HUGO E. TEMPESTA, 54 AÑOS CON LA FOTOGRAFIA Nº 203 - JUNIO 2025 - AÑO 21 - $5000 - BUENOS AIRES - ARGENTINA
Sindicato Unificado Municipales de Avellaneda
Adherido a la F.S.T.M.B.A. Personería Gremial Nº 107 y C.T.A. Fundado el 3 de Diciembre de 2015
Av. Belgrano 1287/89 - Tel. 6060-9497
El mármol y la historia
Una visita casual que produce un descubrimiento, una inquietud personal y una búsqueda social. Arte escultórico que encuentra dentro del mármol las facciones y las miradas. Navegar océanos y dejar en nuevas tierras lo que se aprendió lejos, en las canteras, esas que guían las manos hacia el interior del ser. Después, otras manos tratando de borrar tanta dedicación a la idea gregaria, cuya resultante es lo contrario del intento destructor y torpe.
El Hospital Interzonal General de Agudos “Presidente Perón” es un baluarte de la atención pública de la salud en Avellaneda. Con una larga historia de logros científicos y asistencia a la comunidad que llega desde otros partidos, incluso de otras provincias. En el ingreso principal podemos ver un busto del General Perón rodeado por un antiguo sillón circular, para hacer la espera de los pacientes más cómoda. Desde esa ubicación salen pasillos a otros sectores de Hospital, en un incesante ir y
venir con estudios, sueros, bastones y sillas de ruedas. Por allí pasan miles de historias a diario. Pero nos centraremos en la historia de la figura de Perón. Detrás del busto podemos leer “Leone Tommasi 1951”. El artista nació en Pietrasanta, cerca de Lucca, en la Toscana italiana en 1903. En la misma ciudad terminaría su vida en 1965. Entre 1950 y 1954 viajó a la Argentina para realizar las grandes estatuas de contenido social que se colocaron en el frontispicio superior de la Fundación Eva Perón y las proyectadas estatuas a Juan Domingo Perón y Evita. La estatua de Perón había sido diseñada para medir 62 metros, pero nunca llegó a ser construida. Durante la Revolución Libertadora, que derrocó al
presidente Perón en 1955, las estatuas fueron destruidas y arrojadas al Riachuelo. En 1996, el presidente Carlos Menem encargó su búsqueda en el fondo del río, encontrándose tres. Actualmente, las mismas adornan la quinta de San Vicente, donde fueron depositados los restos de Perón.
Fue gracias a Tommasi que Pietrasanta inició su florecimiento como centro de los grandes artistas del mármol. Ha sido llamada por eso la pequeña Atenas.
Avellaneda conserva una parte de esta enorme historia en el Hospital Perón, quienes asisten cada día por sus dolencias tienen, muchos sin saberlo, la custodia de las obras que realizó el Peronismo, aún en pie y el testimonio del arte que es una especie de terapéutica sutil y sanadora.
El Editor
Tapa: Inmigración. Foto autor desconocido.
Roma - Avellaneda
Fundador de la Sinfónica de Avellaneda
José Rodríguez Fauré nació en Avellaneda, sus padres –de apellidos Baltasar y Rodríguez Pérez– eran naturales de Ourense. A los cinco años, comenzó a aprender música con su padre. Tan sólo cuatro años después, compuso pequeñas obras para bandas e hizo arreglos de obras de distintos compositores.
Estudió violoncelo y clarinete con el maestro J. Fernández y continuó sus estudios de composición y piano con los maestros Adolfo Castro y Cayetano Marcoli. Poco después, y en un intento por satisfacer su sed de conocimiento, profundizó los estudios de contrapunto, instrumentación y dirección de orquesta (esto último lo hizo con el maestro Hugo Mariano, fundador de la filarmónica de la N. B. C. de New York). Final-
mente, se integró a las corrientes musicales de vanguardia realizando estudios de los tratamientos corales en la ópera con el maestro Pizzetti en Roma.
La labor realizada por Fauré en Argentina fue inmensa en todos los niveles. En su ciudad natal fundó y dirigió la Escuela Orquestal, también fundó y dirigió la orquesta sinfónica de la Ciudad de Avellaneda, con la que recorrió todo el país.
Desde el teatro Roma, Fauré convirtió a Avellaneda en una ciudad musical en la que, bajo su dirección actuaron grandes y calificados solistas. Tal fue el éxito y la repercusión de sus presentaciones, que el teatro Roma de Avellaneda se convirtió en el tercer teatro de la República, después del Colón de Buenos Aires y el Argentino de La Plata.
En el año 1957, viajó a Europa y, poco tiempo después, debutó en Italia dirigiendo la orquesta Sinfónica Alexandro Scarlatti de la RAI. No hubo de pasar mucho tiempo para que triunfase al frente de los más grandes organismos musicales del viejo mundo. Tanto es así, que llegó a convertirse en el director argentino de mayor permanencia ininterrumpida en los escenarios de Europa y Asia.
Durante casi 30 años cosechó aplausos, homenajes, distinciones, condecoraciones y títulos honoríficos. Dentro de este marco, el presidente de Italia, Giuseppe Saragat, y el primer ministro, Aldo Moro, le confirieron el título de Caballero al Mérito Cultural; la fundación de la casa natal de Mozart, lo nombró socio protector y fue designado ciudadano ilustre en su propia ciudad.
Cabe consignar finalmente, que además de dirigir las orquestas sinfónicas más importantes de distintos lugares del mundo, compuso la música para 56 películas, alguna de las cuales lo hizo merecedor de premios internacionales.
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El Teatro Eterno
Europea
Ermete Novelli Questo Teatro Consacrava All´Arte X Ottobre MCMIV. Texto plasmado en la placa de mármol emplazada en la inauguración del Teatro Roma, nuestra sala de espectáculos y cultura más importante. Diseñado por el arquitecto Primitivo Gamba, su construcción de raigambre italiana, inspirada en los teatros europeos del siglo de oro de la ópera, lograba una acústica perfecta -la mejor de las salas de América hasta la fecha de inauguración del antiguo Teatro Colón de Buenos Aires. Originalmente podía albergar 400 espectadores, en 1925 fue ampliada su capacidad. Fue inaugurado, luego de once meses de construcción, el 1 de octubre de 1904 por la Sociedad Italiana de Mutuo Socorro y Providencia Barracas al Sud (fundada el 11
de noviembre de 1888), comenzando a ser conocido como “Teatro del Sur”. Este teatro constituye un patrimonio histórico, cultural y arquitectónico de primer nivel en Argentina con características singulares. En su escenario cantó Carlos Gardel por última vez en Argentina. Ha sido declarado Monumento Histórico Provincial y Nacional. Imponente en su fachada, al ingresar a la majestuosa sala se destaca la cúpula con alegorías pintadas por Antonio Epifani. En el centro de la misma la imponente araña de bronce, con tulipas de vidrio, ilumina la sala. El edificio se construyó sobre dos terrenos contiguos a la sede de la Sociedad Italiana (que ha quedado integrada al conjunto) y debido al uso y envejecimiento debieron hacerse tareas de recuperación restauración y reacondicionamiento. En la inauguración del teatro se puso en escena la obra Papá Lebonar protagonizada por el entonces célebre actor italiano Ermete Novelli (1851-1919), quien viajó especialmente para ese acontecimiento. También fueron realizados periódicamente, tanto en el Salón Blanco como en el Salón de los Encuentros, importantes eventos: jornadas, simposios, cursos, talleres, ciclos de cine, exposiciones, etc. El 26 de agosto de 2015 la
Municipalidad de Avellaneda lo restauró cuidadosamente, manteniendo el color de su pintura original, conservando aquel espíritu que lo posicionó siempre como uno de los mejores de la región.
Fuente: Municipalidad de Avellaneda Fotos Hugo Tempesta
Coliseo Romano. Foto Hugo Tempesta.
Revista Avellaneda en Fotos Recorrida Europea
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Arriba: Teatro Roma. Abajo: Coliseo Romano. Fotos Hugo Tempesta.
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Fontana di Trevi. Foto Hugo Tempesta.
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París - Avellaneda
Nota presentada el 6 de marzo de 2025 en la Embajada Argentina en Paris, como fundamentación del proyecto de muestra fotográfica documental “Julio Cesar Vergottini, el legado de Rodín en Argentina”.
Conocí a Vergottini cuando me pidieron que le tomara fotos para una revista de Avellaneda. Era febrero de 1998. Pude entonces comenzar a desentrañar el misterio que me producía el castillo. Lugar poco común ubicado en la calle Vieytes 2002 del barrio de Barracas, donde vivía el escultor desde el año 1974 gracias a la ayuda de sus amigos que hicieron la gestión ante la Secretaría de Obras Públicas, de la cual dependía esta construcción. Vergottini, debido a la bohemia que profesó durante toda su vida, se encontraba sin recursos económicos y sin vivienda, ya que tuvo que dejar la de La Boca, donde vivió y trabajó durante años.
Fui recibido con amabilidad y comencé la sesión fotográfica, en la que Vergottini colaboró totalmente y accedió a mis pedidos.
Se escuchaba música clásica a gran volumen ya que el escultor no oía bien. A pesar de que el castillo se ubica del lado del Riachuelo que pertenece a Capital Federal, los habitantes de Avellaneda lo consideramos como algo propio.
El lugar resume tanta historia que se -
ría largo enumerar todos los hechos que allí sucedieron. Baste decir que por allí pasaron las columnas de las Invasiones Inglesas en 1806 y 1807, cuando el puente llevaba el nombre de Gálvez.
Zona de saladeros y posteriormente de frigoríficos. Y fue desde el Frigorífico La Negra que partieron los obreros que atravesaron este puente para protagonizar el 17 de octubre de 1945.
El tiempo pasó y nuestro artista ocupa la que sería su vivienda definitiva y taller donde dio forma a una parte muy rica de su producción.
Los puntos en común con Rodín son notables. Adhirió a su estilo naturalista de fines del siglo XIX del que no se apartó jamás.
Acompañó el arte con una vida austera y despojada de comodidad.
La fuerza de sus obras, mayormente dedicadas al hombre de trabajo y a La Madre en varias esculturas, hablan por sí solas.
Estudió con Arturo María González en la Ciudad de La Plata, entre los años 1919 y 1923. El maestro González había sido discípulo de Rodín, por lo que Vergottini se consideraba nieto artístico del genio francés. Con 23
años comenzó a viajar con su hermano Carlos José (Marius) dibujante, por Latinoamérica, Africa y Europa. Vivió dos años en París.
A los 34 años obtiene el segundo premio en el concurso sobre Jean Mermoz, organizado y costeado por la Embajada de Francia. Cuando contaba 68 años realiza un relieve que recuerda “La Puerta del Infierno” de Rodín.
En el epílogo de su vida trabajaba en una escultura dedicada “al Padre”, que no pudo concretar. De este boceto registré parte de su elaboración, en lo que se puede considerar su obra póstuma.
Por la breve descripción que hago de una vida tan extensa y valiosa, llego a la conclusión de que el Maestro Julio César Vergottini podría ser considerado el Rodín argentino.
Modelo de un estilo de vida que dedica con pasión toda su energía para legarnos lo sublime, lo excelso.
Sus manos apretaron las manos de sus amigos, acariciaron a sus queridos perros y de paso nos regalaron la arcilla, el cemento y el bronce, transformados en obras irrepetibles que lo hacen universal.
Su presencia seguirá sintiéndose en su castillo, en cada una de sus obras, en los momentos dedicados a la amistad, teniendo en común el arte, que nos enriquece y nos da un poco de sana locura.
Hugo Emilio Tempesta 17 de junio de 2002
Vergottini en París
La Rotonde era un café y brasserie parisino que se inauguró en 1911 y fue un centro de la vida bohemia de Montparnasse. En los años 20, era un lugar de atracción para artistas que se mudaban de Montmartre a la Rive Gauche.
Contexto histórico: Los años 20 fueron una época de ruptura de normas y creatividad artística en París, tras los horrores de la Primera Guerra Mundial. El barrio de Montparnasse era bohemio y culto, y una postal francesa que siempre ha seducido al resto del mundo.
Artistas que frecuentaban La Rotonde: Picasso, Braque, Modigliani, Soutine, Diego Rivera, Zadkine, Gris.
Otros artistas y escritores que frecuentaban París en los años 20: Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, George Gershwin, Jean Coucteau, Claude Debussy, André Breton.
Fotos Hugo Tempesta y archivo personal familia Vergottini.
Vergottini es el cuarto de izq. a der.
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Jardines del Palacio de Versalles. Foto Hugo Tempesta.
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Europea
La Gioconda, Museo del Louvre. Foto Hugo Tempesta.
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Obras de Rodin en Buenos Aires
El monumento de Sarmiento realizado por Rodin se encuentra en el Parque Tres de Febrero, en Palermo. La obra fue inaugurada en 1900 y se ubica en la intersección de las avenidas Sarmiento y Libertador. Fue la primera escultura que Rodin realizó para América.
El monumento es de bronce y tiene una altura de dos metros. Estuvo ubicado donde anteriormente se encontraba la casa de Juan Manuel de Rosas, lo que generó controversia al ser el enemigo político de Sarmiento.
Aunque la escultura fue encargada a Rodin para rendir homenaje a Sarmiento, suscitó una gran polémica debido a su apariencia, que muchos consideraron poco representativa del prócer. Incluso
hubo críticas que la compararon con un “gorila”. La obra también provocó tensión social, siendo necesario protegerla con una guardia especial.
El Pensador fue creado en 1880 como parte del conjunto escultórico Las puertas del infierno, basado en la Divina Comedia del poeta italiano Dante Alighieri.
En 1904, el artista realizó una ampliación de la obra y fundió ocho pensadores del mismo molde inicial, incluso con su firma. El entonces director del Museo Nacional de Bellas Artes, Eduardo Schiaffino, acordó con el propio Rodin la compra de uno de esos ejemplares que llegó a Buenos Aires en 1907 y fue inaugurada en la Plaza del Congreso en 1910.
Fotos Hugo Tempesta.
Canteras de Mármol de Carrara. Fotos Hugo Tempesta.
Revista Avellaneda en Fotos Recorrida Europea
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Carrara - Avellaneda
Quién más que yo puede describir este pedestal y ésta mi figura en la que se fue transformando desde las canteras de Carrara, allá en la Toscana italiana, a orillas del Avenza, a seis kilómetros de las costas del Mediterráneo, formando parte de esas moles montañosas que se prolongaban ocho largos kilómetros elevándose hasta los setecientos metros. Eran 70 canteras de las cuales solo siete producían mármol estatuario blanco, veteado y negro. Se exportaban en ese tiempo 20.000 m por año y este bloque perteneció a ese volumen. La explotación del mármol se inició en el tiempo de los Etruscos, decayó a comienzos de la Edad Media y se reanudó a fines del siglo X. Desde su famosa Escuela de Escultura egresaron los escultores más famosos de Italia.
Desde este lugar privilegiado y preferido para la estatuaria universal surgió este trozo marmóreo para ser modelado. Desde mi ciudad ahijada de la Provincia de Buenos Aires surgió la comisión de vecinos pro monumento integrada por el Dr. José F. Werner como Presidente y Pedro Sala, Juan Amestoy, Alberto Barceló y Genaro Fernández para cumplimentar con la ley 2830 sancionada por la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires en 1904 y promulgada por el Gobernador Dr. Marcelino Ugarte, cambiando por mi nombre el de Barracas al Sud. Todo esto fue el verdadero motivo de su constitución. La Municipalidad lo había propuesto al Gobierno Provincial pues recordaba que el cambio de nombre consagraría a “Otro glorioso de la historia de nuestro país” y era un “Justo homenaje tributado a la posteridad a un apellido que evoca y reúne”.
En 1907 el Concejo Deliberante del Municipio decide definitivamente la erección del monumento facilitando la continuidad de la citada Comisión Ejecutiva que a su vez crea la Comisión Artística compuesta por el Senador Félix Soriano, Moisés Arévalo, el presidente de la Comisión Ejecutiva Dr. Werner, integrándola más tarde el Sr. Genaro Fernández como secretario.
El 27 de enero de 1908 se dan a conocer las bases del concurso para su adjudi-
cación y posterior ejecución. En términos generales el monumento debía ser de mármol, con base de granito y debía ser inaugurado el 25 de noviembre del mismo año, día en que se cumplía una nueva fecha de mi fallecimiento. El cierre del concurso se efectivizaría el 16 de marzo. Seguramente era muy perentorio el tiempo entre el cierre y la adjudicación de la obra, en razón de que el veredicto se conoció a fines de abril del mismo 1908 y el ya mencionado y proyectado día de su inauguración. De mas esta mencionar que no se pudo cumplir. En 1909 teniendo en cuenta el entusiasmo reinante en Buenos Aires por el automovilismo se pone en venta una rifa para allegar fondos que se sumará a los estatales. Fue agraciado el número que poseía el Dr. Faustino M. Parera, Gobernador de la Provincia de Entre Ríos. Los tiempos eran muy difíciles para los erarios públicos y se buscaban los recursos populares para sufragar gastos, si bien no fue de mi agrado creo que así se halló una connotación afectiva y de divulgación sicológica. El 24 de octubre de 1909 el señor P.A. Iparraguirre da a conocer su composición musical en tiempo de marcha militar titulada “Gloria al Dr. Nicolás Avellaneda”, con una alegoría en la carátula representada por la “Maquette” del monumento, una cinta con los colores patrios rodea a la figura completando el conjunto libros y laureles. La cinta con los colores argentinos lleva una inscripción con las palabras “Civismo, Patriotismo, Honradez, Austeridad, Elocuencia”, Las humanas convicciones que la gente contemporánea consideraban que había engalanado la vida terrenal.
Se presentaron a concurso trece proyectos con sus memorias y “Maquettes” respectivas. Con fundamentos precisos la Comisión Artística fija la selección en tres de esos proyectos y de ellos elige la obra presentada bajo el lema “Verba Selecta”. Abierto el sobre con ese seudónimo resultó ser su autora la Sra. Lola Mora, la que con la firma “Yakmé” en otro sobre deja especificadas las descripciones del monumento y sus alegorías. Tal privilegio recayó en la criatura tucumana Dolores Mora Vega, hija de Romualdo Mora y Regina Vega, familia vecina y amiga de San Miguel de Tucumán que me ofrecieron el padrinazgo del bautismo de la niña que se realizó cuando la criatura contaba dos meses de edad, había nacido el 17 de noviembre de 1864, la sede de la pila bautismal fue la histórica parroquia de San Joaquín de Trancas, en la población del mismo nombre aledaña a la propia Ciudad de Tucumán. Otros lazos posteriores amistosos y religiosos unificaron aún más nuestras relaciones pues Lola Mora al disponer contraer matrimonio con Luis Hernández Otero ofreció el madrinazgo der las nupcias religiosas a Doña Clorinda Garmendia de Avellaneda, que era mi cuñada. La personalidad dinámica y emprendedora de la escultora había hecho factible por intermedio de sus relaciones y sus propios antecedentes, obtener un espacio para su trabajo artístico en el Congreso Nacional donde conoció y a su vez fue su discípulo, a su futuro esposo.
La artista ya había regresado en 1900 de su amplio periplo europeo y de su aprendizaje escultórico de la Ciudad de Roma, la mujercita era bella, de fuerte personalidad y de proyectada simpatía en sus medios de convivencia y ambientes sociales. Motivada por todas estas razones en la descripción del monumento exponía Lolita: “…El monumento en sus proporciones y material utilizado aparecía de un valor dos veces mayor que el ofrecido por la Comisión, pero las simpatías especiales hacia el personaje, más que el veredicto motivo del éxito de una obra de todo artística le indujo a reducirla a solo los gastos. Era el caso entre ella y yo: había comenzado nuestra relación hacía 31 años cuando apa-
driné su consagración a Dios y luego la seguí en la infancia como una bella flor del Jardín de la República vislumbrándola como precoz y eximia artista del futuro. La Subcomisión Artística informó al expedirse y fundamentar su decisión con respecto a su obra que “…ella reunía la mayor belleza artística, en conjunto y en detalle aparte de que el precio fijado, o sea 35.000 Pesos m/n es evidentemente equitativo si se considera la magnitud del monumento, su altura de 10. 50 mtrs. Y la cantidad y la calidad del material que entra en él (sería utilizado el mármol de Carrara del que estoy hecho según ya lo adelanté en este capítulo. Lola Mora volvió a Roma para estar cerca de la materia prima y trabajar bajo tinglados y armazones en las figuras ornamentales, tanto la mía como la de las alegorías que componen la unidad de composición descriptas y bosquejadas en la “Maquette”. Muchas dificultades y de toda índole estuvieron condicionadas por las circunstancias más diversas: los perfiles definitivos del monumento especialmente los económicos demoraron la inauguración. Querida Lola, cuántas críticas en tu trayectoria artística, la infelicidad conyugal que te distanció veinte años de tu esposo, la angustia de la infecundidad, la envidia de los retrógrados, tus propias dificultades económicas productos de inconvenientes contractuales de tus obras especialmente las emergentes de los cambios políticos, las maledicencias por tus modalidades de vida, de vestimenta y estilo de tu arte. La reconciliación matrimonial llegó poco antes de tu muerte. Vencida, perdida y perturbada en las tinieblas de una noche obnubilada, acosada por penurias materiales, remitida desde Tucumán a Buenos Aires buscando recuperación, amparada solamente en la humildad de vida de dos sobrinas residentes en la Capital, reencontrada en la gran Ciudad después de tu perdida orientación. Un año antes de tu deceso, tristemente solitario, el Congreso Nacional te había otorgado una pensión mensual que no lograste cobrar antes del día de tu muerte. Cosas de nuestra Argentina envuelta ancestralmente en las marañas paralizantes de la burocracia, La eterna burocracia contra la cual tanto luché. Lolita tuviste el fin de la bohemia, en medio de la vorágine del tiempo que no se detiene en el valor de sus protagonistas que en vuelos de palomas blancas y puras buscan en el cielo la dimensión justa para vivir espiritualmen-
te su vigencia histórica. Tu Lola, mi queridísima Dolores, ahí están las Fuentes de Las Nereidas, la otra fuente rescatada del anonimato emplazada frente a la Universidad del Sud en la ciudad de Bahía Blanca y tantas obras que ayer desperdigadas y arrumbadas en depósitos públicos de buenos Aires, Tucumán, Jujuy, Corrientes y otras provincias. Preciosa criatura, tú no has muerto un 7 de mayo de 1936, estás invocada en el pie de cada monumento, serás por siempre Lola Mora, la que fue gloria, primera figura y el prestigio más sólido de los artistas de tu generación. Por eso en las horas más solitarias de la Plaza Alsina; en los días en que las lluvias otoñales alejan a los ciudadanos donde centralizan sus actividades, laborales y estudiantiles, en las tardes caniculares en que el sol abrasador reduce a los vecinos en sus hogares; en las madrugadas aisladas en que la luna platea la copa de los árboles y la nívea pureza de mi mármol, mi ilusión se desliza al pie del monumento y mi admiración me redime de la muerte pues rodeo con mis pasos el basamento, elevo la vista y tengo en todo su esplendor la obra de tu arte milenario que rudimentario en sus líneas primitivas fue perfeccionándose al deslizarse durante las distintas civilizaciones privilegiando la escultura Greco- Romana y la más moderna consagrada por Rodín.
Desde aquí en mármol hecho
El monumento en la Plaza Alsina
Escribe Dr. Dante Emanuel* En este texto el Dr. Nicolás Avellaneda habla en primera persona
* El Dr. Dante Emanuel fue declarado Ciudadano Ilustre de Avellaneda
Lola Mora y su monumento a Nicolás Avellaneda
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Fotos Hugo Tempesta. Página
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Victoria de Samotracia, Museo del Louvre. Foto Hugo Tempesta.