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Máscaras para Don Carnal, de Marcos Quijada Pérez

Máscaras para Don Carnal

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Parece como si el nacionalismo de Chamberí pensara que la libertad pasa por tomarse unas cañas, que dicen por allí, en un alarde de tacañería social y limitación del derecho natural. No me cabe duda de que si en la playa de La Caleta alguien dijera que la libertad en Cádiz consiste en tomarse una cerveza en el barrio de La Viña, la gente volvería la cara asombrada y le dirían “Quillo, ¿tú eres carajote?” Y no habrían pasado dos días cuando ya tendría montado el cuplé, el pasodoble o la chirigota hablando del carajote y la libertad y diciendo algo así como “si hablo de libertades, yo les cambio el infierno por cuatro carnavales”, que decía Juan Carlos Aragón. La libertad, en el sentido amplio de la palabra, está incrustada en Puerta Tierra de Cádiz y se manifiesta sin miedos, ni cortapisas todos los años en carnaval acompañada de la risa. El carnaval es a la libertad, lo que la risa a la felicidad. Por eso el carnaval es tan incómodo y el nacionalismo de Chamberí está más cerca de Polonia que de La Caleta.

Y en esas anda la Asociación Carnavalesca de Osuna y su chirigota, en que el olor a salitre de La Caleta y el bullicio pintoresco del barrio de La Viña formen parte del paisaje de nuestro pueblo en las previas de la Cuaresma, que la ironía en la música, el anonimato en el disfraz y la catarsis liberadora sea el espíritu obligado del mes de febrero en Osuna. No es tarea fácil, aunque esta gente tiene la madera de los incombustibles que nunca le pierden la cara a sus metas y objetivos. Si no, no se entendería que lleven en el empeño diez años desde que en el pub Heaven decidieron organizar una chirigota Carrasco, Enrique Castillo y Miguel Ángel Caballo “El Caballito”, con alguna letra dedicada a Marcial o alguna referencia a “Los niños de San Ildefonso” y la gordura de nuestros niños.

Claro que, el primer año que se dan a conocer, en 2012, fue pura chamba que la cosa siguiera adelante después de incorporar a un guitarrista que no sabe de carnaval y hay que salir por rumbas. O cuando, con letras de Osuna y cantando de bar en bar vestidos de San Pancracio, en los primeros bares la cosa medio sonaba, pero en los últimos lo que era sonada era la cantidad de cubatas tomados como pago recibido por el cante de cuplés, pasodobles o popurrís, o algo que se les parecía. Fue el estreno con “Los que vivían bajo el peso de la moneda”. Quizá por ello al año siguiente la chirigota mixta de “Los novios de La Merkel” incorpora guitarras de carnaval y actúa por contrato, lo que da pie al afianzamiento del grupo en 2014 con “Telepensionistas S.A.”

Pero el objetivo está claro y el espíritu de La Caleta o los sonidos del Falla tienen que invadir las estrechas calles de Osuna, pero no cortarlas, que eso ya aprendieron que estaba prohibido una vez cantando en Cádiz y pagando la novatada. En 2016 organizan el primer festival de Carnaval en Osuna, con lleno absoluto, y con Juanmi -Juan Miguel Hidalgo Cascajosa- de preñada que pare un niño negro y recibe, junto a sus compañeras canis preñadas, clases de postparto. Imagino que sería la parturienta quien puso nombre al grupo ese año, “Una y no más, Santo Tomás”. Nada hacía presagiar la antesala de una crisis, un bajón, que daría su cara con un año en blanco en 2019 que terminaría con dos integrantes del grupo en una chirigota de Morón.

Pero la ciudad del Gallo destapó la caja del buen hacer y el buen sonar e hizo posible que con lo allí aprendido, el año de la pandemia la chirigota de Osuna diera un salto de calidad. Era el año de “Las más flamencas del cuento”, el año que Laura Santana se empeña en apuntarlos en el Concurso de Chirigotas de Arahal, donde se meten en la final y consiguen un meritorio segundo puesto. Todo Arahal habla de la calidad, de las letras y de cómo suena esa gente que se han presentado con un baúl y una pantojita. Es el año que se atreven a cantar en La Meca de los carnavales, en la plaza de abastos y en la peña del Fletilla, todo un referente del mundo carnavalesco gaditano. La cosa ya suena y va bien.

Y hasta han entendido que el carnaval no sabe de pandemias y, como buenos carnavaleros, en 2021 “se saltaron” las prohibiciones con una chirigota virtual, “Nunca es tarde mientras el traje encaje”, hecho del que se hizo eco la mismísima Aula de Cultura del Carnaval de Cádiz. Este año, con “Visita a los Titis” y local alquilado para los ensayos ya se han embarcado en los concursos de Arahal, Alcalá de Guadaíra y Los Palacios y han agrandado la presencia de Osuna en localidades de larga tradición carnavalesca. Así que ya saben, y quedan avisados, no se extrañen si un día los vellos se les ponen de punta al escuchar una chirigota y en mitad de un teatro se levantan para decir ¡ole, ole y ole y al que no diga ole…”. Ese día no olviden que hay gente en Osuna que lleva tiempo con el sano empeño de haberlo hecho posible y con el deseo de que a nadie se le seque la yerbabuena empapándonos de carnaval.

Marcos Quijada Pérez

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