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EL DESVENTURADO JOSÉ
Álvaro
Ves…, te lo digo otra vez: vos no escuchás mi voz cuando voceando y no boxeando tras de ti yo voy; te lo repito: pollo sobre pollo, es posible; pollo sobre poyo es frecuente, pero poyo sobre pollo, posible no es: la olla puede esperar, mientras la hoya, hollada por los pies del caminante permanece. Ah y recuerda, no todas las eses son malolientes, solo aquellas desagradables heces; esto decía Anselmo al siervo José, un vidente bidente, al momento que éste se acercaba a su inseparable ciervo, después de haberlo correteado por simas y cimas.
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Lamentando su suerte, José con frecuencia exclama ¡Ay de mí!; ¡no hay quien de mí se apiade; quien siquiera un saludo me dé! Mi único soporte es mi propio yo. Y continúa con sus quejas: se dice de mí que no sé, ni del manejo de la ce. ¡El consejo del concejo fue: haz lo que has de hacer para un as llegar a ser!
Tiempo ha pasado desde el episodio aquel en el que abrumado José a casa llegó, después de la caza del venado que no logró cuando tras su ciervo pendiente arriba, pendiente abajo, salió. El hecho es que él a correr echó en contrasentido del venado aquel. Mas, que más, pensó: las cosas a veces así son, como cuando el voto boto por el caudillo aqueste o cuando la seda ceda por el esfuerzo que el bribón con ella se queda y que en el desespero se exclama: ¡aquí lo único que cabe es despedirse del tiempo y la tumba cave!
Positivo José, positivo, nada de deponer el ánimo; a reponer el optimismo te animo, a que des vuelta a la hoja y otros devenires ojees, le recrimina con frecuencia su amigo Anselmo mientras le comenta el caso de la reparación del cazo de su máquina de trabajo. Yo no estoy mejor que tú, tu suerte y la mía hermanas son, le sentencia. No debes permitir que tu sangre hierva, cual la hierba hierve cuando la llama le llama y con sus brasas la abraza. Aprende de mí que me río cuando pasar contemplo el río que suavemente mis pies besa. Al escuchar este trabalenguas, José se echó a reír hecho un adolescente pueril y una fraternal apuesta siguió: debían hallar el haya que días atrás el aya, allá les señaló; y raudos salieron en busca del preciado don. A su paso, cruzando cauces que temor causan; arroyos que a todo aquel que se atreva a profanar sus aguas, arrollan; grandes praderas, frondosos bosques y recogiendo setas que bien diferentes de las zetas son, el buscado al fin apareció: con sus coloridas flores, sus retorcidas ramas y sus jugosas frutas, la bienvenida dio.
Fue una tarde de contrastes. De regreso una carrera: la era que cultivada era, la raya vino a ser, para en el punto de partida convertirse. Al llegar, el perdedor ralla los hayucos para la preparación del bastimento y con sumo cuidado prepara el nutritivo zumo que aun aconseja el popular saber. ¿Una partida de dominó? pregunta Anselmo, quien es una persona más sabia, mientras en sus manos recoge la savia de la rama de donde aún cuelgan algunos frutos. No. responde José, pues ese es un pasatiempo que no domino. ¿Y ahora qué haremos? Pues, ¡aremos!
José siempre lamentó sus pérdidas ocasionadas por oportunidades perdidas , ¡Lamento innocuo!





La unidad A1174, designada simplemente con el nombre de “Allya”, dejó salir de su boca lo que los humanos llaman un suspiro de fastidio u aburrimiento, a pesar de no tener pulmones. Incluso después de su último diagnóstico, que no detectó ninguna anormalidad en sus sistemas, sabía que la actual posición que ocupaba no era su lugar; definitivamente era eso, se sentía fuera de lugar, pero era su misión, y tal como lo había hecho en sus 11 años de existencia, debía cumplirla.
“...después de todo, no es como si pudiera aburrirme y pedir que me trasladen a la Tierra”, pensó Allya mientras salía de aquella bahía de almacenamiento que había sido instalada especialmente para ella, y que por dentro simulaba una habitación personal, pero sin muebles y del tamaño de un baño, mientras que el resto de unidades tenían espacios mucho más reducidos donde “descansar”, en parte por su tamaño y forma variables. Una vez afuera procedió a mover cada una de sus extremidades para verificar que no existía ningún problema por haber permanecido más de 2 meses almacenada, revelando a una muy avanzada máquina tipo androide, cuya anatomía de pies a cabeza era completamente humana, en especial su cabeza, cubierta con piel y cabello cultivado en laboratorios, mientras el resto de su cuerpo es un endoesqueleto y exoesqueleto combinados en un diseño grácil pero resistente y versátil, lo suficiente para el tipo de tarea para la que fue creada, tarea que definitivamente no era la que le habían asignado a ella, de todas las unidades.
Con todo en orden, hizo que su espalda desplegará un soporte magnético en el que puso una espada de plasma, su arma de dotación, después de lo cual recogió su cabello plateado en una cola baja y salir hacia la red de pasillos que conectan la zona de almacenamiento con el resto de las instalaciones donde se encuentra. Haber sido activada para servir como principal protectora de una importante estación minera en el Cinturón de Asteroides, con la mayor parte del complejo construido en el interior de uno de ellos, no era lo que ella hubiera esperado que le ordenaran hacer, no a un modelo de máquinas como la suya, creada para el combate y con una capacidad para ser desplegada en cualquier entorno y condición, aunque es probable que haya