EL CARNAVAL
He
sabemos
lo que habrá de cierto sobre el particular—que una distinguida puertorriqueña llevaba amores con un yanqui. Que el yanquí era casado en los Estados Unidos. Que la señora se enteró de los amores. Que vino á Puerto
Junio 2 de 1907
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EN LA MALLORQUINA
SERPENTINAS Nos dicen—no
¡pa
| | $ |:
Rico.
Que le cayó á trompítrompí al marido. Que se pusieron como chupa de dómine. Y que la cosa no pasó de ahí. . No sabemos si esto será verdad. Pero
si es verdad,
con-
viene abrir los ojos con —Después de lo que me dijo D. Luis, tomalos americanos. Y con los que no son ría yo cualquier cosa. americanos también. Hasta una botella de gas. Menos mal que está ahí la Corte Federal. Desde la Plaza de Baldorioty observaba yo las otras tardes, que bien podían, el Municipio de San Juan y el Ateneo Puertorriqueño, disponer de algunos fondos para reemplazar las banderas.
Nuestro distinguido amigo el Reverendo
Padre
Cebrones,
cial de los Capuchinos,
Provin-,
6 de
Utuado, ya easi restablecido,
Lo celebramos de veras.
Las que tienen actualmente están
Y celebramos más todavía, haberlo visto con zapatos nuevos, co-
debemos hacer méritos para lo fu-
chancletas. 4 No es que á mí mq esté malo, mi querido ii Luis de Guérnica,
bastante deterioradas. Y aunque, hasta la fecha, la ban: dera no nos ha traido gran cosa, turo.
¿Cómo nos van á dar el gobier-
mo los que usa todo el mundo.
Ya era tiempo de que dejara las
alias Sansón, no es que á mí me es-
no propio con una. bandera tan deteriórada? ¡ Y tan sucia ! ;
té malo que se despache á su gusto
Unidos. Y por el prestigio de la ciudad, debemos reemplazar esas banderas.
licada como Dalmau. Pero Vd. tiene talento para emplear otro lenguaje.
Por el prestigio de los Estados
Parece que es un hecho trucción de la Plaza cerca del teatro.
E
a
- Después
del
la consMercado
la compañía de zar-
que tengamos
“ba d Ellas miña delicado.
s
plaza se
cuando la emprende con EL CARNA-
VAL.
Yo no tengo la epidermis tan de-
¿ Por qué no lo
hace?
No crea que lo hago por mí.
Los filipinos no se están quietos. Ahora arrecia el temporal en el
archipiélago y Mr. Taft se ps ra acabar con los
os.
Pero -
r Taft propone y Filipinas dispone