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NIEBLA

La noche era tranquila como raramente desde hace mas de…. No sé, ¿quién se fija en eso?

El cielo despejado estaba iluminado por las estrellas y la luna pero además había una extraña luz que surgía desde esa rara niebla blanca que había aparecido ni bien se ocultó el sol.

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Casi nadie se dio cuenta del fenómeno, solo la vieja cocinera que desde ese momento no paró de llorar. Lloraba en silencio, solo la delataban las lágrimas que inundaban sus ojos mientras cocinaba. Ella no las escondía, total, nadie se fijaba en ella, solo le hablaban si necesitaban algo.

Recuerdo bien lo que pasó cuando apareció esa misma niebla, pensó la anciana. Era muy joven, solo tenía 13 años, pero de esa noche, no me voy a olvidar nunca, esa niebla se llevó el alma de mi madre.

La ventana de la habitación permanecía entre abierta permitiendo, que el aire tibio, penetrara por ella. Afuera había mucha claridad, por lo que corrió la cortina para que no entrara en la habitación.

Cepilló como todas las noches, antes de dormir, su largo pelo castaño, la admiración de todas las que se cruzaban con ella.

-Me gusta cuidarlo, dijo en voz alta, mientras pasaba una y otra vez el cepillo de cerdas naturales en su pelo.

-Espero dormirme rápido, me siento inquieta, ansiosa, como si supiera que algo malo va a pasar- pensó.

Pero el sueño no llega. Solo para reconfortarse sostuvo en sus manos el colgante que la cocinera, esa misma tarde, le entregara. Empezó a mirarlo con más detalle. La cadena era de plata, una cadena chata y fina, quizás muy frágil para sostener la piedra, pero el brillo que emitía le había gustado al instante

Esta piedra se parece a mí. Me gusta la forma y el color de la piedra. -

La figura estaba tallada en cuarzo rosa y mostraba la figura de una mujer joven con pelo largo. La joven, miraba con curiosidad tratando de encontrar más detalles, los pliegues del vestido, los pies pequeños y finos, los dedos largos de las manos, la nariz pequeña.

Te cuidara el corazón- le dijo la cocinera.

Me pareció que lloraba - pensó la joven- pero cuando le iba a preguntar, me llamaron con urgencia.- Ahora en la penumbra de su habitación, estaba segura que la cocinera lloraba. Con la piedra entre sus dedos, y el rostro de la vieja en su mente, se iba quedando dormida.

La discusión fue subiendo de tono, Miguel quería usar la diplomacia, pero el demonio no quería retirarse del lugar. Los ángeles saben que cuando un demonio se niega a cooperar, son inútiles las palabras y los argumentos. Pero esta noche era especial y quiso, quizás por compasión, darle alguna chance a ese demonio que nunca había visto.

Recibí la llamada urgente de rescate - pensó Miguel - es un tipo de llamada que emiten, las almas elegidas cuando necesitan apoyo urgente.

Hacía mucho que no recibía ese tipo de llamada, la última fue... - El recuerdo le llegó como un golpe de látigo, el dolor y la vergüenza le sonrojaron las mejillas. No había respondido a esa llamada, porque estaba tratando de razonar con un demonio, épocas de poca experiencia. La consecuencia de ese error, uno que nunca se perdonó, fue el secuestro de aquella alma pura y sacrificada, un alma como pocas, cuya misión era iluminar a todos aquellos con los que se cruzara en esa vida terrenal.

Hoy es diferente, hoy, aunque discuta con este infame demonio, estoy aquí, dispuesto para el rescate. Sentenció el arcángel.

El demonio apareció cuando él acudía a responder al llamado, y lo había seguido hasta allí, hostigándolo. La paciencia del arcángel, se acababa y, aunque siempre respetó las leyes, esta noche sabía que las iba a romper.

La orden había sido clara, no dejar que se concentre ni por un segundo, tenía, a costa de su vida, que impedir que Miguel pudiera concentrarse, molestarlo, hostigarlo. Lo que pasaría esta noche dependía de él. No podía llevar a otros, porque el arcángel sabría que era una trampa, Que todo estaba armado para debilitar la fuerza angelical.

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