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Confecciones Calderón

ENTREVISTAS Confecciones Calderón

Una tienda de ropa de las de toda la vida

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En la calle Nuestra Señora de Begoña, 2, Anastasio Calderón Sevilleja y su mujer fueron quienes abrieron Confecciones Calderón, la tienda de ropa de mujer y ropa de trabajo más conocida del barrio desde hace casi 50 años. Los que se encargan ahora de seguir su legado son su hija Gema Calderón Pérez y su yerno Juan Carlos Figuero Riego. Después de ver durante muchos años cómo ha ido cambiando la moda, han sabido adaptarse y nos cuenta cómo.

¿En qué año abre la tienda por primera vez?

Anastasio: Abrimos la tienda mi señora y yo en 1970, llevamos ya aquí 49 años. El día 1 de enero hacemos los 50 años. Yo trabajaba en la fábrica Barreiros, pedí la cuenta y con lo que me dieron abrí la tienda. Compré media tienda, porque esto antes no era así, era un bar. Con lo que íbamos ahorrando comprábamos la ropa en los almacenes en Madrid hasta que conocí fabricantes, porque como era novato no me daban crédito ninguno. Luego cuando vieron que la tienda funcionaba, ya me ofrecían todo, pero al principio nada.

¿Qué es lo primero que empezó a vender en la tienda?

Lo primero que vendía eran cosas de mercería y juguetes. Y luego fuimos metiendo pantalones, chaquetones… lo que se podía en aquellos años.

¿Cómo ha sido la evolución de la tienda desde que empezó hasta ahora?

Con mucho sacrificio porque había mucha competencia. Pero fuimos saliendo adelante y ahora está la familia, los retoños que ya se han apoderado de ello porque yo estoy jubilado desde el 2000. Al principio éramos mi señora y yo quienes llevábamos la tienda, y tuvimos por lo menos dos empleadas. Mi hija Loli también estuvo muchos años. Y ahora la tienda la llevan mi hija pequeña Gema, y su marido Juan Carlos.

¿Ahora mismo qué se vende aquí?

Gema: Ropa de trabajo y ropa de señora. Pero de todo, sujetadores, pantis, pijamas… desde ropa de estar por casa hasta ropa de salir a dar una vuelta o para ir a una boda. Aquí

tocamos todos los palos, especialmente de mujer, de hombre un poco menos.

¿Qué tipo de clientes son los que vienen a comprar?

Gente joven viene a comprar para los padres, y de unos cuarenta años que se compran para ellos. La gente que viene es muy fiel porque si tienen que hacer un regalo o un detallito para los padres vienen aquí. La gente joven viene a comprar pijamas y ropa interior. Tenemos un público muy variado, además aquí vienen a comprar de todo el rodalito: Getafe, Leganés… porque como están desapareciendo muchas tiendas, todos los que nos conocen vienen aquí.

¿Cuál es la clave para mantenerse tanto tiempo?

Pues estar muy al día con lo que quiere el público y la simpatía. Nosotros además aconsejamos a la gente como si fuera un familiar nuestro. Porque a una persona la engañas una vez. No hay que vender por vender. La cuestión es que, aunque vengan a preguntar y no compren o aunque te compren, que se vayan contentos. Y esa es la clave para que vuelvan. Y aconsejarles bien.

¿Tenéis algún producto que se venda especialmente bien?

Gema: Todo el tema de sujetadores es lo que

más se vende. También vendemos mucha ropa de trabajo. Mucha gente también nos conoce por Google, sobre todo gente que viene nueva al barrio, que no sé cómo buscarán, pero nos encuentran y cuando vienen se hacen clientes de continuidad.

Juan Carlos: Como esta tienda quedan en el barrio dos o tres. Luego hay alguna que tiene algo de ropa de señora u otras que solo tienen ropa de caballero, pero así que tengan un poco de las dos, la nuestra. Desde hace unos diez años, cada año o cada dos, una de las tiendas cierra porque los dueños van jubilándose.

¿Hacéis composturas?

Juan Carlos: Sí, pero en la tienda no. Hay dos modistas en el barrio, que trabajan por su cuenta. Ellas vienen, cogen la ropa, se la llevan, hacen el arreglo y nos la traen. Nosotros ahí no ganamos nada. Tampoco cogemos ropa de fuera, solo de lo que vendemos aquí. Y hacemos arreglos sencillos, coger un bajo, una manga… si el cliente quiere algo muy complicado le decimos que vaya a donde la modista para que ella le coja los alfileres, porque claro, nosotros no somos modistas.

¿En qué notasteis la crisis?

Juan Carlos: Más que la crisis lo que hemos notado ha sido el envejecimiento del barrio. El barrio va cambiando, los clientes también, entonces las personas de una edad media con poder adquisitivo normal pues se han ido jubilando, yéndose al pueblo, a residencias… Gema:

También estamos notando que la gente mayor cambia sus gustos. Antes se vendían cosas que ahora no se venden. A lo mejor le enseñas una blusa a una señora mayor y te dice “eso no que eso es de vieja”. Viste más joven una señora de 70 años ahora, que una de 40 hace unos años. Eso lo hemos notado mucho, por eso hay que reciclarse y renovarse.

¿Cómo veis el futuro del pequeño comercio aquí en el barrio?

Gema:

Cada vez está más difícil, pero hay que lucharlo. Mucha gente nos dice que no cerremos que si no a ver qué hacen. Hay que estar muy pendiente de renovarse.

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