La revista de CR - Abril - Número 3

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EL CONSULTORIO Derivado de la terrible lesión de ante brazo que sufrió Javier Pinola, el Doctor Virues nos habla en esta edición, de las fracturas en el deporte. Nos vamos a centrar en las fracturas de miembros y dejaremos como capítulo aparte las fracturas a nivel dela columna cervical, pues estas últimas pueden comprometer seriamente la vida del deportista. En condiciones normales, las fracturas se producen cuando el o los huesos son superados en su capacidad de absorber la energía del traumatismo. Doctor Lionel Virues MNº 152256 Médico Club Atlético Almagro Instagram: @virues_trauma

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HABLAR DE FRACTURA NO ES SÓLO HABLAR DE HUESOS No debemos pensar en la fractura como una lesión puramente ósea, dado a que los miembros también se componen de partes blandas (músculos, tendones, ligamentos, grasa y piel), por ende, vamos a tener una cascada de eventos inflamatorios que van a impactar sobre esos tejidos.

ES DIFICIL CONOCER EL TIEMPO DE RECUPERACIÓN Resulta muy difícil individualizar a las fracturas, conocer la evolución y los plazos de recuperación ya que cada una de ellas suele tener un patrón particular y dependen directamente de la región afectada; por ejemplo las fracturas de miembros inferiores (cadera, fémur, rodilla, pierna, tobillo y pie) tendrán otra consideración a las de los miembros superiores (hombro, humero, codo, antebrazo y mano) pues debemos tener en cuenta, entre otras cosas, la disciplina que realice el deportista en cuestión.

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¿CUÁLES SON LOS PLAZOS DE RECUPERACIÓN Y DE VUELTA A LA ACTIVIDAD? Por supuesto que en deportistas de alta competencia debemos optimizar los tiempos de recuperación para que la vuelta a la actividad sea lo más pronto y saludablemente posible.

Como anticipamos, en el momento que se produce una fractura se genera una cascada de eventos cuya finalidad es generar la consolidación ósea. Si la dejamos a su libre evolución, en un individuo sano podremos observar que casi todas van a sanar; pero he aquí la trampa.

Retomando este último punto es importante recordar que el tiempo de inmovilización impactará en forma negativa en la masa muscular y los tejidos blandos del miembro afectado. También hay que tener en cuenta, si fue operado, si es el miembro hábil, si la disciplina en la que se desempeña involucra directamente el miembro afectado, etc.

Las inserciones musculares en los huesos generan fuerza y tracción en diferentes planos y direcciones, lo cual puede producir que los fragmentos óseos se desplacen y es ahí donde el traumatólogo debe intervenir para asegurar un buen resultado.

La vuelta a la actividad se retomará siempre que se pueda y en un tiempo seguro para evitar que la fractura se desplace. Podemos dividir esquemáticamente el proceso de curación de una fractura en etapas bien marcadas.

LA IMPORTANCIA DE LAS PRIMERAS ATENCIONES

¿Qué debe hacer el médico en el campo de juego? Lo primero es determinar si la fractura es cerrada o abierta ya que esto último representa una urgencia quirúrgica. Descartada la exposición ósea, deberá colocar una inmovilización transitoria. ¿Cómo evitar que se desplace el hueso? Colocando una inmovilización. Esto puede ser desde un simple yeso o realizando una intervención quirúrgica, colocando un implante para garantizar la consolidación ósea en una correcta posición anatómica. ¿Cuándo debemos operar? Será necesario operar cuando la fractura sea expuesta, se encuentre desplazada y este desplazamiento no sea tolerable, cuando comprometa una articulación y cuando debamos acelerar los tiempos de recuperación.

La primera etapa es la formación del hematoma que contiene los elementos necesarios para la buena evolución de la fractura, esta etapa va desde el momento de la fractura hasta la 3er semana aproximadamente. La segunda etapa es la formación del callo blando que se estima a partir de la tercera y cuarta semana. La tercera etapa es la formación de callo duro que estima entre la 6ta y octava semana. Y por último la etapa de remodelación que se estima alrededor de la semana 12. Teniendo en cuenta estos factores y sabiendo que el fútbol es un deporte de contacto, lo más aconsejable es que el futbolista vuelva a la actividad competitiva en el momento en que la fractura se encuentre perfectamente consolidada. Previamente puede retornar a los entrenamientos en forma progresiva y cuidando la zona lesionada con ejercicios progresivos de carga e intensidad de acuerdo al área de lesión y con un estricto seguimiento del cuerpo médico.

27 | CULTURA REDONDA

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