HUGO E. TEMPESTA, 52 AÑOS CON LA FOTOGRAFIA

Nº 187 - SEPTIEMBRE 2023 - AÑO 19 - $2000 - BUENOS AIRES - ARGENTINA




HUGO E. TEMPESTA, 52 AÑOS CON LA FOTOGRAFIA
Nº 187 - SEPTIEMBRE 2023 - AÑO 19 - $2000 - BUENOS AIRES - ARGENTINA
Va a venir un muchacho a verme, decile que se cambie y se presente con…que le va a decir lo que tiene que hacer Esas palabras quedaron dando vueltas en mi mente. Son música, pensé, en estos tiempos de crisis. Trabajo es la palabra. Es de esas cosas que se lamentan cuando se pierden. Mejor que decir y prometer… es mantener vigente la necesidad del trabajo, para dignificar la vida. Cuando se ciernen sobre todos nosotros peligrosas ideas de cambios, que llevarían a una destrucción profunda y drástica. Se puede destruir para reconstruir o para sustituir. Sustituir la solidaridad por el individualismo extremo, sustituir los derechos por los privilegios, sustituir la justicia plena por una justicia selectiva. Hablamos de destrucción y la portada muestra fotos halladas en una demolición. Como un símbolo de
las políticas implementadas por Perón y Evita, esas imágenes sobrevivieron a la hecatombe y renacen, como siempre renacerá el ser humano siendo centro de lo esencial de la política, la búsqueda del bien común.
Sumario Nº 187 // Septiembre 2023
Pág. 3 - Editorial
Pág. 4, 5, 6 y 7 - Arte - Hasta luego
Pág. 8 y 9 - Documentalismo - Puente Agüero
Pág. 10 - Libros - Velada de recuerdos y emoción
Pág. 12 y 13 - Documentalismo - Lola Mora y Antonia Artel, el arte censurado
Pág. 14 y 15 - Documentalismo - Volvieron las remadas por el Riachuelo
Y el vértigo se hizo cargo, la sorpresa paraliza y confunde. Murió Horacio, comunican sus íntimos. Mientras acomodamos mentalmente cada letra, una imagen etérea ocupa el pensamiento. Murió un artista. “El Indio” es inmortal.
20 de septiembre de 2023
Voz clara y nochera, camina sobre adoquines que cuentan historias, transmite, fluye, estatura de estética barrial, tiene ojos en las manos.
Entrevista y fotos Hugo Tempesta, sábado 25 de junio de 2022 a las 11 hs.
…Conservamos los árboles que se deben haber plantado por el año 1920. Los había plantado un polaco de la cuadra, todas las casas tenían ese árbol (Plátano) y como las raíces rompen las veredas, fuimos nosotros los únicos que conservamos el árbol. Yo dije, que se venga abajo la casa pero que el árbol no se saque.
Mi abuelo tenía seis hijos que cuando fueron casándose fueron haciendo en la misma construcción pieza y cocina (como ya no andaba más con el carro), en el fondo se hicieron dos departamentos donde nosotros vivimos la infancia, con un tío que era socio de mi viejo. Después ellos se fueron y nos quedamos con toda la casa nosotros. Acá había un negocio (ferretería) después, en un momento yo decido hacer mi taller acá, hará 30 años. Tiré un tinglado por arriba, eso que era una cocina pasó a ser por el medio de la casa, hice esta cosa loca que vinieron arquitectos que me dijeron; si me lo preguntas te digo que no, pero es una cosa bárbara.
Estuve instalado acá durante un tiempo, pero yo siempre tuve mucha actividad por el centro, siempre tenía una casa allá y otra por acá. También hace muchos años que ando por San Telmo, entonces vivía en los dos lugares y él (señala a su hermano Raúl) y mis viejos, estaban acá siempre, viviendo en el fondo. Cuando mis viejos se fueron, en el fondo se instaló mi hermano, que se había separado y Raúl se quedó adelante. Yo me quedé con un espacio en el centro y acá venía a laburar, a juntarme con los amigos, hacer asados. Seguir viviendo esta dualidad de ser de Avellaneda y del mundo… me tocó viajar en un momento y tenía como clave la palabra Avellaneda. En Italia me preguntaban ¿qué quiere decir Avellaneda?.
Es fantástico todo lo que contás y de la forma en que lo contás. No sé si en algún momento me dijiste cómo empezaste a formarte en el arte.
Yo tuve problemas con el ejército en el `76, me tuve que ir a esconder a una pieza en un conventillo, donde sub alquilaban piezas y eran artistas y les dije “yo dibujo”, hacía unos monitos, unos dibujitos y empecé a dibujar. Roberto Tesi, que fue mi primer maestro me dice, vos no dibujás, les expliqué lo que era y me dijo, quédate con nosotros. Ahí daban clases de pintura y dibujo y me hice pintor casi por azar. Estaban ahí, me empecé a entusiasmar, eso fue en el `78, yo ya era grande, nací en el `50. Era grande… ahora me doy cuenta que era un pendejo, yo me creía grande y que venía de vuelta de algunas cosas. Paralelamente estaba trabajando en la Asociación de Actores, fui Gerente
Gremial. Un trabajo bastante estresante, con compromiso, con la particularidad de trabajar con los actores. Por eso yo tengo un vínculo muy estrecho con el mundo de los actores. Era como un actor que no subía al escenario y mi arte era la cultura.
Pero medio que andaba por ahí tuve un problema con la vista, tuve desprendimiento de retina. En un momento de la oscuridad dije, si vuelvo, voy a ser pintor en serio. En ese mismo momento me crucé con Gorriarena (Carlos) que era mi maestro, un gran maestro y para mí en ese momento me hice pintor. A partir de ahí estoy entregado a esto y con la pintura viajé por el mundo. Un poco lo que te cuento de Avellaneda tiene que ver con esto, yo hice una muestra bastante importante en el 2007 en Florencia (en un castillo que hicieron los Medici), la llamé “Donde el barro se subleva”, (como el fragmento del tango) entendiendo que uno viene del barro. Por suerte tengo testigos porque nunca creí que podía llegar ahí. En ese momento andaba por acá Clarin Zonal, había un muchacho muy piola Juan Carlos Diez, que hizo un libro de Spinetta, me hizo una muy linda nota y ahí en Avellaneda advirtieron que yo había estado en Florencia, en París, que se yo. Ahí me dan el título de Ciudadano Ilustre y medio en alguna parte de Avellaneda me identificaron, yo seguí casi no teniendo vínculos con la Avellaneda oficial de la cultura, pero si con el barrio, con todo este mundo y sobre todo cuando Marcos (Magneschi Pte. Biblioteca Veladas de Estudio después del trabajo) arribó a la “Veladas”, porque la Biblioteca es un lugar muy querido para mí, mis viejos nos llevaban a nosotros de pibes a
En ese momento, y ya que soy muy amigo de Lidia Borda, la cantante de tangos, la acompañé un día que cantó en el Roma y de vuelta íbamos a comer con Jorge Ferraresi (Intendente Municipal), Teresa Parodi, las autoridades de cultura de la nación en ese entonces.Vinimos a comer a un bodegón de acá (La Rústica). Ferraresi le dice al director del CMA que se vincule conmigo, hice una muestra. Después hago una muestra con Daniel Santoro en la Cámara de Diputados por lo del `55 y ahí dije; pido disculpas en nombre de los artistas plásticos que no hacemos el Guernica, estaban por cumplirse los ochenta años de la obra de Picasso, ahí le llevé la propuesta de hacer el Guernica argentino en el CMA (Centro Municipal de Arte de Avellaneda) y lo hicimos en el 2017.
En algún momento dijiste “yo no sabía que era un artista”, tu primer maestro te dijo “vos no dibujás así nomás, vos sos un artista”. Después tu vida estuvo ligada al arte, no te podés despegar de eso, unido a la militancia y la lucha de las ideas, voy a ser osado, ¿vos te considerás un Picasso argentino?
No, ni loco, no, no. Primero, a mí no me gustan los humildes ¿nó?, digo, yo no soy humilde, pero la pintura argentina tiene tremendos pintores y yo no llego ni remotamente…
Pero a Picasso se le atribuye la frase, “me llevó toda la vida volver a pintar como un niño”, si no nos permiti-
Yo me siento a mi edad, cuando ya pasé un montón de camino recorrido, que tenemos fatalmente que recorrer los que queremos ser artistas plásticos profesionales, que eso es raro ¿no?, digo vivir de este trabajo es una paradoja. Eso sobre todo en un país donde el arte solamente lo consumen las clases altas y pudientes. Alguien me dijo alguna vez que mis cuestiones nacionales y populares me postergaban, sino yo estaría quizás en una mejor consideración del arte argentino, pero a mí eso no me importa. A mí me importa ser lo que soy. Hay un filósofo que dice que lo único que uno tiene que ser es lo que ya es.Yo soy esto que soy, a mí creo que mi obra me representa, eso es más valioso que cualquier cosa. Picasso fue el pintor más importante del siglo XX y ya lo sabía de chiquito y le tocó, además, vivir un tiempo de vanguardias. El arte era la primera vanguardia, antes que la política el arte era la vanguardia. El era un artista de vanguardia, hoy no hay vanguardia, entonces todos convivimos en una cosa medio sin una cabeza, sin un liderazgo.Yo creo que la pintura argentina es tan importante como el tango y tiene grandes pintores, de hecho, tengo el orgullo que mi obra conviva en “Veladas” con una obra de (Juan Garlos) Castagnino.
Este tema de que ya no hay vanguardias evidentemente no simplifica la posibilidad de crear arte, creo que la complica enormemente, porque todo lo que uno puede hacer ya fue hecho de una manera u otra, sin embargo, la creación es contínua y nos excede a nosotros mismos. Es algo que te toma en un momento y hay variaciones, hay
momentos y épocas. ¿Cómo convivís con eso? Vos tenés un estilo, ¿sentís que sos fiel a ese estilo, estás investigando?
Yo no puedo no ser lo que soy, no tengo una formación académica, creo que es una de las fatalidades que tiene a veces el arte, los que dicen que es lo que hay que hacer.Tengo una formación más bien ecléctica y ya siendo un artista conocido, ya habiendo ganado algún premio, o habiendo vendido alguna obra o habiendo hecho una exposición fuera del país, conocí a mi maestro que fue Gorriarena y él tenía una forma de enseñar que no tiene que ver con una escuela, sino en bucear en lo que cada uno es. Cuando tuve alumnos (ahora no los tengo porque prefiero la libertad de no tener que entregar mis horarios) lo que procuré siempre es encontrar al artista plástico que todos tenemos, hay quien lo desarrolla y quién no. Ando también diletando con la filosofía, trabajo hace muchos años, por lo menos leo filosofía y Jean Genet, un hijo de Nietsche en algún sentido, tiene una situación que me parece maravillosa tomando el equilibrista de Zaratustra que lo encuentra tirado en el piso, el equilibrista quiere hacer su pirueta en el aire. En esa situación está el hombre, caminando en el filo de un alambre. Cualquier cosa que elija puede ser peligrosa, hay un solo lugar para ocupar, el equilibrista no puede elegir tres cosas, tiene que elegir una y lo tiene que hacer con elegancia y con rigor estético. No hay salvación posible sin
arte dice Jean Genet, ya no es posible vivir, hay que salvarse. En ese reg§istro yo creo que artista es todo el que vive una vida, no el que pinta cuadros. Yo conozco muchos pintores, ó actores, ó directores de cine, ó escritores, artistas no tantos.
Digo siempre que mi vieja era una artista, porque sabía que todos los días tenía que barrer la vereda, ir a comprar el pan y después hacer el arte de darnos de comer a cuatro inútiles toda la vida, ahí hay que poner todo, hay que tener imaginación, talento, pensar, diagramar, ser economista y es parecido a un artista. Lo que creo que tiene, el que tiene o tenemos la suerte de estar transitando esos caminos, es que ahí encontrás la trascendencia muy fácil, pero también se te va. Es como un flujo, yo tengo una frase que llamo el brillo fatuo, vos junta un color con otro color, le ponés un poquito de aceite de lino y descubriste todo lo que estuviste buscando toda la vida, soy Picasso, soy Van Gogh y de repente, después de un rato, eso se apaga, se pierde. Perdés el brillo, aparece la mugre de lo real y decís, esto es una porquería, lo tenés que tirar. Ese también es el camino de un artista, todos los días estás haciendo algo y todos los días estas tirando algo.
Claro, esto, un poco lo que vos decías recién me hace pensar en que a veces uno dice, no, no es momento para el arte. Hay penurias económicas que hacen que la gente no pueda acceder al arte o esté enfrascado en su día a día y no puede ir a ver una muestra de arte, por ejemplo. Tengo la sospecha de que nunca es momento para el arte…
De todos modos, estamos entrando en una dinámica en nuestro país, donde se ciernen muchos peligros que alejan aún más estas posibilidades para el pueblo
Si, totalmente
Y el arte va a jugar, como siempre lo hizo, su gran papel, ¿qué pensás?
Si totalmente, pienso lo mismo, si vos estuviste en Veladas, (en la inauguración del Guernica argentino, acrílico y tinta sobre fibrofácil de 8mm. 7.20x2.80 metros) al fi-
nal de mi alocución dije, nosotros tenemos que hacer memoria sobre el 16 de junio del `55 y nos cuesta mucho. Es un hecho negado, vaya a saber porque, incluso hasta por el propio peronismo que no lo recordó mucho nunca. Podríamos hacer una historia de ese hecho, pero lo que hace una obra de arte, y sobre todo grande, no porque la haya hecho yo, es memorar ese hecho, pero no tiene sentido la memoria y la historia si no la aplicamos al presente. Siempre estamos en presente absoluto y hoy, dije yo, está pasando lo mismo. En nombre de la civilización se cometió el atropello más grande de la historia argentina, que fue ese. En nombre de la civilización, en contra de una clase que consideraban inferior, ahora pasa lo mismo.
El aprendizaje en el espectador de arte es lento, no se puede pretender con una muestra, con una obra, generar conciencia plena como pueblo, sin embargo, eso es lo que se busca y situándonos en este momento que acabamos de describir ¿qué te proponés vos como para diseminar conciencia, para pinchar, para movilizar?
Yo Inevitablemente, en algún sentido me aparece si querés, el militante. Yo no soy un militante político, lo fui en un momento que fue muy comprometido y dije que para volver hay que pensar muy pesado. Pero me dediqué a mi obra y otra vez mi obra me trasciende, no es que yo quiera asumir un compromiso, es que el compromiso me acontece. En plena pandemia me apareció la idea, por ejemplo, era un poco más poética si queremos que la situación del Guernica, que es que empecé a dibujar remeros en el Ria-
chuelo. El remero del Riachuelo, el Caronte, es el último trabajo, no hay más remeros, no hay más botes en el Riachuelo, porque antes se cruzaban porque iba mucha gente a laburar, entonces tenía que hacer todo ese cruce, cortaba camino cruzando el Riachuelo. Nosotros íbamos para ir a Dock Sud, para ir a la Isla Maciel, para ir a ver a las chicas del Dock Sud, para jugar al futbol o para ir a ver un partido de fútbol, pero a un lugar que quedaba paradojalmente del otro lado. Ese trabajo no existe más y es el último trabajador, con todo lo que eso contiene. A partir de ahí hago toda una obra referente a ese tema.
Del Riachuelo a Caravaggio
Te cuento esto, todavía no es, pero va a ser, a propósito de lo que Luis Guzmán comenta del Guernica. Me habla del Riachuelo, que yo no había visto en la obra, lo vio él porque un artista ve lo que el otro no ve. Me abrió un camino, un vínculo con Caravaggio, que es algo que yo tengo adeudado, que es tratar a Caravaggio a mi manera. Como decía Leo Vinci, a mi manera, con el arrojo que yo tengo y yo venía pensando hacer una obra sobre un amigo mío, que es Santiago Ares que es el pibe que hizo las cunitas, (Plan Cunitas) que se murió.Yo fui muy amigo de él y soy muy amigo del padre, entonces se me ocurrió hacer, estoy adelantándome a los hechos, “San Tiago Profano”, usando la “Avellaneda Profana” de Luis Guzmán, con la obra de este pibe y esto es lo que me va a comprometer de aquí para adelante y tiene el grado concreto de compromiso de mostrar a alguien enfrentado a toda esta banalidad que nos quieren vender de libertades y libertarios y responder desde el arte
Esto es tremendamente simbólico, también ese cometido que vos vas a comenzar, contame algo mientras tomo fotos
Yo soy de acá, de este lado del Riachuelo, cuando era pibe, cuando éramos jóvenes salíamos, íbamos de noche a cruzar el Riachuelo, es muy fuerte, tenés que cruzar un límite además que es un río, con todo lo que eso implica y este es mi lugar. Ahora se termina de afirmar mucho más cuando mi obra está acá también. Más allá de estar en las paredes de las casas, de esta casa. Yo voy a hacer, por eso estamos trabajando en el fondo, voy a hacer una obra en las paredes de esta casa, quiero hacer un altar donde mi
vieja nos daba de comer, pintar esas paredes. Bueno, este es mi lugar, aunque yo viví en distintos lugares de Buenos Aires. Alguna vez viví en Corrientes y Paraná, una gloria estar en el centro de Buenos Aires. Ahora tengo un lindo lugar que me gusta mucho en San Telmo, pero este es mi lugar y esta casa que nos costó tanto y nos cuesta, porque es una casa vieja que tiene muchos problemas, es mi obra también. Por eso yo no dudé en decirte, nos vemos acá.
Te decía cuando llegué que no puede haber lugar más apropiado para tu trabajo, me parece que es como rescatar también un cachito de Piñeiro en este caso, de la ciudad en general, que tiene todo, todo que ver con la esencia de Avellaneda y con vos. Invariablemente cada adoquín de la calle que veo aquí, ese hogar hecho con adoquines y cada ambiente…
Si, viste aquella pared, es una medianera vieja, yo quería que se viera el ladrillo y ahí es donde encontré la entrada original de la casa, yendo a buscar los ladrillos, que yo no la conocí porque ya se había modificado, hace 50 años, la casa es del `24 y viste como eran las casas por acá, vivían modificándose.
A la vez se vivía cerca de los demás, hoy en día nos enrejamos, nos separamos del vecino y eso antes era todo lo contrario.
Si, si, esto suele ser hasta paradojal, volver
a tu lugar y seguir queriéndolo hacer de esta manera, a nosotros no se nos concibe que acá haya un edificio y es un poco, por lo menos nosotros lo sentimos así, tener a nuestros viejos presentes. Mi viejo fue muy importante para nosotros, incluso en algún momento fue el socio Nº 21 de la Biblioteca Veladas. Cuando Marcos refiere esa fusión de las dos bibliotecas que constituyó en un momento Veladas y la Biblioteca Bernardo Monteagudo, mi tío era el socio Nº 6 y te llevaban. Mirá, yo estoy marcado por dos cosas, mi viejo y mi tío llevaban a los amigos de ellos de doce, trece años. Mi tío es más grande, los llevaba a la Biblioteca y del otro lado mi abuela, (los Padres de mi vieja) que vivía al lado de la Siam, nos llevaba a los chicos a la fábrica. Mis viejos se conocieron en la fábrica, ese vínculo entre el obrero y la biblioteca era tremendamente fuerte. Mi viejo nos decía; ustedes tienen que ir a estudiar porque yo no pude. Cuando uno lee nada más “Después del trabajo” es esa estética, yo veía en los años `60 a los tipos que iban a buscar libros vestidos de laburantes, eso es algo que ya no va a ser, pero la biblioteca tiene otro rol, un destino y hay que apuntalarla para que sigan siendo, justamente si querés, un bastión de resistencia cultural y artística a todo esto que nos quieren vender como nuevo y es más viejo que…
Dos palabras finales
Estoy orgulloso y como digo yo, estoy inmenso…
El sábado 23 de septiembre se realizó la presentación del libro “Casas caídas del cielo”, de Annetta Paganini, en la Biblioteca “Veladas de estudio después del trabajo”. Pensado hace mucho tiempo por Annetta, el libro se hizo realidad. En sus páginas, la autora cuenta sobre su infancia en Statale, un pueblo de Génova del cual es nativa, en un texto cargado de emotividad. Le esperaba una vida de contratiempos, si pensamos que la Segunda Guerra marcó su carácter tempranamente. Con espíritu y actitud positiva, Annetta logró superar cada escollo que se le cruzaba. Al presente sigue muy activa y rodeada de sus afectos familiares y sociales. La presentación estuvo a cargo de Marcos Magneschi, Presidente de la biblioteca e hijo de Annetta. Las actrices Silvia López y Marcela Navarro leyeron con gran compromiso algunos fragmentos del libro, invitando a los presentes a visualizar las vivencias de Annetta y creando un clima muy profundo. Luego Lucio Magneschi, solista de saxo y nieto de Annetta, brindó su arte, para finalizar con la actuación del Coro de la Biblioteca dirigido por José Luis Cruque. El libro cuenta con prólogo de Cristina Osimani e ilustraciones de Luis Machado. Ediciones Fabro 2023.
Hugo Tempesta
Adherido a la F.S.T.M.B.A. Personería Gremial Nº 107 y C.T.A. Fundado el 3 de Diciembre de 2015
El arte censurado
Un 21 de mayo de 1903 se inauguraba la fuente “Las Nereidas”, la obra más emblemática de la escultora Lola Mora. Si bien fue pensada para ocupar un lugar en el centro de la Plaza de Mayo, esta debió mudarse a la Costanera Sur por las críticas que recibió de parte de un sector de la sociedad a consecuencia de su “exceso de desnudez”. Un hecho similar le tocó padecer a la escultora de Avellaneda, Antonia Artel. Su obra “El Descanso”, inaugurada en 1940, mostraba una mujer desnuda y estuvo situada en la Plaza Marcelino Ugarte de Piñeiro, hasta que fue retirada del lugar. Si bien estos hechos tuvieron lugar en distintas épocas del siglo pasado, los emparenta la cuestión de género y en ese aspecto aún no hemos avanzado lo suficiente.
Texto y fotos Hugo Tempesta