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Siempre nos quedará Osuna, de Manuel García Aguilar

Siempre nos quedará Osuna

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Ocurrió hace ya casi diez años, a punto de finalizar el mes de junio, cuando nos encontramos mi mujer y yo de regreso de nuestras respectivas comidas de despedidas por jubilación en la cancela de entrada a nuestra vivienda sevillana. Una Sevilla a la que habíamos recalado bastantes años atrás, en mi caso, allá por el curso 53-54 en la Plaza Ponce de León y ella algo más tarde por la trasera de la casa de Sánchez Dalp, salvajemente derribada. Una Sevilla que no llegamos a conocer en profundidad, pues cada viernes, con autovía y sin ella poníamos rumbo a nuestro pueblo, siempre por vocación -incluidos los niños- aunque en los últimos años también coexistía la obligación, por lo que nuestra estancia en la ciudad se limitaba a nuestras responsabilidades laborales y a la educación de nuestros hijos, en un entorno no más allá de nuestros paisanos.

Después de interesarnos por la despedida y regalos recibidos, supongo que ambos en un rápido viaje en una especie de mini túnel del tiempo, agolpamos infinidades de recuerdos y en un ejercicio sano de cerrar y abrir nueva etapa nos preguntamos: ¿Y ahora qué? Yo, muy a lo Bogart le dije a mi particular Bergman: siempre nos quedará Osuna. Dicho y hecho.

En la tarea de llenar de contenido esa agenda que, de repente, se había quedado vacía, me encontré con ofertas variadas, de calidad y utilidad. Para muestra, algunos botones y, de paso mi reconocimiento y agradecimiento a todos ellos. La agenda quedó sin asfixia pero cargadita: lunes de teatro, con Estrella (DEP), Fali, Alejandro y un grupo joven, que hacían sentirme menos mayor para entrar en los entresijos de las bambalinas, aprendiendo a manejar el pudor, conocer los estadios de la risa y el llanto, el teatro de improvisación, sinergia de grupo y un largo etc., para llegar a la representación sin el más mínimo complejo. Después han venido más experiencias teatrales con los grupos Ursoteatro, Vivencias y el Centro de Participación ciudadana. En el teatro he descubierto habilidades ocultas, ejercicios de estimulación cognitiva, especialmente de memoria, he ganado espacio en el espectro social…Es decir, le doy utilidad al tiempo, que corre a velocidad de la luz.

Como estoy en deuda con la sociedad, que tanto me ha dado, pensé devolverle lo que pudiera, y de la mano de Setefilla Luque comencé a colaborar con Cruz Roja e igualmente con la Asociación de Familiares Enfermos de Alzheimer y otras demencias, AFA Osuna, con Alicia Bellido, y de esta manera alternar el ocio con el compromiso social.

La oferta cultural de nuestro pueblo es amplísima, pero desde mi punto de vista la Sociedad Casino de Osuna, a la que pertenezco desde los 18 años, tenía que ocupar un espacio con programación propia y con ello cumplir con su mandato estatutario. El próximo año celebraremos la XI edición del Otoño Cultural.

Martes y jueves de Aula de la Experiencia. En este caso omitiré el nombre de los profesores y profesoras, pues al ser tantos y tantas, corro el riesgo de cometer olvidos imperdonables, salvo el de su coordinador: Francisco Ledesma. Tengo que decir que mis expectativas

fueron totalmente cubiertas al encontrar un temario con una clara inclinación al debate y a la participación, huyendo de las ciencias exactas, porque, ¿qué se puede opinar en la resolución de una ecuación de segundo grado? Sin embargo, ¿cuántas emociones y opiniones suscitan contemplar una pintura? Ciertamente es una oportunidad que se nos brinda a todos, hayamos tenido o no oportunidad de acudir a centros de enseñanzas regladas en cualquiera de sus niveles, ya que en mi opinión, y así lo he vivido, este aula pretende abarcar los campos que por razones obvias no hemos tenido acceso anteriormente, independientemente a nuestra formación. La ubicación inmejorable.

Mi gran asignatura pendiente: poner las manos en un teclado. Un día conocí a Serafín Arriaza y le conté mis inquietudes musicales, rápidamente me incorporé a un taller en el conservatorio y hoy por hoy se sabe lo que estoy tocando.

Viernes de Guadalinfo, con el encanto de Lourdes, paciente, pedagoga, motivadora y consciente de lo ingrata que es la informática en sus inicios. Pues nada, correos, Internet, power point, foto y, como siempre, la posibilidad de conocer gente con la que compartir tus experiencias.

Espero haber puesto de relieve que siempre hay cosas por hacer y, que la disposición por hacerlas, crea optimismo, una cultura positivista, para llevar mejor aquellos aspectos que por razones de edad, a veces, nos restan calidad de vida. Jubilados y jubiladas, descubrid vuestras aficiones y asignaturas pendientes, en Osuna es fácil satisfacerlas.

Feliz feria.

Manuel García Aguilar

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