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Jorge Villamil Cordovez, Por Gonzalo Arango

“Gonzalo Arango Arias (Andes, 18 de enero de 1931 - Gachancipá, 25 de septiembre de 1976) fue un escritor, poeta, periodista, prosista y dramaturgo colombiano. En 1958 fundó el nadaísmo, movimiento artístico y literario de vanguardia, de repercusión nacional y continental, que, influido por el existencialismo francés, el surrealismo, el dadaísmo, la generación Beat, y otras de las principales vanguardias artísticas, intentó romper con la literatura, la cultura y la moral tradicional. Al grupo de artistas y escritores se unieron muchos jóvenes, que fueron inspirados a su vez por el escritor y filósofo antioqueño Fernando González Ochoa.

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Encontró además en la música norteamericana y del Caribe de la década de 1960, un léxico renovado, el humor agudo, la penetrante ironía, y el escenario urbano para situar la obra literaria, y la crítica a la sociedad.

Su vida está llena de contrastes y contradicciones que pasan de un abierto y claro ateísmo a un religioso intimismo espiritual, y de un espíritu crítico de la sociedad de su tiempo, expresado desde el Primer manifiesto nadaísta (1958) y Prosas para leer en la silla eléctrica (1965), hasta las posiciones místicas del último período en la isla de Providencia.” (Wikipedia)

Reproducimos lo que escribió el poeta fundador del “Nadaismo” a propósito del disco: “El Doctor Jorge Villamil interpreta sus canciones” producido por Discos Bambuco en el año de 1978:

“Una vez escuché a una muchacha paralítica que tocaba su guitarra acariciándola con dedos que transmitían una profunda exaltación del alma. Cantaba una canción de Jorge Villamil.

Esa muchacha cantando ya no era paralítica: volaba como un ángel. Y nos elevaba en su vuelo a lo más profundo del alma, allá donde los seres se reconocen hermanos.

Esa muchacha paralítica cantaba su amor a la vida, y en virtud de esa transfiguración, era hermosa y alada. Desde entonces rindo culto del corazón al médico compositor, por haberle puesto a caminar el alma a esta muchacha triste.

Las canciones de Jorge Villamil me enseñaron el camino que va del corazón al Huila. Ese camino es inolvidable. Desde entonces mi corazón vive allá, cerca de donde lloran los guaduales, como creo que sucede con todos los que alguna vez soñaron al vaivén acariciante de ese pasillo melodioso que embalsama de ternuras el alma, y aroma de dulzuras la memoria: “Espumas”, efímeras burbujas de eternidad.

La tradición pura, el fresco olor de la tierra arada, la nostalgia ceñida a la cintura de la poesía, ese es el poeta que recoge los dejos del camino, los arpegios que susurran ternuras en tempestades de pasión, evocaciones con cargas de esperanzas.

Corazón melodioso y amoroso el de esta opita del alma, que en sus canciones nos reúne con la soledad en deleitosa compañía, con los amores ardientes convertidos en ceniza, y que su guitarra sanjuanera evoca con el poder floreciente de una edad de oro.

Este juglaresco caballero andante que ha enternecido con sus melodías a la inmensa patria popular del corazón, ahora nos entrega sus canciones cantadas por él mismo, en un homenaje para nosotros con categoría de ofrenda.

Jorge Villamil desborda así la copa de la magnanimidad y la devoción por su gente, que recibe su mensaje como bálsamo curativo de penas, y henchido con las mejores esencias de su voz y de su alma.”

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