Mensajero 292

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Domingo 24 de noviembre de 2019

Adviento

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Un adviento diferente en familia P. 13

Es cristiano salir de nuestro propio yo y acoger a los pobres P. 10

ÂżCuĂĄndo se coloca el nacimiento? P. 8


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Maranathá! ¡Ven Señor Jesús!

Maranathá! ¡Ven Señor Jesús! es la frase con que el Apóstol San Juan termina el libro del Apocalipsis (Ap 22,20). Esta misma exclamación es la que guía el tiempo de Adviento, pues nos preparamos para celebrar la encarnación de nuestro Señor Jesucristo y para esperar, con fe firme, su segunda venida, llena de gloria y majestad, la Parusía. La Encarnación de Cristo es uno de los regalos más grandes que hemos recibido de parte de Dios Padre, gracias a ella Cristo asume nuestra condición humana completamente, menos en el pecado; en ella, Dios se hace hombre para compartirnos de su divinidad, es Dios mismo quien sale de sí para ir al encuentro con su creatura y darle vida en abundancia. Éste es el motivo de nuestra alegría y prueba de nuestra esperanza: Cristo, siendo Dios, ha querido vivir lo que los hombres vimos, las alegrías y las penas; los gozos y las dificultades; el amar y el ser amado. Este acontecimiento salvífico es lo que celebramos y por lo cual necesitamos prepararnos. La pregunta es ¿cómo podemos prepararnos durante el Adviento? Dice el Apóstol «es hora que despierten del sueño, porque nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada y se acerca el día. Despojémonos de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz» (Rom 13,1112). ¿Qué es lo que hoy nos tiene adormecidos? ¿Las presiones de trabajo? ¿Las angustias cotidianas? ¿Los errores cometidos? ¿Una relación

quebrada? ¿Los regalos navideños? ¡Despertemos de todo eso! Sacudámonos esos pensamientos y miremos lo realmente importante: Cristo se ha hecho hombre para darnos vida en abundancia (Jn 10,10). Todo eso es pasajero, todo eso tiene que pasar; sólo Cristo es permanente, afiancémonos, pues, a Él, que es la roca firme. En este Adviento digamos: “Maranathá! ¡Ven Señor Jesús!, ven a despertarnos del sueño para que podamos enfocarnos en tu humilde venida sin distracciones”. «La noche está avanzada y se acerca el día». Estos tiempos difíciles parecen oscuros y son abrumadores, en muchos casos los cristianos caminamos en la oscuridad de la noche, en este mundo que parece desordenado, mantengamos la fe puesta en Dios, para que entre la oscuridad de la noche podamos dar testimonio del resucitado. El día de Cristo está cerca, que nos encuentre vigilantes y firmes en la fe. En este Adviento digamos “Maranathá! ¡Ven Señor Jesús!, ven y camina con nosotros en la noche, para que podamos mantenernos fieles y, cuando llegue el día de tu victoria, podamos pasar a tu Ciudad santa”. «Despojémonos de las obras de las tinieblas y revistámonos de las armas de la luz». El abajamiento que Cristo ha hecho en favor nuestro, exige de nosotros, sus discípulos, hacer un alto en nuestra vida, detenernos para revisar nuestro ser cristiano y permitir que Dios enderece nuestros senderos y allane toda montaña, de manera que podamos crecer en la libertad de los hijos de Dios y, así, podamos servir mejor a Dios en nuestros hermanos. En este Adviento digamos “Maranathá! ¡Ven Señor Jesús!, ven y revístenos de tu luz, para que podamos darle sabor a la tierra y alumbrar a los que viven en tinieblas”. El Adviento es esperanza para nuestra vida y nuestra salvación, la Encarnación de Cristo nos interpela para dirigir nuestra vida de otra forma, según los criterios de Dios; además, nos permite tener la esperanza firme de que estamos llamados y deseados por Dios para habitar con Él en la Jerusalén Celestial, donde no habrá ya pobreza ni dolor, nadie estará triste y nadie tendrá que llorar. Recordemos este llamado que tenemos y en este Adviento digamos “Maranathá! ¡Ven Señor Jesús!, ven a llevarnos contigo allá donde Tú habitas”.

+ Francisco González Ramos Obispo de Izcalli

Directorio Excmo. Sr. D. José António Fernández Hurtado Arzobispo de Tlalnepantla Excmo. Sr. D. Guillermo Ortíz Mondragón Obispo de Cuautitlán Excmo. Sr. D. Francisco González Ramos Obispo de Izcalli Excmo. Sr. D. Oscar Roberto Domínguez Couttolenc, M.G Obispo de Ecatepec Excmo. Sr. D. Onésimo Cepeda Silva Obispo Emérito de Ecatepec Excmo. Sr. D. Guillermo Francisco Escobar Galicia Obispo de Teotihuacán Excmo. Sr. D. Juan Manuel Mancilla Sánchez Obispo de Texcoco Excmo. Sr. D. Héctor Luis Morales Sánchez Obispo de Nezahualcóyotl Excmo. Sr. D. Víctor René Rodríguez Gómez Obispo de Valle de Chalco Excmo. Sr. D. Efraín Mendoza Cruz Obispo Auxiliar de Tlalnepantla Excmo. Sr. D. Jorge Cuapio Bautista Obispo Auxiliar de Tlalnepantla DIRECTOR GENERAL Mons. Víctor René Rodríguez Gómez Presidente de la Comisión Provincial para la Pastoral de la Comunicación DIRECTORA EN TURNO Abril Villanueva COLABORADORES Equipo de la Pastoral de la Comunicación de la Provincia Eclesiástica de Tlalnepantla Los artículos y opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan necesariamente la posición oficial de la Iglesia ni de este medio de comunicación. Registro en trámite.

Es una publicación catorcenal de la Provincia Eclesiástica de Tlalnepantla. Se distribuye en la Arquidiócesis de Tlalnepantla y en las Diócesis de Cuautitlán, Izcalli, Ecatepec, Texcoco, Teotihuacán, Nezahualcóyotl y Valle de Chalco.

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El cristiano ante la espera del salvador… Por: Judith Salazar / Codipacs Ecatepec

En nuestro calendario litúrgico iniciamos el año con la celebración del “Adviento” la venida de nuestro Señor Jesucristo. Es un tiempo privilegiado que nos impulsa a estar vigilantes, con la esperanza de su llegada y alertas, toda nuestra vida, como cristianos que somos. La Iglesia nos invita a hacer una revisión del pasado que nos impulsa a vivir el presente y a prepararnos para el futuro. Celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús nos da ejemplo de su humildad y amor. Esta primera venida nos sitúa en nuestra vida diaria, en el vivir por los caminos de la justicia, la paz y misericordia, ya sea en nuestra familia, con el prójimo, el necesitado, el enfermo, el pobre. Para que cuando sea la segunda venida, la “Parusía”, gocemos de la salvación y la vida eterna que solamente él nos puede dar. En esta actualidad, donde veremos luces, escaparates, publicidad, fiestas y consumismo al por mayor, debemos estar atentos y preparados ya que el evangelio nos dice que nadie sabe el día ni la hora en que sucederá. Debemos tener en cuenta algunas recomendaciones para vivir este tiempo como verdaderos cristianos, en profundidad y preservando nuestra fe: Hacer examen de conciencia para llevar a cabo una buena confesión y estar en gracia. Comulgar. Contemplar el misterio y disponer el corazón para recibir al Señor. Ofrecer nuestra santa comunión por las necesidades de alguien más. Realizar obras de misericordia, tanto espirituales como corporales. Orar. Entablar ese diálogo con Dios. Perdonar. Meditar sobre la fe y humildad de María. Escuchar a los otros. Ser generoso con los demás. Participar en las actividades de nuestras parroquias. Tener a Cristo como centro de nuestras celebraciones y de nuestra vida misma.

Comienza un nuevo año en la Iglesia, año de retos Hola queridos lectores, los saludamos desde la Editorial del Mensajero, y nos alegramos con toda la Iglesia por el comienzo de un nuevo año en la Iglesia, año que comienza con el tiempo del Adviento, oportunidad de preparación para la Navidad y para la venida definitiva del Señor. Sin duda que, el comienzo de un nuevo año, implicará la evaluación de lo que hemos realizado durante aquel que termina. La alegría de comenzar un nuevo año, también depende de cómo terminamos el anterior, y vaya que en nuestro país y en la Iglesia estamos terminando un año de grandes retos y tensiones en todos los niveles; sin embargo, nos acompaña la fe que nos hace descubrir que hasta en los momentos de mayor dificultad encontramos historia de la salvación, pues como dice el Apóstol, “todo transcurre para bien de los que aman al Señor” (Rom 8, 28). Estas dificultades se convierten a la luz de la fe en retos para el nuevo año que comenzamos. Así entendemos que, ser y convertirnos en una “Iglesia en salida” es y seguirá siendo un reto de la Iglesia de nuestros tiempos. Trabajar por la credibilidad y la

confianza que se ha venido para abajo con los escándalos al interno de la Iglesia seguirá siendo un reto que implica adoptar no sólo una vida recta, sino además, buscar asumir el evangelio en nuestras vidas de cristianos. La violencia hacia algunos clérigos o miembros de la Iglesia a lo largo y ancho del mundo como en África, Chile y en nuestro propio país seguirá siendo un reto que implica prudencia, sensatez y paciencia, pero sobre todo, confianza en el Señor. Y con todo ello, seguir respondiendo al llamado de anunciar el evangelio en tiempos difíciles como lo dice Jesús en Mt 10, 16, seguirá siendo un reto que debemos asumir con valentía y fe. Y de la misma manera, aquello que pasa a nivel social, político, económico y cultura en nuestro país, en Latinoamérica y en todo el mundo, porque no se trata sólo de problemas de los que deberíamos quejarnos sino de fe que se traduce en acciones concretas y en soluciones efectivas para todos. Le encomendamos a la siempre Virgen María nuestros deseos, acciones y proyectos para que con su intercesión lleguen a cumplimiento. Saludos a todos nuestros lectores.


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¡Un Gran Regalo Para Nuestra Diócesis! Por: Codipacs Cuautitlán

Nuestra Iglesia Diocesana ha sido elegida sede para el próximo Congreso Eucarístico Nacional. -Esto es un gran regalo para nuestra Diócesis- dice el señor Obispo Don Guillermo Ortiz Mondragón, porque donde se recibe a muchos, se reciben muchos regalos. El regalo de la fe, de la fraternidad, del testimonio, de la cultura de cada lugar pero, sobre todo, la posibilidad de una experiencia de comunión de fe

en torno a Cristo. Nuestro obispo al recibir la encomienda de organizar el Congreso Nacional Eucarístico, ha meditado acerca de aquello que ha de llamarnos a la oración. Expresó que Cuautitlán tiene una gran riqueza en San Juan Diego, porque él vivió una experiencia profunda de la Eucaristía, comprendiendo la gratuidad de Jesucristo, donde a diferencia de la religiosidad de los

antepasados ya no es el hombre quien tiene que ofrecerle su sangre a los dioses, sino que, ahora Dios en Cristo, es quien nos ofrece su sangre. Reflexionó también sobre el acontecimiento Guadalupano, refiriendo que Nuestra Madre llegó en el momento de su aparición a un pueblo devastado, a un pueblo víctima por la conquista, recordando que a los hombres de aquel tiempo les ayudó escuchar la voz de nuestra Madre: “hijo mío, no estoy yo aquí que soy tu madre” para recuperar su dignidad, fue todo un camino de reconstrucción de la vida en la que Cristo Eucaristía es nuestra fuente. El señor Obispo señaló que actualmente en nuestra diócesis debido a que dolorosamente en el Estado de México la situación de violencia y la situación de víctimas es muy grande, en algunos casos ya se ve como algo cotidiano que alguien sufra un

asalto, robo o agresión y que esto no puede hacerse parte de algo normal en nuestra vida, tenemos que superar esta situación. Por eso nos comentó que abordarán un punto importante en el Plan Diocesano de Pastoral, “la creación de Centros de Escucha”, que sean un lugar de acogida, de recepción, donde las víctimas de violencia puedan ser escuchados y acompañados en su sufrimiento, para que logren convertirse a través de ese proceso en agentes de paz en la sociedad y en la Iglesia. Y concluyó su meditación, diciendo: “Un regalo que podemos hacerle a Cristo Eucarístico en el Congreso, es capacitarnos como agentes de pastoral, para que, imitando su ejemplo, estructuremos y construyamos centros de escucha, no solo como un lugar sino también como una actitud, la actitud del Padre que nos escucha”.

Seminario pudimos experimentar la fe viva del pueblo de Dios que constantemente busca refugio en los brazos maternales de María,

pero también nos ayudó a comprender el cariño con el que tantas personas oran no sólo por nosotros, sino por todos los futuros sacerdotes y los que ya lo son. En este sencillo y caluroso acto de piedad encontramos un aliento para poder continuar con ánimo y entrega el camino de la formación sacerdotal. A quienes no han hecho esta experiencia de piedad y fe, los invitamos a darse la oportunidad de hacerlo, el día doce de cada mes a las 19:00 hrs., en la Basílica de Guadalupe. Cabe mencionar que con motivo del 125 aniversario de la coronación pontificia de la Virgen de Guadalupe, el Papa Francisco, ha concedido a dicho santuario un Año Jubilar Mariano, por lo tanto ganará indulgencia plenaria quien pase por la Puerta Mariana. Déjate conducir por el amor de María a los brazos misericordiosos de Jesús.

El rosario del amor guadalupano Por: Seminarista Abner D. Gil Dávila, Diócesis de Izcalli El día doce de cada mes, decenas de personas se reúnen en el atrio de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe para rezar el “rosario del amor guadalupano”, un acto de piedad un tanto inusual, pues consta de ocho estaciones en los que, mientras se reza el rosario, se medita uno de los siete sacramentos en cada estación, concluyendo con el último como “La Iglesia”. En cada estación, el sacramento se asocia con el Evangelio y con el Nican Mopohua, estas estaciones están ubicadas en los lugares más representativos de santuario Mariano alusivos a los sacramentos. El pasado doce de noviembre algunos seminaristas de la Diócesis de Izcalli tuvimos la oportunidad de vivir, por primera vez, esta experiencia de fe junto con los fieles que mes con mes se reúnen a rezar el rosario, poniendo en las manos

de la morenita del Tepeyac sus necesidades y sus problemas, pero también sus alegrías y su servicio; fue una ocasión en la que como


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La verdad está solo en Dios, el bien esta solo en Jesucristo Por: Sofía Godínez Godínez

El poder sanador del perdón y la reconciliación en la familia Por: Víctor Antonio Méndez Martínez / Diócesis de Nezahualcóyotl.

Chiautla Edo. de México, 17 de noviembre de 2019. En la parroquia de san Andrés Apóstol, Chiautla, se realizó la Institución y Renovación ministerial de cientos de laicos, provenientes de las 6 vicarías episcopales de la Diócesis, que sellan su compromiso con Dios y con su Obispo diocesano para ofrecer su servicio en favor de los más necesitados, los enfermos, como Ministros Extraordinarios de la Comunión. En punto de las 10:00 horas, inició la Celebración Eucarística presidida por Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez, Obispo de Texcoco, y concelebrada por los presbíteros: Francisco Oliva Calva, párroco y vicario episcopal de san Andrés y responsable diocesano de la Dimensión de Ministerios Laicales; Juvenal Ortega Galindo, párroco en la Sagrada Familia en Chicoloapan y Coordinador Diocesano de la Unión de Enfermos Misioneros; y Eulogio Chan Dzul. Mons. Juan Manuel, exhortó a los presentes a tener cuidado con todo lo que en el mundo, nos puede distraer y apartar de Dios, fuente de vida, a confiar siempre en Él, aseguró que ‒lo mejor que nos puede pasar viene de Él‒ “La verdad está solo en Dios, el bien está solo en Jesucristo que nos lo acercó y lo trajo para que nosotros lo pudiéramos practicar a cada instante, ‒a cada instante pensar bien, abiertos al bien, a la nobleza, al cariño, al respeto, al servicio, como lo hacen mis queridas, mis queridos Ministros Extraordinarios

de la Comunión y todos los agentes de pastoral‒ siempre el bien, opción por el bien, esfuerzo por las buenas obras, multiplicar las obras con significado. Para nosotros cada pasito que damos y cada movimiento tiene un sentido, y es el sentido del amor, de la búsqueda, del encuentro, del servicio, de la misericordia”, externó. Así mismo, resaltó el servicio que ofrecen los Ministros Extraordinarios de la Comunión, en cuanto a que su actividad no se concreta solo en acercar la sagrada comunión a los enfermos, “...no solo llevan el cuerpo de Cristo que oxigena y fortalece los cuerpos humanos” comentó, sino que esta experiencia ahora se manifiesta como reflejo de una auténtica obra de misericordia, proclaman el Evangelio, ofrecen atención, cuidados, tiempo y en ocasiones después de descubrir algunas necesidades elementales, proponen las soluciones que dentro de sus posibilidades pueden ofrecen a los enfermos, es decir, fomentan más la caridad. Agradeció este servicio e invitó a los Ministros a hacerse acompañar de algún niño, joven o matrimonio para que se vayan empapando y a su vez enamorando, de este noble servicio. Finalmente el padre Francisco Oliva, agradeció a todos su asistencia, especialmente a los sacerdotes que enviaron a sus agentes, colaboradores en la formación de los ministros, coordinadores y en general a todos los agentes que hicieron posible la realización de este encuentro.

“Que toda familia del mundo pueda repetir con verdad lo que afirma el salmista: Vean qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos”. Estas palabras de San Juan Pablo II vinieron a la mente de muchos de nosotros cuando observamos cómo se derramaba el Amor de Dios en nuestra Diócesis de Nezahualcóyotl el pasado 20 de octubre. Muy de mañana la Universidad La Salle se vio llena de cientos de hermanos en la fe que preparaban la llegada de todos los invitados a esta gran fiesta que tuvo por nombre “Congreso diocesano de Pastoral Familiar: El poder sanador del perdón y la reconciliación en la familia”. Desde muy temprano, cada comisión diocesana llegó al recinto para dedicarse a las diversas actividades que tenían como único fin, acoger a cada una de las familias asistentes. Los participantes ascendieron a más de mil hijos de Dios siendo 924 adultos, 169 jóvenes y 220 niños -además de todo el equipo de servicio- que llenaron el auditorio donde se celebró la Eucaristía de apertura con monseñor Héctor Luís Morales Sánchez.

Dentro del grupo de conferencistas, podemos mencionar a la psicóloga Guadalupe Venegas y al presbítero Tomás Guerrero entre otros, quienes ayudaron, a que pudiéramos seguir y conocer mejor la gracia del Espíritu derramado en el don de la familia, desde cada una de sus partes. Los jóvenes y los más pequeños no se quedaron atrás en esta experiencia, pues también realizaron actividades que ayudaron a consolidar más el valor inquebrantable que debe tener la familia en nuestros días. Hubo exposición de información de los diferentes movimientos y carismas, sacerdotes confesaron por los pasillos; y un cierre maravilloso con una Hora Santa que dirigió monseñor Héctor Luís, en donde se reconoció, fortaleció y se celebró a los pies de Jesús Eucaristía, el regalo tan hermoso de la reconciliación en familia. ¡Si! Fuimos testigos del amor más grande que nos fue entregado desde que María dio su Sí a los planes del Señor; fuimos testigos de la locura más grande de amor que se nos dio para vivir en Él por siempre. P.d. ¡Qué viva la familia!


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Con tu Diezmo le das vida a tu Parroquia y a tu Diócesis Por: Pbro. Rogelio Zamora FMS, Diócesis de Valle de Chalco La principal tarea de la Iglesia es llevar a cabo su misión evangelizadora, con formación pastoral para los agentes, previsión de sacerdotes enfermos o adultos mayores y caridad cristiana. El Diezmo es una forma de colaborar con el Plan de Dios, es compartir nuestros bienes con las necesidades de la Iglesia, sintiéndonos parte de ella. También es la oportunidad de participar y hacer una buena obra, asumiendo la corresponsabilidad con nuestra Iglesia, reconociendo que todo lo hemos recibido de Dios. Es un modo de vida consciente, generoso y servicial, basado en el espíritu de solidaridad que nos llama a aportar cada uno lo que en conciencia se ha propuesto, no de mala gana ni a la fuerza, sabiendo que Dios ama al que da con alegría. El Diezmo es un deber del buen cristiano, teniendo siempre la confianza de que nuestro aporte será usado en la caridad con los más necesitados, siendo

este uno de los motivos más importantes, sin olvidar la evangelización y la formación permanente del clero, seminaristas, religiosas y laicos. Se recomienda aportar por lo menos un día de ingresos al año y para quienes tienen empresas o negocios, la ganancia de un día. Para quienes perciban menos de dos salarios mínimos lo que gusten dar de acuerdo a su posibilidad, lo importante es la generosidad con la que agradecemos de corazón los dones recibidos. Como católicos debemos reflexionar y orar piadosamente sobre nuestras promesas bautismales de seguir a Jesús y ser un modelo y ejemplo para los demás de ser buenos administradores cristianos. Hagamos juntos de este Diezmo una oportunidad de dar vida a nuestra Parroquia y a nuestra Diócesis, para experimentar nuestra vocación de hijos de Dios miembros de la Iglesia.

Cierre de misión intensiva 2019 Por: Francisco Hernández / Codipacs Ecatepec El domingo 17 de noviembre de 2019, como fruto del caminar en nuestra Diócesis en la vida misional, participamos de las actividades con las que dimos

gracias a Dios por la misión intensiva que durante algunos meses se desarrolló en las distintas parroquias de nuestra Diócesis. En punto de las 8:30 am, los

misioneros de las distintas parroquias, comenzaron a llegar a la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús, a las 9:00 am, iniciaron las actividades, primero con

cantos de animación y la oración de inicio, en donde como misioneros dimos gracias a Dios por los frutos que se están dando en las distintas comunidades parroquiales. Posteriormente el Pbro. Álvaro Solano Díaz, encargado de la dimensión de misiones en nuestra Diócesis junto a nuestro Padre Obispo Mons. Oscar Roberto Domínguez Couttolenc, nos dieron la bienvenida y agradeció la participación de todos en esta misión; con el lema “Bautizados y enviados” hizo algunas reflexiones sobre la importancia que tiene la misión en nuestra Iglesia, resaltando que: “La fe del cristiano no se entiende sin la misión” ya que la fe del

cristiano toma su plenitud cuando se proyecta hacia otros y este es el propósito de la misión. También celebramos la “III Jornada Mundial de los Pobres” con la Conferencia “La esperanza de los pobres nunca se frustrará” dictada magistralmente por el Pbro. José Guadalupe Granados Fitz, Coordinador Diocesano de la Pastoral Social. En el atrio de Catedral se realizó la exposición de stand con contenidos relacionados a la Pastoral Social. A las 11:00 horas dio inicio la Misa presidida por el Sr. Obispo, quien nos motivó a nunca perder la esperanza, siendo discípulos misioneros que en todo momento vayamos a los más pobres.


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Celebremos la Fe

Adviento es… Un ojo al gato y otro al garabato Por: CODIPACS / Diócesis Texcoco

¡Sí! Porque el Tiempo Litúrgico del Adviento nos propone estar alerta, vigilantes, atentos; por un lado, para conmemorar y actualizar la Buena Nueva de la Navidad, el gran acontecimiento del mundo entero, porque el Hijo de Dios, nuestro Señor Jesús, nacerá en un pesebre, y como los santos magos de Oriente y los pastores, ir, en familia y comunidad hacia aquel pequeño niño a adorarle. Por otro lado, con actitud agradecida, reflexionar sobre la segunda venida de Jesús, la Parusía o Advenimiento

del Señor, para acrecentar, fortalecer y transmitir la esperanza en un nuevo Tiempo y un nuevo Cielo, cuando se dé cumplimiento a la promesa salvífica de la Resurrección, y estar y per-

manecer siempre con el Señor. Cada cristiano tiene la responsabilidad de echar “un ojo al gato” y avivar la esperanza en el Salvador que se hizo Hombre y nos entregó todo su amor para anunciar, hacer presente y construir el Reino de Dios y liberó del pecado; y echar otro ojo “al garabato”, en el Salvador que nuevamente vendrá a juzgar a vivos y muertos, e instaurar el

Reino definitivo del Padre. Adviento significa “venida” o “llegada”, por Jesús, que vino y que vendrá; quien llegó y llegará de nuevo, acontecimiento central de nuestra fe en la experiencia del resucitado, quien abre para nosotros una nueva oportunidad de ir, en familia y comunidad, a su encuentro, para experimentar la ternura de Dios en Jesús Niño, y una nueva

oportunidad, a toda la humanidad, de reflexionar los signos de los tiempos, y prepararse con esperanza a la segunda venida de Jesús. La Iglesia, en el Tiempo de Adviento, nos invita a meditar y a vivir en actitud de espera ante la venida del Señor. El Adviento nos prepara a recibir a nuestro Salvador, en la celebración de la Navidad; nos prepara a recibir a nuestro Salvador que llega a nosotros, y nos pide tener la casa bien limpia y el corazón bien abierto para recibirlo, sin pecado, nos prepara a recibir a nuestro Salvador en su llegada definitiva, al final de los tiempos (escatología). En este Adviento preguntémonos, ¿qué nos impide o estorba para esperar y recibir a Jesús? No olvidemos, estemos atentos y volvamos a nacer con nuestro Señor, en el amor, sencillez, hospitalidad, generosidad, bondad, solidaridad, ternura, compromiso, bien común, justicia, paz, con Dios, con uno mismo, con los seres amados como la familia y amigos, los vecinos, la comunidad y toda la sociedad. Que el Espíritu del Señor nos conceda ser luz que encienda la esperanza y lleve calor del amor de Dios del mundo.


Cultura

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Los signos del Adviento Por: Pbro. Gustavo Casarrubias

El Adviento que celebramos cada año se manifiesta a través de ciertos signos que nos invitan a hacer de este tiempo litúrgico-existencial, un camino de salida al encuentro del Emmanuel, el Dios con Nosotros. La Corona de Adviento proviene de Alemania y de ahí se expande

hacia el mundo entero. Es un círculo de follaje verde, no tiene ni principio ni fin, recuerda la eternidad de Dios y nos hace pensar en los miles de años de espera en el Hijo de Dios desde Adán hasta el Nacimiento y actualmente, en la segunda venida de Cristo que estamos esperando.

El segundo signo externo es el Nacimiento, que se pone en los días cercanos a la Navidad y que manifiesta la cercanía en la sencillez del Hijo de Dios. Ahora bien, una disposición que nos puede ayudar a vivir el Adviento es el silencio. Les comparto esta

pequeña historia: “Un hombre fue a ver a un monje de clausura. Le preguntó: -¿Acaso aprendes algo de tu vida de silencio? El monje estaba sacando agua de un pozo y le dijo al visitante: -¡Mira en el pozo! ¿Qué ves? El hombre se asomó al pozo: -No veo nada. Después de quedarse inmóvil por unos momentos, el monje dijo al visitante, ¡Mira otra vez! ¿Qué ves en el pozo? El hombre obedeció y dijo: -Ahora puedo verme a mí mismo, reflejado en el agua. El monje dijo: -¿Ves? Cuando sumerjo la cubeta, el agua se agita. Ahora, en cambio, el agua está tranquila. Esta es la experiencia del silencio: ¡El hombre se ve a sí mismo! El Adviento es un tiempo privilegiado, la condición adecuada para una gran dosis de silencio exterior e interior, para recibir en la fe y en el amor a Jesús que se acerca.

¿Cuándo se coloca el nacimiento? Por: Pbro. Alejandro Alvirde / Diócesis de Ecatepec Vivimos tiempos en donde prevalece el consumismo en nuestras ciudades, en especial enS el tiempo de Navidad. Desde meses previos a diciembre vemos en los grandes centros comerciales la venta de adornos, luces, regalos que hacen referencia a esta época. Ante esta realidad que crece cada día, es importante recordar que la preparación del cristiano para celebrar la Navidad debe ser en primer lugar espiritual. Para esto, la liturgia de la Iglesia nos ayuda a que podamos prepararnos adecuadamente a esta gran celebración que es el nacimiento de nuestro Salvador. Se nos invita a vivir un ciclo litúrgico denominado ADVIENTO-NAVIDAD, ese tiempo nos ayuda en un primer lugar a prepararnos para la segunda venida de Cristo al final de los tiempos y a la conmemoración de nacimiento de Cristo según

la carne. Mientras el tiempo de navidad se nos invita a contemplar el misterio de la encarnación. Juntamente con la liturgia, la piedad popular también nos ayuda a la preparación espiritual. Como es bien sabido, además de las representaciones del pesebre de Belén, que existían desde la antigüedad en las iglesias, a partir del siglo XIII se difundió la costumbre de preparar pequeños nacimientos en las habitaciones de la casa, sin duda por influencia del “nacimiento” construido en Greccio, Italia por San Francisco de Asís, en el año 1223. La preparación de los mismos (en la cual participan especialmente los niños) se convierte en una ocasión para que los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del

nacimiento de Jesús. El “nacimiento” se recomienda colocarlo como signo de preparación a celebrar la navidad a partir de las ferias mayores de Adviento, es decir, 17 al 24

diciembre lo que habitualmente llamamos “posadas” y bendecirlo en la iglesia o en familia el día 24 al final de las primeras vísperas (en la tarde) o después de misa de la noche.


Cultura

No. 292

¿Cómo vivir el adviento? Por: CODIPACS Izcalli

Jesucristo en el centro de la vida cristiana y de la evangelización Por: Ramiro Pellitero, Revista Palabra

Cada año, hacia finales de noviembre y principios de diciembre, la Iglesia, cierra y comienza un nuevo año. El nuevo año de la Iglesia comienza con el tiempo de adviento, un tiempo en dos direcciones, que nos prepara de manera inmediata a la celebración de la Natividad del Señor, y al mismo tiempo nos recuerda su venida definitiva, cuando como reza el Credo, “vendrá a jugar a vivos y muertos”. De esta manera podemos entender que hay infinidad de formas de vivir el adviento, sea porque es un tiempo litúrgico de la Iglesia que nos prepara a vivir otro tiempo litúrgico, la Navidad; o bien, sea porque es un tiempo de reflexión escatológica que nos invita a adoptar actitudes y acciones muy concretas sobre nuestra manera de vivir en el presente. Visto de esta manera, el adviento es un tiempo que nos invita a mirar hacia el pasado, el presente y el futuro. Es una invitación a mirar cómo desde tiempos antiguos, Dios por amor al hombre ha actuado en nuestra historia para hacernos participes de su vida; y también es una invitación a contemplar el presente pues la misma dinámica de este tiempo nos invita a repensar cómo estamos viviendo; y finalmente, el adviento es una invitación a mirar el futuro, pues en el plan de Dios no está sólo alegrarnos temporalmente por la primera venida de su Hijo, sino además, ser parte de la Gloria de Reino en la eternidad, y el adviento es una preparación para eso. Ahora bien, teniendo en consideración lo anterior, nos preguntamos: ¿cómo podemos vivir mejor el adviento? Sin duda que la respuesta a esta pregunta es

muy variada por la diversidad de personas que existen, sin embargo, podemos dar algunas pautas para considerar una mejor experiencia del adviento y del comienzo del año en la Iglesia: Primero, algo sumamente importante es que durante este tiempo, el centro es Cristo, su nacimiento y su venida definitiva. La centralidad no la tienen los regalos, las fiestas y los detalles que no dejan de ser bonitos, pero no son lo más importante. Segundo, no dejemos de considerar que este tiempo no es un tiempo para despilfarrar el dinero sino para dar amor, así que no caigamos en el consumismo desenfrenado de estos días. Tercero, sería importante buscar con mayor intensidad a Dios a través de los medios de crecimiento espiritual: los sacramentos, especialmente el de la eucaristía y la confesión, la meditación de la Palabra, la oración personal y comunitaria, los rezos, especialmente el del rosario, etc. Cuarto, sería importante que en estos días buscáramos cercanía con los más pobres, necesitados y abandonados, empezando por los de la propia familia, así viviríamos las obras de misericordia. Quinto, sería una buena oportunidad para hacer alguna penitencia a manera de ofrecimiento espiritual, algún ayuno, quizá no de comida pero sí de algún vicio. Sexto, sería también una oportunidad para buscar el silencio en nuestras vidas, a veces tan marcadas por el ruido. De esta y de muchas formas más podríamos hacer del adviento y la navidad, una experiencia distinta a la de los años anteriores. El Espíritu Santo los asista en los buenos propósitos de adviento y los lleve al encuentro del Señor que ya viene.

Francisco ha subrayado la centralidad de Cristo en la vida y en la misión cristianas. A los cristianos corresponde conocerlo, amarlo y seguirlo Cristo resucitado es el alfa y omega, el origen de todo y el punto final de la transformación del mundo, por la fuerza atractiva de la Cruz y de la Resurrección. Eso no significa que no cuente con nuestra colaboración. Cristo es el centro de la misión de la Iglesia en todas sus formas: anuncio de la fe, celebración de los sacramentos, existencia cristiana como vida de servicio a las personas y al mundo. En su exhortación apostólica y programática Evangelii gaudium señala el Papa Francisco: “Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza […]. Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. […] Ésa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo” (EG, nn. 275276). Cabe preguntarse de qué tipo es esa fuerza, cómo se traduce en la vida cristiana y cómo influye en la evangelización. Joseph Ratzinger, hacia el final de la sección que dedica a la Resurrección en Jesús de Nazaret, observa que no se trata simplemente de la reanimación de un cadáver, ni tampoco de la aparición de un fantasma o de un espíritu que viene del mundo de los muertos. Por otra parte, los encuentros de Jesús resucitado con sus discípulos no son fenómenos de mística colectiva (cfr. Jesús de Nazaret, II, Roma-Madrid 2011,

pp. 316 ss.). El Misterio de Cristo es el centro de la vida cristiana y de la Iglesia. En su relación con nosotros ese centro podría ser descrito trazando el marco del plan salvífico de la Trinidad como una elipse y en su interior dos focos que se atraen mutuamente: la Resurrección y la Eucaristía. Atraídos por esos dos focos, podemos Vivir con mayúsculas extendiendo, gracias al misterio de la Iglesia, el misterio de Cristo a todas las realidades humanas, pues en Él nos movemos y existimos los cristianos (cfr. Hch 17, 28). El Catecismo de la Iglesia Católica (cfr. nn. 638-655) señala que la Resurrección es obra de la Santísima Trinidad, como confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñó. Nos abre a una nueva vida, la de los hijos de Dios, y es principio y fuente de nuestra resurrección futura. Todo ello tiene que ver con la fuerza de la Eucaristía, que nos da la vida de Cristo resucitado, nos une en la Iglesia como sujeto histórico “portador de la visión integral de Cristo sobre el mundo” (en expresión de R. Guardini), de sus sentimientos y de sus actitudes. La Eucaristía alimenta el desarrollo y ejercicio del carácter sacerdotal que recibimos con el bautismo y que nos configura como mediadores entre Dios y los hombres. De ahí la necesidad de ser conscientes de la predilección que Dios nos ha mostrado. Y de que ese agradecimiento se traduzca en nuestra correspondencia de amor a la Trinidad y en la participación activa en la evangelización.


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Espantar la modorra Jaime Septién, periodista Colaboración especial para Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada Por: ACN

Existe -no lo inventé yo ni tampoco lo inventó nadie en específico– una realidad en las organizaciones civiles y, por descontado, en las religiosas: si no comunicas no existes. Todos los que están dentro de los grupos que se dedican a hacer el bien (más aún, aquellos que se juegan la piel en lugares remotos y descristianizados), tienen la impresión que el heroísmo y la fe le van a decir algo al mundo. El asunto es que “el mundo” está perfectamente domesticado por los agentes de la publicidad como para hacer caso a otra cosa que no sea espectáculo. Y una aldea sembrada de bombas en Siria no es espectáculo. Menos lo es el niño famélico que se arrastra en un campo de refugiados en Lesbos… Lo primero que tiene que hacer un grupo que se dedica al bien, creo yo, es despertar de la modorra a sus socios potenciales. En el fondo de la conciencia (es la esperanza básica que mueve al cristiano) hay una luz que gratifica el amor desinteresado por el otro. Aún en las peores circunstancias, esa luz persiste. Hay que aumentarla con paciencia, con

historias de vida y, lo más importante, aquello que no tienen –ni tendrán– las comunicaciones-espectáculo: pasión. El ejemplo clásico es el modo de comunicar de Santa Teresa de Calcuta. No tenía radio ni televisión. Pero era un acontecimiento donde se presentara. La gente salía a las calles para verla pasar. Lo mismo en Lisboa que en Nueva York; en Tokyo que en Acapulco. Su pasión era el descartado. Y cientos, por no decir miles de jóvenes fueron a Calcuta “de misiones”. O a otros lados. Esa fuerza que nace del testimonio y de la fe que es Dios quien actúa. El mejor periodismo, la mejor comunicación es la de cercanía con el corazón humano. Desde ahí, desde la fuerza (no desde la lástima) es como se puede comunicar el bien. Si en algún lugar las comparaciones son odiosas, más lo es en el mensaje hacia la comunidad sobre los marginados y los necesitados. Hay que aprender el abc de la comunicación que intenta propiciar conductas solidarias: la fuerza del amor; la alegría que a todos hace el bien.

Es cristiano salir de nuestro propio yo y acoger a los pobres Por: Mireia Bonilla Ciudad del Vaticano, 17 de noviembre 2010. El papa Francisco con ocasión de la III Jornada Mundial de los Pobres, advirtió de dos tentaciones a las que se enfrenta todo cristiano. La primera es “la prisa” y el “ahora mismo”. El Papa invitó a no prestar atención a quien “difunde alarmismos y alimenta el miedo del otro y del futuro”, porque “el miedo paraliza el corazón y la mente”. “Nos dejamos seducir por la prisa de querer saberlo todo y ahora mismo, por el cosquilleo de la curiosidad, por la última noticia llamativa o escandalosa, por las historias turbias, por los chillidos del que grita más fuerte y más enfadado”… “esta prisa”, señaló el Papa, “no viene de Dios”. Explicó que si nos sentimos atraídos por “el último grito”, no encontramos más tiempo para Dios y para el hermano que vive a nuestro lado. Es por eso que nos recuerda el antídoto que propone Jesús y que no es otro que “la perseverancia”: “Perseverancia es seguir adelante cada día con los ojos fijos en aquello que no pasa: el Señor y el prójimo”. El Papa señaló el segundo engaño del que Jesús nos quiere

alejar: la tentación del yo. Para Francisco, quien dice “yo”, “no habla la lengua de Jesús”, esa lengua en la que reina el “tú”. Además, dijo que no basta la etiqueta “cristiano” o “católico” para ser de Jesús y condena esa actitud equivocada de muchos, basada en: hago lo correcto, pero para ser considerado bueno; doy, pero para recibir a cambio; ayudo, pero para atraer la amistad de esa persona importante. “La Palabra de Dios impulsa a dar al que no tiene para devolvernos y a servir sin buscar recompensas y contracambios”. “Estando con los pobres”, enseñó el Papa, “aprendemos los gustos de Jesús”, y pidió que cuando un pobre golpea a nuestra puerta “no sintamos fastidio”, sino que, “acojamos su grito de auxilio como una llamada a salir de nuestro propio yo”. Dios es amor y el pobre que pide su amor lleva directamente a Él: “Los pobres nos facilitan el acceso al cielo, desde ahora son nuestro tesoro, el tesoro de la Iglesia, porque nos revelan la riqueza que nunca envejece, la que une tierra y cielo, y por la cual verdaderamente vale la pena vivir: el amor”.


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La Iglesia universal que congrega Por: Guadalupe Barrón /Cuautitlán La Iglesia universal ha tenido una relevancia a nivel internacional ya que ha sido fundada para el desarrollo de la humanidad porque nos ha entregado el legado de una existencia Divina. La Iglesia significa congregación, ella no es solo un edificio, a la Iglesia la conforman las personas, los creyentes que se reúnen en asamblea. En la actualidad es muy importante porque todas estas personas forman una Iglesia nueva y universal, para quienes la ayuda al prójimo, legado de Jesús: “Amar al prójimo como a ti mismo” es ayudar a los más necesitados, -que

muchas veces tenemos a nuestro lado- y se tiene que empezar por allí. Esto también hace que la labor misionera tome importancia ya que la evangelización de unos hombres al igual que lo hicieron los primeros apóstoles, hace que tomen coraje y amor por los demás y es aquí en donde se descubre que dejando toda comodidad vayan allí donde hay más pobreza y podemos ver cómo muchos médicos, profesores, religiosos, etc. dejan la comodidad de sus hogares para ir donde más los necesitan. La Iglesia establecida por Cristo siempre tuvo, tiene y tendrá influencia en to-

dos los tiempos y ámbitos de la humanidad. La influencia de la Iglesia ha traspasado los tiempos, las culturas, las

ideologías, las filosofías, la política y la economía, al ser una institución donde la semilla del evangelio sale hacia el mundo y lle-

ga a la familia, cimiento de la sociedad, y al individuo para que este sepa el camino que debe seguir.

Estimados Medios de Comunicación, los saludamos fraternamente En vísperas de la CVIII Asamblea Plenaria de la CEM con gran alegría queremos presentar a ustedes la plataforma digital de nuestro Proyecto Global de Pastoral 2031+2033. Ésta será un subsidio para que las diócesis, agentes de pastoral, catequistas, laicos, etc., puedan asumirlo y aplicarlo desde su realidad. Este micrositio quiere desencadenar todo un proceso que, recogiendo el bimilenario caminar de una Iglesia, hacia el encuentro de Jesucristo Redentor, bajo la mirada amorosa de Santa María de Guadalupe, con renovado entusiasmo, ante los importantes desafíos que esta nueva época nos plantea y las tendencias que se prevén, con lo más auténtico y sagrado de su misión evangelizadora. Es por ello que durante la Asamblea Plenaria CVIII que se desarrollará del 11 al 15 de noviembre del 2019 en Casa Lago, Sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano, trabajaremos 176 participantes, entre Arzobispos, Obispos y Administradores diocesanos de México, ofreciendo respuestas pastorales concretas,

ante los graves desafíos de nuestra Iglesia en México, mirando e interpretando nuestra realidad con ojos y corazón de pastores, orientados por nuestro Proyecto Global de Pastoral, buscando ser fermento que fortalezca los valores en nuestro país, principalmente en tres temas que como Pastores hemos descubierto en nuestro caminar. El primero tiene que ver con el Kerygmático-Místico, es decir, mirar a nuestra Iglesia en torno a la situación actual de nuestra catequesis y de la transmisión de la fe. En segundo término, reconocemos el desafío Comunitario-Sinodal: Vemos la necesidad de ser Iglesia en salida, consciente de la misión que el Señor nos encomendó. Y establecer a la Parroquia, como la comunidad de comunidades, animando a los laicos (cfr. 75-77 PGP) en su comportamiento y en su compromiso de ser fermento en la sociedad. Por último, un gran reto Ético-Moral, el cual requiere escrutar, a la luz del Espíritu, si la Iglesia en México ha sabido ser

fermento que trastoca los valores humanos de la sociedad en la que está inserta, y qué necesita para enfrentar este desafío. Todo ello sin dejar de atender las emergencias pastorales: los hermanos migrantes, los jóvenes, los sacerdotes y la protección a los menores; además de otros temas importantes, como la construcción de paz, la libertad religiosa, la reestructuración del CELAM, y el recién concluido Sínodo Panamazónico. Encomendamos los trabajos de esta 108 Asamblea Plenaria del Episcopado Mexicano a la intercesión amorosa de Santa María de Guadalupe y de nuestro Pa-

trono, san Rafael Guízar y Valencia, para que nos obtengan del Señor la sabiduría que procede de su Espíritu Santo, y así podamos descubrir los caminos que edificarán nuestra Iglesia y transformarán la realidad de violencia que vivimos, en otra de armonía, fraternidad y paz, todo ello con la fuerza del Evangelio. Mons. Rogelio Cabrera López Arzobispo de Monterrey Presidente de la CEM Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola Obispo Auxiliar de Monterrey Secretario General de la C


Dios te llama

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SIERVA DE DIOS SOR GLORIA MARÍA ELIZONDO GARCÍA, MISIONERA CATEQUISTA DE LOS POBRES Por: Sor Ma. Luisa García Martínez, MCP

Dios lo quiere todo. Sí, Señorita Gloria, sin duda que para dar este paso de ser toda una gran Empresaria ahora iniciarte en la Vida Religiosa, vivir en un convento, es un cambio fuerte y radical, pero así son los caminos del Señor: inescrutables y sorprendentes, solo tú sabes lo que hay en tu interior, la voz del buen Dios no te deja en paz, lo escuchas constantemente, tienes que discernir cómo llevar a cabo su proyecto que es más fuertes que tú misma. Quizá lo compartes con tu mamá, otras veces con tu directora espiritual, haces oración para escucharlo, en adoración de rodillas y brazos en cruz, le pides, en la contemplación lo descubres y te gozas con Él, fueron muchos tiempos largos quizá de soledad y desolación, otros de consolación que te llevan a discernir con toda certeza lo que el buen Dios ahora pide de ti. Sin dudarlo tocas la puerta del convento de las Misioneras Catequistas de los Pobres, a

quienes ya conocías porque un buen tiempo también fuiste el Niño Dios para ellas, llevando regalitos y juegos catequísticos el 25 de Diciembre, las haces muy felices. Y descubres que es el lugar que te muestra el buen Dios para la gran misión que te tiene preparada, no desistes, al contrario buscas con afán la forma de hacer su querer aunque te cueste dejar familia, cerrar tu empresa, amistades, confort…, sabes que vale la pena ser toda de Él. Sin miedo y con toda entereza insistes porque sabes de quien te has fiado, de la Eucaristía te viene la fuerza y la luz para ser intrépida, emprendedora, segura de sí, nunca has dudado de lo que el Señor te va pidiendo, tu vida ha sido dar a manos llenas lo que Él te da y como de un manantial inagotable que fluye, sigues dando sin detenerte hasta la eternidad. ¡Tú luz es perenne! NOMBRAMIENTO COMO SUPERIORA GENERAL DE LAS MISIONERAS

CATEQUISTAS DE LOS POBRES A poco tiempo de tu profesión se te pide ser la Maestra de Postulantes, de esas chiquillas a las que hay que atender, educar, formar en la oración, escuchar y corregir. Tienes la madurez, la formación y educación para acompañarlas, y con gusto dices Sí. Al cabo de tres años, comienzan los preparativos para el II Capítulo General, en donde inicias a preparar espiritualmente a las postulantes, a hacerlas consciente del gran acontecimiento de gracia de Dios para el Instituto y la Iglesia, así mismo para nuestras familias, bienhechores y amistades. Les haces saber que es un acontecimiento para escuchar, dialogar y meditar la Palabra de Dios, de intensificar la oración personal y comunitaria, es un tiempo para vivir la fraternidad y las relaciones interpersonales, es para pedir al Señor envíe la luz de su Espíritu sobre las hermanas

Capitulares para que disciernan sólo la voluntad del Señor. Se llega el día de la elección y preparas con las postulantes y novicias, el evento para recibir a la nueva Superiora General, procuras que todo esté dispuesto con finura: alimentos, palabras de felicitación, cantos, porras, etc., la alegría, el entusiasmo y la disposición predomina en todas. Después de esto te vas a la capilla tranquila y en paz con el buen Dios para pedir por las hermanas Capitulares, que el Espíritu de Dios las ilumine para hacer la elección correcta de acuerdo al querer de Dios. Y así de rodillas con los brazos en cruz se te encuentra para decirte que en la sala Capitular el Sr. Arzobispo Don Alfonso Espino y Silva, quiere decirte algo, tú piensas que te van a preguntar sobre las postulantes, o se te va a pedir traducir una carta… pero cual va siendo tu sorpresa al decirte el Sr. Arzobispo: Sor Gloria María, sus hermanas Capitulares han votado por usted para que sea la II Superior General del Instituto de Misioneras Catequistas de los Pobres, dijiste: ¿No se habrán equivocado? No, te responde el Sr. Arzobispo sus hermanas hicieron un buen discernimiento y es usted la elegida, o al menos que no quiera hacer la voluntad de Dios, y como María dijiste si es la voluntad de Dios, “Si, quiero”. Así es el Señor, para esto te trajo al Instituto, para ser la segunda Superiora General, después de treinta años de ser Superiora General la Madre Margarita Fernández de Castro, a quién el Señor le permite ese tiempo para que el Instituto fuera tomando forma. Ahora te toca a ti continuar la obra inspirada por Dios a Monseñor José Juan de Jesús Herrera y Piña, V Arzobispo de la Cd. De Monterrey, N.L. Y a la R. M. Angelina Rusconi Rolleri, Hija de María Auxiliadora, Fundadores de esta Institución.


Familia

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5 tips

Un adviento diferente en familia Por: Silvia del Valle @SilviaMdelValle @smflorycanto silviadelvalle5@gmail.com Ya estamos comenzando un nuevo año litúrgico y con esto el Adviento, tiempo de preparación y de grandes cambios en nuestro corazón para recibir al niñito Jesús que se hace hombre. Cada año hablamos del Adviento y decimos cosas que ya sabemos, pero este año quiero compartir con ustedes 5Tips para vivir un adviento diferente en familia.

PRIMERO. Que este año estemos más dispuestos a dar que a recibir.

Es una tristeza que la sociedad en la que vivimos le de más importancia al tener y al recibir que al dar y ayudar. El adviento es el tiempo perfecto para preparar a nuestra familia y cambiar de mentalidad, para dejar de pensar en el yo y pensar más en el otro, en el más necesitado.

SEGUNDO. Haz una estrategia familiar.

Para ayudarnos en esta labor de cambiar la costumbres familiares tenemos la posibilidad de armar una estrategia concreta y clara para todos los miembros de la familia. En la estrategia debemos incluir actividades para todos los miembros de la familia y además, actividades que incluyan a la familia completa. Debemos tomar en cuenta el tiempo de duración de la estrategia, es de-

cir, el tiempo que dura el Adviento y que debe terminar con la gran celebración de la Navidad, es decir, el nacimiento de Jesús y también planear las actividades que se realizarán en ese tiempo. Es importante prepararnos para poder resolver cualquier duda que tengan nuestros hijos, así sabrán perfectamente qué es lo que están haciendo y sobre todo para qué nos estamos preparando.

TERCERO. Transmite a tus hijos el plan de vida de una forma didáctica.

¡Claro! Si los más chiquitos también deben participar de la preparación del Adviento. Y si les preparamos material didáctico como un calendario con actividades de acuerdo a su edad, una corona de Adviento que ellos puedan ayudar a encender, un nacimiento que ellos puedan ayudar a poner, etc, seguro que nuestros hijos comenzarán a vivir ese ambiente de preparación y de conversión que implica el adviento.

ciones y momentos de acercamiento con Dios, y por supuesto con la Sagrada Eucaristía que es el principal alimento de nuestra alma. Podemos programar a la semana el frecuentar una devoción en especial y la lectura de algún pasaje de la Biblia que nos recuerde el nacimiento de Jesús para que nuestro espíritu se disponga a recibir a nuestro Rey. También podemos intentar ir a misa entre semana durante el adviento para acercarnos más a Dios. Si incluimos a nuestros hijos en este tipo de actividades seguro que podrán vivir más intensamente el adviento y comprender completamente lo que es la Navidad.

Y QUINTO. Fortalezcamos nuestra alma.

Así como se necesita del alimento, también se necesita ejercitarla para que esté sana, y para esto tenemos la práctica de las obras de misericordia y actos de piedad, también necesitamos de los ejercicios de virtud que nos ayudan a fortalecer la voluntad para ayudarnos a evitar las cosas que nos alejan de Dios. Así viviremos una verdadera Navidad, acogiendo a los que menos tienen y compartiendo lo que por su infinita Misericordia Dios nos da.

CUARTO. Más alimento espiritual.

Para que nuestro cuerpo esté sano y fuerte necesita que nos alimentemos bien; para que nuestra alma esté sana, también necesita que la alimentemos. Esto lo logramos primero con ora-

¿Qué después del sínodo Panamazónico? Por: CODIPACS Izcalli

Hace algunas semanas que concluyó el sínodo Panamazónico y después de muchas especulaciones y opiniones a favor y en contra de esta iniciativa del Papa Francisco, queda la interrogante, ¿y ahora qué? Es claro que un

sínodo no tiene como objetivo resolver problemas sino indicar el camino para buscar en la sinodalidad (juntos) las posibles soluciones a los problemas reales; desde ese punto de vista, la primera respuesta a la pregunta ¿y ahora qué?, es seguir en sinodalidad, es decir, seguir caminando juntos, porque sólo en unidad, con los que vemos las cosas desde el mismo ángulo como con quienes no las ven desde la misma óptica, podremos llegar lejos en este andar que busca el bien no sólo para una localidad sino para toda la Iglesia y para todo el orbe de la tierra. Una segunda respuesta al ahora qué, corresponde al compromiso de las Iglesias particulares involucradas en el sínodo, son ellas las primeras en poner en práctica con la ayuda de los que no vivimos en esos lugares, los proyectos y las líneas a seguir que ha indicado el sínodo;

Cuidemos la casa común

sin embargo, no sólo estas Iglesias particulares, es obvio que ellas requieren de la ayuda y el compromiso de los gobiernos, las empresas y todos los hombre y mujeres que pueden hacer algo concreto por mejorar la situación de la Amazonía como del mundo en razón de la ecología, la cultura y la vida. Sin duda que una tercera respuesta a la pregunta ¿ahora qué?, es la conversión pastoral, cultural, ecológica y sinodal de la que habla el mismo documento final del sínodo, y como es natural, esta conversión comienza desde la Iglesia y se extiende a todo el orbe, porque la realidad del planeta no depende sólo de los cristianos sino de todos los hombres y mujeres que habitamos esta tierra. Y sin duda, habrá otras muchas respuestas al ¿ahora qué? Pero las iremos descubriendo en las siguientes ediciones.


Sección Infantil

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El Año Litúrgico


Laicos

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Cristo Rey, servidor de tu vida. Por: Hna. Alma Lorena Espinoza Vera, Misionera del Corazón Eucarístico de Jesucristo Rey.

Este domingo 24 de noviembre celebramos la fiesta de Cristo Rey, promulgada en el año 1925 por el Papa Pio Xl, para afirmar la soberanía y la real dignidad de Cristo. Y ya que hablamos del Rey tenemos que hablar del Reino y como refiere la carta de San Pablo a los Romanos: “El Reino de Dios es, justicia, paz y gozo en el Espíritu”. Con el reinado social de Jesucristo estamos tocando la esencia misma del Evangelio fundamentada en la misión que ha encomendado a su Iglesia de ir por todo el mundo y hacer vida

la obra redentora y salvadora de Jesús por medio del servicio, del respeto de la justicia a los más alejados siendo testigo de ese Reino de Amor. Ser testigo de ese Reino de Amor es trabajar para hacer de este mundo un reinado en el que los últimos del mundo sean los primeros; un reinado sin tronos, ni poder ni ejércitos ni palacios, sino un reinado de sencillez, servicio, perdón, solidaridad. Un reinado de samaritanos que cuidan heridos; un reinado donde se proclamen con la vida

las bienaventuranzas evangélicas. En definitiva, es hacer verdad que su Señorío es de amor incondicional, de compromiso con los pobres, de libertad y justicia, de solidaridad y misericordia. El reinado de Dios revelado en Jesús, es un Reino del que nadie debe ser excluido, que ya está aquí, en medio de nosotros, dentro de nosotros. Reina el amor en lugar del odio, el servicio en lugar del poder. La realeza de Jesucristo se caracteriza por el servicio, Él no ha venido a ser servido sino a servir. En su vida terrena enseñó con tanta paciencia los misterios del Reino a los enfermos y necesitados que acudían a pedirle un favor, incluso a los escribas que, bien o mal intencionados, le hacían preguntas sobre la Ley. Sirvió incluso al buen ladrón, que le pidió misericordia en los últimos momentos de su vida. Toda su existencia fue un constante acto de servicio. ¿Y yo? ¿Sirvo a mis semejantes, a mi familia, a mis compañeros de trabajo, a mis amigos? Si Él, siendo Dios, no quiso ser servido sino servir, ¡Cuánto más debería hacer yo!. A ejemplo de Cristo Rey, durante esta semana haré diariamente un acto de servicio a mi familia.

Hablemos sobre el reinar de Dios Por: CODIPACS / Arquidiócesis de Tlalnepantla Cuando los fariseos le preguntan a Jesús cuándo llegaría el Reino de Dios, Él les responde: “El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros”. La revelación que hace Jesús es una invitación para todos los católicos a entrar en el Reino de Dios, a vivir ya desde aquí el Reino que Dios ha prometido. Es verdad que para llegar al Reino se tiene que padecer primero. El centro de la historia es Jesucristo, encarnado, muerto y resucitado; que vive en medio de nosotros y cuya

misión es proclamar a los hombres el Reino de Dios, Reino de paz, de justicia, de libertad en el amor. Pero para soportar los sufrimientos y las dificultades de la vida, tenemos una fuerza que nos lleva hacia aquel fin: es la fuerza del Espíritu Santo. Todos nosotros tenemos el Espíritu Santo que hemos recibido en el bautismo. Y él nos empuja a ir hacia adelante en el camino de la vida cristiana, en el camino de la historia, hacia el Reino de Dios. «Este Espíritu es la potencia del amor que ha fecundado el seno de la Virgen María; y es el mis-

mo que anima los proyectos y las obras de todos los constructores de paz. Donde hay un hombre y una mujer constructor de paz, es exactamente el Espíritu Santo quien ayuda y lo empuja a hacer la paz» (S.S. Francisco). El Reino de Dios ya está entre nosotros. Está entre nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra y nos ha dejado su presencia. Hoy celebramos la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, donde proclamamos su grandeza y su gloria. Pero para que su reinado llegue a plenitud es necesario que el Reino llegue al co-

razón de cada hombre. Dejar que Jesús reine en el alma significa abrirle las puertas para que Él haga su voluntad en cada persona. El primer paso es aceptar su Reinado y

el segundo es esforzarnos por compartir el Reino a los demás, entonces sí que podríamos decir que el Reino de los cielos ha llegado a la tierra.


Provincial

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Mensaje al Pueblo de Dios de los Obispos en México “Hagan el bien, busquen la paz” (1Pe 3,11) Por: CODIPACS / Diócesis Cuautitlán Izcalli

Cuautitlán Izcalli, Edo. De México, 14 de noviembre de 2019 1. Los obispos, reunidos en la 108ª Asamblea, nos unimos al sentir y al caminar del pueblo mexicano. Seguimos en oración por las situaciones que estamos viviendo y nos empeñamos por colaborar con nuestras mejores fuerzas a seguir apacentando el pueblo que el Señor nos ha confiado. Las palabras del Apóstol Pedro nos impulsan a forjar nuestro compromiso: “Apártense del mal, hagan el bien; busquen la paz, síganla” (1Pe 3,11). 2. Como Iglesia, hemos trazado un Proyecto Global de Pastoral 2031-33 (PGP), y nos hemos comprometido en continuar promoviendo la dignidad de la persona humana en sus diversas etapas y circunstancias. Cuando no se reconoce y promueve la verdadera naturaleza y dignidad humana, podemos encaminarnos a una crisis humana, social y espiritual que pueda dividirnos y contraponernos los

unos contra los otros en lugar de unirnos para buscar un mejor futuro en la consecución del bien común. 3. Una de nuestras grandes preocupaciones es el respeto a la familia, por lo que representa para nuestra nación e Iglesia: es el lugar privilegiado para la educación y en donde se transmiten los primeros valores. De estos, debe destacar el valor de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. Ambos dones; la familia y la vida humana, estamos dispuestos a promoverlos, cuidarlos y defenderlos cuando se vean atacados. 4. Otra de nuestras preocupaciones es la escalada de la violencia en amplias regiones de nuestro México. Esa violencia ha provocado más pobreza, abandono e inseguridad. Nos parte el alma, constatar los múltiples asesinatos, secuestros y extorsiones que permanecen impunes. Se debilita, así, el estado de derecho, y eso aumenta la corrupción y ahuyenta la paz. Solamente trabajando

todos juntos podemos resolver estas situaciones: como Iglesia debemos fortalecer no solo el conocimiento de la doctrina, sino la vivencia de los valores cristianos, porque muchos de los que se dedican al crimen forman parte de nuestra comunidad; el Estado debe velar por la seguridad de los ciudadanos, ofreciendo condiciones dignas, seguras y bien remuneradas a las fuerzas del orden; y a todos los ciudadanos nos corresponde cuidarnos los unos a los otros. 5. El sistema económico ha aumentado la pobreza. Cada vez hay más pobres en México que no tienen lo básico para vivir dignamente. Esa situación es un caldo de cultivo para que adolescentes y jóvenes pobres se involucren en la delincuencia o puedan ser sujetos de todo tipo de manipulación: social, política o religiosa. 6. La situación que vivimos como nación nos obliga a revisar nuestro camino, a buscar nuevas formas de compromiso que nos unan para conducir nuestro país a lo que queremos que sea. Es una oportunidad para sumar esfuerzos y construir un México unido y en paz. Al respecto, el papa Benedicto XVI nos previene: “A veces el hombre moderno tiene la errónea convicción de ser el único autor de sí mismo, de su vida y de la sociedad. Es una presunción fruto de la cerrazón egoísta en sí mismo […] Los sistemas económicos, sociales y políticos que han tiranizado la libertad de la persona

y de los organismos sociales no han sido capaces de asegurar la justicia que prometían” (Charitas in Veritate, 34). 7. Los retos y desafíos que tenemos ante nuestros ojos son grandes, pero la esperanza de encontrar caminos de reconciliación, de fraternidad y de crecimiento nos impulsan a seguir sirviendo a la nación con pasión. En el Acontecimiento Guadalupano descubrimos, que el odio y la división se vencen con la fe, el amor, el perdón y la paz. Crezcamos en la esperanza, pues, ella nos capacita para afrontar nuestro presente con ilusión, aunque el presente sea complicado y fatigoso. 8. Los obispos mexicanos invitamos a hombres y mujeres de buena voluntad, a las instituciones de

México y, especialmente, a todos católicos a construir una paz firme y verdadera. Necesitamos sanear la vida social. No hay paz sin verdadero desarrollo y sin justicia. El mensaje del Evangelio es de verdadera libertad, fraternidad, solidaridad y reconciliación. ¡No dejemos que el mal venza! ¡Venzamos el mal a fuerza de bien! ¡Trabajemos todos juntos y organizados por la paz y la vida! 9. Que el beato Anacleto González Flores, patrono de los laicos, nos impulse a orar por el país y a trabajar por la paz. Que Santa María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive, con su ternura materna, nos enseñe a caminar hacia la unidad, como pueblo mexicano.


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