Club de Lectores 42 - Invierno 2012

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Tenemos que aprender a escuchar lo que sucede en el ámbito educativo por Virginia Krasniansky

Sandra Lorenzano Sandra, me gustaría preguntarte y al mismo tiempo que nos cuentes a mí y a los maestros que son nuestro público mayoritario en Club de lectores: ¿quién eres? Sabemos que eres escritora, lectora, vicerrectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana; pero sería mejor que tú te presentes. Primero quiero decir que estoy contenta porque podré decirle a los maestros que yo también soy maestra de corazón y en esta entrevista podré revelar que hace muchos años, casi treinta, que me dedico a la docencia. Vengo de una dinastía de maestros, mi abuela era una maestra de ésas que dejaban la vida en el aula y en la escuela. Yo me formé como educadora y después estudié literatura. Sigo vinculada a la docencia en diferentes niveles y con mucho compromiso desde diversos ángulos. Me encanta contagiar la pasión de lo que me gusta. Dice Gabriel Zaid “que la mejor forma de trasmitir la pasión por la lectura es el contagio”. Uno de los espacios privilegiados e importantes de mayor predominancia para contagiarnos con la literatura es, sin duda, el salón de clases. Seguramente en algún momento de nuestra vida tuvimos algún maestro o maestra que ha determinado nuestro camino en la cultura y en la literatura.

Mi primera maestra fue mi abuela. Yo tenía 5 años y me enseñó a leer y a escribir con un libro que se usaba mucho en Argentina que se llamaba UPA. Luego, en el año 1976 cuando llegué desde Argentina a vivir a México, tuve una maestra en el Colegio Madrid, Luz Fernández Gordillo, quien me hizo sentir en casa a través de la literatura. También ella, como lo hacía mi madre, nos leía entre otros a los poetas del exilio español. Descubrí que la literatura no es sólo lo que uno puede leer en soledad sino que también la palabra literaria me permitía construir un hogar. Luego me formé en la literatura como medio de vida y de expresión artística. En la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM tuve grandes maestros, de ésos que saben contagiar el amor por los libros: Luis Rius, María del Carmen Millán, Margo Glantz, María Luisa Capella, Angelina Muñiz-Huberman. ¿También te dedicas al periodismo cultural? Bueno todo es más o menos parte de lo mismo. Es parte de la obsesión de tener un hogar y a veces algunos libros me resultan más cercanos que las personas. La idea de contagiar esa pasión encuentra distintos caminos: puede ser el salón de clase, el radio o también el trabajo escrito en periódicos y revistas. Hago en un programa de

radio que se llama “En busca del cuento perdido” -parafraseando a Marcel Proust- y es el primer taller literario que se da en radio; lo hacemos en el IMER. También estoy en los medios escritos como El Universal, la Revista de la Universidad, la revista Sin embargo y el periódico Milenio, entre otros. Son los distintos caminos que encuentran la misma vocación, la escritura. Sé que esta entrevista tiene que ver con mi trabajo de escritora, pero soy de la idea que un escritor no se puede encerrar a escribir y punto. Yo siempre he realizado mi trabajo literario haciendo muchas otras cosas que de alguna manera se acompañan y se complementan. Cumplí treinta y seis años de vivir en México y siento que mi gratitud de vivir en este país puedo pagarla con mi trabajo a través de la palabra e integrándome a la realidad circundante. Comparto contigo la parte de “argen-mex” que nos identifica, como un calificativo particular de integración a la realidad mexicana. Veo que tus escritos tienen una gran cuota de nostalgia, de recuerdos, y que los trasmites de manera elocuente en tus libros. La memoria es un tema que te importa mucho. ¿Cómo quisieras rescatar y trasmitir, además de con la poesía? ¿Escribes para niños? Fíjate que nunca había escrito para niños pero ahora lo hice: hay un cuento mío en uno de los libros de lectura de secundaria de la SEP. Ahí aparece un personaje que se llama Rita la punk. Es una niña que en realidad se llama Rosario y odia que su mamá la llame Chaio. Ella conoce a un personaje maravilloso de la cultura del rock, Rita Guerrero, en realidad un homenaje a


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