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Artículo
enRic maRtí moRón
Graduado Social
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El graduado social del siglo XXI desde el espejo de la pandemia de la Covid-19
Especial referencia a las comunicaciones con el Sepe
Era diciembre de 1997 y cayó en mis manos la revista que el Colegio Oficial de Graduados Sociales de Valencia edita cada trimestre. En ese número había un artículo de un compañero al que, aunque él no lo sepa, yo le estaré eternamente agradecido. Un par de años antes se había puesto en marcha un proyecto piloto por parte de la TGSS llamado Remisión Electrónica de Documentos. Lo que hoy en día llamamos Sistema Red. Y ya en 1997, pasadas las pruebas en algunos despachos de cada provincia, se estaba empezando a implantar. A una muy baja velocidad dado que aún era desconocido para muchos de nosotros, y a mi igual que a muchos compañeros, como toda novedad, nos asustaba. Aquel compañero relataba lo que para él había supuesto iniciar su andadura en el Sistema Red, obtener una autorización de la TGSS para la utilización del Sistema Red supone que, de cara a mis clientes, ven que gozo de la confianza de la Administración para realizar una serie de trámites que hasta ese momento sólo estaba en manos de los funcionarios. Me otorgan la posibilidad de tramitar las altas y las bajas de trabajadores en la seguridad social, dejando en mi mano la introducción de datos en el Fichero General de Afiliación. Ese fue el día y ese fue el momento en el que yo decidí que iba a solicitar una autorización para el uso y disfrute del Sistema Red. Y recuerdo la comunicación que envié a mis clientes, tras obtener el número de autorización 4.497 en enero de 1998; y era algo así como que a partir de ahora para las altas y bajas de los trabajadores en la seguridad social no será necesario que os firmen ningún documento puesto que yo voy a poder realizar dicha tramitación de forma telemática, mediante conexión por internet a sus ordenadores centrales, porque he obtenido una autorización en mi despacho para poder realizarlo.
Los que sois más noveles y ya habéis iniciado la profesión con el Sistema Red, sabed que hasta ese momento las altas y bajas se tramitaban en papel y en la propia Administración; que para cada empresa te debías de desplazar, primero a la empresa para firmar los documentos y posteriormente a la Administración correspondiente al domicilio de actividad de la misma, y que esto sólo ya impedía que pudieras tener clientes que no estuvieran en el ámbito geográfico de influencia de tu despacho. Parece mentira, pero esto era así. Y a partir de ese momento, la evolución de las gestiones que un Graduado Social puede realizar con la TGSS se ha ido acelerando todos los años. Con nuevas funcionalidades, con nuevas responsabilidades, pero con grandes contrapartidas para nuestros despachos. Como bien describió Joaquin Estefanía en su fantástico ensayo

Diccionario de la nueva economía (Ed. Planeta, 2001), la introducción de innovaciones tecnológicas en la empresa provocan de forma inmediata incrementos de la productividad. Y esto es lo que sucedió en nuestros despachos. Pasamos a poder gestionar empresas que no estuvieran cerca físicamente de nuestros despachos; suprimimos con cada vez mayor intensidad el desplazamiento a las Administraciones, y por encima de todo ello, empezamos a ser reconocidos por la Administración como uno de los colectivos profesionales con los que, sí o sí, había que contar para el despliegue de toda esta tecnología. Es decir, esa implementación tecnológica trajo consigo el reconocimiento de la Administración para nuestro colectivo, y hoy en día no se entendería el Sistema Red sin los Graduados Sociales. Pero más importante que lo anterior, también ha propiciado que los Graduados Sociales podamos influir en las nuevas funcionalidades que se van implementando en el Sistema. Es decir, la Administración nos retó, los Graduados Sociales aceptamos la responsabilidad, y a cambio nos otorgó un papel preponderante en la gestión de la información que les transmitimos, habiendo producido todo ello un enorme beneficio para la profesión.
También recuerdo que, en aquellos primeros momentos del Sistema Red, y posteriormente con la introduc-
ción de muchas de sus nuevas funcionalidades, hubo voces críticas con este camino que estábamos recorriendo. Ya en esa época había compañeros que ponían el grito en el cielo por lo que ellos consideraban que suponía que nos estaban convirtiendo en funcionarios sin gratificación. ¿Os suena? Recuerdo años más tarde un acto en el Colegio de Valencia, tras la instauración de la posibilidad de poder domiciliar el pago de cuotas de los antiguos TC1. La TGSS quiso entregar un diploma a los compañeros que habíamos conseguido en pocos meses domiciliar el 90% de los pagos de nuestros CCC asignados. En presencia del Director General de la TGSS del Ministerio de Trabajo, algún compañero les pidió que a cambio de realizar todos estos trámites el Ministerio podría pagarnos el coste de los programas de nómina dado que estábamos soportando muchos costes derivados de la implantación progresiva del Sistema Red. A continuación, tomé yo la palabra para manifestarle al Director General el agradecimiento por poner en nuestras manos este despliegue tecnológico, por haber confiado en nuestro colectivo para lanzarlo, por haberlo hecho de forma totalmente gratuita con implementación de software específico, y para decirle que yo no quería que me pagaran el coste de mi programa de nóminas, sino que lo que yo pedía era MÁS. Más Sistema Red, más funcionalidades y, sobre todo, que continuaran teniendo en cuenta nuestras opiniones y nuestra experiencia en cualquier iniciativa en esa materia.
Este es el camino de nuestra profesión para el futuro. Tal y como lo hemos encarado y lo hemos asumido en la pandemia. La Administración nos lanzó un reto el 14-3 sabiendo que por ella misma no iba a poder resolver esta situación tan compleja que la vida nos ha puesto delante a todos nosotros. Y nosotros lo asumimos con valentía, por nuestros clientes y sus trabajadores, y por la Justicia Social. Porque de la mano de entender que somos imprescindibles ha llegado el reconocimiento institucional. Pero es un reconocimiento que no nos sirve si sólo consiste en una palmada en la espalda o en un gracias por vuestra ayuda en una placa conmemorativa. Es un reconocimiento que se debe transformar en influencia. Este es el verdadero reto para nuestro colectivo en el siglo XXI. Utilizar ese reconocimiento para influir. Influir en modificaciones legislativas, influir para forzar modificaciones en procesos de gestión que están obsoletos o que la Administración ni siquiera se ha planteado que funcionan mal, influir para … para que todo funcione mejor porque nuestra opinión es importante, solvente y de gran ayuda. Esa concepción del Graduado Social activo, valiente, que acepta el reto de la Administración, y que se coloca en una posición de poder influir, es la que nos debe de guiar en el futuro. Obtengamos y busquemos un reconocimiento a partir de la consideración de nuestra importancia para que el sistema funcione. Y esta reflexión es la que debemos extraer también de la pandemia de la COVID-19 que estamos atravesando, y más concretamente, en nuestras relaciones con el SEPE
Este es también nuestro reto inmediato en las comunicaciones que hemos tenido que realizar de los ERTE con el SEPE. Somos los que más sabemos de ellas porque las hemos tenido que sufrir. Conocemos sus deficiencias y sabemos cómo solventarlas. Reto que han sabido recoger en los Colegios Profesionales y en el Consejo General, desde el cual ya se inició antes de verano un camino con el Ministerio de Trabajo para trasladarle propuestas y sugerencias de los Graduados Sociales para la mejora de la gestión de las prestaciones por desempleo derivadas de los ERTE. Propuestas que servirán en la presente pandemia, pero también en el futuro, para que el SEPE cambie a mejor.
Y entre esas propuestas que los Graduados Sociales debemos de liderar están:
Comunicaciones previas dirigidas a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social sobre la afectación o desafectación de trabajadores en un ERTE.
Nadie discute la necesidad e importancia de esta comunicación por lo que se refiere el control del fraude en el acceso a prestaciones. Todos entendemos que la afectación de trabajadores en un ERTE, especialmente si se trata de trabajadores en reducción de jornada, debe quedar previamente plasmado en una información que debe estar a disposición del organismo de control. Y nadie duda que dichas comunicaciones iniciales, o de variación o de finalización de las propias medidas, se deben de realizar con carácter previo a que surtan efecto. Sólo de esta forma, se podrá distinguir aquella cuya comunicación es un fiel reflejo de la realidad de la empresa en el ERTE, de aquella otra que pretende un uso indebido de prestaciones públicas.
Pero que asumamos como correcta esta comunicación previa y como parte de nuestra actuación profesional, no quiere decir que tenga que realizarse de la forma que actualmente está prevista. Con la realización de unos ficheros en un formato complejo que en algunos casos son farragosos e incluso inhumanos de rellenar; sin que podamos acceder con posterioridad al envío, a consultar el estado del calendario comunicado; sin que se pueda realizar una modificación sobre los datos introducidos de una forma sencilla, clara e igualmente efectiva. Es nuestra responsabilidad asumir esta comunicación, pero debe de formar parte de este nuevo papel que debemos asumir como colectivo profesional, hacerle ver a la administración que el procedimiento no es adecuado, ni sensato, ni lógico. Y proponer y estudiar codo con codo con ellos la forma de poder realizarlo de una forma más intuitiva y sencilla para conseguir el mismo objetivo informativo.
Periodos de actividad
Es indudable que estas comunicaciones han sido y van a seguir siendo realizadas por los Graduados Sociales. El ERTE es un ser vivo cuyas vicisitudes nos corresponde a los profesionales informar, porque nadie que no sea la empresa tiene esta información. Podremos en todo caso no tener que realizar la solicitud de la prestación, pero la comunicación de los periodos nos va a corresponder a nosotros sí o sí.
Pero sí podremos hacerle ver a la Administración las deficiencias que han tenido este tipo de comunicaciones para que cambien cosas:
• Necesitamos formación en materia de periodos de actividad. Una formación integral que abarque todas las situaciones en las que un trabajador se puede encontrar al estar incluido en un Expediente de suspensión o de reducción de jornada.


• Necesitamos la elaboración de un completo manual de uso y utilización de los periodos de actividad, descriptivo de todas las situaciones posibles.
• Necesitamos que los generadores de periodos de actividad se mejoren más. Que los códigos de días trabajados vayan diferenciados de los códigos de incapacidades o de vacaciones para no generar confusión entre los profesionales.
• Necesitamos que cada vez que se mejore la versión del generador, se nos informe a través de nuestros colegios profesionales, y, sobre todo, si el cambio se produce porque la anterior versión contenía algún error.
• Necesitamos que, si se dictan instrucciones para la elaboración de los ficheros XML de periodos a través de los generadores, no se cambien estas instrucciones por otras que emanan de algunos funcionarios o incluso de algunas Direcciones Provinciales con explicaciones contradictorias con las que están incluidas en los generadores. • Necesitamos que el Ministerio de Trabajo, a través del SEPE invierta en la renovación, cuando no sustitución, del aplicativo de reconocimiento de las prestaciones derivadas de ERTE, para que ciertas comunicaciones realizadas por los profesionales, conforme a las normas establecidas de forma correcta, no generen incidencias en el pago de la prestación, provocadas por las propias limitaciones de ese sistema informático.
• Necesitamos una comunicación fluida del SEPE con los Colegios Profesionales para informar y anticiparse a errores que se pueden provocar en la gestión de las prestaciones por la publicación de nuevas normas.
• Necesitamos tener acceso al resultado de los envíos de los ficheros de periodos de actividad. Si nos hacen responsables del envío, si nos hacen responsable del correcto percibo de la prestación de los trabajadores de cara a éstos y de cara a nuestros clientes, necesitaríamos tener acceso a los datos de la prestación del trabajador para comprobar que lo que hemos comunicado se ha transformado en un pago correcto de la prestación. Si hace falta cambiar la LOPD, que se cambie.
Echando la vista atrás a nuestra profesión desde aquel día de diciembre de 1.997, todo reto que nos ha lanzado la Administración como colectivo, lo hemos transformado en una oportunidad para nuestro despacho y en un paso para el afianzamiento de nuestra profesión con nombre y apellido. Asumamos nuestro papel sin miedo, con una confianza renovada en nosotros mismos. Llevamos muchos meses demostrando que somos muy capaces de hacer y de proponer. Orgulloso de ser GRADUADO SOCIAL DEL SIGLO XXI.
SIGLO XXI
