BREVE HISTORIA DE LA PROVINCIA CLARETIANA DE SAN JOSE DE CHILE

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comprueba que la enfermedad le había afectado el cuerpo, nublado la mente y hasta desasogado el espíritu, probando la peciencia de sus enfermeros. Sin embargo, en los últimos días logró la paz, según afirma el padre Medardo Alduán en su biografía del fundador de la congregación en América. El 26 de julio de 1895 fallecía santamente en Valparaíso el fundador de los claretianos en América. Pocos años más tarde, siendo el padre Mariano Avellana Visitador interino de Chile, trasladó sus restos venerados hasta el templo cordimariano de Santiago para que descansaran en el centro mismo, bajo el presbiterio, como en el corazón simbólico de la obra de la que había sido padre.

11. Los primeros claretianos chilenos Diez años después de la llegada de los misioneros al país, ya podía contarse con un primer misionero chileno: en 1880 ingresaba el Hermano Secundido Saso Neira, nacido en Pelarco (Talca) en 1857. Según anota el P. Mario Calvo en su “Memoria de los claretianos fallecidos”, el Hno. Saso fue hombre humilde y de gran amor a la Congregación, afecto demostrado en su interés por las vocaciones nativas”. Entre los presbíteros seculares, hubo quienes se sintieron impresionados por el trabajo misionero de los claretianos, y pidieron ingresar a la Congregación. El P. Félix Alejandro Cepeda Alvarez, de profesión abogado, era párroco de Carén, en la diócesis de La Serena, cuando pidió ser admitido entre los Hijos del Corazón de María. Fue admitido en enero de 1881 y al mes siguiente se retiró de la experiencia “porque “causole cierto espanto el cambio de vida”, como se lee en el Libro del Personal de la Provincia. Más tarde solicitó el


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