Poetas seleccionadas

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Poetas seleccionadas

Sol Morais

Nadia Sapag

Una revista de cultura junio 2024
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BASTA YA

SOL MORAIS

Game over

todos somos niños cuando la muerte nos abre los ojos -Franco Rivero-

Cuando me fuiste a buscar para que lo saludara tenía una travesura entre las manos tierra entre los dientes y la diversión no paraba de hacerme cosquillitas en la planta de los pies. Refunfuñando te seguí hasta la habitación. Mi espíritu, seguía jugando afuera, en la vereda, con los vecinos. No teníamos más de nueve y apuesto todos los girasoles que me comía en aquel entonces que ninguno entendía muy bien

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de qué se trataba la muerte. Recuerdo sólo que mi saludo fue como un trámite que no requirió demasiado tiempo. Me culpé durante años ese acto de inconsciencia no entender no saber que se estaba yendo. Me llevó lo mismo que tardaba en pelar una semillita, comprender que, así como la parca se llevaba a mi viejo, la inocencia germinada en la niñez tampoco sobrevive la primer helada.

Fruto A veces cuando rebobino

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***

una multiplicidad de fotos

caen de un árbol. Se apilan desordenadamente

como la ropa que voy dejando sobre la cama, principios de los años noventa. Se traza un sendero que empieza en la plaza y termina en el campito. Allí íbamos a buscar leche el tambero ordeñaba la vaca frente a mis ojos niños con la misma paciencia que mamá desnataba las tazas de café.

Entre un pino y una palmera una dálmata disputaba el patio con el loro de la vecina.

Una pileta de dos por uno era una película de Disney donde yo misma era la sirenita preferida del reino acuático de papá.

Entraba en escena una tortuga ninja, una mariposa una negra candombera una caperucita roja

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sin lobo, sin bosque sin peligro. A veces cuando rebobino sólo miro

las imágenes. En todas estoy sonriendo. Tienen el brillo propio de las frutas maduras amontonadas a la sombra del pasado.

En el nombre de ella

Rezábamos todas las noches como rutina de iniciación, sus dedos en mi frente sellaban una cruz mansamente de arriba abajo de sien a sien tapada por un flequillo intacto

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***

la bendición.

La

Posta I

Cuando borraron la casa del mapa, quedó sólo una ventana sin rejas sin persianas. La correntada tampoco tuvo piedad. Se llevaba las ruinas de una familia desarmada, traía recuerdos. Entonces, era atleta federada velocista, corría cien metros, pasaba la posta, huía de la vida que me espera.

II Vivíamos todavía bajo el mismo techo imaginario, sostenido

7 donde perdura

por líneas trazadas en una hoja de calcar. Él también corría como yo, pero quería, creo, ser dibujante, levantar las paredes de una casa que desaparecía a la misma velocidad a la que corríamos para alcanzar la única copia que el viento se había olvidado.

III

Al final, los cuatro corríamos sin entender el juego, perdimos la carrera, cada uno disparó para su lado sin pasarnos nunca el testigo.

*** Rojo sangre

Cada vez que agito una pintura de uñas suena una alarma.

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El choque de tus anillos contra el esmalte, las bolitas del interior. Se me vienen las huellas que dejan mi hermano y mi sobrino una pisada igual a la otra, la misma forma de avanzar. Pienso en la foto en mi pared, la carcajada se adueña de tu cara todos creen que soy yo. Me gusta tener tu risa colgando de un clavo no reías mucho después de la muerte de papá. No sé si apoyamos el mismo pie al levantarnos de la cama si tenemos el mismo sueño iguales ojeras en el espejo pero tengo un estuche lleno de pinturas de uñas la mayoría rojas, distintas tonalidades de la sangre que al agitarlas me despiertan.

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Setenta por ciento agua

En San Pedro de Atlixco hay un río, acequias cascadas y cascaditas. El agua fría, helada cae corre fluye moja, todo el tiempo, moja. La gente digo, los grandes los chicos, todos se meten se divierten se tiran con baldes bombitas, bombuchas pistolas, pistolitas. Con poco, algunos dirían, con nada con todo, diría yo. Un lunes es como un domingo y pareciera

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que en San Pedro de Atlixco todo el año es carnaval.

Acampamos al lado del río al costado de un restaurante a la Pauli la atacó una jauría y yo casi muero de frío. Lloré al hablar de mi vieja como siempre como ahora, que lloro en este bus volviendo de San Pedro de Atlixco tan sólo por el hecho de recordarlo. Es que es como dice la Pauli, lloro en cualquier lado y pienso que mis lágrimas son incontrolables, tienen vida propia, como el agua de las cascadas de San Pedro de Atlixco que cae corre fluye moja, todo el tiempo, moja

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dentro.

María Sol Morais nació un día de otoño de 1987 en Canals, un pueblo al sudeste de la provincia de Córdoba. Vive en la capital cordobesa desde que tiene 17 años. Es Licenciada en Trabajo Social pero también estudió numerología, tarot y astrología. De esta última, ya terminó varias formaciones, pero sigue y seguirá estudiando ya que considera que los conocimientos en este campo son tan infinitos como el universo mismo. Junto con la expresión artística literaria, son dos de sus mayores pasiones.

Para Sol, la escritura siempre fue un refugio. Antes la utilizaba, incluso, como un espacio terapéutico, catártico, cotidiano. Tenía una página personal en Facebook y publicaba casi todos los días desde reflexiones, narrativas, textos y poemas. Estuvo bastante inmersa en el mundillo literario de Córdoba, participó de varios festivales, leyó en distintos lugares, tuvo el honor de compartir lecturas con grandes poetas y además de producir sus propios fanzines, algunos de sus textos también fueron publicados en fanzines de producción colectiva. Los poemas aquí seleccionados son parte de un poemario que comenzó a escribir hace seis años y que aún, por diferentes motivos, permanece sin publicar.

12 y me impide secarme por
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NADIA SAPAG

Salvemos las dos vidas

Mi viejo tiene razón.

No podemos tener ninguna relación

porque volvemos al mismo punto.

Tenga la razón o la tenga él.

Nunca vamos a poder entrar en una construcción de padre e hija, amiga o lo que sea.

Porque hay que empezar de cero.

Porque todo está quebrado y no es por él ni por mí.

La culpa es de Cristina

Un caballo me mira con su ojo duro

nos separa una red con alambre de púas.

En un movimiento hace un espiral con la cola no le quito la mirada de encima quisiera en este acto encontrar una respuesta.

Se acerca un gallo es como un plato lleno de sangre.

Se para al lado mío y canta como si estuviese dormida.

Me hace dudar.

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*

Al lado de la tranquera hay una campana oxidada que el viento hace sonar desganada

Sigo con la vista el cauce de la acequia.

A lo lejos flamea un trapo rojo

atado en una cruz sobre una garita de cemento.

Se robaron el gauchito.

* El Dúo Salteño

Los domingos son de la familia o de la angustia.

O de la familia angustia.

El domingo tiene filtro nostalgia olor a salsa, pan, asado.

Empanadas hechas en horno de barro.

Es el día más silencioso de la semana el más desolado en las calles.

Es el día de los muertos del cementerio de los muertos en las avenidas de los muertos sentados a la mesa.

Una casa de agua

Editorial Cae de maduro, 2019

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*

Agosto Pachamama

Agosto cumpleaños.

El resto del año solo pasaba entre la escuela el viento zonda los feriados de feria Rituales pestes que si lo pasas que si no Es pecado mortal no quemar la basura el primer día del mes más inflado del Norte Cavar y adornar el pozo para ofrendar Un traguito a cada paso las alasitas los dólares falsos rico singani la reunión con los amigos.

Una vez Doña Irma me dijo:

“Hay que prometer sin exagerar para poder cumplir”. *

Huacalera

Un pañuelito baila en el aire parece que se presentan pero más bien se despiden

16 Febrero carnaval

El tiempo del carnaval traerá nuevas promesas para los que andan penando amores

En la quebrada dicen que a las cosas buenas las trae el diablo

El amor es un diablo lleno de espejitos bajando borracho por el cerro grande.

Tarareo canciones felices en tu cocina soy la serpentina en el cuello de alguien que baila

Preparamos la comida y adornamos la mesa

El mantel a cuadritos rojo y blanco me lleva a la infancia entonces juego

Fuego mis palabras

Soltás los cubiertos para atajarlas en el aire llevando el plato hacia adelante:

“Ya no tengo hambre”, me decís

Caminamos hasta tu cama

Elegís un cuento

El libro se abre como tu boca en la sombra de la pared

Tomás una bocanada de aire y empezás:

“Quien me ama, muere”.

Caldo de huesos,

Editorial Cae de maduro, 2023

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*

Escribo un poema como si estuviese en el mar.

Cierro los ojos con fuerza hasta escuchar las gaviotas.

Se me hace fruta la boca siento la brisa dorada y suspiro.

La arena. Los recuerdos.

El mar dejó en la orilla tu nombre muerto.

Me acuerdo cuando bailábamos en la cocina tu andar de playa masticabas rápido.

En las líneas de tu cara no había preocupaciones aunque te comías las uñas.

La arena como los recuerdos.

“La crema es para los fideos” decías. Ponías la mano gordita, así, para hacer aclaraciones.

Entrabas a casa dando señales de pájaro.

Yo respondía silbando una pregunta que nunca era la misma.

La arena como los recuerdos se meten conmigo.

18 * INEDITO

Nadia Sapag, nació el 16 de agosto de 1984 en Perico, ciudad ferial de Jujuy. Se crio en Salta capital. Desde hace diez años vive en Córdoba. Es música y escritora. En 2019 editó de forma independiente "Podría ser peor" narrativa poética. En 2021 la editorial de poesía Cae de maduro editó "Una casa de agua" y en 2023 "Caldo de huesos". Algunos de sus poemas fueron traducidos al portugués para la revista Felisberta.

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Nadia Sapag

BASTA YA

Una revista de cultura

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