA
Otra de las fases dentro del proyecto ‘Fi Wi Riif’, comprende iniciar un proceso de socialización con los operadores turísticos, para que le den real importancia a este ecosistema y para quitar del imaginario “que son mugre, monte o algo incómodo para el turista".
El valor de los pastos marinos está dado en términos de los valores ecosistémicos que proveen, tales como la interacción vital con los arrecifes de coral y con los manglares, puesto que hay un tránsito importante de especies clave para el Archipiélago por las praderas; sumado a la retención de sedimento y de carbono.
“Es pertinente también mencionar la belleza de los mismos y su sensibilidad. De hecho, para mí son como bosques de hadas subacuáticas; en síntesis, lugares hermosos e importantísimos. Así que debemos prevenir que sigan tirando anclas en zonas de pastos, dialogando con los operadores turísticos principalmente”, resaltó.
ALIANZAS ESTRATÉGICAS
Blue Indigo es quien ejecuta el proyecto, pero la alianza con la Universidad Nacional y con el profesor Mancera se mantiene y fortalece. Cuentan, adicionalmente, con un estudiante vinculado en modalidad de pasantía, quien se encarga de adelantar el análisis de laboratorio junto a personal local.
“Aprovecho la oportunidad para agradecer a la Universidad por ser parte del proyecto, en calidad de voluntaria, como parte de su aporte; al igual que damos gracias a Fondo Acción, quien está financiando este primer piloto”, manifestó.
Por último, Maya enumeró qué productos, entregables o informes generará esta prueba piloto que –según su decir– es apenas un primer paso, para dar pie a la implementación de estrategias de prevención de la erosión en pastos marinos.
“Como saben, los pilotos de investigación tienen resultados que no siempre son positivos; no obstante, esperamos tener resultados muy satisfactorios al cierre del piloto para, luego, implementar otras alternativas de intervención ampliando, en lo posible, las medidas que se están tomando”, concluyó.
“NUESTRA PRIORIDAD, LA POBLACIÓN INSULAR”: CÓRDOBA GARCÍA
Resiliencia ambiental y seguridad
Luego de seis meses de la toma de posesión como comandante del Comando Específico de San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Cesyp), contralmirante Alfonso Córdoba García, hombre de mar, dio a conocer que desde la institución vienen trabajando en diferentes áreas como el medioambiente y la investigación.
Por: Juan David Herrera
Córdoba García se ha desempeñado en cargos como: Agregado Naval en la Embajada de Colombia ante el Gobierno de Gran Bretaña e Irlanda del Norte; comandante de la Base Naval ARC Bolívar; comandante del Grupo Aeronaval del Caribe y jefe del Departamento de Operaciones de la Fuerza Naval del Caribe, entre otros.
¿Qué acciones sociales tienen en ejecución?
Parte de población aún puede pensar que somos un componente militar solamente, pero no es así. En realidad, somos mucho más, nuestras funciones abarcan la protección de la vida hasta la soberanía, rigiéndonos bajo nuestra constitución política. En todas partes en las que estamos apoyamos a la comunidad y, de hecho, nuestros resultados no son sólo operacionales, sino también en ayuda a la población. Le apuntamos a la paz.
¿Cuál es el balance de las jornadas de atención al desarrollo?
Hemos realizado varias en las islas de la mano del personal del departamento, algunas secretarías, la Alcaldía de Providencia, Gobernación y Fuerza Aérea Colombiana. Pudimos brindar más de 2000 atenciones médicas, porque sabemos que muchas veces no se cuenta con el acceso a profesionales en salud en el Archipiélago; medicina interna, odontología, urología, entre otros fue lo que ofrecimos la población isleña. Queremos seguir afianzando estas estrategias.
¿Para el tema del medio ambiente qué tienen?
Avanzamos en el proyecto ´Santuario Azul de Tortugas´ que el año pasado
fue merecedor del premio del Comando General de las Fuerzas Militares como una de las principales apuestas de preservación de la vida marina; esto no solamente es por nuestra parte, también recibimos colaboración de terceros que son validadores: científicos, infantes y pescadores se han vinculado.
Es preciso anotar que San Andrés, Providencia y Santa Catalina son el segundo nodo más importante de tortugas marinas de la región y el mundo Este año en todos nuestros cayos hemos podido contabilizar más de 125 nidos, de los cuales tenemos en estadística más de 16000 huevos de varias especies eclosionados.
Además, nos movemos con el pez león de la mano de organizaciones
locales como Lion Fish Expeditions. Tendremos caza de este animal próximamente en East - South East Cay (conocido también como Cayo Bolívar) y de South West Cay (Cayo Alburquerque). Por otro lado, le apuntamos a la repoblación interna por medio de la siembra de vegetación
¿Cómo van las relaciones con el pueblo raizal?
Hace unos meses tuvimos una campaña para fortalecer los vínculos. Desarrollamos actividades como conversatorios, seminarios y diálogos constantes para seguir uniéndonos. La intención que hemos tenido desde el Cesyp este año es acrecentar esos lazos de comunicación, saber sus realidades y, en la medida de lo posible, asistirnos mutuamente.
ESTUDIOS Y CONDECORACIONES
El contralmirante Alfonso Córdoba García con más de 30 años de servicio en la institución es profesional en Ciencias de la Administración, Especialista en Política y Estrategia Marítima; Seguridad y Defensa Nacional. Sus logros le permitieron obtener múltiples condecoraciones entre las que se destacan: Medalla Servicios Distinguidos a la Armada Nacional, Medalla al Mérito Logístico y Administrativo “Contralmirante Rafael Tono”, Orden del Mérito Militar “Antonio Nariño”, Medalla Militar “Fe en la Causa”, Medalla Servicios Distinguidos a la Fuerza Submarina, Orden del Mérito Naval “Almirante Padilla”, entre otras.
¿Y con los pescadores artesanales? Nos reunimos de manera frecuente con cooperativas y asociaciones, escuchándoles las inquietudes, los clamores y necesidades que tienen. Tuvimos la visita del Buque Simón Bolívar, en el que se efectúa una serie de reparaciones a faros, boyas y levantamiento de cartas para hacer una navegación más segura. Igualmente, el gremio sabe que cuenta con nosotros.
Debo mencionar que, entre otras cosas, tenemos en curso la implementación de un nuevo modelo de Armada Nacional que nos permita hacer presencia en los cayos del norte sin ningún inconveniente a través de una nueva embarcación de cuatro motores, que también va a ser utilizada en Providencia. De esta forma podremos acompañar a nuestros pescadores artesanales en sus faenas con mayor autonomía y seguridad.
Fotos: Edward Lunazzi Celis
MEDIO INTERNACIONAL EXALTÓ LA LABOR DE LIDERESA RAIZAL
Soberanía alimentaria
El periódico El País (América) resaltó recientemente la labor de Paola James Garcés, trabajadora social de Providencia, quien busca impulsar la soberanía alimentaria en su municipio, entre otros retos ambientales. De hecho, hace poco fue invitada a un coloquio de comunidades tradicionales en Brasil. 'Acción política y social en la región insular del Caribe colombiano'.
Como se recordará esta profesional fue miembro de la cooperativa ‘I-Fish’ y ahora integra ‘Fi-She Association’: la primera organización de mujeres pescadoras en su isla. Además, ha participado en múltiples escenarios de debate a nivel local, nacional e internacional, como el Coloquio Panamazónico de Pueblos y Comunidades Tradicionales en Manaos (Brasil), efectuado recientemente.
AUTONOMÍA ALIMENTARIA
El artículo en el medio español fue titulado: 'La lideresa raizal que promueve la siembra como “acción política y social” en la región insular del Caribe colombiano'; y en este se recalca que casi el 90% de los alimentos que se consumen en Providencia llegan en barco, lo que hace que el costo de vida sea muy alto.
Por esa razón James fundó hace tres años ‘Felicity Village’: una apuesta familiar, que parte de la autosostenibilidad, donde se siembran alimentos libres de pesticidas tales como ciruela, maracuyá, piña, mango, plátanos, bananos y otros; además de promover el intercambio con agricultores de su comunidad.
La trabajadora social explicó que su proyecto se basa en el concepto de permacultura: básicamente un entorno que une la actividad humana con acciones agrícolas de manera sostenible, trabajando en armonía con la tierra.
“Con el paso del tiempo este proceso
ha ido cambiando por momentos: inicialmente era una propuesta que estaba más en ideas, pero luego logré empezar la siembra y después iniciar con el intercambio de plantas de importancia para la comunidad. Así, a partir de este recorrido, he logrado conocer a personas interesadas en esta temática; por ejemplo, a la periodista Betty Zambrano Zabaleta, autora de la nota”, detalló.
DECISIÓN PERSONAL
De esta forma la comunicadora, que trabaja con mujeres y organizaciones sociales relacionadas con la alimentación en el Caribe, la dignidad y los derechos femeninos, visitó el proyecto de James y quiso mostrarlo al mundo, como parte de las experiencias que ha identificado en diferentes lugares de la región.
La también investigadora social resaltó que, sobre todo, ‘Felicity’ es un proceso autónomo, una decisión propia, al poder pensar el tema de la autonomía desde el ser mismo; en su caso, desde ella misma, para luego llevarlo al ámbito familiar.
“Por eso ‘Felicity’ es una iniciativa familiar de siembra que busca la autonomía alimentaria, pero que no se queda en lo individual, sino que establece lazos comunitarios a través de relaciones que van más allá de una transacción comercial, porque trasciende al intercambio de plantas, de semilla y de conocimiento”, anotó.
Además, se transmite el mensaje de que
no se necesitan grandes espacios para garantizar la alimentación propia, sino que cada familia o institución educativa puede garantizar un mínimo que permita la autonomía, sobre todo en tiempos de cambio climático, cuando las realidades son poco estables y seguras.
EXPERIENCIA RAIZAL EN BRASIL
De otro lado, sobre su viaje al país carioca, James expresó que se trató de una oportunidad “potente” al poder conectar con líderes, lideresas y cuentistas sociales de Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela, Surinam, Guyana y el mismo Brasil.
“Mi participación buscó la visibilización del Pueblo Raizal, destacando especialmente los aportes de mujeres en las discusiones sobre el medio ambiente; así que compartí algunas reflexiones sobre las que se construye ‘Fi-She Association’, donde creemos en el valor de las contribuciones, que a menudo no se cuentan en grandes cifras económicas, sino por el trabajo que garantiza alimento fresco desde el disfrute del mar”, comentó.
La trabajadora social destacó que este coloquio se dio en alianza con un proyecto llamado ‘Nueva Cartografía’, en la que se piensan los territorios ya no solamente por parte de geógrafos o personas que planifican las ciudades, sino desde el conocimiento y sentir de los pueblos étnicos y comunidades indígenas.
Adicionalmente, estos equipos multidisciplinares le apuestan a algo más ambicioso aún: ‘cartografiar’ el mar.
Por eso, en este caso el desafío fue encontrar relaciones entre comunidades panamazónicas y del Caribe; y de ahí se desprendió esta invitación a esta profesional de manera directa, no solo por ser integrante de un pueblo étnico o su experiencia en investigación social, sino también por ser parte de procesos organizativos y por el acompañamiento en temas de defensa del territorio.
De esta manera y en dicho encuentro, la joven providenciana dejó sentada su propuesta en pro del cuidado de los ecosistemas del Archipiélago en todas sus dimensiones: considerar la posibilidad de declarar la barrera de coral como sujeto de derechos; una propuesta que –afirma–está en construcción pero que ven necesaria porque de seguirse deteriorando los arrecifes, unas de las más afectadas serían las mujeres pescadoras.
“Para culminar, uno de los mensajes principales del espacio fue darnos cuenta que, a pesar de las distancias geográficas, las situaciones que acontecen a nivel mundial finalmente nos hacen cercanos en la necesidad de generar estrategias para defender nuestros territorios o maritorios: esos espacios en los que hemos vivido y en los que están nuestras memorias individuales y colectivas, de forma articulada y fundamentada”, puntualizó.
‘LUNA VERDE’ EN FASE SINFÓNICA Y CRECIENTE...
Sintonía musical
Evocando el espíritu fraternal del legendario ‘Green Moon Festival’, se dio a conocer un oportuno acercamiento en el marco de las actividades que integran su agenda académica. Una de ellas se realizará en alianza con la reconocida escuela infantil y juvenil de música 'La Esfera' de San Andrés. Conozca aquí los detalles.
Evocando el espíritu fraternal del legendario - ‘Green Moon Festival’, se dio a conocer un acercamiento en el marco de las actividades que integran su agenda académica. Una de ellas se realizará en alianza con la reconocida escuela infantil y juvenil de música 'La Esfera' de San Andrés.
Se trata de la realización de un taller de música tradicional del Archipiélago en formato sinfónico, para instrumentos de cuerdas frotadas, vientos maderas y bronce, que, a su vez, fusionará instrumentos típicos como la quijada de caballo y realizando una adaptación para instrumentos de percusión.
Lo anterior, para resaltar la cultura ancestral de las islas de forma no convencional; resultado que se vió materializado en una gran presentación en vivo el próximo 5 de septiembre en el pathway de Sprat Bigth.
Es importante recordar que esta Escuela lleva un recorrido de siete años, bajo la batuta de su creador, el licenciado en Música, Walter Díaz Murcia, brindando formación en instrumentos de cuerda frotada (violín, viola, chelo y contrabajo); y de vientos madera y de bronce (clarinete, trompeta, flauta traversa y trombón).
En su trayectoria ya se cuentan valiosas presentaciones locales, como en la Feria del Libro de San Andrés 2024, la Semana Institucional del Infotep, también el año
pasado, y otros importantes eventos culturales en la isla; además de intercambios musicales a nivel nacional, como el realizado en diferentes municipios de Cundinamarca (incluyendo Bogotá), y en la ‘Clínica Kids III’ (en Cartagena) en marco del programa ‘Sonidos para la Construcción de Paz’ impulsado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes.
TAMBIÉN HABRÁ
PRESENTACIÓN EN VIVO
Heidy Taylor Haydar, directora ejecutiva de la fundación Green Moon, aplaudió esta alianza con La Esfera, y particularmente con su director, a quien reconoce como un músico y un profesor excepcional, además de una persona “muy consistente, entregada y amorosa con los niños".
“Por eso nos pareció una muy buena oportunidad de vincularlos a la agenda del Festival, para ayudar también a impulsar este proceso que adelanta Walter y que todo el mundo lo reconoce como positivo. Además, en el marco de una invitación que ellos tienen en el mes de septiembre a Medellín, motivo por el que estaban también buscando recursos”, señaló.
Al respecto del taller de Música Tradicional que se impartió, la profesional explicó se desarrollará la próxima semana, que estará dirigido a niñas y niños que tengan
cierto nivel de avance con sus instrumentos, y que se impartirá directamente en la sede de la Escuela, ubicada en el sector de Sarie Bay.
El resultado de esas clases se disfrutó en un recital que se llevó a cabo el 5 de septiembre, en marco de la ‘Feria Enjoy’ de la Cámara de Comercio de San Andrés y Providencia, con quien se unieron para hacer posible esta actividad.
“LA CULTURA SIEMPRE SERÁ PRIMORDIAL”
Por su parte, Sebastián Ospina Archbold, presidente de la fundación Green Moon, indicó que versión tras versión, esta organización se posiciona más allá de brindar espectáculos, conciertos y demás, entrando en la raíz de los procesos culturales y de formación académica de niños, niñas y adolescentes de la isla.
“Mucho más ahora con esta bella alianza que realizaremos entre La Esfera y el Green Moon; razón de más para que nuestra fundación se posicione también como una herramienta en la cual la cultura siempre será primordial, siempre estará en el primer lugar”, destacó.
No obstante, aclaró que el ‘Green Moon Festival’ ha propiciado estas iniciativas culturales en los últimos 38 años, incidiendo en procesos de formación, de
exposición de diferentes artistas y de promoción de la cultura tradicional en general.
“En este orden de ideas, con esta nueva Junta Directiva, el ‘Green Moon Festival’ inicia un nuevo proceso sembrando semillas, ahora en conjunto con la Escuela La Esfera, quienes muy amablemente han abierto un espacio para esta alianza tan importante”, recalcó.
CLÁSICOS SINFÓNICOS
Por su parte, el director Díaz Murcia agradeció a la fundación Green Moon la oportunidad brindada, y sobre todo la confianza depositada en él y en la Escuela en general, en aras de seguir exaltando los ritmos propios del Archipiélago.
En relación a los talleres que se impartieron, el también productor y magíster en Educación y Docencia, recalcó que la idea fue impartirlos entre niños y adolescentes que lleguen a un nivel 1 y 2 en la interpretación de su instrumento, dado que al cierre de la capacitación habrán montado una canción en formato sinfónico, empleando partitura para ello.
“Y para el concierto, interpretamos músicas tradicionales de San Andrés; canciones clásicas de calipso y desde luego también reggae”, concluyó.
A CULTURAL ROUND TRIP FROM ARCHIPELAGO OF SAN ANDRÉS
Simón González Restrepo nació el 24 de octubre de 1931 en Medellín, entre montañas que no sabían del mar, pero sí de espíritus inquietos. Nieto del expresidente Carlos Eugenio Restrepo e hijo del filósofo Fernando González Ochoa, creció en una casa donde los silencios eran más elocuentes que los discursos, y los libros se abrían como portales.
SIMÓN GONZÁLEZ RESTREPO
El chamán que soñó el progreso con amor y poesía
Por Iván Samir Otero
Su padrino fue el presidente venezolano Juan Vicente Gómez, pero su verdadera iniciación fue en el fuego de las ideas. Desde joven, caminó entre lo místico y lo político, entre la alquimia emocional y la administración pública, como quien sabe que el poder sin poesía es apenas un trámite.
Antes de que sus pasos tocaran las arenas de San Andrés y Providencia, Simón ya había recorrido senderos insólitos: estudió ingeniería mecánica, metalúrgica, industrial, economía y sociología. Pero su vocación era otra: la palabra como conjuro, la metáfora como herramienta de gobierno. En 1975 organizó el Primer Congreso Mundial de Brujería en Bogotá, un acto de provocación estética y filosófica. Se hacía llamar ‘El Brujo Simón’, no por superstición, sino por su capacidad de transformar lo cotidiano en símbolo. Su magia no era de pócimas, sino de ideas que ardían lento y profundo.
corbata, prefería hablar del mar como si fuera un viejo cómplice. Su liderazgo no se imponía, se ofrecía como danza.
Su vínculo con el archipiélago fue visceral. Gobernó entre 1982 y 1988 como intendente, y en 1992 como gobernador. Bajo su mando, se tejieron políticas que no solo buscaban desarrollo, sino también dignidad cultural. Impulsó la educación, el turismo sostenible y la identi -
isleños comenzaron a ejercer un control real sobre su destino. Su legado vive en cada conversación sobre autonomía, en cada proyecto que defiende la soberanía del archipiélago, en cada joven que se atreve a pensar con acento propio. Fue un punto de inflexión, un antes y un después que no se mide en estadísticas, sino en memoria viva.
Aunque dejó el poder, nunca abandonó la isla en espíritu.
Tras su muerte, sus cenizas fueron esparcidas en Crab Cay (frente a la Vieja Providencia, como la refería él invariablemente) dentro de una cajita pintada con playas, palmeras y lágrimas azules. Allí, en la inmensidad del mar, encontró su morada perpetua. Como si el océano lo reclamara como uno de los suyos.
En un archipiélago donde las decisiones solían llegar como ecos lejanos desde el centro del país, Simón González Restrepo irrumpió como un relámpago con acento propio. Fue el último intendente y el primer gobernador electo por voto popular en San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Pero más que cargos, lo que dejó fue una forma de gobernar que parecía ritual: “Gobernar es ser amante”, decía. No usaba
dad raizal como pilares de una nueva era. Fue él quien dio el sí fundacional al Green Moon Festival, ese abrazo musical y espiritual que aún hoy vibra en cada esquina donde el reggae se mezcla con el mentó. Su visión era clara: la cultura no es adorno, es brújula.
Más allá de decretos, Simón fue un tejedor de afectos. Su estilo conciliador logró unir sectores que antes se miraban con recelo. Bajo su administración, muchos
Para quienes lo conocieron, Simón fue más que un político: fue un chamán del Caribe, un maestro en el arte de gobernar sin imponer. Defendió la conservación ambiental, la autonomía cultural y el respeto por la identidad raizal. Creía que los conflictos se resolvían escuchando al otro, no venciendo al otro. Su estilo era más ceremonia que protocolo, más tambor que decreto. En lugar de prometer, tejía redes. En lugar de imponer, sembraba confianza.
Simón también fue escritor, aunque nunca buscó vitrinas. Sus textos eran íntimos, filosóficos, a veces crípticos. Su obra –en forma de libro ilustrado– más recordada fue “Sin amor todos somos asesinos” (1992, Xajamaia Editores). Prefería cartas a manifiestos, reflexiones a discursos. Fundó junto a su hermano la Corporación Fernando González –Otraparte, para preservar el pensamiento libre. En sus escritos, la vida era un orgasmo de amor y la muerte, una distracción innecesaria. Su pluma era como su política: sensual, profundamente humana.
Recordarlo es invocar una forma distinta de liderazgo, una que no cabe en manuales ni en estadísticas. Es reconocer que el Caribe tiene sus propios sabios, que la cultura también se gobierna, y que a veces, el mejor gobernante es aquel que sabe escuchar al viento. Fue un puente entre mundos, un traductor de silencios, un brujo que soñó el poder con alma de isla. Y eso hizo: vivió con intensidad, con humor, con ternura radical.
Green Moon Festival: la leyenda continúa…
Llevar adelante con éxito un proyecto de trasvasamiento generacional, proceso en el cual los conocimientos y los valores pasan de una generación a otra, ya sea en una empresa familiar o en un contexto social más amplio y de extensa visibilidad, no es tarea sencilla de realizar.
Hablando del Green Moon Festival, en esta oportunidad, su realización fue clave para que sus fundadores garantizaran la permanencia y el legado de la organización mediante un plan de acción signado además por la diligencia de gestionar
cambios orgánicos, incluyendo la consideración de variados intereses.
De manera que, tomando en cuenta la importancia del evento, lo que se logró con esta solución de continuidad es también un resultado muy positivo que augura tiempos mejores…
La tarea esencial recién comienza. Salvaguardar la idea original que brilla con luz propia fue el primer paso, pero lograr la autonomía financiera para no depender más de los vaivenes de la parafernalia po -
Víctimas: Not found
Cuando se trata de modelos exitosos de colonialismo, el que sin duda se lleva todos los laureles es el inglés. Si uno se pregunta cómo una isla fría y con pobre producción pudo construir un imperio que reclamaba para sí territorios ricos, hay que incluir en la respuesta, además del uso de tecnologías, un ‘modo’ de hacer sentir a otros.
Sistemáticamente Inglaterra conquistaba, en el sentido más romántico de la palabra, haciendo mella en el inconsciente colectivo de sus receptores, planteando la idea de que su forma de ver el mundo, la inglesa, era la racional, la correcta.
El subtexto de esta forma de conquista era implantar la idea que el otro, el con-
quistado, era implícitamente inferior, una víctima eterna que prefería adaptarse e incluso rendirse, desconociendo la riqueza de sus antecedentes, se veía como un minusválido que necesitaba apoyos especiales para alcanzar los niveles que le fueron siempre obvios.
Del más reciente fallo dilatorio del consejo superior, sobre el futuro de la gobernabilidad de las islas, no me preocupa lo que a la mayoría: el resultado inmediato de esta decisión. Me preocupa el paradigma con el que estamos conviviendo. Acaso hemos empezado a ver la raízalidad, como una homogénea discapacidad lingüística: ¿una renuncia a la comprensión de varios idiomas? ¿Porque si bien para unos es una realidad, es esta una condición universal?
Esta es mi opinión, y como la historia me ha demostrado, es muy probable que esté equivocada. La raizalidad no es más que una ventaja. Somos un pueblo con antecedentes en las culturas más impor-
litiquera, es el segundo. También primordial.
Otros eventos globales con similares características y objetivos lo han logrado con creces y hoy disponen de presupuestos más holgados convertidos como corresponde en marcas de destino, amplias y participativas. Por eso no se debe temer a las alianzas transparentes o a la incorporación de nuevos cuadros.
Una cosa es la fundación y otra el festival en sí mismo que –como se viene haciendo desde hace un lus -
tro–, se debe ‘desestacionar’ con la realización paulatina de eventos para rematar con un certamen robusto y brillante a la luz de las estrellas, con figuras de la casa e invitados internacionales.
Para que el lema original de 1987, convertido en mandato espiritual que convocó a los isleños originalmente, continúe armonizando nuestras relaciones con todos los niños, mujeres y hombres del Gran Caribe –y allende los mares– en aquel ‘Abrazo fraternal de raza y cultura’.
tantes de la historia, una mezcla de razas que parece protegernos evolutivamente.
Conocemos el territorio y las adaptaciones para vivir en él, venimos de los mismísimos conquistadores del mundo (ingleses) y otros pueblos de Europa, de los sobrevivientes a la diáspora africana que dejaba cadáveres sobre el atlántico, de personas venidas en olas desde el lejano y el cercano oriente, de los nativos americanos resilientes.
Hemos escogido nuestro destino como nadie más, desde la liberación de los esclavos, hasta la independencia de España un año antes que la Colombia continental, y la posterior adhesión voluntaria –como no lo hizo ningún otro departamento– a un país que nos prometió respeto. Somos por definición cualquier cosa menos una perpetua víctima.
Nos veo capaces, políglotas, por nuestra posición geográfica hemos estado
en contacto con el progreso antes que el subcontinente suramericano, somos políticamente relevantes y biodiversamente privilegiados.
Este sentir no es un evento aislado, vengo de una familia con un patriarca que desconocía el agache de su cabeza, que no entendía una cosa distinta a estar en el podio, un hombre que incluía en el presupuesto enciclopedias británicas en inglés y en español y una conexión de igual a igual con cualquier otro ciudadano del mundo. Y, aunque puedo entender que mi experiencia no es universal, veo como peligroso homogeneizar la raízalidad como una única práctica, renunciando al privilegio mismo que implica mi historia, nuestra historia.
Talk to me in what eva, you feel to, pero vigila tu tono. Yo te voy a entender y te voy a contestar con la cortesía de un inglés, la sabiduría de un indígena, el porte de un africano y una bibliografía que te hará repensar tu actitud.
Foto: Edward Lunazzi Celis
El despojo administrativo, otra forma de la violencia
En las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina se adelantan despojos administrativos de tierras raizales bajo el argumento de la extinción de dominio. Esto no es nuevo, pero se repite con cierta frecuencia atropellando los más elementales preceptos del derecho humanitario internacional.
El caso que detona las manifestaciones de los últimos días contra la Sociedad de Activos Especiales (SAE), se da por la vulnerabilidad de una familia que posee títulos desde 1958 con ocupación continua por más de
tres generaciones que hoy enfrenta la posible pérdida de sus predios porque uno de sus miembros convivió con una persona vinculada al narcotráfico.
Los bienes de la familia son anteriores a este vínculo pero están siendo tratados como un 'botín ilícito' y aunque la constitución establece que nadie puede ser sancionado por la conducta de otro, la realidad desmiente esta premisa.
Aquí, la sanción se extiende por consanguinidad. En lugar de rastrear el nexo con el delito, las autoridades rastrean el parentesco, como si la familia fuera culpable por asociación.
Se trata de tierras heredadas, escrituradas y habitadas desde antes de la
creación de la Intendencia Especial y del posterior Departamento Archipiélago, tierras sin relación alguna con el narcotráfico
La sentencia T.530 del 2016 de la Corte Constitucional reconoce la necesidad de protección del territorio ancestral que incluye el mar. Sin embargo, ese reconocimiento no es tenido en cuenta, pese a que el suelo habitable tiene tan son solo 27 kilómetros y que, a diferencia de pueblos indígenas o comunidades afrodescendientes del Pacífico, que poseen resguardos o consejos comunitarios, el pueblo raizal carece de un marco legal que lo proteja.
El proceso contra esta familia lleva más de trece años. La Fiscalía no concluye, la SAE amenaza con desalojar
Minoría en nuestra propia tierra
En diciembre de 2023 el pueblo raizal fue reconocido oficialmente como Sujeto de Reparación Colectiva por la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV), una decisión histórica que coloca al Archipiélago en el centro de un debate sobre justicia restaurativa.
Este proceso contempla varias fases: la identificación de los daños sufridos, el alistamiento de actores, la caracterización del daño colectivo y la formulación de un Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC), hasta llegar a la implementación y el seguimiento de las medidas. Cada etapa tiene un peso simbólico y práctico: no se trata solo de reconocer el dolor histórico, sino de diseñar estrategias concretas que permitan restituir dignidad, cohesión social y confianza institucional.
La estigmatización de las islas como un corredor del narcotráfico ha condicionado durante décadas tanto la percepción externa como las dinámicas internas del archipiélago. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) ha advertido que el Caribe insular colombiano registra niveles de tránsito de sustancias ilícitas superiores al promedio nacional, y diversos informes han señalado a San Andrés como punto estratégico en incautaciones marítimas. Sin embargo, reducir la identidad de un pueblo a esa narrativa constituye una injusticia histórica. La realidad es más compleja: se trata de un territorio con más de 100.000 habitantes concentrados en apenas 27 kilómetros cuadrados, lo que re-
STAFF DIRECTOR
presenta una densidad poblacional tres veces mayor que la media nacional y una sobrepoblación que presiona recursos esenciales como el agua, la vivienda y el empleo.
Este escenario demográfico no sólo impacta la economía y la vida cotidiana, sino que acarrea un costo cultural profundo: los raizales, pueblo originario de las islas, nos hemos convertido en minoría en nuestra propia tierra. No se trata de una cifra estadística, sino de una herida abierta que atraviesa la identidad colectiva, pues sentirse extranjero en el propio hogar erosiona el idioma, las tradiciones y la memoria, y convierte la reparación no en un gesto simbólico, sino en una necesidad impostergable para garantizar la continuidad de la cultura y la dignidad raizal.
Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en 2025 la tasa de desempleo juvenil en Colombia se ubicó en 15,3%. En términos claros: de cada cien jóvenes que buscan empleo, quince no lo encuentran. Aunque San Andrés registra en general un desempleo más bajo que el promedio nacional, según fuentes (¿lo creemos?), en 2022 se estimó en 6,9%, la particularidad de su economía, dependiente casi exclusivamente del turismo y de empleos temporales, limita la estabilidad laboral.
Para los jóvenes raizales esta situación es aún más crítica, pues enfrentan barreras adicionales de discriminación, acceso desigual a educación superior y escasas oportunidades de emprendimiento en un mercado altamente competitivo. La falta de estabilidad no es solo un problema económico, sino un factor de riesgo que incrementa la vulnerabilidad frente a las economías
COLABORADORES Edna
ilegales que operan en la región.
La evidencia internacional muestra que la justicia restaurativa ofrece soluciones efectivas. Una revisión sistemática en Reino Unido, Australia y Estados Unidos comprobó que programas de restauración, como conferencias entre víctimas y ofensores o círculos comunitarios, reducen la reincidencia en un promedio del 25% frente a la justicia tradicional.
En Londres se calculó además que por cada libra invertida en encuentros restaurativos se ahorraron catorce en costos asociados a delitos evitados. Estas cifras, lejos de ser estadísticas frías, muestran que una justicia con rostro humano y comunitario puede ser más eficiente y sostenible que un sistema basado únicamente en el castigo.
San Andrés cuenta con un capital social que fortalece esta visión: redes comunitarias sólidas, tradiciones religiosas profundas y una memoria oral que valora la armonía. En la cultura raizal, el castigo nunca fue la única salida; el énfasis estuvo siempre en reparar la relación rota y restaurar el equilibrio. Esa cosmovisión encaja con la filosofía de la justicia restaurativa y debería ser reconocida no como contexto marginal, sino como el núcleo sobre el que se construya la reparación colectiva.
La implementación del PIRC, recordemos: Plan Integral de Reparación Colectiva, exige transparencia, metas verificables y participación constante. La UARIV ha planteado que la caracterización de daños debe incluir dimensiones culturales, sociales y territoriales, y que el plan de reparación debe medirse con indicadores claros. Si no se convierten en políticas públicas sostenibles, corre el riesgo de quedar atrapado en la buro-
PERIODISTAS
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Edward Lunazzi Celis
Edward Yoli Christian Quimbay
y actúa como un terrateniente que se beneficia con la demora. Es un despojo administrativo con fachada de legalidad que reduce la supervivencia cultural raizal a un expediente inconcluso.
No es un caso aislado: hay al menos una veintena de procesos similares. En un territorio con escasez de tierra y altos niveles de consanguinidad, cada pérdida afecta a toda la comunidad.
Lo que está en juego no es la propiedad de unos lotes, es el territorio mismo del pueblo raizal, su ancestralidad, su forma de habitar el mundo que como decía la poeta Dulce María Loynaz: 'Es lo menos tierra de la tierra'
cracia. La reparación verdadera pasa por crear espacios de justicia comunitaria con facilitadores capacitados, por fortalecer la lengua y los oficios raizales en las escuelas, y por generar proyectos de empleo y emprendimiento que aseguren oportunidades dignas para los jóvenes y las mujeres.
El Caribe, además, es un territorio de frontera donde las rutas criminales evolucionan constantemente. La UNODC ha descrito cómo las organizaciones pasaron de lanchas rápidas a semisumergibles e incluso drones marítimos. Ante ello, la isla necesita una estrategia que combine prevención comunitaria y vigilancia legítima, de modo que el territorio no quede reducido a un simple corredor de tránsito. La reparación integral puede convertirse en un escudo si se articula con proyectos de pesca sostenible, educación ambiental y turismo responsable.
San Andrés tiene ante sí la posibilidad de ser un laboratorio de justicia restaurativa intercultural para Colombia y el Caribe. Pero para lograrlo se necesita reconocer que la raíz del problema está también en la pérdida de peso demográfico, cultural y político de los raizales. Somos minoría en nuestra propia tierra, y ese hecho debe ser el punto de partida de cualquier reparación que aspire a ser auténtica.
La reparación no puede ser vista como un favor del Estado, sino como un pacto social que repare el pasado, proteja el presente y prevenga el futuro. Y en ese camino, más allá de las divisiones internas, la unidad raizal se convierte en condición indispensable. Solo unidos podremos defender nuestro derecho a existir con dignidad en esta tierra, y convertir el ser raizal en sinónimo de resistencia, orgullo y esperanza.