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Porque Claret tejió telas, y luego las Buenas Noticias Un vínculo afectivo con la familia claretiana - Año 17 - Nº 56- Octubre 2013 - Colaboración voluntaria.

Siria: La fuerza de la moral, o la fuerza de los misiles

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“Mucha emoción con TELAR”

Felices recuerdos, gracias a TELAR

Recordados Agustín y Alfredo: Recibimos TELAR, que siempre nos produce mucha emoción, ya que además de los temas que nos actualizan sabemos de la Congregación que seguimos llevando en el corazón. Terminando septiembre vimos en la basílica el saludo de los bailes a la Carmelita antes de la procesión en que todos los años participamos con el pueblo creyente. Nos emocionó la historia del P. Llanos y los otros dos “mosqueteros de 90”. No conocíamos esa oda de Pablo al Cactus de la costa; confiamos en que al escribirla haya pasado por su mente la resurrección. Nuestro cariñoso saludo a todo el equipo de TELAR. Reciban un fuerte abrazo de

Apreciado Alfredo: TELAR, como todo lo claretiano, forma parte entrañable de mi vida, ligada muy profundamente a la Congregación. Desde los años lejanos vividos como seminarista, ella me marcó y orientó para siempre. Grande ha sido mi alegría al leer en el último número la reseña sobre la larga vida de esos tres claretianos “mosqueteros de Dios” y “muchachos de 90”. Con dos de ellos, Fernando Llanos y Gabriel Aguirre, compartí años inolvidables de seminario que me han vuelto a la memoria. Guardo de ambos gratísimos recuerdos. Del P. Llanos, como ese joven músico estudioso, atento, entusiasta, que auguraba llegaría a ser un misionero cercano y acogedor; y de “Gabrielito”, que, como dice la nota, vivía ingeniando inventos “eléutricos” que un día le servirían para llegar mejor a la gente y potenciar su apostolado. Eché de menos ver reflejado en la simpática reseña a otro querido compañero de entonces, que ha sido también muy buen misionero: el P. Julio González. Se me ocurre que aparecerán también en TELAR algunas de sus andanzas. “Muchacho de 90” como ellos, hago llegar a los tres cordiales saludos, y a TELAR mi agradecimiento por el acierto de ese emotivo reconocimiento a misioneros que han entregado su larga vida al servicio de Dios y su pueblo.

Uldita y Waldo Valenzuela Antofagasta, Chile

“Muy buenos” artículos de TELAR Querido Alfredo: Comentábamos una de estas noches con Normy, mi esposa, sobre la revista TELAR. Muy buenos sus artículos, tanto de nuestra Iglesia de hoy como de realidades nuestras. Entre las chilenas que han tocado destaco cultura mapuche, significancia de Pablo Neruda y otras. Con respecto a la Iglesia de hoy, muy contingentes para nosotros la Jornada Mundial de la Juventud y las Pautas Proféticas del Vaticano II. Quienes tenemos algo de claretianos (soy de raigambre salesiana) vemos que hay aún mucho por conocer y aprender del espíritu claretiano. Aplaudo y adhiero a los comentarios que haces en página tres. Un abrazo.

Víctor Fallau Castro Santiago, Chile

Agradece el “rico contenido de TELAR” Estimado Alfredo: Deseo saludarlo y agradecerle el envío de la revista TELAR, que me agrada mucho por su rico contenido y el poder conocer el abnegado servicio de los misioneros claretianos, sobre todo en el acompañamiento y preparación de los laicos que se comprometen con la Nueva Evangelización, como se nos pide en el Año de la Fe, en que todos debemos anunciar más que nunca el mensaje del Amor, y de modo especial irradiando a Cristo Jesús mediante el testimonio personal. Algo del trabajo misionero claretiano he podido conocer personalmente, participando en la coordinación de la pastoral de sanJaime Contreras Luengo tuarios de nuestra Arquidiócesis, en las visiSan Miguel, Santiago de Chile tas de grupos a la hermosa Basílica del Corazón de María y santuario de San Judas Tadeo, y en “La hora de los Telar santuarios” de Radio María, donde ustedes suelen entregar inforEs una publicación de los Misioneros Claretianos maciones y datos muy interesantes para los numerosos auditores. Director: José Agustín Cabré Rufatt, cmf. Que la Virgen santa y su divino Hijo acompañen a Ud. y a todos Editor general: Alfredo Barahona Zuleta los realizadores de TELAR en su amplia tarea de formación e inforDiseño: ECCLA, Ediciones y Comunicaciones Claretianas mación de la Familia Claretiana, sobre todo en nuestra América latiZenteno 764 - Casilla 2989 Santiago-21. Santiago - Chile na. Fraternalmente, F. (56-2) 2695 34 15, Fx. (56-2) 2695 34 07 Hna. Elena Arancibia, Hija de la Caridad E-mail: eccla@eccla.cl · www.eccla.cl Santiago de Chile

Cartas

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cartas


Editorial

El poder de la fuerza moral

Si no asombra ya el insólito pontificado del papa Francisco, a nadie ha podido dejar indiferente la forma en que logró detener –al menos hasta ahora- el bombardeo “ejemplarizador” con que el mandatario norteamericano, Barack Obama, porfiaba en castigar al gobierno de Siria por el supuesto uso criminal de armas químicas. Decepcionante, a lo menos, resulta semejante empeño en un mandatario tan singular de USA, que apenas iniciada su gestión fuera honrado con el Premio Nobel de la Paz; homenaje tan insólito como apresurado, según diversos analistas. Pero decepciona aun más que ese paradigma del pacifismo insistiera en rematar con misiles a un país ya arrasado por una guerra civil que ha dejado en dos años más de 110.000 muertos y ha expulsado de sus hogarres a 3 millones de emigrantes. Cuando ya parecía inevitable tamaña barbarie, se alzó la voz del papa Francisco, una de las pocas aún creíbles en el escenario mundial, por su coherencia de palabra y vida. Con su sencillez característica, Francisco llamó a la cristiandad a una jornada de oración y ayuno por la paz en Siria y el Medio Oriente. A los misiles de Obama opuso el poder de las únicas armas que han esgrimido los luchadores de la noviolencia activa; las de cristianos y nocristianos dignificadores de la racionalidad humana; las de Gandhi, Luther King, Oscar Arnulfo Romero y otros auténticos profetas de la paz.

Y hasta ahora triunfa la racionalidad; es más poderosa la fuerza moral que el arsenal bélico de la mayor potencia mundial. José Stalin, el más controvertido jerarca de la era soviética, ironizó una vez ante la sugerencia de que el Vaticano tuviera voz en las negociaciones de paz de la segunda posguerra. “¿Cuántas divisiones tiene el Papa?, preguntó. Como el de entonces, Francisco no tendría más que la Guardia Suiza para enfrentar la prepotencia de quienes, en nombre de “la democracia” y “la libertad”, han sobrenriquecido su patrimonio inundando el mundo con armas cada día más temibles, para atacar después selectivamente a quienes se las compran. Personas como Francisco pueden mover a buena parte del mundo con sólo su palabra, porque son creíbles. No así quienes han urdido artimañas para masacrar a países como Irak, Afganistán y Libia, y hoy pretenden engrosar la lista impresionante de guerras que lucen como sus mayores glorias nacionales. La amenaza de escarmiento con misiles se funda en que el gobierno sirio habría utilizado en agosto último armas químicas, provocando más de 1.300 muertos. El presidente Bashar al Assad sostiene que tales elementos, prohibidos por numerosas convenciones internacionales debido a sus horrendos alcances y consecuencias, fueron empleados por grupos editorial

rebeldes que lo combaten apoyados por aliados de Occidente. USA señala a un culpable y amenaza castigarlo. Lo cierto es que devastadoras armas químicas y bacteriológicas –gases asfixantes, paralizantes del sistema neurológico, venenos sobre aguas y cultivos, mortales plagas diseminadas con insectos, y numerosas otras- se han utilizado profusamente desde la Primera Guerra Mundial, y más que nadie por los Estados Unidos. Las usaron al menos en Filipinas, Puerto Rico, China, Corea del Norte,Vietnam, Laos, Camboya, Cuba, Canadá y sobre emigrantes haitianos. Es innegable que organimos norteamericanos secretos y de defensa han diseminado una variedad de agentes tóxicos e infecciosos incluso sobre miles de sus propios conciudadanos, matando a innumerables en función de experimentos bélicos. “El uso de armas químicas en cualquier lugar del mundo es una afrenta a la dignidad humana y una amenaza a la seguridad de la gente en todas partes”, ha dicho en estos días Barack Obama. Ojalá sea consecuente partiendo por su propia casa. El más fuerte se puede imponer sobre el débil, garrote en mano, pero la autoridad pública es atributo de la auténtica razón humana. “La fuerza es el derecho de las bestias”, sostuvo, al ser derrocado, Juan Domingo Perón. Alfredo Barahona Zuleta 3


Otros 23 mártires claretianos son beatificados en España Fueron ultimados en la más sangrienta guerra civil que asoló a la nación hispana, de 1936 al ’39.

Alfredo Barahona Z. En solemne y masiva ceremonia, el 13 de octubre se beatifica en la ciudad catalana de Tarragona a 522 mártires que dieron la vida por su fe cristiana durante la feroz persecución religiosa que se extendió por España con la Guerra Civil de 1936-´39. Veintitrés claretianos forman parte de esa la más numerosa beatificación de la historia. Se había reconocido hasta ahora a 1.0001 mártires españoles del siglo XX. Entre elllos a cincuentaiún claretianos, el seminario completo de Barbastro, beatificados por Juan Pablo II en 1992. Pero centenares de claretianos han dado la vida en fidelidad a Dios y el pueblo cristiano. Dieciséis de los nuevos beatos son llamados Mártires de Sigüenza y Fernán Caballero. Los otros siete, Mártires de Tarragona y La Selva del Campo. Vale la pena esbozar siquiera quiénes fueron esos 23 émulos de los primeros cristianos que afrontaron las torturas y la muerte en vez de renegar de su fe.

Un formador se ofreció al martirio En Sigüenza, provincia española de Guadalajara, tenía su sede un seminario menor claretiano. Según la modalidad de cultivo vocacional de entonces, los postulantes al sacerdocio eran niños de 11 a 15 años. La noche del 25 de julio de 1936, el peligro de allanamiento, detenciones y asesinatos era inminente. El formador del 4

seminario, P. José María Ruiz Cano, reunió a la comunidad en la capilla, y ofreció al Señor su propia vida a cambio de que los postulantes no sufrieran daños. Luego salió con unos 35 chicos al vecino pueblo de Guijosa, buscando orientarlos a sus familias. El grupo fue descubierto al día siguiente. El P. Ruiz fue detenido y asesinado en Sigüenza el 27 de julio. De aquellos niños seminaristas sobreviven los ya maduros misioneros Julio Izquierdo y Federico Gutiérrez. Este último ha sido artífice preponderante en la causa de beatificación del misionero hispano-chileno P. Mariano Avellana. A él se debe una investigación exhaustiva que realizó durante 10 años; en ella se basó el papa Juan Pablo II para declarar Venerable a ese singular misionero. El P. Gutiérrez celebra ahora la beatificación de su primer formador, el P. Ruiz.

El testimonio de Fernán Caballero Al martirio del P. José Mª Ruiz se une el de 14 jóvenes seminaristas que al día siguiente vivieron el suyo en Fernán Caballero, un pequeño pueblo de la provincia manchega de Ciudad Real. En esta última tenían los claretianos un seminario mayor que fue allanado por milicias revolucionarias el 24 de julio de 1936. Catorce jóvenes estudiantes de teología fueron detenidos. Obtuvieron salvoconductos para salir de la ciudad, pero el 28 de julio fueron reconocidos en la estación, y al llegar el

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tren a Fernán Caballero los acribillaron junto a los rieles. Fueron martirizados el seminarista colombiano Jesús Aníbal Gómez Gómez, y los españoles Tomás Cordero Cordero, Primitivo Berrocoso Maillo, Vicente Robles Gómez, Gabriel Barriopedro Tejedor, Angel López Martínez, su hermano Claudio, Antonio Lasa Vidaurreta, Melecio Pardo Llorente, Antonio Orrego Fuentes, Otilio del Amo Palomino, Cándido Catalán Lasala, Ángel Pérez Murillo y Abelardo García Palacios. El 2 de octubre siguiente fue fusilado también en Fernán Caballero el hermano claretiano Felipe González de Heredia. Los 16 mártires son beatificados ahora.

Los de Tarragona y Selva del Campo Los otros siete misioneros enfrentaron también el martirio durante 1936. Los padres Frederic Vila Bartrolí y Jaume Mir Vime, y el hermano Antoni Vilamassana Carulla, conformaban la comunidad de Tarragona. Los hermanos Antoni Capdevila Balsells, Sebastià Balsells Tonijuán, Pau Castellá Barbera y Andreu Felíu Bartomeu pertenecían a La Selva del Campo. El P. Frederic Vila había sido prestigiado profesor en universidades y seminarios claretianos. Apresado al estallar la revolución, fue confinado sucesivamente en dos barcoscárceles. Finalmente lo fusilaron el 11 de noviembre en el cementerio del pueblo tarragonés de Torredembarra.

El P. Jaume Mir, también profesor destacado en la Universidad Pontificia de Tarragona y misionero ferviente, fue asesinado en el cerro La Oliva de la misma ciudad el 29 de julio. El hermano Antoni Capdevila había sido sastre y maestro de enseñanza primaria. Cuando milicianos anarquistas invadieron su comunidad, se preocupó antes que nada de conducir a un hermano anciano y enfermo a un asilo de religiosas en el pueblo de Reus. Al regreso fue reconocido y ultimado en las afueras de la estación de Vimbodí, el 24 de julio. El hermano Sebastià Balsells era también apreciado maestro de escuela y había trabajado en varios colegios claretianos. Al inicio de la revolución buscó refugio en su pueblo natal, cerca de la ciudad de Lleida. Pero fue detenido y ultimado en Agramunt el 16 de agosto. A los hermanos Pau Castellá y Andreu Felíu los unió extrañamente la vida de principio a fin. Ambos habían nacido en La Selva del Campo. Evangelizaron por años en Fernando Póo, hoy Guinea Ecuatorial, la primera y emblemática misión “de infieles” asumida por los claretianos en 1883. La tromba revolucionaria los sorprendió en su ciudad natal, donde lograron esconderse por tres meses. Fueron sorprendidos y enfrentaron juntos el martiro en Reus, el 26 de octubre. El hermano Antoni Vilamassana había misionado también en Fernando Póo. Compañero del padre Vila en su prisión flotante, sufrió la misma suerte. Fue ultimado junto al cementerio de Valls, cerca de Tarragona, el 25 de agosto.

Contexto de una guerra fratricida Gran parte de los asesinatos por causa de la fe cristiana de las víctimas se cometieron en los comienzos de la Revolución o Guerra Civil Española, enfrentamiento atroz que asoló por tres años a la nación hispana totalizando más de un millón de muertos. Pese a la perspectiva del tiempo, los analistas aún no logran explicarse tamaño encarnizamiento. Su detonante definitivo fue, el 17 de julio de 1936, el alzamiento militar que lideraría el general Francisco Franco —triunfador al cabo de los tres años y gobernante por otros 36— contra la República que había sustituido en 1931 a la monarquía tradicional, abriendo un período de inestabilidad,

enfrentamientos e incluso persecuciones religiosas. Con el alzamiento en armas el país quedó dividido en dos. En el sector republicano se culpó erróneamente a la Iglesia de complicidad en el golpe. De inmediato se inició una persecución feroz, en la que serían asesinados vida claretiana

6.832 consagrados: 13 obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 religiosos, 283 religiosas y un número indeterminado de laicos que fueron ultimados por testimoniar su fe. De todas las congregaciones religiosas, la claretiana fue la más golpeada, con 271 víctimas. Testimonios martiriales como los de Barbastro, Sigüenza-Fernán Caballero y Tarragona-Selva del Campo fueron emulados en diversos otros sitios donde las armas fueron ley. Aparte de los 51 beatificados en 1992 y los 23 que ahora se les suman, se encuentran en proceso similar más de 100 otros claretianos martirizados a lo largo del conflicto. De los restantes, aún faltan antecedentes por recabar. Continúa >> 5


Dar la vida, la mayor prueba de amor Lo dijo el propio Señor Jesús: “no hay mayor prueba de amor que dar la vida por quien se ama” (Juan 15,13). El testimonio supremo de entregar la vida ante el dilema de renegar de los propios principios o ser asesinado, es el motivo primordial de beatificar y canonizar a los mártires. En nuestra época, cuando se han subvertido tan diametralmente los valores, los principios, la fidelidad en el amor, la lealtad y la validez de la palabra empeñada, el martirio constituye un ejemplo sorprendente capaz de cuestionar a fondo la propia vida. Tal es el legado que tiene a su haber la familia claretiana en sus mártires. El propio fundador, san Antonio Mª Claret, testimonia en sus escritos haber anhelado profundamente el martirio. Si bien no lo alcanzó, fue acuchillado en 1856 por un sicario siendo arzobispo de Cuba, y estuvo a punto de ser degollado. Fue desterrado de España por una revolución en 1868, y uno de sus misioneros, el P. Francisco Crusats, fue asesinado, justamente en la comunidad de La Selva del Campo, convirtiéndose en el primer mártir claretiano. Dentro del largo conflicto revolucionario de México fueron martirizados los misioneros Mariano González, en 1914, y Andrés Solá, en 1927. Este fue beatificado en 2005. Pero sería la sangrienta Revolución Española de 1936‘39 la que brindaría el mayor testimonio martirial claretiano. Aunque diezmó a la congregación, le permitió ofrendar al mundo centenares de ejemplos tan soprendentes como el de los 51 beatos mártires de Barbastro y los 23 que ahora se les suman. No fueron los últimos. Testimonios similares brindaron el P. Modesto Arnaus, martirizado en 1947 en las misiones colombianas de El Chocó por explotadores de los aborígenes a quienes defendía, y el P. Rhoel Gallardo, torturado y asesinado por terroristas en Filipinas en mayo de 2000, por defender a 50 niños y profesores de su escuelita rural.

Andreu Felíu

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Sebastià Balsells

Antoni Vilamassana

Pau Castellá

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Antoni Capdevila

Jaume Mir

Frederic Vila


“Su misericordia” en la historia Juan José Chaparro, nuevo obispo claretiano

En una celebración cargada de símbolos, en diversidad de rostros y presencias, el 28 de septiembre nuestro hermano misionero Juan José Chaparro ha sido ordenado obispo de la iglesia de San Carlos de Bariloche, en el sur argentino. Los paisajes que enamoran y encantan dieron realce a esta celebración, en una catedral vecina del lago Nahuel Huapi, en la que varios misioneros nos hicimos presentes para acompañar a una comunidad en fiesta junto a su pastor. Con el lema episcopal “su misericordia llega a sus fieles” (Lc. 1, 50), “Juanjo” empieza a caminar con aquellos que le son confiados en estas latitudes, quienes con entusiasmo y cariño lo recibieron en un acontecimiento donde se dieron cita muchos amigos que se hicieron al andar por algunas sendas claretianas de Argentina, Uruguay y Paraguay donde el nuevo pastor vivió parte de su ministerio misionero. vida claretiana

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Para consagrarlo estuvieron sus antecesores, Rubén Frassia y Fernando Maletti, junto con otros obispos y el nuncio apostólico en Argentina, Emile Paul Tshering. Estar con aquellos que lo precedieron fue el modo en que Mons. Juanjo se introdujo como eslabón en una cadena de testigos al servicio del pueblo en la historia de esta iglesia peregrina. Fue un pasarse la posta en esta iglesia compuesta por una variedad de presencias, estables y pasajeras, de pueblos originarios e historias tejidas en una trama que arma su identidad. Las palabras del papa Francisco se hicieron también presentes en una carta sencilla y fraterna, donde se refirió a Jesús como aquel pastor “que hablaba sencillo y miraba a las personas a los ojos”; sirvieron, a la vez, estas palabras para hacer al nuevo obispo un pedido a “hablar con esa cadencia mestiza de gringo y criollo”, evitando “enfermarse de episcospalitis”, según lo expresó el Papa. Confiamos pues que este hermano nuestro, misionero, llevará la Palabra que le fue confiada a cada rincón de la Patagonia, “saliendo a las periferias existenciales”, así como lo hizo en otros servicios misioneros, en distintas latitudes, siendo parte de un “fuego misionero que es imaginativo y creador”, como expresa un documento orientador de la misión claretiana universal. Ezequiel Fernández

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Radios claretianas, al servicio de la comunidad

“Uno de los medios que la experiencia me ha enseñado ser más poderoso para el bien es la imprenta”, sostenía san Antonio Claret, quien usó de gran manera los medios de comunicación de su época. Escribió 96 libros y opúsculos e innumerables publicaciones de difusión. Claret no era sólo escritor; fue propagandista. Colocó todas sus fuerzas y muchos recursos en divulgar sus obras. En esta misma línea, otra frase que revela su interés por la difusión decía: “hay que buscar otros medios, que con la palabra hablada no es suficiente”. Con ello queda clara la importancia que daba a los medios de comunicación. Por algo Ud. está leyendo este artículo en TELAR, un medio de comunicación de los claretianos en la línea editora de su padre. No cabe duda: si en los tiempos que vivió el Padre Claret hubieran existido medios de comunicación más modernos y de mayor masividad, él los habría utilizado de modo urgente, oportuno y eficaz. No sería raro verlo en un canal de televisión, escucharlo en una radio claretiana, ser influyente twittero o alternar con miles de amigos en Facebook. Siguiendo los pasos de Claret, su familia espiritual se ha empeñado en utilizar desde diversas propuestas y formatos los medios disponibles para difundir su mensaje. Esta vez queremos destacar el trabajo que miembros de la familia claretiana –religiosos y laicos‑ desarrollan a través de radioemisoras con diferentes énfasis y estilos.

El mundo devocional Dos de los santuarios marianos a cargo de los claretianos en Argentina y Chile mantienen radios de objetivo devocional, que dedican su programación sobre todo a trasmitir sus actividades. Ellos son, respectivamente, el santuario de Lourdes de El Challao, en Mendoza, con Radio FM

Cultural Claret, y el de El Carmen de Curicó, mediante la radio del mismo nombre. La emisora de El Challao difunde el andar del santuario y trasmite las misas en enlace con Radio María. Realizan los programas diversos colaboradores. El Santuario de El Carmen comenzó con su proyecto radial hace casi 4 años. A diferencia de El Challao, su señal se emite exclusivamente por internet; es una “radio web”: http://web.santuarioelcarmen.cl/radio-el-carmen/ . Su programación devocional se centra en las celebraciones vinculadas a la Virgen del Carmen. Durante el día trasmite música de variados estilos.

Una mirada social Si bien esas radios tienen una opción devocional, no excluyen una mirada desde la realidad; ayudan y sirven a la difusión de actividades sociales con un sentido comunitario. Pero en la provincia claretiana de San José del Sur – que agrupa a los misioneros de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay‑, existen otros dos proyectos radiales con una mirada marcadamente diferente. Radio FM Gente Nueva 88.5, está ubicada en Florencio Varela, una localidad en la periferia de Buenos Aires con agudos problemas sociales, donde los claretianos evangelizan formalmente desde 1987. La radioemisora tiene casi 20 años de historia. Busca ser un servicio a la comunidad donde está inserta. Ofrece música, reflexiones, opinión, oración, compañía... Es una auténtica radio comunitaria. Partió con miras a generar un espacio de encuentro para los habitantes del sector, con la participación de colaboradores que viven la realidad que los rodea. Hoy ese proyecto se ha consolidado. Radio Gente Nueva, además de ser un

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radiotelar.net

de San José del Sur; conocer sus historias, realidades, conflictos y alegrías. Está en etapa de posicionamiento y diversificación de sus programas, para lo cual ha ido incorporando paulatinamente nuevos espacios de opinión y debate, buscando dar cabida a diferentes expresiones e ideas; pero con una mirada siempre crítica de la sociedad. Tiene programas con temas de actualidad, tanto a cargo de personas involucradas en los diversos temas (“A Pancho le Lattte”), como de grupos que quieren expresar su opinión desde la experiencia del día a día (“Los Intocables”). En “El catalejo del Pepe”, el misionero Agustín Cabré reflexiona sobre temáticas de iglesia y sociedad. Próximamente se difundirán un radioteatro, “Cuentos con historia”, y proyectos enfocados en el mundo de los migrantes y la realidad campesina.

Temas de interés especial

medio de comunicación alternativo a los grandes, masivos y comerciales, presta servicios a su comunidad mediante actividades para recaudar fondos, alimentos, ropas e ir en ayuda de sus oyentes, quienes son finalmente los que mantienen vivo cualquier proyecto que busque compartir. Existe otro proyecto radial, con sede en Santiago de Chile: Radio Telar, un proyecto desarrollado por Ediciones y Comunicaciones Claretianas, ECCLA, editora de Revista TELAR. Comenzó sus trasmisiones hace casi 3 años, aunque no se mantuvo siempre al aire en forma continua. Tiene el formato de radio web, en www.radiotelar.net/ . Como no cuenta aún con un equipo estable, difunde “podcasts”, es decir, archivos de audio con programas pregrabados. Actualmente la anima un pequeño equipo de colaboradores que entregan parte de su tiempo para llevar un mensaje centrado en integración, participación, accesibilidad y acogida. Este proyecto, a diferencia de los anteriores, pretende ser un lugar de encuentro para toda la provincia claretiana

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Entre la programaciónn de Radio Telar es destacable especialmente “Recorriendo la Memoria”. Este espacio, en sintonía con temas de actualidad, ha rememorado en varios programas los 40 años desde el golpe militar chileno del 11 de septiembre de 1973, y la consiguiente dictadura de 17 años. Para ello, participan cada vez personas con interesantes testimonios de un episodio negro en la historia de Chile. El programa ha contado así con personajes del mundo cristiano evangélico y católico que durante la dictadura fueron defensores activos de los derechos humanos. Daniela Aceituno y Francisco Lazo entrevistaron al presbítero Alfonso Baeza, quien estuvo al frente de la Vicaría de la Pastoral Obrera, fue miembro del Comité ProPaz y de la Vicaría de la Solidaridad, instituciones de iglesia que fueron emblemáticas por su accionar ante los excesos del régimen dictatorial. Otros entrevistados en el programa han sido el sacerdote jesuita José “Pepe” Aldunate, cura obrero hoy de 96 años, fundador del Movimiento contra la tortura Sebastián Acevedo; la pastora evangélica Juana Albornoz, impulsora del Movimiento ecuménico contra la dictadura; el pastor Juan Sepúlveda, miembro del Comité ProPaz y del Servicio Evangélico para el Desarrollo, Sepade; María Luisa Sepúlveda,

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secretaria ejecutiva de la Vicaría de la Solidaridad. Además, un programa especial recordó a Miguel Woodward y Juan Alsina, sacerdotes que por su gran compromiso social fueron asesinados al inicio de la dictadura.

Una rica experiencia personal Daniela Aceituno, entrevistadora en los programas “Recorriendo la Memoria”, testimonia así su experiencia: “Haber sido parte de esta iniciativa fue enriquecedor para mí, no sólo por el valor político e histórico que tiene, sino por el privilegio de haber conocido de cerca y en voz de sus protagonistas cómo actuaron para promover y defender los derechos humanos. Cuando les escuchaba, confirmaba en mi corazón y me decía: “Sí; aquí estuvo presente Dios. Y de seguro lo sigue estando en tantos otros que han abrazado la bandera de la justica, la verdad y la reparación. Vaya mi admiración hacia todos los cristianos, hombres y mujeres, líderes de movimientos y organizaciones que encarnaron verdaderamente el Evangelio; que no fueron indiferentes al dolor del moderno leproso, la viuda, el huérfano, la prostituta o el herido tendidos en el camino. También mi reconocimiento a quienes, no siendo cristianos o no reconociendo en su vida a un Dios y Señor, se mueven desde el amor, la misericordia y la compasión, considerando el valor único y superior de cada persona. “¿Qué hemos aprendido, como cristianos, a 40 años del Golpe? ¿Cómo seguimos? Hay ahí un desafío importante para discutir al interior de las diversas comunidades de fe. Recogiendo los testimonios e historias de nuestros entrevistados, mi mayor aprendizaje es que no hay mediastintas; o se está del lado de los caídos, o no. Y claramente Jesús fue un caído, un torturado, un asesinado, un tremendo ser que tenía el sueño de una humanidad igualitaria y fraterna. Si ese es el corazón del Evangelio, no hay otra opción sino la apasionante y dulce invitación del Maestro de estar del lado de quienes él estuvo. Sólo así validamos el sacrificio de la cruz del Salvador”.

Proyectos a pulso Los proyectos radiales aquí reseñados son resultado del esfuerzo de diversas personas anónimas que sienten la necesidad, como Claret, de utilizar todos los medios posibles para llevar al mundo un mensaje de vida, esperanza y solidaridad. Este trabajo no resulta fácil. Los recursos son insuficientes, a veces nulos; se trabaja en muchas casos con el tiempo que a muchos les “sobra”, porque las ganas y el compromiso superan la realidad. Así lo expresa, por ejemplo, Carlos García, quien participa en “Los Intocables” y colabora en asuntos técnicos: “Participar en Radio Telar me significa la oportunidad de aportar, de sentirme útil. A pesar de que a veces el tiempo no ayuda mucho y la infraestructura no es óptima, hemos sabido sacar adelante las ideas que volcamos en la radio. Creo que, de seguir así, con el tiempo vamos a a ser un medio de comunicación importante para la comunidad claretiana, para la audiencia cristiana y, por qué no, para el público en general”. Frente a los desafíos evangelizadores del presente y el futuro, la familia claretiana, y de modo especial quienes están comprometidos con la investigación, la enseñanza, la catequesis y el uso de los medios de comunicación social, están llamados a vivir, expresar y difundir un mensaje actual, crítico, con énfasis en anunciar la vida y denunciar la muerte. Estos esfuerzos colectivos quieren ser una llamada para que, utilizando los medios de comunicación social de nuestro tiempo, todos evangelicemos. En estos tiempos de la imagen, del sonido, de las redes sociales, no podemos quedarnos sólo en la palabra directamente hablada o escrita. Es destacable el esfuerzo de los miembros de la familia claretiana que orientan su espiritualidad en el ejemplo de Antonio María Claret, quien procuró “por todos los medios posibles” ser un comunicador social.

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Francisco Lazo Medina 11


La celebración de un rey sin armas A fines de octubre la liturgia nos presenta a Jesús como “rey”: la festividad de Cristo-Rey. El Evangelio trae una escena paradójica. Se enfrenta el poder terrenal (el gobernador designado por el imperio), con uno que dice “soy Rey”, siendo un condenado a muerte. Un hombre solo, débil, pobre, despojado de todo poder, que ha pasado una noche terrible de torturas; coronado de espinas, sangrante y atado de manos. Se llama Jesús, y ante Pilatos se presenta como rey. Aquí, en esta escena, se enfrenta el opresor con el oprimido. La paradoja está en que Pilato no tenía autoridad ni poder propios: “Tú no tendrías ningún poder sobre mí, si no lo hubieras recibido de lo Alto” (Juan 19, 11). Y el que propiamente era rey y autoridad era Jesús: “Tú lo has dicho: yo soy Rey”. ¿Dónde descansa la autoridad de Jesús y la precariedad de la autoridad del gobernador Pilato? En el testimonio de la Verdad. Pilato no decía la verdad, no caminaba en la verdad, ni estaba al servicio de la verdad. Y Jesús es la Verdad. En su vida, Jesús ha enseñado y realizado la verdad: “Para esto nací, para ser testigo de la verdad” Por eso su autoridad perdura más allá de su muerte. Sus discípulos se

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multiplicarán. Y cuando nadie recuerde a Pilato, ni cuando nadie recuerde a ningún gobernante, cuando la autoridad temporal, muchas veces imperialista, se haya acabado o desplomado, el ‘reinado y la autoridad de Cristo’, basados en la verdad, continuará subsistiendo: “Todo hombre que está de parte de la verdad, escucha mi voz...” y ‘perdura más allá de su muerte’. Cristo es una autoridad no a la manera de este mundo, porque sus súbditos no son tales, sino socios, discípulos, hermanos, que libremente escucharon su voz y lo siguen en la causa de la Verdad y del Evangelio del Reino. Jesús es autoridad sin gobernar, exige sin dominar; propaga su verdad sin imponer. Su reinado no crea instituciones de poder terrenal, sino fraternidad. ¡Cuán importante sería crear, en esta tierra, instituciones de fraternidad, de diálogo, de comunión y participación! Sería bueno que se acabara la práctica del dicho “el que tiene el capital o el que firma el cheque es el que manda, el jefe, y los demás son los sometidos y súbditos”. Según el espíritu de Jesús, debemos propiciar instituciones fraternas en que el capital no sea más importante que la persona humana. Propiciamos instituciones de hermanos, iguales en dignidad, aunque distintos, para ORIENTACIONES

complementarse. Y esto lo propiciamos en distintos niveles de la vida humana; empresas de propiedad comunitaria y fraterna, que vivan una cogestión, según el pensamiento social de la Iglesia, emanado del Evangelio del amor fraterno y teniendo presente que Dios creó todo para todos. Queremos una sociedad de hermanos, más que de jefes y súbditos sometidos; más que de empresarios y obreros; una sociedad sin opresores y oprimidos, sin dominadores y dominados. Una iglesia que sea signo y sacramento de la autoridad y del Reinado de Cristo. Una Iglesia, sin otra ambición que anunciar el Evangelio de la fraternidad, despojada de todo poder terreno. Una Iglesia Pueblo de Dios, y no una Iglesia coludida o junto al poder terreno de turno o a un partido político determinado. Una Iglesia pobre, pero rica en poder profético de verdad; que tenga autoridad de anunciar el amor, la fraternidad, la verdad, la justicia, la libertad, la paz, la vida, la gracia y santidad; que tenga una autoridad y actitud siempre abierta al diálogo, sin muros y con mucho horizonte; que sea servidora de todos. Y esto, que se dé en su interior y hacia afuera. Digamos: ‘Señor, hágase todo según tu Palabra. Amén’. Eugenio Pizarro, pbro.


La Palabra liberadora, y sus consecuencias La catequesis de nuestra iglesia católica ha insistido durante demasiado tiempo en que la liberación que Cristo nos trae con su mensaje es “para el más allá”. Para expresar esto se han empleado palabras casi sinónimas: rescate, redención, salvación, liberación...Pero todo ello dirigido hacia la llamada “otra vida”, el más allá, el cielo, como si la vida del más acá no tuviera importancia. La vida del ser humano en esta tierra era considerada un destierro, y había que preparar el fin de esa situación amarga. La liturgia misma sigue repitiendo hasta hoy oraciones lastimeras en que se le pide a Dios nos ayude a despreciar las cosas terrenas y a ambicionar las cosas celestiales. Un ejemplo es la oración de la “Salve”, con la que el angustiado peregrino en este mundo acude a María como fuente de consuelo: “A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas... Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús...”. Muchas otras oraciones, especialmente de grupos devotos de los cristos sangrantes, las imágenes de una María que llora o se queja de lo mal que está el mundo, abundan en este tipo de sentimientos. Pareciera que el único y gran anhelo cristiano fuera pasar por la historia de este mundo lo más rápidamente que se pueda.

Qué nos dice el propio Cristo Sin embargo, le fe en Jesús nos dice lo contrario: la Palabra, por la que fueron hechas todas las cosas, vino a los suyos para poner su morada en la historia humana. El Hijo quiso participar de nuestra experiencia terrestre. Y lo hizo y hace para anunciar que los valores del Reino de Dios deben ser asumidos por cada persona en vistas a con-

vertirse en instrumentos de liberación: la dignidad del ser humano; la construcción de una sociedad más justa e igualitaria; la vivencia de la fraternidad sin exclusiones; la defensa de la obra creada; la naturaleza, que no debe ser violentada ni explotada por el mero interés del mercado; la organización de la comunidad de hijos y hermanos que a la vez sean constructores de un mundo en paz y amable para todos. Por consiguiente, la liberación de todas las cadenas que impiden el crecimiento del ser humano hasta su verdadera estatura, no puede quedarse en una espera llorosa del más allá, sino que se convierte en una herramienta de lucha para el más acá. Pareciera poco “religiosa” esta mirada. Pareciera que está más cercana a una mera propuesta social. Pero las palabras y las actitudes de Jesús, según los relatos evangélicos, avalan lo que afirmamos. Abre tu Biblia y lee en Mateo 4, 23; Mateo 25, 34-45; Lucas 4,18-19. Las acciones liberadoras que realizaba Jesús iban desde la sanación de los que sufrían enfermedades, hasta el rompimiento de esquemas mentales que ataban a la gente al mero cumplimiento de leyes religiosas (Lucas 6, 11; Marcos 7, 1-8; Marcos 2,23-28).

Los virus que infectan nuestra sociedad Hoy día nuestra sociedad, enferma de tantos virus malignos, necesita también de la acción liberadora de Jesús. La vocación misionera, tanto religiosa como laical, es precisamente para acompañar al pueblo en sus dolores, inventar con él propuestas de sanación, ayudar a mantener la esperanza. Hay muchísimos diagnósticos emanados de sociólogos, políticos, analistas, de todo tipo, incluyendo a gente de iglesia.

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Los misioneros claretianos hemos realizado también en nuestros encuentros comunitarios diversos análisis de las situaciones que nos desafían en cuanto evangelizadores. Y hemos concluido en que sólo así podremos acertar en nuestra ayuda para que el ser humano, la naturaleza, el mundo, vivan. Creemos oportuno compartir con la familia claretiana nuestras principales reflexiones: • Constatamos que el modelo de libre mercado se ha impuesto a nuestros pueblos generando mayores desigualdades y la exclusión de la mayoría de la población respecto de los bienes esenciales (salud, educación, vivienda...). Los derechos de las personas y de los pueblos son objeto de una transgresión permanente. El creciente deterioro del medioambiente llega a niveles en los que la vida del planeta está siendo seriamente amenazada de destrucción. Los pronósticos son desalentadores si no se realiza una profunda transformación de este modelo neoliberal. • En el ámbito político constatamos cierto progreso democrático y una mayor participación de diversos grupos -entre los cuales destacan los jóvenes- que han tomado conciencia de su papel protagónico. • Vemos que en medio de estas situaciones complejas se valoran los espacios familiares y comunitarios, pero también constatamos que muchas familias viven realidades de violencia. Una parte importante de los jóvenes vive en muchos lugares la situación dramática de adicciones, suicidios, violencia, delincuencia, sinsentido y desorientación. • En el ámbito de las creencias, vemos la proliferación de nuevos grupos religiosos y sus ofertas de “salvación”, al igual que los ídolos de la cultura del poder, del tener, del placer, que generan expectativas que desorientan la búsqueda de Dios conduciéndolas a un nuevo paganismo o a un supuesto cristianismo fabricado con ingredientes de otras procedencias.

Otros desafíos insoslayables A los dichos hay que agregar otros temas emergentes que no podemos eludir:

* la explotación de pueblos y gentes por parte de los que usufructúan del poder que dan el dinero y las armas; * la presión agresiva de los medios de comunicación masiva que, mediante una machacona publicidad o la manipulación de las conciencias, buscan transformar a los ciudadanos en meros consumidores, impregnando la vida familiar y ciudadana con antivalores; * la pérdida creciente de confianza en las institucionales tradicionales, Iglesia incluida; * las violencias directas que afectan a la seguridad de las personas, y la gran violencia institucionalizada que mantiene injusticias a niveles nacionales y mundiales. Por otra parte, tenemos el gran desafío de dialogar, con altura de miras y sin descalificaciones, ante la irrupción del mundo femenino que clama por sus derechos; la presión de grupos que exigen respeto y trato igualitario para las minorías sexuales, raciales, religiosas y de diversa índole cultural, y la voz de la calle, en la que ganan espacios los indignados, los rebeldes y los que sienten que tienen mucho que decir a la hora de sentarse a la mesa para discutir el presente y el futuro que afecta a toda la ciudadanía. Ante este mundo real, los claretianos, como evangelizadores que debemos vivir y proclamar la Palabra libertaria del mensaje cristiano, nos sentimos llamados a rechazar el consumismo, la intolerancia y la violencia por la violencia, para ponernos hombro con hombro con quienes buscan la liberación, la promoción y el protagonismo desde las bases populares. Para ello se necesita un serio compromiso con la formación de una nueva conciencia crítica; el acompañamiento en la formación política y ciudadana desde los valores del Reino de Dios, y al mismo tiempo la sabiduría necesaria para discernir las “semillas del Verbo” en todos esos fenómenos humanos que van construyendo la morada humana en este mundo. Una tarea que, por cierto, compete no sólo a los religiosos claretianos, sino también a los laicos que han asumido como suyo el carisma de Claret. Agustín Cabré Rufatt

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Claret, o la obsesión misionera Antonio Mª Claret fue uno de los grandes evangelizadores que ha conocido la Iglesia. Así lo destacó el papa Pío XII al proclamarlo santo. Claret no albergó pasión mayor que misionar “en todos los lugares y por todos los medios posibles”. Hoy se habría fascinado con los recursos tecnológicos a nuestro alcance para abordar la Nueva Evangelización. Hijo de una religiosa familia catalana de clase media, que con tesón había consolidado una pequeña industria textil, nació en el pueblo de Sallent, cerca de Barcelona, el 23 de diciembre de 1807. Por sus dotes parecía destinado a superar a sus padres como brillante empresario del tejido. Pero una profunda religiosidad y varios sucesos en los que pareció salvar la vida por milagro, lo inclinaban al sacerdocio. A ello se agregaron peligros inminentes, el ser estafado por un amigo, y el continuo tintineo en su interior del evangélico “¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si al final malogra su vida?” (Marcos 8,36). Pensó así recluirse en un monasterio cartujo, pero siguiendo el consejo de su padre ingresó al seminario diocesano de Vic. Misionero sin descanso Allí estaba su vocación. Ordenado sacerdote, pronto siente un impulso misionero que lo mueve a predicar la palabra salvadora de Dios por toda España. Su vida adquiere un ritmo frenético, obsesionado por “encender a todo el mundo en el fuego del divino amor”. El pueblo lo llama “Padre Claret”, y por diversos hechos considerados sobrenaturales adquiere fama de santo.

Funda instituciones apostólicas de diferente orden, e interviene en la fundación de varias congregaciones. Llega a escribir 15 libros, 81 opúsculos, centenares de folletos y volantes, y traduce 27 obras de interés para la evangelización.

poseídos, lo que denuncia y trata de remediar con valentía profética. Los escozores que con ello provoca le engendran poderosos enemigos, los que pagan a un sicario para que lo asesine. Este por poco lo degüella, propinándole un gran tajo en el rostro y en una mano. Del odio a la glorificación

Pero su realización más trascendente es la congregación de misioneros que llama Hijos del Inmaculado Corazón de María y hoy se conocen también como claretianos, la que funda el 16 de julio de 1849. Poco logra acompañar a sus nuevos hijos, porque un mes después es nombrado arzobispo de Santiago de Cuba, y tras recibir al año siguiente la consagración episcopal, llega a comienzos de 1851 a la isla cubana, que por más de 14 años había estado “como oveja sin pastor”. Allí se enfrenta a una profunda decadencia moral y a tremendas injusticias contra los más débiles y desvida claretiana

Tras seis años de labor infatigable en la isla caribeña, es llamado de vuelta a España para ser consejero espiritual de la reina Isabel II, lo que sólo acepta bajo condición de no llevar una vida palaciega, no menoscabar su labor misionera ni meterse en política. Vive así once años en medio de una de las convulsiones sociopolíticas más profundas de España. Los enemigos de la monarquía lo difaman como supuesto “orejero real” y conspirador, y disparan en su contra una campaña soez que llega hasta la pornografía. En 1868 es derrocada y desterrada la reina, lo que arrastra también a Claret y sus misioneros al exilio en Francia. No descansa allí en su labor apostólica. Conforta y orienta a sus hijos desterrados, y al año siguiente viaja a Roma, donde en 1870 participa activamente en el Concilio Vaticano I, descollando por su fidelidad al Papa. Vuelto a Francia, lo persigue hasta allí la saña de sus enemigos y debe refugiarse en el monasterio cisterciense de Fontfroide, donde expira el 24 de octubre de 1870. Es beatificado en 1934 por el papa Pío XI, y el 7 de mayo de 1950 lo eleva a los altares el papa Pío XII. El “misionero ideal” se convertía en modelo y ejemplo universal de cabal evangelizador. 15


Brochero, el “cura gaucho”, fue beatificado en Argentina El 14 de septiembre, en la localidad cordobesa que lleva su nombre, fue beatificado en una liturgia popular que congregó a unas 150.000 personas, José Gabriel Brochero, apodado el “cura gaucho”, quien fuera párroco de singulares facetas en los pueblos de la sierra cordobesa entre 1869 y su muerte en 1914. La ceremonia, a la que el el papa Francisco envió un emotivo mensaje de adhesión, fue presidida en su nombre por el cardenal Angelo Amato, encargado en el Vaticano de las causas de canonización. Este dio lectura al decreto pontificio que oficializaba la beatificación, y reseñó los rasgos que hicieron de Brochero un verdadero enviado de Dios al pueblo pobre y marginado. Enraizado en él se entregó de tal manera a evangelizarlo, compartir su vida y dignificarlo, que contrajo la lepra y murió sordo y ciego.

Gran amigo de los misioneros claretianos, el Cura Brochero promovió activamente su presencia evangelizadora en el valle cordobés de Traslasierra, que supo como ninguno de la obra pastoral y social del Cura Gaucho. Con ese apoyo, que no estuvo ausente de serias dificultades, los claretianos mantuvieron presencia misionera en el pueblo de Tránsito entre 1907 y 1912, realizando en especial la predicación de ejercicios espirituales, muchas veces masivos, en la casa que con tal fin había hecho construir el infatigable párroco.

Quién fue realmente el Cura Brochero Con motivo de su beatificación se ha resaltado una y otra vez la condición sacerdotal de Brochero, su celo apostólico, su espiritualidad, su fervor misionero. También se ha hablado de su estilo cercano, fraterno y sencillo, su lenguaje coloquial y a veces hasta rudo, y su sentido del humor, característico de todos los cordobeses. En algunos casos se ha mencionado su interés por el progreso de la región donde vivió, por mejorar la calidad de vida de su gente. Pero a menudo da la impresión de que estas hubieran sido facetas separadas de la vida del cura, y que en forma coin16

Enraizado en el pueblo, en medio de una de las zonas entonces más pobres de la hermosa geografía cordobesa, Brochero recorría a lomo de mula su enorme curato de más de 3.200 km2 y sobre 10.000 feligreses; siempre optimista, acogedor y, por cierto, de buena cara. Con el humor chispeante del gaucho, y pensando talvez en el cansancio de su fiel cabalgadura, la bautizó como Malacara.

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cidente convergieron en una misma persona. A mi juicio, eso no fue así. José Gabriel Brochero nació en Santa Rosa de Río Primero, en la zona llana de la provincia de Córdoba, Argentina, el 16 de marzo de 1840, en una familia modesta de clase media. A los dieciséis años ingresó en el seminario mayor Nuestra Señora de Loreto, donde compartió alojamiento y estudios con numerosos jóvenes de procedencia social muy diferente de la suya, con quienes trabó amistad sólida a pesar de sus diferencias. No todos ellos aspiraban al sacerdocio; algunos cursaban estudios universitarios con el objeto de desempeñarse en la política o en la vida profesional independiente. En 1866 fue ordenado sacerdote, y tras desempeñarse como cura de la catedral y prefecto de estudios en el seminario, en 1869 fue destinado al curato de San Alberto, en el oeste de la provincia, al otro lado del cordón serrano denominado Sierras Grandes, cuya altura alcanza los 2.790 metros. Su curato tenía una extensión de 3.327 km2 y una población de 10.118 habitantes, dispersos en gran cantidad de villas, pueblos, parajes, y muchísimos viviendo aisladamente en medio de la serranía. La zona estaba fuera del circuito geográfico-económico de la pampa húmeda, que se desarrollaba rápidamente y aseguraba la riqueza agroganadera del país. Era, sin lugar a dudas, el interior del interior, una zona extremadamente pobre, aislada, sin perspectivas de progreso inmediato en el contexto del modelo económico y político imperante.

A lomo de mula, con los pies en la tierra Mucho se ha escrito sobre las andanzas del cura en su mula Malacara, visitando uno por uno a sus feligreses, compartiendo mates y charlas, rezando el rosario, leyendo su breviario, administrando los sacramentos. No vale la pena repetirlo. También de su firme convicción de que todos los cristianos, aun los menos letrados, la gente más sencilla, eran capaces de vivir una experiencia espiritual significativa y transformadora si se les ofrecían las oportunidades. Y de su consecuente esfuerzo por difundir los ejercicios espirituales entre los hombres y mujeres de su zona, primero organizando los viajes a la capital, y luego creando la Casa de Ejercicios en la Villa del Tránsito. Pero es interesante destacar que esta acción pastoral, fruto de su propia vida espiritual sólida, profunda, intensa, estaba muy lejos de ser un mero espiritualismo. Brochero no era un hombre que viviese con los ojos en el cielo y que sólo se ocupase de las “almas”, como proponía la teología dualista que se imponía en su época. Tampoco un activista social preocupado por lo inmediato. Continúa >>

El esfuerzo de Brochero por comunicar con el progreso a sus pobres feligreses diseminados entre sierras y valles inaccesibles, quedó plasmado hasta hoy en cinco obras viales, los Caminos de Brochero, que totalizan más de 200 km. Participó, con sus propias manos, en la construcción de acueductos, canales y diques, y en la de 66 caminos vecinales; diseñó y propició la construcción de vías férreas, obras hidráulicas, oficinas de correos y hasta sucursales bancarias. Sin descuidar, por cierto, la construcción de templos, capillas y escuelas.

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Compartió la vida, realidades, gozos y sufrimientos de los más pobres , estrechando manos, abrazando y corriendo de boca en boca el infaltable mate, incluso entre los leprosos. Se contagió así con la terrible enfermedad, por la que murió sordo y ciego.

Su convicción, de fuerte raigambre bíblica, era que Dios, quien promete a los hombres la felicidad de la vida eterna, “aun en el desierto de esta vida les reparte con abundancia sus dulzuras, para mantener los bríos aun en medio del trabajo”. La vida humana, presente y futura, las entendía como una integralidad. Por eso, para ser un instrumento mediante el cual Dios pudiera llegar a los hombres, procuraba hacer accesible para todos la salvación eterna y también la vida digna, en abundancia, en plenitud desde el punto de vista material. Su esfuerzo pastoral y su compromiso social y ciudadano brotaban de la misma certeza. Su espiritualidad era tan profunda que no podía tener otro fruto sino un compromiso igualmente profundo con la realidad que le tocaba vivir.

Una convicción consecuente Las biografías de Brochero nos muestran a un hombre preocupado por la educación, que instala escuelas, repara las existentes, gestiona cargos de maestros y denuncia a las autoridades las irregularidades del sistema. También a un viajero consciente de que sólo los medios de comunicación permitirán la verdadera integración de su región en circuitos productivos y la llegada de las ventajas del progreso que disfrutan los habitantes de las ciudades. Por eso diseña, construye y propone caminos que vinculen las localidades entre si y con otras zonas. Y solicita oficinas telegráficas y sucursales bancarias, y hace todos los trámites necesarios para conseguir la extensión de un ramal ferroviario ‑clave del desarrollo regional en la época‑ hasta su curato. Y se ocupa personalmente de las obras que permitan proveer de agua potable a varias ciudades y pueblos de la

zona. Y de sugerir la implantación de peces en ríos y lagunas, para proveer de nuevos recursos a sus paisanos. Y participa en asambleas comunales, escribe cartas, pide entrevistas y hace viajes para peticionar a las autoridades. Y soporta las críticas –y aun las sanciones– de los sectores eclesiásticos más conservadores, que lo acusan de mantener vínculos con los políticos más representativos del liberalismo laicista, de ser cercano a medios de prensa antieclesiales, y de minimizar en ocasiones las posibles consecuencias de las medidas de gobierno que la Iglesia considera anticatólicas. Se atrevió a expresar que el matrimonio civil no afectaría en nada el carácter sacramental del matrimonio cristiano, y que había otras urgencias de las que la Iglesia debía ocuparse (1). Era un hombre activo, apasionado, informado, participativo, comprometido con la realidad cotidiana. Era inteligente y negociador, porque sabía distinguir las prioridades. Y no temía la discusión, el enfrentamiento o la disidencia. Podía hablar el lenguaje sencillo de la gente de la sierra, montar en su mula, dormir en un corral, abrazar a un leproso o escribir cartas formales – y no tanto- a los hombres de gobierno, algunos antiguos compañeros de estudios, dar discursos en público, presentar libros de cuentas y elaborar proyectos de toda índole. Tenía claro que la causa de los pobres estaba por encima de cualquier otra consideración. Y sabía que la caridad individual resuelve el problema de pocos, pero que las reformas estructurales asumidas como causas comunes mejoran la vida de todos.

Líder y animador de comunidades De ahí que otra convicción de Brochero, más soslaya-

(1) A lo largo de su vida , Brochero participó activamente en las construcción o reconstrucción de diez templos o capillas, cuatro residencias con fines eclesiásticos, numerosas escuelas fiscales y religiosas, cinco obras viales de diferente envergadura, totalizando más de 200 km, apertura de dos sucursales bancarias, seis obras de ingeniería hidráulica, tres oficinas de correos y telégrafos, una estación de trenes en la localidad de Obispo Trejo, y dedicó más de veinte años a proponer, diseñar y tramitar otras obras de carácter ferroviario.

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Entre los Caminos de Brochero destaca el de las Altas Cumbres. Está trazado sobre el que construyó el Cura Gaucho, y permite comunicar a través de la ciudad de Córdoba la zona de la llanura pampeana y el litoral atlántico con Cuyo y Chile. El trazado actual coincide en un 90% con el camino brocheriano. Se cuenta que Brochero cruzaba en sus andanzas evangelizadoras esos parajes entonces casi inaccesibles, y que sus continuos reclamos al gobierno fueron decisivos para la construcción de la ruta. Hoy ésta es elemento esencial de uno de los circuitos turísticos más hermoso de la zona.

da que la anterior entre sus biógrafos, surgía de su profunda experiencia cristiana de que la comunidad es responsable de su propio bienestar, y que es en comunidad como se consigue la vida en abundancia, en el presente y en el futuro. Para todas y cada una de sus obras, organizó a los interesados –beneficiarios o voluntarios– para que trabajaran por sí mismos. Y siempre trabajó junto a ellos. Los testimonios hablan de su habilidad para cavar, talar, acarrear, atar, que iban de la mano con las de predicar en lenguaje sencillo el mensaje evangélico, bautizar, enseñar el catecismo y rezar por y con su gente. La íntima certeza de la propia limitación y de la magnitud de los dones que Dios ofrece y que es preciso hacer presentes y concretos, lleva a esta opción por el trabajo compartido. Todas las grandes empresas requieren un líder que anime, organice y aliente, y un pueblo que se identifique, reconozca y se ponga en marcha. Brochero supo ser el animador de comunidades activas que caminaron hacia su propia Tierra Prometida. Y caminó con ellas. Y tuvo la gran capacidad de discernir en cada situación cuál era el servicio requerido. Cuando fue temporalmente retirado de la zona serrana y trasladado nuevamente a la catedral, se dedicó a atender a las necesidades de los presos. Apurar los trámites judiciales, solicitar indultos, entrevistarse con autoridades penitenciarias para defender los derechos de los detenidos, denunciar abusos, era tan importante como llevarles ropa, comida y cigarrillos, confesarlos o administrarles los sacramentos. Porque su senti-

do de la caridad y la justicia las entendía como indisolublemente unidas.

Sentido de su beatificación La beatificación es buena ocasión para ampliar nuestra mirada y descubrir a este y a todos los personajes de nuestra historia y nuestra Iglesia como seres situados en un contexto propio, y entender de qué manera son fruto y también artífices de su tiempo y su situación. Y admirar cómo Dios eligió y elige en todo tiempo “encarnarse”, obrar en medio de su pueblo mediante los que son capaces de verlo en la carne, el cuerpo de los hermanos, y de poner su carne, su cuerpo, su humanidad al servicio de ellos. Porque los santos viven en plenitud el Evangelio mirando hacia arriba y hacia adentro, pero también a su alrededor. Y el compromiso por mejorar las condiciones de vida, por iluminar desde la fe la realidad que le toca a cada uno, la capacidad de leer los signos de sus propios tiempos y actuar consecuentemente, son tan valorables como el espíritu de oración y la incansable acción misionera. Porque unos y otros son inseparables y constituyen una única experiencia cristiana, la del encuentro personal con Jesús de Nazaret, que colma y desborda la vida y se vuelca en repuesta amorosa hacia Dios y hacia lo que Él ha creado: el mundo, los hombres, la vida(2). Gabriela Peña

(2) Algunas referencias bibliográficas para todo lo que nos quedó por decir: • Beato José Gabriel del Rosario Brochero, en http://curabrochero.wordpress.com/vida-y-obra-del-venerable-padre-brochero/ , consulta 26 de septiembre de 2013. • BARONETTO, LUIS MIGUEL, Brochero por Brochero. Una biografía del cura Brochero contextualizada en lo eclesial, lo social y lo político, Buenos Aires- México, Lumen-Lohlé, 2001 (basada en las cartas de Brochero y los testimonios de quienes lo conocieron). • José Gabriel del Rosario Brochero. Un hombre de fe, un hombre de acción, Córdoba, Editorial de la Provincia de Córdoba – Gobierno de la Provincia de Córdoba, 2013.

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Año de elecciones:

Responsabilidad cívica y cristiana de participación política A fines de octubre y noviembre los pueblos de Argentina y de Chile están llamados a elegir a sus representantes para legislar y gobernar la vida de su nación. Se debe votar por legisladores en Argentina, y por un nuevo mandatario y legisladores en Chile. Con tal motivo parecen muy oportunas estas orientaciones del obispo claretiano Pedro Casaldáliga sobre la participación ciudadana, y en especial de los cristianos, en esos procesos republicanos. El bien del pueblo es alimento, salud, educación, vivienda, tierra, trabajo, seguridad. Para bien o para mal, todo depende de la política. Política es participación, es lucha, es cambio. El tiempo de elecciones es un período más intenso para hacer política. Para evaluar la política y para mejorarla. Un período decisivo para la vida del país. En este año, concretamente, estamos llamados a votar para elegir nuevos representantes para que legislen en nuestro nombre y busquen los caminos del progreso para todos. Los candidatos/as dependen de nuestro voto. Serán aceptados o rechazados por nuestro voto. Dependen del voto del pueblo. De ahí la responsabilidad de todos/as a la hora de escoger el candidato y a la hora de votar. Los políticos elegidos serán nuestros representantes para dirigir la

Estamos en año electoral. ¿Está el pueblo interesado por las elecciones? La verdad es que mucha gente está decepcionada de la política y mira las elecciones con desconfianza. Continúa, año tras año, una política que no logra transformar la vida del pueblo. ¿Por qué? ¿De quién depende el cambio esperado? Con respecto a las elecciones y a la política, vamos a pensar y a debatir estos puntos fundamentales. La política es un derecho y un deber de todos. La política no es sólo de los políticos, sino un derecho y un deber de todas las personas. Participar en política es ejercer ciudadanía. Quien no actúa políticamente deja de ser ciudadano consciente y responsable. La política es la vida del pueblo. Todos los años, todos los días, es tiempo de política, pues siempre debemos estar trabajando para el bien común. 20

reflexiones


cosa pública. Colocamos en sus manos nuestro futuro. Criterios para juzgar los candidatos/as y para votarlos/as: No votes a aquel candidato/a que compra votos con dinero, promesas o empleo. Mira las campañas del candidato. Y lo que ya ha hecho a favor del pueblo, o lo que ha hecho contra el pueblo; si se enriqueció injustamente, persiguió, estuvo o está envuelto en corrupciones; si ha sido parte activa o pasiva de violaciones a los derechos de la gente; si es deshonesto en sus negocios, no respeta la familia, si está o no a favor de la vida, si usa la religión para hacer campaña, si ha mentido en sus promesas...

Preguntas para compartir • ¿Cuál es nuestra actitud frente a la política? • ¿Tomamos el real peso como cristianos a lo que significa la política? • ¿Tenemos en nuestra comunidad, lugares donde se fomente la discusión política a la luz de la Palabra?

El voto no tiene precio; tiene consecuencias. Y de esas consecuencias somos todos responsables. Así como debemos escoger y votar bien, debemos también denunciar todos los actos de corrupción que se cometen en la campaña electoral. Acompañar a los candidatos/as elegidos/as. Es nuestro deber acompañar, durante el ejercicio de su mandato, a los políticos que elegimos. Nosotros los elegimos, nosotros los animaremos y fiscalizaremos y, si fuera preciso, les exigiremos y les corregiremos. Hacer política no es sólo votar en una urna: es continuar políticamente la caminata del pueblo y el comportamiento de sus representantes.

Se pueden leer los siguientes textos: • Mateo 12, 15b – 21 • Lucas 22, 24 – 30 • Marcos 12, 13 – 17 (leer comentario de la Biblia de Nuestro Pueblo para orientar el trabajo de este texto).

reflexiones

Nuestra fe cristiana nos compromete políticamente. Nosotros, por lo demás, debemos actuar políticamente por causa de nuestra fe cristiana, por exigencia del Evangelio. El Papa recordó que «la política puede ser una de las más altas expresiones del amor cristiano». Dios tiene su gran política: el Reino de Dios, que es la vida verdadera y la verdadera felicidad para todas las personas y para todos los pueblos. Construir un país nuevo, una nueva América, un Mundo Nuevo, es trabajar por el Reino de Dios. Estamos llamados a hacer buena política todo el día, todo el año, y a participar conscientemente de las elecciones.

Preguntas para compartir • ¿Qué actitud política tiene Jesús en estos textos? • ¿Cuáles son los valores que mueven a Jesús para tener este actuar? • ¿Tiene relación el Reino con la política? • ¿Cómo asumimos la responsabilidad que nos encomienda Jesús al tener que construir el Reino incluyendo una visión política?

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Uruguay:

Paraguay:

Dios, queriendo perfeccionar su obra, consideró afinar algunos detalles. Así, hizo llamar a todos los árboles de la naturaleza para otorgarles dones que les ayudaran a sobrevivir en la intemperie. Al preguntar al ñandubay qué quería, éste respondió: – Yo quisiera tener fuerza, Señor. – Pues ahí la tienes –dijo Dios, dando origen a la legendaria fortaleza del ñandubay, sólido como una roca y resistente como el hierro. –¿Y tú? – le preguntó Dios al arce. – Yo quisiera poder siempre protegerme del frío y de la lluvia. –Sea –dijo el Señor, regalándole frondosas hojas para guarecerle de la humedad. El desfile de árboles continuó. El jacarandá pidió jovialidad, y le fue concedido un hermoso penacho lila, que rebosaba alegría y juventud cada primavera. El laurel obtuvo hojas oscuras y lustrosas. El espinillo quiso parecerse al Sol, y fue adornado con lindas flores amarillas, muy semejantes al oro; y así, todos los árboles obtuvieron lo solicitado. Después de varios exponentes arbóreos, llegó el turno del ombú y Dios le preguntó: –¿Qué quieres ser? El respondió: –Sombra, Señor, para servir de descanso a los hombres. – Pero todos la poseen –respondió el Creador. – También quiero que mi leña sea frágil, que no resista ni un clavo, que se quiebre a la menor presión, que se vuelva polvo al contacto del Sol y la lluvia. Dios, extrañado, le preguntó: –¿Por qué no pides lo que los demás, dulces frutos o madera fuerte? – Padre, sé que una vez existió un hombre que predicaba amor, justicia y bien. Los otros hombres lo persiguieron, condenaron y sacrificaron en una cruz, hecha con el dolor de algún hermano árbol. Concédeme la oportunidad de tener la conciencia tranquila, y no permitas jamás que contribuya a la muerte de un inocente. Nuestro Señor, conmovido por las palabras del bondadoso ombú, le respondió dulcemente: – Así sea. Yo te protegeré por toda la eternidad, para que sigas haciendo el bien a los hombres.

Cuenta la leyenda que existía una mujer morena, muy bella y amable, llamada Samimbí. Dos hombres, bravos guerreros guaraníes, luchaban por su amor. Uno de los jóvenes se llamaba Yasyñemoñare (Hijo de la Luna) y el otro Ñanduguazú (Araña Grande). Una noche en que Yasyñemoñare suplicaba a Tupã (Dios) que lo ayudara a conquistar el amor de Samimbí, vio en lo alto de un enorme árbol una especie de encaje de color plateado. Era perfecto, y la luz de la luna lo hacía aun más bello. Esto deslumbró a Yasyñemoñare, y entonces trepó al árbol para bajarlo y regalárselo a su amada. En ese momento pasó también por allí Ñanduguazú, que al ver aquel tejido tan hermoso se puso furioso por los celos, al saber que su enemigo lo conseguiría antes que él. Sin pensarlo dos veces, le disparó una flecha. Yasyñemoñare cayó, muriendo en el acto. Entonces, rápidamente Ñanduguazú trepó al árbol, pero cuando quiso tomarlo, en sus dedos el tejido se desgarró al instante, porque se trataba de una tela de araña. El remordimiento persiguió por varios meses a Ñanduguazú, hasta que un día su madre logró sacarle el terrible secreto. La mujer pidió entonces a su hijo que la llevase hasta aquel árbol. Así lo hizo Ñanduguazú, y cuando ambos llegaron hasta el lugar, vieron con sorpresa que en ese mismo sitio se encontraba un tejido idéntico al anterior. La mujer, queriendo consolar a su hijo, que desde la muerte de Yasyñemoñare vagaba sin rumbo por la selva, decidió regalarle un tejido igual al de aquel árbol. Para esto, la anciana se puso a estudiar con mucha atención la ida y venida de las arañas mientras hilaban con tal perfección hasta lograr aquel encaje. Entonces tomó sus agujas de tejer y empezó a copiar los círculos y rectas que las arañas dibujaban; y utilizando como hilo las hebras blancas de sus cabellos, logró reproducir aquel singular tejido. Su obra se conoce hoy como Ñandutí, que significa tela de araña.

La leyenda del Ombú

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La leyenda del Ñandutí

de lo nuestro


Nicanor Parra

Nicanor Parra Sandoval es, por antonomasia, el “antipoeta” de Chile. El mayor de la ya mítica familia de los Parra –que en Violeta diera su mayor fruto, mundialmente reconocido-, Nicanor nació el 5 de septiembre de 1914 en San Fabián, pueblo de Ñuble, provincia unos 400 km al sur de Santiago que ha sido cuna de héroes nacionales, grandes músicos y artistas. Hijo de aquella modesta familia que nutrió sus genes en la savia y la ancestral cultura campesina, su padre, Nicanor, era profesor primario y músico, y Rosa Clara, su madre, aportó las dotes de tejedora campesina, modista y folclorista aficionada que sus hijos proyectarían en canto, arte visual y poesía de alcance mundial. Tras cursar parte de la educación media en Chiilán, la (fragmento) capital ñublense, la completó en Santiago gracias a una beca para estudiantes pobres e hizo amistad con otros A recorrer me dediqué esta tarde muchachos que llegarían a brillar como él entre los grandes Las solitarias calles de mi aldea de la cultura y las artes. Acompañado por el buen crepúsculo Se tituló en matemáticas y física en la Universidad de Que es el único amigo que me queda. Chile, además de incursionar en ingeniería, derecho e Todo está como entonces, el otoño inglés, estudios que financió trabajando como inspector en Y su difusa lámpara de niebla, un liceo. Allí creó en 1935 la Revista Nueva, en la que iniciaSólo que el tiempo lo ha invadido todo ría su carrera literaria. Publicó también entonces su primer Con su pálido manto de tristeza. libro, “Cancionero sin nombre”. Nunca pensé, creédmelo, un instante No abandonaría la ciencia por los versos. Llegó a ser Volver a ver esta querida tierra, director del departamento de Física y de la Escuela de IngePero ahora que he vuelto no comprendo niería de la Universidad de Chile, se especializó en mecániCómo pude alejarme de su puerta. Nada ha cambiado, ni sus casas blancas ca avanzada en los Estados Unidos, y en cosmología en la británica Oxford. Ni sus viejos portones de madera. Pero tampoco dejó la poesía. Inclinándose al comienzo Todo está en su lugar; las golondrinas por el romance inspirado en García Lorca, según los entenEn la torre más alta de la iglesia; didos atisbaba ya en ellos su futura “antipoesía”, concepEl caracol en el jardín, y el musgo to, forma y estilo que surgió en gran parte de su ya clásiEn las húmedas manos de las piedras. ca rivalidad literaria con el posterior Nobel de Literatura No se puede dudar, éste es el reino Pablo Neruda. Como “anti”, su verso no parte de los moldes Del cielo azul y de las hojas secas clásicos, sino de antihéroes que vuelcan en antipoemas el En donde todo y cada cosa tiene humor, el sarcasmo y la ironía del lenguaje cotidiano. Su singular y plácida leyenda: Entre una larga lista de galardones, obtuvo el Premio Hasta en la propia sombra reconozco Nacional de Literatura en 1969, fue el tercer chileno en reciLa mirada celeste de mi abuela. bir el Premio Cervantes, en 2011, y tras haber sido candiEl correo en la esquina de la plaza dato al Nobel recibió en 2012, a sus 98 años, el Premio IbeY la humedad en las murallas viejas. roamericano Pablo Neruda, “por su gran trayectoria, su apor¡Buena cosa, Dios mío!; nunca sabe te al enriquecimiento del lenguaje poético latinoamericano, Uno apreciar la dicha verdadera, su humor, su ironía, su mirada infatigablemente crítica y la Cuando la imaginamos más lejana extraordinaria diversidad de sus búsquedas como antipoeta, Es justamente cuando está más cerca. poeta visual y traductor”. Nicanor Parra

Hay un día feliz

de lo nuestro

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Paisaje de Catamarca

Desde la cuesta del Portezuelo mirando abajo parece un sueño: un pueblito aquí, otro mas allá, y un camino largo que baja y se pierde. Un pueblito aquí, otro mas allá, y un camino largo que baja y se pierde. Allí un ranchito sombreao de higueras, y bajo el tala durmiendo un perro; y al atardecer, cuando baja el sol, una majadita volviendo del cerro. Y al atardecer, cuando baja el sol, una majadita volviendo del cerro. Paisaje de Catamarca, con mil distintos tonos de verde: un pueblito aquí, otro mas allá, y un camino largo que baja y se pierde. Un pueblito aquí, otro mas allá, y un camino largo que baja y se pierde. Y ya en la villa del Portezuelo, con sus costumbres tan provincianas, el cañizo aquí, el tabaco allá, y en las sogas cuelgan quesillos de cabra. El cañizo aquí, el tabaco allá, y en las sogas cuelgan quesillos de cabra. Con una escoba de pichanilla, una chinita barriendo el patio; y sobre el nogal, centenario ya, se oye un chalchalero que ensaya su canto. Y sobre el nogal, centenario ya, se oye un chalchalero que ensaya su canto. Paisaje de Catamarca… 24


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