BASTA YA UNA REVISTA DE CULTURA

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¡Basta ya!

Una revista de cultura

Año 17 / n° 173

Marzo, abril

2024

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¡Basta ya!

Una revista de cultura

Año 17 / n° 173

Marzo, abril 2024

Director: Eduardo Alberto Planas.

Colaboradores permanentes:

Jorge Luis Carranza, Sergio Pravaz, Jorge Torres Roggero, Lily Chavez.

Registro Propiedad Intelectual Nº 598958.

Hecho el depósito que marca la ley 11. 723

Contacto:eduardoplanas2001@hotmail.com

www.boletinliterariobastaya.blogspot.com - Tel: 351- 6170141.

Esta revista se editó en Córdoba, sin fines comerciales.

Dibujos de tapa y contratapa: “El tiempo y sus laberintos”, “Pensamientos detenidos” de Alicia Yael

Pernitchi. Interior: Dibujos en bolígrafo azul: www.Pinterest.com

Contenidos

PABLO DEL CORRO / LAURA GARCÍA DEL CASTAÑO/ SERGIO PRAVAZ / NÉLIDA CAÑAS / DARDO PASSADORE

/ EDUARDO PLANAS / GUILLERMO ENRIQUE LUBRINA / MANUEL SÁNCHEZ ADAM / RAFAEL URRETABIZKAYA / JORGE LUIS CARRANZA

ENTREVISTA: RAFAEL URRETABIZKAYA (Neuquén)

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Pablo del Corro

Todos mienten

El pronóstico del tiempo miente y no llueve

Me levanto porque hace calor y es poderosa la luz azul del guai fai

Me apunta a la cara

La tapo con una bolsa gruesa, de tela

Problema resuelto pero ahora soy yo quien proyecta un halo azul sobre lo que queda de la noche

Sé que tenía amigos, compañeros de estaño y hierro de fundición, pero nos han diezmado

Una peste viral, primero, un socavón y ahora esta peste libertaria y toda su perversa mediocridad

La luz azul que proyecto trae sus nombres y sus caras algunos ya no están

Lo recuerdo a Oscar las manos sobre el pecho su rostro en paz

Cuando bajaron el ataúd tomé la pala

El personal del cementerio parque me dijo que no podía pasar la noche allí, arrodillado

Nunca entendí por qué, si era una noche hermosa y estrellada y yo lo quería tanto al Oscar

Mi compañera descansa a mi lado

Cierro los ojos y disminuye el azul

No nos han derrotado: casi siempre nos dormimos tomados de la mano.

Pablo del Corro

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Laura García del Castaño

"Imaginadlo en su féretro yace como un canto alisado en el fondo del río"

Raquel puso las cenizas de su padre debajo del smart. Raúl puso las cenizas de su hijo en la repisa junto a la remera de Boca.

Eugenia y Marcos arrojaron las cenizas de su padre al río Yuspe. Horacio las arrojó desde la tribuna de la cancha de Racing. Martín dejó un puñado de su hermana en la gruta de la virgen

Mabel repartió las cenizas de su madre entre Córdoba y Santiago del Estero. Mario nunca retiró las cenizas de su padre de la Cocheria pese a la docena de llamados telefónicos. Luis enterró las cenizas de su perro junto a un lapacho en el que gustaba echarse. Los hermanos Godoy mandaron un Rappi a buscar las cenizas de su abuela.

Algunos las capturan o las sueltan otros las enfrascan, Algunos se las untan como una máscara hipoalergénica, ponen un granito debajo de la lengua a algunos los alivia, los renueva, a otros los aplasta. Las sientan a la mesa como al dueño de casa, les prestan oído, les dan charla y alimento, les cantan en los aniversarios, las sacan a pasear largas distancias. Algunos las prueban, las cuelan, las inhalan, huelen en ella otra ceniza

les da urticaria, sueño, lipotimia

Algunos las entrenan a su imagen y semejanza, las hacen ir y volver, cargar culpas, llevar reproches

Algunos las pierden fácilmente en las mudanzas, les construyen un acuario, les tejen un estuche de lana, les hacen una biopsia, les elevan un misterio las ubican torcidas y otras perfectamente alineadas

Algunos les prenden una vela las contemplan, las sicoanalizan

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las coleccionan, las adulteran, las dilapidan, No saben dónde dejarlas, Si los vivos no bastan les pintan un loto, las riegan, las sahúman

Algunos preguntan y escuchan ruidos

Otros las siembran, algunas echan raíces les brota un fibroma una lengua un rábano de muerte

En algunos no cesa las cenizas se despliegan como un bastón en la ceguera, nos empeñan patalean

Nos enfrían nos aplazan

Pero en ellas nada es tangible

No se confunden con otra cosa más que con cenizas

En ellas no se advierte ni la sombra de hoy, ni el asesinato de mañana no avanzan

Las cenizas no pueden remendarse

No sostienen

No se curvan ni se abren

No hay gesto, caricatura ni relieve

No tienen temperatura ni sonido.

No se puede traicionar a las cenizas. Es roca descompuesta Eternidad pulverizada

No estallan

No rescatan

Ya ardieron

No pueden contagiarnos no están a merced del tiempo pero cada pequeña partícula indivisible de lo que fuimos está en el aire puede humedecerse puede de pronto ser barro impulsar una guerra Derivar en odio.

Laura García del Castaño

Mis sinceras condolencias, Buena Vista Editora, 2023

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Sergio Pravaz

PETALOS SOBRE FUSIL

Puedo reconocer una mirada en el momento del derrumbe un acercamiento en la noche con un solo gesto de la luna

Puedo aspirar tu aliento esperar tu mano mensajera y acordar con los ojos de este páramo una pizca de tu sexo entre mis cejas

Puedo ofrendar entonces mi gesta y mi sombra los golpes de mi voz subiendo la montaña

A la hora en que los higos abran sus bocas de diamante yo estaré llegando sin fusil de un lugar del que nunca he partido

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COMO TACTO DE MUJER

Aquí donde todo fue barrido donde el viento entregó con furia su cansancio

donde la esquina de los héroes fue lavada con vinagre/con acero y con grandes cantidades de silencio

yo vengo a encontrar la primavera a soñar con el jugo de tus venas

entre bombas/entre humo/entre escombros

con los ojos enrojecidos de tanto lamer las grietas de mi mundo

yo quiero esconderme entre tus piernas dejar mi lugar en la vanguardia y saciar mi piel en tu desierto

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EL CIELO LIBERADO

El fuego es un líquido que escupen los diarios y temprano

es mi temor de hallarte hinchada entre palabras... de no poder surcar imprevisible tu sendero cuando golpea hasta cubrir de camelias y de fresias mi piel de furia

mis arrebatos de canalla

Solo espero encontrarte con tus pechos alerta sobre un mar ausente de la sangre llegar a la cima más profunda y reclamar nuestra porción de cielo liberado

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CADA LUNA Y CADA FUEGO

Tu tiempo dice que juguemos sobre una azotea abandonada sobre cables de alta tensión Sobre nuestras sombras al abrigo de ojos soplones

Sobre el miedo nos besaremos y nos entraremos celebrando los colores y la tierra olvidando la llovizna y los golpes

Sobre cada luna y cada fuego quiero ver tu ropa en tus tobillos

tu desnudo cuerpo liberado de sus armas y tu boca ahuyentando las palabras

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TAL VEZ EL AMOR

Aún con el odio subiendo a golpe de combate habrá muslos agitados que arrojen su luz y su relámpago

¿Quién somete a las estrellas hasta arrancarles una canción feliz?

¿Se tiraron por la borda de algún buque mercante?

¿escucharon el orgasmo de las liebres?

¿mordieron una menta en el desierto o los tocó una nube para estar tan contentos? Tal vez sean los únicos testigos de sus dones los del mundo/la patria tal vez el amor

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EN PENUMBRAS

Apoya tus dedos aquí debajo de mi vientre y reconoce los bordes de aquella explosión que nos unió en la batalla Arroja por un instante tu saco de la no guerra para ver hermoso en la penumbra

Levanta un cerco que intimide y arremete veloz que el enemigo no demora

*Poemas de su libro “Los héroes de la esquina” (2000)

Sergio Pravaz es poeta, periodista y editor. Vive en Rawson, Chubut. Fue corresponsal en Cuba y en México entrevistando a diversas personalidades de la cultura de esos países. Fundador del grupo de poesía “Paco Urondo” con el que recorrió los barrios de Rawson haciendo lecturas públicas. Ha editado 11 libros de poesía y 2 de crónicas. Publicó más de 300 artículos sobre arte, cultura y poesía en medios de Argentina y del extranjero; también ha escrito teatro, canciones y diversos ensayos. Presentó y leyó su poesía en Cuba, México y Chile. Ha recibido diversos premios por su trabajo lírico.

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Nélida Cañas

El perro del relato

Cuando me marché el perro del relato se fue conmigo. Por las noches le permito echarse a los pies de mi cama. Poco a poco se ha convertido en mi compañero más fiel. Aunque también es muy independiente. A veces sale por la mañana y regresa cerca del anochecer. La llanura es honda y extensa. Y él siempre regresa con algo en la boca. A veces un gorrión. Otras, un pájaro carpintero. También se ha llegado con un pájaro extraño y colorido como los de la selva tropical. Este atardecer, sin ir más lejos, regresó con una estrella marina. Enseguida me di cuenta de que había andado por el mar de Leocadia. No pude sino enternecerme con su preciosa ofrenda.

A Ángel Bonomini

De nunca acabar, Macedonia Ediciones, Bs.As. 2020

Algo se ofrece como una oscura dicha

Cuando despertó se sintió libre del dolor que la sometía. Liviana. Con los huesos huecos y con pozos de aire como los pájaros. No supo dónde estaba, pero una puerta se abría al final de un largo pasillo. A medida que avanzaba la puerta se desdoblaba en otras puertas. Pero ella, cada vez más ingrávida, no dejaba de acercarse. Solo quería mirar del otro lado.

De nunca acabar, Macedonia Ediciones, Bs.As. 2020

Eternidad

Siempre es una palabra que no está permitida a los hombres, afirmó Ulrica. Y Javier Otárola, que no deseaba a su lado a nadie que no fuera ella, la tomó de la mano y juntos se adentraron en El libro de arena, donde nada puede leerse por segunda vez.

A Jorge Luis Borges

De nunca acabar, Macedonia Ediciones, Bs. As, 2020

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Zapatos de lunes

Sentados en una misma silla, una joven madre y su hijo se apoyan uno en el otro. Sus cabellos se mezclan en leve resplandor. Luego ella se levanta y lee sus poemas. En uno de ellos busca sus zapatos. Se pregunta: ¿Dónde están mis zapatos de lunes? Los necesita para la reunión del colegio de su hijo. Llegará, dice, y se sentará derechita con sus zapatos de lunes para parecerse lo más posible a las señoras, que van a la reunión del colegio. Pero ahora, mientras busca los zapatos, tiene los pies descalzos y ardientes en la danza incandescente del verano.

Para Sylvina Bach

De nunca acabar, Macedonia Ediciones, Bs.As., 2020

*

Nélida Cañas (Córdoba, Argentina) Profesora de Literatura y escritora. Cultiva diversos géneros: poesía, narrativa, microrrelatos y ensayos. Ha sido publicada en numerosas antologías. Entre ellas Pescadores de perlas, España, 2019 y Micros argentinos. Selección Clara Obligado y Raúl Brasca, España, 2020. Recibió Premios nacionales e internacionales. En poesía es autora de diez libros. En narrativa y microrrelatos ha publicado De este lado del mundo (Salta, 1996), Breve cielo (Tucumán, 2010), En la fragilidad de los días (Jujuy, 2013) Intersticios (Jujuy, 2014), Chiquilladas (Jujuy, 2016) Como si nada (Macedonia Editores, Bs. As. 2018) De nunca acabar (Macedonia Editores, Bs.As. 2020).

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Dardo Passadore

Una noche en enero.

La gotera desde el tejado se diferenciaba de la lluvia marcando presencia. No hubiera habido más en que pensar si al menos algún pájaro te hubiera recordado o si las lágrimas tuvieran el tono agudo de su desenlace. Un viento febril te reclama y lo escucho ingrávido. Es que las gotas del tejado aún me mojan las cejas y las pupilas.

Seguiré ciego bajo esa cascada de desgarbados silencios. ¿Quién podría escuchar ahora? Que todo se confunde en el aletear de ramas y ángeles. Duele la alegría.

Duele.

* Cielo.

Enero 2021

Un cielo para caer. Otro para encontrarse. Alguna lluvia de pétalos y otra de babosas. Finalmente, la piedra removida. La cucaracha de Nagasaki o los restos del poema. Donde están tus dulces hoyuelos cuando te quemas viva. Hace rato que los lápices ya no se ven.

Flotan en lo profundo.

Enero 2022

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Papá

Es de madrugada y no hay siquiera una triste vigilia. Los dedos se tuercen ensayando un cigarro. No hay luz. Ni cigarro.

Pero la llama de una brasa encendida tras bocanada me encandila.

Aunque sea de día. Aunque cierre los ojos y el corazón.

Agosto 2022

*

Un perro ladra a la luna. Y la luna se le abalanza y lo aplasta como sueño de Buñuel. En pijamas me asomo a la ventana y veo al perro. Salgo corriendo a salvarlo. Pero cuando veo la luna venir su belleza me hipnotizó. Nos abrazamos con el perro. Y esperamos ese beso.

Marzo 2023.

Flama.

La miraba. Y cada corte de la llama era una estocada. Una cuchillada sangrienta en la madera roja. Hipnótica y vil. Así estaba abstraído.

Metido en imágenes.

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No hay parpadeo. Tampoco ceños fruncidos. Quizás un poco de candor ante el beso de la muerte. Es una lira lo que resuena en lo profundo. El calor espanta las cucarachas.

Febrero 2023

*

Psicoterapia. Se levantaba y se volvía a caer. Se levantaba y se volvía a caer. Como bebé que busca a su madre. Era una guerra sin cuartel.

Abría los ojos y solo divisaba arena. Los volvía a abrir y los enfermeros corrían angustiados entre luces sicodélicas. La última vez ya no quiso abrirlos. Pues estaba envuelto en baba en un odioso geriátrico. ¿Que vendría después? Mejor no saberlo. Y arrancó a cavar trincheras. Es que mamá está muy lejos de esta cuna.

Febrero 2023 *

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Viejita.

En otoño

deshojaba el alma despacito.

Para que no se note.

Para que los pedacitos caigan sigilosos por la manga.

O por el dobladillo del pantalón.

Cuando la descubrían recogía las hojitas. Y sonreía.

Con el pudor de los inocentes.

Abril 2021.

Dardo Passadore

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El Castillo de Mandl

Encontrándome en La Cumbre, en la tardecita del domingo me dispongo a recorrer la zona a fin de sacar fotografías de las mansiones existentes en el lugar, que son muchas. La mayoría construidas en 1930.

De regreso a la hostería donde me hospedaba, cuando transitaba por una de las callecitas de tierra, me encontré con varias personas, de largas barbas, quienes me dijeron que iban al Castillo de Mandl, el cual tenía una historia “por demás interesante”.

Me uní a ellos y subiendo una empinada cuesta, como a cinco o seis cuadras del lugar, veo la imponente mole del castillo, hoy convertido en Hostería.

Durante el trayecto, uno de ellos me cuenta que el castillo fue construido en el año 1910, por un médico llamado Bartolomé Vasallo, quién edificó un verdadero castillo medieval en la cumbre de un cerro, desde donde se dominaba- y se domina actualmente- toda la ciudad y el valle.

Vasallo era de Rosario, Santa Fe, pero nacido en Entre Ríos, tenía mucho dinero y propiedades, tanto es así que una residencia de tipo palaciega ubicada al frente del Monumento a la Bandera era suya. Asimismo, tenía inversiones en inmuebles y fincas en Entre Ríos, Mar del Plata y en la zona del Lago Nahuel Huapi, en el sur del país. Estaba casado con una mujer, que era considerada una de las más bellas del país.

Vasallo construyó el castillo a la usanza medieval, con torres, almenas, pozo, puente y hasta un cañón. Cuando él se encontraba en el mismo, izaba una bandera azul y cuando se encontraba su esposa, flameaba una roja. Lo denomino “El Fuerte”.

Multimillonario, filántropo, supo donar varias propiedades que actualmente son residencias geriátricas. Al Castillo lo donó a la municipalidad de La Cumbre. La misma lo retuvo hasta 1930, cuando lo sacó a remate, atento los excesivos costos de mantenimiento.

Entonces apareció Fritz Mandl, aristócrata austriaco, quien lo compró y lo remodeló completamente, modernizándolo, en su fachada actual. Mandl era uno de los dos mayores fabricantes de armas de Europa. Les vendía armas a los dos bandos. Por ejemplo, en España a Franco y a los republicanos. Le vendía a Mussolini para su invasión a Abisinia y a los rebeldes. Le proveía armamento a Alemania, cuando estaba prohibido por las restricciones internacionales.

En la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania anexó a Austria, le confiscaron las fábricas, que tenía cerca de 25.000 empleados, y por eso se radicó definitivamente en nuestro país. Fue perseguido por su supuesta ascendía judía.

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Estaba casado con una famosa actriz de cine internacional, Hedy Lamarr, que cobró fama por ser la primera mujer en realizar un desnudo total en la película Éxtasis de 1933. Mandl vio la película y se enamoró perdidamente y se casó con ella. Era una mujer dotada de gran inteligencia, que después inventó un sistema para detectar torpedos y submarinos alemanes, que diera base a lo que es el actual wifi y bluetooh.

Mandl era parco y distante con la población, no obstante, tenía una gran vida social en el castillo. Se cuenta que recorría el valle sobre su cabello árabe impecablemente vestido con botas de montar, escoltado por sus invitados que marchaban en silencio. Era coleccionista de pinturas, de casas, mueble y zapatos a medida. Se casó cinco o seis veces Cuentan que era muy celoso, y que su mujer huyo escapándose furtivamente por una ventana del lugar, no viéndose nunca más con el mismo.

Se corrían todo tipo de rumores por la zona. Se decía, además, que era amigo de Juan Perón, a quien habría conocido cuando el mismo se encontraba comisionado en Italia, a quien habría visitado el Casa de Gobierno cuando Presidente.

Concluida la Segunda Guerra Mundial, Mandl dejó de concurrir al Castillo. Por esa época tanto británicos como norteamericanos lo acusaban de nazi, por haber abastecido de armas a Hitler en tanto los nazis lo habían perseguido por judío.

Posteriormente el castillo se convirtió en Hostería, bajo la dirección de los herederos de Mandl, quien tuvo seis hijos.

Siempre se ha conservado a la entrada el cartel que dice “Prohibida la Entrada”, “No entre - Propiedad Privada”, agregándosele ahora “sin reservas”, “Cuidado con los perros”.En la década del 90 se lo solía ver por el lugar, en forma asidua, al presidente Carlos Saúl Menem, ya que era residencia temporal del Secretario de Inteligencia del Estado (Side), Hugo Anzorreguy.

Todo esto me relató el hombre, quien luego se unió a los otros. Los barbados continuaron su curso e ingresaron al castillo. Un zorrito con sus tres crías cruzaron el camino.

Me quedé en las afueras, sacando fotografías del mismo, y panorámicas de la ciudad, ya que desde allí se domina prácticamente todo el valle. Una vista inigualable.

Regresando, ya en la nochecita, al darme vuelta para dar una última mirada al castillo, me pareció ver en la entrada del túnel de ingreso, la silueta de una persona. No le di mayor importancia, pero emprendí el regreso de manera por demás presurosa.

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La vuelta

Dar la vuelta a la manzana con la bici del que tenía bici era tan fascinante como angustiante.

Ahora me tocaba a mí. Bajame el asiento. No se puede, está soldado. Subía como podía, masticando la mentira del dueño. Sentía las miradas en mi nuca, hasta que llegaba a la esquina. Por suerte las esquinas son dobladas, y así me perdían de vista. Doña Nomeacuerdo barriendo su vereda, justo al medio. Correte vieja, pensé, pero no lo dije. Como no llegaba al asiento, mis pantorrillas se cansaban. Y mis brazos también. Todo el peso sobre la rueda delantera. A dos metros de la vieja barrendera, decido bajar pesadamente a la calle. Si hubiera seguido, quizá hoy estaría preso por gerontobarrendericidio.

Apenas toqué el cemento, sentí crac. La rueda se hizo hacia adelante, y el manubrio no respondió más. Bajé del vehículo y comencé a pensar qué iba a decir.

Cómo pude seguí dando la vuelta a la manzana. Caminando, y la proa del biciclo a upa. Gotas de sudor abandonaban mi cuerpo, sudaba miedo, bronca, calor, injusticia.

Tenía adivinado todo el discurso del dueño y de los demás usuarios del vehículo prestado.

Pasa un tipo diciendo uy se te rompió la bici. No, me encanta sacarla a pasear así, agonizando (la bici). Creo que me dijo algo el tipo, algo así como vete al retrete a por tus necesidades.

Quedaba la última esquina. Por desgracia estaba doblada. Cuando diviso el lugar de partida, me encuentro con personas grandes, casi irreconocibles. Faltaban tres.

Pregunto por mis vecinos y contestan somos nosotros. Esta vez el sudor era por terror.

Mestán jorobando. ¿Dónde están fulano, mengano y todos los demás?

Oíme pibe, dijo el más viejo. ¿De dónde venís? Se te rompió la bici...

No, me encanta sacarla a pasear así, agonizando, repetí.

Mirá vos. ¿Sabés qué? Me recordás mucho a un amigo de nuestra infancia. Le presté la bici en este mismo lugar y desapareció. Se lo tragó la tierra...

Ya no sudaba más. Ahora me sentía suspendido en el aire. Las preguntas se peleaban por salir. Esto no era real. O sí. Quizá me embrujó la vieja barrendera. O

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quizá el tipo con su pregunta obvia y mi atrevida respuesta. Para mí habían pasado sólo diez minutos. Para ellos, décadas.

Estuve mirando hacia la calle de cemento por otros cinco minutos.

Al levantar la vista, delante de mí no había personas, ni verja, ni casa.

La bici tampoco estaba.

Pasó un ruidoso auto viejo con megáfonos, anunciando con voz chirriante. Lo frené con todo mi niño cuerpo. Me acerco a la ventanilla. Buenas tardes. Buenas tardes. Usted dirá. Sí, disculpe, le voy a pedir por favor que me lleve a dar una vuelta a la manzana.

Mmmm, me temo que no puedo. No volvería a hacerlo.

¿Puedo preguntar por qué?

Mire, jovencito. Hace muchos años un niño idéntico a usted, con una bicicleta rota, me pidió lo mismo. Accedí. En el trayecto cayó pesadamente un poste de luz sobre mi auto.

¿Y?

Mal recuerdo. Sólo yo sobreviví.

Guillermo Enrique Lubrina.
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CINE POR STREAMING

“El siervo inútil”, una dura mirada sobre el neoliberalismo”.

Manuel Sánchez Adam

En la plataforma Cine.ar se nos presenta un filme sobre el destrato contra quienes tienen poco y nada, en un tono bíblicamente profético, tal como lo anuncia el título “El siervo inútil”, y del texto de las Escrituras en el que, según dice, se basa su realizador, el cordobés Fernando Lacolla: “Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”.

De esta parábola de la Biblia saca Fernando Lacolla el título a su ópera prima, “El siervo inútil” (2023), una película que va tejiendo, con pausa pero no sin suspenso, y que tiene como condimentos principales la ambición desmedida, la necesidad de ascenso social y el crecimiento económico a cualquier costo.

Luca (Federico Liss) es empleado de una inmobiliaria y busca concretar la construcción de un housing en terrenos ferroviarios frente a la Terminal de Ómnibus, en donde hay una estación ajetreada por el tiempo. Para él, la inmobiliaria no representa sólo su espacio de trabajo, sino que entra en juego el terreno afectivo ya que tiene como empleador a su propio suegro. No obstante, para comenzar la obra necesitan de un trámite burocrático, que incluye un permiso de habilitación por parte de la Municipalidad, y es aquí donde el nudo comienza a desplegarse, envolviendo a Luca en un camino peligroso pero que no puede o se niega a ver debido a la oportunidad que, cree, se le ha presentado.

En este marco, el film pone en evidencia los negociados mal habidos del sector inmobiliario, en connivencia con un sector del Estado, cuando ingresa en escena

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el diputado Eduardo Cardone. El primer encuentro entre el funcionario y Luca es en un polígono, un lugar que nos alerta de la violencia por venir, que refleja verticalidad y poder, algo que el diputado utilizará para neutralizar cualquier manifestación de Luca. Éste mira a Cardone mientras apunta al blanco y desde ese instante acepta todo lo que le ofrece. El funcionario lo invita a probar el arma y Luca obedece, para no ser descortés y agradarle de entrada. En esta actitud del protagonista se vuelca la parábola que el director quiere hacer notar: cumplir lo que se le ordena y llamarse a silencio.

Tras aceptar de palabra el pedido de agilizar los trámites para la habilitación, Cardone logra su cometido. Aloja de inmediato a Luca diciéndole que cuente con su firma para la concreción del proyecto, y mediante un diálogo amigable desvía la conversación y le pregunta sobre su vida como deportista de rugby -el hijo de Cardone fue compañero de equipo de Luca-, las causas que lo llevaron a abandonar la competencia; sumado a otros detalles, ocupando una posición de poder que va tomando de manera sutil, arrogándose una función paterna, función que Luca desconoce al no tener relación con su padre (y otra, débil, con su suegro). El protagonista lo observa callado y se deja arrastrar por Cardone, quien se muestra amable en el comienzo. En un momento, el funcionario dice: “me vendría al pelo invertir con ustedes. Lo que pasa es que ando con poca fluidez, poca liquidez… aunque si se diera tendría que ver la agenda. Si vos, bueno, no, no me hagas caso”. Cardone esboza un pensamiento y se interrumpe sólo de manera adrede, intentando sembrar una inquietud en Luca. ¿Su fin?

responsabilizarlo de la venta de un campo que está a su nombre, haciéndolo testaferro a cambio de la habilitación del housing. No sin consecuencias.

Otro de los puntos clave de “El siervo inútil” se vislumbra en una escena, que deja al descubierto lo que no se ve de este emprendimiento inmobiliario: en esos terrenos ferroviarios donde quieren construir el complejo habitacional viven muchas personas en situación de calle, que la policía echa sin mediar palabra, quemando las pocas pertenencias que tienen. En este sentido, la película dialoga

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con categorías propias de esta época: el concepto de progreso, y la utilización del Estado para beneficio de los privados y en desmedro del pueblo se hallan como ejes del film. Además, en una ciudad como Córdoba, con un problema habitacional serio, que se cuente una historia con estas características a través del cine es un acierto que puede pensarse como una denuncia, una resistencia a lo que acontece en la actualidad, siendo el arte un medio por excelencia que historiza y potencia los hechos.

Tras el desalojo forzado, Luca camina por los terrenos y en sus ojos hay sorpresa, como si hasta ese momento no supiera las consecuencias que acarreaba el proyecto. Allí ve objetos incendiados y los restos que han quedado de esa vivienda precaria, ahora destruida. Sin otra intención más que desear olvidar lo que ha visto, aun sabiendo que podría haber víctimas fatales tras la golpiza de la policía, asiste a una fiesta electrónica con su novia. Mientras baila, ahoga los recuerdos en el alcohol y sale a tomar aire. Pero el daño está hecho y el diputado que había prometido su firma desaparece sin dejar rastro, mientras Luca debe toparse con una investigación judicial en curso.

Con las actuaciones de Federico Liss, Rubén Gattino, Víctor López, Pola Halaban, Axel Pratto y Raul Sánchez, la película logra conmover, tocando puntos neurálgicos que hacen a la injusticia social. Aquí el destrato contra quienes tienen poco y nada se hace latente, una situación que se refleja desde el inicio con aquella frase bíblica: “Por qué al que tiene, se le dará: y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”.

“El siervo inútil” está disponible en la sección “estrenos”, en la plataforma de Cine.ar Play.

Manuel Sánchez Adam

Este artículo fue publicado en HOY DIA CORDOBA ©, en la edición del día 21 de febrero de 2024, página 9 y se reproduce por cortesía del autor

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ENTREVISTA A RAFAEL URRETABIZKAYA

“En el poema sentido, sonoridad y musicalidad son hermanitos, y se entienden. A veces uno pica la leña, otro pone la pava, otro pone el mate y se van turnando”.

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Rafael has dicho: “uno es de donde está situado y que a veces esos territorios no son físicos”

Claramente, por ejemplo, se trata de la infancia, que funciona como patria. Juan Gelman dice: “lo que mi infancia no sabe, yo tampoco lo sé”. Yo siento que todos tenemos un niño, y esa experiencia, en la medida que tengamos a ese niño activo, dejando que nos hinche las pelotas, que nos hable, que nos conduzca por esta época en donde estamos más grandes; creo que es todo un lugar donde estar, más allá de los espacios geográficos. Yo nací en Dolores y de chiquito viví en Comodoro Rivadavia, y después volvimos para Dolores y desde los veinte años vivo en el Sur, en San Martín de los Andes, pero además he trabajado mucho tiempo por las comunidades rurales y creo que uno es donde puede ser, de donde puede sentirse que está siendo parte. Y uno es parte de un lugar no por una cosa individual, sino por una referencia a las demás personas. A mí me interesan las personas, para mí las personas son un lugar. Para mí la gente es el verdadero paisaje. Como dije recién, uno es de donde puede ir siendo y eso es posible únicamente en referencia a los demás.

¿Cuáles son los materiales de tu poesía Rafael?

Como dijo Rodolfo Walsh: “escribir es escuchar”. Es escuchar a tu tiempo, escuchar a tu gente, escuchar a las personas que amas, a los que no amas, escuchar a la naturaleza, escuchar la política en los términos de salir juntos de un problema ¿no? y después de esas escuchas está el íntimo escucharse a uno mismo. Hay poesía que se trata mucho del íntimo escucharse. Está todo bien con eso, no es por donde a mí más me interesa transitar ni leer poetas que se escuchan mucho a sí mismos; me gusta la escucha de la época y hacer lo que se pueda.

En tu poesía Rafael está el uso de la ironía… Es algo que me sale de pedo, que sale así. A mí me parece que a ciertas situaciones es como que les tira aceite, como que ablanda, como que suaviza lo mismo que se va a decir. No se va a dejar de decir, pero la ironía te tira un centro para que se escuche lo que se tiene que escuchar, en definitiva, como lo hace el humor también. Le tira aceite a esas coyunturas para que el corazón y la cabeza lo reciban mejor. El humor tira agüita fresca; siempre es para la comunicación y en los dos casos, no es premeditado.

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Rafael ¿qué pesa más el sentido, la sonoridad, la musicalidad?

Creo que eso está equilibrado. No es que yo sea un tipo equilibrado, sino que un poco así va saliendo la cosa. A veces va tomando la iniciativa el sentido, a veces la sonoridad, a veces las musicalidades pican primero, pero lo otro se va arrimando. Creo en el mejor de los casos, es algo muy bueno cuando la musicalidad agarra la iniciativa y el sentido llega después. Entiendo que el poema tiene como distintas capas ¿no? Además, el sentido lo da cada lector. Pero además habría una capa más, que es cuando la propia persona que escribió, descubre el sentido de lo que ha escrito. Me ha pasado, y me encanta. Ayer hablaba con una amiga, y le decía que a veces he plantado un punto final en un poema medio triste, medio hecho pelota, en una situación dolida y cuando lo he leído en público la gente se caga de risa. En ese caso digo simplemente “gracias a la vida, a la poesía, a lo que fuera”. Te diría que sentido, sonoridad y musicalidad son hermanitos, y se entienden. A veces uno pica la leña, otro pone la pava, otro pone el mate y se van turnando. También en esta rueda de mate hay otro que está invitado, a encontrar sentido, sonoridad y musicalidad, a inventar sobre el poema.

Has dicho que “el poema siempre estuvo ahí, esperando”

Me refiero a algo que me enseñaron mis viejos. Ellos eran unos tipos geniales. En mi casa pasaban algunas cosas de salud, pero había poesía. Ellos eran muy lindos. Luego vivieron 20 años al lado de mi casa en San Martín de los Andes y fue una belleza tener a mis viejos al lado y que mis hijos tuvieran abuelos. Acá me refería a algo de Octavio Paz, que dice algo así como: “quien busca algo en el poema no es raro que lo encuentre porque ya lo tenía dentro de sí”. Y había hecho una nota sobre mi vieja, y ella se reía mucho porque yo ahí la comparaba con Octavio Paz. Y lo que dice Octavio Paz está muy bien: tenemos todas las cosas dentro. Cuando vamos tras un sentido por algo que nos inquieta o que estamos en una búsqueda; entramos así a un libro, y es muy probable que encontremos lo que estamos buscando, porque estamos disponibles, dispuestos y comprometidos. Entonces pasa todo lo mejor. Es esa maravilla en la que el que lee es tan parte como el que escribe.

¿Para qué se escribe Rafael?

Se escribe para estar con otro, con otra. Se escribe para no olvidar, para dejar constancia. Hace poco se murieron mis viejos, mi papá y mi mamá con una diferencia de una semana. Y vino una tarea (los que han pasado por esto saben) : la de mover un mueble, y llevar para un lugar una mesa, una silla, una heladera, eso es sencillo. El tema es abrir los cajones, revisar los bolsillos, las cajitas guardadas arriba del ropero; la mesita de luz. Y en esas cajitas mis papás dejaron

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montones de cosas, porque ellos hacían listas (murieron a los 87 años) de poemas que habían recitado de memoria y no querían olvidar; hacían listas de películas que habían visto y les gustaban mucho. Escribían las canciones que les habían encantado. La letra de mi vieja es inolvidable y la de mi papá también. Y ahí hemos encontrado papelitos y seguimos encontrando papelitos y yo los tengo guardados en una caja especial que alguien encontrará algún día. Y pienso que cuando estoy escribiendo un libro, también estoy escribiendo papelitos como ellos. Para estar, para no olvidar, para estar con otro, con otra, con los que amamos, con los que no conocemos.

Tenés muchos registros de escritura: novelas, cuentos, letras de canciones, obras de teatro, de títeres, poesía… ¿tienen diferente respiración?

Si, probablemente. A veces me doy cuenta, que empiezo a escribir poesía y son poemas muy largos y digo “bueno, me voy a pasar al cuento”. También participo hace más de diez años de un grupo que se llama “La Musaranga”, que es de Buenos Aires, que es un grupo maravilloso de marionetas, también tienen una editorial, y en este grupo estoy en el llamado “Departamento de Escritura” . Ahora en “La Musaranga” estamos armando una calesita que está por inaugurarse y me tocó escribir lo que va arriba de la calesita. Me encanta ese registro de escribir para la calesita. Además, escribí una Huella de Calesita, me pareció buena esa idea de que la calesita deja una huella. Y la huella se trata de que “en la calesita no hay manera de salir primero”, en la calesita los pasajeros todos llegan juntos. La grabó el Tata Cedrón y va a sonar mientras anda la calesita y a los que saquen la sortija, le van a dar una estampa muy bonita que hicieron los de La Musaranga. Todos esos registros tienen respiraciones distintas y todos de alguna manera van por lo mismo, teniendo distintos fines, buscando diferentes situaciones, ya sea ser cantado en una calesita o estar en un libro que difunde el Ministerio por todo el país, o estar en un Tríptico que hacen unos compadres en “La Leña Sur” en la Patagonia, o estar en un libro de poemas que se venda poco y lo lee una persona una mañana tomando mate y todos son un mismo poema y sin duda es un gran premio poder hacerlo.

¿Hay una relación entre palabra y silencio?

Amigos y amigas; la única chance que tiene la palabra para existir es el silencio. El silencio hace posible la palabra. Si es todo palabra diría que es ruido. Yo soy una persona muy afortunada, por un lado, por mi trabajo como docente que abracé con mucha suerte, con mucha alegría y mucho en el campo, en zona rural, durante un montón de años. La situación para describir esta cuestión del silencio podría ser ésta: una persona te visita, te dice un martes “Rafa porque no viene a tomar unos

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mates”, vos le decís que sí; la invitación es para un jueves a la tarde. Miércoles y jueves pensás en él; y a la tarde después de que salen los chicos de la escuela salís para lo de “ don Aníbal”, son dos horas caminando , cuando vas llegando primero está hacia afuera el cerco grande donde están los animales, pasas otro cerquito y ya viene una alameda, ya ladran los perros, pasas un cerquito más y ya ladran los perros , ya están las plantitas que curan contra las paredes de esa casa, un chico te sale a saludar con cariño, te lleva hasta adentro y ahí está don Aníbal que puso un cuerito en la mejor silla que encontró y está preparando el mate y te dice “ bienvenido, pase, siéntese “, vos te sentás y viene el silencio. Aquí las palabras serán pocas, no hacen falta para llenar el vacío, y es un silencio que también dice muchas cosas. Pude entender desde el cuerpo, durante todos esos años de vivir en el campo, esto de que el silencio es lo que hace posible la palabra.

¿Hay relación entre poesía y paisaje?

A mí me interesan las personas, el ser humano. Y ése es para mí, el paisaje. Podríamos decir que la infancia me importa como paisaje y los lugares por donde han andado estas personas. Me interesa como paisaje también lo popular; en ese paisaje me siento parte, me siento cómodo, interpelado, invitado, amigo. Tanto puedo escribir sobre eso porque soy parte de eso. Yo me despego de la mirada del que observa, del extranjero, de esa mirada extrañada. Me interesa el tema por ejemplo de “Los balseros de Pilolil”; cosas así. Algunas personas señalan de que hay un “rescate” y esa idea no me gusta mucho porque eso implica que hay “un perdido”. Y yo no creo que esas personas íntimamente se sientan perdidas y eso implica una idea más fea aún: que, si hay un rescate, hay un rescatador y sos justamente vos el que está escribiendo sobre eso. Eso no me va. El último libro que hice fue una novela que se llama “Chamamecero serial”. El chamamecero parte de La Cruz (Corrientes), se toma el tren y se va para Buenos Aires, y de ahí a Zapala - Punta de Riel- en el que va a ser el último viaje de ese tren el 16 de mayo de 1992. En un momento se agacha el chamamecero Benito Mario Serial y levanta un puñado de tierra del suelo y tal vez se estaba atando los cordones y la señora vendedora de empanadas que está ahí, cree escuchar que el hombre dice “tierra fértil”. Y lo comenta, y no se sabe si este hombre es un huevón que no entiende que en Zapala la tierra no es fértil o es una persona que viene a traer fertilidad a ese suelo, un poco de amor, de goles. En realidad, tiene poderes, poderes criollos, tipo “quien con quien de novio o de novia”, adivina y logra cosas importantes, como que conozcan el mar quienes deseaban conocer el mar o hacer que llueva. Ahí hay un paisaje que está dado por el paisaje de la estepa y también está el paisaje de la esperanza que porta este personaje, esta persona, el paisaje de la intuición, el paisaje ese, de ese tipo increíble. Por ahí se me mixturan las

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ideas. El paisaje y la poesía, ahí van de la mano. Por ahí hace más fuerza uno, por ahí hace más fuerza otro, pero van juntos.

Has dicho que la estepa es desmesurada…

Sin duda. El año pasado estuve en Méjico y uno tiende a pensar que el término desmesura le cabe más a un país así, pero la Patagonia es increíble también, en especial la estepa. Yo vivo ahí donde termina la cordillera, en donde termina de chorrear su humedad el Pacífico. Ahí termina el bosque nativo y empieza la estepa. Yo he trabajado más en la zona de estepa. Vos vas en el campo y cuando vos vas las primeras veces, no ves nada más que desmesura e inmensidad, pero a vos siempre te están viendo. Capaz que en el instante no te están viendo, pero van a encontrar tu rastro en el suelo y van a aparecer un montón de señales que vos también vas a ir aprendiendo a ver. El otro día, vino una Compañía de Títeres a un lugar que se llama Las Coloradas, un paraje que queda ahí, en la Precordillera, entre Junín de los Andes y Zapala, cerca del Salitral. Era una Compañía de Títeres de Paraguay, que se llama “Cunuú” que significa cariño. Y cuando terminó la función una nenita llamaba con los ojos, esas niñas calladas, llenas de silencio, y esta niña maravillada por lo que había sucedido, que le habían venido a traer una maravilla a la puerta de su casa, a su escuela; hizo esta pregunta desmesurada: “¿cómo hicieron ustedes para saber que nosotros estábamos aquí?”.

Has hablado del silencio destungado… hablános un poco de eso Rafael…

En el libro digo “ se hace un silencio largo, el silencio nunca es incómodo entre ellos, estar callado no significa como en otras partes no tener respuesta, silencio aquí significa silencio, rumiar las palabras, mandarlas para adentro con las otras, silencio de tener comentarios que no son respuestas, de tener respuestas que no cambian nada, silencio para atesorar el orgullo cerquita a la dignidad, silencio sabe y no contesta, sabe que lo que sabe, lo saben todos, silencio que dice que el otro está hablando demás, silencio que señala con el dedo al delegado y le dice que es charlatán, silencio que le dice al delegado, a la capataza y al político y a los otros de la cuadrilla que no cuadra, que todos van a tener que tener de “ este silencio”, llegado el caso, si es que son capaces , si se aguantan, si resisten cuando les llegue el momento de la atropellada del tiempo, o si se rinden y permiten que les baje una palabra. Cualquier palabra que sea de las que fuera de las invencibles, arrastradas, palabras del mundo, lo único que podrán significar será un pedido de clemencia”.

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¿El poema suelta al poeta o el poeta suelta al poema?

El poema agarra al poeta o el poeta agarra el poema. Parecen las dos caras de la misma ficha que se deben alternar me parece, que se deben soltar y agarrar. No parecen opuestos en este caso, parecen parte de un mismo plan.

Rafael, has dicho que la escuela es una herramienta para presentar el mundo… contános un poco de eso.

En mi caso cuando era chico era un estudiante bastante despelotado, quilombero; así que cuando llegué a la escuela para estudiar fue increíble. Fue un asunto de mucha intuición y confianza que es algo que tienen en común poesía y escuela. Entré al profesorado, y no lo podía creer, me interesaba; la profesora decía algo y yo le decía ¿de dónde lo sacaste, ¿cuál es el libro? Me lo leía entero sin que nadie me amenace. No podía entender que la pedagogía se estudiaba. Nos enamoramos, me atrapó hasta el día de hoy, en que ya hace unos años me jubilé de la escuela. La escuela está, obviamente, para presentar el mundo; están para tantas cosas las escuelas, sobre todo para trabajar con los distintos puntos de partida que hay; ya que hay un abismo entre distintas infancias y debe hacerse todo lo posible para que todos tengan todo. Una vuelta estaba en Pilolí, un lugar donde trabajé unos años, y don Herminio Díaz mientras charlábamos mete la mano literalmente dentro de una oveja, seguimos conversando y mueve los dedos en el vellón, seguimos conversando y quita la mano de la oveja, se huele los dedos, se los mira, seguimos conversando y en un momento me habla acerca de eso que está haciendo con la mano, y mirándose los dedos me dice “ va a estar seco el verano don Rafa. Vamos a tener que sacar los animales antes para la veranada, porque se nos van a ir solos, vamos a tener que juntar la leña que trae el río un mes antes, porque si no el trabajo va a ser el doble; y toda esa información se la estaba dando el vellón de la oveja, en una condición que tiene la lana de más o menos enojosidad, algunas semillitas que él estaba viendo en la lana; es decir don Herminio tiene una enciclopedia en una oveja , tiene una cantidad de información en el vellón de lana de esa oveja que está al lado de él y al frente mío. Pero resulta que ya existen los libros, que son para todos los niños, para todas las infancias, para saber todas las cosas, y son también para don Herminio. Son como un violín, son como un cuento maravilloso. Y está todo más que bien y se celebra todo el tiempo el saber popular, los saberes populares; pero no hay que hacerse el boludo con eso. Los saberes del mundo, lo son para todo el mundo, como lo tiene que ser una vacuna, una sinfonía, una obra de teatro. Ahí la escuela presentando el mundo.

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¿Hay control sobre lo que se escribe Rafael?

Es una mezcla me parece. Hay control, hay elección, hay determinación, hay una decisión sobre qué se va a escribir, luego viene el cómo, ahí ya pasa otra cosa. Por ejemplo si yo quiero escribir un poema sobre Rafael Nahuel hay elección; si yo quiero escribir un libro como “ La Ruina”, donde unos jóvenes de una comunidad mapuche que yo conocí van a la Capital, deciden traer un tesoro que dejó escondido su pueblo para cambiar la historia de sus familias y luego fabrican una ruina , aunque encuentran cosas sin valor consiguen compradores para esas cosas, y yo quiero decir un montón de cosas con eso que, como que el Perito Moreno era también un coleccionista , entonces es esa avidez del que mira allá. Hay una gran cantidad de elecciones, ahora cuando yo me pongo a escribir este libro aparece otro mecanismo que podemos llamar “la voz interior” y esta voz cuando se suelta en el marco de esta historia elegida, hay que largarle piola, que diga lo que quiera, es tener intuición, tener confianza, y veremos cómo sale. Creo que son las dos cosas que estás diciendo, cuando se está desarrollando el tema que has elegido, hay una voz interior que se manda y luego podríamos decir que hay control de nuevo porque hay una corrección ahí. Cuando hay poesía, más breve, sobre todo, ahí tal vez sea ya la pura intuición, es probable. El control tal vez está más atrás en el balero, estoy diciendo control y me parece un poco exagerado, y tal vez esa palabra apunta más a la materia de la que está constituida la persona.

¿Qué enseñan los niños a los grandes?

En principio, todos somos niños, y no lo digo desde ese lugar en el que decimos que tenemos un niño dentro. Se habla del niño, del adolescente, del adulto, del adulto mayor y es como si cada una de estas etapas va reventando a la anterior. En la sociedad que vivimos, por ejemplo, el adolescente tiene miedo de mostrar al niño, lo frágil de su persona, y que por lo que está viendo, parece ser que la fragilidad no está buena, no conviene, entonces en este crecimiento se está ocultando al niño que siempre sigue ahí. Nos vamos transformando y vamos dando al mundo otro del que somos, porque hay una parte nuestra que vamos callando, pero por la observación amorosa de mis hijos, mis hijas, esto tiende a ir mejor. Yo soy optimista en este sentido, que las personas le estamos dando más chances al pibe a la piba que tenemos dentro. Dicho un poco esto, les cuento, un día yo trabajaba en un paraje allá en el sur que se llamaba Pailamenuco (Puente Blanco) un paraje de la comunidad Curenca, y una niña llamada Doralisa me traía cada dos por tres un dibujo de regalo y una vuelta llega Doralisa con un conejo dibujado de regalo y el conejo era un poco diferente de los que existen en el paraje y yo como un nabo, le digo “gracias Doralisa” ¿lo copiaste?”. Y ella me mira con un poco de lástima, de enojo y me dice “no Rafa, me lo creí”. Entonces en ese

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momento, esa niña de seis años le enseñó al maestro que creer es crear. Los niños enseñan, de allí las palabras de Paulo Freire “todos enseñamos y todos aprendemos”. Pensar que hay comida para toda la gente del mundo y no toda la gente tiene comida y no todos los niños y niñas tienen comida. Que hay libros para todos y no todos tienen la posibilidad de tenerlos. Está vergonzoso el mundo, pero quizás por el tema de trabajar con infancias uno ve lo que es y lo que viene, la infancia. Por eso soy optimista, tengo esperanza y confianza también. Cuando andás de viaje y por alguna inercia terminás llegando por hospitales, loqueros, escuelas, bibliotecas. En todos esos lados está tan lleno de la gente de bien, trabajando intensamente, con una sonrisa, dando lo mejor. Es una cantidad inmensa de gente trabajando por todo lo mejor. Creo que no va a haber manera de que las cosas salgan mal, aunque las cosas pareciera que no van bien. Estamos jodidos, pero para mí vamos a ir abriendo los ojos, y nos vamos a ir encontrando y vamos a estar mejor.

Jorge Carranza y Eduardo Planas

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Rafael Urretabiskaya

Nació en Dolores el 8 de octubre de 1963, desde los 20 años vive en San Martín de los Andes y zonas rurales. Escritor y maestro. Ha publicado libros de cuento, novelas, de poesía, obras para títeres y teatro. También letras de canciones para artistas de la región, el país y de España.

Libros más recientes: “Chamacero Serial” (Editorial Brumana, Rosario noviembre de 2.022); Don Hilario” (Colección Pensamiento Suramericano Nº 5, Ediciones la Musaranga, Buenos Aires septiembre de 2022); “Circo” (Ediciones Silvestre, Rosario 2022); “ “La sirena de Chocón” (Trelew 2021); “Nadar en lo hondo” (Trelew 2020); “En la ruina” (De la Grieta, San Martín de los Andes, 2020); “Vairoleto pechito libertario” (La Musaranga, Buenos Aires 2019); “Informe sobre aves y otras cosas que vuelan” (Bardos, Córdoba, 2022 y de la Grieta 2011 y reediciones); Ñawpa Guazú (De la Grieta, San Martin de los Andes, 2019). Integra antologías de poesía de Argentina, Alemania, Colombia, México, Italia. También el programa “Leer por leer” del Plan nacional de lectura de Argentina 2022.

La edición 2022 de “Las Abuelas nos cuentan”, nueva colección por el derecho a la identidad de “Abuelas de plaza de mayo” y el portal Educar. Obtuvo entre otros reconocimientos la beca de Fundación Antorchas para cuento con la que publicó “Te agarro a la salida” (editorial Corregidor de Buenos Aires) y el premio Roberto Juarroz de poesía. El poema “Como evitar las jaulas” del libro “Informe sobre aves y otras cosas que vuelan” integra la serie audiovisual “El viaje” realizado por CANAL ENCUENTRO 2022.

“Vairoleto Pechito Libertario”, de las manos de la compañía La Pelela Títeres, representó a la provincia de Neuquén en el Nacional de Teatro del año 2018 y anda de larga gira.

“Una de gauchas y piratas”. Última obra de títeres fue estrenada en agosto de 2021 por la Compañía Terráquea” de Lago Meliquina/San Martín de los Andes (Ana Mugueta y equipo). Con dirección de les “Ilusiones Animadas” de Córdoba y auspicio del Instituto Nacional del Teatro.

“Balseros de Pilo Lil” con música original de Israel Prieto y coreografías de Yanina Prieto, fue estrenada en el teatro Amankay de San Martin de los Andes en agosto de 2.022

Junto a Tata Cedrón “Don Faco Nuco de Pilo Lil” (Juan Carlos Cedrón Buenos Aires 2.019) Disco completo http://elcedroniano.blogspot.com/; el mismo compositor puso música a los poemas del libro “Circo”, (2020) “Caballo partido”, “El Gran Ampelio, “Dicen”. Y recientemente “Huella de calesita”.

Con Jorge Falcón (Curitiba Brasil), (2020) “8 microcanciones”

Con Gloria Geberovich (España), Grillos 2015, Remar, España 2021

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Variaciones sobre la verdad

Cuando sonó que al pueblo venían los titanes fuimos bañados por la luz de un cometa, salimos a mirarnos por la calle hasta quedar convencidos que se trataba de nosotros.

El aire fue distinto no quedó ni un reflejo de esos que éramos antes las mamás, las vecinas, todo se hizo extranjero una nueva manera de estar nos tomó el cuerpo.

Sin embargo

alguien caminaba por Dorrego hacia abajo (alguien que iba para el Industrial o capaz, para el lado de Lázaro)

soltó que esos titanes, los que venían a nosotros, no eran los auténticos

argumentó que a la misma hora que actuaban en el pueblo también lo hacían por la tele, y en el pueblo de un primo.

Ahí nomás, los creyentes retrucamos que el colectivo de ellos rajaba por el aire como loco, no esperaba por nada,

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no tenía miedo ni le faltaba nafta que la tele es toda una mentira y ese primo, un huevón confundido, igual quedó flotando un calor que nos conocía por el nombre un aire rezongón un pensamiento que luchaba desde atrás de la nuca por tomarnos los ojos de repente, es decir: donde había brillado una certeza ahora camorreaba una pregunta.

Aunque la cosa era a las ocho a las dos ya estuvimos, sin bajarnos de las bicis esperamos así, de la manera que lo hace el que va a crecer de golpe. A las cuatro llegó el colectivo (uno de línea, de Morón, feo pero fileteado raspado contra todo) de ahí fumando se bajaron tres tipos charlaron con Elpido, el cantinero, ni miraron a los cuatro paisanos que jugaban al tute, después bajó otro más, con tres valijas, Karadagian no era ninguno.

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Al rato en un Torino llegaron otros cuatro, tenían anteojos negros de turismo carretera y unas gorras cancheras aireadas por los bordes, fumaban y aunque pasaron rápido Karadagian no eran tampoco. Uno rengueaba un poco, pero no tanto como para ser la momia que como todos saben renguea parejo para atormentar a su enemigo.

Ni el cole ni el Torino eran medios ligeros parecían cascajos que pedían disculpas. Con Methol y Galeano entramos primero y nos sentamos adelante, se acercó el que había bajado tres valijas y nos mandó hasta la tercera fila detrás de la piola arrancaron Tufí Memé contra Pepino se trabaron y enseguida volaron por el aire, no aguantaba verlos azotarse contra el piso tampoco podía cerrar los ojos, apagaba mi cabeza, la dejaba como caldo que se olvida en la olla.

Cuando el Caballero Rojo se trepó a las sogas de la esquina (por quien yo sufría, aunque a él

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no lo quisieran ni su padre ni su madre)

pensé que ser es algo bien difícil y ellos a un tiempo eran dos cosas, que luchar disfrazado es regar bajo la lluvia, y que así y todos estos tipos, se parecían a algo cierto.

La última pelea de la noche encontró a dos de los buenos: Karadagian contra la momia. De golpe supe cosas que me nacieron solas como nacen el hambre y los granitos, que Karadagián era el mismo que temprano me había mandado para atrás que la momia era el piloto del Torino.

Cuando William Bú arrancó el combate me saltó al cuello con una doble Nelson ¡enfurecida! la pregunta:¿qué cosa es la verdad?. Los luchadores pelearon algo más escondidos de ellos, seguían dándose tortazos cuando los otros ya cargaban las valijas

Tufí Memé recién duchado se arrimó a la cantina, Elpidio sin mirarlo le sirvió un cinzano, los cuatro gauchos que jugaban al tute

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se tiraron a menos,

con Methol y Galeano agarramos las bicis.

¿La verdad se hace a golpes?

¿son de verdad los gritos de los chicos?

¿la verdad tiene máscaras?

¿es la verdad lo que da cuerda al mundo?

¿es la verdad que los buenos siempre ganan?

¿es la verdad lo que hago o lo que digo?

¿lo callado es mentira o es silencio?

¿la verdad viaja en cole o en Torino?

Rafael Urretabizkaya

“Informe sobre aves y otras cosas que vuelan”

Editorial Bardos

2021

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Jorge Luis Carranza

Cuentan que en Brasil un río mezcla sus aguas con el mar no lo vi me lo contaron lo vi lo sentí cuando me lo contaron como hoy en que estuve todo el día con mis padres en la casa de la infancia

¿vinieron a mí de afuera del tiempo o fui hacia ellos en esta esquina del tiempo?

Así el amigo que pienso el amigo que me piensa así el recuerdo que vuelve mejor

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que vuelve transfigurado así aguas que se mezclan en la desembocadura. Así la compañera

tanta agua bajo el puente tanta vida y muertes trasvasadas trasvasados nosotros el uno en el otro una y otra vez

olitas que se juntan arroyos que se mezclan desaguan ya son ríos ondas flotantes que se cruzan es otro diseño en el espacio tiempo.

Amanece y no es de noche anochece y el día todavía es allí sucede lo mejor

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un cielo con colores que son cruces de colores.

Serena confusión que crece crece crece. Ya es un mar.

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