Telar 67

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Porque Claret tejió telas, y luego las Buenas Noticias Un vínculo afectivo con la familia claretiana

Año 20 - Nº 67 - Julio - Octubre 2016

Eucaristía:

Entre la Santa Misa y la Santa Mesa


Nos comparten trabajo fraterno

El aborto, problema crucial

Hermanos de TELAR: Ya en alguna oportunidad hemos enviado algún correo. Hoy nos motiva volver a ustedes un ejemplar de TELAR (junio) que nos arrima nuestro querido hermano Jorge Alonso Clavijo, cmf, compañero en nuestra Ceb San Felipe y Santiago (54 años de fundada por Atilano Alaiz, cmf ). Somos laicos claretianos de nacimiento. Hacemos nuestro vuestro editorial “Para hacer este tejido”, lo comentaremos y daremos nuestra visión. Hoy les compartimos el comentario del próximo domingo, que semanalmente enviamos a quien esté receptivo de leer. También la dirección de nuestro blog; esperamos lo visiten y colaboren con algún tema. Serán muy bienvenidos. Les adelantamos un tema interesante que allí podrán leer completo: “La Misa Criolla y el Holocausto: Ariel Ramírez y su tributo”. Abrazos fraternos de los hermanos orientales.

Señor Editor: Un proyecto para despenalizar el aborto en tres causales, debate el Congreso en Chile: por grave riesgo para la vida de la madre, inviabilidad del feto o violación. El aborto terapéutico legal existió aquí hasta 1989. Pienso que no se justifica autorizarlo de nuevo. Según el Código Sanitario, articulo 119, “no podrá ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar un aborto”. Por ello, la práctica médica aplica el principio ético del “doble efecto”. Según él, es lícita una acción médica indispensable para salvar la vida de la madre si tiene como consecuencia no deseada o accidental la muerte del hijo. Esto no se considera aborto punible. Creo que autorizar el aborto por riesgo vital grave de la madre, abriría la puerta a practicarlo calificando como graves a riesgos menores. En el caso de inviabilidad fetal, el avance de la ciencia médica hace casi imposible asegurar que el feto será inviable. La continuidad de su vida afuera depende de probabilidades lógicas o azarosas. Hay casos de fetos con cerebro no debidamente desarrollado, incompleto o fuera de la cabeza, que ya nacidos han vivido por años. ¿Quién puede asegurar que un feto no vivirá? ¿O matarlo por anticipado? Aquí también podría abrirse la puerta a eliminar seres humanos por malformaciones menores. El aborto por violación es el menos moralmente aceptable. El bebé no tiene culpa en el drama de su madre, para ser asesinado. Es que, desde el punto de vista objetivo, el aborto será siempre un asesinato; y cometido por la propia madre contra su hijo. Aunque en innumerables casos la mujer, en vez de ser condenada, merece comprensión y apoyo. Con igual o mayor razón durante un embarazo no deseado, para evitar la muerte del hijo inocente. Pero el supuesto derecho de la mujer a decidir porque se trataría de su cuerpo, me parece insostenible. Todo ser en vías de nacer es otra persona, diferente de la madre. Que alguien pueda decidir si lo mata o no, ¿es diferente a arrogarse el derecho a matar o no al vecino? Por supuesto, este es un tema imposible de agotar en una carta, y menos no siendo experto. Ojalá puedan Uds. tratarlo a fondo, o haya más opiniones en TELAR. Pamela Martínez Andrade Santiago de Chile

Cristina – Eduardo http://www.grupobasesfys.blogspot.com Montevideo, Uruguay

Cartas

Telar Es una publicación de los Misioneros Claretianos Director: José Agustín Cabré Rufatt, cmf. Editor general: Alfredo Barahona Zuleta Diseño: ECCLA, Ediciones y Comunicaciones Claretianas Zenteno 764 - Casilla 2989 Santiago-21. Santiago - Chile F. (56) 226 95 34 15, Fx. (56) 226 95 34 07 E-mail: eccla@eccla.cl · www.eccla.cl 2

Su opinión nos interesa Las opiniones pueden dirigirse, a nombre del Editor general de TELAR, a: abarahona@eccla.cl , o bien, por fax, al Nº (56) 226 95 34 07. Por correo convencional, a Casilla 2989, Santiago-21, Chile. CARTAS


Un tiempo privilegiado El mes de octubre tiene para la fami-

la tarea de aplicar lo dicho por el Conci-

La elección de Bergoglio significó cam-

lia claretiana un sabor especial: es el mes

lio Vaticano II en el fondo y en el modo de

biar de paradigma. Un hombre del sur del

dedicado a la obra misionera de la iglesia,

vivir la pertenencia a la fe católica. Fue un

mundo, un latinoamericano, un religio-

es el mes aniversario de la Pascua del Padre

tiempo de renovación, que no de revolu-

so de congregación, un jesuita, un pastor

Claret, es el mes de la devoción mariana

ción, lo que hubiera sido más eficaz. Por-

que tomaba mate con los pobladores y les

del Rosario y, en nuestro hemisferio sur,

que la renovación va cambiando las tejas

hablaba a las autoridades de su patria sin

es el mes en que florece la vida porque ha

rotas por otras nuevas que volverán a rom-

que le temblara la voz.

estallado la primavera.

perse al paso de soles y lluvias; y la revolu-

No se trata ahora de alentar una “papa-

Cuatro razones para estar alegres. Por-

ción hubiera dejado atrás un diseño obso-

latría” pedante. Pero ciertamente el papa

que nos está faltando la alegría. En perso-

leto y habría propuesto otro modo de

Francisco ha traído un aire renovador que

nas, en comunidades y en grupos sociales

ser, de pertenecer y de relacionarse en la

debemos aprovechar para lanzar semi-

y eclesiales, hay una sensación de que no

comunidad cristiana.

llas de una nueva comunidad, porque otra

somos felices.

Tras Pablo VI vino el largo período cla-

iglesia es posible.

Pero nos sobran motivos para serlo:

moroso por el espectáculo, hermético por la

Precisamente nuestra revista TELAR,

en la iglesia se está gozando de cierto aire

centralidad llevada a Roma y por la dureza

que quiere tejer la amistad en la gran fami-

primaveral que aporta el papa Francisco

doctrinal, que significó el papa Juan Pablo II.

lia claretiana y desea llegar a las comunida-

a pesar de las trabas y zancadillas de una

Benedicto XVI fue la continuación de

des y personas que se preocupan por dar

parte del alto clero, que en vez de sumar va

lo anterior, pero sin la magia que acompa-

razón de su esperanza y su fe, hace plan-

poniendo obstáculos. Pero las bases saben

ñaba al papa polaco hasta que lo dobló la

teamientos. No quiere que sea solamente

distinguir a los lobos aunque se cubran

enfermedad. Benedicto fue algo así como

una lectura. Ojalá sean temas de análisis,

con pellejos de lana para semejar ovejas.

un paréntesis regresivo hacia tiempos de

de diálogo, de discusión, porque la verdad

Bueno, pellejos de lana o casullas de seda

cristiandad que ya estaban absolutamen-

tiene un solo color repartido en hebras que

y solideos colorados.

te superados en un mundo en salida hacia

imitan el arcoíris: solamente juntando sus

Estamos en un tiempo excepcional.

el futuro. Hizo lealmente lo que puede

tonalidades haremos el gran tejido social

Tras el pontificado de Juan XXIII, que abrió

hacer un profesor de teología colocado en

y eclesial para este momento del mundo.

puertas y ventanas para que se renovara el

el timón de un barco que navega en aguas

aire eclesial, vino el de Pablo VI, que tuvo

agitadas.

El Director EDITORIAL

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¿La Santa Misa, o la Santa Mesa? Hay en la iglesia de hoy dos tendencias en la interpretación de la eucaristía: · La que la considera ante todo como la cena del Señor. · La que la considera ante todo como sacrificio. La primera es ante todo una reunión fraternal, en la que la comunidad que sigue a Jesús se alimenta de la Palabra, de la Oración, del Perdón, y renueva su entrega al Reino comulgando con Jesús. La segunda es ante todo un rito celebrado por representantes de Cristo, que ofrecen de nuevo a Dios la víctima inmolada por los pecados. La primera es la continuación histórica de “la fracción del pan”, celebrada por las casas en las primeras comunidades. La segunda es una interpretación teológica, que hace de la celebración una renovación sacramental del sacrificio de Cristo en la cruz. Este segundo modelo es el que tiene preferencia en la teología tradicional.

El Sacrificio, imagen judaica La interpretación de la muerte en cruz como Sacrificio es una manera

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judaica de explicar la muerte de Cristo. Se toma como referente los sacrificios del Templo de Jerusalén, en que un animal es sacrificado en el altar por los pecados del pueblo. Sin embargo, para muchos creyentes, es bastante insatisfactoria: 1. Porque parece que Dios exige cobrar para perdonar, y porque el precio que cobra –la muerte en cruz de su Hijo– es atroz. 2. Porque parece que es la muerte de Jesús lo que salva, y no su vida entera. 3. Porque parece que sustituye el antiguo templo y los antiguos ritos por un nuevo templo y unos nuevos ritos. 4. Porque esta interpretación ha llevado de hecho a una celebración en la que los fieles apenas hacen otra cosa que asistir a un rito celebrado por los sacerdotes. La interpretación de la muerte de Jesús como sacrificio es una imagen tomada de los sacrificios del Antiguo Testamento. Y es sólo una imagen. Pero ha sido transformada: la imagen sustituye a la realidad, y se convierte ella misma en realidad. Con ello, la esencia de la muerte en cruz no está en la entrega de Jesús a su misión, su consecuencia y su valor

ORIENTACIONES

*José E. Ruiz de Galarreta, sj

que le hacen llegar hasta el final, sino la eterna disposición de Dios que lo elige como víctima. La salvación se convierte en algo jurídico, un decreto de perdón emitido por el Juez declarando pagadas las culpas. La muerte de Cristo como sacrificio de una víctima para conseguir el perdón de Dios nos parece una imagen desafortunada.

Cristo en el pan eucarístico Semejantes consideraciones son aplicables a la presencia “real” de Cristo en el pan eucarístico. Nunca se ha sabido precisar qué significa “real”. La devoción popular lo ha entendido de una manera casi física. La teología metafísica lo ha explicado diciendo que permanecen los accidentes (forma, color, peso...) y cambia la sustancia (ya no es pan, sino el cuerpo y la sangre de Cristo); y el término “real” viene a significar “verdadero”. Esta presencia “real”, apoyada en la metafísica de Aristóteles, ha llevado a la adoración del pan reservado en el Sagrario y a una concepción de la comunión más bien física. Pero en lo que se refiere a la “sustancia” hay algo peor. La sustancia no


existe; es solamente un concepto del que se vale Aristóteles en su explicación del ser, porque no sabe ni de física ni de química.

Símbolo, o realidad La Iglesia romana ha preferido la imagen de Sacrificio a la de comida fraternal. La Cena fraternal es heredera directa de las celebraciones de los seguidores de Jesús. No un símbolo para explicar algo, sino algo real, continuación de las cenas de Jesús. En ella, el pan y el vino son para comer y beber, y no trasmiten la presencia de Cristo por una especie de poder mágico encerrado en ellos, sino que significan y por eso producen la identificación con Jesús y la comunión con los hermanos. La imagen de sacrificio, al contrario, no es continuación de nada que celebraran las primeras comunidades, sino una interpretación teológica de la muerte de Cristo tomada de ritos del Templo de Jerusalén. Nos damos cuenta de que hemos entrado en el terreno de las mediaciones. Entre Dios y nosotros hay un mediador, Jesús de Nazaret. En él se expresa, se deja ver, habla, Dios mismo. Éste es un pilar fundamental de la fe cristiana.

Diferencia entre Santa Misa y Santa Cena En la Cena fraterna no hacen falta otros mediadores, porque la comunidad se reúne en el recuerdo del Señor, presente en la Palabra, sentido en la Oración, presente en el Signo. En cambio, si se habla del Santo Sacrificio de la Misa, sí son necesarios los mediadores, los sacerdotes, los pontífices, es decir, los que se declaran puentes entre la comunidad y Cristo. Pero es una falsa mediación; no es mediación para acercar, sino para alejar. Primero se crea el barranco, y luego los mismos que lo crean se declaran puentes. Pues bien, muchos hoy en la Iglesia estamos convencidos de que la Misa es una noción más bien del Antiguo Testamento; que los sacrificios del Templo no son buenos modelos para la celebración de la eucaristía. La imagen de un Dios vestido de apariencias de pan tiene mucho de mágico, de físico, y la filosofía de Aristóteles no nos ayuda nada. Preferimos entender a Jesús diciendo que es grano de trigo enterrado y muerto, granos molidos para ser pan para todos. Preferimos decir que nos alimentamos de Jesús al sentirlo presente en la comunidad que celebra su cena como Jesús mismo la celebró.

Al principio, ¿fue así? Se habla mucho de abusos en la celebración: • el protagonismo casi exclusivo del sacerdote en la celebración; • el despliegue de riqueza en ornamentos, vasos sagrados, locales de culto; • la utilización de la eucaristía como acto multitudinario y triunfalista; • la utilización de textos del Antiguo Testamento fuertemente contradictorios con las palabras y los hechos de Jesús, que se califican sin embargo como «Palabra de Dios»; • la represión de toda espontaneidad, de toda expresión de fe o de fraternidad que no esté prevista en el ritual; • la imposición de formas rituales idénticas para todas las culturas y situaciones; • la concepción general de la eucaristía como misterio manejado por intermediarios autorizados, es decir, como alejamiento y sometimiento de los fieles a presuntos poderes sagrados. Pienso que la costumbre de las primeras comunidades que celebraban la fracción del pan en las casas, y que tanto preocupan hoy a la jerarquía, pueden ser un camino excelente para recuperar la celebración de la eucaristía.

---------------------------------------*Teólogo jesuita español, autor de numerosas obras de amplia difusión. Falleció a los 76 años en enero de 2014. ORIENTACIONES

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Festejar el Año de la Misericordia El papa Francisco ha llamado a toda la Iglesia y a la humanidad a celebrar este año el Jubileo de la Misericordia. Celebrar un jubileo tiene sabor a fiesta. Celebrar es manifestar con todos nuestros sentidos, capacidades y espiritualidad el éxito o triunfo de un hecho, una persona o una comunidad familia, pueblo, organización… Lo hacemos con música, con baile, con ritos, con signos, con comida y bebida, con discursos alusivos, con adornos…, y sobre todo comunitariamente, entre personas. Celebramos Fiestas Patrias, el nacimiento de un niño/a incluso con su bautismo, etapas educativas, 4° medio, títulos universitarios…, la unión matrimonial, un triunfo deportivo, algún aniversario de personas, de pueblos, de instituciones…, el reencuentro de amigos, los éxitos artísticos, los premios a personas destacadas, los éxitos de las cosechas, etcétera. Los cristianos celebramos incluso la muerte, pues en ella creemos se da el paso glorioso a la Resurrección, a la Vida Eterna. Y, por supuesto, celebramos momentos relevantes de la vida de Cristo nacimiento, muerte, resurrección…, de santos, de héroes… Cuando un pueblo pierde el sentido de la fiesta y deja de celebrar, ese pueblo o comunidad queda atrapado y sepultado en la rutina, en el robotismo, en el inmovilismo, en el sinsentido, en la incapacidad de futuro, en la paralización 6

de la esperanza y de la lucha, en el derrumbe de la utopía. Es el camino hacia su muerte. Pues la fiesta no es sólo diversión y jolgorio, sino que es esencialmente un himno a la vida, un grito de esperanza, un compromiso de lucha hacia la utopía, una fe en el ser humano, un júbilo de la comunidad hacia la conquista de mayor fraternidad, justicia, gozo y paz.

¿Tenemos motivos para celebrar? Si miramos sólo nuestro entorno sociopolítico, más que de celebrar nos darían ganas de indignarnos, de protestar, de descalificar. No podemos aceptar ni acostumbrarnos a la corrupción, a la hipocresía, a la injusticia, al nepotismo, a la manipulación, al armamentismo, al consumismo, al ninguneo de los pobres, a la colonización de las multinacionales, a la dictadura ideológica neoliberal con que nos bombardean diariamente muchos medios de comunicación; al narcotráfico, al racismo, a las migraciones forzadas, a los discursos huecos y engañosos, al poder descalificador, a la amputación artística, a la marginación de lo religioso, a la depredación ecológica, a la mercantilización de los bienes agua, tierra, alimentos, aire, mares…, a la discriminación, a las amenazas a la paz social…

ORIENTACIONES


En una palabra, no podemos ni debemos someternos al robo del futuro, de la dignidad, de la esperanza y de la belleza. ¡No robarás! ¡No matarás! Sin embargo ¡queremos celebrar un Jubileo de la Misericordia! Porque vivimos en una sociedad sometida a muchísimas deudas. Deudas económicas, deudas de dignidad, de justicia, de esperanza, de fe.

Jubileo: un deber de humanidad y de fe Quien tiene deudas, ciertamente no tiene motivos para celebrar. Las deudas son instrumentos para atrapar personas y pueblos, para someterlos a un estrés y una esclavitud permanentes. Es la manifestación del orgullo y arrogancia de quien (quienes) se cree “superior” a los demás, y de un sistema económico insaciable que obliga a grandes sacrificios y a reducir las necesidades vitales. Quienes sufren más son siempre los pobres, obligados, bajo la guillotina de implacables leyes, a no poder satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, de agua, de trabajo, de tener una tierra donde vivir, una familia y una casa donde compartir… Los “expertos” podrán ilustrarnos en la comprensión de las leyes económicas y sociales, que sincronizan los engranajes del sistema de montaje de las deudas, con sus respectivos suculentos intereses. Pero no es necesario ser economista para entender de economía. Quien está sometido a pesadas deudas, que el sistema hace impagables intencional y malignamente, vive en carne propia la economía de esclavitud, siente que la marginación lo hace impotente, que es empobrecido contra su voluntad, contra sus capacidades y sus posibilidades, por un sistema implacable, inmisericorde e inhumano.

Camino de luz y esperanza El peso de esta opresión (“sutil dictadura del dinero”, la llama el papa Francisco) abre también posibilidades y caminos de esperanza y creatividad entre los empobrecidos que se organizan, se agrupan, luchan por un cambio del corazón, de la mente, del alma, de estructuras, del ejercicio del poder.

Se crea así un nuevo camino de luz y de esperanza para el poder de los pobres, para resolver desde las raíces los problemas de la pobreza, de la desigualdad, de la exclusión. Surge aquí la propuesta del Jubileo, que nace de un proyecto de fraternidad y de justicia para construir, desde abajo, una nueva historia, donde el “dios dinero” no sea más adorado, sino que prevalezcan la dignidad y los derechos de las personas y de los pueblos. La deuda pública, hasta hace algunos años, aparecía como un problema de los países “subdesarrollados”, sometidos por los países del Norte. Pero hoy la deuda pública tiene raíces profundas también en los países “desarrollados”, creando significativos sectores sociales empobrecidos, heridos en su alma, en su felicidad, en su justicia, en su “buen vivir”. Es la violencia institucionalizada que podría poner en serio peligro la paz social, llevando a forzar migraciones masivas, a remover la conciencia y las decisiones de los gobernantes.

Un deber y mandamiento ¿Habrá todavía algún cristiano que no sabe ver el rostro sufriente de Cristo en el rostro de los empobrecidos? ¿O que no logra escuchar el grito de los oprimidos, como Dios escuchó el grito de su Pueblo esclavo en Egipto? ¿O que no llega a sentir el sufrimiento de los endeudados, aplastados por el peso insoportable del “dios dinero” y desangrados por los intereses de las deudas? Es un deber ético y moral, y, para los cristianos, un mandamiento (nos diría el papa Francisco): devolver a los empobrecidos personas, culturas y pueblos la dignidad, la vida, la esperanza, el futuro. ¡Bien venga, entonces, un Jubileo que proclame la Vida, la Justicia, la Misericordia! Es un deber de fe y de humanidad. + Luis Infanti De la Mora, osm. Obispo-Vicario de Aysén, Chile

ORIENTACIONES

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Dos “santos” argentinos:

Amigos de Dios y profetas de los caminos La experiencia de fe se define como un peregrinaje. La peregrinación, como imagen de movimiento, ha sido también una metáfora de la vida mística de muchos hombres y mujeres; baste recordar el librito “Relato de un peregrino ruso”. Y es que peregrinar supone salirse de aquello que es sabido, romper con lo que parece bueno y cómodo, para exponerse a algo de lo que no se tiene certeza. La ruta puede ser conocida, pero lo que suceda en el camino no lo es, porque cada uno le imprime su ritmo. Dos personajes argentinos ya peregrinan “oficialmente” hacia los altares. Oficialmente, desde los papeles de reconocimiento que inscriben en el libro de los santos a los personajes ilustres que el pueblo, pobre y a pie, reconoce como santos ya en vida porque son “amigos de Dios y profetas” (Sab. 7, 27). Ellos son María Antonia de Paz y Figueroa, beatificada a nombre del 8

Papa en Santiago del Estero el 27 de agosto de este año, y José Gabriel del Rosario Brochero, quien es canonizado en Roma por el propio Francisco este 16 de octubre. A ellos la gente reza como Mama Antula y el Cura Brochero. Santos de cabalgadura y andanzas, peregrinos en medio del pueblo con el que hicieron su trabajo codo a codo. Ojalá que al entrecruzar sus vidas podamos descubrir que la santidad mucho tiene que ver con la vida que se entrega, con el deseo de que todos puedan tener un acceso a Dios desde donde se encuentren, porque al convertirnos en peregrinos nos hacemos místicos en el camino de lo cotidiano.

Tierras adentro Mama Antula y el Cura Brochero son nacidos en tierras adentro, en el ORIENTACIONES

interior de la gran Argentina, en siglos distintos, pero marcados por necesidades similares que definieron su modo de hacer la misión. Ella nació en Santiago del Estero en 1730, en una familia con apellido importante. Sin embargo, habiendo renunciado a esto, a los 16 años se encamina a la vida del “beaterio” –una modalidad similar a la de nuestros laicos consagrados de hoy- donde vivía junto a otras mujeres su consagración a la vida de oración y trabajo. Ella fue siempre laica, una mujer que vivió desde sus pagos lo que Dios le pedía; es en esta búsqueda que ella descubre, hacia 1767, la necesidad de salir, de encaminarse como peregrina en una misión que supondrá entregarse completamente a la obra de la conversión a una vida más cristiana. Por su lado, nuestro cura gaucho nace en Córdoba, en el pueblo de Santa


Rosa de Río Primero, en 1840, en una familia numerosa. De joven migra a la ciudad para aprender las letras y después hacer la carrera eclesiástica. Ya de cura, le encomiendan la misión de Traslasierra, en Córdoba, lugar adonde llega “sin otra influencia que su linda cara”, según dirá en algún recuerdo. ¿Qué importancia tiene que esta gente haya nacido tierras adentro? La respuesta parece llevarnos a ese pasaje del Evangelio, en el que Natanael pregunta a Felipe “¿algo bueno puede salir de Nazaret?” (Jn. 1, 46). Parece que desde las periferias Dios siempre sorprende para ver “cosas mayores aún”. Nuestros personajes se vieron llamados a la vida desde los rincones, y desde ahí dieron el testimonio que ayudó a muchos, que edificó, plantó y destruyó en una Iglesia que palpitaba con nuevas voces.

ya que ella, siendo mujer y laica, poco apoyo podía tener en la tremenda empresa. Pero cuando las cosas “son de Dios” ¿qué las puede parar? Un siglo más tarde, lo mismo sucede con el cura José Gabriel, que empieza con este proceso de evangelización en medio de las sierras cordobesas, no temiendo las distancias, ni arredrándose con lo agreste de esa hermosa tierra; en todo estaba el deseo de que muchos llegasen a tener la oportunidad de servirse “de esta carbonada o puchero espiritual” que eran los Ejercicios Espirituales. Como marcaba un método, eran 8 días para que todos estuvieran dedicados a Dios, y del resto se encargaba la mano maestra del Cura, que todo lo conseguía para que nadie se preocupe de otra cosa que de aprovechar el tiempo con el Tata Dios.

Una necesidad que se hizo misión

Hermanados en la misión

Cuenta Mama Antula en una carta: “Yo que he recorrido esas regiones y que tengo noticias de todo este Reino, informo de la notable falta de pasto espiritual que echamos de menos y lloramos por todas partes”. Y es que en 1767 sucede la supresión de la Compañía de Jesús, y en la retirada pareciera que se corta con una tradición espiritual notable como fueron los Ejercicios Espirituales de san Ignacio. Por esta causa Antula se consagra a la obra de los Ejercicios Espirituales, y se pone literalmente en marcha para que muchos puedan acceder a ellos, porque supone el gran bien que causan estos momentos en la vida de la gente. Vistió un hábito negro, tosco y torvo, y a pie, o a veces en una carreta, se lanzó a los caminos del norte argentino para predicar los Ejercicios, cosa totalmente fuera de “lo normal”,

En esta tradición se inscriben entonces nuestros personajes. Mama Antula recorría las calles con su carrito buscando donaciones para los ejercitantes, porque si algo ella se proponía era que todos, y especialmente los pobres, tengan la oportunidad de tener este encuentro con Dios. De igual modo el Cura Brochero se codeaba con aquellos que aportaban con algunas monedas para que todos tuvieran su jarro de mate y el pan para el cuerpo. Consagraron su vida a la misión de que otros conozcan a Dios, especialmente los “pobrecitos del campo”. Brochero organizaba grandes cabalgatas trayendo gente a la ciudad, nobles y pobres de los campos serranos, para que se dispusieran a compartir en la casa de Ejercicios que con su propias manos había empezado a construir “para joder al diablo”. Lo mismo Antula, sobre todo en su ORIENTACIONES

paso por Buenos Aires, donde se decide a construir la Santa Casa de Ejercicios, aún en pie, y la encomienda al cuidado de san Cayetano, el santo del pan y el trabajo, al que tanta devoción suscitó esta mujer y la cual se sigue en Argentina con tanto ahínco cada agosto, cada vez que las papas queman o que la necesidad apremia.

Caminantes, con olor a pueblo Si hay algo que emparienta a estos nuevos santos es que no se apoltronaron en ningún sitio, sino que supieron que el Evangelio supone andanzas, como las del Nazareno. A lomo de mula, a pie o en carretas, estos personajes no supieron de estar quietos. Eran amigos de su gente, en la que confiaban y con quien trabajaban. Eran amigos de Dios, en lo más genuino de las devociones: Mama Antula y su Manuelito, que era una imagen del Niño Jesús; el cura Brochero y su devoción al Nazareno. A Mama Antula se le sumaron en la misión algunas otras mujeres que compartían su espíritu y el deseo de hacer el bien a los demás. Eran gente dedicada a su misión. Caminantes de mil caminos y en distintos modos. Antula, laica, mujer influyente y dedicada a las periferias de su tiempo, y un Brochero, cura pobre, que entregó su vida hasta que la lepra le oscureció el sol con la ceguera. Ellos fueron y son de esa “gente necesaria… que con solo dar la mano rompe la soledad, pone la mesa, sirve el puchero, coloca las guirnaldas”, como decía el poeta Hamlet Lima Quintana. Ejemplos de santidad que llegan a los altares habiendo ocupado el altar previo de la memoria de un Pueblo que los veneró porque son testigos de la generosidad de Dios. Ezequiel Fernández, cmf 9


Claret, misionero y pastor con olor a oveja Antonio Mª Claret ha sido reconocido

Señor tampoco lo quiere jesuita, aunque

dos, los que pagan a un sicario para que lo

como uno de los grandes misioneros es-

sí imbuido en el espíritu de Ignacio de Lo-

asesine. Este por poco lo degüella, logran-

pañoles del siglo XIX y una de las figuras

yola, y así regresa a España. Dos años des-

do provocarle un gran tajo en el rostro y en

relevantes en la madre patria durante esa

pués recibe de Roma el anhelado título de

una mano.

centuria.

“misionero apostólico”. Se siente así acredi-

Antonio Claret y Clará nació el 23 de diciembre de 1807 en el pueblito barcelonés

tado como evangelizador universal al esti-

de Sallent, hijo de una típica y muy religio-

Decide serlo “por todos los medios posi-

Claret culminaba así seis años de infa-

sa familia catalana de clase media que con

bles”. Funda instituciones apostólicas de di-

tigable labor en la isla. En marzo de 1857

tesón había consolidado una pequeña in-

verso tipo, las “Religiosas en sus casas”, ac-

es llamado a Madrid y designado conse-

dustria textil.

tual instituto secular Filiación Cordimaria-

jero espiritual de la reina Isabel II de Espa-

Por sus dotes manifiestas parecía des-

na, e interviene en la fundación de nume-

ña, lo que sólo acepta por considerarlo vo-

tinado a superar a sus ancestros como em-

rosas congregaciones religiosas. Escribe 15

luntad de Dios, y bajo condición de no lle-

presario del tejido. Pero su religiosidad

libros, 81 opúsculos, centenares de folle-

var una vida palaciega, no menoscabar su

profunda, sumada a varios hechos incon-

tos y volantes, y traduce 27 obras de inte-

labor misionera ni inmiscuirse en política.

vencionales en los que pareció salvar la vi-

rés para la evangelización. Se calcula que

Vive así once años en medio de una de

da por milagro, lo inclinaban al sacerdocio.

llegaría a distribuir más de 8 millones de

las convulsiones sociopolíticas más pro-

A ello contribuyeron peligros inminentes,

ejemplares de esas publicaciones.

fundas de España, en la que los enemigos de la monarquía lo envuelven como pre-

el ser estafado por un amigo, y el continuo tintineo en su alma de la prevención evan-

Hasta derramar su sangre

mundo entero, si al final malogra su vida?”.

sunto “orejero real” y conspirador. Lo hacen objeto de una campaña soez que llega

gélica “¿de qué le sirve al hombre ganar el Pero su realización que él mismo llamó

hasta la pornografía, y de numerosos aten-

Bajo esta consigna ingresa al seminario

su “gran obra” es la Congregación de Mi-

diocesano de Vic. Poco después busca re-

sioneros Hijos del Inmaculado Corazón de

Entretanto preside el Monasterio del

cluirse como monje cartujo, pero el Señor

María, conocidos hoy también como Clare-

Escorial, misiona por donde va, visita hos-

le muestra que su destino no es el silencio

tianos, la que funda el 16 de julio de 1849.

pitales y cárceles, escribe sin cesar, funda

de un monasterio, y regresa para continuar

Un mes después es nombrado arzobis-

su formación sacerdotal.

Misionero ideal

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Sólo la voz de Dios

lo de los Apóstoles.

tados contra su vida.

instituciones apostólicas.

po de Santiago de Cuba. Se resiste a ello

En 1868 es derrocada y desterrada la

con todas sus fuerzas, pero al fin acepta.

reina, situación que arrastra también a Cla-

Recibe la consagración episcopal, en la que

ret hasta Francia.

agrega a su nombre el de María, cuando no

No descansa allí en su labor apostóli-

Allí estaba su vocación. Ordenado sa-

cumplía los 43 años. Luego parte a la isla

ca. Apoya a sus misioneros, también des-

cerdote a los 27 años, siente pronto un im-

cubana, que por más de 14 años había per-

terrados, y al año siguiente parte a Roma,

pulso misionero que lo lleva a predicar la

manecido “como oveja sin pastor”.

donde en 1870 participa activamente en el

palabra salvadora de Dios por todas partes.

Llega allí a comienzos de 1851. De in-

Concilio Vaticano I, descollando por su fi-

Su vida adquiere un ritmo de apóstol

mediato se enfrenta a una profunda deca-

infatigable, obsesionado por “encender a

dencia moral, gran discriminación racial y

Vuelto a Francia, lo persigue hasta allí

todo el mundo en el fuego del divino amor”.

tremendas injusticias contra los sectores

la saña de sus enemigos y debe refugiarse

El pueblo lo llama “Padre Claret”, y por va-

más débiles y desposeídos, lo que denun-

en el monasterio cisterciense de Fontfroi-

rios hechos considerados sobrenaturales

cia con valentía profética. Funda las Re-

de, donde muere el 24 de octubre de 1870

alcanza pronto fama de santo.

ligiosas de María Inmaculada de la Ense-

sin llegar a cumplir los 63 años.

delidad al Papa.

Pero España le queda chica. “Mi espíritu

ñanza, para educar al pueblo abandonado.

Es beatificado en 1934 por el papa Pío

es para todo el mundo”, dice. A Los 31 años

Crea escuelas técnicas y agrícolas, bibliote-

XI, y el 7 de mayo de 1950 lo eleva a los al-

parte a Roma para ofrecerse como misio-

cas, cajas de ahorro, asilos.

tares el papa Pío XII.

nero apostólico (enviado por el Papa) en

Los escozores que provocan entre los

tierras de infieles. Termina ingresando al

poderosos sus prédicas de justicia y mora-

noviciado de la Compañía de Jesús. Pero el

lidad le engendran enemigos encarniza-

ORIENTACIONES

Claretiano laico


Laicado y carisma claretiano: “Por esa vida que arderá en mis venas” En el caminar cristiano se llama “carisma” a un especial don que da el Espíritu divino a algunas personas para hacer la construcción de una comunidad. Los que han fundado, organizado o promovido comunidades han sido personas con carisma. Antonio Claret fue uno de ellos. De su carisma han bebido y lo han hecho guía de sus vidas evangelizadoras sus hijos/as de las congregaciones que él fundó, y los laicos que con ellos han decidido hacer “misión compartida”. ¿Cómo lo ven algunos de estos? ¿Es “esa vida que arderá en sus venas”, como en el Farewell de Neruda? He aquí algunos testimonios. Francisco Lazo, Periodista: El carisma claretiano no es una mera opción, ni se contenta con memorizar algunos detalles de la vida del Padre Claret. El carisma se vive y se comunica al experimentar la convivencia entre la familia claretiana; se impregna en nosotros y quienes nos rodean cuando intentamos captar lo más urgente, oportuno y eficaz de acuerdo a los signos de tiempos. Y tiene ciertas características. Debemos arder en caridad, y que la solidaridad sea nuestra opción de vida y modo de ver el mundo; que abrasemos y abracemos con fuego de fraternidad a todos con quienes nos relacionemos. Es desear eficazmente y procurar difundir por todos los medios y

redes que estén a nuestro alcance el encender a todos en el fuego del divino amor, de justicia, igualdad, solidaridad y comunidad. Es acompañar las luchas esperanzadoras tomados de la mano del Cristo que libera y camina junto a su pueblo. Roberto Domínguez, Educador: Hablar de carisma es hablar de ir haciendo camino, es irse adhiriendo. Un carisma es gracia, regalo, don que el Espíritu pone en nuestra vida. Como laico, mi vocación estaba VIDA CLARETIANA

marcada por la docencia y el trabajo con grupos misioneros, y ha sido la Educación un lugar privilegiado para poner en el corazón de los chicos la propuesta de Jesús, sus bienaventuranzas. Así me uní a los claretianos en esa Misión. Junto a personas con el mismo llamado, nos pusimos a caminar juntos (“hacer con otros”), y hoy, después de 25 años, puedo decir que le doy gracias a Dios porque le dio sentido a mi vida. Y en el vivir con los hermanos se fue impregnando la espiritualidad que Claret deja como camino, en eso que nos legó: “un misionero es un hombre que arde en caridad, que abrasa por donde pasa...” Continúa >> 11


Yoscelin Cárcamo, Voluntaria:

Fernando Guzmán, Sociólogo: En mi caso, he aprendido que el carisma es algo dinámico, que se actualiza y va al ritmo de la historia, de las angustias y esperanzas de la humanidad. En segundo lugar, el carisma, si bien aparece con fuerza en el espíritu de alguien (en nuestro caso, Claret), luego se independiza de personas, estructuras e iniciativas. Pasa a ser un pariente directo del Espíritu, aquel Dios tan poco explorado y con una libertad que, paradojalmente, cautiva. El carisma es un aliento de libertad para nuestra forma de “ser en el mundo”. En tercer lugar, nada más lindo que vivir el carisma en familia, en comunidad. La experiencia carismática se enriquece cuando somos más y estamos juntos. Diré que a lo largo de mi historia con la congregación claretiana (mi relación cumple ya 32 años!), en un principio el rasgo más convocante del carisma fue la vida y la espiritualidad misionera; aquello de compartir el Evangelio con todos los pueblos y culturas, desde la itinerancia y la disponibilidad a salir «al cruce de los caminos». Venido de una iglesia local algo cerrada en sí misma y con pocas perspectivas universales, lo primero que me fascinó fue que la tarea iba 12

más allá de mi templo y mi ciudad: ¡la misión era infinita! Luego fue la centralidad de la Palabra en el anuncio del Reino. Somos servidores de la Palabra. Pero no solamente la Palabra que se refleja en los libros bíblicos, sino la Palabra de Vida, aquella que late en el corazón del Pueblo y que expresa a Dios de múltiples formas. No puedo dejar de mencionar la dimensión profética del carisma claretiano, que ha sido la principal motivación de mi acercamiento y de lo que es hoy mi participación. Mucho antes de que fuera expresado en textos escritos, la vida misma nos mostró a laicos y religiosos que no se puede ser claretiano como si los pobres no existieran y sin denunciar las estructuras de injusticia. Por último, como no hay profecía creíble sin ternura (o, en dichos del Che, es preciso endurecerse sin perder la ternura jamás), la otra dimensión carismática es la cordialidad vivida en la Misión Compartida. Aquella actitud (y ejercicio) que nos hace familia amorosa, cuidadora, fraternal, con pretensiones -legítimas y urgentesde horizontalidad. La tarea que tenemos enfrente es muy dura y desafiante, y ante estos contextos adversos es siempre mejor tener una familia/ comunidad donde te acojan con ternura y compasión, y donde los servicios y roles que suscita el Espíritu sean efectivamente compartidos. VIDA CLARETIANA

El carisma es un don del Espíritu concedido a San Antonio Claret como fundador, y traspasado a cada uno de nosotros en cuanto continuadores de su obra, a la que añadimos nuestros propios dones y personalidades. Así, existen claretianos con la alegría de trasmitir a los jóvenes un Claret activo, itinerante, proyectado hacia afuera; así como hay otros claretianos reflexivos, contemplativos, que nos hacen ver al Claret estudioso y metódico… Pero para mí todos tienen un aspecto de Claret que particularmente me anima: la clave misionera y evangelizadora. El hecho de salir, de ser misioneros es lo que me motiva a estar y hacer camino, desde una mirada de seguimiento de Jesús. Tener presentes las causas de los empobrecidos y buscarlos, acompañarlos, y en esa presencia misionera hacer contemplación de la presencia de Dios. Claret hablaba de la sensibilidad ante lo más urgente, oportuno y eficaz en cada tiempo y lugar, sin anclarse en métodos o estructuras de apostolado. Eso lo viví en Haití con Aníbal Zilli, cmf, lo aprendí con él y lo atesoro como un aprendizaje inmenso y valioso, lo mismo que la disponibilidad para emplear todos los medios aptos en la trasmisión del mensaje cristiano. Pasé de ese tiempo de misión compartida concreta a un escritorio en un colegio de la Congregación, lo que tiene otro matiz, otra responsabilidad, pero en la base rescato lo mismo: la Misión Compartida; laicos y religiosos haciendo de este mundo el Reino de Dios, desde miradas diferentes pero con el mismo espíritu que llevó a Claret a fundar, y con el mismo ahínco que Claret puso en sus pasos: ser misioneros.


Santiago de Chile:

Parroquia San Antonio Mª Claret, una chica de cincuenta años Bastante atribulado debió estar don Gaspar Banda, allá por la mitad del siglo XVI, cuando los sabuesos de la Inquisición lo marcaron como hereje. Entonces juró levantar una ermita a san Miguel si salía bien del atolladero, como efectivamente sucedió. Libre de persecuciones, don Gaspar hizo construir una gran capilla en la zona sur de la ciudad de Santiago de Chile. Muchos años después (1896), al poblarse todo el entorno, se creó la comuna de San Miguel, y la capilla pasó a ser templo parroquial. Entre las familias que habitaban esos predios dedicados al cultivo de viñedos y guindales estaba la de doña Anita Mira, mujer de piedad y bondad, virtudes que no siempre van de la mano. En ella, sí. Y cuando supo que unos misioneros españoles buscaban sitio para levantar un seminario que promoviera las vocaciones nativas, ella cedió a los claretianos parte de sus terrenos aledaños a la capilla de La Merced (1926). El predio quedaba frente a la calle larga que unía la capital con el sur del país y servía para las entradas de numerosas haciendas o fundos en esa zona. La ruta se llamaba “camino del sur”, y al hacerse más ancha tomó el nombre de avenida. Por 1940 se llamó Gran Avenida Isabel La Católica. Diez años después quedó simplemente como Gran Avenida, y actualmente lleva el nombre del padre de la patria don José Miguel Carrera.

El colegio y la parroquia En 1926 los misioneros ya habían levantado un edificio para albergar el seminario menor. En esa condición estuvo hasta que en 1955 se abrió a alumnos externos, creándose el Colegio Claretiano. Fue un plantel que dejó marca en sus alumnos y el profesorado. Sin embargo, cincuenta años después, una serie de situaciones insalvables para asegurar una buena educación a la juventud obligó a su cierre. Actualmente ocupa esa sede la Universidad de Valparaíso, que tiene allí cerca de tres mil alumnos en varios turnos y diversas materias. A mediados de 1960 el arzobispado de Santiago creó la parroquia San Antonio Mª Claret para atender ese sector, y

la encargó a los misioneros, labor que desempeñan hasta el día de hoy atendiendo la sede y las dos capillas sectoriales. Desde el año 2008 funciona también allí la “Casa de la Palabra” para el servicio de animación del Centro Bíblico Claretiano, Cebiclar. En 2013 comenzó la experiencia de la Promoción Claretiana del Desarrollo, Proclade. Precisamente para atender adecuadamente estas dos iniciativas pastorales, y sumarle mayor dedicación a la pastoral de la juventud en el sector, a partir de 2017 se traspasará la responsabilidad de atender la estructura parroquial, y así la comunidad claretiana pueda fortalecer la dinámica bíblica, la de juventud universitaria y los programas de desarrollo en numerosas áreas más urgidas de acompañamiento en la geografía claretiana del sur de América.

Señora de las cinco décadas En los cincuenta años de existencia como parroquia se han vivido en ella experiencias que han dejado una marca especial: la creación de dos polos pastorales precisamente en los sectores oriente y poniente, con la creación de las capillas de Cristo Rey y P. Claret, respectivamente. Se han organizado así la catequesis sacramental, la pastoral juvenil, los grupos devocionales, la acción solidaria, que contempla la atención alimentaria de hermanos en situación de calle, los diversos talleres de formación en la fe, el desarrollo de los estudios de la Biblia… En fin, variadas respuestas que los consejos parroquial y de las capillas atienden en acuerdo y con la orientación del párroco. El templo principal es un espacio iluminado que tiene tras el altar el gran mural de la Santa Cena del pintor Salvador Dalí, en una copia realizada por el sacerdote y artista claretiano P. Manuel Villaseca. Han sido cincuenta años de labor mediante la cual se ha fortalecido la vida cristiana del barrio en la comuna de San Miguel, y se han establecido lazos de amistad, de cooperación y de estímulo para continuar, aunque desde otra ubicación, las relaciones entre la comunidad cristiana y la congregación claretiana. Parroquiano

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Decisión de Francisco:

que la Iglesia abandone la “guerra justa” El papa Francisco ha dado reconocimiento a una aspiración que viene tomando cuerpo en la comunidad eclesial desde largo tiempo: que la Iglesia abandone la teoría secular que aprueba las “guerras justas”. Lo ha dado a conocer recientemente el cardenal ghaneano Peter Turkson, prefecto del Dicasterio vaticano para el Desarrollo Humano Integral. La “guerra justa” es un principio que por siglos ha inundado en agua bendita innumerables conflictos bélicos amparados en la pretendida justicia de su causa. Se originó a partir de teólogos y juristas que, tratando de regular el derecho tanto a la guerra como durante y después de ella, buscaron refrenar a los agresores y reconocer la reacción legítima de los agredidos, sin sopesar debidamente que el león urde siempre razones baladíes para devorar al cordero. Así, ya desde tiempos medievales fue acuñado el concepto de la “guerra justa”, que desde el báculo internacional del Papado se incorporó después al Derecho Internacional, para sancionar la legitimidad de un conflicto bélico, el comportamiento de los beligerantes y las consecuencias del enfrentamiento. El concepto no fue invención eclesial. Tiene su origen en principios grecorromanos, entre los que destacan las opiniones de Platón, Aristóteles y Cicerón, pilares doctos en la construcción del derecho canónico, y del internacional a partir de los estados nacionales del siglo XVI. Entre las vigas sólidas que sustentaron la teoría de la guerra justa se cuenta a santo Tomás de Aquino, san Agustín, Francisco de Vitoria y Francisco Suárez.

¿Quién dirime una guerra justa? Pero los que durante siglos parecieron ser principios sólidos para autorizar guerras “cristianas”, discernir licitudes, adjudicar autoridades creíbles, vengar injurias y castigar a injustos agresores, con el tiempo han terminado arrasados por la bestialidad del león, quedando los principios meramente en el papel. Baste recordar, entre muchas, la prepotencia con que Adolfo Hitler se apoderó de buena parte de Europa, y la forma bochornosa como USA y sus aliados arrasaron a Irak a partir de 2003, con el pretexto leonino de que escondía armas químicas. 14

Los principios de la guerra justa han quedado así al arbitrio de las fieras. Una de las causas primordiales es que en los hechos no hay una autoridad capaz de imponerse en el ámbito internacional. Para los asuntos cruciales, las Naciones Unidas es una institución títere; las fieras toman las decisiones, bajo el nombre de “miembros permanentes del Consejo de Seguridad”: USA, Rusia, China, Francia y el Reino Unido. Los 10 miembros no permamentes sirven de adorno. USA ha demostrado, incluso, que se sienta en sus colegas para llevar adelante guerras no autorizadas por ellos. Frente a esto, ya el clarividente Juan XXIII, en su encíclica “Pacem in Terris”, incubada en los días cruciales de 1962 –cuando el mundo estuvo al borde de una tercera guerra mundial por causa de los misiles rusos descubiertos en territorio cubano–, abogó por una verdadera autoridad internacional y dio por abolida la “guerra justa”, manifestando un rechazo incondicional a la guerra en sí misma. Sostuvo “el papa bueno” que en la era atómica resulta impensable que la guerra pueda utilizarse como instrumento de justicia. Esto implica en consecuencia el rechazo al concepto de guerra justa. Dijo el memorable pontífice: “en nuestra época, que se jacta de poseer la energía atómica, resulta un absurdo sostener que la guerra es un medio apto para resarcir el derecho violado” (P. in T. 127). Por tanto, si la doctrina social de la Iglesia rechaza toda guerra como medio para imponer justicia, no hay guerras justas; como no las hay limpias, según antiguo adagio.

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en este ámbito por el papa Francisco constituyen un fuerte respaldo a aquella conferencia y al movimiento que busca un repudio formal a los antiguos principios teológicos de la “guerra justa”. No ha sido equívoco el Papa al tocar el tema en diversas instancias, por lo que se espera su pronunciamiento formal al respecto. Se sabe que para él nada justifica una guerra; ni la autodefensa, ni la disuasión de un agresor, ni la protección de un inocente u otros motivos. En su opinión, no se frena un conflicto iniciando otro, ni se para una guerra con otra.

¿Una cabal utopía?

Nada justifica una guerra Por más de medio siglo desde que Juan XXIII fijara esta posición congruente con el Evangelio y los avances del derecho internacional, han sido escasas las voces eclesiales que se han alzado para denunciar el simple abuso de la fuerza con que los más poderos se han impuesto en decenas de conflictos armados. Han abundado –es cierto– los llamados a renunciar al recurso de la guerra, a frenar la carrera armamentista y proscribir el desarrollo de la energía nuclear bélica. Pero no se ha enfatizado en crear conciencia cristiana sobre la injusticia intrínseca de la guerra. Esta situación, como tantas otras, tiende a cambiar bajo el pontificado del papa Francisco. Así, en su mensaje “La noviolencia: un estilo de política para la paz”, escrito con vistas a la 50º Jornada Mundial de la Paz (1 de enero de 2017), Francisco hará un fuerte llamado a que la Iglesia se aleje de la teoría de la “guerra justa”. Ello en consonancia con una conferencia organizada en el Vaticano por el Pontificio Consejo Justicia y Paz junto con Pax Christi Internacional en abril pasado, la que declaró formalmente que nunca hay justificación alguna para la guerra, y exigió que la Iglesia Católica considere y desarrolle “el cambio hacia una perspectiva de paz justa basada en la noviolencia del Evangelio”. Solicitó, incluso, que el Papa fije en una encíclica el marco de referencia de la “paz justa”. Según el cardenal Turkson, las acciones emprendidas

No faltan, por cierto, quienes sostienen que pretender cambiar la “guerra justa” por la “paz justa” mediante la noviolencia no pasa de ser una hermosa utopía. ¿Pero acaso no lo es el Evangelio, con su “amar al enemigo”, “poner la otra mejilla” y practicar la noviolencia? ¿No son utópicos el propio Cristo, su palabra y su testimonio? ¿No lo es la construcción de su Reino? Porque Utopía no es sólo la isla irreal de bondad y justicia imaginada en medio del océano por Tomás Moro, sino –y sobre todo- un ideal al que es posible tender en contraposición a los males del mundo mediante la racionalidad, inteligencia y voluntad del ser humano, imagen y semejanza de Dios. Si el ideal es la paz en vez de la guerra, lo lógico y congruente es proopiciar cuanto fomente la paz, y desarticular los factores de la guerra. Entre estos, primordialmente el armamentismo desenfrenado y el tráfico de armas. Según el Instituto de Estudios para la Paz, con sede en Estocolmo, el mundo gastó el año pasado en armamentos 1,67 billones (millones de millones) de dólares. El monto fue encabezado por los Estados Unidos, con 596.000 millones de dólares, seguido de lejos por China, con 215.000 millones, Arabia Saudita (87.200 millones) y Rusia (66.400 millones). El tráfico de armas, entendido como el comercio ilegal de armamentos, municiones y explosivos, es considerado el segundo negocio ilícito más lucrativo del mundo después del de las drogas. Se estima que alcanza al menos al 10% de las exportaciones mundiales del rubro, con ganancias cercanas a los 10.000 milliones de dólares. No hay guerras sin armas. Si el mundo busca la paz, no sería irreal que comience por poner los ojos sobre el elemento primordial de las guerras. A.B.Z.

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Brasil: El puño de plomo en guante legal Ante la destitución de la Presidenta Dilma Rouseff en Brasil, cumplidos 7 años del golpe en Honduras y 4 del golpe parlamentario a Fernando Lugo en Paraguay, desde el Área de Justicia, Paz e Integridad de la Creación (JUPIC) de los Misioneros Claretianos del sur de América, queremos reflexionar –a partir del caso brasileño- sobre lo que algunos llaman la «judicialización de la política» a nivel regional y sobre las implicancias que eso tiene en las instituciones democráticas de nuestros pueblos. Inmediatamente surgen dos preguntas: ¿De qué se la acusa a Dilma?, y ¿quienes hacen la acusación? Ella no fue destituida por un crimen de corrupción, sino que «la acusación central es que violó normas fiscales, maquillando el déficit presupuestal». En cuanto a quiénes llevan adelante la acusación, la periodista argentina María O’Donnell afirmó: “Parece una paradoja enorme que sean los sospechados de corrupción quienes destituyan a una presidenta. ¿Con qué intereses? El objetivo es modi16

ficar el modelo de acumulación económica y transferir recursos a los sectores concentrados de la economía. “Es evidente el carácter conservador de los actuales parlamentarios de Brasil; ellos representan en su mayor parte los intereses del agronegocio, de las grandes empresas, del movimiento evangélico conservador, y cuentan entre sus filas a expolicías, quienes apoyan el giro hacia un Estado represor. Respecto del equipo ministerial de Temer, es importante mencionar que no hay ninguna mujer, ninguna negra/o y ninguna india/o. En un país de semejante diversidad, la ausencia de miradas diversas -y de aquellas que han sido históricamente oprimidas y marginadas- manifiesta la clara intención de gobernar desde la perspectiva de los vencedores”.

“Golpes blandos” para la ciencia política; golpes duros para el pueblo Con sus matices, el caso de Brasil tiene sus antecedentes: el expresidente PULSO DE LA PATRIA GRANDE

de Honduras Manuel Zelaya fue destituido en 2009 por un proceso conspirativo semejante al del golpe parlamentario que destituyó a Fernando Lugo en 2012 en Paraguay. Los niveles de violencia en Honduras, seis años después de aquel golpe, son los más altos que se pueden registrar en el continente; y recientemente el país ha sido noticia por los sucesivos asesinatos de dirigentes campesinos e indígenas, entre quienes ha resonado especialmente el de Berta Cáceres. Si bien el caso de Brasil presenta diferencias respecto de los golpes parlamentarios de Honduras y Paraguay en cuanto al procedimiento legal y la intervención del poder judicial en ellos, se puede observar un mismo “contenido político” con intereses equivalentes. En efecto, los medios de Brasil, concentrados en pocas familias, y que tienen fuerte participación en muchos sectores de la economía, apoyaron abiertamente el golpe y lo prepararon desde la victoria de Dilma en las elecciones de 2014. Así, el periodista y sociólo-


go argentino Pedro Brieger afirma que «el editorial de O Estado de Sao Paulo dice que Temer llega para “rescatar al país del nefasto dominio del populismo irresponsable (…) “

¿Qué dicen los movimientos sociales? “Pancha” es integrante de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas de Chile (ANAMURI) y es parte de la dirección de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC-Vía Campesina). Ella señaló que los factores de poder que lograron las mayorías parlamentarias contra la presidenta del Partido de los Trabajadores representan una “conspiración contra todo el pueblo”, y no dudó en señalar que los efectos se harán sentir “sobre los movimientos sociales de América Latina y el Caribe; sabemos hacia dónde va apuntado este proceso: acabar con los movimientos populares y sus logros. Esta crisis no se supera con golpes. Necesita un amplio debate en la sociedad, que aglutine a la mayor parte de las fuerzas populares y sociales, para lograr construir un nuevo proyecto de país que enfrente las crisis”. ¿Por qué callar, si nacimos gritando?

Un golpe de “temer” 50 años después de comparecer en aquel tribunal militar que la juzgó

en Río de Janeiro por revolucionaria, Dilma Rousseff tuvo que comparecer en Brasilia ante un senado nacional con más de la mitad de sus integrantes suficientemente enlodados en cuestiones pendientes con la Justicia. El golpe se consumó y, con él, se profundiza el camino emprendido por buena parte de los gobiernos del continente y sus personeros multinacionales: vamos hacia conocidos escenarios de exclusión social y restricción de la participación política popular. Nuevas y antiguas burguesías locales vuelven a ofrecerse como plataforma de intereses extranjeros y extranjerizantes. El Mercado y su lógica de muerte operarán más cómodos que antes. A pesar de este panorama, y porque la esperanza misteriosamente persiste, concordamos con Pablo Gentili –doctor argentino en Educación que lleva 20 años ejerciendo la docencia en Brasil– cuando afirma, en el claroscuro de sentimientos que provoca esta situación: “Un golpe no enseña con metáforas ni con eufemismos. Un golpe enseña pegando. El gran problema de los golpes y los golpistas es que, aunque pegan y pegan, siempre encuentran seres humanos empedernidos, valientes, heroicos, dispuestos a dar su vida por los ideales de un mundo más justo, solidario, igualitario y libre. El problema de los golpes y los golpistas es que, aunque creen en la prepotente eficacia del golpear, nunca PULSO DE LA PATRIA GRANDE

aprendieron que el secreto está en la mirada, en la palabra y en ese impulso incontrolable o quizás milagroso que tienen las mujeres y los hombres cuando luchan por su libertad”.

Nuestra voz Como área de Justicia, Paz e Integridad de la Creación de los Misioneros Claretianos de San José del Sur, queremos ejercer la solidaridad con todos los oprimidos del mundo; y también queremos “ser capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo”. Sostenemos nuestro compromiso de “acoger, acompañar y cuidar de los más frágiles de la tierra”, a partir de “una visión profética alternativa desde las periferias que nos lleva a promover culturas éticas de cooperación y solidaridad”. Es desde este Sur que nos unimos a todos los pueblos que resisten al sistema capitalista y la cultura de la violencia (explícita o solapada), el lucro, la acumulación y el egoísmo que son parte intrínseca de su propuesta. “No se puede ser claretiano sin denunciar las estructuras de injusticia, sin luchar contra el sistema que las perpetúa, proponiendo alternativas”.

Área de JUPIC – PROCLADE Provincia Claretiana San José del Sur 17


Terrorismo, la amenaza universal

Avanza por sobre las fronteras en incendio avivado por odios nuevos y ancestrales que no puede apagarse con gasolina. A diario impactan las noticias de sus desmanes, sin que una definición jurídica del terrorismo permita su persecución y condena en el ámbito internacional. Aun así, como terroristas suelen rotularse delitos de gran violencia y repercusión destinados a coaccionar a sociedades, gobiernos u organismos de poder, con el fin de imponer dominio o lograr determinados fines por medio del temor colectivo. Resistencias a tiranías, guerras independentistas, bandas criminales, grupos extremistas u otros actores en conflicto lo han usado desde antiguos tiempos y lugares, como medio inmoral de presión que ningún fin podría justificar. Menos aun puede legitimarse el terrorismo de estado, ejercido bajo responsabilidad de gobiernos, autoridades u organismos del aparato público. A la perversidad propia del recurso se suma en tal caso el abuso de la maquinaria estatal con fines criminales, por intereses del sistema dominante.

Matanzas, destrucción y dolor provocaron en el siglo XIX los primeros atentados de corte fanático-religioso, protagonizados contra británicos y musulmanes en la India en nombre de la diosa Kali. Terroristas chinos apoyaron la rebelión bóxer en Sudáfrica. El magnicidio de Sarajevo contra el imperio austrohúngaro provocó la Primera Guerra mundial. Fascistas italianos y el nazismo germánico recurrieron al terror asesino para asentarse. Fama siniestra alcanzaron los atentados separatistas del “IRA” en Irlanda y la “ETA” en España. Terror semejante sembraron por Europa movimientos como Grapo, Baader Meinhof, las Brigadas Rojas y la Facción japonesa del Ejército Rojo. La lista de desmanes similares es larga en nuestra América. Sobre terrorismos de estado, imposible olvidar el mayor de todos, perpetrado en agosto de 1945 por las autoridades máximas de los Estados Unidos de Norteamérica, con sendas bombas atómicas lanzadas sobre las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki para forzar la rendición incondicional del Japón. A los 120.000 muertos que así provocaron en cortos minutos se sumaron otros 340.000 en años siguientes, debido a las radiaciones. Los heridos sobrevivientes fueron incontables.

Monstruo de mil cabezas La amenaza global de hoy Un primer registro histórico del terrorismo remite a la resistencia israelí contra el imperio romano hacia el año 66 de nuestra era. Lo ejercieron los “sicarios”, que en celebraciones masivas apuñalaban a sus opresores con una espada corta o “sica” escondida bajo sus túnicas. Sabotearon también el suministro de agua y provocaron incendios. En el siglo XI, los “hachachín” o drogados con hachís -por tanto, nada moderno- usaron técnicas de suicidio terrorista que los kamikazes de Al Qaeda emularían contra las Torres Gemelas de Nueva York. De paso, originaron la evolución de “hachachín” a “asesino”. 18

El terrorismo se alza hoy día como una de las mayores amenazas para la paz mundial. Entre sus actores descuella el autodenominado Estado Islámico -EI, ISIS o DAESH, por sus siglas española, inglesa y árabe-. En tiempo breve se ha enseñoreado de vastos territorios en Irak y Siria, teatros de sendas guerras que han dejado muertos, heridos y emigrados por centenares de miles. El ISIS goza de ingentes recursos gracias al control de grandes reservas petroleras. Ha masacrado, decapitado, que-

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mado vivas o cercenado con sierras a centenares de víctimas frente a cámaras de televisión; ha crucificado a niños o los utiliza como kamikazes; difunde amenazas y publicita sus crímenes por redes sociales y otros medios globales de comunicación, para provocar el mayor terror colectivo posible. Métodos similares emplean secuaces suyos como Boko Haram, extendido desde Nigeria a otros países africanos. Todos comparten un fanatismo seudorreligioso islamista que nada tiene que ver con el Islam auténtico, emparentado estrechamente con el Judaísmo y el Cristianismo.

El monstruo de Frankenstein En la génesis de esta “internacional del terrorismo” resaltan USA y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, que engendraron semejante monstruo. Para socavar a la Unión Soviética y el bloque comunista, USA utilizó en su momento a peones detestables como Osama bin Laden, creador de la red terrorista Al-Qaeda, Muammar Kadhafi, dictador de Libia, y Saddam Hussein, su colega de Irak; todos musulmanes. Pero, logrado su objetivo, con sus aliados se volvió contra ellos haciéndolos sus peores enemigos. Terminarían matándolos tras invadir sus países para apoderarse de sus enormes reservas petroleras. De islamistas fanáticos enardecidos por las veleidades de Occidente surgieron las grandes maquinarias terroristas de hoy. Bin Laden -en forma hasta hoy supuesta, por los oscuros entretelones del caso- consumó contra USA el mayor atentado terrorista en su propio suelo, derribando en forma espectacular las Torres Gemelas. Amparado en ello, USA lanzó una guerra sin cuartel “contra el terrorismo”. Con el pretexto de que Irak tenía armas químicas, Occidente lo arrasó e invadió en 2003. Una investigación culminada este año ha demostrado que el motivo era falso. El mismo 2003 surgió el ISIS, emparentado con Al-Quaeda, para enfrentar la invasión aliada. Asentado en Irak y Siria, en 2014 se proclamó “Caifato de todos los musulmanes”, un poder supremo religioso-político herencia de Mahoma. Con sus redes en otros países –incluso islamistas fanáticos residentes en Occidente- ha lanzado una guerra sin fronteras que, declara, no cesará hasta que todos los “infieles” sean sometidos al Estado Islámico. “¡El Islam dominará el mundo!”, han vociferado algunos de sus prosélitos. Hitos sangrientos de esta campaña desquiciada han remecido al mundo los últimos dos años, en atentados sucesivos atribuidos al ISIS, a sus secuaces o a “lobos solitarios” de su pelaje. Los ha habido en Francia, Bélgica, Alemania, USA, Turquía, Nigeria, Pakistán, Siria, Irak, Bangladesh, Afganistán,

Libia, Burkina Faso, Túnez, Kuwait, Somalia, Líbano… El FBI norteamericano y otros organismos de inteligencia -más los alardes del propio ISIS- han alertado al Vaticano como posible objetivo de un atentado mayúsculo.

“Guerra santa” y “cruzados” La guerra seudorreligiosa es para el ISIS y su séquito una obligación o mandato divino, la “Yihad”, como la construcción del Reino lo es para los cristianos. Los “infieles” no musulmanes, y en especial los cristianos, son para el yihadismo el campo de misión conquistable a sangre y fuego. Para la revista digital “Dabiq” del Estado Islámico, “esta es una guerra justificada divinamente entre la nación musulmana y las naciones de los infieles. El mandamiento es claro; Alá dijo que hay que matar a los infieles”. El ISIS remonta su odio hasta las Cruzadas medievales; suele así tildar de “cruzados” a los cristianos. Un estudio de la Universidad de Maryland señala que desde su nacimiento hace 13 años, el Estado Islámico y sus huestes yihadistas han perpetrado 4.900 ataques terroristas, con 33 mil muertos, 41 mil heridos y 11 mil secuestrados.

¿Un porvenir más oscuro? La reacción de Occidente a tamaña amenaza se basa hasta ahora sólo en el incremento de la fuerza bruta. Para sus estrategas, el ISIS y sus tentáculos sólo serán eliminados con un mayor poderío bélico. En vez de frenar los conflictos de Siria, Irak y Afganistán, que han dejado centenares de miles de víctimas, los han incrementado. Insensatez supina. Porque, aun si el ISIS y su red lleguen a ser aniquilados, el yihadismo fanático reaparecerá pronto; con otras formas y ropajes, y con mayor sed de venganza. Entretanto, ¿habrá otra forma de salvar al mundo de la pesadilla asesina? En vez de la violencia y la destrucción, el papa Francisco ha llamado en su reciente mensaje a la 50ª Jornada Mundial de la Paz a “negociar vías de paz, incluso ahí donde parecen ambiguas e impracticables”. La noviolencia -sostiene- podrá adquirir un significado más amplio y nuevo como enfoque político realístico, abierto a la esperanza. ¡La esperanza! “Lo último que se pierde”, conforme a un adagio. Nuestra carta de triunfo en Dios, el Señor de la Historia, para quienes buscamos construir su Reino de paz y amor a pesar de la maldad, el odio y la muerte.

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Alfredo Barahona Zuleta 19


Mariano, el cura rebelde Hace unos años, desde unos andamios altos a los que había que subir gateando, me llegó el saludo gritado con fuerza: “¡hola, compañero!” Era la voz inconfundible de Mariano Puga, allá, junto a un ventanal de un cuarto piso. El párroco de La Legua estaba hecho un obrero pintor que repartía colores y saludos en una calle de la capital de Chile. Ahí estaba, con una brocha en la mano y los pantalones y la camisa hechos un arcoíris; Mariano Puga, nacido en las comodidades de la oligarquía, ex cadete de la exclusiva Escuela Militar, ex estudiante de arquitectura, y en ese momento cura de una de las poblaciones combativas de Santiago.

¿Ejemplo peligroso? Hoy día, con 83 años y la misma sonrisa, las mismas sandalias gastadas, las mismas manos grandes y huesudas, el cura obrero se va cada año a las islas australes de Chiloé para ayudar en la evangelización de sus pobladores, para apoyarlos en su crecimiento como cristianos y alentarlos en sus luchas como ciudadanos: organización de los pescadores para enfrentar a la malévola Ley de Pesca, que favorece a siete familias de industriales y deja a las pequeñas embarcaciones en la indefensión. Ha sido interesante la vivencia personal de Mariano Puga. Interesante y ejemplar. Sin embargo, las escuelas formativas del clero, los seminarios, muy pocas veces lo han invitado para que contagie con su palabra y su ejemplo a las nuevas generaciones. 20

Pareciera que provoca temor: sacaría de sus elucubraciones metafísicas y sus apostolados de sacristía a los que se preparan para el servicio clerical. Mariano les enseñaría a usar el acordeón, a celebrar la misa con pan amasado que hacen las mujeres pobladoras y con vino de la bodega del italiano; a compartir la Palabra en diálogo abierto; a aprender que en la eucaristía es tan importante el abrazo como la comunión. Porque, según la fe, la presencia real, aunque misteriosa, de Cristo se da tanto en el altar como en la persona del hermano.

Metamorfosis insólita ¿Qué llevó a Mariano a pasar de la comodidad a la aventura?
El mismo lo cuenta: fue, en primer lugar, el conocimiento de la miseria que vivía una parte de la población. Sus primeros contactos con esa realidad fueron en el Zanjón de la Aguada: unas hileras de casuchas miserables precariamente levantadas entonces junto a un canal de aguas servidas, en la perifera de Santiago. En una entrevista de Roberto Farías para una revista de la burguesía, el cura recordó ese tiempo:
 —Era la peor miseria que había visto. La gente construía sus casas con latas y cartón, y vivía hacinada en el barro. Vi a niños comer de la basura. En medio de las heces del Zanjón, que corría llevando la mierda de todo Santiago. Nos hincábamos, y las chinches se nos subían por las piernas. “¡Tenía 19 años! Mientras la pastoral de la Universidad rezaba para que no hubiera pecado en las fiesREFLEXIONES

tas mechonas (que recibían a los nuevos alumnos), Mariano Puga reclutaba voluntarios para ir al basural”. Era una verdadera conversión. Porque él había vivido hasta entonces en una burbuja de cristal. Lo anota Roberto Farías:
 “Su padre, ex embajador y senador, fundador del Partido Liberal, tenía en Los Ángeles un palacete de estilo francés, con viñas, prados, laguna y una colección de carruajes ingleses. Su madre, Elena Concha Subercaseaux, era heredera de las viñas Concha y Toro y creció en la casona estilo chantilly frente al Teatro Municipal. Le dieron una educación anglófila en el colegio The Grange. Antes que fútbol aprendió a jugar rugby y cricket. Para el cumpleaños de su padre, se reunían todos los hermanos y le daban un concierto de chelo, piano y flauta traversa…” Al conocer la miseria y comprobar que era un padecimiento impuesto por un sistema diabólico por lo injusto y egoísta, Mariano hizo un compromiso con su vida: dejar los oropeles y el poder, y ponerse junto a los que debían luchar por salir de su postración. Eso lo llevó a convertirse, en los años trágicos de la dictadura militar que asoló el país entre 1973 y 1990, en un ícono de la resistencia pacífica pero elocuente. Así encabezó las marchas y las protestas que fueron minando el sistema dictatorial. Siempre buscó vivir con la libertad de los hijos de Dios. Aunque eso le trajera problemas con las autoridades del Gobierno, de la Iglesia, de los dueños del país. Y ante el panorama de una sociedad en la que el interés y el


lucro desclasan a los arribistas, él hizo el camino a contrapelo: dejó también su clase burguesa y su iglesia acomodada, para salir a vivir entre la gente marginada y anunciar desde allí la liberación.

En el estilo de Francisco En este tiempo de su plenitud ha tenido el gozo de ver en el papa Francisco algo en que siempre había soñado: un obispo de Roma al que se puede tratar de tú (o de vos, en este caso), un hombre rupturista que trata de poner más sencillez que parafernalia en su servicio pastoral -aunque el sistema monárquico del Vaticano le imponga algunas exigencias ñoñas y anticuadas-; un hombre que puede dialogar sin imponer, sanar heridas en vez de provocarlas; un pastor que despierta, entre sus mismos pares en los obispados del mundo, cierta admiración más que imitación, y causa temor entre quienes desean mantener sus privilegios. Al respecto dice Mariano: “me pregunto qué gestos han hecho los obispos de Chile para corresponder a los actos del Papa ante los pobres. Admirarlo y no imitarlo huele a hipocresía”.

El periodista Rubén Andino, en la edición Nº 856 del quincenario “Punto Final” (www.puntofinal.cl) escribe: “El cura Mariano Puga afirma que las elites chilenas están como en Pompeya antes de la erupción del Vesubio. Todos felices, viviendo la abundancia del poder económico y político que detentan en una especie de paraíso, sustentado por un sistema que ha resultado ser magnífico para excluir a millones en beneficio de una ínfima minoría. Dice Mariano: “(Existe) una concentración de poder económico; las multinacionales sobrepasan a los poderes políticos locales y a los gobiernos, que son monigotes de los grandes sistemas mercantiles. Pocos se atreven a resistir a estos consorcios que se apropian desde el agua hasta las conciencias”. En opinión del cura obrero, en la misma Iglesia se puede ver tres tipos de corrientes: una conservadora, que no tiene mucha voz, pero sí mucho poder; otra transformadora, que trata de adecuarse como puede a los tiempos actuales, y una liberadora, que ahora está encabezada por el papa Francisco.

REFLEXIONES

Genio y figura… Y mientras, Mariano hace estas afirmaciones, ya está preparando lo indispensable para una nueva salida misionera: ha inventado “la misión circulante”, que lo hace recorrer las islas de Chiloé alojando en cualquier casa humilde y compartiendo el pan amasado con las manos de las mujeres del pueblo. Muy lejos le queda ahora su educación en un colegio inglés.
Mas bien lo retrata la anécdota vivida cuando era obrero pintor en una construcción. Una vez se puso a descansar bajo los andamios, y se quedó dormido. Al despertar vio que sus compañeros le habían colocado un tarrito y un letrero que decía: “una limosna para este pobre hombre”. Se había juntado una pequeña cantidad, con la que invitó a sus amigos obreros a tomar una cerveza. Así es este cura distinto, generoso, libertario, apostólico. Con razón, en una celebración litúrgica en su población proletaria de Villa Francia, alguien gritó con fuerza: “¡grande, Mariano, no te mueras nunca!”. Agustín Cabré Rufatt, cmf http://elcatalejodelpepe.eccla.net/

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El CEFyT: Un centro de estudios para esta hora del mundo En el corazón de Argentina, Córdoba, que lleva con honra el calificativo de “la Docta”, los misioneros claretianos tienen desde hace décadas un centro formativo. Desde los comienzos de la década de 1940 fue el seminario mayor donde los futuros pastores se preparaban para sus tareas: estudio de la filosofía, la teología, la biblia, el derecho canónico, la doctrina moral, el idioma griego, la oratoria… y el fútbol; porque se trataba de Argentina, que ha ocupado un lugar preponderante en el deporte mundial. Jóvenes religiosos provenientes de diversas provincias del país, como también de Chile, Bolivia, Perú, Uruguay, Paraguay y algunos españoles, pasaron por las aulas de lo que se llamaba “Villa Claret” y que desde hace un par de décadas se ha ampliado más allá de los límites congregacionales para convertirse en el Centro de Estudios Filosóficos y Teológicos (CEFyT): un servicio evangelizador de espíritu intercongregacional, animado y dirigido por los claretianos, que se sitúa en nuestro contexto, en una fecunda confluencia intercultural. Esto se evidencia en la corresponsabilidad de las diversas familias religiosas, masculinas y femeninas, así como de los laicos/as que participan de su proyecto formativo tanto en la gestión como en la marcha del instituto. Identidad y misión El CEFyT se propone como objetivo una capacitación académica de sus estudiantes mediante la adquisición de actitudes, habilidades y conocimientos propios de un centro superior de estudios; en orden a la reflexión, la investigación y la producción filosófica, bíblico-teológica, pastoral

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Esta edición de TELAR es posible gracias al apoyo de: Administración provincial de San José del Sur. Fundación Claret. Temuco, Chile. Parroquia Inmaculada Concepción. Antofagasta, Chile. Parroquia Corazón de María. Catamarca, Argentina. Colegio parroquial de Andacollo, Chile. Fundación Cristo Ayuda. Santiago, Chile. Ignacio Rocuant. Chicago, USA. Jaime Contreras. Santiago, Chile. Víctor Saavedra. Santiago, Chile. ¿Y Ud.?

y pedagógica, la capacitación profesional en los trayectos formativos inicial y permanente de los discípulos misioneros de Jesucristo en sus distintas vocaciones y ministerios, el ejercicio de la docencia en filosofía y teología, y la preparación para el ministerio ordenado de los candidatos al sacerdocio que se forman en la institución. Fiel al carisma de Claret y en conformidad con su ideario que propone expresamente la promoción de las vocaciones laicales, consagradas y sacerdotales como un medio de apostolado, la comunidad educativa del CEFyT asume esta tarea en misión compartida, en orden a consolidar un diálogo evangelizador cada vez más fecundo de la fe con las culturas. Y lo hace desde un serio estudio académico cuyo objeto es el conocimiento íntegro de Jesucristo, la profundización en las razones de la propia fe y la capacidad de transmitirla adecuadamente para que todos los pueblos tengan vida en Él. La vocación del CEFyT se inscribe en el marco que el Magisterio latinoamericano propone para los institutos de teología y pastoral: “Fomentar el estudio y la investigación filosófica, bíblico-teológica, pastoral y pedagógica de cara a los desafíos de la nueva realidad social, plural, diferenciada, democrática y globalizada, buscando nuevas respuestas que den sustento a la fe y vivencia del discipulado…” (Documento Aparecida 345), que contribuyan eficazmente al diálogo con la cultura y alienten la transformación evangélica de la sociedad y de la Iglesia, que incluye la opción preferencial por los pobres, la promoción humana integral y la auténtica liberación cristiana (Ver Documento Aparecida 399). Gabriela Peña

Cómo aportar su contribución a TELAR: Aportes en Chile: Banco de Chile Cuenta N° 163-11080-08 Nombre: “Misioneros Claretianos”. RUT 70.022.100-8

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Karâu, el sollozo de los pantanos guaraníes Cuentan que Karâu era un tipo de tez oscura y un pésimo genio, del que no se libraba ni su madre. Tampoco las otras mujeres. Un machista perfecto; muy latinoamericano, por cierto. Una noche, la madre agonizaba en su hamaca de ybirá, esa madera típica guaraní, acompañada por lamentos de mujeres y las ayudas del avá payé, el sabio chamán que danzaba a su alrededor para ahuyentar a los malos espíritus arrancándole arpegios a su mbaracá, la guitarra criolla del Paraguay. Todos acongojados; menos el hijo, que ajeno al duro trance materno, se acicalaba para salir de aventuras. Con un bastón emplumado en mano y un collar de colmillos al cuello, cerró la puerta y se internó camino al bosque, donde se divisaba una hoguera tentadora de pasiones y deleites, anunciados por un lejano tamborileo de atabales. Una vez allí, Karâu se instaló en lugar destacado donde podía lucir su poderío de macho dominante; como un felino presto a lanzarse sobre una presa suculenta. Esta apareció en las caderas voluptuosas y los pechos desafiantes de una muchacha que simuló venir hacia él; pero en forma insólita para su soberbia, pasó de largo. “Esto no pueder ser”, pensó Karâu ante despropósito semejante. Y la siguió de inmediato. Pronto la tuvo al alcance. La trajo de vuelta con mano firme de señor y dueño, y le ordenó que bailara con él. Ella obedeció, y se lanzaron en una danza frenética junto a las otras parejas sudorosas. Karâu la rodeó jadeante, se inclinó sobre ella y le susurró su nombre, recurso seguro de dominio. En ese instante, una voz que le pareció conocida resonó tras él: —Disculpa, Karâu; te traigo malas noticias. Era el avá payé. —Tu madre ha muerto –dijo, sin más, y se dio media vuelta. Los bailarines enmudecieron. Se apagaron los atabales. La fiesta pareció llegar hasta ahí. Para todos. Menos para el malnacido. —¡Que siga el baile! –gritó, inconmovible. Y ante el asombro general, agregó: —¡Los muertos, muertos están. A los vivos les sobra tiempo para llorar!

Quiso abrazar de nuevo a la muchacha, pero esta lo rechazó con repulsa: —¡No me toques! —¡Es que yo te quiero! – repuso él sin vacilar–. Vamos a tu casa. —Mejor espérame aquí –se desdijo ella con un tonillo excitante–. Ya volveré, y te llevaré a mi casa. Y se echó a correr, perdiéndose entre la espesura. Entendiendo la huida como una incitación, Karâu la siguió, enardecido, a través de la selva. Así llegó a un sitio descampado que alumbraba un plenilunio deslumbrante. Distinguió a lo lejos una figura blanca, al parecer la muchacha, y se lanzó tras ella. Una lumbre crepitante se le apareció de repente y lo llevó de vuelta a los cuentos fantasmales de su infancia, relatados en noches de tormentas por las viejas de la aldea. Entre las llamas creyó ver la imagen terrorífica de Kuñá-Kanguá, la mujer decapitada, cuya cabeza iluminada atrae a los viajeros. Pero si alguno se detiene, cabeza y cuerpo se unen para perseguirlo entre un hedor putrefacto y llevarlo a la perdición. Le pareció verla, rediviva y nauseabunda. Recordó que para librarse de ella había que revolcarse entre cardales espinudos capaces de matar la lascivia. Pero prefirió seguir corriendo en busca de la muchacha. Creyó divisarla más allá de una llanura, y de nuevo fue tras ella. Debía cruzar un pantano interminable, en el que se fue hundiendo con rapidez. Intentó alcanzar unos piri que se erguían en medio del tremedal, pero siguió sumergiéndose, hasta quedar apenas con la cabeza afuera. Se vio acosado por pirañas, culebras y un yacaré. Comprendió que estaba asistiendo a su propio enterramiento, y sollozó desesperado: —¡Madre mía! Fue lo último que pudo hacer antes de hundirse en la ciénaga; como el clamor desesperado de su conciencia, mientras divisaba la figura agonizante de su madre. Afirman los lugareños que un ave negra sobrevuela desde entonces las aguas pantanosas imitando sus sollozos de remordimiento. Se llama Karâu.

DE LO NUESTRO

Cuentacuentos 23


Víctor Jara, voz universal asesinada Víctor Jara descolló en el Chile de los años 1960-70 como músico, cantautor, director de teatro y activista comprometido con los cambios politicosociales que agitaban por entonces al país, el continente y buena parte del mundo. Nacido en 1932 en la zona campesina a la que doblegaba el “inquilinaje” –sistema secular de dominio, injusticias y pobreza–, heredó la afición de su madre por la música folclórica, el canto y la guitarra. Trasladado con su familia a un suburbio de Santiago a los 12 años, a los 15 ingresó al seminario de la congregación redentorista. Lo dejó dos años después al comprobar su falta de vocación sacerdotal, si bien la experiencia amplió sensiblemente su formación musical. Ingresó más tarde al Coro Sinfónico de la Universidad de Chile, uno de los principales del país, y emprendió una investigación formal del folclore. Pronto se convirtió en gran exponente de la “música de protesta” que impregnó a la “Nueva canción chilena” de un sentido politicosocial. Este brotó con fuerza en varios conjuntos musicales a los que Jara aportó su vena fecunda de cantautor. Estudió actuación y dirección teatral, y dirigió 10 obras emblemáticas. Viajó por Latinoamérica y Europa, brindando con su arte un mensaje potente de concienciación social. Asumió así responsabilidades en el gobierno del Presidente Salvador Allende, que se empeñaba en realizar una inédita revolución estructural en democracia. Con el golpe militar que derribó a Allende el 11 de septiembre de 1973, Víctor Jara fue detenido, salvajemente torturado –destrozándole incluso las manos para que no volviera a guitarrear–, y acribillado con 44 balazos. Siete exmilitares fueron encausados por el crimen en 2012. El principal inculpado, Pedro Barrientos Núñez, radicado en USA, fue condenado allí este año en juicio civil; la justicia chilena gestiona su extradición. La figura de Víctor Jara ha alcanzado una estatura internacional fundada en su testimonio y decenas de canciones que han recorrido el mundo. Entre ellas, “Te recuerdo, Amanda”, “El derecho de vivir en paz”, “Paloma, quiero contarte”, “Duerme, duerme, negrito”, “Luchín”, o la tan famosa “Plegaria a un labrador”, que aquí recordamos. Cancionero

Plegaria a un labrador Victor Jara Levántate, y mira la montaña, De donde viene el viento, el sol y el agua. Tú, que manejas el curso de los ríos; Tú, que sembraste el vuelo de tu alma. Levántate y mírate las manos. Para crecer, estréchala a tu hermano. Juntos iremos unidos en la sangre; Hoy es el tiempo que puede ser mañana. Líbranos de aquel que nos domina en la miseria; Tráenos tu reino de justicia e igualdad. Sopla como el viento la flor de la quebrada; Limpia como el fuego el cañón de mi fusil. Hágase por fin tu voluntad aquí en la tierra; Danos tu fuerza y tu valor al combatir. Sopla como el viento la flor de la quebrada; Limpia como el fuego el cañón de mi fusil. Levántate, y mírate las manos; Para crecer, estréchala a tu hermano. Juntos iremos unidos en la sangre, Ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


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