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Avanzando hacia la sostenibilidad: retos y acciones necesarias en Cuenca

A lo largo de sus diez años de existencia, LlactaLAB ha consolidado su posición como un referente en investigación y desarrollo de soluciones para ciudades sustentables. Ha promovido la colaboración interdisciplinaria, la participación ciudadana y el diálogo entre diversos actores urbanos, con el objetivo de construir una visión compartida sobre el futuro de nuestras ciudades.

LlactaLAB ha evolucionado desde un proyecto de investigación hasta convertirse en un grupo de investigación consolidado que ha contribuido significativamente al conocimiento y la práctica de la sustentabilidad urbana. Sus investigaciones, experimentos urbanos y proyectos aplicados han dejado un impacto positivo en la planificación y el desarrollo de nuestras ciudades.

Sus fundadores consideran que su nacimiento se da después del evento denominado LlactaCAMP 1.0, que se realizó con el propósito de construir un espacio colaborativo de innovación e investigación en temas de arquitectura y ciudad.

“Después de ese evento, nos dimos cuenta de la enorme necesidad de tener una mirada más interdisciplinaria e integral sobre los temas urbanos, que hasta entonces se encontraban compartimentalizados en arquitectura, ingeniería y ciencias sociales, pero cada uno por separado. Nos dimos cuenta del enorme potencial que tenía la confluencia conjunta de estas disciplinas”, destaca Natasha Cabrera, directora encargada de LlactaLAB.

Comenta que así surgió la iniciativa de establecer el grupo de investigación de manera formal, justo en un momento en el que la Universidad estaba tratando de impulsar la investigación que era todavía incipiente.

“Nos sumamos a esta iniciativa y propusimos una forma diferente de abordar la ciudad desde lo académico, así como también desde la perspectiva de la investigación, ampliando la discusión e incorporando diversas perspectivas de diferentes áreas de conocimiento”, manifiesta.

Avance en investigaciones implementadas

Daniel Orellana, cofundador de LlactaLAB, destaca que ha sido interesante ver cómo varios temas planteados hace diez años se han ido posicionando. Por ejemplo, el tema de la movilidad. “Cuando comenzamos a hablar de movilidad, era difícil ir más allá de las calles, los vehículos y la infraestructura vial”, comenta. Sin embargo, considera que actualmente se ha logrado posicionar una mirada más actualizada sobre cómo abordar estos temas en el siglo XXI, y poco a poco ha permeado en la política pública y en la agenda de discusión pública. “Ahora es imprescindible que los candidatos a cargos públicos incluyan estos conceptos fundamentales en sus propuestas”, agrega el experto.

Considera que una de las contribuciones importantes que han logrado es poner a disposición de todos, la información que se investiga. Los artículos, bases de datos y herramientas de análisis están disponibles en la página web de LlactaLAB a libre disposición, lo cual ha sido de gran ayuda.

Además de poner a disposición la información investigada, LlactaLAB ha llevado a cabo experimentos urbanos utilizando técnicas de urbanismo táctico y participativo. Estos experimentos implican la intervención temporal en el espacio urbano para probar ideas y soluciones, involucrando a la comunidad y fomentando la participación ciudadana en la transformación de la ciudad.

Qué hemos hecho para caminar hacia la sostenibilidad

Para Orellana, Cuenca tenía el potencial de avanzar mucho más rápido hacia la sostenibilidad de lo que lo ha hecho. “Hemos perdido oportunidades interesantes como ciudad, cosas que podrían haberse realizado y que ahora se están volviendo inmanejables. Cuanto más se permite que un problema crezca, más difícil se vuelve resolverlo”, advierte.

Fundadores LlactaLAB

• Daniel Orellana, María Augusta Hermida, Natasha Cabrera, Cristhian Calle y Pablo Osorio.

Manifiesta que para hablar de sostenibilidad son fundamentales tres puntos. Primero, acuerdos básicos sobre el tipo de ciudad en la que queremos vivir. Es decir, ¿Cómo queremos que sea la ciudad en la que vivimos? ¿En qué tipo de ciudad queremos que crezcan nuestros hijos y nietos? ¿En qué tipo de ciudad queremos vivir cuando seamos mayores y dependamos del transporte público?

Estas son preguntas fundamentales que debemos hacernos y establecer algunos principios básicos para tomar decisiones, incluso si algunas de ellas son difíciles.

En segundo lugar, necesitamos tomar medidas, especialmente a nivel político. Lo que se promete durante una campaña suena bien, pero hay que implementar y enfrentarse a sectores con mucha influencia que prefieren mantener el statu quo porque eso beneficia a sus negocios. Por lo tanto, es fundamental como ciudad enfrentar a esos poderes que impiden nuestro avance.

En tercer lugar, necesitamos una ciudadanía empoderada. Como ciudadanos de Cuenca, debemos reconocer que tenemos el derecho a vivir en una ciudad de calidad, como lo hemos venido haciendo. Por ejemplo, la inseguridad es uno de los temas que está en boca de todos en este momento. ¿Cómo hemos permitido que la ciudad llegue a este punto donde la gente tiene miedo de salir a la calle?, se pregunta Orellana.

Hay varias causas para esta situación, explica. Por un lado, es una de las consecuencias negativas de algo que parecería bueno, el fortalecimiento del Estado que ocurrió durante algunos años. Esto alejó a la gente de la responsabilidad de, por ejemplo, participar en mingas para mantener las calles y los parques. “Antes era normal que nos reuniéramos en el barrio varias veces al año y asumiéramos la responsabilidad de cuidar el parque del vecindario”, recuerda.

Ahora tenemos la EMAC, una empresa pública encargada de mantener los parques en buen estado. Esto está bien, pero de alguna manera nos ha enseñado a delegar responsabilidades y esto ha sucedido en todos los aspectos de la vida. “Esto ha repercutido en que ya no conozcamos a nuestros vecinos, esas actividades nos permitían conocernos y generar lazos comunitarios, lo que se conoce como tejido social. Cuando eso se pierde, es muy difícil organizarse para mantener esa cohesión social. Esto no significa que el municipio no sea responsable del mantenimiento o que el Estado no sea responsable de la seguridad, porque lo son. Sin embargo, como ciudadanos, debemos buscar espacios de activación en los cuales podamos reconstruir estas relaciones”, señala.

Finalmente, Orellana manifiesta que, durante la última década, Cuenca ha tenido muchas oportunidades para convertirse en algo grandioso, y aunque se ha logrado avances en temas como movilidad y espacios públicos, todavía estamos lejos de avanzar a la velocidad que se requiere. Considera que es urgente abordar los problemas que sabemos que son evitables, como la inseguridad y la congestión del tráfico. Debemos manejar estas cuestiones antes de que se vuelvan inmanejables.

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