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El Heraldo
Sábado 2 de Julio de 2016
EL TREN CHICO DE PANIMÁVIDA (Quinta parte y final) Ocaso y olvido del tren a Panimávida Durante casi cuarenta años, ese trencito diminuto, cargado de cajones de agua mineral, sacos de trigo, productos agrícolas y pasajeros que al principio eran de la más alta alcurnia; para 1953 eran de los estratos más humildes de la población, campesinos del interior de Yerbas Buenas que viajaban a Linares para hacer trámites o niños que iban a sus colegios. En la realización de este artículo tuve el privilegio de conocer al poeta don Fernando Bustamante Villagra de 74 años, miembro de la agrupación AMARANTO y quien siendo un niño viajo y conoció directamente el tren de Panimávida ya que nació en las cercanías de la estación de Arrayanes. Su testimonio es conmovedor, impactante y a veces aterrador. Con respecto al tren señaló: “recuerdo haber viajado muchas veces en ese trencito siendo un niño, el cual lentamente se trasladaba por los campos interiores en donde pastaban vacas que corrían asustadas al escuchar el alegre pito que daba el maquinista al verlas en el medio de la línea. Los pasajeros reían, unos por la expresión de la vaca y otros por el sonido del pito. El tren se trasladaba tan lento que muchas veces algunos niños “pelusas” corrían a su lado en una carrera por pasarlo, a veces ganaba el tren, otras veces el niño se llevaba los aplausos de los pasajeros que celebraban con gritos que hubiese tomado la delantera y saltase frente al tren. En otras ocasiones muchos pasajeros rezagados corrían tras el tren que ya había partido y no se demoraban mucho en darle alcance y subir en él”. A principios de 1953, las autoridades analizaban la suspensión del Tren a Colbún, dado la competencia de buses y camiones que trasladaban el agua mineral de Panimávida. El transporte de carga del trencito disminuyó y frente a la presión, la Empresa de Ferrocarriles del Estado señaló: “El tren a Colbún no se suspende hasta que no se pavimente la ruta terrestre que lo une con Linares, y si ocurriese, no se vería afectada la comunidad dado los trabajos en Putagán”. El viernes 9 de octubre de 1953 a las 16.55 hrs ocurrió un lamentable accidente que cambio este comunicado para siempre. Ese día, el pequeño trencito salió de la estación de Linares como siempre lo hacía, pero al llegar al sector de “Flor María”, en donde la vía férrea se cruzaba con el “Callejón largo”, choco fuertemente por las ruedas trasera con un bus que venía con su máxima capacidad (44 pasajeros). El tren cayó fuertemente sobre el bus y sus calderas con agua hirviendo se volcaron sobre los pasajeros muriendo en el acto 22 de ellos por atroces quemaduras. Nuevamente el testimonio de don Fernando Bustamante es decidor: “Yo tenía 11 años y todos los días mi madre me daba unas monedas para viajar en el trencito a la escuela número 1 en donde estudiaba. Ese día por estar jugando me retrase y cuando llegué a la estación el tren había partido, resignado me fui para mi casa caminando por la vía pensando en que mi mamá me retaría por llegar atrasado a tomar once, en todo caso no era la primera vez que hacía el trayecto de seis kilómetros hasta Arrayanes a pie por la vía. Al llegar cerca de la actual planta de azúcar de remolacha “IANSA”, escuche el ruido del choque, sin saber qué había pasado, corrí por la línea hasta llegar al “Callejón Largo”; el espectáculo que vi era horrendo, la gente gritaba de dolor y ya habían personas intentando ayudar a los heridos, yo intenté hacer lo mismo pero se me hizo imposible, al tomar a algún herido de las manos o brazos estos se zafaban del cuerpo, desmembrándolos, impactado no supe que hacer, en eso vi llegar a mi mamá que venía muy asustada creyendo que yo estaba dentro de los heridos o muertos, al verme me abrazo llorando. Todavía recuerdo como murieron esas personas y me da mucha pena, dentro de los que murieron habían niños de mi edad, que eran mis compañeros, incluso una guagüita de seis meses de vida” (En este relato hemos obviado algunas cosas atroces que nos contó don Fernando, por respeto al público lector y en memoria a los 22 fallecidos). El Choque del tren Chico fue noticia nacional. La “Revista VEA” lo informó en su portada del 14 de octubre de 1953 titulándolo como “La catástrofe Yamil Najle Alee de Linares” y en ella sin ningún recato, puso fotodel accidente con imágenes de las personas y Empresa Periodística grafías niños quemados. Nuestro diario “El Heraldo” de El Heraldo E.I.R.L. Linares informó sobre la noticia, profundizando en extenso sobre el accidente, señalando las caracterísDirector ticas de las ropas de los fallecidos ya que “los cuerMiguel Angel Venegas Salgado pos quedaron irreconocibles” y se rogaba a los faRepresentante Legal miliares fueran a la morgue a reconocer a sus seres Yamil Najle Alee queridos. La desaparecida radio “Soberanía” de Impresora Linares, organizó una campaña para reunir dinero I. La Discusión S.A. Chillán para dar una digna sepultura y ayudar a las modestas OFICINAS familias que no tenían recursos. En la campaña radial Linares:Curapalihue 462, Segundo Piso, oficina 203 se juntaron cien mil pesos y la sociedad linarense deFono 2-214656- Fax 2-210069 mostró toda su generosidad y solidaridad con el desCorreo Electrónico publicidad.elheraldo@gmail.com valido. (“El Heraldo de Linares” ediciones del www.diarioelheraldo.cl 10 y 11 de octubre de 1953) El accidente del tren a Panimávida consternó a
(Francisco Javier Vergara) todo el mundo, incluso a aquellos que lo defendían, quienes desistieron de sus gestiones por mantenerlo. El 20 de junio de 1954 el trencito viajó por última vez, cuando en una fría mañana de otoño salió desde la estación de Colbún de vuelta a Linares para no retornar nunca más. En su momento nadie se percató de esto ya que las esperanzas estaban puestas en la construcción de una futura vía que conectara las Termas de Panimávida con Constitución. Hoy solo quedan vestigios hacia los cerros de Putagán de estos trabajos inconclusos. Por último, una tarde de otoño del año 2015, junto a don Fernando Bustamante, salimos a recorrer las antiguas estaciones del trencito a Panimávida. En el trayecto llegamos al hogar de la señorita Isabel Candía Meza, hija del ultimo Jefe de la Estación de Arrayanes quien nos recibió amablemente y nos autorizó a ingresar a su casa y apreciar de manera privilegiada el lugar en donde tantas personas viajaron a diferentes lugares de la provincia. Luego llegamos al lugar en donde se ubicaba la antigua estación de Yerbas Buenas y en donde hoy existe una población, continuamos hasta la estación de Abranquil encontrando solo una enorme bodega ya que la antigua estación cayó producto del último terremoto. Al llegar a la antigua estación “Francisco Sayago”, en donde hoy existe la escuelita básica de San Juan, nos recibió amablemente su directora la señora Paula López y el sicopedagogo Jorge Troncoso, quien nos guio en lo que fue la antigua estación, su boletería y la sala de espera de los pasajeros que se dirigían a Panimávida, lugar al que posteriormente nos dirigimos donde llegamos a la antigua estación y que actualmente se conserva en buen estado, no así la embotelladora, la cual esta demolida y abandonada por completo. Terminamos nuestro viaje en el lugar donde se ubicaba la antigua estación de Colbún y en donde hoy existe un pequeño parque que recuerda al “Tren Chico”, en todos estos lugares converse con innumerables personas, que tenían el recuerdo nítido del lento paso del trencito a Panimávida. Al contemplar el sendero que dejó el tren de Panimávida no se puede dejar de pensar en toda la historia que se ha narrado, en la opulencia, en la desgracia que dejó y en las esperanzas que significo para tantas personas.
Diario “El Heraldo” de Linares del 10 de octubre de 1953 informando sobre el trágico accidente del tren a Panimávida