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Emanuel lo cambia todo
He vivido en varios países, así que he tenido la oportunidad de experimentar la Navidad en distintos sabores y colores, pero con un denominador común: la celebración del nacimiento de Cristo.
En estos países, la Noche Buena es la celebración más grande. La música alegre y los villancicos tradicionales alegran las tiendas y los vecindarios, la comida típica y los turrones llenan la mesa, las decoraciones se ponen con mucha anticipación y no se quitan hasta después del día de los Reyes Magos. La familia y los vecinos, todos se reúnen para celebrar y compartir y si alguien no puede llegar…se le lleva un buen plato de comida a su casa para bendecirlo. ¡Ese es el espíritu navideño del hispanohablante que he vivido! El aire de celebración se comienza a respirar desde principios de diciembre y termina hasta después del día de los Reyes Magos.
La Noche Buena es la celebración del nacimiento del Salvador del mundo, alegría y más alegría.
De todas las noches buenas que recuerdo, hay una en específico que jamás olvidaré, porque fue la noche en que mi abuela materna y una de sus nietas fueron a la iglesia y aceptaron a Jesús como su Salvador. Esa noche marcó mi vida para siempre y cada Noche Buena que he vivido siempre recuerdo esa experiencia redentora. Vi el poder salvador de “Emanuel”, Dios con nosotros, en acción en la vida de dos personas muy amadas.
Gracias “Emanuel”, porque sin Ti, la Navidad no existiera.
