Acompáñame, poema de Ana Bonilla

Acompáñame

Acompáñame, yo sé de un lugar donde la tristeza no tiene cabida, y no llorarás jamás. Las nubes se visten de lunares y, siguiendo el ritmo del viento, bailan todas al compás. Los árboles se mecen en columpio de verdes hojas, queriendo alcanzar el cielo, mientras sus flores hablan bajito para no molestar a los pétalos. Con suavidad, donaire y colores llenos de fuego, vuelan las mariposas las abejas y los vencejos. Pájaros de mil colores revolotean de nido en nido mientras los ruiseñores cantan canciones en el olvido. Acompáñame, yo sé de un lugar en el que los niños crecen, no lloran y no paran de jugar. Juegan al coro de las mil canciones cantan todos al compás: “Que llueva, que llueva la Virgen de la Cueva” felices y sonrientes riendo sin parar viendo solo el momento que pronto ha de pasar, olvidando el mañana, el futuro ¡ya llegará!. Dulces cantos de sirena recorren los valles envolviendo de rojo la sangre los campos de amapolas. Las cascadas de agua brotan musicales, saltarinas y gorgotean los arroyos transparentes bordando los guijarros hacia su largo destino. Por eso, y mil cosas más acompáñame, yo sé de un lugar donde la tristeza no tiene cabida y no llorarás jamás.

Ana Bonilla

Dedicado a la familia Ramírez Mancera y familia y a Concepción, Carmen e Isabel Bonilla Sánchez.