VI Jornadas sobre cultura popular altoaragonesa

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INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES (C.S.I.C.) (DE LA EXCMA. DIPUTACION PROVINCIAL) HUESCA

Actas de las VI Jornadas sobre cultura popular altoaragonesa.

Redacción y Administración: Instituto de Estudios Altoaragoneses Foto portada: Chimenea en Santa Cruz de la Serós Autor: Juanjo Esparza Orés Avda. del Parque, 10 22002 HUESCA


ACTAS DE LAS VI JORNADAS SOBRE CULTURA POPULAR ALTOARAGONESA

4 /15Excma. Diputación Provincial HUESCA

BIBLIOTECA (AZIAlb INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAOONESES

H UESCA


Int.TICA5


ACTAS DE LAS VI JORNADAS SOBRE CULTURA POPULAR ALTOARAGONESA


Composición: Hermanos UBIETO Corrector de Estilo: M4. Teresa SAS BERNAL I.S.B.N.: 84-404-1044-1 Depósito Legal: Z. 2559-87


INDICE

Pág. PONENCIA 1: JUEGOS TRADICIONALES Por José Antonio ADELL CASTAN

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COMUNICACION 1: AMBIENTE FESTIVO EN LAS CARRERAS PEDESTRES EN EL ALTOARAGON Por Celedonio GARCIA RODRIGUEZ

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COMUNICACION 2: EL JUEGO TRADICIONAL Por Rosario MAIRAL CLAVER

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PONENCIA 2: REFRANES, DICHOS, FRASES HECHAS Y EXPRESIONES EN ARAGONES YEN CATALÁN DE ARAGON Por Rafael ANDOLZ CANELA

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COMUNICACION 1: CONTREBUZION A LO ESTUDIO DE AS PERIFRASIS BERBALS CON FER EN ARAGONES Por Francho NAGORE LAIN

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COMUNICACION 2: ESPRESIONS, CUEROS Y DICHARACHOS DE SALAS ALTAS Por Paz Rios NASARRE .105 Rafel VIDALLER TRICAS

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COMUNICACION 3: ENTA UNA SISTEMATIZACION DE O "CORPUS" LFSICO Por Miguel SANTOLARIA GARZIA 1 17 COMUNICACION 4: REFRANES, EXPRESIONES DE TIEMPO Y DE ESTADO DE ANIMO EN A LUECA (A ISTORIA DE UNA MOZETA D'O SEMONTANO), DE JUANA DE COSCUJUELA Por José Luis NEGRE CARASOL 127 COMUNICACION 5: LA OBRA PAREMIOLOGICA DE MOSEN PEDRO VALLES, DE SARIÑENA Por José de JAIME GOMEZ, José W de JAIME LOREN, IV14 Carmen de JAIME LOREN 137 COMUNICACION 6: JOAQUIN COSTA Y LOS REFRANES Por Jesús PARAISO GROS PONENCIA 3: EL CAMBIO SOCIAL EN EL ALTOARAGON Por Juan José PUJADAS MUÑOZ

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COMUNICACION 1: LA STTUACION DE LA MUJER EN LOS VALLES ALTOS OSCENSES: PERSPECTIVAS DE UN CAMBIO Por José LIsoN ARCAL 179

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PONENCIA 1

JUEGOS TRADICIONALES

José Antonio ADELL CASTAN

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JUEGOS TRADICIONALES

POR José Antonio ADELL GASTAN

1. INTRODUCCION. Realizar un trabajo serio sobre los juegos tradicionales va a ser una tarea ardua, difícil y complicada por diversas razones: escasez de datos, dificultad de determinar el terna,... Desgajar lo tratado para limitarlo al Altoaragón hará aún más dificultoso el trabajo, pues existe una gran interrelación entre los juegos practicados en otras provincias aragonesas o en las comunidades vecinas. Intentaremos, sin embargo, realizar a grandes rasgos un esbozo de las características de nuestros juegos, atendiendo a su contenido etnológico, pero sin olvidarnos de otras disciplinas en las que ejercen gran influencia. Determinaremos, a modo introductorio, las diferencias entre juego popular y deporte tradicional, basándonos en la obra de Cristóbal MORENO. El juego popular es el que, con carácter tradicional, deriva de actividades laborales o mágico-rituales; no se halla excesivamente reglamentado; las características del terreno y de los instrumentos a utilizar no están debidamente delimitadas. El deporte tradicional procederá de la evolución del juego popular, al reglamentarse y unificarse las características del terreno y de los instrumentos que requiere. Este deporte tradicional se convertirá en deporte federado cuando aparezca un organismo que controle la actividad, extendiéndose ésta por varios países. Puede afirmarse que algunos deportes federados han seguido esta evolución en tres fases hasta hacerse tan conocidos que han sido, practicados en todo el mundo, dejando así de ser considerados como juegos autóctonos.

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2. AMBITO GEOGRAFICO. Será muy difícil desligar los juegos practicados en el Altoaragón de los desarrollados en toda la comunidad autónoma, y más aún de los de otras comunidades vecinas. En primer lugar, podremos considerar una serie de juegos que se encuadran dentro del grupo de los practicados en toda el área mediterránea, pero que en el Altoaragón adquieren unas connotaciones dignas de tener en cuenta. Así, los juegos hípicos aparecen en otros lugares, pero en el Altoaragón tendrán particularidades diversas que no encontramos en otras zonas. El juego de la bola de grasa, recogido en Peralta de la Sal y antiguamente en San Esteban de Litera, era una variante de los divertimientos del público a estilo sanchop ancesco. Denominador común será que estas actividades relacionadas con la hípica se realicen para la festividad de San Antón (el día 17 de enero), padrón de los animales de pie redondo y muy venerado por nuestros antepasados por constituir las caballerías uno de los indicadores de la riqueza de un hogar. Otros juegos se desarrollan en una comarca o valle, quedando reducidos a esos límites o sobrepasándolos para entrar en contacto con otras zonas culturales. La carrera del arra era típica de las comarcas de la Jacetania y del Serrablo, pero a principios de siglo la encontramos también en localidades como Gurrea de Gállego o Ayerbe. Es posible también que algunos de estos juegos estuvieran circunscritos a zonas más amplias, pero con el paso del tiempo se fueron perdiendo y reduciendo a dos o tres pueblos de toda la provincia. Las corridas de pollos se practicaban en casi todos los pueblos del Altoaragón, pero se fueron olvidando; hoy sólo las encontramos de una forma aislada y con un sentido muy diferente al que poseían cuando nacieron. Curiosamente, las fronteras artificiales creadas por la división provincial no han sido obstáculo para que encontremos juegos semejantes a un lado y otro de la misma. El juego de bitllas o el de patacons es propio de la Ribagorza aragonesa, del valle de Arán y del Pallars. Las carreras pedestres, polleradas o cursas son típicas de La Litera, Bajo Cinca, Segriá leridano,... También hallamos este mismo contacto entre los juegos del valle

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de Ansó y los del valle de Roncal o entre los de algunos valles pirenaicos y sus homólogos franceses. Un factor muy importante a considerar será el de la trasmisión oral del juego, que —como indican Oleguer CAMERINO y Marta CASTAÑER—: «el traspaso a las sucesivas generaciones se aseguraba por la comunicación oral y por un proceso de aprendizaje mediando imitación por parte de los niños pequeños a aquellos muchachos que ya comenzaban a dejar de jugar... Las raíces lingüísticas y la denominación de los juegos es otro aspecto que se puede estudiar según el área de influencia».

Esta trasmisión oral permitirá que algunos juegos se recojan en localidades alejadas, a pesar de ser originarios de una sola de ellas. En la distribución geográfica según el nivel de actividad llevada a cabo por Cristóbal MORENO se observa que el nivel más elevado de práctica de los juegos populares y deportes tradicionales se encuentra en el País Vasco. En el grupo de nivel elevado aparecen Aragón, La Rioja, Navarra, Cantabria, Asturias y Castilla-León, curiosamente todos limítrofes con el País Vasco. La razón de esta distribución geográfica puede hallarse en la orografía, que ha permitido mantener unos juegos propios en zonas aisladas, mientras que las regiones más llanas (Valencia, Castilla-Mancha o Andalucía) han preferido deportes más conocidos en el país. Otra explicación la constituiría la propia etnia que define a un pueblo (vascos, cántabros, ilergetas,...) y que encuentra su raíz en civilizaciones que, de alguna manera, han mantenido características antropológicas de forma más pura. El Altoaragón, con tres zonas geográficas muy definidas, presenta unos juegos característicos de dichas áreas: a) Area pirenaica: carrera del arra, birlas, guilles, borruna, salto de palo,. b) Area de los Somontanos: carrera de pollos, pelota, reboleta,... c) Area del llano (Monegros, Cinca, Baja Litera): barra aragonesa, carreras pedestres, palistroc o birlos,. .

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José C. LISON, en su trabajo sobre Cultura e identidad en la provincia de Huesca, advierte «quizás la división más conocida y extendida entre los habitantes de la provincia de Huesca sea la de Montaña y Ribera o Tierra Baja, (pie la parte en dos mitades bien diferenciadas. Tanto quienes se adscriben a un lado como a otro asumen esta distinción y consideran su modo de vida, costumbres y tradiciones diferentes y en parte opuestos e incompatibles entre sí».

En el tema de los juegos, no es del todo cierta esta afirmación, pero sí nos da una pauta sobre las diferencias de la montaña y el llano en función fundamentalmente de la orografía y de lo que ella conlleva.

3. ASPECTOS HISTORICOS.

El origen de los juegos y deportes tradicionales suele hallarse en las propias faenas agrícolas o en determinadas y escasas ocasiones de ocio que las sociedades eminentemente agrarias disfrutaban, en diversas épocas del año (fiestas, romerías,...) o en determinados momentos del día (las largas noches estivales, las tardes de los domingos,...). Con la aparición de las nuevas tecnologías y la industrialización de las ciudades, los juegos tradicionales han perdido su marco de expresión. El automóvil ha permitido que los jóvenes no se queden en su pueblo pequeño y vayan al centro comarcal, donde encontrarán discotecas, bares,... La televisión ha eliminado esas veladas en las que se juntaban los mozos o las mujeres para jugar o charlar. Por otro lado, se aprecia más una cultura impuesta que las propias señas de identidad expresadas en juegos, folklore,... En la raíz de los juegos, veremos cómo la mayor parte de los mismos no son originarios de Aragón. La barra aragonesa tiene unas particularidades propias, pero los griegos y romanos ya la practicaban. En el País Vasco, los palankaris lanzan la barra, y en Castilla, Cataluña o Andalucía, se practica la misma aunque con diferencias en cuanto a la técnica de lanzamiento o al peso y forma de la misma. La carrera a pie es un ejercicio que practicó el hombre desde que apareció en la tierra; fue reglamentada por los griegos en sus Olimpiadas. La

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singularidad de las carreras pedestres aragonesas está en el premio al vencedor (pollo, manzana, arra, cuchara,...), en el escenario, en la fecha de la carrera (la fiesta del patrón) y en diferentes aspectos ambientales (música, pregón, actitud del público, baile del pollo,...). María Teresa ()UVEROS de CASTRO, cronista oficial de la ciudad de Monzón, señala que en las Cortes celebradas en el año 1585, presididas por Felipe II, se celebraron carreras pedestres y a caballo, siendo premiadas con una pieza de tafetán, sombrero y espada. En el siglo XIX, el de apogeo de los andarines, aparece Chistavín de Berbegal, que será conocido en toda España tras su victoria sobre el invencible italiano Bargossi en la plaza de toros de Zaragoza en el año 1882. Esto hizo que las carreras pedestres adquirieran un auge extraordinario y que éstas fueran la principal actividad deportiva de nuestros pueblos hasta la guerra civil. Constituían un acto obligado de cualquier fiesta mayor. Algunas actividades, como el lanzamiento de jada, no se encuentran en otras comunidades, y aun en Aragón, están muy reducidas a zonas geográficas. En el Altoaragón, prácticamente es desconocido hasta hace unos 10 años. El juego de pelota puede tener su origen en los lidios o sardos; en España, serían los vascones los primeros jugadores. Se extiende enseguida por todos los Pirineos; en el siglo XVII, según cuenta Luis GRACIA VICIEN, había en Huesca diversos locales habilitados para este juego. En el Código de Huesca de 1247, según ha estudiado el mismo autor, se tratan diversos juegos hípicos y se reglamenta la luita. Es fácil suponer que está en el Medioevo el origen de muchos de los juegos que durante siglos existieron en el Altoaragón. Los juegos de bolos eran practicados por los romanos, posiblemente tras asimilarlos de otras culturas; ellos fueron quienes los trajeron a nuestro país. Las Ordinaciones del Regimiento de la Villa de Alquézar de 1600 aluden al juego de bolos, así como al de pelota, naipes y dados. Algunas manifestaciones tradicionales se enraizan con hechos históricos importantes. Así, la corrida de la cuchara de Aínsa, cuyo origen —según se dice— se halla en la victoria de García Jiménez sobre los sarracenos.

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La leyenda cuenta que un soldado salió corriendo desde el lugar de la batalla hasta el castillo para dar la buena noticia a la condesa. Esta, que en aquel momento se encontraba comiendo, queriendo obsequiar al portador de tan grata noticia, le entregó como premio una cuchara de plata e inmediatamente mandó organizar unos festejos con bailes y danzas para celebrar el triunfo. En la Edad Moderna, parece ser se organizaban festejos para celebrar acontecimientos importantes, tales como las visitas de los reyes. Antonio BELTRÁN ha estudiado estas manifestaciones: «Otro día intervino la 'quadrilla de baylarines' vestida con uniformidad de máscara y al compás de la música del país, con 'evoluciones, eq uilibrios y posturas' que no pensamos puedan referirse al 'dance'... Las cabalgatas suscitaron gran admiración con batidores, clarineros, dulzaina y tamboril, los bailarines y el carro del triunfo...»

Se mencionan algunas manifestaciones que pueden considerarse co-

mo juegos tradicionales. Martín PEYRON y QUERALT, cuando relata los torneos a pie de estas épocas, comenta: «Es tan hijo desde Reyno el exercicio de las Armas, que en todas cuantas ocasiones sus cavalleros quieren entretenerse, apetece el modo más peligroso, fiando todo su mayor gusto en Torneos bien representados, ensayos de la guerra: jugar cañas, correr estafermo, da más ocasiones a la gala que al valor».

Será en el siglo XIX, en el período romántico, cuando todos estos juegos se asienten definitivamente y, en una época en la que no se conocen los deportes actuales, tengan su auténtica edad de oro. La prensa de la época recoge todos estos aspectos y, dentro del marco festivo de los pueblos altoaragoneses, se mencionan estos juegos, dando a conocer normas de los mismos, resultados,... Los actos hípicos y pedestres serán los más valorados. La misma tónica continuará en el primer tercio del actual siglo, esppcialmente en los años de la II República, en que los juegos tradicionales contarán con gran apoyo por parte de los Ayuntamientos e incluso de los partidos políticos. En Bolea, en el año 1931, el Centro Obrero Republicano

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de la localidad, "para solemnizar más- las corridas y estimular a los corredores", tal como aparece en el programa de festejos de aquel año, contribuye aportando premios en metálico a la "corrida pedestre", que se añaden a los ya existentes. El lanzamiento de barra también adquiere interés, sobre todo en el Somontano y Hoya de Huesca, aunque son pocos los altoaragoneses que acuden a los campeonatos regionales disputados en Zaragoza. Poco a poco se irán provocando conflictos entre los deportes reglamentados y los deportes o juegos tradicionales. Así, la Federación Aragonesa de Atletisnzo sancionará a los corredores que participen en las corridas de pollos, donde se establecen sustanciosos premios en metálico. La pelota también tendrá auge en esta época y habrá numerosas confrontaciones entre pueblos vecinos (que acabarán como el rosario de la aurora, expresión tan utilizada en nuestra tierra). Por otro lado, al frontón Jai—Alai de la capital oscense acuden destacados pelotaris vascos y navarros a enfrentarse con los altoaragoneses. Durante la guerra civil se pierde casi toda la actividad mencionada, aunque en algunos casos se sigan programando lanzamientos de barra, carreras,... Tras la guerra, se perderán muchas de las manifestaciones propias de nuestra tierra, y entre ellas los juegos. Será un período oscuro que dará fin o hará olvidar algunos juegos. En la década de los años 70, con el resurgir aragonesista, se destacan como muestra de lo aragonés algunos juegos tradicionales; de nuevo se organizan competiciones de barra, jada, palo,..., de ámbito comarcal o provincial. Aparecen algunas publicaciones y hasta se aplican estos juegos en algunas escuelas. Se crea una Federación Aragonesa de Juegos Tradicionales, pero aún queda mucho por hacer. Por otro lado, será muy difícil recuperar juegos que ya no se practican y por los que la gente no siente interés, aunque hay otros con los que el público se estusiasma. Será interesante investigar sobre este tema.

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4. ASPECTOS AMBIENTALES.

La fiesta será uno de los marcos temporales en que se desarrollará el juego popular. En los días de fiesta, se van a celebrar distintas manifestaciones, las cuales darán el propio sentido a la misma. No se puede concebir una fiesta sin la jota, la carrera de pollos, las opíparas comidas, el baile, las rondas,... La fiesta marcará el principio y el fin de un ciclo para el propio pueblo. El cristianismo ha sabido aprovechar ese sustrato festivo de celebraciones dedicadas al sol, la luna, los astros,... y convertirlo en festividades en honor a un determinado santo, a la Virgen o al Santo Cristo. Alpinas fiestas no cuadraban en el calendario litúrgico, tales como las de Carnaval, que se adaptaron a los días previos a la Cuaresma. Hay una abundante literatura sobre el tema en la Baja Edad Media (luchas de don Carnal y doña Cuaresma). Podemos analizar los ciclos festivos siguiendo las estaciones. Comenzaremos con la primavera, donde aparecen las celebraciones de Semana Santa, San Jorge, San Marcos, San Pedro de Verona, la Cruz de mayo, San Gregorio, San Miguel, San Isidro, San Medardo, el Corpus. La culminación de este ciclo la constituiría la noche de San Juan. Vemos cómo la bendición de campos, la advocación de San Isidro Labrador, las procesiones del Corpus están relacionadas con la protección de las cosechas y los cultivos. El ciclo de verano es el que reúne más festividades en nuestro Altoaragón. Una vez finalizada la cosecha, y con los granos a buen recaudo, era el momento de dar gracias al patrón local y de celebrarlo con importantes fiestas. Esta es la razón por la que la mayor parte de nuestros pueblos celebran sus fiestas entre Santiago (25 de julio) y la Virgen del Pilar (12 de octubre). La Asunción y San Roque son los más festejados. También la Natividad de la Virgen (Barbastro o Tamarite), la exaltación de la Santa Cruz (Binéfar, Graus, Aínsa, Salient), San Mateo (Lanaja, Monzón, Laspuña), San Miguel (Albalate.de Cinca, Valfarta, Castiello de Jaca, Senegüé), San Antolín (Sariñena), San Bartolomé (Altorricón, Bolea, Senés de Alcubierre), San Salvador (Torrente, Santalecina, Valcarca), San Abdón y Senén (Camporrells) o los santos del Altoaragón: San Lorenzo (Huesca, Estadilla,

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Velilla de Cinca), San Ramón (Roda) b San José de Calasanz (Peralta de la Sal). El ciclo de otoño se iniciaba con la sanmiguelada, día de retorno de los pastores desde las montañas y día de afianzamiento de los jornaleros en su mismo o en nuevo dueño. Culminaba con las fiestas de adviento. Dentro del mismo deben ser señaladas las fiestas de las cofradías (del Rosario, de San Martín) o las relacionadas con los difuntos (Todos los Santos, Día de los difuntos). El ciclo de invierno se iniciaba con la Navidad y culminaría con el Carnaval. Importantes eran las fiestas de esta época. En el Altoaragón, la fiesta grande o mayor tenía lugar en este tiempo. San Victorián, de gran devoción en el Sobrarbe (fiestas en Viu, hogueras en Aínsa) era venerado también en la tierra llana: Berbegal, Abizanda, Novales. San Antonio, abad, era uno de los tres santos barbudos, patrón de los animales de pezuña y festejado en casi todos nuestros pueblos. Los concursos hípicos eran corrientes en este día. Lo tenían también por patrón Castillazuelo, Castillonroy, Chalamera, Cuarte, Javierrelatre, Lascellas, Pueyo de Fañanás, Torrente de Cinca y Zaidín. San Sebastián libró de muchas pestes a nuestros pueblos; lo tienen por patrón en virtud de antiguas promesas Alerre, Abiego, Almunia de San Juan, Anzánigo, Arbués, Atarés, Azanuy, Bierge, Beranuy, Biniés, Biscarrués, Bolea, Castejón de Sos, Castilsabás, Guaso, Igriés, Javierregay, Laguarres, Lagunarrota, Laluenga, Lanaja, Lastanosa, Liesa, Loporzano, Morrano, Naval, Perarrúa, Plasencia del Monte, Poleñino, Radiquero, Riglos, Selgua, Santaliestra, Usón, Castejón de Monegros, Belver de Cinca, Castejón de Monegros. San Vicente era venerado en Huesca, Esplús, Albelda, Yésero, Larrués, Sasa del Abadiado; San Valero, obispo de Zaragoza, en Velilla de Cinca, Estada, Enate, Gésera y Junzano. En el mes de febrero, San Blas y Santa Agueda completaban el ciclo. San Blas, abogado de los males de garganta, era el patrón de Salas Altas, Villanueva de Sigena, Martes, Pompenillo, Agüero, Angüés, Azlor, Bailo, Cofita, Fonz, Robles, Sieso de Huesca, Siresa y Altorricón. Santa Agueda era la protectora de las mujeres, quienes en este día se convertían en dueñas de la fiesta. La mayor parte de los juegos en los que participaba la mujer se desarrollaban en este día: carreras con cántaros en la cabeza, carreras de sacos, tiro de soga,...

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Dentro del marco de la fiesta, se desarrollarían esos juegos y deportes populares que formaban parte del propio espíritu de la celebración. El día del santo patrón, por la tarde o tras la misa y procesión, se solía celebrar h corrida de pollos. El segundo o tercer día se realizaban otros juegos: barra, pelota, palistroc,... Unos juegos eran exclusivamente locales y sólo participaban en ellos los del pueblo, mientras que otros permitían la participación de forasteros. Pero existía mucha honrilla en el pueblo para que el premio al vencedor se quedara en casa, no por el premio en sí, sino por lo que ello significaba para el nombre del lugar. El mayordomo solía ser el encargado de organizar el festejo, tal como comenta Ricardo del ARCO en Notas del folklore altoaragonés. El pregonero era quien anunciaba la prueba o juego, yendo en ocasiones acompañado de la música. El público acudía en masa a presenciar el acto y a aplaudir a los ganadores, y no cesaba de dar ánimos a sus favoritos. El dulzainero o el gaitero animaba en todo momento en determinados juegos. Incluso las bandas de música tocaban en los lanzamientos de barra o en las carreras pedestres: los Navarros y Llaseras de Tamarite, la del Regimiento de Valladolid,... Los premios pueden ser muy variados. En las carreras se dan pollos, una cuchara de plata (Aínsa), corderos (Fraga, Monzón, Binéfar, Peralta de la Sal), tortas o roscos (carrera del arra), manzanas y peras (aún se conserva la carrera de las peras de Adahuesca) y, en los últimos años, copas o medallas. En el tiro de barra, el premio consistía en un jamón o en 5 ó 10 litros de vino. También circulaban cantidades en metálico, si se cruzaban apuestas. En los juegos de bolos lo normal era jugarse la merienda, como aún siguen haciendo las mujeres de Campo. En Aínsa, hace algunos años, para las fiestas de setiembre había una prueba de lanzamiento de jada, el premio para el ganador lo constituía la propia herramienta de trabajo. En la actualidad, se suele establecer algún premio en metálico para determinadas competiciones dentro de las fiestas, o bien trofeos. Cuando el juego se practica dentro de ese ámbito festivo, el premio lo fijan previamente los contendientes. En ocasiones, no se establece ningún premio, porque

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lo que se busca es la diversión. En los partidos de pelota que se juegan en Alquézar, Radiquero, Colungo,... el premio en disputa es alguna invitación en el bar, que debe pagar el perdedor.

5. LOS JUEGOS TRADICIONALES EN RELACION LNTERDLSCIPLINAR CON OTRAS MATERIAS. Es difícil realizar un estudio de los juegos y deportes tradicionales de una forma aislada, sin tener presente su intrínseca relación con otras áreas: literatura, folklore, pintura, antropología,...

5.1. Literatura. Los juegos han sido un tema de inspiración literaria popular, así como de destacados y consagrados escritores aragoneses. Poesías, cuentos y novelas relatan historias, recogen actividades de los programas de festejos o simplemente se basan en los juegos para crear una literatura costumbrista. Las victorias de Chistavín de Berbegal sobre Bargossi fueron cantadas en la prensa de la época por Valentín MARIN CARBONELL. Ya en esos años aparecen algunos escritores que colaboran en la prensa de una forma habitual con coplas, poesías o narraciones. Cleto TORRODELLAS narra aspectos diversos de las fiestas de su pueblo, Estadilla, en estos versos del año 1926: «Aquella corrida de pollos y gallos que hasta el turronero los va gana un año».

En los programas de festejos aparecen cuestiones relacionadas con los juegos o concursos a desarrollar en los mismos. Joaquín CARRERA, de Albelda, escribe las siguientes estrofas sobre las fiestas de San Roque del año 1977: «Les corrides no u cal dí,

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coma cada añ se farán, agua c'arribe primé scgú c'anirá a daban».

Crispín BOTANA, en la obra publicada en el año 1899, escribe los acontecimientos que ocurren en cualquier pueblo aragonés durante la fiesta. Crispín BOTANA era el pseudónimo popularizado por Cosme BLASCO VAL y la obra se tituló Las fiestas de mi lugar. Ricardo del ARCO recoge en sus obras numerosas referencias a los juegos tradicionales; el desenlace de su novela Tierras de maldición se produce tras la emocionante corrida de pollos. La corrida de pollos es, asimismo, el título de un cuento de Luis LOPEZ ALLUE. El mismo título lleva el trabajo de un turolense, Angel ALCALDE, publicado en "El Ateneo" en el año 1894. En biografías de personajes, suelen aparecer referencias a los juegos. José LLAMPAYAS, al tratar sobre mosén Bruno Fierro, menciona el lanzamiento de barra y el juego de pelota. Rafael ANDOLZ, al ocuparse de la vida de Puchamán de Lobarre, menciona una prueba que realiza el protagonista de salto con los pies juntos y en la que no resulta vencedor; aun así, por su picaresca se queda con el pollo que se había apostado con su contendiente.

5.2. Pintura. Muchos de los cuadros de Goya podían ser motivo de estudio para determinar numerosos aspectos etnográficos de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Juegos populares en la época, como la gallina ciega o escenas de tauromaquia, nos hacen ver plasmados aspectos lúdico-festivos populares de la sociedad de la época. Franéisco MARIN BAGUES pinta en 1913 un boceto que terminaría 40 años más tarde y llevaría por título Carrera de pollos. El pintor conoció las carreras que se celebraban en Aragón, especialmente las de su pueblo, Leciñena. En 1918, Juan José GARATE pinta Carrera pedestre, recogiendo la misma temática y obteniendo abundantes efectos luminosos, que proporcionan al cuadro una gran expresividad. En 1919, en la Exposición Hispanofrancesa de Zaragoza, Julio GARCIA CONDOY presenta Ya llega el vencedor, cuadro que representa el aspecto oficial de las carreras (músicos, autoridades, majas,...). Ignacio RODRIGUEZ Ruiz, Iñaki, ha ilustrado para la Edito-

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rial Unali la carpeta de bibliofilia dediCada a Luis LOPEZ ALLUE. Dos de sus dibujos son Pregón de la corrida de pollos y Carrera de entalegados.

5.3. Folklore. Numerosas coplas extendidas por toda la geografía aragonesa aluden al tema de los juegos: «El mozo para ser mozo, ha de tirar a la barra, ha de beber buen vino y ha de comer carne asada». «Un aragonés y un navarro echaron a correr el uno llegó primero y el otro llegó después». «En las carreras de pollos siempre llegó primero, a su casa que está al lado llegó tarde, nunca y mal». «Corre, corre, baturrico corre, que te va a ganar; que no se diga, se diga, que tú has quedau atrás».

Algunas de estas coplas se refieren a pueblos altoaragoneses y ponen de manifiesto la rivalidad entre localidades próximas. «En el juego de pelota, Almudévar los primeros, Alcalá a muchas leguas, Tardienta sólo terceros».

Una de las dos partes del dance de Tauste se denomina Danza de los Pollos, por lo que probablemente guarde relación con las corridas. Hay que tener presente que la música acompañaba a la corrida con melodías típicas, y en algunos pueblos, como en Aínsa, se bailaba en honor al vencedor, lo que dio origen a la Jota de los pollos

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5.4. Lingüística. Numerosas expresiones del aragonés, de nuestro propio castellano e, incluso, de los dialectos del catalán de la zona oriental de nuestra provincia (literano, ribagorzano,...) se hallan relacionadas con los juegos, y así figuran en los vocabularios recogidos por BORAU, ARNAL CAVERO, PARDO Asso y, actualmente, por Manuel ALVAR o Rafael ANDOLZ. También en estudios locales o comarcales aparecen estas expresiones o vocablos. Así, en el de Angel BALLARIN sobre la lengua del valle de Benasque o en el de CARPI o Pedro GRUAS sobre el literano. Determinadas expresiones, relacionadas en su origen con•el juego, han pasado a significar algo distinto. Así, en Tamarite, cuando alguien hace trampas se dice has brincat p'el portellet, cuyo sentido original procede de las carreras a pie de los barrios (algunos participantes daban la vuelta por d portellet, en lugar de ir por el paseo como los demás). Las expresiones y refranes son muy variados, especialmente los relativos a los juegos de tablero, tales como el popular guiñote. En el campo de la toponimia también habría que considerar el tema de los juegos. Nombres como cllot del Corredor, camino del tiro de bola, casa andarino,... están extendidos por nuestros pueblos.

5.5. Etnografía. De los juegos tradicionales del Altoaragón se han preocupado, entre otros prestigiosos antropólogos, Ramón VIOLANT i SIMORRA, Julio CARO BAROJA o Antonio BELTRAN. El tema ha sido también estudiado por Pedro ARNALCAVERO, Ricardo del ARCO, Mariano PURROY o Roberto PUY, estos dos últimos colaboradores de la obra Aragón histórico, pintoresco y monumental. En la actualidad, numerosos estudiosos de los temas locales han mencionado o descrito algunos de los juegos propios de la zona: Enrique SATUE (Serrablo); Francisco CASTILLON CORTADA (Medio y Bajo Cinca); Manuel P. BENITO y Herminio LAFoz (Somontano); Severino PALLARUELO (Sobrarte); CARPI, ADELL y MONTORI (La Litera),...

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5.6. Educación Física. Los juegos tienen una gran aplicación en el campo de la Educación Física, en tanto en cuanto contribuyen a la formación corporal de la persona. Cualidades físicas básicas como la fuerza (barra, bola), la flexibilidad (salto de palo, pies juntos, revuelta del pastor), la resistencia (carrera pedestre) y la velocidad (carreras de sacos y a pie) pueden desarrollarse gracias a estos ejercicios. Por otro lado, quedarán todos los juegos infantiles populares, de gran aplicación en la escuela por su carácter lúdico y por constituir una actividad motriz natural y gratificante para los niños.

6. CLASIFICACION DE LOS JUEGOS. GARCIA SERRANO ha realizado una clasificación de los juegos tradicionales practicados en España en ocho grupos: a) Juegos y deportes pedestres de salto y equilibrio:

—Korrikolaris. — Andarines. —Carreras de sacos. —Torres o castells.

b) Juegos y deportes de lanzamiento:

—Barra. — Reja. — Jada.

c) Juegos y deportes de fuerza:

— Levantamiento o arrastre de piedras. — Deportes de tracción.

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d) Juegos y deportes de lucha:

— Canaria. — Leonesa. — Loita gallega. Palo canario. e) Juegos de mazo y bola:

— Caliche. — Bolos. Juegos y deportes con pelota:

— Pelota mano. — Pala. g) Concursos populares de habilidad en el trabajo:

— Corte de troncos. —Corte de hierba. —Layadores. h) Juegos y deportes populares con animales y vehículos:

Carreras de burros. — Carreras de caballos. — Pelea de gallos. Cristóbal MORENO; en su trabajo sobre Juegos populares y deportes tradicionales en. España, se sirve de la siguiente clasificación:

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a) Juegos y deportes pedestres, de saltos y equilibrio: — Carreras: korrikolaris vascos, lastorkaris o andarines, carreras rituales y carreras de sacos. — Saltos: salto de pasiego, salto con makilla, salto ritual vasco. — Equilibrio: torres humanas o castells.

b) Juegos y deportes de lanzamiento:

Lanzamiento de distancia: tiro de barra española, tiro de barrón, tiro de bolea, tiro de bola, tiro de reja. — Lanzamiento de precisión: bolos (bolo leonés, bolo-palma, bolos burgaleses, bolos alaveses,...), caliche, eskutxulo. Otros juegos de lanzamiento de precisión: calva, herrón, chute, rana, raquela, bochas, uta, charra.

c) Juegos y deportes de fuerza: — De levantamiento de peso: levantamiento de piedras, pulsolaris. — De tracción: soga-tira, tira-beque y tiro del palo.

d) Juegos y deportes de lucha:

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Lucha canaria. Lucha leonesa. Luchas rituales. Palo canario. Loita gallega.

BIBLIOTECA ditIZ5b INSTITUTO OE HTUJIOS ALIOARAGOItESES HUEB GA

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e) Juegos de mazo y bola:

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Chueca. Choca. Brilla. Villagorda. Lichona. Perca. Mallo.

f) Juegos y deportes de pelota: — Pelota vasca. — Pelota valenciana.

g) Juegos populares de habilidad en el trabajo: — — — —

Corte de troncos (aizkolaris). Corte de hierba (segalaris). Concursos de roturación (layadores). Arrastre de piedra (por hombres, bueyes o asnos).

h) Juegos y deportes populares con animales y vehículos: — Juegos y deportes hípicos: carreras de caballos, de asnos. — Luchas de animales: de carneros, de gallos. — Juegos y deportes ciclistas: carreras, carreras de cintas, pruebas de habilidad.

En el Altoaragón, podemos hacer la siguiente distribución: a) Juegos de fuerza: tiro de barra aragonesa, levantamiento de sacos, tiro de soga, tiro de tocho, tiro de palo, pulso,...

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b) Juegos pedestres: andarines, carreras de pollos, carreras de sacos, carreras de mujeres con cántaros en la cabeza,... c) Juegos de fuerza y habilidad: lanzamiento de jada, pica,... d) Juegos con animales: carreras de burros, de caballos, cintas, juego de la bola. e) Juegos con pelota: pelota mano. O Juegos de agilidad y destreza: salto de palo, salto con los pies juntos, piculinadas,... g) Juegos de mazo y bola: borruna, mandorra, reboleta, tala o cota, rula,... h) Juegos de puntería: bolos (palistroc, birlas, guilles,...), tanga, tejo, bochas, redolet,...

Algunos de estos juegos son conocidos en toda la provincia, y trascienden de los límites provinciales para ser practicados en todo Aragón. Tal es el caso de las carreras pedestres, el tiro de barra o el tiro de soga. Otros juegos no se conocen en el Altoaragón, pero están extendidos por otras provincias de nuestra comunidad (así, el tiro de la bola). Por otro lado, hay juegos que sólo se conocen en una localidad o comarca (la reboleta, en el Somontano barbastrense; la borruna, en el valle de Benasque; el juego de la bola, en Peralta de la Sal; las birlas, en Campo,...). La realización de una clasificación de los juegos es siempre tarea compleja, teniendo presente que los criterios elegidos para ello pueden ser variadísimos: ámbito geográfico, destreza que se desarrolla (fuerza, puntería),...

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7. DESCRIPCION Y RESEÑA DE LOS PRINCIPALES JUEGOS. 7.1. Juegos de fuerza. Consideraremos aquelloS en los que la fuerza es la Cualidad física básica y principal a desarrollar.

Lanzamiento de barra. Es un deporte eminentemente rural, cuyo origen se halla en las propias faenas del campo. Se jugaba los días de fiesta en las plazas D eras de nuestros pueblos. La barra era una de las partes del arado romano. Actualmente, su peso reglamentado es de 7,257 Kg y mide 0,80 m. Ricardo del ARCO, LOPEZ ALLUE o Pedro ARNAL CAVERO nombran en sus trabajos el lanzamiento de barra, al que sentían gran afición los mozos de nuestros pueblos. Su decadencia se inicia en el año 1920, aunque en los años de la República resurgirá, con la celebración de los campeonatos de Aragón. En el año 1956, se incluye, dentro de la Federación Aragonesa de Atletismo, el tiro de barra, pero la barra tiene menor peso que en la actualidad y la técnica también difiere, razón por la cual el record altoaragonés de esta especialidad controlado por la FAA es superior a los 30 metros. Será en los últimos diez años cuando la barra adquiera de nuevo una gran importancia, gracias a la Federación Aragonesa de Deportes Tradicionales y a las buenas tiradas organizadas en las fiestas de los pueblos de la provincia de Zaragoza. En el Altoaragón, se organizan tiradas en Monzón, Binéfar, Huesca y Sabiñánigo, aunque la afición no termina de asegurarse. Es de destacar el arraigo de la misma en Esplús, Albalate de Cinca, Monzón, Sabiñánigo y Almudévar. El lanzamiento se realiza de la siguiente manera: el jugador coge la barra con su brazo, por el centro, sosteniendo en la otra mano un contrapeso. A continuación, balancea su cuerpo y flexiona las piernas, llevando la barra a una posición retrasada; deshace la rotación y con fuerza lanza la barra, que deberá caer de punta y sin voltear. En el Altoaragón, José I. Coronas, de Sabiñánigo, es el lanzador más destacado. Otros serán los montisonen-

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ses Villacampa y Sampietro; Trulleilque, de Esplús, y Gazol, de Lanaja. Dentro de las modalidades están el lanzamiento de barrón, barra y propaleta, según el peso. En otras comunidades autónomas, también se practica el lanzamiento de barra, aunque con características distintas. En Valencia, por poner un ejemplo, se tira el barrot, de 14 ó 15 Kg. Sólo queda en la actualidad el pueblo de Calles, donde se celebra el día 17 de enero, fiesta local, como único lugar donde se lanza el barrot. Se entrega como premio al primer clasificado un pollo.

Levantamiento de sacas. Los mozos de nuestros pueblos han probado su fuerza levantando pesos: yunques, troncos de árboles,..., pero donde más se han retado ha sido en el levantamiento de sacas. Entre los estilos o variedades de levantamiento, uno de los más conocidos era al estilo Angüés. Para realizarlo, se colocaba la saca derecha y se inclinaba hasta cargar el peso en una de las piernas, estando éstas flexionadas, colocándose los brazos debajo de la saca con las manos enlazadas y haciéndola voltear hasta el hombro opuesto. En la actualidad, este juego no se practica en el Altoaragón, salvo en alguna prueba organizada en fiestas.

Tiro de soga. Es una prueba de fuerza colectiva muy extendida en las fiestas de nuestros pueblos, especialmente en la zona baja. Populares eran las tiradas de soga de solteros contra casados. Jocoso resultó en los I Juegos de la Litera cuando, en San Esteban de Litera, varios vecinos de la localidad se enfrentaron con los de Tamarite. Más de cincuenta personas en la soga, y, al final, obtuvieron dos cuerdas (aunque más cortas) y fueron a parar todos al suelo.

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El terreno donde se desarrolla debe ser llano y en el centro se traza una línea. A derecha e izquierda, líneas paralelas y a igual distancia de la anterior. Se coloca una referencia en la soga (pañuelo o cinta), que, al inicio de la prueba, debe coincidir con la línea central. Resulta ganador el que logra que la referencia rebase la línea de su lado.

Pulseos. Distinguiremos tres modalidades: a mano, a palo y en círculo. El primero de ellos se puede realizar tumbado, arrodillado o sentado, que es la modalidad más conocida. Normalmente debe hacerse con las dos manos, primero con las derechas de los dos contrincantes y luego con las izquierdas. En caso de empate, se considerará el tiempo empleado. El pulso a palo no es tan conocido en el Altoaragón. Un contrincante enfrente de otro, sentados, agarran el mismo palo. Gana el juego el que hace perder el equilibrio o levantar al otro. El pulso en círculo se llamaba así porque los contendientes se colocaban cogidos de la mano en un círculo con los pies fijos en el suelo. Perdía el que hacía mover los pies del contrario.

Tiro de tocho. Es un lanzamiento en que se utiliza como instrumento el palo que usaban los pastores, especialmente los de los valles pirenaicos. Estaba hecho con madera de avellano, por su dureza y flexibilidad, o de otros árboles que abundaran en la montaña y aseguraran esas características. Se lanza libremente. Este juego se practicó de una forma competitiva y reglamentada en los Juegos Altoaragoneses organizados por los boys scouts.

7.2. Pruebas pedestres. Las carreras de pollos o carreras pedestres consisten en una prueba a pie en la que participan varios corredores, los cuales intentan ganar un pre-

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mio. Normalmente, el premio para er vencedor eran tres pollos, dos para el segundo y uno para el tercero; ésta es la razón por la que se denomina corrida de pollos a esta prueba. En los valles pirenaicos se celebraban las carreras en los alrededores del pueblo, con meta en la calle mayor o en la plaza. El premio era una rosca, tarta que tenía esta forma (así, a esta prueba se la denomina carrera de la rosca o carrera del arra). En la Hoya de Huesca, se designaban con el nombre de carreras al estilo del país. La distancia era corta y se disputaba tras la comida. En las comarcas de los Monegros, La Litera y el Cinca, la prueba tenía lugar en alguna era del pueblo; se daban varias vueltas a la misma hasta completar diez y doce kilómetros, mientras la banda tocaba en el centro del redondel y el público seguía con gran interés las evoluciones de los esforzados corredores. En Huesca y Barbastro, el redondel de la disputa pedestre era la plaza de toros, y el encargado de organizarla, el empresario, que sacaba sus beneficios al cobrar entrada al público que acudía a la misma. El premio no siempre eran pollos o tartas. En Binéfar, Monzón y Fraga, se entregaba un cordero; en Aínsa, una cuchara; en varios pueblos de la Hoya, una manzana,... En Adahuesca, aún los niños corren las peras el día de Santa Ana. En San Juan de Plan, se corren las fallas para la víspera del santo que da nombre al pueblo. En Sabiñánigo, Esquedas o Monzón se celebra también la calzoncillada, llamada así porque los participantes deben ir en calzoncillos. Otras carreras practicadas en nuestra provincia son: • • • • • • •

Carrera de maletas. Carrera del huevo. Carrera de sacos. Carrera de cántaros en la cabeza (exclusiva de mujeres). Carrera con tres tejas en cada mano. Grotescas y de Carnaval. Carreras de gordos,...

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En el siglo XIX, con la aparición de Chistavín de Berbegal, el pedestrismo altoaragonés adquirirá un auge considerable; puede decirse que en este período en casi todos los pueblos de nuestra tierra se celebran durante las fiestas patronales carreras a pie. Las comarcas de mayor auge de las pruebas pedestres serán los Monegros, Bajo Cinca, Somontano, Hoya y Monegros. En los años de la República, algunos corredores altoaragoneses serán conocidos por sus victorias en estas pruebas: Bautista Peralta, de Sariñena; Jesús Sus, de Gurrea de Gállego; Julián Salillas, de Lanaja; Lorenzo Viela, de Bolea; Valentín Rodellar y Eugenio Pérez, de Grañén; Angel Mur, de Selgua; Ignacio Latorre, de Santalecina; los hermanos Alegre, de Belver; Mombiela y Lavilla, de Tamarite; Ramón Pico, de Esplús; Ricardo Laplana, de Peralta de la Sal,... Podemos, pues, afirmar que el pedestrismo ha sido el deporte tradicional que más interés ha despertado en Aragón y el que ha llenado más páginas de periódicos desde el siglo XIX hasta la guerra civil. Tras la misma, continuó manteniéndose, pero con menor fuerza. En la actualidad, son varias las poblaciones altoaragonesas que celebran carrera pedestre en sus fiestas patronales, contando con destacados participantes que acuden de Aragón y otras comunidades limítrofes, especialmente la catalana (así, podemos citar importantes hombres del pedestrismo nacional: Mariano Haro, Aritmendi, Rojo, Andreu, García,...).

7.3. Juegos de fuerza y habilidad. En ócasiones, no sólo interesa ser muy fuerte, sino que además hay que contar con otras destrezas, como agilidad, habilidad, buena coordinación,...

Lanzamiento de jada. El tiro de azada (jada) tenía lugar en el campo donde se realizaban las faenas. Normalmente, constituía sólo un entretenimiento. Es muy poco Conocido en el Altoaragón y se reduce prácticamente a las comarcas del Somontano y Sobrarbe.

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El jugador se colocaba en la raya de tiro con las piernas abiertas, sujetando con una mano la jada por la mitad del palo, lanzándose de atrás adelante y con un buen golpe de riñones. La jada debía pasar entre las piernas y éstas no podían moverse del sitio.

Juego de la pica. Es originario de los pastores; en él participan dos contendientes, que se colocan en un círculo, uno en cada extremo de un palo largo en actitud de picar. Resulta vencedor el que consigue sacar fuera del círculo al contrincante.

Volteo de la bandera. Se practicaba el día de la fiesta mayor, tras la procesión o en las romerías. Consistía en enrollarla y desenrollarla con una sola mano moviendo el mástil. También se realizaban diversas piruetas con la misma.

7.4. Juegos con animales. A medida que han ido desapareciendo los animales de carga las actividades hípicas con los mismos han retrocedido. Muchos pueblos celebraban para el día de San Antón (17 de enero) carreras de burros o desfiles con las caballerías engalanadas. Las carreras a lomos del pollino podían ser de diferentes especialidades: con la albarda suelta, sin la albarda y montados al revés. Tras la orden del alguacil, todos los asnos con sus jinetes se colocaban en la línea de salida; al disparo del cohete, lo que solía ocurrir era que cada burro marchaba en dirección a su establo. Cuando el casi siempre desafortunado jinete quería hacer cambiar la trayectoria del animal, éste se metía en los lugares más insospechados: en las casas, en las cuadras, en la taberna o hasta en la propia casa consistorial, dando al final el jinete-guía con las narices en el suelo. En Peralta de la Sal, hasta hace unos cuatro o cinco años, se practicaba en la fiesta de agosto el divertido juego de la bola de grasa, tal como re-

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zaba el programa, que se realizaba todos los días de la fiesta junto al río Sosa. Se construía un pequeño pozo en el suelo, se llenaba de agua y se hacía flotar en la misma una bola de grasa. Alrededor del mismo, dos asnos con sus respectivos jinetes daban vueltas hasta que alguno de los mozos se hacía con dicha bola, lo cual era bastante difícil, pues lo normal era que se llevara un buen remojón. Una prueba parecida se efectuaba hace bastantes años en las fiestas de San Esteban de Litera. No nos queda constancia de ella en ningún otro lugar de Aragón. Otros juegos hípicos eran las carreras de cintas, que actualmente se realizan con bicicletas, las carreras de caballos, las carreras de hombres agarrados al rabo de un mulo,...

7.5. Juegos de pelota. Para encontrar el origen del juego de pelota tendríamos que remontarnos a las antiguas culturas de Asia Menor, o a las culturas precolombinas. Ya en el siglo XVI eran conocidos en casi todo el mundo. Considerar al juego de pelota como juego tradicional aragonés no está muy justificado, pero se le puede incluir en la clasificación en función de su arraigo popular en nuestra tierra, ya desde principios de la Edad Moderna, y con reminiscencias medievales. Habrá que tener presente la importancia que adquiere este juego en regiones o comunidades próximas a la nuestra: País Vasco, Navarra o Valencia. En la actualidad, existe la Federación Aragonesa de Pelota, que es la que controla esta actividad, aunque habrá que dejar constancia de ese juego genuino que existe en nuestros pueblos altoaragoneses aprovechando la pared de alguna casa o, lo que es más corriente, la de la iglesia.

7.6. Juegos de agilidad y destreza. Podemos encuadrar en este apartado los ejercicios de salto y lo que podríamos denominar como piculinadas.

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Salto de palo. Se emplea como palo el tocho, normalmente de avellano; tras una carrera previa, el saltador se impulsa gracias al apoyo del palo, intentando caer lo más lejos posible sin soltarlo. Juego originario de pastores, también se halla extendido por otros lugares de la geografía española, especialmente en Canarias, donde los pastores cubren largos trechos salvando riscos, arroyos y otros accidentes geográficos. En el Altoaragón, se practicaba especialmente en las zonas pirenaicas, mientras que los niños de varias de nuestras localidades jugaban con cañas, sobre las que saltaban de una forma semejante.

Salto a pies juntos. Es mencionado por Rafael ANDOLZ en su biografía sobre Puchamán de Loarre, tal como hemos comentado anteriormente. Es muy sencillo; se realizan tres saltos sin interrupción con los pies juntos, y gana el que alcance una mayor distancia.

Piculinadas. Entrarían aquí toda una serie de juegos de habilidad, destreza y volatinería, tal como indica Luis GRACIA VICIEN en su trabajo Juegos tradicionales aragoneses. Menciona entre otros el salto de sillas con palangana llena de agua en la última, el salto del canasto, juegos de dislocación de dedos, salto del bastón,... El citado autor entiende por salto de palo el que se realizaba cogiendo por los dos extremos el mismo (en esta ocasión era un mango de azadón o un bastón o gayata) y, colocándose encorvado, se saltaba por encima del mismo sin soltarlo de las manos y pasando con los pies juntos por el hueco formado por los brazos y el palo. Podemos decir que los dos ejercicios llevan el mismo nombre, pero su realización es diferente, siendo además más largo el palo empleado en el juego citado anteriormente.

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7.7. Juegos de mazo y bola. Se trata de juegos que ya encontramos en nuestro país en el siglo XIII y para cuya práctica se utilizan dos elementos: el mazo o palo, que necesariamente es de madera, y la bola, que puede ser una pelota o piedra.

La borruna. Practicado en el valle de Benasque, es juego propio de pastores. Consiste en llevar la bola (de madera de boj) a golpe de bastón o palo curvado a la meta señalada con dos tochos o piedras. Actualmente, aún se practica este juego en pueblos como Castejón de Sos o Eriste, y el escenario natural del mismo es el propio prado. Es posible que en todas las comarcas altoaragonesas existiera un juego semejante, pero que ha desaparecido (ribla, en La Litera; mandorra, en la Hoya; reboleta, en el Somontano,...), sustituido por deportes como el fútbol.

La tala o cota. En este juego había que dar con un palo en otro pequeño o puntiagudo por ambos extremos que estaba en el suelo. Cuando saltaba por efecto del golpe, se intentaba con otro golpe en el aire para arrojarlo lo más lejos posible. Es un juego practicado fundamentalmente por los niños de los pueblos.

7.8. Juegos de puntería

Pueden abordarse una gran cantidad de juegos en este apartado, aunque nos limitaremos a dar a conocer los más practicados, muchos de los cuales gozan de gran popularidad.

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Los bolos. Es muy posible que fueran los romanos quienes introdujeran este juego en nuestro Altoaragón. Según el Diccionario Geográfico de España de 1956, se practicaba en 41 provincias y 410 localidades, con especial intensidad en Asturias, Cantabria, León, País Vasco, Aragón y Levante. En la Edad Media, son numerosos los edictos que prohíben su práctica, pues era tal su popularidad que dificultaba el paso por las calles y las gentes olvidaban su trabajo cotidiano. Cristóbal MORENO ha clasificado los siguientes juegos de bolos en nuestro país: bolo leonés, bolo maragato, bolo palama de Santander, pasabolo de tablón, pasa-bolo de losa, bolos de tres tablones, bolos burgaleses, bolos alaveses, bolo-palma asturiano, bolo de cuatrida, bolo de Tineo, bolos de batiete, tres ribereños, tres berantevilles, tres aramaisotarra, cuatro de la Harada, remonte barrunditarra, manillas riojano, nueve gobiatarra, nueve Losiro, nueve ayales, eskutxulo, bolos riojanos, bolos navarros y bolos murcianos. En el Altoaragón, en casi todos los pueblos se practicaba el juego de bolos, aunque actualmente se ha perdido en la mayor parte de nuestros municipios. Reseñaremos tres zonas donde el juego sigue vigente: • En Campo, donde las mujeres en los días festivos, cuando llega la primavera y hasta el final del verano, practican las birlas. • En Benasque, donde en ocasiones se siguen practicando les guilles. • En Azanuy, comarca de La Litera, donde se ha recuperado el palistroc; existe en la localidad una asociación cultural que lleva dicho nombre y que es dinamizadora de la vida cultural del lugar.

En Campo se juega en las calles, hoy pavimentadas; al echar el cemento tuvieron el cuidado de hacer unos moldes en el suelo para plantar las birlas. Esto se hizo en los tres barrios donde se juega: el Rincón, San Antonio y Cabovilla. Se utilizan 9 birlas y un bolo; todas ellas hechas de madera de haya. Las birlas son nueve, torneadas y todas iguales. El bolo es esférico y pesa alrededor de 4 Kg, con dos hendiduras para colocar los dedos.

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Las birlas se plantan formando tres hileras paralelas de tres birlas separadas entre ellas por la longitud de una de ellas. Las jugadoras se disponen en dos equipos, con un número ilimitado de componentes, pero que debe ser el mismo para ambos. Se juega por manos ganadas, poseyendo cada una un nombre específico, por lo que entre empates y desempates se puede llegar a 11 manos. Estas son sus designaciones: 1.4 mano: 2.4 mano: 3.4 mano: 4.4 mano: 5.4 mano: 6.4 mano: 7.4 mano: 8.4 mano: 9.4 mano: 10.4 mano: 11.4 mano:

Mano del buen juego. A quin fa, rebate. Pares o nones. Entre todas desde el medio. Sola cada una. Entre todas desde el medio. Rebatida calla una. Entre todas desde el medio. Rebatida entre todas. Entre todas desde el medio. La mano del buen juego.

Un dato curioso es que en Campo sólo las mujeres juegan a lo que ellas mismas denominan birllas. No puede faltar en días señalados algún encuentro entre las mujeres, tal como ocurre el día de Pascua, tras la romería a San Bllascut. Los hombres no juegan, porque —aseguran— las mujeres hacen trampas. Lo que ocurre es que ellas mismas tienen sus propias normas y las marcas desde donde tiran no son muy respetadas, adelantándose por lo común a las mismas. Gracias a una maestra de la población, el juego lo practican las niñas de la escuela, por lo que se ha conseguido la pervivencia de las birllas. En les guilles de Benasque se forman dos equipos ilimitados, pero procurando que su número de componentes sea par. Se plantan tres hileras de tres. La bola pesa de 5 a 6 Kg y tiene dos hendiduras para los dedos. Para establecer el orden de tirada, se comienza con toca-quilles; inicia el juego quien derriba más. Después, vienen varias jugadas:

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1. Toca el nou. 2. A la manganeta. 3. A las tres del corneró. 4. Fe y refe. 5. A fe, refe y toca el nou. 6. La urelleta. 7. La campana sorda. 8. Adivina y enforna. 9. Saca el nou del choc. 10. Re, re, re. 11. La culata. 12. Les cremades. 13. A pares o nones. 14. Pasa sin toca-quilles.

El palistroc se jugaba en toda la comarca de La Litera, Cinca y Monegros, aunque en las comarcas del Medio y Bajo Cinca, como también en la de los Monegros, se le llamaba birlas o birlos, según poblaciones. En La Litera se le conocía por diversos nombres: palitroc, palistroc, birlas,... De todas formas, el juego era el mismo en todas esas comarcas. Se plantaban 6 bolos y se tiraba con una pieza de madera de forma cilíndrica, llamada billa o billot, según el lugar. El juego es individual y pueden participar todos los que lo deseen. Cada jugador tiene dos tiradas y se realiza partida cuando se deja un solo bolo en el suelo (hacer una cara). En caso de empate, se sigue jugando. En Tamarite, realizar la jugada descrita se llamaba hacer bona. Otros juegos eran sacó les esquiches, que era tirar los dos bolos del medio; la pallada, tirar todos los bolos; pares y nones,... En la actualidad, este juego ha sido recuperado gracias a la Asociación El Palistroc de Azanuy y extendido por la comarca en los Juegos de la Litera. Es de destacar en los mismos el enorme interés mostrado por los jubilados de Albelda y Castillonroy en la práctica y conocimiento de este juego. Algunos de ellos llegaban a realizar cuatro o cinco caras seguidas, ante la admiración del público.

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La tanga o tella. Recibía otros nombres, según las localidades, pero éste era el más popular. Se colocaba en el suelo una lata de conservas y sobre el culo de la misma unas monedas. Había que tirar desde una determinada distancia con un tacón, ladrillo o piedra e intentar derribar la lata. Las variantes del mismo eran muchas y había pueblos en que las monedas se las quedaba el que la tiraba; en otros sólo se quedaban con las monedas que estuvieran más cerca de la tanga o tejo, que era como se llamaba al instrumento de tiro. Esta modalidad era muy semejante a otras de diferentes regiones o comunidades: patefa, de Vegadeo (Asturias); tella, de Ciudadela (Baleares); toka vasca,...

La patrusca. En este juego se trazaba una raya en el suelo y cada jugador echaba una moneda. El que más se acercaba a la misma era el primero en comenzar y así sucesivamente. Después, se apilaban todas las monedas y desde una determinada distancia se tiraba con una piedra sobre las mismas. Todas las que caían de cara eran para el que había lanzado; a continuación, proseguía el segundo con las monedas que quedaban y así hasta el último.

El redolet. Es una variante de las bochas. Se traza un círculo en el suelo en el que se colocan unas bolas. Hay que tirar con otras para sacarlas del mismo. Se juega en un camino, cubriéndose determinadas distancias. Era típico de La Litera. Tendríamos que tratar también otros juegos que desaparecieron del Altoaragón, algunos de los cuales son recordados por nuestros ancianos, y otros de los que conocemos su existencia gracias a documentos, leyes o periódicos de época. Entre ellos, se hallan la lucha, mencionada en el código de Huesca de 1247; diferentes juegos hípicos como el de bofordar; juegos populares como el mallo, la escarpiña,...

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Curiosamente, observamos cómo álgunos juegos practicados en las provincias de Zaragoza o Teruel no aparecen en el Altoaragón. Así, el juego de bola, la estornija, la pinta o los múltiples que se han recopilado en la comarca del Jiloca. Por otro lado, tampoco algunos de nuestros juegos están extendidos en estas provincias, especialmente los practicados en las zonas pirenaicas, ya que el área cultural de los mismos ha sido la de las regiones del Pirineo, no existiendo indicios de los mismos en el llano. Quedarían, por fin, los juegos—apuesta, relacionados con el mundo del trabajo, tales como los cortadores de troncos del valle de Benasque, que pasaban de una forma más amena las largas horas de trabajo en el bosque.

8. JUEGOS INFANTILES. El juego es la vida del niño y la expresión de su carácter, de su vitalidad, en definitiva, de su propio ser. Según ARNOLD, «para el adulto el juego representa un entretenimiento, un momento de descanso o una forma de evadir la rutina diaria. En cambio para el niño, el juego es un verdadero trabajo. Es el medio por el cual recibe nuevas experiencias y aprende por medio del hacer; y es sobre todo su forma de expresarse y crear todas las maravillas y fascinantes cosas que el adulto le niega normalmente y por necesidad».

El juego será en sí un fenómeno cultural que entrará de lleno en la historia de nuestros pueblos, con una determinada función en la comunidad, especialmente en el mundo de los más pequeños. Como afirma Mariano CORONAS, «esta amplia y rica cultura se vio cercenada cuando la TV se generalizó como un medio de difusión del dominio de todos. La publicidad vertida en ella, la gran cantidad de películas que en ella se han proyectado, etc. dieron paso a los juguetes mecánicos, rifles y pistolas y tantos otros como podemos encontrar hoy día en cualquier comercio. Entonces nos olvidamos del 'pañuelo', 'd'os terreros' y pasamos a jugar a vaqueros, a indios, a policías, a robots, etc. practicando juegos de imitación de escenas proyectadas que incluso se producían a muchos kilómetros y en países muy diferentes al nuestro en todos los aspectos».

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Esos juegos propios nacidos en el pueblo, trasmitidos de mayores a pequeños (dentro del ámbito de los niños), son los que nos interesan desde el punto de vista del juego tradicional, aunque habrá que reconocer la gran interrelación existente entre algunos juegos populares tradicionales y otros de carácter general extendidos en muchos ámbitos. El escondite es un juego conocido por los niños de todos los pueblos, aunque en cada localidad presenta unas variantes, un vocabulario, unas expresiones diferenciadas,... que le proporcionan un carácter más genuino. Los juegos infantiles tendrán también un componente folklórico que nos interesa mencionar, por formar parte intrínseca de la cultura que rodea la manifestación lúdica. El juego de a la zapatilla por detrás tiene una cancioncilla, que repiten todos los niños: «A la zapatilla por detrás, tris, tras, ni la ves ni la verás, tris, tras. ¡Mirad arriba!, que caen judías ¡Mirad abajo!, que caen garbanzos ¡Mirad atrás!, que allí estará».

En el juego de Antón pirulero todos los niños, colocados en semicírculo, cantan: «Antón, Antón pirulero, cada cual, cada cual, atienda a su juego, y el que no lo atienda pagará una prenda».

Lógicamente, estas dos cancioncillas son conocidas en casi toda España, pero si profundizamos en los juegos infantiles que practican los niños, especialmente en los pueblos pirenaicos o del Somontano, que han estado más aislados, encontraremos formulillas, dichos, canciones que se emplean en los juegos originales o propios del lugar. En Labuerda, una de las fórmulas empleadas para elegir una persona entre varias era la siguiente: «Una, doni, tren

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catoni, quini, quineta, estando la reina en su silleta vino Quin y apagó el candil. Candil, candau cuenta las veinte que las veinte han dau».

En la Alta Ribagorza oriental, cuando llueve, los niños se cogen por los hombros y cantan: «Pllou, pllou, go tetes d'ou la gallina per la basa y els polis per casa».

Los niños emplean en los juegos su lengua materna, como ocurre en este caso o en esta otra fórmula recogida por Luis GRACIA VICIEN: «Aura que llegau empentada y sentau».

Nuestro Altoaragón tiene en este aspecto una gran riqueza de canciones infantiles, empleadas fundamentalmente en los juegos, gracias a las diferentes modalidades lingüísticas que existen en nuestra provincia. Existen también canciones propias de alguna fecha del año dedicada a la población más menuda. En Alcubierre, el tercer miércoles de cuaresma se celebra la fiesta de la vieja remolona. Los niños van por las calles recogiendo alimentos para ir a merendar por la tarde: «La vieja remolona, no quiere comer pan, sólo chocolate y chulla si le dan. Los chicos de la escuela todos suplicamos, que cuando cante el gallo, nos den lo que pidamos».

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Mencionada por Ramón J. SENDER en su libro Réquiem por un campesino español, esta copla es muy popular; la cantan los niños en los bautizos: «Pichau, cagau, que tiren al crío por el tejau».

En los corros y juegos de las niñas aparece este componente folklórico con más vivacidad que en los de los niños: «Al corro de la patata...». «¿Dónde están las llaves, matarile, rile, rile,...». «El patio de mi casa es particular...». «El cochelito leré...». «Al pasar la barca...».

Al mismo tiempo que se canta, se hacen corros, se salta a la comba o se realiza otro juego. Son interesantes también las fórmulas empleadas por los niños como adivinanzas, contestaciones con pareados,... Otro aspecto a considerar son los utensilios y objetos empleados por los niños en sus juegos. La pelota, las carpetas, las tabas, la peonza o las canicas son algunos de los más usuales, aunque la enorme imaginación de nuestros pequeños ha hecho que éstos empleen múltiples materiales, algunos fabricados por ellos mismos: silbatos, barcos, muñecas, arcos y flechas, tirachinas, collares, voladores,... Sería muy difícil realizar una clasificación de los juegos infantiles, dada la diversidad de los mismos; no obstante, y aun siendo conscientes de la gran cantidad de juegos que no mencionamos, efectuamos la siguiente relación: a) Juegos con animales y vegetales: mariquitas, saltamontes, cigarras, hormigas, hierbas y flores... b) Juegos con elementos naturales: agua, nieve, barro, paja...

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c) Juegos de correr y saltar: burro y acocha, pidola, churro.... d) Juegos de tocar y pillar: tula, cortahílos, policías y ladrones... e) Juegos de esconderse: escondite, marro, pote, la liebre, cucu,... f) Juegos de fuerza: la carretilla, arranca cebollas, pulseos infantiles, juegos de lanzar,... g) Juegos propios de niñas: corros, combas, comidillas,... h) Juegos de pelota: alto rey, balón prisionero, a pelotazos, sobre,... i) Juegos con materiales diversos: tabas, canicas, peonzas,... j) Juegos diversos: tocar y pegar, juegos de puntería,...

Es muy interesante la recuperación de todos estos juegos con una doble finalidad: el estudio de los mismos desde la vertiente etnológica y la aplicación de los mismos en la escuela, dentro de la expresión corporal o de la educación física.

9. ESTADO ACTUAL DE LOS ESTUDIOS SOBRE EL TEMA. En el Estatuto de Autonomía de Aragón se mencionan las competencias de la misma en lo referente a cultura y deporte, en los que estarían incluidos los juegos tradicionales aragoneses: «Art. 35.1. Corresponde a la Comunidad Autónoma la competencia exclusiva en las siguientes materias: Dieciocho. Promoción del deporte y adecuada utilización del ocio. Veintitrés. Cultura, con especial referencia a las manifestaciones peculiares de Aragón, y a sus modalidades lingüísticas, velando por su conservación y promoviendo su estudio».

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En los últimos diez años podemos reseñar como actividades relacionadas con los juegos en el Altoaragón las siguientes: a) Se crea la Federación Aragonesa de Deportes Tradicionales, organizadora, entre otros actos, de los Campeonatos de Aragón de Barra y Bola. En el Altoaragón, puede afirmarse que escasamente se conoce su existencia. b) Los boy scouts organizaron cuatro ediciones de Juegos Tradicionales Altoaragoneses, en Aineto, Barbastro, Huesca y Jaca (años 1979 a 1982); pero, desgraciadamente, terminó perdiéndose esta iniciativa. c) En el año 1980, con el patrocinio de la Comisión de Cultura de la Diputación Provincial de Huesca, y organizado por la Delegación de Huesca del Consejo Superior de Deportes, se desarrollaron los I Juegos Deportivos Tradicionales del Altoaragón, que tampoco tuvieron continuidad. d) En el día de San Jorge del año 1985, la Agrupación Deportiva de Juegos Tradicionales Altoaragoneses de Huesca organizó una jornada de juegos con participación de representantes de las tres provincias. e) Se realiza algún juego dentro del Día de la Comarca. En los Juegos de la Litera se dedica una jornada a estos juegos. fl Comienzan a existir experiencias escolares como la organización de Juegos Tradicionales Infantiles en las comarcas del Bajo CincaMonegros Sur y en la Alta Ribagorza, auspiciados por los Centros de Recursos de Ballobar y Castejón de Sos. g) Las comisiones de cultura y festejos de numerosos pueblos altoaragoneses organizan en sus semanas culturales o en sus fiestas patronales juegos tradicionales, los cuales suelen gozar de gran aceptación. h) Siguen manteniéndose algunas manifestaciones, como la carrera de la cuchara de Aínsa; los juegos de birlas en Campo; de guilles en Benasque; o de palistroc en Azanuy; la carrera de las peras de Adahuesca; los juegos de pelota en el Somontano, y otras, a pesar de que cada vez es menor su práctica.

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En cuanto a investigación y publicaciones, la situación es mucho más dramática. Sólo una publicación abarca todos los juegos, la de Luis GRACIA VICIEN, titulada Juegos Tradicionales Aragoneses I y Juegos Tradicionales Aragoneses II, aparecida en 1978. Deben reseñarse también el libroresumen del Homenaje al Deporte Tradicional, celebrado en Zaragoza en 1983; dos comunicaciones sobre el tema de José A. ADELL al Seminario Aragonés sobre Municipio y Deporte, en los años 1985 y 1986; la tesis de licenciatura sobre El lanzamiento de barra, de Natividad Mendiara, de Huesca; los artículos de Francisco MARCUELLO sobre los bolos de Campo en "Heraldo de Aragón"; los de Luis GRACIA VICIEN en el periódico "Nueva España" (años 1974-1977); los de Celedonio GARCIA y José Antonio ADELL en los periódicos "Altoaragón", "Heraldo de Aragón" y "El Día" sobre el pedestrismo (en el dominical del primero de ellos aparece una sección habitual sobre este tema); algunas referencias en los programas de los Juegos mencionados anteriormente (boy scouts, Agrupación Deportiva de Juegos Tradicionales Altoaragoneses,...). No existen publicaciones que hayan investigado en profundidad alguno de los juegos. Actualmente, está en imprenta el libro de Celedonio GARCIA y José A. ADELL, El pedestrismo en Aragón, que es un estudio sobre las carreras a pie realizadas en Aragón: del pollo, del arra, de la manzana, de la cuchara,... Se ha tratado el tema desde numerosos enfoques, coii una amplia bibliografía y recogida de datos de la tradición oral por todo el territorio aragonés. El tema de los juegos infantiles tampoco ha sido suficientemente trabajado. Destacaremos en primer lugar un libro digno de elogio, el de Mariano CORONAS titulado Así nos divertíamos, así jugábamos... Labuerda: Recopilación de juegos infantiles. En el mismo se recogen juegos con animales, vegetales, barrancos, canciones, juegos de pelota, pitos, barro, nieve, juegos antiguos,... Charo MAIRAL tiene en imprenta otro interesante trabajo sobre los juegos infantiles en el Altoaragón. Con esto termina toda la publicación existente sobre el tema. Mencionaremos también el trabajo Juegos populares extremeños, de Manuel VIZUETE y Juan GUTIERREZ, este último nacido en Jaca, razón por la cual le incluimos como investigador altoaragonés sobre la materia.

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Desde otras comunidades autónomas también se han realizado tímidos estudios sobre algunos de nuestros juegos. Así, las birlas de Campo han sido estudiadas en la tesina de María BOBADILLA CONESA, de la Universidad de Barcelona, y en el trabajo de Nieves AGUADO y Ernesto ANTON, del INEF de Barcelona.

10. CONCLUSIONES. Los juegos tradicionales altoaragoneses deben interrelacionarse con los practicados en otras comunidades y en las dos restantes provincias aragonesas, e incluso con los de los valles pirenaicos franceses próximos a nuestra provincia. El juego tradicional estará en relación interdisciplinar con otras áreas de estudio, de las que se enriquecerá y a las que, a su vez, aportará contenidos. Hay que diferenciar los juegos de la montaña y los del llano. Son los primeros los que se han mantenido con mayor riqueza autóctona. El mayor auge de nuestros juegos se encuentra en los finales del siglo XIX y primer tercio del XX. A partir de este momento, los deportes federados reemplazarán a estos juegos, si bien actualmente se está produciendo un cierto resurgir de los mismos. Hay que encuadrar el juego en el marco festivo y, fundamentalmente, en el ambiente rural. Es muy difícil establecer clasificaciones o sistematizar los juegos, por la gran variedad de los mismos y por la gran cantidad de parámetros que pueden aplicarse a su estudio. Los juegos infantiles tradicionales tendrán un enorme interés didáctico, pues contribuyen a desarrollar el ambiente y vivencias lúdicas del niño. Falta una mayor investigación y difusión del tema desde distintos campos: historia, etnología, lingüística, educación física,...

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Será muy interesante la recuperación de nuestros juegos y la aplicación de los mismos en la escuela, en las fiestas de los pueblos,... Otro paso importante será una reglamentación de los más importantes y su práctica en el pueblo, comarca, provincia y comunidad autónoma, estableciendo diversas fases y categorías. Sería una forma interesante de que éstos alcanzaran una gran difusión. Deben organizarse unas Jornadas sobre el estado actual de los juegos, que sirven como punto de conexión de todo lo que se está realizando y como punto de partida para un trabajo conjunto y no tan disperso.

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11. BIBLIOGRAFIA. ADELL CASTAN, José Antonio, Los juegos tradicionales aragoneses para jóvenes. Recuperación urgente, en IV Seminario Aragonés sobre actividades físico-deportivas y municipios, Zaragoza, 1985. ADELL CASTAN, José Antonio, Los juegos tradicionales aragoneses en el

medio rural. Experiencias en dos comarcas del Altoaragón oriental, en V Seminario Aragonés sobre actividades físico-deportivas y municipios, Teruel, 1986. ADELL CASTAN, José Antonio, El pedestrismo en Aragón, Revista "Temas" (Instituto Aragonés de Antropología), 3 (en imprenta). ADELL CASTAN, José Antonio, Aspectos etnográficos de la villa de Binéfar: las carreras de pollos y corderos, "La Voz de Binéfar" (Binéfar, enero 1986). ADELL CASTAN, José Antonio, El pedestrismo en Aragón, "La Voz de la Litera" (Tamarite de Litera, mayo 1980). ADELL CASTAN, José Antonio y GARCIA RODRIGUEZ, Celedonio, El pedestrismo, "Cuadernos altoaragoneses" (suplemento dominical del periódico "Diario del Altoaragón"), (Huesca, octubre 1986 - junio 1987). ADELL CASTAN, José Antonio y GARCIA RODRIGUEZ, Celedonio, Las carreras pedestres en las fiestas laurentinas de antaño, "Diario del Altoaragón" (Huesca, 10 de agosto de 1986). AGUADO CIUDAD, Nieves y ANTON AGUSTIN, Ernesto, Birllas de campo (trabajo realizado en 4.2 curso INEF, Barcelona, 1985). AMADES, Joan, Costumari catalá, 2.4 edición, Barcelona, 1982. ARCO y GARAY, Ricardo del, Notas del folklore altoaragonés, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1943. ARCO y GARAY, Ricardo del, El Altoaragón monumental y pintoresco, Huesca, 1913.

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ARCO y GARAY, Ricardo del, Aragón: Geografía, historia y arte, Huesca, 1931. ARCO y GARAY, Ricardo del, Costumbres y trajes en los Pirineos, Zaragoza, 1930. ARNAL CAVERO, Pedro, Refranes, dichos y mazadas en el Somontano oscense, Ed. Inst. Fernando el Católico, Zaragoza, 1953. BELTRAN MARTINEZ, Antonio, Enciclopedia Temática de Aragón, tomo I (Folklore y música), Ed. Moncayo, Zaragoza, 1986. CAMERINO, Oleguer y CASTAÑER, Marta, Educació Física Escolar. Jocs i sports populars al Pallars, "Documents INEF", 3 (Barcelona, 1984). CAMPOMANES FERNANDEZ, Victoria, Un estudio de los juegos populares y deportes tradicionales en la provincia de Valencia (trabajo fin de carrera, INEF, Madrid, 1982-83). CARO BAROJA, Julio, Fiestas populares de mayo a San Juan (la estación del amor), Taurus, Madrid, 1979. CORONAS, Mariano, Así nos divertíamos, así jugábamos. Labuerda: recopilación de juegos infantiles, Fraga, 1985. GARCIA FOGEDA, Miguel Angel, El juego predeportivo en la educación física y el deporte, Ed. Pila Teleña, Madrid, 1982. GARCIA RODRIGUEZ, Celedonio, Las corridas de pollos, una tradición deportiva que se ha perdido en Aragón, "El Día" (Zaragoza, 25 de agosto de 1985). GARCIA RODRIGUEZ, Celedonio, Los lejanos orígenes de las corridas de pollos, "El Punto Deportivo" (23 de setiembre de 1985). GARCIA RODRIGUEZ, Celedonio y ADELL CASTAN, José Antonio, El pedestrismo en Aragón (en imprenta).

BIBLIOTECA <AZLOR) INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARADONESES

HUESCA

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GARCIA SERRANO, Rafael, Juegos y deportes tradicionales en España, Cátedras Universitarias de temas deportivo-culturales, Navarra, 1974. GRACIA VICIEN, Luis, Juegos tradicionales aragoneses, 2 volúmenes, Librería General, Zaragoza, 1978. HUIZINGA, J., Horno ludens, reimp. Alianza Editorial, Madrid, 1984. LISON ARCAL, José C., Cultura e identidad en la provincia de Huesca (una perspectiva desde la antropología social), CAL Zaragoza, 1986. MARCUELLO FRECHIN, Francisco, Campo: los bolos, afición y diversión, "Heraldo de Aragón" (Zaragoza, 25 enero 1977). MENDIARA CALLEN, Natividad, El lanzamiento de barra aragonesa (tesis de licenciatura de INEF sin publicar). MORENO, Cristóbal, Juegos y deportes tradicionales en España, Consejo Superior de Deportes, Madrid, 1982. PARLEBAS, P., Les universaux du jeux sportif collectif, "Education Phisique et Sports", 140 (París, 1976). PEYRON y QUERALT, Martín, Torneos a pie y de a cavallo, celebrados en las

Carnestolendas de este presente año en la Imperial ciudad de Caragoza, Zaragoza, 1631. SERRA y VOLDU, Valeri, Arxiu de tradicions populars, fascículo IV, Barcelona, 1928. VIOLANT y SIMORRA, Ramón, El Pirineo español, Ed. Plus Ultra, Madrid, 1944. VIZUETE CARIZOSA, Manuel y GUTIERREZ CASALA, Juan, Juegos populares extremeños, Ed. Regional Extremadura, Mérida, 1986.

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COMUNICACION 1

AMBIENTE FESTIVO DE LAS CARRERAS PEDESTRES EN EL ALTOARAGON

Por Celedonio GARCIA RODRIGUEZ

Mucho tiempo antes de que apareciese el deporte federado (en nuestro caso, el atletismo), en los pueblos y ciudades se practicaban ejercicios físicos de competencia propios de cada lugar, con las habituales influencias externas, principalmente de las zonas limítrofes; éstos son los que conocemos como juegos o deportes tradicionales autóctonos. Salvo excepciones, las fechas propias para la programación y práctica de estas pruebas eran y siguen siendo las fiestas locales o patronales de cada población, en un ambiente alegre, amistoso y de regocijo. La fiesta y el juego o deporte (por lo que tiene de diversión pública y de práctica metódica de un ejercicio físico) se unen, combinando elementos propiamente deportivos con otros folklóricos, simbólicos y etnológicos, con peculiaridades propias en cada lugar. Las carreras pedestres reúnen todas las condiciones para que su disputa agrupe una mezcla de valores que realcen la prueba y resalten la figura del vencedor. Todo el homenaje que se tributa al ganador sería impensable fuera del ambiente festivo.

1. ANTES DE LA CARRERA. Unos días antes del comienzo de las fiestas, los que van a participar en la prueba se preparan, casi siempre a horas intempestivas o en lugares solitarios, evitando ser vistos. Al ganador se le otorgaban todo tipo de ho-

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nores por su triunfo, pero existía una mentalidad crítica hacia los corredores que se entrenaban, sin duda por la falta de costumbre. Las gentes comentan las incidencias del año anterior e incluso recuerdan las hazañas de afamados corredores de otras épocas. También se hacen conjeturas, tratando de adivinar quién será el vencedor de ese año. El día de la carrera (o corrida, como se solía decir), generalmente el día del patrón y a la salida de misa o después de comer, el alguacil la pregona anunciando los premios: "De orden del siñor alcalde y de los mozos; el que quiera correr en la corrida de los pollos, que acuda al sitio acostumbrado: al primero se le darán tres, al segundo dos y al tercero uno. Que naide sea usado de rempujarse el uno al otro, con pena de cinco duros y tres días de cárce1"1 .

La corrida suele levantar gran expectación en la comarca. Los afamados corredores de otros lugares se darán cita a la hora prefijada para disputar los premios con los participantes locales. La incertidumbre turba a todos, público y corredores: • ¿Qué forasteros acudirán a la disputa de los premios? • ¿Quién vencerá? Frecuentemente, el lugar de la carrera permanece invariable a lo largo del tiempo (por un camino, la carretera, una era, la balsa, alrededor de la iglesia o en la ermita,...). Algunos topónimos nos recuerdan el escenario de estas pruebas: la Era de la corrida, en Apiés; la Peña de la corrida, en Alcubierre, lugar donde se daba la vuelta regresando hasta el pueblo; el Campo de la corrida, en Panticosa; Tozal de la corrida, lugar equidistante entre Fañanás, Alcalá del Obispo y Argavieso,... En otro pregón de Enrique Capella se hacen unas recomendaciones para que la corrida transcurra sin incidentes:

1 LOPEZ ALLUE, Luis, Alma Montañesa. Cuentos aragoneses, Librería General Justo Martínez, Madrid, 1913, p. 78.

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"Todo el que quiera apuntarse pa la corrida de la era, pase por Ayuntamiento a llenar la papeleta. Pa los que haigan de correr ahí van estas advertencias. Pa que rompan el aliento y no se seque la lengua podrán llevar en la boca un palico de olivera. Se prohibe arrempujarse y buscar de malas faenas cuando el que vaya zaguero quiera llegar en primeras. Tendrán cuidau los que corran por rispeto a las mocetas de cerrar el canzoncillo y a tal fin muy bien sujeta se pondrán una imprendible en la parte delantera. El que consiga sin trampas rematar las veinte vueltas, recibirá como premio dos pollos y cien pesetas"2.

2. LA CORRIDA. Era el festejo que con más entusiasmo presenciaba el vecindario. A la hora fijada, todo el pueblo partía en animoso desfile hacia el lugar de la corrida. La comitiva iba encabezada por el portador de los premios (pollos, rosca, torta, manzana,...), la música, las autoridades, los corredores y el público en general. Los corredores, cuando iba a dar comienzo la corrida, se despojaban de sus ropas y se quedaban con la indumentaria clásica: en camiseta, con calzón y descalzos. También solían colocarse un pañuelo atado a la cabeza o una boina y sujetarse la cintura con un vistoso ceñidor. Otros llevaban un moquero para limpiarse el sudor y se ponían un palillo en la boca para "facilitar la salivación". Los participantes cerraban su calzoncillo con un imperdible o con un botón, como ya hemos visto entre las recomendaciones de Capella; sin embargo, a veces el imperdible o el botón se soltaba y se producía la hilaridad de los hombres y el griterío de las mujeres. 2 AYERBE SANTOLARIA, Rafael, Los Seral. Tres generaciones de la jota, Editorial Alquézar, Barbastro, 1981, p. 137. Poesía de Enrique Capella titulada "Pregón de fiesta".

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La salida la daba un guardia con su pistola o con el trabuco; otras veces un miembro del Ayuntamiento, disparando un cañonazo de mortero, con un cohete o simplemente diciendo, con voz entrecortada, a la una, a las dos y a las tres. La distancia a recorrer fue aumentando con el tiempo y variaba según los lugares. A principios de siglo, la más frecuente era de media legua, aproximadamente. Cuando se corría por un camino o por la carretera, iban andando hasta varios kilómetros más allá del pueblo, desde donde salían, y la llegada se situaba a la entrada de éste. La salida la daba el alguacil o un guardia.montado a caballo (según la expresión popular, el guardia iba a soltarlos o a echarlos). Normalmente, el jinete volvía delante de los corredores y, si todo el recorrido no se podía observar desde la meta, donde se congregaba el público, en determinados puntos del recorrido se hacían disparos o se lanzaban cohetes anunciando el paso de los corredores. Las autoridades, que presidían la corrida, eran las encargadas de conceder los premios y de velar por el buen desarrollo de la prueba. En algunos lugares, como en Binéfar, el mayordomo era quien organizaba el festejo. También programaban estas pruebas las cofradías en sus respectivas fiestas. La guardia civil, montada a caballo, mantenía el orden para que en la prueba no se produjeran incidentes3. La rivalidad comarcal congrega a partidarios de los diferentes corredores, que animan incondicionalmente hasta el delirio a sus paisanos. La meta era un bieldo u horca, un palo o una pértiga, donde se colgaba el premio: los pollos, la manzana o la rosca. El primero en llegar tenía que tocar el palo.

3 ARCO, Ricardo del, en Aragón Geografía, Historia, Arte, ed. V. Campo y Compa, Huesca. 1931, pp. 185 y 186. Señala la importancia que tienen los mozos para que se celebre la fiesta mayor y la pequeña. Los mozos se reúnen en un domicilio que denominan la casa del gasto. "El mayoral o mainete de los mozos inscribe los nombres de los nuevos que generalmente ingresan anualmente y por tandas. A estos mozos recien ingresados se les distingue el primer año con el nombre de 'entrantes', y sobre ellos pesan, a modo de novatadas, ciertos menesteres taxativamente señalados". Entre otros, consta el de "vigilar durante la carrera a pie o corridas de pollos, la ruta de los carreristas para mantener el orden, según advierte el mainete de esquina en esquina, por todas las calles del pueblo, en el pregón o anuncio del concurso".

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Cuando se aproximan los corredores, los gritos de aliento se entremezclan con el sonido de la banda de música, que acompaña desde el principio, con diferentes melodías según los lugares, el desarrollo del acto. Era frecuente que, antes del inicio de la corrida, el dulzainero o gaitero y el tamborilero recorrieran las calles del pueblo con el portador de los premios; posteriormente, animaban con impetuoso ahínco y ritmo vivo en progresiva aceleración la llegada de los corredores. Esto mismo se producía cuando se daban varias vueltas y se disputaban primas en los sucesivos pasos por la meta.

3. CEREMONIAL DE LOS PREMIOS. Son muy variadas las carreras pedestres que se disputan en el Altoaragón. El premio que se concede en cada carrera suele proporcionar el nombre a la prueba: los pollos en las corridas de pollos; la manzana en la carrera de la manzana; una rosca, y se denomina correr la rosca; una cordera en la corrida de la cordera; una torta y se denomina carrera del arra, también de la torta; una cuchara en la carrera de la cuchara; peras en la corrida de las peras,... Otras veces recibe el nombre de corrida de hombres sueltos, carrera al estilo del país, corridas de mozos, corridas de andarines,... aunque tienen como premio alguno de los anteriormente mencionados. Los pollos han sido el premio más común de las carreras a pie celebradas en el Altoaragón, y también de Aragón; de ahí el nombre de corridas de pollos. El reparto más frecuente era de tres pollos para el primer clasificado, dos para el segundo y uno para el tercero. Al cuarto o al último, según lugares, se le entregaba una cebolla o un manojo de cebollas. Joaquín CARPI cuenta que "el ganador recibe de premio unos gallos y, como es costumbre, los ofrece a uno de los señores presentes, a un forastero importante o a su amo si está allí, quien también como siempre, los tomará, hará elogio de ellos y, con la indicación de que le gustaría mucho que se los cenara a su salud con sus amigos echará mano al monedero de plata trenzada, y le entregará unas pesetas para las bebidas y demás viandas"4.

4 CARPI y CASES, Joaquín, El Tamarite de nuestros abuelos, Barcelona, 1974, pp. 269 y

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CARPI nos cuenta las tradiciones de las fiestas de la Virgen del Patrocinio en Tamarite, pero en otros lugares los jóvenes del pueblo organizaban una merienda con todos los pollos, o se los llevaba a casa para que sirvieran de plato extra en otro día de fiesta.

El cordero era el premio que se concedía en otras carreras. El primer clasificado recibía un cordero o una cordera (carrera de la cordera), y el segundo y tercero, pollos.

El arra era una torta muy aderezada o un buen pastel de confitura, en el que, como indica Ricardo del ARCO, "lucen su habilidad los pasteleros de los pueblos vecinos. Es costumbre regalar el arra a una moza o forastero pudiente que recompensa la fineza 5.

El rosco o la rosca era uno de los premios típicos del Pirineo aragonés en las carreras a pie que se celebraban durante las fiestas. El ganador repartía la rosca entre las mozas o entre la gente, acompañada de un buen vino que los mozos ya tenían preparado. En la Ribagorza, según cuenta GRACIA VICIEN6, después de la comida de bodas se corría la rosca (tarta en forma de rosca), que se la disputaban entre los comensales. El ganador cogía la torta y se la entregaba a la novia; ésta la repartía entre los invitados. Ricardo del ARCO afirma que la torta o arra que se reparte entre los amigos y deudos de las dos partes es un rito de tradición aria. Victoriano Pérez, el Cartujano, extraordinario corredor aragonés, recordaba después de la guerra civil aquellas carreras de Binéfar y Tamarite, famosas en la comarca, donde daban de premio una funa, una onza de oro y un roscón, que luego se cambiaba a una moza por un billete.

La manzana era otro típico de las carreras pedestres en el Pirineo y en la Tierra Baja. Ricardo del ARCO cuenta que "antes era frecuente dar como galardón una manzana (la más encamada que se encontraba) adornada de peladillas y caramelos, con un ramo de Albahaca en Ricardo del, Costumbres y trajes en los Pirineos, Academia de Ciencias de Zaragoza, Zaragoza, 1936, p. 74. 6 GRACIA VICIEN, Luis, Juegos tradicionales aragoneses //, Librería General, Zaragoza, 1978, p. 10. 5 ARCO,

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el remate, y se llevaba clavada en la punta de una espada. Place la algaraza de grandes y chicos, de naturales y forasteros, animando con sus voces a los corredores"7.

En ésta como en otras carreras, la honrilla por ganar la prueba era más importante que el valor del premio. La manzana, en este caso, también tiene un valor simbólico, que podemos relacionar con la mitología antigua. La manzana se entrega como recompensa por una hazaña8. Otra costumbre similar existía a principios de siglo, en Almudévar. Allí se han disputado diferentes tipos de carreras según los premios; un premio que se entregaba era únicamente un ramillete. El campeón que lo recibía, acompañado de la música, lo llevaba a ofrecer a una chica. Otros premios se entregaban en carreras de índole local, como las que se celebran en Aínsa (la carrera de la cuchara o la carrera de las peras), o en Adahuesca; ambas tienen su origen en interesantes leyendas. A partir de la década de los años veinte y treinta se fueron generalizando los premios en metálico y se abandonaron los simbólicos y honoríficos, entregados hasta entonces, desapareciendo muchas costumbres que ro-

7 ARCO, Ricardo del, Costumbres y trajes..., p. 74. 8 La tablilla titulada "El sueño del caballero", pintada por Rafael en 1504-1505, según NOGUER- RIZZOLI,

formaba probablemente un díptico con "Las tres Gracias", que constituyen la continuación de la historia: las manzanas de las Hespéridas son entregadas por las tres Gracias al héroe triunfador en recompensa por su virtud. Hespérides, hijas de Atlas, eran tres hermanas que poseían un jardín cuyos árboles producían manzanas de oro. Guillermo DEPPING, en La fuerza y la destreza del hombre, Gaspar Editores, Madrid, del siglo XIX, pero sin fecha, pp. 84 y 85, nos dice que Atalanta, al venir al mundo, fue renegada por su padre, que deseaba un hijo varón; furioso, la abandonó sin piedad en el monte Purtenio, al borde de un manantial y a la entrada de una caverna. La huérfana tuvo por nodriza a una osa. Creció en soledad y todas sus aficiones eran varoniles, lo cual contribuyó a que su padre la reconociera. Su padre quiso casarla cuanto antes, pero Atalanta misma impuso las condiciones para su boda: no entregarse sino a quien la cogiera en la carrera. Su mano debía ser premio del vencedor; pero en cambio, aquellos de sus pretendientes que sucumbieran en la lucha, debían quedar esclavos de su vencedora. Milanión, o tal vez Hipomenes, se colocó en la fila de pretendientes y dio principio la carrera. Atalanta devoró con sus pies el espacio, pero Milanión estaba favorecido por Venus; la diosa le había dado tres manzanas, recomendándole que las arrojase delante de su rival, si ésta llevaba ventaja. Atalanta, que sin duda no había visto nunca semejantes frutos, se detuvo para recogerlas, y fue vencida por Milanión, que tuvo de ella un hijo, Pertenopeo, el cual llegó también a ser un corredor sobresaliente.

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deaban a las carreras pedestres. Tan sólo uno de los rasgos típicos han permanecido en muchas de las pruebas que se siguen disputando, la música.

4. OTROS ASPECTOS DE LAS CORRIDAS. Algunos pueblos tenían tradiciones particulares, diferentes de la generalidad. En Baraguás, según Joaquín GIRONELLA9, los mozos llevaban el roscón de la corrida a prP;-,itarlo en el ofertorio del oficio; y a la salida del templo, después de adornarlo con cintas de colores y flores, lo colocaban en el extremo de una pértiga, y un mozo, acompañado de los demás, lo paseaba en alto por todas las calles del pueblo... Pero donde más novedades locales se han implantado, aportando mayor riqueza costumbrista a este tipo de pruebas, ha sido en las corridas de pollos, generalizadas por todo Aragón. Sorprendentemente, en Agüero, en las fiestas de San Roque se organizaban carreras de pollos que recibían el nombre de carrera del pollo chico y carrera del pollo grande, pero los pollos, colgados en palos que debían tocar los corredores al llegar, se los quedaba el Ayuntamiento y no se entregaban a los corredores. También en otros lugares de Aragón, fuera del espacio provincial del Altoaragón, se daban peculiaridades que consideramos interesante resaltar, por las similitudes que pudieran existir respecto a otros pueblos de la provincia de Huesca. En la carrera de pollos de la Purísima, en Calatayud, los pollos permanecen todo el día colgados del bieldo; por la mañana, se bendicen y se llevan en la procesión por las calles del barrio; por la tarde, se trasladan hacia el escenario de la carrera. En otros lugares, por ejemplo en Loscos (Teruel), el ganador de la carrera tiene que bailar la jota de los pollos con una moza que elige entre las presentes. En Cutanda, también de Teruel, en el pregón se dice que al cuarto clasificado se le darán 400 palos alrededor del cuerpo; sólo llegan tres a meta, aunque salgan muchos. En este mismo pueblo, existe la costumbre de que el ganador de la carrera tiene

9 GIRONELLA, Joaquín, Costumbres, tradiciones y leyendas. Panes rituales, infantiles y juveniles, en "Folletón Altoaragón" (suplemento del periódico "Nueva España", de Huesca, del 23 de enero de 1983).

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que morder la cresta o el cuello del pollo, a pesar de lo desagradable que resulta,... Ya hemos señalado que las corridas eran amenizadas por dulzaineros o por bandas de música. Por la provincia de Huesca no hemos encontrado todavía ninguna melodía específica que se interpretase para las corridas; sin embargo, en la provincia de Teruel y Zaragoza existen diferentes temas musicales para estas pruebas. Las músicas de corrida se conocen con diferentes nombres; en algunos lugares se las llama villano o bolero; en otros la corrida, también la corrida y el pollo, el pollo,... Todas ellas se caracterizan por ser músicas de aire rápido y ritmo binario, con melodías en modo mayor, es decir, alegres. Para finalizar, existen varios cuentos o novelas y cuadros de pintura costumbrista que reflejan fielmente los aspectos generales de las corridas de pollos. Entre los cuentos y novelas, se hallan: de Ricardo del ARCO, Tierras de Maldición; de Miguel ALLUE SALVADOR, La mejor carrera, y de Luis LOPEZ ALLUE, La corrida de pollos. Los óleos de pintores costumbristas más destacados son: de MARI BAGÜES, el titulado Carrera de pollos; de Juan José GARATE, Carrera pedestre, y de Julio GARCIA CONDOY, Ya llega el vencedor.

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COMUNICACION 2

EL JUEGO TRADICIONAL

POR Rosario MAIRAL CLAVER

1. INTRODUCCION. Los juegos tradicionales podrían definirse como las actividades lúdicas que nacen de un contexto cultural propio, de una manera espontánea, y poseen una proyección en el tiempo, arrancando de nuestro pasado. En este sentido, nos encontramos con dos grandes grupos, en función del grado de evolución y complejidad de la actividad lúdica: a) Juegos populares. Suponen un primer estadio evolutivo. Son aquellos juegos de carácter tradicional, usualmente derivados de actividades laborales o de procedencia mágico-religiosa; no se encuentran excesivamente reglamentados, y las reglas, si existen, tienen un carácter contractual; surgen del mutuo acuerdo de los jugadores, y, por tanto, son variables y flexibles. Asimismo, los instrumentos y terreno de juego no se hallan, en la mayoría de los casos, delimitados; dependen más bien de la comarca o localidad en que se practica el juego. b) Deportes tradicionales. Normalmente proceden de la evolución de los juegos populares. Esta evolución es progresiva en complejidad, fruto de una mayor popularidad e intensidad en su práctica. El juego se reglamenta, y el terreno donde se desarrolla, así como los elementos utilizados, se unifican, lo que hace evolucionar en complejidad las técnicas de ejecución, apareciendo la práctica sistemática para conseguir una perfección en la técnica. Además, en la mayoría de los ca-

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sos, se hallan regulados por un organismo (Federación), que promueve las competiciones. Esta comunicación se centrará en los juegos tradicionales infantiles, entendiendo por tales todos aquellos entretenimientos lúdicos que han gozado y gozan de popularidad entre la chiquillería del Altoaragón. Hoy se encuentran, en la mayoría de los casos, en fase de franca regresión, e incluso de total olvido; es imprescindible el trabajo de recuperación, recopilación y divulgación de estos juegos. Igualmente, debería procurarse mantenerlos con su léxico tradicional, con el fin de conservar el carácter histórico-lingüístico de los mismos.

2. EL JUEGO TRADICIONAL: ORIGEN Y EVOLUCION. La sociedad infantil que practica estos juegos es la archivista, la trasmisora y la conservadora de las reglas del juego; pero su verdadero origen —generalmente, muy impreciso— hay que buscarlo en el mundo de los adultos, en la tradición. Muchas veces parecen provenir de actividades o juegos de los adultos; en otros casos, de actividades religiosas o mágicas (el tambor, el trompo, la corneta, las muñecas,... son buena prueba de ello). Este origen arcano ha sido y es tema constante de estudio de los etnólogos. A nosotros nos interesa en este momento el estudio de la proveniencia del mundo cultural y laboral de los adultos. El hecho de que el juego tradicional fomente la incorporación del niño a su ámbito cultural supone una verdadera enculturación; esto es, la forma de integración de los individuos en la sociedad y el proceso mediante el cual éstos se adaptan a los valores de su sociedad y los asimilan. Si esto es válido para la sociedad entendida en el amplio sentido de la palabra, también lo es para el grupo fragmentario (comarca, aldea o comunidad rural). Los grupos o comunidades, sobre todo en el ámbito rural, han ido creando a lo largo de los siglos un acervo culturar diferenciado, que se ha ido trasmitiendo de generación en generación. El juego tradicional, sea o no original, conlleva un componente de esa cultura —costumbres, tradicio-

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nes,...—, no sólo en lo que respecta a la acción propia del juego, sino en cuanto a las canciones infantiles, formulillas, denominación de personajes y objetos, que son consustanciales con él. Es clara la incorporación a estos juegos de materiales, costumbres o modos provenientes del trabajo adulto, e incluso resabios religiosos o mágicos. Como muy bien advierte RessEL1, el juego tradicional se trasmite de generación en generación; manteniéndose tenazmente en su integridad, y en parte también modificándose, de modo lento pero continuo. Sea cual sea su origen, es indudable que, de algún modo, ha recibido su forma gracias a la actividad configuradora infantil, que le proporciona nuevas formas o modifica las anteriores. En efecto, para que el juego sea aceptado por los niños, debe ser adecuado y moldeado a la mentalidad infantil. Por otra parte, entre las ceremonias de las fiestas populares, las danzas, los juegos de los adultos y los juegos de los niños existe un cierto parentesco, puesto que todos han sido extraídos de la vida corriente y, hasta cierto punto, despiertan similares sensaciones y formas representativas. Es conocido igualmente que ciertos juegos tradicionales son de difusión casi universal; pero existen en cada país, y diría que en cada comunidad o aldea, variaciones y derivaciones. Este fenómeno de aculturación o trasmisión de cultura a través del contacto entre grupos de diferente contexto cultural, bien sea por sincretismo (modificación o interpretación de un modo de cultura foránea para adaptarla a la propia) o por selección de rasgos compatibles con la cultura receptora, se da frecuentemente en los juegos tradicionales. Yo he constatado cómo juegos provenientes de otra región (a causa fundamentalmente de la emigración) se han adaptado al medio ambiente receptor con ligeras modificaciones. También señala RÜSSEL que los juegos tradicionales guardan relación inmediata con los juegos, folklore, fiestas y costumbres de los adultos, sobre todo en el medio rural. Pero, al haber desaparecido o existir a lo sumo en estado de vestigios la ordenación de la vida, en la que cada generación tenía un lugar fijo, incluso en el juego y las costumbres, ha quedado como fenómeno corriente la transición de los juegos regulados (especialmente los de competición) a los juegos deportivos. 1 RÜSSEL, Arnulf, El juego de los niños.

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Esto es cierto, pero también es observable que, a pesar de la generalización de la cultura del deporte de competición, a través fundamentalmente de los medios audiovisuales, todavía se practican juegos muy arraigados en el ambiente cultural local. Por otra parte, el hecho de que se esté perdiendo este componente del acervo cultural es ya de por sí un aliciente poderoso y una razón para su mantenimiento o recuperación. Se produce actualmente el fenómeno de una internacionalización de la cultura, una interdependencia del conocimiento, la tecnología e, incluso, las costumbres. Paralelamente, se observa un movimiento de apreciación creciente de los modos propios de cultura autónoma o local, en nuestro país incentivado seguramente por el actual proceso de descentralización de la estructura del Estado en favor de las Comunidades Autónomas. Se prodigan las instituciones que trabajan loablemente en este sentido. En nuestra provincia, Amigos del Serrablo, Instituw de Estudios Altoaragoneses , todo un movimiento recuperador y recopilador del folklore,... así lo atestiguan.

3. EL JUEGO TRADICIONAL EN EL ALTOARAGON. Nuestra provincia contaba en el año 1900 con un censo de 245.000 habitantes; en 1980, con 214.000, lo que supone una pérdida de población en ese período de tiempo de 31.000 pobladores; en números redondos, el 13% de población. Como punto de comparación, el total nacional pasaba de 18.600.000 habitantes a 37.680.000; es decir, un incremento del 103%. Si a esto añadimos que se produce, por otra parte, un desplazamiento de la población de las zonas rurales (fundamentalmente de la montaña) a la capital y cabeceras de comarca, tenemos como resultado una despoblación de amplias zonas del territorio provincial. Esta despoblación, consecuencia más o menos directa del desarrollismo industrial, coadyuvada por una enorme deficiencia de infraestructuras primarias (comunicaciones, sanidad, escolaridad,...) en el medio rural, ha planteado el problema grave, desde el punto de vista que nos ocupa, de un importante deterioro e incluso pérdida de valores culturales. Y esto en unas áreas en las que, por una parte, existía una estructura rural, cerrada y tradicional; y por otra, se hallaba en mayor grado arraigada la personalidad al-

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toaragonesa. Así pues, las señas de identidad cultural eran más fuertes y profundas, con lo que podemos afirmar que los efectos han sido aún más perniciosos. En este contexto, los juegos tradicionales —componentes del acervo cultural— también han sufrido este deterioro y postración, que ahora se intenta paliar mediante trabajos de investigación, recuperación y divulgación.

4. UNA APORTACION PERSONAL AL JUEGO TRADICIONAL INFANTIL EN EL ALTOARAGON. Mi interés por el juego infantil, fundamentalmente motivado por mi profesión de Licenciada en Educación Física, con doce años en el mundo de la educación y en una materia en la que el juego constituye un medio educativo de especial importancia, me llevó al estudio e investigación del juego practicado libremente por los niños en el ámbito provincial. Aprovechando la oportunidad de contar en clase con un alumnado procedente de diversos núcleos de población, pensé en la posibilidad de proponerles un trabajo extraescolar, fundado en el posible enfoque y aplicación que podrían darse a la Educación Física en la escuela de estructura rural. La metodología del trabajo se fundaba en los siguientes objetivos: 1) Averiguar el tipo de actividad lúdica de los niños mediante la observación en un período de tiempo de los juegos y actividades libres practicados por ellos en su propio medio natural. Al mismo tiempo, se recuperaron y promocionaron en la medida de mis posibilidades actividades originarias o practicadas en esta tierra. 2) Investigar sobre la posible procedencia y modo de trasmisión de dichos juegos y actividades. 3) Conocer las actividades y juegos de las personas adultas de la localidad, con objeto de poder relacionarlas con las actividades infantiles.

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Del estudio y análisis de aproximadamente doscientos trabajos de los alumnos (sin cuya entusiasta colaboración no habría sido posible el estudio) surge mi trabajo propio, consistente en la selección y recopilación de más de 90 juegos procedentes de más de 30 localidades o zonas provinciales. Esto no quiere decir que los juegos allí encontrados sean originarios de esos lugares, lo cual —como se ha señalado antes— es muy improbable dada la universalización de los juegos infantiles tradicionales, sino que simplemente en esas localidades fueron observados en su práctica infantil. De allí el trabajo deriva hacia una aplicación práctica en la Educación Física, pero eso no es objeto de la presente comunicación. Por otra parte, debido a la necesaria brevedad que se impone en este tipo de comunicaciones, trataré de describir a modo de ejemplo tres de estos juegos recopilados: 4.1. La cicocha. Procedente de la localidad de Almuniente, era practicado por los niños hace unos 50 años. En la actualidad se ha perdido. Los materiales utilizados consistían en una vara o palo de un metro aproximadamente de longitud y otro más corto o varita. Cada jugador trazaba en el suelo un círculo a una distancia variable de los demás. A continuación, se colocaban en su interior con las varas en la mano; uno de ellos, por sorteo, era el pagador y se situaba en su círculo con la varita en la mano. Este debía lanzar la varita a un compañero, a su elección, el cual la golpeaba intentando lanzarla lo más lejos posible. Mientras el pagador iba a recogerla, los demás corrían al círculo de éste y, con sus varas, procuraban hacer una apertura en el terreno suficiente para albergar la varita de lanzamiento, teniendo en cuenta que debían aprovechar el espacio de tiempo que tardaba el muchacho, puesto que, si éste volvía y se apoderaba de algún círculo libre, quedaba salvado y el propietario del mismo ocupaba su lugar de pagador. En el momento en que habían conseguido abrir la suficiente zanja para alojar la varita, introducían ésta en ese espacio y la cubrían o enterraban con tierra, colocando dos varas en ángulo de aproximadamente 45°, clavadas en el suelo de tal forma que cogían la pequeña por debajo.

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Entonces, el pagador debía contar unos pasos de distancia (unos 8 ó 9); desde ese punto, y una vez en la nueva posición, le vendaban los ojos y tenía que volver con esa orientación de distancia hasta el punto de origen. Cuando calculaba que le restaba un paso, tenía que conseguir de un salto pisar las varas y así desenterrar la varita, con lo que quedaba salvado. Mientras intentaba esta operación, sus compañeros le golpeaban en la espalda para distraer su atención y sentido de la orientación. Si acertaba el intento, pasaba a iniciarse otra partida, pagando otro por sorteo; pero si no lo conseguía por haber medido mal la distancia, volvía a pagar hasta que encontraba otra oportunidad para salvarse.

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4.2 San Isidro Labrador. Juego tradicional, de características similares al tan conocido A la una anda la mula, extinguido y olvidado en la actualidad, muy interesante en cuanto a la musicalidad y al vínculo entre su texto y la tradición hortelana de la población de Huesca, más concretamente, de la calle de San Martín. Tiene en común con el juego antes citado el que ambos utilizan la figura de un jugador de burro, sobre el que saltan los demás en forma de pídola; que utilizan para el salto una cantinela y propinan de cuando en cuando al burro coces, golpes,... Es un juego tradicional infantil que desarrolla la fuerza, la percepción del cuerpo, la agudeza auditiva, la velocidad de reacción,... Ha sido muy practicado por la chiquillería de la posguerra.

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Su desarrollo es el siguiente: Un niño se ponía de burro, con la espalda encorvada y apoyándose con las manos en las rodillas; la cabeza, escondida entre los hombros y los brazos, mientras los demás se situaban en fila próximos a él. Los muchachos iban saltando, apoyando sus manos sobre la espalda del potro, mientras cantaban la siguiente cantinela, en la cual cada pareado correspondía a un salto: «San Isidro Labrador, muerto lo llevan en un serrón, el serrón era de paja, muerto lo llevan en una caja, la caja era de pino, muerto lo llevan en un pepino, el pepino era de aceite, muerto lo llevan por San Vicente, San Vicente y la portera, muerto lo llevan en una pera, la pera era de invierno, muerto lo llevan hacia los infiernos, los infiernos eran de cebolla, muerto lo llevan hacia la gloria».

Cada vez que se pronunciaba la palabra muerto, se propinaba al burro una buena zurra. Si uno de los muchachos confundía la cantinela pasaba a pagarla, quedando el otro libre. A continuación, y después de la cantinela, se realizaban las siguientes pruebas: 1.—"Nada" (consistía simplemente en saltar). 2.—"Coz" (se golpeaba con el pie al saltar). 3.—"María la choricera, tilín, tilín, así se queda" (después del salto, al caer, debía quedarse en una postura extraña). 4.—"Culazo que te parta" (caían de golpe encima del burro). 5.—"Que te rinda" (igual, pero más fuerte).

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6.—"Mámate ésta" (cachete en el trasero). 7.—"A por tu prima" (igual que en el anterior). 8.—"Te pido entrada con espoloque (patada en el culo), azote (golpe con la mano) y culada (sentarse de golpe)". 9.—"Barrena o Cartagena" (gesto con la mano). 10.—"La torre de Babel te caiga encima" (todos saltaban encima intentando escachar al burro). 11.—"A las once llaman al Conde con campanillas de bronce" (tocaban a modo de campanilla en la espalda del burro antes de saltar). 12.—"A las doce le responde" (salto con cachete).

4.3. Abarca. Localizado en la localidad de Laluenga, toma el nombre de una modalidad de calzado utilizado para los trabajos del campo y en el ámbito rural. Un número variable de muchachos se coloca detrás de una línea marcada en el suelo y lanza sus abarcas, intentando alcanzar la mayor distancia posible. Aquel que la deja más cerca es el que paga.

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Retornando nuevamente al punto de lanzamiento, el ganador (lanzamiento más largo) propina tres golpes con la abarca en la espalda del perdedor, tras lo cual éste debe salir corriendo hasta un punto establecido, mientras el resto de compañeros lanzan a su vez, intentando acertarle.

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PONENCIA 2

REFRANES, DICHOS, FRASES HECHAS Y EXPRESIONES EN ARAGONES Y EN CATALAN DE ARAGON

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REFRANES, DICHOS, FRASES HECHAS Y EXPRESIONES EN ARAGONES Y EN CATALAN DE ARAGON

POR Rafael ANDOLZ CANELA

Y dicho así, como suena, el título de la ponencia resulta tan ambicioso que para tratarlo, aunque sea someramente, harían falta horas de disertación. No habrá más remedio que dar una idea de conjunto, para centrarnos solamente en unos pocos aspectos que, aun con todo, serán difíciles de tratar en profundidad. Querría que esta breve intervención abriese, sin más, horizontes para una serie de investigaciones que pueden ser interesantes tanto bajo el punto de vista del filólogo, como del antropólogo, el lingüista y el etnólogo. Sólo el tema filológico ya nos llevaría muy lejos. El número de refranes, frases hechas,... en Aragón es incalculable y sería importante hacer una catalogación, teniendo en cuenta que -Tenemos refranes en aragonés, a los que podríamos denominar auténticos: •Bino rutiu a denguno ha feito mal. •T'ande baigas, sayas belgas.

-Otros, en aragonés muy influenciado por el castellano: •Fumera que s'arrastra, agua a canastas. •M'han engañau: quereba abodejo y me dan estofau.

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—Otros, en castellano, influenciados por el aragonés: •El pan con güellos, el queso din d'ellos. •Más vale apara a pocha que en trairás un saco.

—Otros, en catalán de la franja: •Mars, Marsot, mata a la vella a la vora del foc y a la chove si pot. •No digues bllat hasta que n'ol tingues al sac y ben lligat.

Naturalmente que no estamos de acuerdo con la visión simplista de Fernando y Ramón ZUBIRI cuando, en la colección que luego citaremos, afirman: "el lenguaje de nuestros refranes es afrancesado en el Pirineo, catalán en la Ribagorza, valenciano en todo el confín de Valencia y castellano en la parte restante de su suelo". Risum teneatis. Este aspecto es interesante para la filología porque aporta un material vivo y castizo que nos puede ayudar a fijar las diferentes variaciones dialectales aragonesas —cheso, chistabín, ribagorzano,...— y, mediante un trabajo previo de datación de los refranes, nos llevaría a estudiar el proceso de evolución y deterioro del idioma. Es un tema sugestivo y tentador pero que abandono por ahora para dar otro enfoque. En todo caso, urgiría esta recogida de refranes hecha con este criterio y que, por ahora, está sin realizar, aunque muchos de ellos andan dispersos por diferentes publicaciones.

1 ZUBIRI VIDAL, Fernando y ZUBIRI de SALINAS, Ramón, Refranero aragonés, Ed. Librería General, Zaragoza, 1980.

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Otro sistema de recogida sería el temático, importante para el antropólogo y etnólogo. Así es como lo hizo ARNAL CAVERO en su obra Refranes, dichos, mazadas... en el Somontano y Montaña oscense (Zaragoza, 1953), que divide en diferentes apartados, como El tiempo y pronósticos, De comer y beber , Trabajo y ocupación, Egoísmo,... Tiene un mérito indiscutible, aunque, por otro lado, resulta incompleta, al reducir el marco geográfico considerablemente. El mismo criterio de ordenación han seguido Fernando y Ramón ZuBIRI en su Refranero aragonés (Zaragoza, 1980), que reúne unos dos mil refranes. Dos arios antes habían editado también en Zaragoza Refranes médicos oídos en Aragón. Más antiguas son las colecciones de Gonzalo CORREAS y el Libro de Refranes de Pedro VALLES (Zaragoza, 1549), que siguió un criterio de orden alfabético. José MI de JAIME LOREN prepara una Historiografía de la paremiología aragonesa, que sin duda supondrá una preciosa aportación a nuestro tema. Domingo YNDURAIN completó la obra de CORREAS en Más refranes aragoneses en el vocabulario de refranes y frases proverbiales del maestro Gonzalo Correas, Zaragoza, 1963. Finalmente, hay que incluir en la lista a Antonio BELTRAN, que trata el tema con nuevas aportaciones en su Introducción al folklore aragonés, Zaragoza, 1978.

REFRANES, DICHOS, FRASES HECHAS, MAZADAS, INTERJECCIONES,... El tema supone ya un análisis de todo el idioma, ya que estas formas están acuñadas por el pueblo, que es quien en definitiva hace una lengua, y porque, además, aquilatan claramente su propio pensamiento. El material es tan abrumador que sería preciso sistematizarlo de alguna manera. Proponemos esta división:

Refranes. Cuando alguien quiere valorar una observación, dándole además autoridad, echa mano del refrán: es la experiencia hecha sentencia.

—Pa llegar al inte, andar aspazico (chi va piano, va lontano).

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—No hay abadejo sin aijada (no hay rosas sin espinas).

Perogrullada. Con frecuencia, se ha abusado tanto del refrán que el aragonés ridiculiza el refrán con otro. Es la perogrullada:

—O glorioso San Bernardo, que con agua y con tierra fizo bardo. —Fornigas en ringlera, u temporal u sequera. —Cuando la aloda canta, agua viene. Pero aún es señal mas clara, cuando llueve.

Mazada. Si esta observación encierra un sarcasmo o lleva una carga de razón definitiva, tumbativa, el pueblo crea la mazada. La mazada —el mazazo— no admite réplica y adorna el comentario con un rictus de amargura. Pero como el aragonés tiene una disposición anímica para reír ante las situaciones, por duras que sean, le presta un ribete de humor a todo, como hemos demostrado en otro sitio3. Resulta así un comentario agridulce, un aspecto risueño con un trasfondo de dolor:

—El hijo de Bertolé, que le enseñaba a fer fillos a su padre. —Dimpués de muerto Pascual le daban caldo. —A cura va bien; pero el ojo lo perderá.

—Cuando no tengo lomo, de todo como.

3 ANDOLZ CANELA, Rafael, El humor aragonés (en prensa).

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fiere roncar. A esto llamo yo un concepto distinto de entender las cosas. Y naturalmente ha de reflejarse en la lengua. Otro ejemplo: A la expresión nuestra de tomar el pelo, los franceses traducen por faire la barbe —afeitar—, relativamente parecido. El inglés, en cambio, traduce por to pull the leg, estirarle a uno la pierna. Se ha podido observar que los franceses —orgullosos-- todo lo hacen; los españoles —generosos— todo lo dan; los ingleses —avariciosos— todo lo toman: dar un paseo

faire une promenade

to take a walk

dar una noticia

faire savoir

to take a notice

dar un salto

faire un bond

to take a leap

Los aragoneses apretamos: te preto un biaje; apretó a correr; prétale fuego. Decía que el latín chocó violentamente con nuestra lengua autóctona. Naturalmente. Era una mentalidad completamente diferente a la nuestra. Hasta en la forma de mirar la vida. El latino iba por la vida y la historia caminando de espaldas (la marcha el soguero, decimos nosotros); mirando siempre hacia lo transcurrido, no a lo que estaba por venir. Por eso, al hablar del futuro decía: In posterum (=en lo de la espalda) El aragonés caminaba al revés, de cara al futuro; decía d'asti entaban, muy probablemente traducido del euskera emendik aurrera y que pasó al castellano con de aquí en adelante,... Este concepto es interesante incluso para comprender la prelación y la preferencia de lo sustantivo con lo adjetivo. Como el latino camina hacia atrás, sitúa lo importante al final. Y así lo hacen normalmente casi todas las lenguas europeas. El aragonés —y arrastrando al castellano—, que mira adelante, invierte el orden. Esto aparece clarísimo en los compuestos de sustantivo y adjetivo

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Frase hecha. Tanto el refrán como la mazada ilustran un pensamiento y —lo que es más importante— una intención. Pero, para matizar una descripción, un estado de ánimo, utilizamos la frase hecha, que se usa a todas las horas con un grafismo impresionante:

—Escobar ta drento. —Atarse las alpargatas. —Ir alcanzau. —Fer azafrán. —Isto me fa honra. —Lo izes con a boca pequeña.

Y es precisamente en la frase hecha quizás donde mejor se plasma la mentalidad de un idioma, que en definitiva supone la idiosincrasia de un pueblo. Es increíble la cantidad de frases hechas que utiliza un aragonés en su conversación ordinaria y una recogida de ellas creo que llenaría tomos enteros. El resultado es la agilidad que le da a su modo de hablar; una frase hecha aplicada a tiempo suple muchas palabras. Ejemplo: Y tratando de este tema no debía izir esta boca es mía , pero bien tendré que fer un poder. Estoy abiau si quiero dejar las cosas claras y me pienso que no levantaré cabeza, dimpués de poneros en canción. En la vida de Dios teneba que haber aceptau este trabajo. Pero aunque esté más atau qu'un gato con un menudo y, con o culo preto, me liaré la manta a la cabeza, m'ataré las alpargatas y, sus cuaque u no este discurso tan mal acotraziau, yo, a belas benir, y si me mandáis a escampar boiras, no haberos fiau de mí: a mí ray.

Creo que queda claro el alcance de la frase hecha.

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Expresión adverbial. Y tan de uso es que todavía, para dar más agilidad, la frase hecha ha quedado aún más condensada mediante la expresión adverbial, eminentemente descriptiva. —Ancha patatera. —Ya se viste de alibio. —A dos velas. —En una sentada. —De güen implaz. —Echar l'arranque.

Interjección. Parece que ya no se puede condensar más el pensamiento. ¡Cuenta! Pues parece que sí; el pueblo ha inventado la interjección. Tanto que si quisiéramos hacer un diccionario de interjecciones tendríamos que dar un sin número de circunstancias y aclaraciones, total para quedamos en agua de borrajas, porque en la interjección lo importante es el tono con que se dice y eso ya no se puede explicar: ¡Aibá! ('sorpresa'), que no es lo mismo que "¡ahí va!" 'aparta' (que hemos llegado a convertir en el verbo albar. aibcrros de allí); ánsiamela; arrea; abiara,... No termina aquí, ni mucho menos, la manera de expresarse. Forzosamente tendremos que aludir a las comparanzas, los dichos y los peñazos. La comparanza es una frase hecha, por lo tanto usadísima en el lenguaje coloquial, que define conceptos o cualidades por semejanza con otros. Inicialmente, es una comparación completa: Paize un abadejo de canto, dicen de una persona muy flaca; para indicar la inseguridad de algo, aplican corno el agua en una cesta ; al chaval nervioso y movido, que paize que tié azogue. Cuando una cosa está apelmazada, se dice que está preto

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como un codizo. Pero luego se simplifica esquivando la forma comparativa, que, sin embargo, subyace a modo de metáfora; así se habla de un mosqueta muerta, un vino cabecero, uno que tiene poca alma; fé sogueta 'picotear continuamente'; pesá figues 'dar cabezadas por amodorramiento': color rompiu, al descolorido; caixal abelláner, al colmillo,... Los dichos serían una foma más académica, si estuvieran hechos por académicos. Quiero decir que son repensados, no pertenecen al lenguaje coloquial, sino que se originan con motivo de pastoradas a cargo del hombre ingenioso del pueblo, que hace de repatán y pone en solfa a todo el que ha tenido un patinazo durante el año. Cuando los dichos se sueltan contra los de otro pueblo, generalmente vecino, ridiculizando sus defectos —reales o supuestos—, aparece el peñazo, superabundante en nuestra tierra: Los de Antillón, largos de gola y cortos de sermón. Los de Aísa, sin camisa. En Azlor, mala color. Almuniente, buen pueblo, pero mala gente. Albalatillo, en cada casa un pillo. Ontiñena, tripa llena, si no de pan, de arena. En Fiscal, servilletas blancas pero poco pan. Las mozas de Cuatrocorz cuando van a Cananillo debajo del delantal

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llevan la bota de vino. Pá y crostó, el almorsá d'Altorricó. Camporrells, ciudad bravía, cuarenta tascas y ninguna librería. Alcampell, mala pell, Tamarit, ñic. El apodo. También el peñazo se ha condensado. Así, ha surgido el apodo. Nosotros mismos hemos recogido más de 650 apodos de los pueblos, en nuestro Diccionario, que pueden suponer un material de estudio tanto filológico como antropológico. Y está sin realizar la recopilación de apodos de las casas dentro de cada pueblo, que también proporcionaría un material interesante. Recordemos que en los lugares pequeños se utiliza mucho más el apodo de la casa que el apellido. Como brevísimo ejemplo, comento algunos de un pueblo cercano a Huesca. Los hay de toda clase, de cualidades físicas (casa la Peque, casa Pechudo, casa Cintureta). Otros, muchos, hacen referencia a oficios: casa Tablajero, casa del Rey, del Conde (atención, no se trata de la nobleza, sino del título que tenían los dalladores que marcaban la segada cuando la hacían a tajo parejo). Otras veces matizan con mucha intención la profesión, dándonos un material precioso: casa Panflorido, casa Malmetefierros,... Y termino aquí, ya que tampoco estoy muy seguro de no estar saliéndome del tema. Pero, en cambio, sí que encajan en él las debinetas. Las debinetas o adivinanzas, eminentemente populares y también sin copilar. Una benasquesa: —Una cosa qu'els pobres chéten y els rics replieguen, ¿qué ye? —Els mocs.

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Una de la tierra baja: —Tapete sobre tapete tapete de filo fino no l'endebinarás aunque te güelbas tozino. —La cebolla. Y otra literana: —Palm t'aquí palm ent'allá y un altre que pendre. —El forrallat. Hasta aquí una posible clasificación del abundante material de que disponemos y que podría constituir un programa de estudio, que algún día tendrían que emprender los lingüistas. Pero yo querría ahora moverme en otra dimensión, rozando un aspecto tal vez descuidado, con el fin de que sirva para profundizar en la mentalidad de nuestra gente; tema del etnólogo y el antropólogo junto con el filólogo. Del etnólogo, buscando las raíces de los refranes y demás medios de expresión que hemos descrito; nos darían la clave del mundo ocupacional, laboral, de asueto,..., por una parte; por otra, ayudarían a formar esa pequeña gran historia que cimenta la mitología de un pueblo. Cuando a uno se le dice, por ejemplo, que no tiene vela en este entierro hay algo más hondo que decirle que no le importa un bledo, como dicen los castellanos. Todavía queda la costumbre en muchos lugares —y antes la hubo en todos— de la participkión de las cofadrías en los entierros. Tienen una importancia, vigente aún, de integración dentro de una sociedad local. Es la garantía de acompañar en la hora suprema y el paso a la eternidad a la persona que se va (entierro), el apoyo a la familia que padece el desenlace (velatorio), el recuerdo del ausente (la misa anual por los cofadres difuntos). En una palabra, el sentirse piña todos los del lugar, ya que en todas

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las casas había un miembro de la cofadría y de todas las casas tenían que acudir a las ceremonias rituales con la capa y el cirio, incluso bajo pena de multa, en algunos sitios. Decirle a uno que no tiene vela en este entierro era algo más que decirle que estorbaba; subyacía la idea de desarraigo, insolidaridad, marginación. Y es casi como una excomunión de la comunidad, que participaba en todo este ritual, desde el uso de la capa negra hasta la colación del entierro —siempre la misma: almendras en el velatorio, sopas hervidas con huevo y carne a la pastora en la comida, con un simbolismo repetido que tal vez ahora se nos escapa—. Cuando en Albelda exclaman salut y forra al canut , con una clara intención sexual, tal vez se desconoce el origen, muy distinto. Albelda siempre fue ahorradora y, tal vez desde las andanzas de Barder, el bandolero de Binéfar que tenía su refugio en la Aireta de Albelda, desconfiada en cuanto al dinero. Tanto, que cuando la gente pescaba un doblón de oro lo echaban en una tinaja pequeña —una tenalleta— que se guardaba bajo tierra; del que se le ve en la abundancia se dice que ha encontrado una tenalleta. Pues bien, otro escondrijo del dinero era el bastón, con frecuencia una caña hueca. A veces, el canut tenía dos compartimentos: uno para los doblones y el otro como vaina de una daga para defenderse. Estos trucos los aprendían de los contrabandistas, cuando iban a Francia a trabajar o a las ferias. Con esta aclaración adquiere una perspectiva nueva y más auténtica el dicho de saitit yforsa al canut. El castellano dice piensa el ladrón que todos son de su condición. No necesita comentarios. Si acaso la alusión peyorativa que puede encerrar hacia la persona a quien se aplica. En Aragón, decimos en las mismas circunstancias: piensa o flaire que toz son de su aire . Y encierra otros matices más sutiles; el flaire es de un mundo aparte, a mitad de camino entre el cielo y la tierra, incapaz muchas veces de entender las valencias y baremos del que no lo es; una mezcla de ingenuidad angelical y agudeza picaresca. Al utilizar el refrán, parece que insinuamos: toca tierra. El mismo refrán, cambiando la profesión y la rima, con ese su aire, que equivale a su estilo, su personalidad, su modo de valorar las cosas,... El mismo refrán, digo, y una mentalidad diferente, que nos evoca toda una trastienda personalísima. Y estamos entrando en el terreno del antropólogo. Antes, una observación entre paréntesis: ¿Por qué esa obsesión del aragonés en trastrocar las letras al asimilar palabras castellanas?

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flaire... cofadría... aduyar... pazenzia... alderredor... pedricar y pedricadera... cudiar por cuidar, bariado por averiado, ajo lata por hojalata, achocase, por acocharse, agacharse... ¿Hay unas leyes lingüísticas que lo expliquen? ¿O unas explicaciones psicológicas? ¿Es una rebeldía ante una mentalidad diferente que nos oprime, avasalladora? ¿Hay una jerarquía de valores arcana que nos obliga a la metátesis? Porque el fenómeno se repite y se acentúa en la misma sintaxis: "Dámelo" = da lo me. ¿Es que es más importante el objeto directo que el indirecto? "Se me ocurre" = Me s'ocurre. Ahora estamos ante el fenómeno inverso. ¿Es que ahora es más importante el objeto indirecto? Bueno, eso sin contar que los latinos tenían otro concepto de prioridad: cuanto más importante, más atrás; el verbo al final. Pero ya hablaremos del latín, que fue la primera gran fuerza de presión. ¿Es rebeldía, pues? Ya claudicamos ante la prosodia castellana: transformación del sonido x en j: xada - jada; Xaca - Jaca, xobe - joven,..., y estamos claudicando ante el sonido ya-ye-yi-yo-yu, que elimina al aragonesísimo ll, que en Ribagorza funciona hasta como oclusivo —pllaza, clleta, cllau— y que los chavales de ahora ya no saben ni pronunciar,... Bueno, creo que éste es terreno del sociólogo. Cerramos el paréntesis y volvemos con el antropólogo... ¿La cultura influye en la lengua, o la lengua influye en la cultura? Este problema ya se lo planteaba LEVY-STRAUSS y observaba que tanto la antropología como la lingüística andan disociadas y trabajando con métodos diversos; aquélla, empírico; ésta, deductivo. Oigamos brevemente su opinión: «Me parece que aun desde el punto de vista teórico podemos afirmar que entre lenguaje y cultura debe existir alguna relación. Ambos han tardado varios milenios en desarrollarse y esta evolución se ha desenvuelto en los espíritus humanos de forma paralela. Dejo sin duda a un lado los casos frecuentes de adopción de una lengua extranjera, por parte de una sociedad que hablaba antes otra lengua. En el punto en que nos encontramos, podemos limitarnos a los casos privilegiados donde la lengua y la cultura han evolucionado una junto a otra durante un cierto tiempo, sin intervención notoria de factores externos». (Antropología Estructural, Ed. Universitaria, Buenos Aires, 1973, pp. 65-66).

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Hasta aquí la cita de LEVY-STRAUSS. Por desgracia no es ése nuestro caso. En primer lugar, está la formación del aragonés; como todas las lenguas romances, se creó con la mezcla del latín y la lengua autóctona que aquí encontró. Un ejemplo casero para ilustrar lo que quiero decir. Si tenemos unos tarros con pintura de diferentes colores —amarilla, azul, blanca,...—, y echamos en todos algo de pintura roja, obtendremos colores nuevos —naranja, morado, rosa,...— diferentes entre sí, aunque no tanto como antes de recibir el rojo, porque tendrán todos en común la presencia del color añadido. Algo así pasó con el latín que se mezcló con las lenguas autóctonas presentes en cada región. Todas son diferentes pero todas tienen esa presencia latina que las hermana. El problema se complica porque, al estar contiguos los colores, se produjo como una especie de ósmosis que interinfluyó las lenguas, que fueron recibiendo elementos no sólo del latín sino de las lenguas vecinas. El filólogo tendrá que ir analizando qué cantidad de rojo —latín— tiene esta lengua, pero también qué proporción de rosa, granate,... de las lenguas colindantes. Y a veces no tan colindantes, sino que aparecieron como fuerzas de presión, como es el caso del árabe durante siglos. Y eso sin contar con elementos culturales nuevos. Tengamos en cuenta que se nos metió de rondón una cultura nueva, ajena a la nuestra tradicional, que era exclusivamente agrícola y ganadera, aportando un sinfín de neologismos que pronto dejaron de serlo. Pero hay otro fenómeno más importante que es preciso analizar aquí: el latín se mezcló con nuestra lengua autóctona de forma terriblemente violenta, porque suponía el choque, no ya de dos culturas diferentes —que ya es mucho—, sino de algo más profundo: el choque de dos mentalidades diferentes, de dos modos distintos de entender la vida, de ver el mundo, de interpretar los acontecimientos; en una palabra, el choque de dos idiosincrasias. Un ejemplo: La idea de 'dormir profundamente' un español la emite así de expresiva: dormir a pierna suelta . Un francés en cambio dirá dormir sobre las dos orejas (dormir sur les deux oreilles ); un inglés, dormir sonoramente (to sleep soundly). Es decir, el español quiere dormir espatarrado, relajado, los miembros distendidos. El francés concibe su descanso con la cabeza bien colocada, bien asentada, hundida en la almohada. El inglés pre-

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Latín

cderipedes

breviloqucns

altisonus

Francés

Brand-pére

petit-fils

1)0n-17111rd:e

Inglés

longhand

speedway

fitlItime

Alemán

Dunkelbier

Halbinsel

Grosspapa

Pero, en cambio,

patizambo

barbarroja

Castellano

manoinocha caradura

Euskera

gibelaundi txapelgorri belarrinzotra surruandi

Aragonés garrilargo calzapreto casamuda aiguachirle El reloj, que no el tema, me dice que debo terminar. No hemos hecho otra cosa que apuntar direcciones de investigación: P Copilación de refranes, frases hechas, comparanzas, mazadas, ... Son muchos los que quedan todavía sin recoger. Y de algunos todavía no nos hemos estrenado. 24 Catalogación de los mismos, según la división propuesta u otra que parezca más adecuada. 31 Clasificación dentro de cada bloque por temas, orden alfabético, vivencias, como se quiera. 44 Examen del material bajo todos los puntos de vista: a) del lingüista, que fijará las mugas de las variaciones dialectales; las fronteras del idioma, con sus zonas de transición; la pureza de la lengua o su deterioro; la gramática histórica, con un material vivo, castizo, personalísimo, salvado milagrosamente del olvido. b) Estudio, por parte del filólogo, de ese filón colosal que conecta nuestra cultura actual con la pasada y con culturas paralelas. Selección de las diferentes aportaciones e incluso fijación del idioma autóctono prelatino, o al menos sus características. En otros artículos dispersos, hemos invitado a reflexionar sobre el prefijo az-,

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aiz-=piedra; sobre el fonema ba relacionado tal vez con la humedad (labaco, babada, esbandir, badina, babosa, arba, esbafar, basa, bardo, embanar, babu, badallar,...); sobre el diminutivo y afectivo aragonés en cho o en on, que en castellano resultan despectivo el uno, aumentativo el otro,... c) Investigación por parte del etnólogo del sinfín de sugerencias que nos dan los refranes, frases hechas,... para elaborar las premisas de nuestra cultura, nuestro estilo de vida, nuestras creencias, nuestras valoraciones,... d) Reflexión por parte del antropólogo sobre ese inmenso caudal que, en contacto con la filología, la lingüística y la etnología, nos puede llevar a encontrar nuestro modo de ser, nuestro modo de ir, nuestra idiosincrasia, nuestras raíces. Muchas gracias.

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COMUNICACION 1

CONTREBUZION A LO ESTUDIO DE AS PERIFRASIS BERBALS CON FER EN ARAGONES

Por Francho NAGORE LAIN

As perifrasis berbals pueden estar consideradas como "frases berbals", anque sólo son que una chiqueta parti de o gran cambo que abraca o conzeuto de "frases feitas". Drento de as perifrasis berbals en aragonés, as más emplegadas son as que contienen o berbo fer, ya siga como primer elemento, u elemento nucleyar de o sintagma, ya siga como lo segundo elemento de a perifrasis. O intrés por o tema m'ha empentau a fer una replega sistematica de as perifrasis berbals en as que aparixe o berbo fer, rechirando con ficazio una serie de dizionarios, estudios y, más que más, testos en aragonés (en espezial, testos populars u escritos en bella modalidá local d'aragonés). Dimpués d'iste primer triballo de rechira, puedo dizir que tiengo replegadas en istos intes más de doszientas zincuanta perifrasis berbals con fer, cadaguna documentada con a correspondién zita de o troz de o testo en o que amanexe (i cuaternando, como ye de dar, Fautor, o libro y articlo y a modalidá dialeutal de que se trate). Creigo, antiparti, que confinando con o triballo de replega se puede fer muito más gran o lumero. Ye imposible aquí fer una esposizión y analís de to ro material replegato, que bel día aspero poder publicar sistematizato. Pero sí quiero fer un abanze y chiqueta contrebuzión, siñalando de qué trazas he enfilato —por agora— lo estudio.

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En primeras, cal dizir que a dificulta más gran con que me trobo ye a de definir o caráuter fixo u ocasional de a perifrasis. Creigo que a ra ora de fer a replega sólo cal considerar as perifrasis de caráuter fixo, ye dizir, as que son soldatas y achuntatas de tal traza que pueden considerá-se como una unidá lesica nueba, comuna espezie de "berbo compuesto". Isto implica que de a conchunzión de o berbo fer y un atro elemento naxe, ha naxito, un conchunto que puede analizá-se ya, tanto gramaticalmén como semanticamén, como un to unico qu'espresa un conzeuto unico. Asinas ye, alto u baso, como define a perifrasis F. LAZARO CARRETER en o suyo Diccionario de términos filológicos, Gredos, Madrid, 1968, s.v.: "Rodeo que se emplea para expresar un concepto único". A dificultá, sin dembargo, contina, porque ye mui difízil —y más en as perifrasis de caráuter berbal— dizidir cuán se trata d'un conzeuto unico. Si autuamos por acomparanza y referenzia a atras fablas, en espezial a o castellano, as dezisions pueden surtir trafucatas u, cuan menos, condizionatas. E ixo, porque cada fabla tien unas trazas suyizas u peculiars d'espresar os conzeutos; muitas bezes se siente dizir que o qu'en una fabla s'espresa con una sola parabra en atra fabla se tien qu'espresar con dos u más. Y ye berdá, porque cada fabla tien una manera diferén de "ordenar", "clasificar" u "replecar" a reyalidá. Asinas, por exemplo, en fer Boyo (cast. 'alegrar') u en fer mal (cast. 'doler'), ye platero ta nusatros que bi ha perifrasis berbal, porque lo deduzimos por referenzia a o castellano, fabla en a que s'emplega una sola parabra ta espresar o qu'en aragonés s'espresa con dos. Pero no ye tan claro en atras ocasions en que o castellano tamién emplega, u puede emplegar, dos parabras. Por exemplo: fer caso (cast. 'hacer caso'),fer o fato (cast. 'hacer el tonto'), fé-se cargo (cast. 'hacerse cargo, darse cuental ezetra. Beyemos asinas qu'iste criterio d'acomparanza con atras fablas no sirbe (por o menos, no pas como criterio seguro y unico, anque bella bez pueda aduyar) ta dezidir cuán nos trobamos debán d'una perifrasis. Os criterios han d'estar diferens, alazetaus en a considerazión de "conzeuto unico" u "aizión unica". Pero ixos criterios no resuelben a custión en muitas d'ocasions. Asinas, por exemplo, ¿ye posible considerar como perifrasis berbals fer fuerza (cast. 'hacer fuerza'), fer aire (cast. 'hacer viento'),fer a colada (cast. 'hacer la colada'), ezetra? Ye difízil dezí-lo. Por ixo creigo que cal emplegar tamién un criterio estadistico u de regularidá d'emplego; si a esprisión berbal aparixe muitas begatas y con o mesmo

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sentiu en diferens redoladas y en diferens autors, ahora podremos considerar que ye d'emplego regular y, por tanto, que se considera com'una construzión ya feita, com'un conchunto unico, por os fabladors. Puede estar que bellas perifrasis replegatas sigan sólo que ocasionals; en bel caso, se sospeita (aduya a ixo ro sentiu de fablador, ye dizir, o costumbre de charrar y leyer en aragonés, que te fa beyer si ixo "suena" u "se fa" asinas por un regular); en atros casos, i queda bella duda, que creigo sólo podrá resolbé-se dimpués de contabilizar o emplego y comprobar que a mesma construzión se fa a ormino; ye dizir, dimpués de fer una replega sistematica en muitos testos diferens. Un atra dificultá que se troba ye a de a clasificazión. Creigo que ye combenién emplegar como criterio cheneral de clasificazión a ordenazión alfabetica (por o menos, en una primera ordenazión de os materials). Agora bien, ascape beyemos que bi ha construzions muito diferens y que no se pueden ficar todas en a mesma taleca. Ye muito diferén a estrutura formal de fer goyo, tener que fer, fer o salto d'o zapo, fé-se biello u fé-se ne a mofla, por meter sólo que beis exemplos. Asinas que a ordenazión alfabetica caldrá fé-la trestallando antis as perifrasis en diferens tipos, seguntes a suya estrutura fonnal. En zagueras, cal beyer cómo a estrutura ye mui relazionata con a funzión gramatical. Cómo son d'estreitas ixas relazions u dica qué punto condiziona ra estrutura a ra funzión, será custión a determinar con detalle más adebán, en que se tienga una replega o más completa posible y se comproben toz os casos. Pero tanimientres, se puede albertir, en una primer güellada, que, por exemplo, a estrutura fer + sustantibo gosa tener un caráuter intransitibo y, por contra, a estrutura fer + infinitibo gosa tener un caráuter transitibo. Asinas: No me María goyo 1

que se cansase dinguno.

C.I. PERIFRASIS ORAZION SUBORDINATA SUSBERBAL TANTIBA CON OFIZIO DE S UXETO

1 COARASA BRIN, A., en VICENTE de VERA, E. (coordinador), A l'aire, D.G.A., Zaragoza, 1985, p. 54 (zitaré en adebán: A ¡'aire).

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Ye dizir, en iste tipo d'estrutura no bi ha dengún complemento dreito. En l'orixen, goyo serba o complemento dreito de o berbo fer. Pero agora ya no se puede considerar asinas, pus fer goyo ha formato un "berbo compuesto", un conchunto que se puede conchugar como si goyo estase un equibalén de o partizipio y o berbo fer o berbo ausiliar ta formar os tiempos compuestos. Beyemos, asinas, un paralelismo: ixe ha puyato (u ye puyato) / ixo fa goyo ixe eba puyato (u yera puyato) / ixo feba goyo ixe abrá puyato (u será puyato) / ixo ferá goyo, ezetra. Por contra, una estrutura como fer brincar tien un caráuter transitibo, como aquí beyemos: y la los pobres , mos ifa brinc á(r) la roña de l'argüello y de la'mbidia. COMPLEMENTO INDREITO

PERIFRASIS BERBAL

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COMPLEMENTO DREITO

Tampó ye igual que o berbo fer se conchugue como pronominal con se. Beyemos qu'en beis casos puede condizionar o senificato de a perifrasis o emplego de fer u de fé-se; como contrimuestra iste exemplo: fer bier 'enseñar, mostrar' I fé-se bier 'presumir'3. Igualmén, o mesmo feito d'emplegar o sustantibo en singular y en plural puede fer que o senificato de a perifrasis siga diferén: fer falta 'hacer falta, necesitar' /fer faltas 'hacer sisa, hacer pequeños hurtos'. Y asinas lo beyemos en as frases siguiens: mes no me fa falta beyé-te4 / y los ratons te farían siempre faltas en l'arca5. Una mesma perifrasis puede emplegá-se con diferens matizes, intercalando entre o berbo y o sustantibo (u axetibo) un (u afro) axetibo:

2 BORDETAS, Enrique, Entre marido y mujer (sainete de 1915), "Fuellas", nº 27 (Uesca, chinero-feb. 1982), p. 8 (zitaré en adebán: BORDETAS, "Fuellas", nº 27).

3 MoTT, Brian Leonard, Diccionario chistavino-castellano, CAZAR, Zaragoza, s.f., 1984, p. 86 (zitaré MoTT). 4 MASCARAY, Bienvenido, Benas, trallo y fuellas, Uesca, 1984, p. 58 (zitaré: MASCARAY). 5 BORDETAS, "Fuellas", nº 27, p. 9.

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fer multo goyo 'alegrar mucho' fer goyo 'alegrar' no fer guaire goyo 'no parecer muy bien, no gustar apenas' fer buen prebo 'sentar bien' fer prebo 'causar efecto' )14' fer

mal prebo 'sentar mal'

fé-se gran 'crecer' --0.-fé-se más gran 'acrecentarse' Todas as considerazions qu'he feito mellan feito beyer o conbenién de reyalizar una clasificazión o más ampla posible, trestallando as perifrasis en diferens tipos. Probisionalmén, ye a que i meto en as finjas de debán (con sólo que beis exemplos en cada trestallo, aguardando un atra ocasión ta fer una esposizión más completa).

I. FER COMO PRIMER ELEMEN'TO. 1.1. Perifrasis de caráuter intransitibo. a) Fer + sustantibo. • Fer + sust. singular. fer prebo: paize que a merezina l'ha feito prebo6; fer rabosa 'atascarse los carros en los baches o en el fango de los caminos'7; fer tripa 'pandear una pared18;fer guerra 'oponerse': ¿no beis qu'ixes son los que fan guerra al sendicato? 9; fer caso: sin de ferme caso, peliando i son por la farteralo; fer mal 'perjudicar: que no fese tanto mal / a la

6 ANDOLZ, R., Diccionario aragonés, Zaragoza, 1977, s.v. prebo. (zitaré: ANDOLZ). 7 ANDOLZ, p. 235, s.v. rabosa. 8 Chistén. MOTT, p. 84. 9 Graus. BORDETAS, "Fuellas", n9 27, p. 8. 10 COARASA, Chusé, Apuntes de lo mairal, "Fuellas", n9 50-51 (Uesca), p. 26.

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tierra en que nazieron11; fer fastio 'disgustar, fastidiar': que a todos nos feban fastio12; fer burla 'burlarse': fan burila y embefia de la probidenzia13; fer onra 'servir, ser útil': feba onra a la chen14; fer duelo 'dar compasión': ¿No le fa una miqueta de duelo iste burro? 15 ; fer caterizia 'molestar, fastidiar': mesache, me fa caterizia cómo charras16. • Fer + sust. plural. fer aparatos 'gesticular, dramatizar': beyeban que por más fer aparatos y chemecos as cosas no s'apañaban17; fer pitanzas 'destrozar, hacer trizas': ¡En un ratet ¡'han feito pitanzas!18; fer orellas 'esforzarse por escuchar': que fan unas orellas pa bé lo qu'izes19; fer salitas 'hacer novillos en la escuela'2°; fer foriquetas 'hacer el amor, fornicar'21; fer risas 'hacer reír': ya se podeba pensar que sería pa fer risas22.

b) Fer + articlo + sustantibo.

• Fer + articlo indeterminau + sustantibo.

11 MENDEZ, V., Añada'n la val d'Echo, Zaragoza, 1979, p. 26 (zitaré: Añada). 12 Echo, íd., p. 41. 13 MASCARAY, p. 36. 14 Campo. MASCARAY, p. 29. 15 Puyarruego. CASTILLO, Chuaquín, en A l'aire, p. 113. 16 Ayerbe. PEREZ GELLA, Luis, Beber a patios, "Fuellas", ng 5 (Uesca), p. 13. 17 CASTILLO, Ch., en A l'aire, p. 108.

18 COARASA, Ch., Apuntes..., "Fuellas", rig 50-51, p. 26. 19 BORDETAS, E., "Fuellas", n2 27, p. 7. 20 PUCHO, P., Replega de bocabulario d'Ansó, "Fuellas", n2 8, p. 14. 21 Ansó. PUCHO, íd. 22 CASTAN, Blas, En a botería, "Fuellas", n2 35, p. 8.

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fer una charrá 'charlar'23; fer un guiñote 'jugar una partida de guiñote': de tardada ban aná á fé un guiñote24; fer un bocau 'tomar algo, comer'25; fer un poder 'intentar'26 . •Fer + articlo determinau + sustantibo. fer a tana 'molestar, fastidiar constantemente': no feba cosa más que ir dezaga de o burro ta fé-le a tana27; fer a burla 'hacer la burla': nusotros bienga á fé-le a burla27; fer o paper 'hacer ascos, poner mala cara, hacer comedia, visajes'28; fer a tornachunta 'devolver los animales de labor que se han pedido prestados para completar los que uno tiene y hacer una chunta' 29; fer a cortesía 'hacer ondear la bandera'30; fer la fama 'echar la culpa'31;fer la madera 'trabajar la madera': unos, la madera a fer; / otros, ta lo contrabando32; fer lo cordón 'mantener el rebaño cerrado o alineado por ambos lados': Güelben los cans, qu'arreando con ladrius fan lo cordón33.

c) Fer + sintagma nominal.

fer o salto d'o zapo 'cuando se piensa mucho una decisión y, al final, cuando se toma, se equivoca o le sale mal'34; fer o morrocló (s'emplega siempre en frases negatibas: 'no conseguir, no salir bien

23 MOTT, p. 21. 24 FERRER, J. W, en A l'aire, p. 45. 25 Panticosa. Replegato dreitamén por yo. 26 D'emplego cheneral. 27 Adagüesca. COSCUJUELA, J., A lueca, Uesca, 1982, p. 106. 28 Adagüesca. Id., p. 188. 29 PUCHO, P., Bocabulario d'Ansó, "Fuellas", n2 29, p. 13. 30 Salas Altas (Información de R. Vidaller Tricas) y Adagüesca, COSCUJUELA, J., A lueca, p. 21. 31 Chistén. MOTT, p. 52. 32 Echo. MENDEZ, V., Añada, p. 26. 33 Echo. COARASA, Ch., Apuntes..., "Fuellas", n2 50-51, p. 25. 34 CORONAS, M., Chiqueta replega d'esprisions y frases emplegadas a ormino en Labuerda , "Fuellas", n.2 45, p. 12.

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una cosa, no salirse con la suya, no disfrutar tal cosa): Y o nobio iziba: "No tos ferá o morro cló. Ixa la quiero pa yo' 35.

d) Fer + axetibo + sustantibo (u sustantibo + axetibo). fer mal prebo 'sentar mal': á belún le fizo mal prebo y remató en l'espital36; fer mala farcha 'tener mal aspecto'37; fer burro falso 'defraudar'38.

e) Fer + infinitibo + locuzión alberbial. fer benir a buenas 'conseguir que algo que se ha estropeado vuelva a servir o a ser útil': Una tierra que s'ha escaldau por labrá-la a destiempo ye difízil fé-la benir a buenas39.

O Fer + articlo + axetibo. fer lo fato 'hacer el tonto': la cachimalla callada, / sin tartir ni fer lo fato"; fer el fenián 'hacer el vago'41; fer l'empifau 'parecer estar borracho'42. A istas pueden asimilá-sen atras con sustantibo que fa funzión axetiba:fer l'onso 'hacer el bruto': Porque no más saben que fer l'onso y esberriquiar com'es cochins43; fer o manto 'ir las aves de corral con las alas bajas por enfermedad'44.

g) Fer + alberbio. 35 Labata. BALENGA, Chulio, en A ['aire, p. 84. 36 CASTILLO, Ch., en A ['aire, p. 105. 37 Chistén. MOTT, p. 52. 38 BALLARIN, A., Diccionario del benasqués, 2' ed., Zaragoza, 1978, p. 190; ANDOLZ, s.v. 39 Labuerda. CORONAS, M., "Fuellas", n' 45, p. 12. 40 Echo. MENDEZ, V., Añada, p. 43. 41 Chistén. MOTT, p. 53. 42 Id., p. 46.

43 Labata. BALENGA, Ch., en A ['aire, p. 88. " Boleya. ANDOLZ, p. 139, s.v. fer.

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fer millor 'resultar mejor': De l'ibert feba milló está a casa porque cayeban uns nebascos tremendos45; fer cosa 'hacer nada' (en frases negatibas): a papa leyera la muerte estar sin fer cosa46. 1.2. Perifrasis de caráuter transitibo.

a) Fer + infinitibo. fer tetar 'amamantar'47;fer encarrañar 'enfadar'48: como si querese ferme encarrañar49; fer tronzar 'hacer partir': pero fa tronzar lo cuello50; fer brincar 'arrancar, soltar, despegar': y a los pobres, mos fa brincá la roña de l'argüello y de la'mbidia51; Ta fé brincá el trigo se cojeban las garbas y se trucaban enzima de una losanca52; fer bier 'mostrar, enseñar'53; fer dexar 'obligar a dejar': y sin que a emigrazión lis faya dexá o lugá54; fer cozer 'hacer cocer': Las flamas puyan por alredore d'un caldere granizo de cobre, anque se i fa cozere la pastura d'es animals55. b) Fer + axetibo. fer plan 'allanar'56; fer bueno 'encontrar todo bueno, gustar todo, aprovechar todo'57.

45 Benás. FERRER, J. Ms, en A l'aire, p. 88. 46 Adagüesca. COSCUJUELA, J., A lueca, p. 107 (Ye cheneral). 47 MOTT, p. 82. 48 MOTT, p. 21. 49 Echo. COARASA, Ch., "Fuellas", n2 50-51, p. 26. 50 Echo. MENDEZ, V., Añada, p. 29. 51 Graus. BORDETAS, "Fuellas", n2 27, p. 8. 52 Serbeto. GAGAS, J., en A l'aire, p. 129. 53 Chistén. MOTT, p. 21. 54 Ansó. VICEN, A.C., en A l'aire, p. 27. 55 Bal de Chistau. DUESO, L., Leyendas de l'Alto Aragón, Uesca, 1985, Leyendas). 56 Bielsa. BADIA, A., El habla del valle de Bielsa, Barcelona, 1950, p. 318. 57 Benás. BALLARIN, Diccionario del benasqués, p. 190, s.v. fé.

7 (zitaré:

BIBLIOTECA cAZLOlb INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES 101

HUESCA Índice


1.3. Perifrasis de caráuter impersonal.

a) Fer + axetibo. fer bueno 'hacer buen tiempo': en solanera si fa bueno, en tresaire si sofla zierzo u turbón58 (anque más a ormino se diz fa buen orache). Cal acomparar ista perifrasis con mesma cuaternada en o trestallo anterior, de caráuter transitibo. Tamién s'emplega ra esprisión fé-la güena 'hacer una faena, jugar una mala pasada': pa acabar d'amolar la fa güena ; si l'aire lo tumba, / tamién la fa güena59.

b) Fer + sustantibo. Anque por un regular ista construzión tien caráuter intransitibo, esprisions como no fa falta, me feba mal60, ezetra, pueden beyé-se en bel caso como impersonals.

1.4. Construzions pronominals. Incluyo en iste trestallo todas as perifrasis con fé-se, anque puedan tener caráuter impersonal (fé-se de nuei), reflesibo (fé-se la tufa) u, más que más, pasibo-reflexo (fé-se gran) u seudorreflexo (fé-se una clocadeta). a) Fé-se + sustantibo.

fé-se la tufa 'peinarse'61: y alié te faré la tufa, / que ya llebo'l peine nuebo62; fé-se un bolligón 'hacerse un lío': yo me feba un bolligón pa saber o que diziban63; fé-se una clocadeta 'echarse un sueriecito'64;fé-se chanzas 'hacerse bromas': los otris chugaban y se 58 Salas Altas. VIDALLER, R., en A l'aire, p. 122. 59 Echo. MENDEZ, V., Añada, pp. 31 y 73. 60 'No es necesario', 'me dolía'. Panticosa. Datos repregatos dreitamén por yo. 61 Benás, BALLARIN, p. 190, s.v. fé. 62 Estadilla. TORRODELLAS, C., Versos y romances en ribagorzano, Uesca, 1979, p. 20. 63 Ayerbe. PEREZ GELLA, Luis, en A l'aire, p. 33. 64 Chistén. MOTT, p. 38.

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feban chanzas65; fé-se cargo 'darse cuenta': as chens se fan cargo ascape qu'ixo yera la fin66; fé-se memoria 'acordarse': a chen de Puyarruego áun se feba memoria que á o ferrero l'eba tomau mal o burro67. b) Fé-se + axetibo. fé-se fuerte 'sobreponerse': pero malas que se fizo fuerte, pretó á aparatar68;fé-se contento 'alegrarse': Tamién las zagalas del lugá se feban contentas de que puyasen las güellas d'abaixo69; fé-se gran 'crecer'70;fé-se más gran 'acrecentarse': nomero que se fa más gran en os meses de berano71; fé-se biello 'hacerse viejo, llegar a viejo': el nuestro mozé, si su pare se fa biejo y allegán a'scagarruziá-1o72. Tamién pueden incluyí-se aquí as que leban articlo + axetibo:

fé-se lo mundiu 'hacerse el despistado, hacerse el tonto': Todos los de casa morgoniemos y ellos se fazieron lo mundiu". c) Fé-se + alberbio, u locuzión alberbial. Fé-se de nuei 'anochecer, hacerse de noche': s'ha feito de nuei74; fése tarde 'hacerse tarde': cuan reparó en que se feba tarde...75; fé-se t'aquí, fé-se t'allá 'correrse hacia aquí, hacia allá' (en reyalidá, ista esprisión surte simplemén de o senificato con que s'emplega aquí o berbo fer, uno de os muitos con que puede emplegá-se, ya que

65 Echo. COARASA, CH., II Premio literario "Val d' Echo", Uesca, 1983, p. 19. 66 Puyarruego. CASTILLO, Ch., en A l'aire, p. 105. 67 Id., p. 116. 68 Id., p. 111. 69 Serbeto. GASAS, J., en A l'aire, p. 131. 70 Chistén. MOTT, p. 57. 71 Labuerda. CORONAS, M., en A l'aire, p. 90. 72 Graus. BORDETAS, "Fuellas", n9 27, p. 9. 73 Echo. PEREZ LARRIPA, A., IV Premio Literario "Val d'Echo", Uesca, 1986, p. 12. 74 Echo. LERA, J., "Fuellas", n9 20, p. 13. 75 Puyarruego. CASTILLO, Ch., en A l'aire, p. 114.

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funziona como "berbo comodín"): fes te t'aquí, qu'en cada codazo me machucan la'squena76

d) Fé-se + infinitibo. fé-se bier 'presumir'77; fé-se notar 'hacerse notar, dejarse notar': Los apuros d'ixe pueblo deseguida se ban fé notar". e) Fé-se + ne + articlo + sustantibo. fé-se ne la mofla 'burlarse'79;fé-se ne la burla 'burlarse': que no dixe fé-se ne la burlla como mosotros80.

2. FER

COMO SEGUNDO ELEMENTO: PERIFRASIS BERBALS De OBLIGAZION.

tener que fer 'tener que hacer': ye que tiengo que fere un mandau en Señes81; antes d'ir ta l'escuela, teneba que fer cuatro y zinco biajes d'agua con lo cantaro82; bi ha que fer, b'ha que fer 'hay que hacer': b'ha que fer muchas cosas83; caler fer 'ser necesario hacer, hacer falta hacer: La naturaleza es ha dotau d'ixe istinto que te diz cuán yay que deixare de matare y cuán cal fé-lo 84; aber a fer 'tener que hacer, haber de hacer': como si l'animal ese sabiu lo qu'eba a fer85.

76 Gratis. BORDETAS, "Fuellas", ri9 27, p. 8. 77 Chistén. MOTT, p. 86. 78 Graus. AGUILAR, Luis, en A l'aire, p. 73. 79 Chistén. MOTT, p. 65.

80 Graus.

BORDETAS, "Fuellas'', n9

27, p. 9.

81 Bal de Chistau. DUESO, Luzía, Leyendas, p. 75. 82 Bal d'Echo. COARASA, A., en A l'aire, p. 53. 83 Panticosa. Replegato por yo. 84 Plan. DUESO, L., en A l'aire, p. 101. 85 Echo. COARASA, Chusé, M Premio Literario "Val d'Echo", Uesca,

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1984,

p.

22.

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COMUNICACION 2

ESPRESIONS, CIDROS Y DICHARACHOS DE SALAS ALTAS

Por Paz RIOS NASARRE Rafel VIDALLER TRICAS

O triballo ye una replega de bellas 150 espresions y dicharachos que emos fito en o nuestro lugar, Salas Altas (Semontano de Sobrarbe), en l'estiu y agüerro de 1986. Pa ordenar millor to ro material emos creyiu bien de fé-ne seguntes istos regles: 1.—Frases fitas, comparatibas. 1.1.— Con más ... que. 1.2.— Con tan ... que u igual... que. 1.3.— Con menos ... que. 1.4.— Con paizer (parixer). 1.5.— Con de, fendo de comparatibo. 1.6.— Atras. 2.—Estruturas fitas con berbo + (sustantibo) + (adxetibo). 2.1.— Berbo + sustantibo. 2.2.— Berbo + adxetibo.

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3.—Estruturas en cheneral. 4.—Dicharachos. 5.—Chiros que repiten una mesma parabra dos begadas". 5.1.— Que repiten a ideya pero no ra mesma parabra. 6.—Parabras que equibalen a frases. 7.—Frases fitas. 8.—0 sistema orario en Salas (trazas de dezí-ne). 9.—Estruturas que prenzipian por negazión. 10.—Espresions sin berbo. 11.—Que fan referenzia a bel charrazo u costumbre.

Metemos o chiro en cursibas, bella esplicazión cuando cal, y si se fa más craro, ra frase de on emos reculliu ra estrutura. Bel chiro ye meso ya en chiquez bocabularios, como ro publicau en as "Fuellas d'Informazión d'o Consello d'a Fabla Aragonesa", numero 18 (Uesca, 1980), u en testos como ro dedicau a Salas Altas de ro libro A l'aire (Garbas), de ra D.G.A. (1985).

1.- FRASES FITAS, COMPARATIBAS.

Iste tipo de frases ye prou abundante, más que más as que fan comparanza entre ras presonas y ro meyo natural y umano; lastón, jenzo, bolindaina, porpuz, ziquilín, tozino, gramen, petingana, zequia, cobano,... 1.1.— Más ... que.

—Más amargo que ro jenzo.

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—Más basto que ro lastón. —Más duro que ro gramen. —Más fiero que pizio. Pa presonas. —Más fiero que una noche truenos. Pa presonas. —Más ueco que un cobano boca abajo. Que está mui orgüelloso de bella cosa. —Más loco que ros candils. Que cambia como ra luz de ros candils. —Más malo que una pedregada. Pa presonas. —Más malo que arrancau. Pa presonas. 1.2.— Tan ... que, igual ... que. —Igual da lecha que caldo teta. Lo mismo ye una cosa que otra. —Tan fino que s'esfilorcha. Emplegau mesmo pa presonas que pa cosas.

1.3.— Menos ... que. —Pesa menos que una bolindaina 'que una bolisna de niebe. 1.4.— Como ... —Como cagallón por zequia. —Chicote como una petingana. A petingana ye l'engañapastor. —Estar como un arrujador 'barrenau'. —Estar como un truco 'gordo'. —Fiero como un totón. No tien queber con o senificau castellano. —Formal como ro burro arnal. Frase ironica. —Grande como un mallo. Tamién podeba ser "grande como un mayo".

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—Largo como una noche sin pan. En sentiu de tiempo u de largura. —Lasa como un can. —Mincha como un futre 'butre' u 'abestruz'. —Resfriau como un saco. —Zorro como una cesta. Porque nunca s'emplenan de bino.

1.5.— Paizer.

—Paize una petingana 'engañapastor'. —Paize de zienmelizeralzelimera 'ser prou frágil'. Ye un tipo de zera.

1.6.— De como comparatibo.

—As salidas de ro burro punchón 'salidas sin sustanzia'. —De l'año ra picor 'mui biello'. —Ojos de porpuz 'grandes y que miran fito-fito'. —Ojos de ziquilín 'chicotes y royos'.

1.7.— Atras.

—Peor que ro gramen. Pa presonas. —Tozino mal zenau 'malcarau, desagradeziu'.

2.— ESTRUTURAS FITAS CON BERBO + (SUST.) + (ADX.). As de o tipo fer + sust., 14 en total, son as más repetidas. Se repiten bellas comparanzas de ras debanditas, u de trazas parellanas, como fer fuineta; acomparanza con elemento natural, u pesar una bolindaina.

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2.1.— Berbo + sustantibo. —Dar mal 'chitar mal de ojo' u 'fer pizias'. —Dá-se las de casa grande 'aparentar'. —Estar con o culo preso 'espantau'. —Estar en as abuchardas 'anieblau, perdiu'. —Fer a cortesía. Con a bandera de ro lugar debán de ra ilesia. —Fer a fambia 'no querer treballar'. —Fer aprezio 'apreziar bella cosa'. —Fer bulla 'aparentar'. —Fer casetas. Casetas fetas con o mandil pa acomodar o pan rezién masau. —Fer fuineta. —Fer garras 'tener intenzión'; se emplega más como negatiba: no fa garras de lebantá-se. —Fer grama 'tomar o pelo'. Por o costumbre qu'en abeba de, con gramadors —'embalador grande'—, esberrecar dende ro mon, os mozos, sobre bella mesacha que no les eba fito aprezio. —Fer groma 'fer grama'. —Fer morro 'meté-se morrudo'. —Fer nonón 'dormir' (irnos a fer nonón). —Fer onra 'benir bien bella cosa' (no abientes ixe traste que me ferá onra). —Fer torreta. Cuando ro batido de ras tortas ye a punto pa chitar a farina. —Fer totón 'espantar'. Costumbre de quedar con bella presona en o fosal, y asto espantá-lo con sabanas por enzima, fendo como ros totons. —Ganá-se ra crosta 'treballar pa minchar'. —Inchar a boteta 'poné-se de morros, meyo pa plorar'. —Ir con a lomera bien caliente 'treballar muito', 'pretar un batán'. —I-se ne con a coda cacha 'abergüeñau'.

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—Llebar en palmetas 'fer a bella presona muito aprezio'. —No bier buelta buena 'salir tó mal'. —Pesar una bolindaina 'pesar poco'. —Perder l'esmo 'perder o culo por bella cosa'. —Perder o culo. Vid. no adubí-se ne. —Poner a baqueta 'charrar mal de la otro'. —Sobater as orellas 'abatanar'. —Tener soñetes 'tener sueño'. —Aparar cuenta. Tb. parar cuenta.

2.2.— Berbo + adxetibo.

—Estar abiau 'estar apañau' (ironico; con tú estamos abiaus si queremos fer o plantero). —Estar perén 'aguardar parando cuenta'. —Fé-la buena 'fer una pizia' (ya l'has fito buena con í-te de casa). —Ir dau 'estar apañau' (bas dau si te piensas que ya has plegau). —Ir de retaculas 'andar cara t'atrás'. —Quedá-se parau 'sorprendido' (me quedé parada de bié-lo).

3.— ESTRUTURAS. No han senificau solas, han de ir en meyo de una frase.

—Aber de 'tener que' (ala s'imos d'ir; abías de subir ta ro mon y trayé-te un carrazo d'uga) (pret. imp. de ind. por condizional). —Adx. + más de + adx. (fato más de fato; belulo más de belulo). Pa refirmar. —Buena + sust. + que no + berbo fut. (buenas chullas que no mancharás). En castellano sería: cuanto + sust. + debes de + infinitibo. —De buenas + berbo 'cuasi (de buenas zabucas a ra nina).

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—Entrar a + infinitibo 'prenzipiar a' (ya entramos a enredar con l'aire). —No + berbo + que (no fas que floré-me) 'no fas más que'. —Sólo + berbo + que (sólo fas que fatezas) 'no fas más que'. —No dichar/dejar de + berbo (no dejaremos de jodé-la) 'ya bieras como...'.

4.— DICHARACHOS Y CHARRAZOS. —Dengún tozino se be ra coda. Ye como ro castellano ver la paja en el ojo... —De ras fiestas de chenero, San Macario ye ro primero. —D'ista baca no'n beberán más leche 'ya ye prou d'aprobechá-se de yo'. —Lentejas, cosa de biellas. —Más bale llegar a punto que rondar un año. —O que zierne y masa, alguna l'en pasa 'a ro que lleba muchos asuntos siempre Ven pasa bella pizia'. —Que bien bienga y tres garras tienga. Se l'en diz a ras empreñatas pa que seiga nino ro que nazca. —Mal empleau tozino ta semejante zolle. Cuando en un casorio, ro cambio sozial ye desigual y ra presona de que charra ye sozialmén más alta que ra casa on plega. Se emplega ta por pa. —Mal empleada zolle ta semejante tozino. O caso contrario de antis.

5.— REPITEN UNA MISMA PARABRA DOS BEZES. En as de o tipo cochín-cochán, indican unas trazas de fer as cosas (o fizo fatín fatiando). As que repiten a misma parabra sin cambiá-la, ye pa refirmar a idea. Tamién, anque no ye misma parabra, liso y laso.

—Cochín-cochán 'chino-chano'. —Chino-chano.

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—Erre que erre 'terne que terne'. —Fatín fatiando 'fendo ro fato'. —Fito-fito 'mirar terne'. —Liso y laso 'laso'. —Terne que terne. —Tontín tontiando 'fendo ro fato'. —Tron-tron 'a ro tronlirón'. S'emplega tamién como sustantibo (yes un trón-trón).

5.1.— Repiten, anque no ra misma parabra. Se repite pa refirmar a idea.

—A trancas y barrancas 'fito a retepelo'. —Ancho patalero 'patalero'. —Liso y laso 'laso'. —Ni come ni caga 'que no pué parar quieto'.

6.— PARABRAS QUE BALEN COMO UNA FRASE. Ye normal que seigan parabras-comodín, que s'emplegan muito y en muitas situgazions.

—¡Au! - Ala s'imos d'ir. —Bien 'que no ye asinas' (atan os perros con tortetas. -Bien, sí; ro que más t'ha de durar. - Bien, sí). —Estuque 'creigo yo' (estuque no ye ixo). 'chibar, flore?). —¡Fose! ¡Jospe! ¡folio! (foter,

—¡Ospo! ; Jopa, béstene. Tamién ¡fui!, ¡marche! (fui d'astí). —Pro 'ya ro creigo' (10h! Pro que sí). —Prou 'bale, multo' (ya ro creigo, pro; prou, que no'n quiero prou).

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—Quemisió.

7.— FRASES FITAS. Responden a situgazions que se repiten muito. As que más fan referenzia a casos de incredulidá, deban de ro que se diz, u a l'esdebenidero y sorpresa. Tamién en i ha bella sentenzia que poderba meté-se en o trestallo de dicharachos.

—A santo de qué. '¿Por qué?'. —Amos anda 'no me ro creigo' (amos anda, no digas fateras). —Arrastro... ro culo por un barzal ('arrastro falso en o guiñote'). —Benga luego 'rapido, ya' (benga luego s'imos d'ir). —Béstene a rosigar esquinas. Cuando bella presona molesta. —Brinca de ro sembrau, torrueco. Cuando bella presona molesta. —Cómo no sería 'no podeba ser de atra forma' (cómo no sería que no plegase tarde). —Cuando pichen as gallinas 'nunca'. —Cuenta tú 'ya lo creigo'. Ironico (cuenta tú cuánto abrás fato). —De cuándo acá 'de qué coda'. —De qué coda '¿por qué?'. —Enzima de burros, apaliaus. Equibale a ro castellano además de puta, cama. —Fatos que fan fatiar 'que paizen fatos pero se lo fan'. —I-se ne ta debajo ro chinebro. Equibale a ro cast. criar malvas. —Más en queda. Respuesta a un desprezio (¿no'n quiers? Pues más en queda). —No te ferá ro morro cloc. Equibale a ro castellano no caerá esa breva. —No dejaremos de jodé-la 'saldrá mal'. —O que más t'ha de baler 'no te ferá ro morro cloc'. —O que más te ba durar 'no te ferá ro morro cloc'.

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—O que más rabia te dé 'ro que quieras'. —¿Qué santo s'ha estozau? 'sorpresa por algo inesperau'. —Qué talento pa un tozuelo 'qué poco talento tiene'. —Rompebancos a culadas 'perro, bago'. —Si tendrá delito 'qué cara tiene'. —Ya pues contar. Vid. cuenta tú. —Ya te probarás 'no gosarás'. 8.— TRAZAS DE DEZIR AS ORAS. Cuando s'en pasa a ora en punto, pa dar a ora s'en fa referenzia a ra ora de debán, no a ra pasada, como se diz en castellano —A media pa ras... 'as ... y meya' (a media pa ras onze '10,30'). —O cuarto pa ras... 'as ... menos cuarto' (o cuarto pa ras onze '10,45').

9.— ESTRUTURAS QUE PRENZIPIAN POR NEGACION. En as que se meten dos negazions, refirman una afirmazión, como

poco que no. —Ni miaja 'ni pon'. —Ni tres ni rebés 'ni pies ni cabeza'. —Ni zarrapita 'nadie'. —Ni eszenefras 'cosa'. —No adubí-se ne 'no caber en sí beluno' (" Cuando ro bido, no s'en adubiba"). —No más cal 'no más faltaría'. —No será fázil 'no se podrá' (no será fázil que baigas). —No t'ocurra de 'ni se te ocurra' (no t'ocurra de fé-lo). —Malas que 'enseguida que' (malas que bienga, lo enchegaz).

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—Poco que no 'muno' (poco que no abrá bisto ixe). —Tampoco no 'ídem' (tampoco no abrá campau mundo). 10.- ESPRESIONS SIN BERRO.

—A l'arreo 'colocau uno amán de la otro'. —A l'archa 'dichar as cosas descuidadas'. —A escuchetes 'a l'oído'. —A espuertas 'a muntons'. —A lo que 'en que' (a ro que biengas ya se abrá sulsiu ro caldo).

—A ro primero, en primeras. —A una mala 'en caso de que' (=si al caso). —De cara 'a fabor' (iste año ye bueno, tenemos o tiempo de cara). —De raso 'totalmén' . —(Det.) + (sust.) + par d'atra. Colocadas alternatibas (metros pintes uno par d'atro). —En beras, de beras 'de berdá' (en beras que ro bide). —En cuentas de 'en bez de' (en cuentas de benir, s'en ba a cortejar). —En pagas 'además' (en pagas de burros, apaliaus). —Justo y medido 'o que más faltaba'. —Lástima 'ojalá (lástima t'estozes). —Poco punto 'desustanziau'. S'en iz a presonas. —Poca sustanzia 'desustanziau'. —Queber 'que ... bier' (¿queber tiene ixo?). —Tan caro 'no creigo'. 11.- QUE FAN REFERENZIA A BEL CHARRAZO.

—Algarabán comerás, pero no de yo 'florerás a alguien, pero no a yo'. Ye una falordia de un algarabán que, ya en os dientes de ra ra-

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bosa, l'en fa chilar o suyo nombre a ista, que, ubrindo ra boca, l'en dicha marchar. A ro que jopa l'en respulia iste dicharacho a ra raposas. —Contar as biejas. Costumbre prou conoziu que se feba más que más o día de Sta. Agueda. —Fer grama. Vid. fer grama en trestallo 7.

1 Vid. VICENTE de VERA, E. (coordinador), A l'aire, D.G.A., Zaragoza, 1985, p. 118.

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COMUNICACION 3

ENTA UNA SISTEMATIZACION DE O "CORPUS" LESICO

Por Miguel SANTOLARIA GAVIA

Estoi en que toz sernos en que a recullita de palabras y esprisions feitas ye cualcosa prezisa. Si la femos no ye ta alzálas. Por contra, o triballo no ye completo dica que os trobos no plegan en os fablans, que sernos qui feremos emplego d'ers con miras de amillorar as nuestras trazas de fablar. Ista comunicazión trata de as diferens trazas que os lesicografos han ta presentar os materials lesicos.

1. EMPIEZE. Perén y en todas as fablas s'en han feito de catalogos de os "corpus" lesicos con miras de optimizar o emplego d'ers. A traza más emplegata tradizionalmén ta clasificar os contenitos lesicos de una fabla ye estata ra de arringleramiento por orden alfabetico. O arringleramiento por orden alfabetico ye o más comodo ta o lesicografo, pero presenta problemas ta os consultadors de os dizionarios. Bi ha atros criterios ta organizar os contenitos lesicos de una fabla. Os «glosarios» (por ex., glosario de nombres de plandas merezinals) son un antezedente d'emplego de o criterio analoxico. En o esmo de os sers umans, un rete de analoxías achunta y relaziona ras palabras. O criterio analoxico no ye que una prebatina de sistematizazión de o dito rete mental de analoxías en un tarabidau (cast. 'estructura') de partis embrecatas que se

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preba a reproduzir o tarabidau que bi ha en o esmo. Por ixo, puede afirmáse que ye más natural y, en a mida en que os problemas teoricos que presenta sigan resueltos, más prautico. Os emplantillamientos (cast. 'planteamientos') lesicograficos en o campo de as analoxías en o suyo sentito más amplo (superador de a teunica de os glosarios) han una tradizión que blinca de un sieglo, y han dato salita, en a mida que isto ye posible, a ra enrebesata tarea de alcanzar un rete cheneral de palabras/ideyas que fa posible triar y arringlerar o "corpus" lesico de cualsiquier fabla de unas trazas más razionals y prauticas que o tradizional arringleramiento por orden alfabetico. As palabras no son solencos entes de razón encletatos en trestallos impasables. En a relazión entre eras alcanzan o suyo pleno sinificato. Un dizionario que alcanze a presentá-las plateramén embrecatas en un contesto paradigmatico ye un artulario de triballo asabelo más útil que aro construyito seguntes o criterio alfabetico. Encara ye posible enantar más en o prozeso descrito dica agora. Un terzer criterio complementario con os dos anteriors ye o que podérbanos clamar criterio situgazional. Con o criterio situgazional, as palabras continan relazionando sen por as suyas analoxías, pero agora drento de un contesto sintagmatico. En iste ran (cast. 'nivel') ye en o que as palabras alcanzan o suyo sinificato más pleno. O criterio situgazional mete en relazión as palabras en un contesto encara más natural que o analoxico. Pasa de un contesto paradigmatico ta atro sintagmatico. O problema ye que os alazez (cast. 'bases') teoricos que lo fan posible son encara luén de a perfeuzión alcanzata por a teoría analoxica; no han que una tradizión de, alto u baxo, zincuanta añadas. Nos trobamos debán de dos bectors imbersamén relazionatos. A fazilidá y comodidá de o lesicografo se torna en artifizialidá y esnaturalizazión en a presentazión a o consultante de os materials recullitos. Por contra, oquefer de plegar en una formulazión prebia que premita presentar as palabras en un contesto natural y plenamén sinificatibo, por más que siga enrebesato, fa más fázil o triballo de o consultante.

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2. 0 CRITERIO ALFABETICO. No cal i cuatemar as carauteristicas d'iste criterio. Ye conoxito por toz os leutors. No quiero que siñalar beis defeutos d'er. Ye un prozedimiento antinatural de presentar os contenitos lesicos. Esburzia (cast. 'divorcia') a ras familias (o pai se troba a muitas paxinas de a mai). No ye bueno ta triballar, entre que o piquero rechira por as paxinas y troba toz os artularios y materials que prezisa ta prenzipiar a obra, ya se ye feita ra ora de plegar y en to no ha feito cosa. Presenta o grau problema de dó meter as dentratas que han más de una palabra. ¿Do meter a esprisión castellana "mucho ojo que la vista engaña" ta que o leutor la trobe plazentera? Ye posible plegar en un acuerdo prebio y determinar una serie de prioridaz, fundando se en os componens gramaticals de a esprision. Meto por caso, si a esprisión ha un nombre se trobará en a dentrata d'ixe nombre. Si no bi'n ha de nombre y sí de achetibo se trobará en a dentrata d'ixe achetibo, y asinas nos trobaremos con una serie que talmén contine por os berbos y remate en as conchunzions. Pero si o consultante ye rechirando á esprisión ye porque no la conoxe y no s'en remera d'era. Lo unico que ha en as mientes ye una ideya, una palabra, que, por un regular, no será ra mesma que aquera drento de a que o lesicografo dezidió meter a esprisión. En o caso presentato, astí alto se trobará en "ojo". Ya ye de dar que l'artifizialidá d'iste emplantillamiento no da guaires buenos risultatos. Estoi que toz nos emos trobato bella begata en o contornillo de no saper ta dó acudir ta trobar aquera esprisión de a qu'ébanos a espezie pero de a que no remerábanos as palabras que la feban. Pero, por más que plegá-se nos en una combenzión razonablemén plazible (cast. 'adecuada'), cal reparar en que puede estar que bi aiga atras esprisions rilazionatas con a primera que, por un regular, se trobarán en atras dentratas, con o que tresbatiremos a oportunidá de contrastar y sospesar as chicotas esferenzias que bi aiga entre eras, o que nos permitirba triar a más plazible ta esprisar o matiz que ye en as nuestras mientes pero que i

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remanerá ta cutio como ideya baziba (cast. 'estéril') qu'ese puesto fer más rica y esauta ra nuestra esprisión oral u escrita.

3. 0 CRITERIO ANALOXICO. O caso anterior estoi que contrimuestra que ye preziso trobar aíra soluzión más loxica ta o problema de a clasificazión y presentazión de os contenitos lesicos. O criterio analoxico da salita ta o problema presentato en o alpartato anterior. Baxo a dentrata —u palabra/ideya— "consejo", en o Diccionario Ideológico, de Julio CASARES, nos trobamos os nombres, berbos, achetibos, etz. que forman o campo semantico "consello" (exemplo: consejo, aviso, recomendación, Consejo de Estado, aconsejar, asesorar, tomar consejo de, consultante, consultivo, etz.). Y antimás, bellas esprisions y frases feitas (tirar a uno de la capa , mira, mucho ojo, mucho ojo que la vista engaña y más ven cuatro ojos que dos). Estoi que irte curto exemplo contrimuestra bien plateramén as bentaxas d'emplegar o criterio analoxico en a presentazión de os materials lesicos. Profes que ye un guallardo paso ent'abán si lo contimparamos con o criterio alfabetico, pero no ye pro. Encara ye posible amaná-nos ne más ta os consultadors de os dizionarios con miras de fé-lis más fázil y fructifero ro suyo triballo. Como emos beyito en o exemplo anterior, tasamén se ha blincato de o ran (cast. 'nivel') paradigmatico ta o ran sintagmatico. Si paramos cuenta en as esprisions recullitas en er, coxiramos (cast. 'echamos en falta') atras que bien esen puesto i estar. Asinas, pasando agora ta l'aragonés, esprisions como ta yo que o millor serba..., ta o mío (curto) entender o qu'eses de fer ye..., o que cal que (faigas ye)..., yo que tú no..., ten por cuenta que..., fe te cargo que..., más te se bale..., ta bien estar eses de... , bien te se balerba millor..., etz., seguntes o emplego que por o común se fa de o criterio analoxico, no amanixerban en un dizionario analoxico de l'aragonés.

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¿Serba posible i recullí-las? En prinieras (cast. 'en principio'), cosa bi ha que lo biede (cast. 'prohíba'), pero no gosa (cast. 'suele') fé-se. No se fa en dengún de os dizionarios analoxicos que conoxco. ¿Qué cosa? Estoi que porque no se ha dato en a posibilidá de fé-lo, y pro. A lesicoloxía como estudio de a sinificazión y etimoloxía de as palabras se queda curta en as suyas miras y sólo que allá que allá gosa (cast. 'se atreve') trespasar dillá de as suyas güegas (cast. 'límites'). A inclusión de contestos sintagmaticos en os repertorios lesicograficos ye un camín encara cuasi inesplorato, que de fixo ha de dar risultatos apreziables, pero, de bez, sinifica una segunda reboluzión en a zenzia de a lesicografía. No ye pro con pasar de un criterio alfabetico dica uno analoxico en un contesto paradigmatico. Con a inclusión de contestos sintagmaticos, o criterio analoxico reculle bellas aportazions que lo fan algo diferén. Pasamos dende o criterio analoxico ta o situgazional.

4. CRITERIO SITUGAZIONAL. En primeras, o criterio situgazional no ye que una reagrupazión de os contenitos lesicos ya agrupatos con un criterio analoxico enamp lato (cast. 'ampliado') ta recullir tamién todas as esprisions y frases relazionatas con a "palabra/ideya" que antis quedaban difuera de o sistema. Ta fer ista reagrupazión, pasa de o rete de "palabras/ideyas" dica un tarabidau (cast. 'estructura') de situgazions, que se preba que siga lo más completo posible, en as que se produzen feitos de lenguache. O rete de "palabras/ideya"que fa o alazet teorico en o que se funda o criterio analoxico, por más que, como se ha dito astí alto, no siga que a formulazión tarabidata (cast. 'estructurada') de o rete de analoxías que relaziona ras ideyas en as mientes de os fablans, gosa estar cualcosa pro larga y enrebesata. A clau de o prozeso ye preguntá-se: "¿cómo nos esprisamos en una fabla determinata cuan nos trobamos en una situgazión determinata?", en cuenta de "¿qué palabras meto baxo ista dentrata?". O exemplo que ye contino puede meter más plateras as cosas. Metamos por caso a situgazión No

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azeutar un ofreximiento u embitada. En aragonés, ista situgazión puede produzir os siguiens esponens lingüisticos, entre atros: No, se agradexe; ya me cuacarbalpetarba, ya pero...; no cal, se agradexe; pro que no me cuacarba pero...; poco goyo que no me ferba pero...; de buen implaz (lo ferba) pero...; firme goyo que me ferba pero...; firme que se agradexe pero...; ya ye de agradexer ya, pero... . Como puede beyé-se, sernos pro luen de as jautas ringleras de un dizionario alfabetico y, mesmo, de as de uno analoxico. A begatas, encara ye posible amaná-se ne ta un analís más fino, trestallando os esponens lingüisticos en diferens gradazions. A situgazión Esprisar dica qué grau ye uno seguro u dandaloso de cualcosa puede trestallá-se de istas trazas: — Grau de muita seguranza (cast. 'seguridá').

Profes que sí/ no; pro que no (lo sape); de fixo que sí/ no; soi cambenzito de raso de que...; araba que...; bágale que... . —Grau de seguranza meya.

Estoi que; ta yo que; creigo que ; bi sé que; bien (bi abrá)...; tan caro no; regular que... . —Grau de débil seguranza.

Talmén que; puede que; se conoxe que. Ye curto ro puesto de ista comunicazión ta prebar de dar razón completa de os alazez teoricos que fan posible a presentazión de os materials lesicos seguntes o criterio situgazional. Remito a o leutor ta ra bibliografía que amanixe en o cabo de a mesma. Bellas ideyas alazetals pueden estar as que i son contino. Os dizionarios situgazionals abrán tres capetulos estreitamén rilazionatos os unos con os otris en un tarabidato (cast. 'estructura') de situga-

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zions de comunicazión:funzions lingüisticas, nozions espezificas y nozions chenerals. Con funzion lingüistica quiere dizí-se o que o fabián (cast. 'hablante') se preba a alcanzar cuan, en un inte determinato, se comunica con atra/s presona/s. Ye una ideya, no un feito de lenguache. Con nozions espezificas quiere dizí-se os sinificatos (seguntes a terminoloxía de SAUSSURE) u ideyas que o fabián ha en as mientes cuan fabla en una situgazión concreta. Istas nozions espezificas se conoxen (cast. 'distinguen') de as nozions chenerals en que no s'emplegan qu'en ixa situgazión. Con nozions chenerals quiere dizí-se os sinificatos u ideyas que o fabián ha en as mientes, que no sólo s'emplegan en una situgazión concreta, sino que balen ta muitas situgazions. Un esponen lingüistico ye a cadena fablata u o testo escrito con o que o fabián reyaliza lingüisticamén una funzión lingüistica, una nozión espezifica o una nozión cheneral. Meto por caso. Ta ra funzión lingüistica Demandar que belún faiga cualcosa, un esponén lingüistico puede ser Si te baga, ¿quiers...? Ta ra nozión espezifica O posiento, como esponens lingüisticos podérbanos nombrar leito, lienzuelo, capezal, lazena, etz. Ta ra nozión cheneral Color, os esponens lingüisticos poderban ser os nombres de as colors y as cualidaz suyas: roya, amariella, blanga, fosca, esbufalita, etz. Por lo dito dica agora, puede beyé-se que os capetulos nozión espezifica y nozión cheneral amanixen ya en os dizionarios analoxicos tradizionals. A innobazión ye en a inclusión de o capetulo de funzions lingüisticas. Una zaguera observación. O feito d'emplantillá-se a rechira filoloxica en fablas poco estudiatas como son as nuestras, o catalán de Aragón y l'aragonés, contando como alazet con un tarabidau situgazional, presenta, cuan menos, dos bentaxas:

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Tendemos a traduzir literalmén esprisions de a fabla dominante, o castellano en o caso de l'aragonés, sin reparar en que cuasi de fixo emos soluzions propias millors que a traduzión literal. En cuenta de traduzir a esprisión castellana hasta luego con un, ta yo, inadempribiable (cast. 'inaceptable') dica fugo, partindo de un emplantillamiento situgazional ye posible preguntá-se ¿Qué dizen os aragonesofablans ta espedí-se? Bels esponens lingüisticos son Que baiga bueno y A plantar fuerte, que profes que son muito más de rezibo que o predito "dica lugo". Antiparti, contar con una formulazión teorica, prebia y lo más completa posible, de situgazions de comunicazión puede aduyá-nos a no quedá-nos en un ran que podérbanos clamar folclorico, que puede estar que siga polito pero me penso que ye de una utilidá pro relatiba. Antimás de dá-nos una guía que tarabide (cast. 'estructure') y dé sentito de conchunto a ras nuestras rechiras, o criterio situgazional nos premite escubir os bueitos (cast. 'vacíos') que bi ha en a nuestra rechira, ta parar cuenta en ers con más ficazio ta mirar de trobar os esponens lingüisticos que, por un regular, de fixo que han d'esistir en a fabla biba, pero que no son estatos cuaternatos (cast. 'registrados') encara.

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5. BIBLIOGRAFIA CURTA. DIZIONAIRES ANALOXICOS.

CASARES, Julio, Diccionario Ideológico de la Lengua Española, Edit. Gustavo Gili, Barcelona, 1959. DELAS, Daniel, Nouveau Dictionaire Analogique, Ed. Hachette-Tc hou, 1971. MCARTHUR, Tom, Lexicon of Contemporary English, Ed. Longman, 1982. CRITERIO SITUGAZIONAL. EK., J. van, The Threshold Level, Consello d'Europa, Strasburgo, 1975. Traduzión ta l'aragonés: Ran Branquillera, Consello d'a Fabla Aragonesa, Uesca. Sin publicar.

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COMUNICACION 4

REFRANES, EXPRESIONES DE TIEMPO Y DE ESTADOS DE ANIMO EN A LUECA (A ISTORIA D'UNA MOZETA D'O SEMONTANO), DE JUANA COSCUJUELA

Por José Luis NEGRE CARASOL

INTRODUCCION. El objeto de la presente comunicación es mostrar los refranes y expresiones que aparecen en la obra de Juana Coscujuela A lueca (a istoria d'una mozeta d'o Semontano). Debido a la limitada extensión que se me exige, me voy a centrar en tres aspectos: 1.—Refranes. 2.—Modismos de tiempo. 3.—Modismos que indican estados de ánimo. Cada expresión o refrán viene inserto dentro de un contexto mínimo con el objeto de aclarar su significado. He respetado la ortografía del texto. 1. REFRANES. a) Una mentira bien compuesta muito bale y poco cuesta. «— ¿Qué, biens de chugar? — No, siñora.

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— ¡Calla embustera! Mía que te doi! Pero ya me eba pegau! Yo yera de mal gobernar, contestona y mala, seguntes me deziban toz, siempre teneba a mala contestazión á punto, y por ixo le dije: — Usted dize bellas bezes que una mentira bien compuesta multo bale y poco cuesta.Y m'escapaba á correr antes que me cayese un zumbazo» (p. 62).

b) Casa sin amo, corral sin puerta. «O Duque y a Periqueta poco se mataban por cudiá-nos, pero os pernils, conejos, gallinas y a bodega eban dau un güen bajón. Cuando mama bio aquel estricallamiento dijo:

— "Casa sin amo, corral sin puerta"» (p. 136). c) Santa Ana, giiena muerte y poca cama. «A pobre mama siempre estaba con a misma canzión de que se quereba morir y de que ya no feba falta en este mundo. Nusotros l'animábanos, pero ella deziba:

— "Santa Ana, güena muerte y poca cama" «Se murió á os nobenta y tres años, com'una santica á l'otro día de poné-se en cama» (p. 183).

d) Este quiero y éste no quiero y he llegadito a parar al mayor despeñadero. «Mi hermana Nunila, á pesar de ser tan guapa y tener tantos nobios y pretendientes, no s'ha casau con nenguno y está soltera. A o que tamién l'iziba mama:

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— Nina, á to'l mundo disprezias; á tu te ba á pasar o d'aquella: "Este quiero y éste no quiero y he llegadito a parar al mayor despeñadero"» (p. 184).

2. MODISMOS DE TIEMPO. a) de mañanas. «En l'ibierno matábanos un par de tozinos. Yera tan de mañanas que aún eba estrellas; mama no nos llamaba pa que no estorbásenos» (p. 124). b) de noches. «A papa no le sentó bien que aquella parolera dijese simplezas delante os críos. Nenguno d'os tres quisiemos entrar pa nada ta entro asta que fue de noches y entremos toz» (p. 120).

c) asabelo 'período largo de tiempo e indeterminado'. «Como yera d'esperar, s'apagaba o candil y se caeba entre o fiemo. Por miedo á que nos pegasen si sobíbanos sin luz, bienga á tantiar pa encontrálo. Nos costaba asabelo antes de dar con a torzida y os dos piazos d'ojalata y os mistos» (p. 109). «Yera berdá que o qu'eba feito no teneba perdón de Dios, pero tampoco en eba pa tanto. ¡Por poco me lisian! Angel y Trebiño, con tanto estrapaluzio, se despertón, y ploraban espantaus de bier cómo me malmeteban. ¡Qué desgrazia por culpa mía! Me lo tube que sentir asabelo de tiempos» (p. 131). Es una expresión que resulta muy frecuente a lo largo de la obra. Indica un período de tiempo indeterminado e impreciso, que puede ir desde unas horas a muchos días. Sin embargo siempre se trata de un tiempo vivido subjetivamente como excesivamente largo.

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d) un Jesús 'período de tiempo muy breve'. «Cuando clariaba sacábanos o morrer t'a fuera, ya yera otra cosa. Nos bestíbanos en un Jesús y echábanos á correr» (p. 171). Se recurre a elementos religiosos para marcar un breve transcurso de tiempo, por comparación con el tiempo real que cuesta pronunciar un nombre o rezar una oración. En este mismo sentido se encuentra la expresión: "No tenébanos tiempo d'izir amén" (p. 139). e) con a cascara en o culo 'muy joven'. «Antes d'os ocho años, con a cascara en o culo —como iziba mama—, nos afirmaban á treballar fuera de casa pa no tener que mantenénos, ganando tres duros á l'año» (p. 84).

O cabo d'año. «Por Año Nuebo íbanos un rabaño críos á pedir de casa en casa "cabo d'año". Dende o patio gritábanos: — ¿Nos dan "cabo d'año"? Bella vez, pa amolá-nos, nos contestaban: — Corta-te un dedo y te daremos un paño. En as casas que nos en daban, acostumbraba á ser almendras, pansas, tortadas, mostillo, miel, figos y otras cosas» (p. 121). Pilar MORENO MARTINEZ (La Navidad en el Altoaragón , "Argensola", n2 90 (Huesca, 1980), pp. 405-424) recoge esta costumbre en la zona del somontano de Barbastro, concretamente en Azlor, Barbastro, Estadilla y Olsón. Asimismo, menciona la existencia de un refrán relacionado con esta costumbre: "No te fíes de río claro, mula guita, ni bolsa d'o cabo d'año"

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Explica que se trata de una bolsa o envoltorio muy elaborado, pero sin contenidos valiosos: un puñado de bellotas, algún higo seco,... g) fer San Miguel. «Desempeñaba o treballo d'una persona grande: masar, coger olibas, bendemar, dar gabillas, escardar y llebar a comida t'o monte con unos zestóns caramolleros y tan grandes que montaban tres bezes más que yo. Tamién feba as cosas de casa. Siempre estaba de malas y carrañosa. Por cualisquier cosa feba San Miguel. Tanto m'importaba tener mala fama por í-me-ne antes d'ixe santo» (p. 147). El día 29 de setiembre, festividad de San Miguel, era considerado tradicionalmente como fecha de vencimiento de los contratos verbales entre los asalariados que trabajaban en una casa como jornaleros o sirvientes. De ahí pasó a significar 'romper el contrato, irse de la casa donde se trabaja', aunque no se esperase a esa fecha concreta. h)fer a mediodiada. «— Espera; dí-le-ne d'esta manera: le zeñas tocando-te a luenga con os dedos, sacando-la t'afuera, y dizes: poda, poda. Ya bierás qué contenta se pone. Yo, ni curta ni perezosa, fize o que m'iziban. ¡Me cagüen en yo! Aquella pobracha me se miró con os güellos medio abiertos, porque estaba trespasada fendo a mediodiada, continó sin fé-me caso y zerró os güellos» (p. 162). Con esta expresión se indica el sopor que acompaña al descanso, que sigue a la comida del mediodía. Puede ser, en algunos contextos, un sinónimo de siesta.

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3. MODISMOS QUE INDICAN ESTADOS DE ANEVIO.

a) Estar pasau de cabeza 'loco'. «Al llegar a deligenzia t'Adagüesca, estaba todo o lugar en a carretera. Ya eba corríu a notizia de que llegaban dos u tres mozos d'allí. Esperaban á Angel su padre y su hermana Marieta, que de tanta alegría paizeba qu'estaban pasaus de cabeza» (p. 17). b) Golverse barrenau 'volverse loco'. «Ella no eba reparau que feba días que se la miraba con güenos güellos. Y se sintió que l'abrazaban y estiraban t'afuera d'o fogaril. Espantada, se quiso endrechar, pero o chandro l'apretaba ta él, y no se podeba soltar. María se l'encaró y le dijo: —¿Qué fa?, ¿qué s'ha güelto barrenau?» (p. 35). c) En candeletas 'impaciente'. «María iba todas as noches un ratico ta casa d'ella, antes de dar a zena á os amos y criaus. Andrés la esperaba aquella noche en candeletas, y ascape l'empujo: —A que no endebinas quién ha beníu por tu? — Qué me sié yo-le contestó ella. —Te lo diré, porque no en darás nunca» (p. 22). d) Paize que le deben y no le pagan 'estar enfadado'. «María que yera muy modosa y callada, no le contestaba nunca; al contrario, cuando teneba que izé-le algo, aunque estase desgustada y él no se lo merezese, l'iziba: — Padre, tal cosa u tal otra.

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El, que siempre paizeba que le debeban y no le pagaban, no dejaba de reconozer que a mozeta no yera rencorosa» (p. 35).

e) Paize un tozino mal zenau 'estar descontento'. «— ¡No encontraré á faltar miaja á Adagüesca! No sabes con a ilusión con que e beníu, pero Angel ya ye otra cosa. No quereba benir, e teníu que porfiar muito. Dende que saliemos de casa, paize un tozino mal zenau; Ya se le pasará, y si no que s'en güelba, que o que ye yo, no me pienso mober d'aquí» (p. 47).

f) Estar carrañoso / carrañosa 'estar enfadado'. «Aún no teneba tres años, que nazió mi hermano Angel. Mama ya teneba que competir con os cuatro y l'agüelo. Siempre estaba carrañosa y l'iziba á papa: — Estos finos m'han de matar, son más malos que Caín» (p. 64). g) Estar amolau l amolada 'pasarlo mal'. «Teneba calentura y sólo tomaba caldo de gallina. Se deziba: — Paize que cada día estoi peor y más amolada. ¡No faltaría más que me morise y se quedase sin madre esta criatureta!» (p. 31). h) Pasar as de a Enquesizión 'pasarlo mal'. «María yera endeble, pero siempre iba cargada y treballaba com'un burro. Sobre tó cuando beniba de labar con o roscadero pleno de ropa enzima d'a cabeza, que se l'escorreba por enzima y le bachaba por a tripera asta o melico. Si feba frío pasaba as de a Enquesizión, y por si yera poco, aún llebaba un cantazo pleno bacho o brazo» (p. 32).

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i) Si la punchan no le sale sangre 'sorpresa'. «A María no se l'escapaba o que l'eba por dentro á su marido. Una d'aquellas noches, cuando entró a zenar, y sin qu'ella se lo esperase, le soltó á boca jarro: — ¿Chica, te falta muito pa parir? A María si la punchan no le sale sangre» (p. 54).

h) Estar sabedor 'estar al tanto de un asunto'. «Angel bienga á dá-le prisas á ra suya muller y no s'atrebiba á dezí-les cosa á os suyos primos, pero estaban sabedores d'as intinzións, ya que María no les callaba de que o día menos pensau emprenderían o camino de cara ta casa» (p. 54).

CONCLUSION. Es innegable la aparición de dos componentes fundamentales en los refranes y expresiones mostrados: 1.—El elemento rural-campesino. 2.—El componente religioso. En el primer caso, resulta obvio que el habla cotidiana de gentes que habitan el medio rural esté influida por el entorno que les rodea y en el que desarrollan su vida. El campo, los animales, la naturaleza es un elemento de referencia obligado en su modo de expresarse, debido a que conforma su cosmovisión. Por otra parte, el componente religioso hace su aparición inevitable en una sociedad campesina, que muestra unas tradiciones y creencias fuertemente arraigadas.

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BIBLIOGRAFIA. COSCUJUELA, Juana, A lueca (a istoria d'una mozeta d'o Semontano), Huesca, Publicazións d'o Consello d'a fabla aragonesa, 1982. MORENO RODRIGUEZ, Pilar, La Navidad en el Altoaragón, "Argensola" (revista del Instituto de Estudios Altoaragoneses), n2 90 (Huesca, 1980), pp. 405-424. LISON ARCAL, J.C., Cultura e identidad en la provincia de Huesca, Zaragoza, Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1986.

He de citar, por último, la valiosa colaboración como informante para explicar el sentido de algunas expresiones de Consuelo Carasol Escobar.

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COMUNICACION 5

LA OBRA PAREMIOLOGICA DE MOSEN PEDRO VALLES, DE SARIÑENA

Por José de JAIME GOMEZ José MI de JAIME LOREN MI Carmen de JAIME LOREN

«Es un dicho Antiguo, Usado, Breue, Sotil, y Gracioso, obscuro por alguna manera de hablar figurado, sacado de aquellas cosas, que mas tratamos. La antiguedad les da autoridad, y grauedad para suadir facilmente aunque de si mesmos afficionen ya al que los oye. La breuedad dorada de alguna sentencia apazible, los haze ser aceptos, y Ceua la memoria para retenerlos».

Estas cortas frases, extraídas del Prólogo del Refranero de Pedro Vallés, contituyen la primera de las definiciones sobre el refrán y su contenido, que hemos encontrado en toda la historiografía de la paremiología castellana. En verdad que es una bella y acertada descripción de estos pequeños conceptillos de la literatura popular, que se resisten por su variedad y sutileza a ser encerrados en las rígidas definiciones académicas.

1. ALGUNOS DATOS BIOGRAFICOS Y LITERARIOS. Poco conocemos sobre la vida de Pedro Vallés, y la mayor parte de ello procede de la "Biblioteca" de Félix Latassa. Sabemos que nació en Sariñena, seguramente en los primeros años del siglo XVI; según consta en los epigramas que preceden a los sermones del franciscano Fr. Domingo del Pico, era Maestro en Artes en 1545.

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Nieto del famoso gramático Antonio de Nebrija, además de reputado teólogo, hizo una amplia incursión en el campo de la historia, fruto de la cual surgieron varias de sus obras más importantes. Así, en 1549 publicó, al principio del Trilogio o Canciones del Maestro Fr. Domingo del Pico, un largo poema latino titulado Carmen pici figuram exprimen , qtie fue impreso en Zaragoza en un tomo en folio. También vieron la luz en la capital aragonesa sus otras producciones bibliográficas, que nos permiten suponer con fundamento que por tierras aragonesas debió de ejercer su ministerio sacerdotal y su actividad académica. Tres años más tarde, en 1562, publicó la obra que arranca con este largo título: Historia del invictisimo, y muy animoso caballero, y capitan don Hernando de Abalos, marques de Pescara, con los hechos memorables de otros siete capitanes del emperador Carlos V. De este nombre, es a saber: Prospero Colona. el duque de Borbon. Don Carlos Lancy. Don Hugo de Montada. Philiberto, principe de Orange. Antonio de Leyba, y el marques del Guasto. Recopilada por el maestro Valles. Con una adicion por Diego de Fuentes, donde se trata de la presa de Africa, y asimismo, la conquista de Sena, con otras hazañas particulares. Dirigidas al ilustrisimo señor don Juan Ximenez de Urrea, conde de Aranda, vizconde de Viota,... Concluye diciendo que: «A honra y gloria de Dios todo poderoso, fue impresa la presente Historia de Don Hernando de Avalos, Marqués de Pescara en la Muy Noble, y Leal Ciudad de Zaragoza, en casa de Agustín Millán, Impresor de Libros, a costa de Miguel de Suelves, alias Zapila, Infanzón, Mercader de Libros, Vecino de Zaragoza. Acabose a 8 dial del mes de Abril, año 1562».

En el libro se incluyen dos sonetos de Diego Ramírez de Murcia, poepor la Universidad de Alcalá, y otro de Diego Fuentes, a modo laureado ta de conversación con el marqués de Pescara. La obra es una detallada reseña biográfica de D. Hernando de Avalos, con eruditas disquisiciones históricas que ponen de manifiesto sus grandes recursos literarios y el pe.rfecto dominio del idioma; no son raros en ella los aragonesismos y los localismos. Comenta Latassa que: «No vid Don Nicolás Antonio esta edición. Es rara, y se conserba un exemplar en la Libria publica del Duque de Medinacelli de Madrid. Falta en la

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Biblioteca Real de aquella Corte. Su Volumen es en folio de letra gótica. Tambien se imprimió en Anterpia en 1570, en 4p».

2. OTRAS OBRAS HISTORICAS. Para muchos investigadores, el sacerdote oscense Pedro Vallés, antes que un paremiólogo y literato, es considerado un verdadero cronista histórico. Primero escribió la obra biográfica que acabamos de comentar, pero el libro por excelencia que lo sitúa entre los autores de asuntos históricos son las Adiciones a la historia de los Reyes Catholicos de Hernando del Pulgar . Advierte Latassa que el maestro Vallés realizó una edición de dicha historia, vista por el arzobispo de Zaragoza D. Hernando de Aragón, titulada: Chronica de los muy altos, y esclarecidos reyes don Hernando, y doña Isabel de gloriosa memoria. Fue editada en Zaragoza por Juan Milán en el año 1567 en folio. Sigue un corto prólogo de Pedro Vallés, donde se lee: «Considerando los muy grandes, y memorables hechos de Cathólico Rey Don Hernando, nunca harto alabado, nuestro aragonés de felice memoria, acabados con soberana grandeza, y admirable prudencia de animo tan christiano, puse la mano en estas Adiciones de mi profesión agenas, movido por ruego de amigos etc.».

Y en la página inmediata aparece el lema: «Breve, y compendiosa Adición hecha por el Maestro Vallés a la Chrónica de los Cathólicos, y esclarecidos Reyes Don Hernando, y Doña Isabel de féliz memoria, que fue por Herrando del Pulgar recopilada, y compuesta en latín por el Maestro Antonio de Nebrissa, y ahora en Romance traducida por su Nieto».

De donde se sigue, en primer lugar, que Vallés considera estas disquisiciones históricas "... de mi profesión agenas ...", es decir, debió de ocupar en ellas parte del tiempo que le dejasen libre sus actividades eclesiásticas. En segundo término, nos permite conocer el parentesco que lo unía con Antonio Nebrija, y, por tanto, el fácil acceso que debió de tener al famoso gramático y a su obra. Finalmente, que son falsas las imputaciones realizadas por el cronista Dormer en el sentido de que el paremiólogo de Sariñena había alterado el estilo original de la crónica, pues ya advierte

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claramente en el largo título anterior que se trata fundamentalmente de una traducción —bastante libre, añadimos nosotros— de la Historia de Nebrija. La adición consta de ocho capítulos, que tratan del nacimiento de los Reyes Católicos, donde Vallés altera el orden de las "Decadas" de su abuelo, incluyendo además la toma de Granada, que no se trata en la versión latina. Por eso, con buen criterio conjetura Latassa que la versión castellana de Vallés procede de refundir las crónicas de Nebrija y de Hernando del Pulgar. En la página 214 añade una nueva adición de 36 capítulos, donde trata de la recuperación de Nápoles y de la conquista del reino de Navarra. 3. EL PRIMER REFRANERO EVIPRESO DE GRAN IMPORTANCIA. El Renacimiento, que había aparecido hacia la mitad del siglo XV, alcanza su auge a principios del XVI, originando una marcada transformación en la vida y en la forma de pensar de todos los pueblos de Europa. En España, el Renacimiento supone una magnificación de lo popular, lo que, como consecuencia, dignifica y eleva al refrán. Esta valoración viene de la mano de Erasmo, que aprendió de los antiguos el valor moral e histórico de los refranes, y extendió pronto su influencia hacia otros erasmistas, abriendo por primera vez esta rica vena de la sabiduría popular, renovando con ello la afición que hacia los adagios habían sentido la Antigüedad griega y romana. Esta orientación de los estudios del Renacimiento hacia el cultivo de los refranes halla en España una calurosa acogida. Es en el siglo XVI, el Siglo de Oro Paremiológico, cuando aparecen las grandes compilaciones de adagios; la primera de ellas y una de las más importantes de toda la paremiología española es la obra del sacerdote de Sariñena que lleva por título: Libro de refranes copilado por el orden de A, B, C, en el que se contienen quatro mil y trescientos refranes, es el mas copioso que hasta oy ha salido impresso. Año MD.MXIX en Zaragoza. En la página que cierra la obra, puede leerse: «Fue impreso el presente libro en la Muy Noble, y Leal Ciudad de Zaragoza en casa de Juana Millán, Biuda de Diego Hernández, a costa de Miguel

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Zapila, Mercader de Libros. Acabose a XLIII. de Septiembre, año mil y quinientos y quarenta y nueve».

En la portada del libro (Biblioteca Nacional, ejemplar n2 R/2773), no figura por ningún lugar el nombre de Vallés; sin embargo, no ofrece dudas su autoría por cuanto en una composición poética en latín de 22 versos que aparece en el prólogo, el acróstico resultante de las iniciales de cada verso da como resultado la siguiente frase: Mossen Pedro Valles auctor. Este libro es la primera paremiología impresa de gran importancia; hasta entonces, lo único publicado son pequeñas colecciones adagiales fragmentarias que reúnen algún centenar de refranes en el mejor de los casos. Los 4.300 que recoge el maestro de Sariñena suponen una labor ingente de pesquisa de los antiguos y de espigueo en la filosofía del hombre de la calle. Así lo hace constar en el Prólogo un amigo del autor en una composición poética en tercetos: «... Es vuestra obra exemplos singulares que refranes se dize vulgarmente cogidos quatro mil por centenares. Y aunque han escrito sabiamente, a vos nunca en igualdad subieron ni fue nunca su dezir tan prudente. El número tan alto no tuuieron que al vuestro alguno jamás llegarse porque de mil passar non pudieron...».

4. CONTENIDO. FUENTES DOCUMENTALES. PLAGIOS.

El libro es un volumen en 42., con letra gótica de tres tamaños, portada orlada y dibujada por Juan de Iciar e impresa en negro y rojo. Siguen unas advertencias versificadas, Al pio lector, de varios amigos del autor, y se continúa con un interesantísimo Prólogo de Pedro Vallés, donde lleva a cabo un documentado estudio sobre el refrán: sus antecedentes en las literaturas clásicas, en la Sagrada Escritura y en otros sabios y moralistas de la Antigüedad; su brevedad y profundidad. Pondera largamente la importancia

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de los mismos, no sólo por su valor educativo y didáctico, sino también por la belleza conceptual que encierran en su sencillez, y porque son capaces de transmitir las ideas y forma de pensar de culturas y civilizaciones muy pretéritas. Encarece el interés de su libro, que —según cuenta— le ha supuesto el trabajo de muchos años, deseando que: «... aprouechase a todos los que leyeren este libro de refranes y sentencias maravillosas, donosas y aún prouechosas para hablar, escrebir y conversar».

Concluye el Prólogo con una cita laudatoria de los Adagios de Erasmo. Despues de unos tercetos, En loa del auctor I vn su amigo, vienen los versos latinos cuyo acróstico atribuye a Vallés la paternidad del libro, y comienza la relación alfabetizada de las 4.300 paremias (que van sin glosas), algunas de ellas repetidas. Las fuentes originales de donde mosén Pedro extrajo los refranes son muy abundantes; el mismo autor indica que los tomó "de acá y de acullá", con una motivación más colectora que moralizante. Es decir, que Vallés se preocupa más de reservar para la posteridad cuantos refranes llegaron a sus oídos, con curiosidad renacentista hacia las manifestaciones del arte y del saber popular, que de extraer de ellos el rico caudal de conocimientos que atesoran. Por el lugar de impresión del libro, y sobre todo por las abundantes referencias de carácter aragonés, y aun por los localismos que se deslizan en la obra, se acepta comúnmente que buena parte del material paremiológico, si no todo, se recogió directamente de las tierras de Aragón. Por eso, la colección de Vallés, unida a las de Horozco, Hernán Núñez y Correas, de la región central, y a la de Mal Lara, de Andalucía, completan la geografía refranera española. Así, el estudio de las obras de estos autores nos permitirá conocer qué paremias eran específicas de cada región y cuáles generales de toda España.

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En esta fiebre renacentista por el refrán, que prendió en catedráticos y eruditos como los antes mencionados, quienes buscaban recoger el mayor número posible de paremias en sus colecciones, hubo autores que, sin escrúpulo alguno, daban como propios refranes copiados subrepticiamente a sus contemporáneos. Así, en pleno siglo XVI, Mal Lara advierte la similitud entre las paremias compiladas por Vallés y las que aparecen en la obra de Hernán Núñez, el Comendador Griego. Erróneamente achacaron algunos al oscense la posibilidad de plagio, cuando de existir tal fue precisamente al revés. Hoy existen abundantes pruebas documentales de que, en paremiología, Núñez actuó en más de una ocasión desaprensivamente; si fue bibliopirata de Páez de Castro e intentó serlo de Francisco de Espinosa, no resulta extraño que copiase a Vallés, cuya obra es, además, en seis años anterior a la del Comendador Griego. Al final, comenta ocho refranes castellanos con su equivalencia latina, con amplios comentarios donde deja notar sus grandes dotes literarias y su profundo conocimiento de los clásicos latinos y griegos. Como sacerdote, imprime a estos comentarios y glosas un carácter eminentemente moral y ejemplificador.

5. EDICIONES DE LA OBRA. Editada en Zaragoza en 1549, posiblemente existió otra impresión anterior de la que no ha llegado ningún ejemplar a nuestros días, pues en la hoja que da principio al texto figura este encabezamiento significativo: «Libro de Refranes o sentencias muy buenas y prouechosas para todo estado de gente, AGORA NUEUAMENTE COPILADO por el orden del A, B, C. MDXIJX».

Es un libro bibliográficamente muy extraño. El librero-editor Melchor García Moreno no conoce más ejemplar que el de la Biblioteca Nacional, lo que, unido a su mérito por la pureza de la recolección y el número de refranes, le llevó a realizar una edición facsímil esmeradísima y limitada a cien ejemplares (Madrid, 1917).

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Joseph Haller, en la edición alemana de su paremiología, Al spanisch Sprichwórter und sprichwórtliche Redensarten (Regemburg, 1883), incluye los 555 primeros refranes de la obra de Pedro Vallés, con amplios y jugosos comentarios, comparándolos también con otras paremias castellanas y alemanas. En cualquier caso, magra atención editorial para una obra cumbre en la paremiología española, que, para los aragoneses, tiene el interés adicional de incluir los refranes más frecuentes en el habla coloquial de nuestra tierra en el siglo XVI. Se hace imprescindible, pues, el estudio crítico y la edición de esta pieza clave de la literatura paremial aragonesa y española.

BIBLIOGRAFIA. AMADOR de los Riós, J., Historia crítica de la Literatura Española, t. II, 1862, 509 pp. CASTILLO de LUCAS, A., Selección de refranes médicos de la colección de Pedro Vallés, "Medicamenta", t. LIV, n'2 482 (1970), pp. 455-462. CEJADOR FRAUCA, J., Historia de la Lengua y Literatura Españolas, t. II, Madrid, 1915, 204 pp. GARCIA MORENO, M., Catálogo paremiológico, Madrid, 1918. JAIME LOREN, J. M., Los animales a través de la Literatura paremiológica castellana (tesis doctoral inédita), t. I, Valencia, 1986, pp. 143-148.' LATASSA y ORTIN, F., Biblioteca Nueva de los escritores aragoneses..., t. I, Pamplona, 1798, pp. 289-292. SBARBI, J. M., Monografía de refranes, adagios y proverbios castellanos, Madrid, 1891, 222 pp. VALLES, P., Libro de refranes..., Zaragoza, 1549, 78 pp.

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COMUNICACION 6

JOAQUIN COSTA Y LOS REFRANES

Por Jesús PARAISO GROS

«... Los refranes (al igual de los demás géneros poéticos populares), se fundan en la observación, y son una traducción, en cierto modo, mecánica del mundo exterior, dicen efectos y no causas, declaran lo que las cosas son en alguna de sus manifestaciones externas, mas no lo que son en su interior esencia... »1 .

Quien así habla es, en palabras del profesor Guillermo FATAS, "un hombre sabio", que afirma rotundo «El que formula un principio de ciencia popular, un adagio, v. gr., interpreta el sentimiento público, vive en el espíritu de la universalidad, dice lo que todos saben o sienten, y precisamente por esto aquella fórmula se hace de uso general como criterio positivo de conocimiento y entra a formar parte del tesoro científico del sentido común»2.

El objeto de esta comunicación pretende ser solamente un recordatorio de una de las mentes más lúcidas y polifacéticas de nuestra tierra. Joaquín Costa. Este hombre, que en tantos campos de estudio se anticipó, se dedicó desde temprano a recopilar y estudiar el refranero popular del Altoaragón.

1 COSTA M ARTINEZ, Joaquín, Influencia del arbolado en la sabiduría popular, "El Demócrata" (Madrid, 10-IV-1880). 2 Ibídem.

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En abril de 1880, publicó en el diario madrileño "El Demócrata" un artículo titulado Influencia del arbolado en la sabiduría popular. En él, Costa, apoyándose en refranes de la Hoya de Huesca, del Somontano y de la Ribera del Cinca, explica cómo el pueblo, tomando una serie de lugares como puntos de referencia, describe la manera de obrar de los fenómenos meteorológicos que le preocupan y afectan; así, entre otros refranes, cita: Tancat k Guara, ventana a Balagué, dona palla als bous y ficate al pallé (Benabarre). Aire de port antes de San Miguel, lo pagés torna a miré al cel (Ribagorza Alta). Nubes en Turbón, agua en Aragón (Ribagorza).

A lo largo de los años, publicó D. Joaquín varios artículos en diversas revistas y periódicos del país, como Poesía popular española: una forma típica de locución geográfica, publicado en el "B.I.L.E." el 15 de mayo de 1883, o Dictados tópicos (dicterios, elogios, etc.) del Alto Aragón, en la revista "Folklore Bélico Extremeño" (julio-setiembre de 1883). En este artículo, Costa publicó una serie de refranes, dichos y coplillas recopiladas en los alrededores de Huesca, Ribera del Cinca, comarcas de Echo, Ansó, Canfranc, ribera del Isábena, Benabarre, Ribagorza, Benasque, Barbastro,... Como ejemplo, valga una composición, que, como dice don Joaquín en el encabezamiento del punto 39-. del artículo citado, "agrupan en aleluyas los pueblos de un llano o de un valle". Según él, es una "especie de itinera: rio crítico y expositivo, muy conocido de loa arrieros, que comprende publicaciones de la parte baja de la Provincia de Huesca...". La composición dice así: En Zaidín canta el cuculo y les dice las verdades; En Torrente calzoncillos, que de cáñamo los hacen; En Belilla está la droga, y en Fraga está la comadre; En Ballobar algeceros, mata-burros en tozales Almudévar pelairía, de Francia son naturales. En Oso están los lanudos, gente de muy mal linaje, que salen por los caminos a robar los pasajantes. Mas abajo hay un convento, de monjas que no de frailes,

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En Chalamera un castillo, donde las doncellas paren. En Belver están las p... en Albalate rufianes. Alcolea repulidas, amigas de capellanes, que salen a pasear por aquellos olivares. Ontiñena malos vinos esto lo causa el terraje. Santa Lecina es pequeño, porque son cortas las calles. En Estiche resabidos, se dan los vinos usuales; San Antonio está en Pomar, y adorna toda la calle. En Conchel la Magdalena, y también San Pedro Martir. En Selgua San Sebastián, que es fiesta solemne y grande; En Ontiñena hay seis cosas, que tienen una gran fama: un molino que no muele; una acequia que no hay agua; un horno que nunca cuece; un mesón que no da posada, una taberna sin vino y una tienda que no hay nada3.

Entre los manuscritos de don Joaquín conservados en el Archivo Histórico Provincial de Huesca, existe una carpeta con el título "Folk-lore Refranes ribagorzanos"4, que contiene varias hojas manuscritas con Adivinanzas y enigmas o, como también dice, Divinetas ribagorzanas. Todos estos manuscritos y artículos de Joaquín Costa esperan en los fondos del A.H.P. de Huesca ser estudiados por los investigadores y por todas aquellas personas interesadas en conocer y comprender la vida, la sociedad, la historia reciente de este país.

3 COSTA MARTINEZ, Joaquín, Dictados tópicos (dicterios, elogios, etc.) del Alto Aragón, "Folk-lore bético extremeño" (Fregenal, julio-setiembre 1883). A.H.P. de Huesca, fondo Costa C-115, P-111. 6. 4 Folk-lore - Refranes ribagorzanos, ms. de Joaquín Costa-A.H.P. de Huesca, fondo Costa C-115, P-111.5.

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PONENCIA 3

EL CAMBIO SOCIAL EN EL ALTOARAGON (A propósito de las mistificaciones sobre la cultura popular aragonesa). Juan José PUJADAS MUÑOZ

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EL CAMBIO SOCIAL EN EL ALTOARAGON

Por Juan José PUJADAS MUÑOZ

Deseo agradecer a los miembros del Instituto de Estudios Altoaragoneses y, muy en especial, a su director, el Prof. Agustín Ubieto, su amable invitación para que participara en estas VI Jornadas dedicadas al estudio de la Cultura Popular Altoaragonesa. Quiero corresponder, asimismo, a todos los socios del instituto y a los participantes en las jornadas por las sugerencias y comentarios realizados durante el debate que siguió a la presentación oral de mi ponencia. Espero que mi trabajo no resulte discordante respecto a los objetivos que se habían fijado los organizadores de este encuentro, tendentes al análisis concreto de algunos aspectos de la cultura tradicional del Altoaragón. Mi propósito, antes de detenerme a analizar dimensiones específicas del proceso de cambio social regional, es realizar una reflexión sobre la ambigüedad en las conceptuaciones que se realizan de nuestro objeto de estudio, la cultura popular. Asimismo, me detendré brevemente en el bosquejo de un tema totalmente imbricado con el anterior, como es el de las conexiones existentes entre el fortalecimiento y concreción del sentimiento colectivo de identidad regional y el gran auge que, paralelamente, está teniendo en Aragón el estudio y la difusión de la cultura popular propia. Considero que esta reflexión es especialmente pertinente en un país en el que, por falta de institucionalización universitaria, el estudio de la cultura popular está condenado al amateurismo o al tratamiento sesgado que se realiza de este ámbito desde el campo de otras disciplinas adyacentes a aquélla a la que corresponde su estudio científico, la Antropología Social.

BIBLIOTECA (AZLOR) INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES HUESCA

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1. SOBRE EL CONCEPTO DE CULTURA POPULAR.

Como acertadamente señala J. F. MIRA (1985, pp. 24-25), cultura popular es un concepto que, al menos en uno de sus significados más frecuentes, equivale al término sajón folk-lore, entendido como "formas de vida, de hábitat y de habitación, de economía, tecnología e instrumental, de fiestas, de religión, de expresión plástica u oral, etc., esencialmente no urbanas, preindustriales, fuera de la evolución 'central' de las sociedades modernas". O dicho en otras palabras, la cultura popular entendida como tradición, como el legado del pasado proyectado en el presente. Un presente indudablemente urbano, industrial, dominado por un orden económico, social y cultural que va mucho más allá de las fronteras nacionales, para caracterizarse como una realidad estandarizada, que amenaza con borrar la mayor parte de las diferencias regionales por medio de los poderosos mecanismos de la propaganda y, sobre todo, a través de la penetración tecnoeconómica de las grandes corporaciones transnacionales, que imponen su ley de forma progresiva e imparable. Es curioso constatar esa capacidad de desdoblamiento que posee nuestra sociedad urbana y capitalista, poniendo, por un lado, los medios para la transformación de todo orden económico y social, con lo que se hace inviable la reproducción social de las capas de la población rural que persisten en unas estructuras precapitalistas, mientras que por otro lado fomenta el estudio de las tradiciones y costumbres de esa misma sociedad que está contribuyendo a destruir. El ejemplo más palpable de ello lo tenemos durante el siglo XIX, cuando, a lo largo de toda Europa, surge la práctica del folklore y el interés por parte de las élites urbanas hacia el pintoresquismo de la vida campesina, pastoril o pesquera. Este movimiento se halla indudablemente vinculado, al menos en sus inicios, con la corriente ideológica del romanticismo, aunque es evidente que la trasciende en el tiempo, llegando hasta nuestros días. La búsqueda romántica del volkgeist fichteano adopta diferentes versiones, más cargadas de psicologismo unas (que buscan el carácter o la psicología de los pueblos), otras con un esencialismo de resonancias cristianas (alma o espíritu del pueblo). Todas estas concepciones convergen en un contenido más o menos uniforme, referido a las formas de comportamiento, a los sistemas de representaciones colectivas, a la vida material, a las diferentes formas de literatura y arte y, sobre todo, a la lengua, que se

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considera como la expresión más acabada de un pueblo. Si el -geist coincide más o menos con lo que nosotros denominamos cultura, el volk- en la versión romántica no denota el término pueblo, que es una expresión genérica y poco cargada ideológicamente, sino que refiere machaconamente al significado nación (no en balde el siglo XIX ve nacer y desarrollarse unos procesos de evolución nacionalista que acabarán con la constitución de nuevos estados, como Italia en 1861 o Alemania en 1866). Estas corrientes románticas no tuvieron un impacto inmediato en Aragón. En el ámbito literario, por ejemplo, el romanticismo no proporciona ningún autor digno de mención, excepto Braulio Foz, cuya obra más conocida, La vida de Pedro Saputo, no es encuadrable precisamente dentro de la novela romántica, sino en un género a medio camino entre la picaresca y el realismo. Sin embargo, tal como destaca J. C. MAINER (1977, p. 327 y ss.), sí existe un Aragón romántico, surgido de la pluma de autores españoles y extranjeros, en los que se recrean las ruinas del pasado en figuras como el Justicia o los reyes de Aragón, se dramatizan leyendas medievales como la de Los amantes de Teruel, o se mitifica el coraje de la Zaragoza de los Sitios. De esta forma, "antes de degenerar en baturrismo vejatorio, el mito aragonés cuaja como secuela del daguerrotipo romántico", de la mano de la poesía de Bécquer, Balaguer, Feliu i Codina o Campoamor, de la narrativa de Galdós o Manuel Polo y del teatro de Hartzenbusch o García Gutiérrez, sin olvidar obras de carácter histórico como las de Quadrado o el mismo Balaguer. Esta referencia al Aragón decimonónico, mitificado por la literatura española y antesala de lo que luego derivará en estereotipo del baturrismo, como síntesis negativa de un volkgeist aragonés, nos remite a la problemática de las relaciones entre la cultura popular y la cultura con mayúsculas; esto es, la cultura de las capas dirigentes. Parece bastante cierto, a partir de las fuentes consultadas (BELTRAN, 1969 y 1979; HORNO LIRIA, 1978; LAIN ENTRALGo, 1978, y MAINER, 1977), que esa ridícula caracterización del carácter aragonés se debe, sobre todo, a la difusión de la novela costumbrista de principios de este siglo, escrita toda ella por miembros de las capas dirigentes del Aragón urbano y, en general, conservador. En autores como Miral, Baselga, López Allué, Blas y Ubide, García-Arista, etc., podemos encontrar a la vez el gusto por un pintoresquismo añejo y entrañable y la complacencia en esa caricatura de trazos gruesos que hace del aragonés un personaje brutal aun dentro de su nobleza, donde la tozudez no se pre-

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senta como virtud, sino como una versión menor y negativa de la paciencia, como diría LAIN ENTRALGO (1978, p. 8). Como vemos, el fruto literario de lo que MAINER (1977, p. 336) denomina los "retoños de la burguesía dominante" deja en bastante mal sitio lo que podríamos denominar el carácter aragonés, deformando de forma significativa los rasgos del comportamiento, así como las instituciones tradicionales del agro regional. Ciñéndonos al Altoaragón, hay que destacar las obras de Luis López Allué, moderadas dentro de lo que cabe en la difusión de ese carácter aragonés estereotipado. El tema principal de sus obras es el del libre albedrío de los individuos, enfrentado a las convenciones sociales y a los intereses de familia: «En un país donde la realidad de la vida y la lucha por la existencia hacen que se considere el matrimonio, ante todo y sobre todo, como un contrato, desde el momento que faltaron los medios para obligarse ambas partes, era imposible su realización. Ni a ella podían dotarla, ni él poseía inmuebles para asegurar la dote. Esto que parecerá brutal, de un egoismo feroz y todo lo antipoético que quiera la juventud soñadora y amante de lo ideal, asegura, sin embargo, el porvenir de los hijos, les ahorra lágrimas y les cercena sinsabores» (El Pedrisco, en Obras Completas, III, p. 65).

Otro rasgo distintivo de los relatos de López Allué es la caracterización de los personajes protagonistas, especie de héroes culturales domésticos, que actúan con una inteligencia y un tacto impropios de gente de origen rústico, como queda claro en este pasaje de la narración Pedro y Juana (Obras Completas, I, pp. 50-51): «En un hombre de instrucción y de mundo podría considerarse tan singular conducta como fruto de minuciosos estudios psicológicos o de un exacto conocimiento del corazón humano; pero exigir o suponer en Pedro tales sutilezas cerebrales, hubiera sido pedir cotufas en el golfo. El mozo obraba así como si dijéramos por instinto de conservación; porque la misma fuerza del cariño grande que sentía por Juana, le hacía presentir el triunfo si lograba mantenerse inflexible y tenaz, o como se decía él a sí mismo, 'sin abajamiento de caráuter'.»

Como ha demostrado hace unos años de forma harto convincente Susan Tax FREEMAN (1979) en un libro dedicado a los pasiegos, fue el mito romántico generado por los escritores de la corte sobre las nodrizas de la Vega de Pas y sobre los vendedores ambulantes la causa principal que tejió

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en torno a esta comunidad montañesa una reputación de seres extraños, de orígenes impuros, estigmatizados por una forma de vida atípica. La realidad pasiega mitificada se convierte en pasieguería, que es una forma postiza e injusta de enjuiciar la realidad de un grupo humano, donde la leyenda va por delante de las realidades objetivables. La conclusión más interesante del libro de FREEMAN se refiere al carácter contrastante de la identidad étnica. El concepto de españolidad, por ejemplo, formado 'en un principio a través de siglos de confrontación con la "España musulmana", siguió consolidándose y afirmándose por medio de la persecución de grupos étnicos muy diferenciados y, por ello, sospechosos: judíos, moriscos o gitanos. Mucho más tarde, acabada ya la "guerra al infiel", continuó buscando nuevas cruzadas, que se pusieron al servicio de la causa de la modernidad. Aparecen así grupos "malditos", encerrados de forma terca en el cultivo de unas formas de vida que se rechazan por romper con la lógica de la cultura dominante: maragatos, vaqueiros, paniegos y, todavía, los gitanos, que persisten en su tenaz lucha por no ser integrados. Indudablemente, hemos de enfrentarnos al hecho de que la aproximación de un pueblo (y de sus clases ilustradas, sobre todo) al fenómeno de la cultura popular no se realiza nunca dejando a un lado los prejuicios. La cultura popular, por el mero hecho de constituirse como objeto de estudio o de interés para un grupo social, se convierte por encima de todo en un emblema, en un símbolo. Recopilar folklore, hablar de las formas tradicionales de trabajo, habitación, fiestas o religiosidad no es, por mucho que se diga lo contrario, una actividad neutra, presidida exclusivamente por un afán de conocimiento científico. Los folkloristas más que nadie (y con ellos también posiblemente los antropólogos) han sido gente apasionada, que ha defendido una idea, que ha realizado alguna reivindicación, normalmente en favor de unas medidas de protección del patrimonio cultural de un pueblo. Ahora bien, el folklore no es patrimonio exclusivo, claro está, de los especialistas en su estudio. La cultura popular, difundida a través de una multiplicidad de canales por una diversidad de instancias y con una gran variedad de intenciones, se convierte en patrimonio común, en una moda, desde mediados del siglo XIX casi sin interrupción hasta nuestros días. Y, claro está, esta gran divulgación produce una serie importante de mistificaciones, que es preciso analizar.

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La principal mistificación proviene del hecho de someter la cultura popular aragonesa, de origen eminentemente rural, a la óptica de una inteligencia urbana, pues tal es la extracción, tanto de los escritores costumbristas ya citados, como de los autores del romanticismo español que escriben páginas apasionadas sobre Aragón, y, como ocurre también con los folkloristas, historiadores locales y aficionados al estudio de las hablas locales. Todos estos sectores hallan en la cultura popular, no lo que ella misma tiene de realidad, sino exactamente lo que ellos buscan de antemano: la tradición, los orígenes de Aragón, un punto de partida que sirva de cordón umbilical con la modernidad que su propia sociedad urbana representa. Esta reificación del objeto de estudio, esta negación de la modernidad por parte de la cultura popular rural y este rol de conservadores de las tradiciones seculares, convierten a los escasos habitantes de las montañas y del Aragón rural en una especie de agentes históricos de otra época trasplantados en el presente. Y es esta brutal separación entre tradición y modernidad lo que, a mi juicio, deforma y trastoca una visión global del fenómeno de la cultura popular. No es cierto que exista un Aragón moderno frente a otro tradicional, ni que aquél pueda localizarse en Zaragoza mientras que éste se halla sobre todo en los pequeños pueblos de las montañas pirenaicas; como tampoco es cierto que una comunidad rural se abra al progreso y se "modernice" en un escaso espacio de tiempo, como sugiere el trabajo de muchos antropólogos profesionales, como BARRETT (1984). Este autor trabajó a finales de la década de los arios 60 en la comunidad de Benabarre, realizando una monografía para estudiar el impacto de la industrialización y la urbanización crecientes que se producían en España sobre dicha comunidad. Su objetivo era, por un lado, "describir la organización social de la comunidad 'tradicional', es decir, antes de ser notablemente modificada por las fuerzas concurrentes con la industrialización" (BARRET-r, 1984, p. 47), mientras, por otro lado, estudiar cómo lo que él denomina la "revolución económica en Benabarre" (1984, p. 93) generó una serie de consecuencias como "la reducción de las diferencias sociales" (ibíd.) y, sobre todo, que "las costumbres ancestrales se perdían y olvidaban" (1984, p. 147). Este dualismo maniqueo entre el Benabarre tradicional y el moderno se obtiene, por un lado, a través de "los recuerdos de informantes mayores y de mediana edad, y se refiere al período comprendido aproximadamente desde 1910 a 1936" (1984, p. 47), mientras que la

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observación participante cubre la información sobre ese Benabarre modernizado. Indudablemente, el predominio del sincronismo en algunos enfoques de la Antropología Social contemporánea ha creado hasta hoy verdaderas dificultades para registrar e interpretar el cambio social y las transformaciones en los sistemas de valores o mentalidad populares. Resulta francamente aleccionadora para nosotros la trayectoria de esa nueva corriente historiográfica, denominada Historia de las Mentalidades. Carlos MARTINEZ SHAW, en un magnífico artículo panorámico sobre el tema de la cultura popular, abordado desde esta corriente historiográfica, ha dicho: «no todos los autores están de acuerdo... (en que) la cultura popular es un fenómeno histórico, una realidad imbuida de diacronía. En efecto, en el territorio de las mentalidades colectivas los cambios son lentos, difícilmente perceptibles, retardados respecto a las transformaciones que se producen en la vida económica, social y política. Así para Roben Mandrou, la Historia de las Mentalidades (donde se insertan las formas de la cultura popular) se caracteriza por un 'tiempo más largo', mientras que Ernest Labrousse la define como la 'historia de las resistencias', Fernand Braudel avanza su famosa calificación de las mentalidades como 'prisiones de larga duración'.» (MARTINEZ SHAW, 1985, p. 15).

Este mismo autor destaca cómo algunos historiadores han llegado a proponer el destierro de la cultura popular del ámbito de la historia, debido a las fuertes connotaciones estructuralistas que suele poseer el uso de dicho concepto, denotando una especie de fondo virtual de tradiciones comunes inmemoriales; es decir, algo and-histórico por naturaleza. Si la historia de las mentalidades nos muestra la resistencia de determinadas capas sociales frente al cambio (resistencia que, a la postre, es baldía, pues ningún grupo social o territorial puede oponerse en definitiva a la dinámica imparable de la historia), el folklorismo parece sugerirnos machaconamente que la supervivencia de la cultura popular va más allá de la desaparición de los pueblos que le dieron vida. La cultura popular, convertida en esencia, se confunde con ese carácter o volkgeist definidores de una comunidad. El folklore, recogido por los especialistas y conservado como el legado de nuestros antepasados, es divulgado y difundido hoy como la expresión "tradicional" de algo que se supone perenne; esto es, el carácter o psicología colectivas. De esa forma, pues, la cultura popular, convertida en

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tradición, es el cordón umbilical que une presente y pasado, modernidad y tradición. Podemos concluir, pues, que mientras las mentalidades (que son fruto de una época y de unas condiciones materiales de lucha por la existencia) cambian, a pesar de los mecanismos de resistencia y de la inercia, la conceptualización idealista del volkgeist es una esencia inmutable. De hecho, la excursión intelectual por las páginas de las recopilaciones folklóricas suele tener como principal motivación la búsqueda de una identidad con las obras de unos ancestros que parecen estar dotados de nuestros mismos rasgos. En ello reside fundamentalmente la construcción de la idea de un país o nación, como hiciera a finales del siglo XV Gauberte Fabricio de Vagad en su Coronica de Aragón. Como señala acertadamente C. LISON (1986, p. 125): «El Aragón de Vagad es una literaria elaboración partidista de unos datos históricos para probar aquello en lo que emotivamente cree; es también, y más importante, una re-creación poética de temas tradicionales y categorizaciones primarias, de costumbres, instituciones y mitos que son los que descubren la realidad aragonesa; es, por último, y formulado de otra manera, una trasposición de todos los recursos utilizados a formas simbólicas que son, en definitiva, las representaciones más reveladoras de lo que un pueblo ha pretendido en el pasado y quiere ser en el presente. La Coronica es una excepcional creación cultural, de imprescindible lectura para el historiógrafo de la identidad aragonesa. Vagad no es tanto un historiador como constructor de la conciencia regional y, por consiguiente, arquitecto de una parcela de la historia de Aragón».

2. EL FORALISMO Y LA MITIFICACION DEL ARAGON RURAL. La comprensión de esa compleja andadura histórica que desemboca en la realidad actual es algo que, como hemos apuntado anteriormente al citar el trabajo de R. BARRETT, ha quedado normalmente fuera de los puntos de mira de los antropólogos. Se hace necesario, sin embargo, insistir en el hecho de que eso que nosotros detectamos en el seno de muchas de las pequeñas comunidades del Altoaragón como mentalidades tradicionales y como comportamientos acordes con una lógica pre-capitalista es el resultado de un desajuste entre la evolución general de la socio-economía de Aragón y la débil incorporación de algunas zonas campesinas y de montaña a las relaciones de producción capitalistas. Como ya hemos señalado en otro artículo (1986), es en el largo proceso de transición desde las estructuras feudales al capitalismo, y, muy es-

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pecialmente, a lo largo del último siglo, cuando se ha ido generando la irresistible dicotomía entre unas fuerzas progresivas, representadas por la burguesía industrial y comercial zaragozana, y otras fuerzas ancladas en viejas estructuras sociales y económicas, el lento cambio de las cuales ha generado la superposición de dos lógicas sociales e, incluso, ha fomentado dos tipos de identidad regional muy diferenciados. En una ponencia de síntesis de Angel GARI, presentada en las V Jornadas sobre el Estado actual de los estudios sobre Aragón, decía: «Aunque los factores en los que incide el cambio son muchísimos, con los apuntados se pretende destacar la necesidad de abordar el problema de la identidad aragonesa en nuestro tiempo y no solo en el ayer. Por todo ello debe replantearse el estudio de la identidad, considerando el proceso de cambio también en los modelos urbanos, analizando las circunstancias en las que se ha producido la inserción laboral y social de cada generación y en las respuestas de cada una de ellas ante los diferentes rasgos de lo aragonés» (GARI, 1984, p. 51).

Lo que me parece relevante de la impugnación de este antropólogo aragonés es la insistencia en el estudio de las formas culturales urbanas del Aragón contemporáneo, por cuanto la cultura popular de Aragón, considerada como un todo, no conseguiremos hallarla en esos retazos arcaizantes de la cultura tradicional tópica y fetichizada de los repertorios folklóricos y de algunos enfoques de la Antropología Social. Lo que resulta más revelador es comprobar cuáles son los orígenes de esta construcción ideológica que reduce la esencia de Aragón a los lejanos orígenes medievales, de los que algunas instituciones políticas, sociales y económicas más o menos fosilizadas se mantienen todavía hoy vivas, gracias a la tenaz resistencia y al aislamiento respecto de las corrientes del cambio que poseen las comunidades de la montaña y el agro aragoneses. En noviembre de 1882, en plena restauración y durante dos décadas de pujanza económica debida a la creciente industrialización de Zaragoza y al momentáneo desarrollo de la viticultura derivado de la filoxera francesa, se celebra en Zaragoza el Congreso de Jurisconsultos aragoneses, en un ambiente de exaltación patriótica aragonesista que guarda gran relación con la crisis del concepto centralista de España y con la necesidad de un cambio político y social profundo. Un cambio que, según COSTA, "ha de acelerar el

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advenimiento de aquel día en que España se conozca a sí misma" (COSTA, 1883, p. 37). Para COSTA, la justificación del congreso reside en la necesidad de compilar todas las aportaciones del derecho civil aragonés (foral y consuetudinario), con el fin de emprender la tarea de la liberalización de todo el derecho de familia dentro de la legislación española. Según COSTA, la obra "regeneracionista "consiste también en eso, en saber recuperar aquellos elementos más significativos y caracterizadores del pasado de un pueblo. Para él, el genio aragonés se condensa precisamente en la justeza y previsión en los preceptos reguladores de la vida familiar, como la institución del Consejo de Familia, la Patria Potestad y los derechos de la mujer en la familia, el derecho de viudedad, las diferentes regulaciones del derecho de sucesión, las Capitulaciones Matrimoniales, la libertad de testamento, etc. Según sus propias palabras, «España no es una unidad homogénea, ni menos abstracta, sino diferenciada en miembros que son unidades vivas a su vez. Cada una de las regiones de que se compone, posee aptitudes especiales para un orden determinado de la vida: el pueblo andaluz, por ejemplo, cultiva de preferencia los fines estéticos; el catalán, los económicos; el vascongado, los religiosos; el castellano, los éticos y morales; el aragonés, los jurídicos» (COSTA, 1883, p. 40).

Es curioso comprobar cómo dentro de esa visión estereotipada sobre la diversidad de España, de la que COSTA no es más que un portavoz, el papel de Aragón viene determinado por "el culto a lá justicia, el recto sentido de la realidad, la tenacidad en los propósitos, la prudencia y el arte en el obrar y el tacto de la vida" (COSTA, 1883, p. 40). Resulta aleccionador el hecho de que todos los rasgos característicos de la burguesía urbana ilustrada, como son "el genio mercantil, el espíritu aventurero y emprendedor, el culto del trabajo", se presenten como rasgos del vecino pueblo catalán en esta especie de visión organicista de España, sin reparar en esa burguesía próspera y dinámica aragonesa de finales de siglo, que orienta sus intereses hacia los ferrocarriles, las minas y empresas eléctricas o las industrias azucareras y harineras. Esa burguesía ilustrada y liberal que se organiza en torno al Centro Mercantil, Industrial y Agrícola de Zaragoza, dirigida entre otros por hombres emprendedores como Basilio Paraíso (cfr. FERNANDEZ CLEMENTE, 1975, p. 45).

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En una visión esencialista, ahistórica, de Aragón, esos rasgos de modernidad nada pueden frente al peso de la tradición, de las instituciones, frente a la herencia del mundo rural y, muy especialmente, de la vida secular en la montaña pirenaica. COSTA, junto a J. GIL BERGES, B. COMIN, J. MARTON, N. de Otro, F. GUILLEN, P.A. IBARRA, M. ISABAL y tantos otros juristas activos en el Congreso de Jurisconsultos, acabaron de fijar, de la forma más apasionada y patriótica posible, el mito de la cultura aragonesa, tradicional y rural, ensalzando aquel orden moral en el que las familias constituyen «verdaderos Estados soberanos y autónomos y dueños de sus destinos, que poseen un nombre, una historia, un territorio y un gobierno libre de toda ley social que no sea la estatuida por ellos mismos, perpetuándose de generación en generación y transmitiendo con el hogar y con la sangre, recuerdos, tradiciones y glorias" (COSTA, 1883, p. 45).

La loa que realiza COSTA del principio standum est chartae como una encarnación de la condición libre y pactista del pueblo aragonés es una glorificación del orden rural comunal pre-capitalista; representa, por tanto, una idealización de una de esas dos realidades en conflicto en la pugna por la modernidad y el cambio social en el Aragón finisecular. La autoridad intelectual de COSTA y la gran cantidad de sus epígonos han consolidado esta visión foral y arcaizante de Aragón como representativa de la totalidad, una relación metonímica que identifica la parte con el todo, relegando el Aragón urbano, industrial y progresivo al ostracismo, como si se tratase de algo postizo, sin carta de naturaleza, desenraizado de las esencias del "verdadero" país y de sus instituciones características. Todas las referencias de ese Aragón mítico refieren a un tiempo y a un espacio distintos a esa realidad desde la que se forja la imagen de la regeneración entendida como recuperación de la tradición. De alguna forma, puede afirmarse que la inteligencia aragonesa finisecular se decanta más por los postulados de la oligarquía terrateniente, a la que COSTA y otros dicen combatir, que por la ideología burguesa y liberal, con la que parecen congeniar mejor las expresiones regeneracionistas. La razón de esa aparente contradicción parece residir en ese decisivo esencialismo, que busca lo genuino y específicamente diferencial de Aragón frente a otras culturas, y ello induce fácilmente a la sacralización de unas instituciones y de un pasado histórico esplendoroso.

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3. Los RASGOS ESENCIALES DEL CAMBIO SOCIAL: MARGINACION Y DEPENDENCIA. Existen algunas interpretaciones en las que se postula la existencia en Aragón de una gran inercia social, que motivaría una ralentización en la transformación de las estructuras económicas y técnicas. Esta evolución acompasada contrastaría, además, con el gran empuje industrializador y modernizador del País Vasco y Cataluña durante el último siglo. Este efecto de demostración de los vecinos vascos y catalanes parece haber servido de acicate a la burguesía zaragozana nada más, mientras el resto de Aragón quedaba inhibido y sin capacidad de respuesta. Algunas de las interpretaciones más radicales tienden a explicar este atraso comparativo como resultado del proceso de colonialismo interno de que ha sido objeto Aragórf por parte de sus vecinos regionales. En todo caso, lo que sí está fuera de toda duda es que, a lo largo de esta transición secular hacia la integración en las estructuras capitalistas, la montaña altoaragonesa se ha visto afectada negativamente por una serie de fenómenos de iniciativa externa, regional o nacional. Los más importantes son éstos: 1.—La desamortización de los extensos territorios comunales de la ribera del Ebro y la subsiguiente roturación de los mismos (con regadío o sin él), que ha supuesto el fin de la trashumancia de invernada. 2.—Una política hidráulica de iniciativa privada, básicamente extraregional, orientada hacia el fomento de la industrialización de las grandes urbes del entorno, incluyendo a Zaragoza, y que ha supuesto la desaparición de las escasas zonas agrícolas de la montaña y, en ocasiones, el ocaso de pueblos enteros bajo las aguas (Mediano, Búbal, Lanuza). 3.—La desaparición de un mercado laboral agro-pecuario en todo el Altoaragón, debido a la competencia de los sectores industrial y terciario y, sobre todo, a la emigración masiva hacia las grandes concentraciones urbanas. 4.—La falta casi absoluta de iniciativas públicas para reformar y hacer viable el sector agro-ganadero o para crear las bases de una industrialización de la zona (la única excepción es la de Sabiñánigo, una de las

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cuatro poblaciones de todo el Altoáragón que han ganado población desde 1900).

Empiezan a ser ya muy abundantes los estudios que profundizan estas grandes magnitudes de las transformaciones históricas y de los cambios de estructura en el Altoaragón contemporáneo, como los trabajos de BIARGE (1980) sobre la desamortización en la provincia de Huesca; el de GARCIA Ruiz (1976) sobre la crisis de los latifundios prepirenaicos; el de DAUMAS (1976) sobre la crisis reproductiva en el Sobrarbe, o algunos estudios de BIESCAS (1980) sobre la industrialización aragonesa. Faltan, sin embargo, síntesis generales sobre la historia económica del Altoaragón contemporáneo, al estilo de los de E. FERNANDEZ CLEMENTE (1975) sobre Historia Política y Social. Las aportaciones de la Antropología Social en este terreno son casi nulas, si se exceptúa el intento provisional del Trabajo de COMAS DIARGEMIR y PUJADAS (1985), donde se pretende huir del campo de las ideas y de las actitudes colectivas para indagar sobre las causas económicas y políticas que nos ayudan a comprender los procesos de transformación social y los caracteres específicos que éstas poseen en nuestra unidad de análisis. Esta especie de minifundio interpretativo, que existe todavía sobre los grandes temas del cambio social altoaragonés, dificulta la realización de propuestas sintetizadoras de tipo general, so pena de caer en tautologías o en tomas de posición apriorísticas. Sin embargo, sí creo que es positivo rechazar algunas de las mistificaciones que casi todos los estudiosos sobre el Altoaragón aceptamos más o menos explícitamente y que hacen imposible una verdadera comprensión general de este proceso. 1.— Uno de los tópicos favoritos para explicar la crisis de reproducción del sistema tradicional, desde la óptica de la modernización, es el del aislamiento de las unidades sociales de la montaña: "todas las aldeas vivían en tal aislamiento, que se proporcionaban a sí mismas todo lo más indispensable" (VIOLANT y SIMORRA, 1949, p. 137). Sin duda, es cierto que en el Altoaragón de principios de siglo, y hasta la década de los años 50, la autarquía económica y la autosuficiencia productivas jugaban un papel muy importante en el seno de las unidades de producción familiares. En el degradado paisaje rural de las montañas de Sobrarbe, Jacetania y Ribagorza, quedan todavía vestigios palpables de una sobreexplotación del escaso y poco productivo suelo agrícola, en forma de terrazas o faxas, huertos e, incluso,

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en los restos de campos de patatas en medio del bosque, cerca de los puertos de montaña (cubilares). Este rasgo ideal de la autosuficiencia lo encontramos, no sólo en la sociedad altoaragonesa, sino en todas las unidades campesinas precapitalistas. Ahora bien, la autosuficiencia económica en ese contexto socio-económico no es, en absoluto, un síntoma de aislamiento social ni material. Precisamente, en el Altoaragón la trashumancia permitía una comunicación constante entre el llano y la montaña y, a otro nivel, como destaca ESTEVA (1971), la comunicación allende las fronteras con Francia, a través de la práctica secular de las migraciones golondrinas. El aislamiento, pues, no es una característica imputable a la realidad social altoaragonesa tradicional, sino más bien la consecuencia de la penetración de las estructuras capitalistas en la región. Paradójicamente, el aislamiento, que llega de la mano de la marginación económica de la montaña, se produce progresivamente a medida que se van construyendo carreteras e instalando centrales hidroeléctricas. A medida que la sociedad altoaragonesa se abre a las influencias urbanas y capitalistas, trocando valores y confrontando las ventajas de ser pastor en la montaña (y vivir de acuerdo con los patrones de subsistencia de sus mayores) o de ser obrero, taxista o pequeño industrial en una gran ciudad, se va gestando el proceso de replegamiento de los valores autóctonos tradicionales frente a una nueva lógica, impuesta por una estructura de poder económico y social hegemónica, que acabará por imponerse, a pesar del empecinamiento de tantos y tantos resistentes anónimos. Ser pastor trashumante de ovejas hace dos siglos era una forma como otra cualquiera de ganarse la vida. Se trataba de un oficio necesario para asegurar el aprovisionamiento alimenticio regional; además, la trashumancia era técnicamente viable y económicamente rentable para las familias montañesas, que, con tal práctica, garantizaban su propia reproducción social. Sin embargo, la producción de carne que se realiza hoy se rige por unos criterios de rentabilidad impuestos por un mercado de ámbito europeo que define precios y por unas prácticas de explotación en las que la innovación tecnológica juega un papel crucial. En este estado de cosas, ser pastor trashumante o, incluso, ser un pequeño empresario agropecuario sin disponer de capital y medios tecnológicos suficientes constituye actualmente un anacronismo.

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2.— Un segundo tópico muy extendido entre los especialistas sobre el Altoaragón es la idea de que el cambio socio-económico incide escasamente en la zona a causa de unan actitud conservadora e individualista de pastores y campesinos, poco compatible con la introducción de nuevas técnicas y formas productivas. Se suele argüir en defensa de esta tesis que las prácticas consuetudinarias comunales y domésticas, el orden simbólico y moral tradicional y las estructuras de poder económico y social tradicionales, que giran en tomo a la casa y a la familia troncal, impiden la "modernización". Defender esto significa dar por supuesta la inmutabilidad de las instituciones consuetudinarias altoaragonesas. Pues, si bien es cierto que el origen de las normas hereditarias, de los consejos de familia, de las comunidades de vecinos que regulan el uso de los puertos de montaña, de los boalares y el uso de los bosques, de las facerías o de las aleras forales, se remontan a los propios orígenes del reino de Aragón, no lo es menos que, a lo largo de los siglos, todas y cada una de estas instituciones se han adecuado a unas prácticas sociales cambiantes y a una lógica adaptada a las necesidades de cada momento. La continuidad histórica de dichas instituciones no está reñida con su progresiva adecuación y modificación funcionales (cfr. COMAS D'ARGEMIR y PUJADAS, 1985, pp. 9-14). Sin embargo, hemos de enfrentarnos al hecho de que Aragón en su conjunto ha experimentado un proceso muy lento de integración en las relaciones económicas capitalistas, tanto por su tardía revolución industrial, como por la difícil y pausada modificación de las relaciones pre-capitalistas en el ámbito rural, reforzadas por la oligarquización de la propiedad rural después de las desamortizaciones. GASTON (1979, p. 932) habla de resistencia al cambio para referirse al peso de la inercia social y a la incidencia de estas estructuras sociales. No creo, sin embargo, que —como él afirma— sea la persistencia de una cultura oral (refranero) o la pervivencia del derecho foral una explicación al difícil transitar del pueblo aragonés en el marco de la nueva estructura económica de nuestro siglo. Más bien este aparente conservadurismo residual es una manifestación del proceso de marginación económica y social de que han sido objeto, no sólo el Altoaragón, sino la práctica totalidad del territorio regional, a partir de la creciente dependencia regional de ámbitos de poder lejanos que utilizan a Aragón como reserva ecológica y de mano de obra (cfr. GAVIRIA, 1976).

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3.— Otro lugar común en las interpretaciones sobre la crisis de la cultura tradicional altoaragonesa es la constatación de la progresiva desaparición de las grandes unidades domésticas, organizadas alrededor de la casa y del sistema productivo tradicional, agro-pecuario. Esta lenta agonía de la familia troncal es fruto, en primer lugar, del éxodo rural, y, además, del incremento de los grupos domésticos nucleares, como proponen P. BOURDIEU (1962) para el Pirineo francés o R. BARRETT (1984) para el Pirineo español. Sin embargo, a pesar de que es cierto que el número de familias nucleares es cada vez más abundante en el Altoaragón, hay que reconocer que la convivencia entre nuclearidad y troncalidad viene ya de lejos, pues la dinámica de funcionamiento de la familia troncal se ha fundamentado siempre, tanto en la perpetuación del tronco familiar, como en la expulsión en cada generación de los individuos no herederos. En los momentos de expansión económica o política (repoblación durante la Reconquista, procesos de colonización de tierras o durante el crecimiento urbano e industrial), han sido los grupos familiares de tipo nuclear, constituidos por individuos no herederos, los que han detentado el protagonismo de tales procesos. Por tanto, si consideramos al grupo familiar en términos de economía política, hay que afirmar que los principios de troncalidad y nuclearidad son, no sólo interdependientes, sino también complementarios (cfr. COMAS D'ARGEMIR y PUJADAS, 1985). Por otro lado, es insostenible la afirmación general que presenta el éxodo rural como la causa misma de la crisis de reproducción social de los grupos domésticos troncales. La emigración ha sido, y es todavía hoy, una constante dentro del ciclo de reproducción familiar. Las migraciones golondrinas eran una forma de que parte de la mano de obra disponible en un grupo familiar aportara unos ingresos en dinero metálico, mediante su ocupación estacional en trabajos asalariados. La emigración definitiva de algunos de los hijos no herederos era algo que liberaba a las casas con menos patrimonio de una carga a menudo difícil de soportar. Estas dos estrategias, junto a la pluriactividad o diversificación productiva, el control de la natalidad y la existencia de mercados de trabajo que complementaban la falta de fuerza de trabajo de las familias más ricas con la necesidad de trabajo por parte de los integrantes de los grupos domésticos menos favorecidos, constituían algunas de las principales variables configurantes del orden económico de base pre-capitalista, con todas las variaciones posibles motivadas

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por factores demográficos, sociales y políticos, tanto inherentes a la propia región como externas (cfr. COMAS D'ARGEMIR, 1983). La organización troncal, tanto desde el punto de vista de las relaciones sociales como desde la óptica productiva, se mantuvo relativamente estable y sobrevivió a guerras, crisis demográficas, hambres, pestes y éxodos, pues constituía una estrategia adaptativa muy correcta, dadas las condiciones tecno-ecológicas de las unidades productivas. Sin embargo, la confrontación de tales estrategias con la lógica capitalista ha ido minando progresivamente, a lo largo del último siglo, sus propias bases reproductivas, en la misma medida en que iba perdiendo vigencia desde el punto de vista productivo. La crisis productiva y reproductiva de las unidades domésticas son, pues, las dos caras de una misma moneda. El principal obstáculo del orden troncal frente a los procesos productivos agro-pecuarios reside en el carácter jerárquico y gerontocrático de las unidades domésticas. El derecho consuetudinario, igual que la práctica social, tienden a concentrar toda la autoridad en el jefe de la casa, hasta el mismo momento de su muerte. Ello incide en el hecho de que la mayoría de los herederos no se hacen cargo efectivo de su patrimonio, con plena capacidad de decisión, antes de los 45 ó 50 arios, algunos incluso más tarde. Las repercusiones que este hecho ha tenido a lo largo de este siglo, presidido por los cambios de tecnologías y de estrategias productivas, han sido bien evidentes, pues todas las iniciativas de transformación y de adaptación de las unidades de explotación quedaban amortiguadas o simplemente imposibilitadas, debido a esa forma específica de reproducción. Los viejos sistemas de valores que, de forma muy especial en el Altoaragón, representaban un culto al saber tradicional acumulado por la gente mayor, han ido cediendo paso a nuevos sistemas de representaciones, en los que el nivel de estudios, la imaginación o la capacidad empresarial sustituyen con ventaja a las viejas virtudes de la sobriedad, el espíritu de sacrificio y la fuerza física (cfr. ESTEVA, 1972). Dos fenómenos asociados a estos nuevos horizontes son, por un lado, las nuevas estrategias de la emigración, que ha ido vaciando las montañas pirenaicas de las capas de población más jóvenes y enérgicas, privando a esta región de su contribución a la empresa común de dirigir las transformaciones sociales sin poner en peligro el futuro como colectivo.

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Entre las estrategias reproductivas que se han ido incorporando en los ciclos familiares, hay que destacar fundamentalmente tres: la flexibilización de las relaciones entre dueños y herederos, la nuclearización residencial y la diversificación productiva. En primer lugar, hay que destacar el gran giro que han sufrido las relaciones inter-generacionales en las últi.mas décadas, pues se ha pasado del autoritarismo y de la fe ciega en las rutinas aprendidas de generaciones anteriores a una situación de mayor comunicación entre las dos generaciones que en cada momento representan el tránsito y el cambio de testigo en la dirección de la explotación familiar. Antaño (y todavía hoy en algún caso residual), el amo de casa ejercía de tal hasta el día de su muerte o incapacitación física, sin tener en cuenta para nada la opinión de los restantes miembros de la unidad productiva. Hoy, por el contrario, la incorporación de la generación de relevo en la toma de decisiones y en la dirección de la explotación doméstica se produce bastante temprano, pues el saber rutinario aprendido de los antepasados se contrabalancea con el saber aprendido en el colegio, en el instituto o en la Universidad. Esta temprana incorporación da savia nueva en las actividades productivas, genera mayores posibilidades de innovación en los procesos técnicos de producción, lo que redunda en la mayor viabilidad de las unidades domésticas, y cada vez es mayor el esfuerzo que realizan las familias para facilitar el estudio de sus hijos. Lástima que en la mayor parte de los casos, la ausencia de estos estudiantes se vuelve definitiva, pues sus estudios les alejan de los horizontes más bien cerrados del mercado ocupacional de sus lugares de origen. Una segunda estrategia reproductiva, que va imponiéndose cada vez más en las últimas décadas, consiste en el mantenimiento de la unidad de explotación familiar de tipo troncal, combinada con un patrón de residencia nuclear e independiente. Es decir, por un lado viven los padres con los hijos solteros, y, por el otro, el heredero con su esposa y, eventualmente, con sus propios hijos. Las causas de esta separación se hallan relacionadas con el control social que ejercen los mayores respecto de los más jóvenes, causa frecuente de disputas, especialmente entre suegras y nueras. Estas últimas son la parte más activa en este giro de las relaciones socio-familiares, pues dentro de la estructura tradicional de las relaciones domésticas troncales han representado la figura de cenicienta.

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Una vez superadas, mediante esta fórmula, las relaciones de dominación doméstica y las tensiones en el ámbito femenino, las relaciones productivas entre varones suelen resultar mucho menos problemáticas, si bien este tipo de solución suele dejar resquemor y frustación entre las personas de mentalidad más conservadora, por considerar profanado uno de los pactos básicos sobre el que se sustentaba la ideología y la estructura de la familia. Pero han de resignarse, frente al peligro, evidente y más irreversible aún, de una eventual marcha de la comunidad por parte del heredero. La tercera estrategia reproductiva es la más compleja y, tal vez, la más significativa desde el punto de vista de la supervivencia de las unidades productivas de tipo familiar. Esta consiste en la tendencia a la diversificación de las bases productivas dentro de un mismo grupo familiar. Este fenómeno, si bien no es nuevo, sí que se presenta en la actualidad de forma avasalladora, como una característica definitoria de la mayor parte de las economías domésticas. En cualquiera de los pueblos pirenaicos que hemos estudiado, es frecuente encontrar en un mismo grupo doméstico la combinación de la ganadería vacuna con el empleo del padre en la serrería municipal y la ocupación de alguno de los hijos mayores en el corte de la madera del bosque o con el trabajo en la construcción. También, a veces la ganadería se combina con algún tipo de actividad comercial, en cuyo caso los hombres tienden a concentrarse más en las actividades ganaderas, mientras las mujeres rigen más directamente el negocio familiar. Otros casos, cada vez más frecuentes, nos muestran grupos domésticos dedicados a actividades no relacionadas con el sector primario; se trata normalmente de familias dedicadas al sector hostelero (que requiere de toda la mano de obra disponible en la familia para poder llegar a ser viable económicamente) o familias con poco patrimonio, que han decidido abandonar su actividad tradicional, combinando una actividad asalariada con algún comercio o con el transporte de madera o de materiales de construcción, aparte de las personas dedicadas al transporte de viajeros. Lo relevante de esta pluriactividad es la demostración de la escasa valorización del sector pecuario o agrícola, especialmente en aquellas comunidades en las que el sector turístico o industrial es suficiente como para representar una alternativa económica. Existe una creciente presión social que conduce al abandono progresivo de las actividades primarias, ya que son percibidas como más sujetas, sucias, sin vacaciones y con menor rentabi-

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lidad económica y consideración social que las actividades comerciales o industriales. En este proceso de transformación social, los agentes más activos son las mujeres, que eran los sujetos productivos más esclavizados en la división del trabajo tradicional y que, por añadidura, se hallaban apartadas de la propiedad de los medios de producción, a través de un sistema de herencia sexista que las hacía permanecer en una posición cercana a la propiedad (en su calidad de esposas y madres de propietarios), pero ajena al poder real. Paralelamente, las jóvenes generaciones, especialmente las más ilustradas, tienden a ser aquellas que rompen moldes, imponiendo nuevas formas de relación familiar, así como innovaciones en las explotaciones domésticas; hasta el punto de que no sería erróneo afirmar que existe una diferenciación productiva basada en la edad. La mayor parte de las empresas y negocios ajenos al sector primario, así como las explotaciones agro-pecuarias de gran sofisticación, suelen ser el resultado de una ruptura generacional, que se produce en convivencia con viejas formas de explotación por parte de la generación anterior, debido al recelo que suele producir la introducción de técnicas desconocidas. De esta forma, podemos constatar actualmente la existencia de muchas explotaciones agropecuarias de pequeña escala, expresión residual de la actividad de unos hombres que se han negado a aceptar personalmente el cambio, pero que han ayudado a sus descendientes a probar fortuna en algo en lo que, si bien ellos no creen, tampoco dejan de creer, lo que no puede tildarse de actitud cerrada y ultraconservadora. Es una buena fórmula para convivir en una época de cambios acelerados que no se sabe muy bien de dónde vienen ni, menos aún, a dónde llevan. Junto a estas fórmulas reproductivas, más o menos satisfactorias, que nos hablan de mutaciones adaptativas, de concesiones, de rupturas y abdicaciones mutuas, se nos presenta un panorama mucho más sórdido y oscuro, absolutamente irreversible: el de la desaparición creciente, imparable, de cientos y cientos de unidades domésticas. No se trata ya de los pobres, de los desheredados, que marchaban a la ciudad en busca de fortuna. No se trata de las personas de carrera, que no poseen horizontes profesionales en su ámbito rural de origen. Se trata de los cientos y miles de casas pobladas por ancianos y ancianas célibes, que no han conseguido encontrar pareja con la que garantizar la continuidad del grupo familiar. Y no hay que pensar sólo en casos de personas de condición humilde, pues el problema de la

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soltería afecta por igual a individuos de condiciones sociales bien diferentes. Su único rasgo común es pertenecer al grupo de "pastor" o "ganadero"; la riqueza no importa, el estigma se halla en la imagen negativa de la profesión, aun cuando las perspectivas actuales en cuanto a la situación de la mujer en la explotación familiar han variado de forma sustantiva. Es un problema de auto-imagen, en el que el factor deteiminante es el efecto de demostración que representan las decenas de miles de personas emigradas a lo largo de este secular proceso de transformación social, económica e ideológica. La emigración, como indicaba más arriba, no es una causa de nada, es un síntoma de un proceso más general de cambio social en el que se han trocado, al cabo, todos los valores esenciales en los que se sustentaba el quehacer de aquellos pastores de mediados del siglo XIX. El contacto progresivo con otras formas de vida con mayores perspectivas de futuro, con mayor consideración social; la falta de soluciones a la creciente pauperización, aislamiento social y marginación de la vida en la montaña, fueron la causa del éxodo progresivo e irreversible que ha desestructurado el antiguo orden socio-económico e, incluso, ha hecho inviable el rasgo más sustantivo de la vida pastoril secular: la trashumancia. En un proceso de cambio en el que todas las puertas van cerrándose progresivamente, no es extraño que un pueblo acabe lanzando la toalla, por muy grande que sea su auto-estima. 4. HACIA EL ESTUDIO DE LA CULTURA POPULAR ENTENDIDA COMO CULTURA DE MASAS. A lo largo de las páginas precedentes hemos pretendido ilustrar con algunos ejemplos cómo la dinámica inexorable del cambio social contradecía esas elaboraciones ideológicas que pretenden identificar la cultura popular con el concepto estereotipado de tradición. Una tradición elaborada por una inteligencia urbana en busca de su propia identidad regional, que selecciona retazos de la Historia de Aragón, siguiendo el criterio de destacar todos aquellos elementos que permitan subrayar una personalidad étnica y cultural diferenciada, aun a riesgo de caer en la auto-caricatura, como acontece con la desafortunada literatura costumbrista, creadora del baturrismo. Esta mistificación del pasado histórico es doble. Por un lado, tiende a suspender el tiempo diacrónico, sustituyéndolo por una especie de estructu-

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ra límbica donde se da la convivencia entre instituciones, símbolos y hechos de etapas históricas bien diferenciadas, muchos de los cuales se hallan en contradicción entre sí y cuyo único nexo de unión es ser atributos de una misma esencia: Aragón. Aragón como todo globalizado, como suma de todos los aconteceres que han forjado la personalidad de un pueblo, que han generado una psicología colectiva; todo ello sintetizado en el concepto de cultura tradicional. Sin embargo, ese concepto es maquillado de nuevo, bajo la forma populista de culturalpopular. La segunda mistificación, como señalábamos más arriba, es la relación metonímica con la que opera este reduccionismo esencialista de la inteligencia finisecular aragonesa (desde los juristas del Congreso de 1882 hasta el regionalismo oligárquico durante la dictadura de Primo de Rivera). El Aragón auténtico, conservador de las esencias, fiel a la tradición, detentador de todas las "virtudes de la raza", se halla en la montaña, en el Pirineo, frente a esa otra realidad, postiza y amenazante de la modernidad y del liberalismo, representada por la ciudad de Zaragoza y su emprendedora burguesía industrial. A principios de siglo, en Aragón, igual que en Cataluña y en el resto de España, se desarrolla el folklorismo, junto al excursionismo científico, de la mano de un regionalismo conservador que posee intereses muy definidos en identificar la conservación de las tradiciones y del patrimonio etnológico con el mantenimiento de un orden social y económico establecido, que representa la perpetuación de la oligarquía que ellos constituyen. El Aragón real, según esta propuesta, consiste en el mundo rural, donde se conservan todos los aspectos de esa tradición mitificada. Se produce así un proceso de fetichización de la sociedad pirenaica, la cual pasa a convertirse en una especie de reserva indígena al servicio de los intereses de la sociedad urbana, que ejerce sobre ella su paternalismo. Como destaca acertadamente GASTON (1979, p. 933): «La cultura urbana intenta saciar su mala conciencia con la contemplación de los modos de producción de las sociedades dependientes. Y les compra la cadiera, y trata de consolarles con su admiración por lo bien que allí se vive, y se vuelve a la ciudad a desarrollar actividades incompatibles con el desarrollo de las endoculturas. Esta es la dinámica de un proceso de degradación que todavía no ha tocado fondo».

Lo más paradójico en el tema de la cultura popular es el despotismo ilustrado de las inteligencias urbanas respecto a los indígenas, representan-

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tes o depositarios del saber popular-tradicional. La cultura popular legítima e incontaminada es simplemente una tautología, no existe. Si llega a mostrarse y a conocerse es mediante el proceso selectivo (normativo) que supone la práctica folklórica y etnológica. Los que tienen autoridad para decir lo que es legítimo o no son unos especialistas de la academia, depositarios del saber popular. Son ellos los que, en defensa de esa tradición (que está por encima de las personas, pues es la encarnación del espíritu de todo un pueblo) tachan las actitudes cambiantes de un pueblo que evoluciona, como todos, como de bárbaras o de mal gusto. Se comercia con la tradición, despojando doblemente a los sujetos que se dice la representan, negándoles su derecho al cambio y arrebatándoles algunos de los vestigios de esa tradición. Y esta desposesión no es meramente simbólica, a través de las recopilaciones folklóricas, sino también material, a través del pingüe comercio con la cultura material de marchantes o anticuarios. En el marco de la sociedad urbano-industrial del consumismo, el espacio pirenaico se ha convertido en una reserva ecológica, paisajística y cultural. Las masas urbanas esperan encontrar allí tanto rincones idílicos como personajes característicos de una cultura ancestral, que han resistido los embates de la modernización y se han mantenido intactos, guardando las esencias de los orígenes. Para ese turismo de fin de semana, es muy reconfortante que los habitantes de la montaña interpreten su propio papel en esa especie de representación costumbrista, para alimentar el estereotipo de la tradición. También los practicantes de un cierto folklorismo amateur incurren en mistificaciones parecidas, en su interés por rescatar rasgos o atributos de esa construcción ideológica, fomentada por las consejerías y concejalías de cultura en los últimos años, que busca en los aspectos más arcaizantes del comportamiento y el folklore campesinos las raíces autóctonas de su propio pueblo, de una vieja identidad adormecida durante décadas de letargo social y político. Frente a este estado de cosas y frente a esa contumaz reificación del objeto de estudio del antropólogo, las perspectivas del trabajo futuro deben dirigirse preferentemente en dos direcciones. En primer lugar, y como proponía A. GARI (1984), es preciso intensificar los trabajos de Antropología Urbana, rescatando nuevos filones de la realidad socio-cultural aragonesa, operando con una idea más abierta y plural de Aragón, que nos aleje de ese esquematismo ruralista, practicado hasta hoy.

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En segundo lugar, esa ampliación del objeto de estudio supone, necesariamente, un cambio en las estrategias de análisis, trocando el esencialismo y el acronicismo, implícitos en el concepto de cultura tradicional, por aproximaciones más rigurosas y complejas, en las que se recojan los procesos de cambio social, las migraciones (especialmente desde el punto de vista de la inmigración en las ciudades), con una mayor insistencia en las relaciones entre mentalidad y el marco de las relaciones socio-económicas, y con la incorporación de marcos interpretativos que, superando la concreción del contexto etnográfico inmediato, permitan una comprensión amplia de los fenómenos de dependencia económica, social e ideológica. Se trata, en definitiva, de reconocer que las tradiciones, el folklore y todos aquellos elementos que componen las señas de identidad de una sociedad humana se dan, en la vida cotidiana, dentro de un contexto más amplio, definido por los procesos de trabajo, por la estructura política local, regional y nacional, por la influencia de los medios de comunicación social (que poseen fuertes influencias extranjerizantes y estandarizadoras). Hemos de comprender que, aun siendo muy respetable, la mera recolección de "costumbres" fuera de su contexto etnográfico amplio nos impide la comprensión de su significado socio-cultural. De otra forma, dedicándonos a recoger solamente aquéllo que consideramos rasgos de la "antigua" o de la "verdadera" cultura "autóctona" de Aragón, separando el mineral de la ganga, es decir, lo que creemos tradicional de lo moderno, lo que creemos autóctono de lo estandarizado, lo rural de lo urbano, lo único que haremos es seguir alimentando ese gran estereotipo secular que, en el orden de las ideas, ha reportado tan funestas consecuencias para la propia auto-imagen de Aragón y que, en el orden del método científico, resulta tan poco verosímil.

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COMUNICACION 1

LA SITUACION DE LA MUJER EN LOS VALLES ALTOS OSCENSES: PERSPECTIVA DE UN CAMBIO

Por José LISON ARCAL

El presente estudio toma como marco de referencia dos valles altos oscenses, ambos situados en el Pirineo oriental: Gistau y Benasque. Su elección responde a que, a pesar de su proximidad geográfica y de tratarse de dos áreas ecológica y culturalmente muy similares, presentan algunas características particulares que contribuyen a diferenciarlos en algunos aspectos. A ellos se circunscribe la muestra del estudio realizado por el C.I.S., cuyos datos utilizo en la elaboración de esta comunicación. La existencia de tales diferencias resulta relevante en la selección de estos valles, porque se pretendía que los datos resultantes del análisis conjunto de ambos casos contrarrestaran las características particulares de cada uno y pudieran ser considerados representativos de la situación de los valles altos oscenses en general. Mientras que uno de ellos ha carecido hasta ahora de una mínima infraestructura turística, el otro sí la ha poseído, generando cierta oferta de trabajo en el sector servicios. Este punto resulta relevante a la hora de estudiar la situación de la mujer en cada caso, ya que allí donde ha tenido posibilidades de trabajar en otras labores que no sean las domésticas cabe esperar que haya logrado mayor independencia y haya variado su situación tradicional. También es lógico pensar que, puesto que ha encontrado posibilidades de trabajo en su propio pueblo, se ha visto menos tentada a buscar salida en la emigración. En cierto modo, estas dos situaciones que se plantean, tomadas conjuntamente, reflejan el estado de la gran mayoría de los valles pirenaicos oscenses. Pue-

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de decirse de ellos que, actualmente, con grados diferentes de éxito en su empeño, se debaten buscando en el turismo una salida alternativa a la crisis por la que atraviesa su recurso tradicional por excelencia: la ganadería. El valle de Benasque, al que voy a considerar como el espacio comprendido por el municipio plurilocal de Benasque, está integrado por los pueblos de Cerler, Anciles y Benasque. Este último es el núcleo central que aglutina todos los servicios. Su población autóctona, según datos del propio Ayuntamiento, alcanza un total de 765 habitantesl. El turismo estival se inició muy temprano en este valle, pues desde 1801 contaba con un balneario (Los Baños de Benasque, reconstruidos en 1960); además, la altura de los picos que lo rodean, como el Aneto o el Gallinero, lo convirtieron en una base para montañeros y alpinistas. En una guía del Pirineo publicada en 1951 ya se califica a Benasque como animada población de veraneo2; no obstante, la expansión turística se produjo a partir de 1971. Fue entonces, con la apertura de unas pistas de esquí en Cerler, cuando cobró fuerza el turismo de invierno, contribuyendo a la expansión del de verano. Aunque los puestos fijos de trabajo creados han sido relativamente pocos, han surgido nuevas fuentes de ingresos derivadas del turimo, que han pasado de ser un complemento de la explotación ganadera a recurso principal y casi exclusivo de muchas familias. Sin embargo, todavía en la actualidad, parte de los trabajadores a tiempo parcial en el sector de los servicios los son también en el sector agrícola-ganadero. El valle de Gistau se extiende a lo largo del río Cinqueta. Comprende los municipios de Plan (Plan y Saravillo), Gistaín (Gistaín y Serveto) y San Juan de Plan. Sus habitantes, al igual que en el caso de Benasque, han vivido tradicionalmente de la agricultura y la ganadería; pero, a diferencia de este último, el valle de Gistau apenas cuenta con una mínima infraestructura turística. Sus accesos sólo comenzaron a mejorarse en 1982. Su población, como la del resto de los valles altos oscenses, ha ido decreciendo constantemente desde la segunda mitad del presente siglo.

1 Este dato, como los restantes sobre demografía, viene obligadamente referido a 1981, año en el que el C.I.S. inició el estudio sobre el Trabajo de la mujer rural, en el que participé y del que proceden los datos estadísticos sobre la situación de cambio. 2 Tomo la referencia de NERIN, J. M., Informe Sociológico sobre el Alto Ribagorza y sus Ancianos, Ed. Cáritas, Barbastro, 1980, p. 58 (nota 6).

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A estas características morfológicas diferenciadoras habría que añadir la común y peculiar forma tradicional de transmisión del patrimonio familiar, propia de la provincia de Huesca. La casa, que incluye no sólo el edificio o vivienda sino todos los bienes muebles e inmuebles —campos, ganado,...— que sus miembros utilizan para subsistir, se ha considerado, y en cierto modo aún se considera, un todo indivisible. Por este motivo, a la muerte de los padres, sólo se instituía un heredero universal de todos los bienes. Su misión era mantener indiviso y engrandecer —si fuera posible— el patrimonio recibido. Este heredero ha sido, preferentemente, un varón (74% de los casos) y, a ser posible, el primogénito3, dejando a las mujeres en una situación de manifiesta inferioridad en cuanto a posibilidades de heredar. Su papel, al menos en gran medida, ha quedado tradicionalmente reducido al de esposa del heredero. Su situación ha sido casi siempre de sometimiento, no tanto al varón cuanto al imperativo cultural de engrandecimiento y continuidad indivisa de la casa. Puesto que el heredero de todo el patrimonio familiar ha sido preferentemente un varón, a la mujer le ha tocado trasladarse a vivir a la casa del marido, teniendo que someterse, sin mediar transición alguna, no sólo a costumbres relativamente diferentes en cuanto a la manera de realizar las tareas, sino a un estrecho control por parte de su suegra. Esta, en principio, ha tenido como papel culturalmente determinado observar a su nuera e inculcarle los valores de trabajo y sacrificio por la casa. En este proceso (digamos, de re-socialización) le correspondía lograr convertirla en lo que la tradición consideraba una buena dueña, dispuesta a dedicar su vida al servicio de su nueva casa, con la que tenía que llegar a identificarse plenamente. Cuando, tras la retirada o la desaparición de la suegra, le ha correspondido tomar su lugar, su cometido se ha hallado vinculado a las faenas de administración interna de la casa, y su esfera de acción y de toma de decisiones reducida al ámbito del hogar. Fuera de éste, en los campos o con el ganado, su actividad ha sido secundaria. Esto no quiere decir que el trabajo que le ha tocado hacer ayudando al hombre resultara menos duro, sino considerado menos relevante desde el punto de vista socio-cultural.

3 Ver

LISON ARCAL, José, Cultura e Identidad en La Provincia de Huesca , C.A.I., Zaragoza, 1986, pp. 60 y ss., donde se trata ampliamente este tema de los herederos y la situación de la mujer.

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Incluso cuando ella ha sido la heredera, aunque el hombre hubiese de contar con su consentimiento para tomar cualquier decisión relacionada con la casa, se tendía a mantener la apariencia de que la autoridad residía en el varón. No cabe duda de que, en cada caso, los matices de tal acuerdo dependían de la personalidad de los individuos implicados. Sin embargo, no parece que en Huesca, al contrario de lo que ha venido sucediendo en Cataluña con la pubilla4, se educara a la futura heredera para tomar el papel del hombre como representante de la autoridad en la casa. Ahora bien, si fuera de la misma y de cara al exterior el papel de la mujer ha sido de subordinación al hombre, dentro de ella ha gozado de una autonomía y un respeto acordes con la importancia de su función de administradora. Si entre los oscenses ha sido fundamental la preservación indivisa y el engrandecimiento de la casa, también se ha reconocido que no hay más casa que mujeres, ya que, de la capacidad de éstas como organizadoras y administradoras de los recursos proporcionados por el hombre, dependía la buena marcha de todo. La posición del hombre ha sido la de encargado de proporcionar los recursos necesarios para sobrevivir y continuar existiendo. Si se considera la división sexual del trabajo como una función de la adaptación, resulta lógico que tanto el hombre como la mujer se dediquen por completo a sus cometidos, sin entrometerse en lo que corresponde al otro, pues suficiente esfuerzo requiere la concentración plena en la propia esfera de acción. Esta especialización ha sido entendida por los propios interesados como una forma, no sólo de delimitar responsabilidades, sino como una óptima organización del trabajo en la que no es preciso diversificar los esfuerzos, concentrándose, por tanto, cada uno en su dominio específico. El cambio socio-cultural que comienza a producirse en España acompañando al estirón desarrollista de la década de los años sesenta, abre nuevas posibilidades a la mujer, que pronto ve expectativas de mejorar su situación al facilitársele la emigración5. En este respecto, ya existía cierta tradición, dado que los varones no herederos (y en menor cuantía las mujeres que no se casaban con herederos o no eran ellas mismas herederas) se veían 4 Sobre este tema, ver MEDIO, María, La Pubilla y la Mujer en la Comunidad de Ventalló , en la obra Los Pirineos: Estudios de Antropología Social e Ilistori , Editores T. Ozanam y C. Lisón Tolosana, Edición de la Casa de Velázquez en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, 1986, pp. 252-277 5 NERIN, J. M., op. cit., p. 40, donde también destaca un fuerte componente de mujeres jóvenes entre los emigrantes de los valles altos oscenses.

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abocados a emigrar para buscarse un medio de vida. La industrialización española facilita, con su oferta de puestos de trabajo, la salida de la población de estos valles. La imposición desde el exterior de un sistema de economía de mercado, frente al de casi subsistencia y relativa autarquía mantenido hasta entonces, exige la readaptación de las formas tradicionales de explotación de los propios recursos. La institución de la casa como unidad económica (de producción y consumo) controlada por los mayores, que imponían su autoridad de forma casi indiscutida a los más jóvenes, comienza a entrar en crisis, junto con todo el sistema social y los valores culturales en los que se apoyaba. El incremento del contacto con el mundo exterior va introduciendo nuevas formas de pensar, sobre todo entre los más jóvenes. Algunos varones que podrían ser elegidos herederos de sus respectivas casas prefieren emprender el camino de la emigración. Se sienten atraídos por los sueldos fijos del obrero industrial, las ventajas de ocio y consumo de la vida urbana y la independencia de la autoridad de sus mayores. Sabían muy bien que mientras éstos vivieran continuarían imponiendo sus puntos de vista a un heredero que sólo lo era de nombre6. Así pues, para las mujeres también se abrían nuevas posibilidades de encontrar trabajo, ya como empleadas domésticas, ya en otros puestos del sector servicios. Aunque esto no era nuevo, sí se ampliaban las posibilidades de antaño. En principio, la idea de muchas chicas era salir a trabajar por unos años y regresar con unos ahorros para contribuir a pagarse una buena dote y mejorar sus posibilidades de casamiento con un heredero de casa buena. Posteriormente, una vez acomodadas en el nuevo medio, las tentaciones de no regresar se incrementaban a medida que el atractivo de casarse con un heredero disminuía. Aunque hubieran salido de casa con la intención de volver, pronto la tendencia fue casarse en el nuevo lugar de trabajo y quedarse a vivir allí. Ante la generalización de esta actitud, el número de mujeres en los pueblos comenzó a disminuir (y no sólo en algunos casos, sino de forma generalizada en la montaña oscense: Biescas, 666 hombres por 613 mujeres; Gistau, 433 por 333; Benasque, 403 por 362; Broto, 220 por 198;

6 Ver también LisoN ARCAL, José, op. cit., pp. 45-109.

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Echo, 566 por 521)7. Una de las consecuencias de esta emigración fue que a los herederos comenzó a resultarles más difícil encontrar chicas con las que contraer matrimonio. Frente a las nuevas condiciones ofrecidas por la ciudad, lo que ellos podían ofrecer resultaba poco atractivo. Esta situación contribuyó a favorecer aún más la émigración de los varones 'y a disminuir las posibilidades de crecimiento vegetativo. El problema tomaba forma de círculo vicioso y la despoblación se intensificaba. La crisis económica que comenzó en 1973 ha contribuido, probablemente, junto con una mayor explotación del turismo estival e invernal, a frenar la marcha de los jóvenes. Cada vez son menos los que viven exclusivamente de la ganadería, y, en cualquier caso, se han visto forzados a introducir mejoras en sus explotaciones. Las instalaciones turísticas se han convertido en el principal foco de atracción de inversiones privadas locales, e incluso la política municipal presta gran atención y recursos a la creación de una infraestructura adecuada. Mientras se producen estas transformaciones, la situación de la mujer puede parecer que no ha mejorado mucho, pues, aunque pueden apreciarse ciertos cambios, todavía es posible percibir en la evaluación cultural actual de su posición, la influencia de los valores tradicionales. En una encuesta realizada por el C.I.S.8 sobre el trabajo de la mujer rural en estos valles entre 1981 y 1982, las respuestas, analizadas desde una perspectiva que tenga en cuenta los valores tradicionales, pone de manifiesto las contradicciones propias de toda situación de cambio rápido de la estructura social. No vamos a analizar aquí cada una de las cuestiones planteadas, sino que vamos a realizar una breve reflexión sobre aquellos puntos que consideramos reflejan con más claridad las transformaciones habidas en el mundo femenino. De todo ello se deduciría, fundamentalmente, que frente a la expresión de unos valores que podríamos denominar relativamente modernos, los hechos reflejan ciertas restricciones en la práctica. Por ejemplo, la concepción tradicional de esferas de trabajo diferentes para cada sexo continúa ejerciendo su influencia. Aunque el 52% de las mujeres casadas y el 54% de las solieras afirman trabajar en labores no domésticas, datos posteriores 7 Fuentes: Datos del propio Ayuntamiento, en los casos de Benasque y Gistau; datos I.N.E. para los restantes y siempre referidos a 1981. 8 El trabajo de la mujer rural. Iniciado en 1981 y cuyos resultados pueden consultarse en el Banco de Datos del C.I.S., estudio na. 1920.

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ponen de manifiesto que no es tal la aparente integración de la mujer en el ámbito laboral. Pronto se descubre que un 54% de las casadas y un 17% de las solteras que afirman trabajar lo hacen en el campo familiar; que, además, de ellas, el 17% de las casadas y el 33% de las solieras sólo son contratadas eventualmente en el sector servicios. Junto a esto, el trabajo de la mujer fuera del ámbito de lo doméstico todavía se valora como poco necesario si el hombre gana lo suficiente. En este caso, sólo un 32% de las mujeres casadas y un 44% de las solteras encuestadas consideran que es conveniente que la mujer trabaje. En este sentido, la postura de los hombres es todavía más dura; sólo un 22% de ellos valora como necesario el trabajo femenino. Nos queda la impresión de que el trabajo de la mujer queda relegado a ocasiones excepcionales en las que el marido no gana lo suficiente. Postura que concuerda plenamente con los valores tradicionales ya expresados, por lo que resulta lógico esperar que algunos hombres piensen que, puesto que ellos son capaces de cumplir su cometido, la participación de la mujer está fuera de lugar. Incluso algunos pueden temer cierta crítica social por ello, al aparecer como incompetentes. Tampoco hay que pensar que tales cifras reflejan un estancamiento. Teniendo en cuenta la fuerza de la norma tradicional, el que un 22% de los varones casados reconozca, al menos verbalmente, la necesidad de que la mujer trabaje —aun siendo suficientes los recursos que él aporta— y el que haya además un 18% que acepte la posibilidad de que así sea, según las circunstancias, permite pensar en el inicio de un cambio significativo de valores en cuanto al papel de la mujer. Otro punto a tener en cuenta es que, mientras que los varones casados consideran en su mayoría que contribuyen, al menos un poco, a la realización de las tareas domésticas, las mujeres muestran su desacuerdo al respecto y consideran que los hombres apenas les ayudan en este terreno. Además, un 42% de los varones casados encuestados considera, de acuerdo con la división tradicional de esferas de trabajo, que, puesto que ellos trabajan en sus faenas, la mujer también debe hacerlo en las suyas, como ha ocurrido siempre. Ahora bien, están de acuerdo en que, si la mujer trabaja fuera, el varón debe contribuir a las tareas domésticas. Es más, posteriormente, cuando se les pregunta sobre si el lugar de la mujer es la casa, tratan de dar una imagen más moderna y el 55% se muestra contrario a esta adscripción de dominios, frente a un 28% que está de acuerdo con ella. Sin embargo, más adelante reconocen que son las amas de casa quienes, en el

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90% de los casos, preparan las comidas, friegan los platos, ordenan la casa, lavan y planchan la ropa, independientemente de que trabajen o no. Además, la distribución del trabajo de la casa se acepta como satisfactoria y sólo un 9% de las solteras se manifiestan descontentas con la situación. Cuando se pide una valoración de los cambios habidos, globalmente se considera que los resultados han sido positivos; hoy se permite que la mujer salga más y, al tener mayores posibilidades de trabajo fuera de la casa, goce de mayor libertad. Incluso los varones son de la misma opinión, pudiendo considerarse como un hecho positivo el que sólo un 6% piense que por eso las mujeres tienen menos vergüenza. Por otro lado, aunque en general se valora positivamente el que las chicas vayan a trabajar fuera, porque vuelven más cultas, más sueltas y ganan más dinero, se piensa que también les acaba por gustar menos el pueblo; algunos varones añaden que ya no les gustan tanto los chicos de allí. La evolución de la forma de pensar de la mujer respecto a cómo orientar su vida varía notablemente entre las solteras y las casadas. La amas de casa consideran prioritario para la mujer, primero, casarse; segundo, tener un buen trabajo, y tercero, gozar de independencia. No obstante, también hay ya un alto porcentaje (34%) de ellas que valora como lo más importante tener un buen trabajo. Esto parece indicar que se está produciendo un cambio de actitudes, probablemente en las casadas más jóvenes, puesto que cabe esperar que las mayores estén más imbuidas de los valores tradicionales. Por el contrario, el 58% de las solteras valora como deseable, primero, tener un buen trabajo; segundo, la independencia, y tercero, casarse. En este caso, los varones casados muestran unas actitudes similares a las de las mujeres casadas. A la hora de plantear reivindicaciones, el punto de mayor acuerdo es el de la necesidad de una igualdad con el varón, aunque todavía tienen fuerza los valores tradicionales respecto al papel que corresponde a cada sexo; así lo reflejan porcentajes eleyados de acuerdo con la frase El hombre manda siempre (35% en el caso de las mujeres casadas; 20% de las solteras, y 31% de los varones casados). Quizá donde se puede apreciar con mayor nitidez el proceso de cambio es en el grado de acuerdo con la frase Debe esperarse que un hijo casado viva con los padres. Es curioso notar que son las mujeres casadas, quienes, de acuerdo con la forma tradicional de vida, han tenido más problemas con los suegros, las que mayor desacuerdo

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muestran (44%), frente a un 35% de las 'Solteras y un 39% de los varones. Estos dos últimos grupos mantienen una postura de acuerdo ligeramente mayoritaria con tal frase (37% de las solteras; 45% de los varones casados). No obstante, dada la fuerza de la filosofía de continuidad e indivisibilidad de la casa, tales porcentajes reflejan un notable cambio de mentalidad, sobre todo si tenemos en cuenta que un 10% de las casadas, un 27% de las solteras y un 13% de los varones expresan una postura de duda respecto a la necesidad de que un hijo casado deba vivir con los padres. Para observar la fuerza de estas manifestaciones conviene comparar sus resultados con los que se obtienen cuando la frase se plantea en términos más contundentes: No hay que compartir el hogar con los suegros aunque lo necesiten. En este caso, el grado de acuerdo es mucho menor; sólo el 22% de las casadas, el 27% de las solieras y el 21% de los varones casados aceptan esta postura endurecida. En este caso, el 52% de las mujeres casadas, el 56% de las solteras y el 57% de los varones muestran su desacuerdo. Recurriendo de nuevo a la norma cultural tradicional como referente, puede parecer incluso elevado el grado de oposición —en este caso, por su radicalidad— a que los suegros compartan el hogar con los hijos casados. Creo personalmente que estas cifras deberían ser valoradas como inicio de un cambio significativo de postura respecto a algunos de los valores tradicionales señalados. Otro tema que reflejaría el cambio cultural en la mujer sería el del número de hijos que esperan tener y el del uso de métodos anticonceptivos. Las respuestas a la primera de las preguntas dan como número ideal de hijos dos o tres, rechazándose la idea tradicional de familias numerosas. Esto se justifica porque la vida está ahora más difícil y cuesta más esfuerzo y recursos educar a los hijos. A la hora de tratar el tema de los anticonceptivos, se da un alto porcentaje de personas que no contestan, sobre todo entre las mujeres casadas. Los más conocidos son el preservativo y la píldora, siendo a su vez el primero el más aceptado, y la segunda, el más reprochable. Este breve repaso sobre el papel de la mujer en los valles altos oscenses, tomando como referencia los de Benasque y Gistau, no tiene otra finalidad que plantear la situación actual de cambio. Resulta evidente que la exposición de estas zonas a los medios de comunicación de masas y la mayor interacción con el exterior han favorecido el cambio sociocultural, afectando de manera notable a la mujer. Sin duda, esto se debe también a que su papel

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tradicional era el que más contrastaba con el de la mujer moderna que preconizan los valores de nuestra sociedad de masas. Todo ello, sin embargo, refleja los problemas propios de cualquier proceso de cambio. La estructura social en la que ella desarrolla su actividad cotidiana ha sido objeto de un proceso acelerado de transformaciones. Los valores tradicionales en los que sus padres fueron socializados, y que en parte le han sido transmitidos también a la generación más joven, reflejan la influencia y el peso de la tradición cultural. Quienes crean que, porque todavía se mantienen estos referentes tradicionales, el cambio experimentado es poco relevante, están perdiendo de vista la perspectiva desde la que hay que observar el proceso. Es preciso tener en cuenta que la adaptación al cambio implica, entre otros procesos, la reformulación del conocimiento tradicional —el único con el que se cuenta en un principio—, para, desde él, tender los puentes que permitan abordar la nueva situación. Se trata de un proceso de negociación entre el conocimiento basado en la experiencia vivida y las demandas de un presente alterado. Como todo proceso de negociación implica un tira y afloja, con concesiones por ambas partes, mientras se busca un difícil equilibrio que permita la continuidad, sorteando las grandes crisis.

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