Nº 208

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HUGO E. TEMPESTA, 54 AÑOS CON LA FOTOGRAFIA

Nº 208 - NOVIEMBRE 2025 - AÑO 21 - $5000 - BUENOS AIRES - ARGENTINA

Sindicato Unificado Municipales de Avellaneda

Adherido a la F.S.T.M.B.A. Personería Gremial Nº 107 y C.T.A. Fundado el 3 de Diciembre de 2015

Av. Belgrano 1287/89 - Tel. 6060-9497

Descamisado

La gesta del 17 de octubre de 1945, cuando los trabajadores de los frigoríficos y fábricas cruzaron el Riachuelo para pedir por la liberación del Cnel. Perón, tiene en “El Descamisado”, una representación corpórea antropomórfica. Realizada en hierro, actualmente cubierta de óxido, esa pátina natural y artística de la naturaleza que va transformando los elementos. Alejandro Marmo, su autor, inició hace muchos años la propuesta de Arte en las Fábricas, utilizando rezagos de metal y comprometiendo esos materiales a la representación simbólica de lo que sufren también los pueblos, abandonados o desechados por gobiernos antipopulares. Las facetas que forman los

sectores del rostro y cabeza, en la foto de tapa se muestra antes de ser ensamblada al cuerpo en el taller donde se construyó, permiten ver de cerca la tosca rudeza de la denuncia que supone la obra. Las puntadas de soldadura parecen cicatrices y el gesto adusto anticipa la rebeldía de no cejar en la lucha contra la injusticia. Desde que se armaron las partes y la obra se emplazó a orillas del Riachuelo, su gran altura y el impacto de llevar el perfil de Evita como estandarte, golpean la memoria desde un sitio observable ampliamente, el sur se expresa.

Deseamos Felices Fiestas y un 2026 mejor a nuestros lectores.

El Editor
Tapa: Coloso de Avellaneda. Foto Hugo Tempesta 2013.
Revista Avellaneda en Fotos Editorial

Revista Avellaneda en Fotos Personas y Personajes

El Museo de la Naturaleza

Los vínculos familiares pasan por etapas de cambio, encuentros y desencuentros. Francisco “Tito” Tempesta, uno de mis hermanos, se encontraba internado en el Hospital Fiorito y en una de las visitas le hago una entrevista para que relate su experiencia con el Mercado de Abasto de Avellaneda, que había frecuentado por varios años.

¿En qué año fuiste por primera vez al Mercado de Abasto?

Yo era chico y mi padrino (Rodolfo Pérez) me llevaba con carro, de madrugada. Después seguí yendo hasta tener unos cuantos años. Hacía el reparto, o sea, yo tenía trabajo y aparte iba al puesto que tenía él en Sarmiento y De la Serna y me quedaba ahí, le ayudaba, tenía una persona en el puesto. Cuando él salía de vacaciones, varias veces hacía el reparto yo. Era un camión con una carrocería de cinco metros, llevaba mercadería para diez verdulerías, siete eran de él y tenía los otros tres a los que le hacía el flete. Siempre me gustó ese tiempo.

¿Recordás nombres de puesteros?

El que vendía banana Cristino, el que vendía cítricos Américo Cormio, Lenci era de las zanahorias y lechuga en la entrada del

medio del mercado tenía los canastos de panadería. El compraba las bolsas de chauchas, de repollitos de Bruselas, de ají, entonces el que no le alcanzaba para comprar un cajón, compraba cuatro kilos… tenían los bolsillos así (…) de plata, todos los puesteros.

¿Cómo eran los alrededores?

Frente al Mercado había una fábrica de barras de hielo, había Pizzería Café, todos los puesteros y los changadores comían ahí. Uno que pasaba era Pepito el Pizzero con un carrito, me acuerdo que le comprábamos una de cebolla y una de tomate, comíamos así. Después pasaba un gordo con una canasta que vendía bolas de fraile con dulce de leche, que era de Lacarra y también le comprábamos. Ahí había vigilancia, uno de la Policía Montada, un paraguayo que era como Upa, grandote y otro más bajito, bravo era ese. Sobre Colón tiraban toda la verdura y la gente buscaba ahí. En la primera puerta había

una parrilla y vendían toda clase de carne y tenían una fuente con muchas cosas para acompañar la carne.Y en la otra punta había otro que vendía churrasquitos de cerdo, pero no los tenía hechos como la otra carne, te lo hacía en el momento, tenías que esperar ahí, comía el sanguche, que era una barbaridad y de ahí me iba al negocio.

Después vos tuviste verdulería

Empecé sin saber demasiado y me la vi brava pero dos tres días ya estaba, me había hecho. Las manzanas las lustraba, en unos carteles ponía lo que me salía, por ejemplo, le había puesto en una hoja, El Museo de la Naturaleza… pero trabajaba bien, aparte Fito (hijo de mi padrino) tenía a dos cuadras el puesto en la calle y yo lo iba a despertar a la mañana. Íbamos hasta el puesto de él, todos

Rodolfo Pérez y su carro
Tito

cajoncitos chicos, cuando tenía su puesto armado yo me iba a mi verdulería y ya me caía gente, tenía que hacer todo rápido. Abría dos negocios, después cuando cerraba íbamos al mercado. Pero era lindo porque por ejemplo cuando iba con Fito él tenía una Chevrolet Brava cargábamos, me dejaba lo mío, lo de él, estuvimos mucho tiempo así.

¿A qué hora había que ir al mercado?

De madrugada, cambió muchas veces el horario, pero siempre fue de noche. En ese tiempo cuando íbamos con carro pasa-

bas por las puertas o las persianas del mercado y te revoleaban con cualquier cosa. Había cafeteras que andaban por todo el mercado vendiendo café a los puesteros, era un ambiente así, era lindo. Era bravo también porque una vez había un changador morocho corriendo en cuero todo tajeado, se ve que alguno lo cortó peleando por un cliente. La policía lo andaba buscando para ver que le había pasado, había peleas, por ahí se ponía en pedo alguno, dentro de todo era tranquilo. Una vez yo estaba con Fito, en la puerta grande paraba el cabezón que tenía varios puestos en la calle. ¿Qué hacía?, tenía tres camiones uno al lado de otro, en uno cargaba la papa la cebolla y la batata, en otro cargaba la verdura y en otro cargaba la fruta. Hacía el reparto por los puestos y sabés donde le compraban los puesteros; en el bar, ahí decían déjame esto… déjame lo otro, automático. Había un tucumano, un flaco alto que tenía una faja negra ¿sabés cuantas bolsas de papa de 50 kilos llevaba? seis, las cruzaba y apilaba, iba y venía.

Son trescientos kilos, no se puede creer

Enfrente del mercado yo compraba ahí también la papa, la cebolla, Los Diablos Rojos era el nombre del puesto. Un día resulta que, fue un fin de semana me parece, se había accidentado el suegro, yo no lo conocía, pero cuando voy el lunes se me da por preguntarle como esta tu suegro, me miró como que me quería comer, no sé porqué. Donde estaba el café yo estacionaba enfrente, estaba con

la Chevrolet, un pantaloncito corto y me quedé en cuero y el policía me hizo poner la camisa o sea que los changadores estaban en cuero y no les decían nada. Era lindo, yo lo extraño… (se emociona)

En esas épocas todavía funcionaba el Frigorífico La Negra cerca del Abasto

Yo pasaba por ahí, me acuerdo de todo eso, después pusieron el Shopping Sur, rescataron parte de lo que era el Frigorífico, lo armaron así. Todas esas cosas me gustan, cambiaron todos los edificios viejos, muchos. Cuánta gente trabajaba… fue cambiando todo, los precios, la forma de vender, por ejemplo, hay en el barrio una atrás de otra, no sé si serán del mismo dueño, las barberías en la vereda. Ponían unos pallets, hacían un piso, una baranda y un techito y Barbería Unisex. Creo que se tomaba algo también, eso no estaba, antes eran las peluquerías, cambiaron muchas cosas se ponen de moda y laburan bastante.

Por hoy ya está… seguiremos… (nunca retomamos el reportaje)

Tito falleció días después, como consecuencia de un mal incurable, a los 72 años. Me queda la idea de que brevemente la charla que tuvimos le haya servido para alejar por un instante lo grave del momento que vivía.

Entrevista (resumen) y fotos Hugo Tempesta martes 7 de octubre de 2025

Su herramienta como pintor de autos
Tito en Cristalería Müller foto Hugo Tempesta
Revista Avellaneda en Fotos Página
Lavadero de Lanas Lavalán, máquina dezguazada. Foto Hugo Tempesta.
Revista Avellaneda en Fotos

Laboratorio de Ambiente y Bromatología Municipal

Desde la Dirección de Ambiente, cada quince días, personal técnico de nuestro laboratorio realiza un monitoreo visual del cuerpo de agua superficial de la Laguna Saladita Sur y de la Costa Ribereña, en el marco del Programa de Gestión Integral de Cianobacterias de la Subsecretaría de Recursos Hídricos y de la Autoridad del Agua de la Provincia de Buenos Aires.

Sandra Rodríguez Fotos Hugo Tempesta

Revista Avellaneda en Fotos Ríos y Lagunas
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en Fotos
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Documentalismo

Homenaje a Pablo Grillo. Foto Hugo Tempesta.
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Revista Avellaneda en Fotos Música

1899 1980 2025 artes

Entrevistamos a Sergio Gramática, fundador de la banda de Punk Rock “Los Violadores”, quien nos cuenta cómo se vinculó con la música, cuál es su historia y su presente

Hace ya cuarenta años que estoy en la música, en el rock y específicamente en el Punk Rock, como fundador de la banda Los Violadores en 1980, hicimos todo ese recorrido en esa década con todas las bandas, un poco en el despertar de la democracia. Grabé siete discos con ellos, después me separé. Seguí con otros proyectos, otras bandas, viví afuera dos años, en la Ciudad de México y después en la frontera con EEUU en California y baja California como tres años. Después volví con otros proyectos y en 2015 se concretó la reunión de Los Violadores, miembros originales, cada uno vivía en un país diferente. Yo era el único que vivía acá, hicimos el show del Luna Park y una gira por varios países, como diez shows

más hasta el 2019. Se cortó por la Pandemia y en el 2021 falleció nuestro cantante Pil, que vivía en Lima Perú. Le decíamos Piltrafa porque era muy flaco, después le quedó Pil porque el admiraba a una banda que se llamaba Public Image Ltd. que era del ex cantante de los Sex Pistols. A partir de ahí no seguí con ellos y ahora estoy con un proyecto mío que se llama Gramática Tapia, es un dúo con el músico Lucio Tapia en guitarra y voz y yo soy baterista y cantante, estamos hace tres años y pico.

¿Qué es lo que moviliza a los músicos? A lo largo de la vida van cambiando técnicamente, estilísticamente, se asocian a

otros, hay rupturas, ¿por qué una persona abraza la música?, ¿qué recibe y qué quiere dar el músico?

Para mí la música está presente desde muy chico, yo teniendo diez años ya fui espectador, primero que me encantaban los Beatles, Almendra, Manal, las bandas de acá y tuve la suerte que mi abuelo, Luis Francisco Gramática me llevara de la mano a ver a Los Gatos en el año setenta y luego Almendra y quedé fascinado con la batería, con Moro, para mí la música es como una conexión emocional, una transmisión de emociones. Siempre estuve pegado con ese sonido del Rock que comenzó en Argentina y lo sigo haciendo, la gente recibe esa energía. Es difícil

de explicar porque tiene que poseer una magia y aparte una identificación con los músicos que sinceramente la fórmula no la tiene nadie. Me tocó estar en una banda que se hizo muy grande y seguir estando acá en Argentina.

Es una buena síntesis, dijiste que fue una banda reconocida y están los otros que nunca son famosos y persisten. Es algo que al que lo vive le debe dar mucho.

Es como un plus, entiendo que hay muchos grandes talentosos que son casi

desconocidos, quizás los conozcan en el ambiente de los músicos, pero no les ha tocado ser famosos, caminar por la calle y que los reconozcan y les saquen fotos, pero bueno la gente cuando pone la mirada en alguien elije eso y no a otro, no sé por qué motivo, pero sucede habitualmente.

¿Cuál es tu parentesco con la actriz Ema Gramática?

Vengo de familia obrera muy pobre y mi abuelo, el padre de mi papá, vivía con nosotros. Yo hijo único, él había nacido en 1899 de padres italianos y era el sobrino de Ema Gramática, que había nacido en 1875 en Parma, cerca de Milán. Siempre hablaban en la mesa de la tía Ema. Yo era chico y estaba embebido con la música y no le daba importancia hasta que vi películas que pasaban en la tele en blanco y negro, vi “Pobre mi madre querida”, con Dirección de Hugo del Carril en 1948. En el año 2000 decidí recoger parte de la historia porque mi tía y mi abuelo habían fallecido, ellos tenían recortes de la prensa, pero se perdieron. Yo conseguí mi propia información, me dirigí al archivo y biblioteca del Teatro Nacional Cervantes, en la Avda. Córdoba, me atendieron muy bien. Por razones de parentesco, les dije, quisiera ver si tienen información y me trajeron una pila de recortes de prensa de la época, páginas enteras de cuando ella falleció.

Fue en 1965, yo era muy chico tendría 4 o 5 años, no la pude ver en teatro y siendo soltera falleció en Roma, porque cuando los periodistas le preguntaron porque nunca se había casado dijo, no me casé por fidelidad al teatro, gente de otra madera como se dice, raza total de teatro y cine, que hizo mucho. Me enteré que llegó a representar obras en cinco idiomas, hizo 26 películas, la mayoría en Italia y Francia, en Argentina dos, la que cité anteriormente y protagonizó otra con Mecha Ortíz “Mi vida por la tuya”, las dos en 1948 más todo el año de la presentación de la obra “La casa sin alma” en el teatro Astral. Ahí si escuché la anécdota de mi abuelo que el llevó a mi tía y a mi papá que eran adolescentes a ver la obra y luego la saludaron a la salida del teatro, eso siempre me quedó grabado. Tengo unos Dvds de esas dos películas y me asombra lo que ha sido. Los críticos en París decían que era la última gran trágica de nuestros días, ellos sostenían que, si España tuvo a María Guerrero y Francia a Sara Bernhardt, Italia tuvo a Ema Gramática. Acá se la recibía como Argentina, hizo cuatro o cinco visitas, en la última estuvo viviendo más de un año, o sea que tengo la herencia esa de dar la vida por el arte.

Entrevista y fotos Hugo Tempesta

Revista Avellaneda en Fotos
Revista Avellaneda en Fotos Humor Gráfico
Ventanales del Instituto Leonado Favio. Foto Hugo Tempesta 2016.

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