Sabado 11 de junio 2016

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El Heraldo

Sábado 11 de Junio de 2016

El tren chico de Panimávida (Francisco Javier Vergara)

Al parecer, la iniciativa de construcción de un tren hacia Colbún no surgió dentro de las autoridades linarenses ya que, de acuerdo a las fuentes que poseemos el 14 de diciembre de 1895 la Cámara de Diputados, en sesión extraordinaria, por primera vez analizó la construcción de un ferrocarril de trocha angosta que uniera Talca con Colbún, iniciativa propuesta por el empresario César Covarrubias, quien pedía permiso para su construcción dado los estudios realizados por el Ingeniero Santiago Sotomayor. El proyecto de Covarrubias proponía crear un tren de carga que partiese desde Talca, pasando por el fundo “Mariposas”, cruzando el rio Maule por su parte más angosta en Queri y llegando a Colbún “camino a los baños de Panimávida” haciendo un recorrido de 40 kilómetros. La discusión en el Congreso fue acalorada, si era aprobada la ley por el Presidente de la República su construcción debía demorar máximo dos años. Sin embargo, cuando el proyecto llegó al Senado, este fue objeto de varias observaciones siendo rechazado por los Parlamentarios. En efecto, el Senador Jose Antonio Gandarillas, el Ministro de Industrias y Obras Públicas Francisco de Borja Valdés y los Diputados M. A. Prieto, Joaquín Echeñique y Abraham Ovalle el 30 de octubre de 1897 expusieron sus reparos al proyecto de ley, los cuales fueron demoledores. Estos se referían a cuatro puntos: 1.- El elevado costo que significaba construir un puente ferroviario que cruzara el rio Maule. 2.- El presupuesto total para la construcción del tren Talca- Colbún solo era de 300 mil pesos, dinero que solo alcanzaba para realizar obras hasta San Clemente y cuyo costo final obviamente era superior a esa cifra. 3.- La necesidad de mejorar las vías férreas hasta Puerto Montt, lo cual significaba un gasto anual mi-

llonario y que definitivamente impedía realizar el proyecto. 4. El recorrido de cuarenta Kilómetros se consideró extremadamente corto, ya que perfectamente “el trayecto se podría hacer en carretas que, aunque se demoren un poco, ahorrarían el transbordo y el flete de los productos” Ese 30 de octubre de 1897 los diputados ya mencionados señalaban: “…..cuán difícil es hacer economías, y ello se podría exigir si se tratase de una obra de interés general; pero este ferrocarril no tiene este carácter, es únicamente de carácter individual de algunos hacendados o a lo más de interés Comunal, porque sus beneficios no salen de la Comuna de San Clemente” (“El Ferrocarril de Linares a Colbún”, Jaime González Colville, pág. 5. 1989 Investigación personal) A pesar de todas las críticas, el tren de Talca a San Clemente fue inaugurado en 1903, pero solo quedó en su primera etapa ya que nunca se construyeron las demás estaciones que dieron origen al proyecto y cuyo recorrido era unir localidades como Colorado, Queri y Colbún por el sur y Cumpeo y Molina por el Norte. Hoy ese trayecto es posible realizarlo en automóvil debido a que existe una moderna carretera que une Colbún con Molina. EL SUEÑO HECHO REALIDAD Tan solo a partir de 1905 y seguramente al sa-

ber sobre las gestiones que hacían las autoridades Talquinas para construir un tren hacia Colbún, surge en los linarenses y en sus autoridades la idea de crear un ferrocarril que llegase hasta esa comuna y que permitiese trasladarse hasta las famosas Termas de Panimávida. La idea de construir un medio de transporte rápido y seguro hacia la productiva zona precordillerana del Oriente tenía sus ventajas; permitiría sacar del aislamiento a muchas comunidades, permitiría que Linares saliera de la postración económica en la cual se mantenía al crear nuevos focos comerciales y agrícolas y finalmente permitiría potenciar diferentes industrias, las cuales aumentarían la mano de obra, específicamente la de la empresa embotelladora de agua mineral que funcionaba en Panimávida. Fue así como se inició un acalorado debate entre las autoridades y los habitantes de Linares y Talca los cuales vieron peligrar sus ambiciones frente a la nueva propuesta de los linarenses. La discusión se llevó a efecto en diferentes escenarios, como reuniones públicas y privadas, la prensa de la época informaba sobre los intensos debates que se hacían en el Congreso y en donde los Diputados por Linares Aníbal Letelier y Octavio Astorquiza consiguieron finalmente en febrero de 1906 financiamiento para iniciar las obras de construcción del futuro “ramal a Panimávida”. La noticia estremeció y lleno de júbilo las quietas calles de Linares. El periódico “El Artesano” en su portada del 8 de febrero de 1906 resaltaba mediante una extensa proclama de invocación al “Pueblo de Linares” que el proyecto sería una autentica palanca, capaz de levantar a toda la provincia de su estancamiento económico y darle un seguro progreso a su producción (“El Ferrocarril de Linares a Colbún”, Jaime González Colville, pág. 6. 1989 Investigación personal).


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