
10 minute read
Treinta años de la revista Generación / Leobardo Sarabia pág
11
Treinta años de la revista Generación
Advertisement
POR LEOBARDO SARABIA*
La muerte reciente de Carlos Martínez Rentería pone en perspectiva sus causas, activismo editorial, su legado. Quizás el más importante de sus proyectos fue la revista Generación, espejo de sus intereses y aficiones, su longevo proyecto editorial. Carlos Martínez Rentería, editor y animador cultural, generoso e irremplazable. Transcribo un texto que escribí sobre el 30 aniversario de la revista, el pasado año 2018.
En sus treinta años, la revista Generación es un ejemplo de resistencia festiva a contracorriente. La revista se mantiene con vitalidad, con su marca original y siempre con algo qué decir. En cada número postula un haz temático de otra manera perdido, una estética de los márgenes, una crónica viajera por las periferias. La búsqueda de la noche, el registro de los sentidos alterados, el oficio de testigo en la urbe extrema, la intemperie cultural en zonas que nadie toma en cuenta. A veces confundimos la revista con su creador Carlos Martínez Rentería. Espejeo, testimonio, huella dactilar. Carlos, editor generoso, da oportunidades, ensancha una nomenclatura de colaboradores, se obsesiona por temporadas, gestiona alianzas, imagina otros enfoques y se embarca en aventuras inesperadas, quizás veleidosas pero entrañables —congresos, happenings, series editoriales, cónclaves tribales bajo el cielo protector de algún antro—. El editor se vuelve personaje de su propia saga revisteril. Generación, es evidente, acentúa su extrañeza, su temperamento outsider, en el mundo homogéneo aunque polarizado de las revistas mexicanas. Institucionales, facciosas, académicas o efímeras, la mayoría están petrificadas temáticamente, y se vuelven galerías de homenajes y reiteraciones centralistas. Generación en su despliegue temático, suele ser antídoto contra la solemnidad y el aburrimiento, un espacio de regocijo. No es didáctica ni quiere ser ejemplarizante. Sus temas recurrentes: la legalización de la marihuana (una reiteración, una causa), los universos punks, las ficciones urbanas, la cultura estadounidense, la pasarela de antros y los festejos culturales, la nueva gráfica mexicana, las formas de vida alternativas, las otras miradas. Una deleitosa galería de adicciones que se Carlos Martínez Rentería, editor y animador cultural. Ilustración: Cortesía
renuevan en cada número. Escepticismo a veces, destrucción de túmulos y registro vigilante de las periferias. Agradezco la tentación de los números monográficos. En lo personal, he colaborado en los dos números especiales sobre Tijuana, muy vendidos y casi inconseguibles ahora. Y ha sido forjar un testimonio colectivo y una aproximación a esa mercurial ciudad fronteriza, con una asamblea de voces que la hacen verdadera. Con todo esto, la revista ha impulsado una lectura paralela de la cultura mexicana; otra, distinta al recetario, con el alto contraste del gozo, el relajo y una marejada de letras y pendencias. No todo ha sido fiesta, muchas iniciativas editoriales terminan en el cementerio de revistas y Generación elude la crisis, el aislamiento y prosigue con tenacidad y su gracia habitual. Este aniversario de Generación es un triunfo que nos incluye. La suya ha sido una travesía festiva, irreverente y caótica por la cultura mexicana de las últimas, trepidantes tres décadas.
sarabialeobardo@gmail.com
*Escritor, editor y promotor cultural. Autor de los libros de crónica Zona de turbulencia, Manual de sobrevivencia en la ciudad T. Su libro más reciente es Carlos Monsiváis en la frontera norte
“Editor generoso, da oportunidades, ensancha una nomenclatura de colaboradores, se obsesiona por temporadas, gestiona alianzas, imagina otros enfoques”
12
ALFRED CHANNIN FRENCH:
Fotógrafo y comerciante de Ensenada a principios del siglo XX
ARNULFO ESTRADA RAMÍREZ*
Introducción
El 14 de mayo de 2018 publiqué un artículo sobre las familias fundadoras de Ensenada en el diario El Vigía. Una de las familias mencionadas en el texto llamó la atención de un lector llamado Miguel Kelley, quien me escribió, vía correo electrónico, para solicitarme más datos sobre la familia Cota, debido a que él había sido asesor de la campaña electoral que hizo gobernador constitucional del estado de Baja California Sur a Leonel Cota Montaño. Miguel quería saber si las familias aludidas en mi artículo, tenían algún parentesco con el exgobernador Cota.
Después de haber respondido a la pregunta de Miguel, me llamó la atención los nombres de dos personajes que menciona en el texto que me mandó. Miguel me revela que él tiene parentesco con el Dr. Erasmus Darwin French, personaje muy ligado a la guerra que libraron Estados Unidos y México en 1846, y que terminó con la pérdida de México de poco más de la mitad de su territorio. El Dr. French es un personaje notable en la historia de San Diego y toda la California, debido a que participó como médico atendiendo a los heridos estadounidenses, cuando se enfrentaron con las fuerzas mexicanas en aquella batalla memorable de San Pascual. Se afirma que es ésta una de las pocas batallas en que los norteamericanos fueron derrotados en ese conflicto bélico. De este personaje, me ocuparé con mayor detalle en otra entrega.
Durante el tiempo que estuve investigando, pude contactar a Jim French quien radica en California y es descendiente directo de la familia del Dr. Erasmus. Mi agradecimiento a Jim por haberme proporcionado la única fotografía que yo conozco del personaje. Debo decir, además, que sin el apoyo de Miguel Kelley me hubiera sido muy difícil abundar en la genealogía de los personajes incluidos en esta reseña.
Su familia
Alfred, o Alfredo como se hacía llamar, fue uno de los cinco hijos del Dr. Erasmus Darwin French y de Cornelia Seymour Cowles. Nació el 7 de septiembre de 1867 en San José, condado de Santa Clara. Sus otros hermanos fueron, Lulu Charlotte y Lila, gemelas que nacieron en San José California el 22 de noviembre de 1863. Ambas murieron en 1864, cuando tenían un año de edad; John, que nació en San José, California en 1869, y Addison Paine, que nació en San Diego, California el 14 de febrero de 1881.
Su llegada a Ensenada
Atraído por las noticias que el periódico San Diego Union divulgaba constantemente sobre el descubrimiento de yacimientos de oro en el nuevo poblado de El Álamo, él, su padre el Dr. Erasmus Darwin y su hermano Addison Paine, deciden viajar a Ensenada para involucrarse en la actividad minera, que ya prometía crecer en la región. Se sabe que llegaron aquí el mes de marzo de 1889, pues Alfred acude el 14 de mayo de 1909 al consulado de Estados Unidos y declara su ingreso a Ensenada y tener el deseo de regresar a su país a más tardar en un año y medio, y que, por lo pronto, tendrá su residencia en esta ciudad donde se dedica a actividades comerciales.
Alfred, decide quedarse en Ensenada, pero Erasmus y su hijo Addison, se trasladan al incipiente pueblo minero de El Álamo, donde se dedican a explorar el terreno en busca del preciado metal aurí-
“Las fotografías fero. Erasmus es el primero que más conocidas de Al- tiene éxito en su búsqueda, como fred, son las que tomó consta en el Archivo de Minecon motivo de la inau- ría de Ensenada (Hilaria Heath guración de la prime- Joy, 1991), ya que a su nombre se ra etapa del edificio denuncia la mina de oro númeque llegó a ser el pri- ro 125, con fecha 15 de abril de mer Palacio Munici- 1889. Dos días después, su hijo pal de Ensenada” Addison, notifica la mina de oro número 130, en el mismo poblado de El Álamo. La fotografía y los negocios de Alfred Durante los casi 22 años que vivió en Ensenada, Alfred se dedicó a hacer negocios en varios campos, entre los que se pudo identificar la compra y venta de terrenos. Se anunció durante un año en el periódico semanario El Progresista, como “único agente de la Compañía Manufacturera de Máquinas de Coser SINGER”; además, se anunciaba como “propietario de la Fotografía Americana, cuyos trabajos garantizaba”; tenía también un negocio de venta de pastura para

Dr. Erasmus Darwin French
caballos; y el último negocio conocido, antes de regresarse a vivir a Estados Unidos, en el Registro Público de la Propiedad, en el apartado de Sociedades y Poderes, aparece como socio de la “Compañía Petrolera Misión Vieja, S. A.”, cuyo número de registro y fecha es el de noviembre 25 de 1910.
Imágenes únicas del Centenario de la Independencia
Las fotografías más conocidas de Alfred, son las que tomó con motivo de la inauguración de la primera etapa del edificio que llegó a ser el primer Palacio Municipal de Ensenada. Esta fiesta se llevó a cabo el 16 de septiembre de 1907. Logró además cubrir la inauguración del Paseo Hidalgo, con la develación de la estatua de Miguel Hidalgo y Costilla, actual ícono de Ensenada y primer monumento urbano de Baja California. Esta última ceremonia fue llevada a cabo el 16 de septiembre de 1910, con motivo de la celebración del Primer Centenario de la Independencia de México. Si bien no pasan de una decena de imágenes, son de gran importancia para la historia de Ensenada, debido a que son las únicas fotografías conocidas que congelaron para siempre esos emotivos momentos.
Hombre de cuatro matrimonios
De los cuatro matrimonios de Alfred, tres fueron con mujeres de familias pioneras de Ensenada y el cuarto con una mujer de origen estadounidense. A continuación, se describen brevemente.
Primer matrimonio. El 21 de abril de 1898, se casó con Natividad Gastélum Contreras, hija de José Antonio Gastélum Gastélum y de Dolores Contreras Muñóz, residentes del
13

Rancho El Aguajito (Kelley, 2018). Del matrimonio, no hubo hijos, debido a que Natividad falleció en Ensenada el 16 de enero de 1899, a los nueve meses de casada (Martínez, 1965. P.897).
El segundo matrimonio, fue con María Concepción Armandina Cota Amador, hija de Santos Cota Verdugo y María Antonia Amador. Se casaron en Ensenada el 19 de octubre de 1901, en la iglesia Purísimo Corazón de María. Ella nació en Ensenada en 1872 (Kelley, 2018). Tuvieron cinco hijos:
Teodoro R. nació en Ensenada en 1902, y falleció el 10 de diciembre del mismo año a los seis meses de edad. La causa de muerte, fue por meningitis cerebro-espinal (Piñera y Martínez, 1994, p. 261), aunque lo más probable es que se haya debido a la peste bubónica que en ese año causó numerosas muertes en Ensenada. No se menciona el apellido de la madre.
Violeta Alfa nació también en Ensenada en 1902, probablemente era gemela de Teodoro. Ella y otros ocho integrantes de la familia, cruzaron la frontera en diciembre de 1910, para irse a vivir a los Estados Unidos. Se casó con Pat McBiles, el 6 de junio de 1922 (Kelley, 2018).
Marcela nació en Ensenada el 9 de febrero de 1904. Fue registrada en el mismo lugar, el 20 de febrero. La registró Alfredo con su apellido, pero no da los datos de su madre (Piñera y Martínez, 1994. P.261)
Mabel María nació en Ensenada, el 10 de julio de 1905. Fue registrada por Alfred con su primer apellido, el 26 de octubre del mismo año. Falleció de inanición el 4 de noviembre de 1905, a la edad de cuatro meses (Piñera y Martínez, 1994. P. 261).
Alfred Theodore nació en Ensenada el 7 de diciembre de 1908. Desde muy pequeño, se fue a vivir a los Estados Unidos. En el censo del 3 de febrero de 1920, aparece en Miami, Gila, Arizona. Él fue reclutado en ese lugar, para servir en la Segunda Guerra Mundial (Kelley, 2018).
El tercer matrimonio en Ensenada, fue en 1909, con María Antonieta Legaspy Cota, hija de Jesús Legaspy y de Amada Leona Cota Amador. Nació en Baja California en 1880. Tuvieron cuatro hijos:
Lamarck Ferdinand nació en Ensenada el 29 de julio de 1910. Su madre se lo llevó a vivir a San Diego California, salieron de Ensenada, el 3 de febrero de 1912 a bordo de la embarcación “S. S. Victoria”. En los censos del 3 de febrero de 1920 y del 18 de abril de 1930, aparece viviendo en Miami, Gila. Arizona. De nuevo aparece en el censo del 5 de abril de 1940, pero como residente de Los Ángeles, California, cuando contaba con 29 años de edad y trabajaba como asistente en una tienda de abarrotes. Murió en San Bernardino, California, en 1979 a la edad de 69 años (Kelley, 2018).
Elmer Artur nació el 24 de septiembre de 1911, en San Diego, California. Se casó con Daphne M. Stocker, el 15 de junio de 1952 en Wickenburg, Maricopa, Arizona. Murió el 14 de marzo de 1988, en Pasadena, Los Ángeles, California (Kelley, 2018).