
6 minute read
Reconectando a los niños con el mensaje de Navidad
“La Navidad es JESÚS” es una frase que se hizo popular en una obra de teatro infantil que hicimos en mi iglesia local hace muchos años. Durante toda la obra, los niños repetían la frase una y otra vez. Al parecer esa era la enseñanza principal en cada crisis y problema que enfrentaron los personajes. Al final de la obra, todos, incluido la audiencia, recitaron la frase de memoria.
Todos sabemos que las fiestas es un tiempo muy ocupado, y a menudo escuchamos en predicaciones que los creyentes no podemos celebrar la Navidad sin Cristo. De hecho, Su nombre es parte literalmente del nombre de las fiestas, así que ¿cómo pasarlo por alto? Puede que suene repetitivo, pero por alguna razón, utilizamos esta época del año para recordarnos a nosotros mismos y especialmente a nuestros hijos cuál es el verdadero significado de la temporada. Los niños muestran la alegría en sus ojos cuando hablamos de regalos y también escuchamos su emoción cuando hablan de las expectativas y deseos que tienen para la Navidad. Pero esta es la oportunidad que tenemos nosotros para detenernos, hacer una pausa y evaluar si realmente ellos entienden el verdadero significado. Después de todo, si seguir a Cristo es la decisión más importante que un niño podría tomar, no queremos que se olviden de la esencia de la celebración. De hecho, es algo que deberíamos tomar seriamente. Si las decoraciones, las golosinas y los regalos es lo que más entusiasma a los niños, esto podría producir un sentido de culpabilidad y vergüenza en nosotros por no haberles enseñado mejor. Sin duda, es un sentimiento abrumador, como si toda nuestra enseñanza se hubiera perdido.
Sin embargo, en lugar de comenzar la temporada navideña aprensivos y frustrados por lo que nuestros hijos no saben y no entienden, recordemos que la Navidad es simplemente un tiempo para reconectarlos con el significado de la celebración. Es recordarles el fundamento en Cristo que ya ellos están construyendo, y no algo de una semana o un mes. A continuación, algunos consejos útiles para recordar:
1. Usted puede y debe enseñar sobre la Navidad durante todo el año. Jesús tiene un linaje. Esto significa que Su familia tenía raíces que podemos rastrear en el Antiguo y Nuevo Testamento antes de que hiciera Su aparición terrenal. El ministerio de niños y nuestra enseñanza en el hogar deberían ayudar a los niños a conectar estos puntos cada año. Las historias que contamos y las lecciones que enseñamos fueron escritas como parte de la historia de Dios. El mismo Cristo que vino al mundo como un niño que lloraba estuvo presente en la Creación. El mismo Jesús que murió en la cruz estaba conectado con el rey David que derrotó a Goliat y mató leones y osos cuando era un jovencito. [Ciertamente] no tenemos que esperar a que llegue la Navidad para unir todas las piezas. Tampoco tenemos que esperar a que llegue la Navidad para hablar de la historia de Su nacimiento. Busque las “conexiones con Cristo” en las enseñanzas que les imparte a los niños. Si enseña la Biblia, está enseñando a Cristo. Esto no solo refuerza la historia de Jesús durante todo el año, también se practica una buena teología.
2. Sea intencional con su tiempo juntos. Por lo general, durante la temporada navideña, aunque haya mucho trabajo, las familias y los ministerios pasan más tiempo juntos. Dedique espacio para crear y cultivar momentos y experiencias enseñables que ayuden a los niños a centrarse en Cristo. La Navidad es una celebración anual, así que es una gran oportunidad para que las iglesias y las familias creen tradiciones juntos. A medida que se repitan estas tradiciones, los niños no solo entrarán en el ritmo, también desarrollarán un entendimiento más profundo y harán preguntas para crecer su conocimiento. El plan es que los niños se apropien de su fe, y lo harán siendo participantes activos.
3. Busque formas para que los niños den en lugar de recibir. Los niños, por naturaleza, son egocéntricos. Pero no es que sean egoístas intencionadamente cuando llegan momentos especiales en los que reciben regalos por motivo de cumpleaños u otra ocasión. Más bien, es que sus cerebros no se han desarrollado lo suficiente como para entender de que otras personas a su alrededor tienen necesidades. Durante estas fiestas, tome tiempo para enseñarles sobre las necesidades de su iglesia, la escuela, la comunidad y el mundo. Poco a poco, les podemos ayudar a ver las necesidades que hay en la humanidad. Parte de la misión de Jesús era servir, así que nuestros niños hoy en día también deben aprender a servir. Hay mucho por hacer; los niños pueden servir con sus familias, en las iglesias, o incluso encontrar formas de dar al prójimo personalmente.
4. Los niños pueden seguir siendo niños. La admiración y emoción es parte de su crecimiento y desarrollo. De hecho, a veces nosotros mismos tenemos que revisar esa actitud cuando se trata de nuestras propias experiencias. No hay problema alguno que los niños disfruten la celebración navideña y de todas las diversiones que conlleva. Estoy segura de que el Jesús de la Biblia que bendijo a los niños y les dijo que vinieran a Él no querrá que los reprendamos por la misma emoción que tuvieron cuando se acercaron a Él. Toda la admiración y emoción que sienten es parte de su crecimiento y desarrollo natural, no solo físico y mentalmente, sino también espiritualmente. La emoción y admiración están relacionados con la fe y la esperanza, que también son resultados directos del nacimiento de Cristo. A medida que los niños tienen estas experiencias, [sus corazones] se llenan de fe en el Dios que los ama tanto que vino a este mundo para tener una relación también con ellos.
Recordemos, durante esta temporada navideña, que nuestros niños ya están conectados con Cristo y con Su amor. Nuestra responsabilidad como líderes de la iglesia, maestros y padres es simplemente ayudarlos a reconectarse en medio de una temporada muy ocupada del año. Con el objetivo correcto y la enseñanza deliberada acerca de Jesús durante el año, la reconexión es simple, divertida y algo que esperar. Nuestro propósito es producir discípulos de Jesús; discípulos que sigan y caminen juntos continuamente. ¡Busquemos a los niños, desconectémonos un poco, y reconectémonos esta Navidad!
