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1ra. Semana de Abril de 2016
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Caracoles
UNA OPCIÓN PRODUCTIVA PARA BOLIVIA
la comida del futuro
Los caracoles se brindan como una posibilidad novedosa para crear negocios que deriven luego a exportaciones debido a la alta cotización de la carne y otros derivados de estos moluscos, los cuales son vistos como un potencial alimento del futuro ante la insostenibilidad de la agricultura hacia el 2030.
Carne de caracol
El también catedrático universitario explicó que Argentina produce y exporta carne de caracol hace 40 años, mientras que en Perú, Paraguay, Chile y Uruguay se exporta desde hace un tiempo aún en volúmenes bajos de este producto a distintas latitudes del mundo, con interesantes divisas como ganancia; por tanto, no hay razón para que la carne de caracol no se produzca en Bolivia, afirmó enfáticamente. El precio de la carne de caracol en el mercado mundial está en el orden de $us 10 y 15 el kilo, añadió.
Sitios propicios para criar caracoles
Los sitios ideales para criar caracoles en Bolivia son Cochabamba, Santa Cruz, Tarija y algunos valles paceños, sostuvo Velázquez. Sobre la crianza en climas cálidos, como en el departamento cruceño, el profesional afirmó que los viveros para esta zona están dotados de gran cantidad de plantas, un sistema de riego por aspersión, medias sombras o mallas rejillas (plásticas o metálicas), los cuales con una baja inversión monetaria (entre $us 2.000 a 15.000), crean un refugio que mitiga ya sea el excesivo calor o el frío a los caracoles criados. Constatación de todo lo dicho antes es que uno de los criaderos se encuentra en Okinawa 2, tiene 4.000 caracoles y están en proceso de reproducir hasta 40.000 moluscos en un lapso de siete meses.
Impacto mundial de los caracoles
“A la cabeza del consumo mundial del carne de caracol se encuentra Francia, le siguen Italia y España, pero en este momento gracias al aumento del poder adquisitivo en Asia, también hay bastante demanda en Estados unidos”.
C
uando se habla de caracoles en nuestro medio afloran en la mente sentimientos de repulsión por estos babosos animalitos que viven principalmente en jardines, pero hay gente que no piensa en así y encuentra en estos moluscos la posibilidad de generar prósperas empresas. Una de estas personas es Miguel Ángel Velázquez, oriundo de la ciudad de Río Cuarto (Córdoba, Argentina), quien desde hace 20 años, luego de un viaje a Europa, dedica su tiempo y esfuerzo a propagar las bondades de la helicicultura (crianza de caracoles), en primera
instancia en su país natal y posteriormente en países vecinos, como Paraguay y Bolivia, la cual visita de manera recurrente hace 15 años. Justamente en estos momentos el profesional viene desarrollando en Santa Cruz una industria abocada a la cría, la conservación y el rescate de caracoles silvestres benignos, similar a los 15 criaderos que tiene montados en su ciudad natal. El objetivo de Velázquez se centra en que estos caracoles rescatados de la naturaleza se procreen, para así poder explotarlos de manera comercial, ya sea en forma de carne o con la elaboración de productos cosméticos como gel, cremas y jabones, cuyo destino final sea la exportación.
Techo productivo alto
Velázquez argumentó que, en tiempos relativamente cortos, se puede llegar a tener volúmenes muy altos de caracoles en los criaderos, uno de estos prolíferos animalitos puede llegar a colocar entre 100 a 200 huevos por postura; así, teniendo de 4 a 7 posturas por año, un criadero que se inicie de una recolección silvestre puede llegar a convertirse en una empresa con una alta gestión.
“A la cabeza del consumo mundial de carne de caracol se encuentra Francia, le siguen Italia y España, pero en este momento gracias al aumento del poder adquisitivo en Asia, ha aumentado el consumo en la India, China, Japón, Vietnam y, claro, también hay bastante demanda en Estados unidos y Europa”, citó el entrevistado. La cotización de los caracoles en 10 años ha tenido un incremento del 8 al 10% anual, mientras que la producción de estos solo ha crecido 1%.
La carne del futuro
Velázquez confirmó que hace poco tiempo organismos gubernamentales de Estados Unidos ligados a la alimentación, calificaron a la carne de caracol como “la comida del futuro” en virtud a que los astronautas serán alimentados con esta carne para lograr un prototipo de especie humana capaz de colonizar los planetas circundantes. Al respecto, los argumentos de Velázquez no parecen ser tan descabellados, pues según comprobación científica, el caracol ofrece propiedades nutritivas atípicas, una carne muy pobre en grasas (desde 0,5 a 0,8 %) si la comparamos con la de otros animales como la ternera o el pollo (en torno al 12%). Además, la de caracol es una carne que aporta pocas calorías, de 60 a 80 por 100 gramos. Estas características convierten a la carne de caracol en un alimento ideal, de fácil digestión, sano y nutritivo. Por ello en muchas culturas su consumo es bastante habitual, no solo reservado para las ocasiones especiales.