Viaje a la superación destino Tortosa

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Viaje a la superación destino Tortosa

El día 29 de Noviembre de 2022, empezó una gran aventura de tres días que no me hubiera imaginado poder conseguir disfrutar, viajar a Tortosa con los compañeros de clase y algunos profes. Todo empezó unos meses antes, en clase de sociales, cuando Miquel, nuestro profe de sociales nos lo explicó, yo enseguida dije que yo no podía ir Hacía más de 5 años que no volaba en avión, una mala experiencia y mi claustrofobia diagnosticada me limitaron hasta el punto de quedarme encerrada en Menorca. Un poco más adelante, Geni, nuestra profe de Naturales nos lo recordó en clase, y yo otra vez dije que no podía ir Mis compañer@s de clase empezaron a decirme que me animase, que sería muy divertido, entonces me abrí, les conté mi “problema” y ahí fue donde me arroparon y me hicieron ver que al menos lo tenía que intentar La semana antes de viajar no dormía bien por las noches, pero cada tarde en clase la ilusión de ellos me empujaba hacia adelante, y llegó el día!. Desde las 6 de la mañana mi móvil no dejo de sonar con mensajes de WhatsApp dándome ánimo y energía positiva, a las 7’30 estaba en un taxi camino del aeropuerto, con Noa y con una mascarilla en el bolsillo para el despistado de Gustavo que la había olvidado en casa. Al llegar al aeropuerto, allí estaban todos, con esas caras de ilusión, vamos a embarcar y…Noa no encontraba su DNI, no pudo subir al avión y a todos se nos quedo un pedacito en Menorca. Los nervios me estaban superando en el momento de subir al avión, pero Jessica y Geni estuvieron a mi lado en todo momento sin dejar que se apoderaran de mí, y nos sentaron en primera fila, esto de la claustrofobia tiene algo positivo al volar, nos pusieron en business, “ni tan mal” jejeje. Al llegar a Barcelona empezamos a hablar que sin Noa no seria igual, ya se habían

quedado otros compañeros por temas de trabajo y personales, ella estaba demasiado ilusionada para dejarla atrás. Thami y Gustavo empezaron a buscar billetes por internet, Laia quería que viniera su compañera de habitación, y encontraron uno, enseguida llamé a Rubén, uno de los compañeros que no pudo venir, y le pedí que la fuera a buscar y la llevase al aeropuerto. La llamé a ella y le dije que le mandábamos la tarjeta de embarque por WhatsApp, nos costaba convencerla, pero le pasé mi teléfono a Miquel Perelló y le dijo: “Noa, aquí no anem de bromas” y ella dijo: “vale”, y emprendió su camino, sola, con 18 añitos, haciendo escala en Palma, dos autobuses, guiándola con fotos, videos y videollamadas entre todos la fuimos guiando, a las 5 de la tarde la teníamos con nosotros ,Laia Gustavo y Thami fueron a la parada de bus a por ella. Por la tarde visitamos el refugio antiaéreo número 4 , el más grande de los 20 refugios antiaéreos de la guerra civil existentes en Tortosa con una capacidad de hasta 400 personas. Esa visita fue de lo más intenso que viví en esta aventura, poder sentir en una simulación lo que vivieron en su día aquellas personas, angustia, miedo, dolor, asfixia, incluso escuchamos un audio que empezaba con la sirena de alarma, los aviones acercándose y las bombas cayendo formando un estruendo escalofriante, el llanto de los niños, los susurros de la gente rezando, palabras de esperanza entre ellos, estuvimos dos minutos dentro, ellos estaban horas incluso días. Horrible, Allí estaba yo, con mi claustrofobia, abrazada a Laura y Jess, temblando las dos, junto a los compañeros. A la salida tras comentar la experiencia nos fuimos con los compañeros de la escuela de adultos a su centro escolar, una experiencia muy positiva y grata, gente amable que nos recibieron con los brazos abiertos. Hicimos un intercambio de nuestras culturas y varias presentaciones de

diferentes materias, fue muy divertido, y después nos invitaron a una merienda allí mismo, en su centro. Nuestra compañera Laura cumplía años ese mismo día, le pusimos unas velas en un trozo de pizza y las sopló con todos cantándole y felicitándola, creo que ese día lo recordará siempre. Después fuimos hacia el hotel, era pronto y queríamos estar juntos un rato más, así que decidimos ir todos a la habitación que compartíamos Jessica, Laura y yo, era la habitación 302, después de esa noche según los niños nosotras somos las motomamis, no se porqué será… Esa misma noche me desperté de madrugada, me ahogaba, no podía respirar ni razonar, solo decía que me quería ir a casa, allí estaba Jess, se levantó de un salto y me cuidó como a una niña pequeña, me puso las botas y el abrigo y sin hacer ruido para no despertar a Laura me bajó a la sala de al lado de recepción y pidió una tila doble, cuidó de mi como poca gente ha hecho. Salieron todas las fobias que había retenido durante todo el día en la inconsciencia del sueño mientras dormía. Siempre se lo agradeceré. Esa noche creé un vinculo para siempre con ella. Ahí se quedaron todas mis fobias para siempre. El segundo día fue espectacular, Visita guiada con los compañeros de Tortosa al Delta del Ebro. Con las salinas recreadas a escala para poder explicarnos qué son y que finalidad tienen en esta zona del delta del Ebro, y el gran valor que tuvo la sal en la economía de Tortosa en la Edad Media. Durante una presentación de un video donde veíamos las maravillas del lugar, nos llamaron para que saliéramos rápido de la sala donde estábamos, y tuvimos la gran suerte de presenciar la llegada al refugio del parque Natural de cientos de flamencos rosados en busca de tranquilidad y alimento abundante. Después de este gran momento empezó una actividad muy divertida, una gincana, a mi edad corriendo como una

adolescente haciendo pruebas, buscando pistas, disfrutando como una niña, y ¿sabéis que?, no me quedé atrás jajajaja, lo mejor fue que ahí ganamos todos. Después de esa maravillosa experiencia fuimos a comer todos juntos, y puedo asegurar que nos comimos una de las mejores paellas que he comido en mi vida. Al salir del restaurante vino otro reto para mi, subir en barca, un bonito paseo por aquellas tranquilas aguas , descubrir su historia con la compañía de mis compis y profes fue muy bonito. Hicimos fotos y mas fotos, y nos marcamos un Leonardo DiCaprio en Titanic allí mismo de lo más divertido. Después, agotados pero felices llegamos al hotel, nos dieron tiempo libre, pero queríamos seguir juntos y decidimos pedir unos kebab y, ¿Qué mejor sitio que la habitación 302 para comerlos?. Laia y Gustavo fueron los dos valientes que se encargaron de ir a buscarlos, de locos, parecía misión imposible aclararse con el pedido, hasta que Lourdes se encargó de apuntarlo y pedírselo a ellos. Un éxito. Allí estábamos todos, comiendo y bebiendo REFRESCOS, y escuchando el monumental enfado que cogió Noa porque sus patatas bravas no tenían salsa, y¿ que son unas bravas sin salsa?, horror!!!. Luis nos hacia reír con sus cosas divertidas entre su risa tímida pero picarona, es un crack. Al rato vinieron a visitarnos los profes, y Juan, un compañero que conocimos poco porque casi no lo vimos, y Geni se quedó un ratito con nosotros hablando de la poesía y el poema, esta parte solo la entendemos los que estábamos en esa habitación, pero os lo podemos explicar jejeje. Cuando todos volvieron a sus habitaciones nos quedamos solas Laura, Jess y yo, eran más de las tres de la madrugada cuando entre risas nos quedamos dormidas. Al día siguiente, el Jueves, ultimo día de esta aventura, bajamos a desayunar más muertas que

vivas, me gustaba desayunar al lado de Cristine, tan prudente y callada pero dulce y cariñosa.

poco a poco revivimos y empezó la visita guiada por la hermosa ciudad de Tortosa, Capital de la comarca del bajo Ebro. Fue maravilloso conocer su historia y su cultura, sus costumbres y su peculiar habla Tortosí. Su facilidad para cambiar los monumentos de lugar incluso si no cabían dejaban un trozo sin poner como era el caso de una fuente, sus leyendas, por ejemplo la de la cucafera, una criatura mitológica y símbolo emblemático de Tortosa. El precioso castillo de la Zuda lleno de historia y magia con sus murallas, torres, y un mirador privilegiado cuyas vistas enamoran el alma de los visitantes. Por sus murallas perdimos a Celia durante un rato, ella y tik tok se despistaron y Gustavo tuvo que ir a rescatarla. Al acabar la visita fuimos a comer a un pequeño y acogedor restaurante, fue un momento agradable y de lo más familiar, seguidamente fuimos al hotel a recoger las maletas y decir adiós a aquella maravillosa ciudad que sin duda dejó huella en nosotros. Camino hacia el aeropuerto cerré los ojos y grabé los momentos allí vividos. Al subir al avión volvieron los fantasmas de mi fobia, pero la fuerza de la superación personal que hice y unos muffins que sacó Jess de su bolso que parecía la butxaca del Doraemon me hicieron olvidarme. Volví a casa con mi mochila de la vida llena de vivencias y experiencias únicas e irrepetibles y con una nueva pequeña gran familia formada que me acompañaran siempre en mi recuerdo. Por último pero muy importante, dos frases nuestras: Lo que pasa en Tortosa se queda en Tortosa, Lo que pasa en la 302 se queda en la 302. Aunque después de este escrito no todo se queda allí.

Manoli Jiménez.

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