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VIDA VS. MUERTE

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BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA

Siempre es una satisfacción para mí poder presentar una exposición que suma como aliciente, además de una faceta social, cultural y didáctica, la labor de investigación que se manifiesta en la elaboración de un catálogo, como en esta ocasión para Como me ves te verás. Muerte, ritos y costumbres.

Además, resultan significativos, tanto exposición como catálogo, por que se aproximan a la visión de la temática de la muerte en la cultura tradicional, uno de los aspectos que más ha preocupado y preocupa al ser humano, a través de la mirada de una selección de piezas y obras de arte que muestran algunos de los conceptos, tradiciones, ritos y costumbres que giran alrededor de esta cuestión.

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Esta exposición y catálogo quieren sumarse al conocimiento, reflexión y difusión de los diferentes aspectos presentes en esta etapa final en el ciclo de vida del hombre. La muerte ha sido y ha estado presente en el camino de la vida y, aunque en la actualidad se evita hablar de este tema, ha sido un elemento con mucha presencia en la sociedad tradicional. Las representaciones, las costumbres y ritos en torno a la muerte, la celebración del recuerdo de los que nos han precedido, conmemoraciones y aniversarios, la tradición de la memoria de los difuntos, la religión como elemento propiciatorio para enfrentarnos y comprender la muerte en las sociedades antiguas o, en lo terrenal, la ayuda y auxilio que se proporciona desde las cofradías, constituyen otros ámbitos que trascienden mucho más allá del propio momento de la muerte física y que en esta exposición y catálogo forman el eje científico y vertebrador de los mismos. Resulta una oportunidad única poder contemplar reunidos en el Museo Etnográfico Provincial de León, de la Diputación de León, en Mansilla de las Mulas, algunos de los objetos que mejor representan la visión antropológica de la muerte en la cultura tradicional. Por eso, agradezco la colaboración desinteresada por parte de los propietarios y responsables para sacar adelante la exposición temporal, germen de este catálogo. Esperamos que exposición y catálogo confirmen la importancia y el merecido valor cultural de los diferentes objetos y manifestaciones religioso-populares asociadas a la muerte dentro del patrimonio cultural etnográfico leonés.

Juan Martínez Majo

Presidente diPutación de León

La muerte del justo.

El justo ve llegar la muerte sin que por eso se aflija: el ángel baja del Cielo para defenderle. Por medio de su muerte alcanza la vida y sube a la gloria con los bienaventurados José Aragón (estampador) Estampa litografía sobre papel y marco de madera con papel dorado Siglo XIX 52,5 x 65,5 cm. Colección privada (Burgos)

La muerte y la vida son una realidad en el tiempo del ser humano, siendo la muerte un elemento cotidiano y cercano, presente en el camino. Aunque en la actualidad es casi un tema que se evita y del cual no se hace argumento de tertulia. A pesar de que es la única certeza en el trascurso del Hombre en esta tierra, la única, todo lo que sucede entre el nacimiento y la muerte, la vida, puede estar condicionado por la propia existencia y sus circunstancias. La longevidad del ser humano, que se ha ido alargando con el devenir de los tiempos, gracias a los desarrollos sociales, científicos y médicos, ha marcado la comprensión y valoración de la mortalidad y ha modificado las formas de la despedida o del cambio de la persona en este mundo, así como la celebración del recuerdo de los que nos han precedido.

La muerte ha sido y ha estado muy presente en el transcurso de la vida. Se convivía con ella de forma natural, se aceptaba, se asumía como un elemento más de lo cotidiano, del día a día. Tanto era así, que incluso los empedrados de los atrios de muchas iglesias conservan huesos humanos mezclados con las piedras y realzando algunas partes de esos dibujos del suelo, para que al entrar en el templo se recuerde a los que ya no están y lo poco que somos. Un ejemplo muy notorio es el solado de entrada de la iglesia de Villadangos del Páramo (León). Otras veces los huesos son de animales, pero con el mismo planteamiento de partida. Como ejemplo, los restos del empedrado del antiguo convento de San Agustín en Mansilla de las Mulas (León), actualmente Museo Etnográfico Provincial de León, pero hoy no es así, la muerte se omite. En la sociedad actual está vigente una marginación de la muerte.Se reúsa, se aparta, se ignora y oculta su presencia, centrándose su representación a los ámbitos profesionales mortuorios, tanatorios y cementerios y se circunscribe su contacto a días señalados, el día del entierro, aniversarios y un recuerdo el día de Todos los Santos1. Hoy la muerte ha sido apartada y separada de la vida pública y cotidiana.

1 CABRIA ORTEGA, J. L. (Cood.). Fichas sobre: La Muerte y el Morir. Burgos, 2009. Pág. 153.

COMO ME VES TE VERÁS

/ MUERTE, RITOS Y COSTUMBRES

LA MUERTE DEL PECADOR. Contempla pecador en el fin, que le espera, tiembla, y si quieres escaparte de los sufrimientos eternos, para con tiempo la venganza de Dios mediante un sincero arrepentimiento y una penitencia que te haga merecer el perdón de tus culpas. José Aragón (estampador). Estampa litografía sobre papel y marco de madera con papel dorado. Siglo XIX. 52,5 x 65,5 cm. Colección privada (Burgos).

Esta separación entre el ser humano y la muerte es una realidad actual debido a la profesionalización de agentes que en ella intervienen y, por supuesto, de planteamientos sanitarios, perdiendo con ello una vivencia importante del ser humano. En tiempos anteriores y no lejanos, la relación con la muerte ha sido muy diferente, la muerte se vivía. La muerte tenía presencia en la cotidianidad con una naturalidad propia. A través de sus diversas formas se compartía en la casa, en la calle, en los templos, formando parte del grupo social y con un desarrollo y normas establecidas, se conllevaba, se apoyaba, se ayudaba, se actuaba. Esta muestra pretende exponer cómo la sociedad vivía el hecho de la muerte, cómo se articulaba y se desarrollaba. Las diferentes sociedades han considerado el hecho de la muerte como algo simbólico, importante y presente. No existe grupo, por primitivo o arcaico que sea, que no trate a sus muertos con las formas y rituales convenientes2, siendo la religión la que establece una homogeneidad de ritos y formas. En nuestra sociedad, la religión cristiana católica tiene una presencia fundamental, creando una unidad en los ritos y celebraciones, aunque cada núcleo social aportará su elemento propio, que no diferenciador. Se muestran valores antropológicos y etnográficos, tanto en las formas de actuar, como en sus representaciones materiales. Las celebraciones sociales, el acompañar y estar junto a la familia, el comunicar al grupo mediante los diferentes toques de campana y la colocación de esquelas, las viandas y vestimentas que rodean los ritos mortuorios, el trato y respeto al finado, su acondicionamiento y despedida. El hombre también ha creado elementos, enseres que le ayudan a llevar o exponer su situación, incorporándolos a las diferentes etapas de su vivencia y, por su puesto, de su muerte. Se sirve de ellos para expresarse, los usa, los crea para su servicio, también como forma de comunicarse con la sociedad en donde se localiza3, que muestran a la sociedad de la cual forma parte el trance por el cual esta pasando, aportando a estos elementos un valioso significado. La religión cristiana católica tuvo una gran importancia en lo que se refiere a la apreciación de la muerte por aquella sociedad, como elemento para enfrentarse

2 ÁLVAREZ COUREL, J. Nacimiento, Matrimonio y Muerte en León y su provincia. Encuesta del Ateneo. León, 2009. Pág. 211.

3 ALONSO PONGA, J. L. Los objetos al servicio del hombre, en DÍAZ J., PIÑEL C., DACOSTA A. y GOMÉZ LACORT E. (coord.). ENSERES. Madrid, 2002. Págs. 155-157.

COMO ME VES TE VERÁS

/ MUERTE, RITOS Y COSTUMBRES

y comprenderla, como un elemento de apoyo y ayuda. El Cristianismo postula claramente que hay algo después de la muerte4. Por eso es apreciada como un cambio, un tránsito que explica una transformación del cuerpo humano en la tierra hacia el cielo. También marcará los actos, la forma de actuar y de comportarse las sociedades y usos de elementos. En los actos religiosos y sociales relativos a un funeral, hombres y mujeres ocupan su sitio y función, se indica la forma de vestimenta, la posición y la obligación de una presencia, el qué decir y el cómo actuar. También la representación física y visual de la muerte ha estado y está presente en el recorrido de la vida y no solo en las representaciones directas. También como una idea, a través de las formas, los sonidos, el color, los recuerdos que como tesoros valiosos o dolorosos dejan en el ser humano. Esqueletos y seres cubiertos de capas negras con guadañas, dragones y demonios, La Parca, La Flaca, La Calva, La Enlutada, La Segadora y tantos nombres que la nombran sin mencionarla, muestran la capacidad del ser humano para

4 MARTÍNEZ-GAYOL, N. Vida Eterna, en CABRIA ORTEGA, J. L. (Cood.) Fichas sobre: La Muerte y el Morir. Burgos, 2009. Pág. 268.

Pendón mortuorio. Anónimo Seda adamascada y madera policromada Siglos XIX-XX. 395 x 250 cm. Parroquia de Santa María, Mansilla de las Mulas (León)

tenerla presente sin decir su nombre. Episodios de muerte en estampas, para decorar casas y tenerla presente. La religión, con la Virgen María como máxima protectora, vinculada a las cofradías de Ánimas, cuya función primordial era y es el rogar por el buen acomodo de las almas de los difuntos en los cielos, con una especial advocación hacia la Virgen del Carmen. Santas y Santos de gran devoción popular, siendo San José, el padre de Cristo en la tierra el protector de la buena muerte. San Cristóbal, por ser protector de no incurrir en pecado cuando la muerte nos llegue y con ello conseguir y lograr la entrada del alma en los cielos. Estas imágenes mantienen presente a la muerte en la sociedad, tanto en ámbitos públicos como en los privados y personales, pues medallas y estampas estarán en contacto físico con la persona.

No debemos de olvidar la función que han desarrollado las cofradías, instituciones que dentro de sus obligaciones estaban sujetas a la ayuda de sus cofrades en el momento del fallecimiento de los mismos, con obligaciones explícitas para sus miembros, con indicaciones claras de penalizaciones de no cumplirse. Cofradías que no solo socorrían a sus miembros, sino que eran un elemento de apoyo a toda una sociedad, pues también ayudaban a cualquier individuo necesitado en este trance. Coordinaban actos, participaban, velaban, señalaban la casa y los recorridos, aportaban, ayudaban y rezaban por el alma de los difuntos. Algo muy presente es la presencia y recuerdo hacia los miembros de la sociedad que ya han partido, con la exaltación de las ánimas, por las cuales se rezaba y se ofrecían ofrendas para misas por la salvación de las mismas. También dentro de la muerte está el “miedo” y dolor popular por las almas del purgatorio, los miedos a que los muertos vuelvan o no se marchen, el ayudarles a encontrar el descanso eterno y que no tornen a “molestar” o a “increpar” a los vivos, será también un momento lleno de supersticiones, que conviven con las creencias religiosas.

Estandarte Ánimas, Cofradía de la Vera Cruz Pilar González Terciopelo negro y pintura al óleo Siglo XIX, 1891 110 x 84 cm. Colección particular (Burgos)

COMO ME VES TE VERÁS

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El rito de la despedida se convertía en un hecho social ineludible que unía a una comunidad. Incluso si existía alguna enemistad con el finado, se apartaba. Se asistía al velatorio, se participaba en los funerales y en el entierro; la familia, amigos e invitados residían en la casa del difunto haciéndose partícipes del dolor. Existían normas de vestimenta, se comía y se bebía, dentro de un orden y de las posibilidades de la propia familia, el comportamiento y participación social estaban perfectamente organizados, hombres y mujeres separados, tanto en habitaciones en la casa como en los cortejos fúnebres y celebraciones religiosas. El cuerpo del finado era tratado con sumo respeto. Se amortajaba con hábito o sus mejores prendas y se depositaba en su ataúd, elemento que muchas veces, en tiempos no muy pasados, no estaba al alcance de muchos y se convertía en una manta. La conducción del cuerpo se hacía en unas andas o ataúd de cofradía comunitario. Siempre se debían realizar los funerales con el cuerpo presente, ya que existía la convicción de que era más afectivo para la salvación del alma del difunto.

Catecismo de la Doctrina Cristiana explicado y adaptado a la capacidad de los niños San Antonio Claret Imprenta de Pablo Riera, Barcelona, 1862 Libro impreso en papel 15,5 x 10,5 x 3 cm. Colección Juan Carlos Pascual de Cruz (Valladolid)

La única cosa necesaria o reflexiones, pensamientos y oraciones para morirse santamente. María José de Geramb Imprenta de Pablo Riera, Barcelona, 1865 Libro impreso en papel 19,5 x 13 x 2,5 cm. Colección Juan Carlos Pascual de Cruz (Valladolid)

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