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Artículo
pauLa LLavina
Content manager de la División de Servicios de Prevención de MC MUTUAL
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La sociedad europea está envejeciendo. Se prevé que para el año 2050, aproximadamente una de cada cuatro personas en Europa tendrá más de 65 años, y España será uno de los países con más ancianos de mundo, solo superado por Japón.
En este contexto, no es de extrañar que la promoción de un envejecimiento saludable sea uno de los grandes objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para los próximos años, un reto mundial que se articula a través de la iniciativa "Decenio del Envejecimiento Saludable (2020-2030)". El fin es que la expectativa de vida saludable aumente a la velocidad que lo hace la esperanza de vida, y pueda así mejorarse la calidad de vida de los mayores.
Con el objetivo de entender mejor el concepto de envejecimiento saludable y el importante papel que pueden desarrollar las empresas a la hora de realizar acciones preventivas, hablamos con dos expertas en promoción de la salud de MC MUTUAL, Sonia Alonso, enfermera especialista en enfermería del trabajo y técnica superior en prevención de riesgos laborales y Natàlia Gimferrer, diplomada en Enfermería, Nutrición Humana y Dietética, licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y health coach.
El reto de comprometerse con la salud y el bienestar de los trabajadores sénior
¿Qué entendemos por envejecimiento activo?
La OMS define el envejecimiento activo como "el proceso en que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen". Es decir, se trata de un proceso para poder aprovechar al máximo las oportunidades de conseguir un bienestar físico, psíquico y social, con el objetivo de llegar a edades avanzadas con una mejor calidad de vida y con la mínima prevalencia de discapacidad.
Este término amplía la visión del concepto de envejecimiento saludable utilizado hasta finales de los 90, porque además de tener en consideración factores sociosanitarios y de salud, incorpora otras variables dando un papel esencial a la actividad física, social y mental. El concepto de envejecimiento activo va más allá del proceso de envejecimiento desde el punto de vista de la atención sanitaria, e incorpora otros entornos y factores, se trata de una estrategia de promoción de la salud.
¿Por qué se está hablando tanto últimamente sobre envejecimiento saludable?
Sonia Alonso (S.A). El envejecimiento está a punto de convertirse en uno de los fenómenos sociológicos más importantes del siglo XXI. Evidentemente, este hecho tiene consecuencias en todos los ámbitos de la sociedad; entre ellos, el mercado laboral. El aumento de la esperanza de vida y el descenso de la natalidad está dando lugar a un crecimiento acelerado de las personas mayores. Además, se está produciendo una incorporación más tardía de los jóvenes al mercado laboral, un hecho que contribuye a que vaya aumentando progresivamente el porcentaje de personas de mayor edad en las organizaciones. Y no hay perspectiva de que esto cambie.
Actualmente, una de cada cinco personas tiene más de 65 años; en el 2066 se prevé que sea una de cada tres. La edad media está en torno a los 44 años y la tendencia es que siga en aumento. Se prevé que en 2030 en muchos países de Europa los trabajadores de 55 a 64 años representarán hasta el 30% de la población activa.
Si nos fijamos en la pirámide poblacional de España, el tramo de edad más numeroso es el de aquellas personas nacidas entre el año 1970 y el 1979; es decir personas que ahora tienen entre 40 y 49 años. Esto quiere decir que en 20 años, el grupo más numeroso de personas tendrá una edad de 60 a 69 años. Y ocurre algo semejante a nivel laboral. Si nos fijamos en el número de afiliados a la Seguridad Social,
en el año 2007 la población mayor de 50 años representaba un 21%, mientras que en el 2021 representa un 33%.
Este cambio demográfico, tiene repercusiones a nivel laboral. Porque con el aumento de la edad, las enfermedades crónicas también tienen una mayor prevalencia, como sucede con las enfermedades cardiovasculares.
Entonces, parece evidente que incidir en políticas saludables en la empresa resulta fundamental…
Natalia Gimferrer (N.G). Correcto. Pero yo matizaría un punto y es que para que el colectivo sénior llegue a la vejez de la mejor manera posible es necesario que todas estas actuaciones se hayan llevado a cabo durante toda la etapa laboral, Pero la implantación de estos programas saludables es algo relativamente nuevo, con lo cual es una nueva concepción.
Lo que resulta imprescindible es que aquellas empresas que todavía no están implantando acciones dirigidas al personal sénior lo hagan ya. Y que aquellas empresas que piensan que tienen una plantilla muy joven y que todavía no les concierne realizar este tipo de políticas saludables; al contrario, deberían empezar ya, porque como hemos dicho antes, estas personas que tienen 30 años ahora, dentro de 20 años tendrán 50. La empresa está frente a un nuevo reto: el compromiso de implicarse en la salud y en el bienestar de los trabajadores sénior, y no prescindir de un colectivo con tanto potencial laboral.
¿Qué consecuencias tiene el paso de los años sobre nuestra salud y nuestras capacidades?
S.A. Podemos decir que poco antes de los 30 años ya comienza un proceso gradual y constante de cambios fisiológicos y biológicos en nuestro organismo.
Pero sí que es verdad que es a partir de los 50 años cuando estos cambios son bastante más evidentes, porque nuestro organismo pierde la capacidad de reparación de nuestros órganos y tejidos. Algunos ejemplos: a nivel musculoesquelético, nuestros huesos se vuelven más porosos y quebradizos y, además, se pierde masa muscular. Con respecto al aparato cardiovascular, ocurre que las paredes del corazón se vuelven más gruesas y que los vasos sanguíneos se vuelven más estrechos y menos flexibles. A nivel de los sentidos también hay cambios. En el caso de la vista, por ejemplo, la pupila pierde tamaño y el cristalino cada vez es menos transparente y tiene mayor espesor. A nivel del sistema nervioso central también ocurren una serie de cambios estructurales y existe la tendencia a la aparición de micro aneurismas a partir de los 60 años.
¿A partir de qué edad una persona se considera sénior?
S.A. Desde el punto de vista demográfico, la OMS establece que una persona es mayor a partir de los 60 años, pero no existe una regulación oficial que delimite con precisión cuál es la edad a partir de la cual las empresas tienen que considerar a una persona sénior. En este concepto intervienen muchos más factores aparte de los cambios a nivel fisiológico que hemos comentado; intervienen factores sociales, económicos y demográficos.
Las empresas que han colaborado en la confección del Libro Blanco sobre la gestión del talento sénior en España, elaborado por la Fundación Adecco y la Fundación SERES, coinciden en la necesidad de ampliar un poco la visión de este concepto y empezar a denominar a una persona como “sénior” a partir de los 55 años.
N.G. Yo aquí matizaría que, si bien se considera a una persona sénior a partir de los 55 años, esto dependerá en gran medida del estilo de vida y de la salud de cada uno. Es cierto que el cuerpo va envejeciendo sí o sí, pero los hábitos de vida guiarán un poco la aparición más o menos rápida de las secuelas de la edad. Una persona que se cuida, que practica actividad física, que se dedica tiempo, puede llegar a los 55 años mucho mejor que una de 35. Si te cuidas desde el principio, es más probable que envejezcas mejor.
Para acabar, ¿consideráis que en un futuro próximo las empresas deberían incorporar programas específicos de gestión del talento sénior?
S.A. Sí, porque esta será la única forma de poder garantizar una mejor salud en el futuro y un envejecimiento saludable.
Tenemos que tener en cuenta, tal y como hemos comentado antes, que cada vez nacen menos personas, y que esto conlleva que cada vez haya menos personas que se puedan incorporar al mercado laboral. Pero es que, además, existen aspectos sociales y económicos que pueden hacer necesario que se alargue la vida laboral de las personas, por eso es importante que nos vayamos preparando para poder garantizar un envejecimiento con un buen estado de salud.
Porque nuestra salud del futuro está determinada por nuestros hábitos de vida; cuidar de nuestra salud hoy, es cuidar de la salud en el futuro de los trabajadores. Es necesario, además, ir adaptando los entornos de trabajo conforme aumenta la edad de este colectivo y cada vez existe buenas experiencias de empresa de actuaciones que están llevando a cabo para garantizar un envejecimiento saludable de su plantilla.
N.G. Estoy totalmente de acuerdo. La gestión de la edad debería ser una política de recursos humanos obligada en todas las empresas. Pienso que la diversidad de generaciones en los trabajos ya es una realidad; las empresas se encuentran ante una necesidad de incorporar una serie de recursos que den respuesta a este talento sénior. Y, además, gestionar y entender una manera diferente de planificar la vida laboral de los empleados.